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De acuerdo con un estudio del Pew Research Center, con sede en Washington, la mayoría de los
mexicanos considera que quien viaja a Estados Unidos con el fin de residir y trabajar allá, tiene
mejor calidad de vida. Foto: Archivo/Excélsior
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29-Septiembre-2009

Migración y pobreza: las heridas en el campo


Mario Luis Fuentes

De acuerdo con información del Inegi, la tasa de migración rural


reportada entre 2008 y 2009 duplicó a la registrada en zonas urbanas.
Esto se explica en parte por la pobreza en el campo, la cual creció en los
últimos dos años en mayor medida que la pobreza en las ciudades: de los
19.45 millones de pobres alimentarios, 12.2 millones se encuentran en los
ámbitos rurales. También es de considerarse el hecho de que los
mexicanos consideran que la gente que migra tiene mejor calidad de
vida: el Pew Research Center muestra en un estudio que esta percepción
aumentó de 51% a 57% entre 2007 y 2009
CEIDAS

La crisis económica en Estados Unidos ha frenado los flujos de migración provenientes de


México. A pesar de esta disminución en las cifras relativas a las personas que dejan el país
para ir a residir y trabajar en aquella nación, la evidencia señala que la sangría de población
joven y la pérdida del bono demográfico continúan con un ritmo acelerado.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), al segundo
trimestre de 2009 habían dejado el país 144 mil personas, mientras que 86 mil llegaron a
residir a México de otros países.

Esto implica un saldo neto migratorio negativo, aunque menor significativamente al


presentado en años anteriores en el mismo periodo: 80% menos que lo registrado en el
mismo lapso en 2006, 70% menos que la cifra relativa a 2007 y 52% menos que el dato
calculado en 2008.

A pesar de esta significativa reducción, el hecho es que de continuar este ritmo, al finalizar el
año al menos 288 mil personas, en su mayoría jóvenes, habrán dejado el país para ir a vivir
al extranjero, fundamentalmente a Estados Unidos como principal destino.

Lo anterior está relacionado con lo que muestra el reciente estudio del Pew Research Center,
denominado Global attitudes project, en el que en el capítulo sobre México se muestra que
57% de los mexicanos considera que quienes se han ido a residir a Estados Unidos viven
mejor que en nuestro país, porcentaje que se incrementó significativamente con respecto de
2007, año en que 51% afirmaba que en aquel país los mexicanos pueden tener una mejor
calidad de vida.

Es un hecho también que la migración internacional se ha agudizado en el campo, lo que


permite inferir que es la desigualdad lo que está expulsando de sus comunidades a miles de
jóvenes que ante la carencia de expectativas tienen que dejar a su familia y sus proyectos.

Esto se ratifica con el estudio del Pew Research Center, que demuestra que “la inmensa
mayoría de los mexicanos cree que quienes han emigrado tienen amplias perspectivas de
alcanzar sus metas y objetivos”.

El comunicado número 251/09 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática


(Inegi) señala que a pesar de que en términos absolutos las localidades urbanas (aquellas
que tienen más de 15 mil habitantes) son las que registran el mayor número de migrantes,
las tasas registradas en la población rural son mucho más altas.

Así, mientras que en las localidades urbanas la tasa de migración es de 4.4 migrantes
internacionales por cada mil habitantes, la tasa registrada en el sector rural es de 10.8 por
cada mil residentes, es decir, una tasa de poco más del doble.

La ENOE muestra que sólo 66.7% de aquellas personas que migraron declararon participar
en la generación de algún bien económico o en la prestación de algún servicio, mientras que
seis de cada 100 declararon no participar en ninguna actividad económica.

De acuerdo con la Encuesta, en el segundo trimestre de 2009 había en el país una población
rural de 23 millones 784 mil 418 personas. De ellos, 16 millones 104 mil 78 tenían más de
14 años, de los cuales sólo ocho millones 567 mil 596 forman parte de la Población
Económicamente Activa (PEA).

El estudio establece que 252 mil 765 personas en el sector rural estaban desocupadas en el
segundo trimestre de 2009, pero también había un millón 616 mil 820 de personas de
Población No Económicamente Activa (PNEA) disponible.

De la PEA, dos millones 877 mil 278 fueron contabilizados como trabajadores por cuenta
propia, lo que permite inferir que son pequeños productores o jornaleros con parcelas de
corta extensión; mientras que un millón 98 mil 778 son trabajadores no remunerados.

A lo anterior debe agregarse que dos millones 90 mil 511 personas percibían sólo un salario
mínimo; mientras que otros dos millones 15 mil 437 percibían ingresos de hasta dos salarios.
Considerando el número de perceptores por hogar, así como el promedio de integrantes en
los hogares rurales, puede considerarse que al segundo trimestre de 2009 había al menos
cinco millones de personas en el sector rural que aun trabajando, perciben ingresos que no
les permiten dejar la pobreza.

La evaluación realizada al Programa Oportunidades señala que al menos la mitad de los ex


becarios del programa en estados pobres, como Chiapas y Oaxaca, ya no radican en sus
lugares de origen. Al revisar las cifras sobre migración interna e internacional, lo que se
observa es que son precisamente Chiapas y Oaxaca las entidades que mayor tasa de
migración muestran en los últimos diez años, aunque los estados que en números absolutos
tienen más población migrante en el país aún son Guanajuato, Michoacán y Zacatecas.

En el documento titulado La pobreza rural en México, el Banco Mundial advertía que 28% de
los habitantes de las zonas rurales en México se encontraba en niveles de pobreza extrema
(hoy se le denomina pobreza alimentaria), mientras que 57% vivía en pobreza moderada.

De esa forma, mientras que en ese año sólo una cuarta parte de la población mexicana vivía
en zonas rurales, en ellas se concentraba 60.7% de la pobreza extrema, y 46.1% del total
de pobres moderados en México.

La situación no ha cambiado mucho desde entonces. De acuerdo con la medición de la


pobreza presentada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social
(Coneval), al cuarto trimestre de 2008, en México había 19.5 millones de pobres
alimentarios, de los cuales 7.2 millones vivían en zonas urbanas (36.9% del total), mientras
que 12.2 millones residían en localidades rurales (62.5%).

Asimismo, de los poco más de 50.5 millones de pobres de patrimonio, 27 millones 172 mil
966 personas vivían en el ámbito urbano (54.2% del total), mientras que 23 millones 377
mil 863 personas vivían en localidades rurales.

Aunque no se ha discutido suficientemente el impacto que tienen las remesas en la reducción


de la pobreza de los hogares rurales, el texto titulado Vivir del norte. Remesas, desarrollo y
pobreza en México señala que si bien los envíos de dinero de los mexicanos en el extranjero
son un leve paliativo para la pobreza, éstos no resuelven ni sus principales manifestaciones
ni sus causas estructurales.

En su documento de análisis sobre los precios de los alimentos y la situación alimentaria


mundial de julio de 2009, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) indica que si bien ha habido ligeros descensos
en los precios de los alimentos, en los países de ingresos medios y pobres los precios siguen
siendo muy altos.

De acuerdo con el Coneval, es considerado pobre alimentario quien en el ámbito urbano


percibe ingresos mensuales per cápita inferiores a 949 pesos, mientras que para el ámbito
rural, la canasta básica alimentaria se calculó en 707 pesos, por lo que quien tiene un
ingreso inferior a esa suma, es considerado en ese nivel de pobreza.

De acuerdo con información del Inegi, la tasa de migración rural


reportada entre 2008 y 2009 duplicó a la registrada en zonas urbanas.
Esto se explica en parte por la pobreza en el campo, la cual creció en los
últimos dos años en mayor medida que la pobreza en las ciudades: de los
19.45 millones de pobres alimentarios, 12.2 millones se encuentran en los
ámbitos rurales. También es de considerarse el hecho de que los
mexicanos consideran que la gente que migra tiene mejor calidad de
vida: el Pew Research Center muestra en un estudio que esta percepción
aumentó de 51% a 57% entre 2007 y 2009
CEIDAS

La crisis económica en Estados Unidos ha frenado los flujos de migración provenientes de


México. A pesar de esta disminución en las cifras relativas a las personas que dejan el país
para ir a residir y trabajar en aquella nación, la evidencia señala que la sangría de población
joven y la pérdida del bono demográfico continúan con un ritmo acelerado.

De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), al segundo


trimestre de 2009 habían dejado el país 144 mil personas, mientras que 86 mil llegaron a
residir a México de otros países.

Esto implica un saldo neto migratorio negativo, aunque menor significativamente al


presentado en años anteriores en el mismo periodo: 80% menos que lo registrado en el
mismo lapso en 2006, 70% menos que la cifra relativa a 2007 y 52% menos que el dato
calculado en 2008.

A pesar de esta significativa reducción, el hecho es que de continuar este ritmo, al finalizar el
año al menos 288 mil personas, en su mayoría jóvenes, habrán dejado el país para ir a vivir
al extranjero, fundamentalmente a Estados Unidos como principal destino.

Lo anterior está relacionado con lo que muestra el reciente estudio del Pew Research Center,
denominado Global attitudes project, en el que en el capítulo sobre México se muestra que
57% de los mexicanos considera que quienes se han ido a residir a Estados Unidos viven
mejor que en nuestro país, porcentaje que se incrementó significativamente con respecto de
2007, año en que 51% afirmaba que en aquel país los mexicanos pueden tener una mejor
calidad de vida.

Es un hecho también que la migración internacional se ha agudizado en el campo, lo que


permite inferir que es la desigualdad lo que está expulsando de sus comunidades a miles de
jóvenes que ante la carencia de expectativas tienen que dejar a su familia y sus proyectos.

Esto se ratifica con el estudio del Pew Research Center, que demuestra que “la inmensa
mayoría de los mexicanos cree que quienes han emigrado tienen amplias perspectivas de
alcanzar sus metas y objetivos”.

El comunicado número 251/09 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática


(Inegi) señala que a pesar de que en términos absolutos las localidades urbanas (aquellas
que tienen más de 15 mil habitantes) son las que registran el mayor número de migrantes,
las tasas registradas en la población rural son mucho más altas.

Así, mientras que en las localidades urbanas la tasa de migración es de 4.4 migrantes
internacionales por cada mil habitantes, la tasa registrada en el sector rural es de 10.8 por
cada mil residentes, es decir, una tasa de poco más del doble.

La ENOE muestra que sólo 66.7% de aquellas personas que migraron declararon participar
en la generación de algún bien económico o en la prestación de algún servicio, mientras que
seis de cada 100 declararon no participar en ninguna actividad económica.

De acuerdo con la Encuesta, en el segundo trimestre de 2009 había en el país una población
rural de 23 millones 784 mil 418 personas. De ellos, 16 millones 104 mil 78 tenían más de
14 años, de los cuales sólo ocho millones 567 mil 596 forman parte de la Población
Económicamente Activa (PEA).
El estudio establece que 252 mil 765 personas en el sector rural estaban desocupadas en el
segundo trimestre de 2009, pero también había un millón 616 mil 820 de personas de
Población No Económicamente Activa (PNEA) disponible.

De la PEA, dos millones 877 mil 278 fueron contabilizados como trabajadores por cuenta
propia, lo que permite inferir que son pequeños productores o jornaleros con parcelas de
corta extensión; mientras que un millón 98 mil 778 son trabajadores no remunerados.

A lo anterior debe agregarse que dos millones 90 mil 511 personas percibían sólo un salario
mínimo; mientras que otros dos millones 15 mil 437 percibían ingresos de hasta dos salarios.

Considerando el número de perceptores por hogar, así como el promedio de integrantes en


los hogares rurales, puede considerarse que al segundo trimestre de 2009 había al menos
cinco millones de personas en el sector rural que aun trabajando, perciben ingresos que no
les permiten dejar la pobreza.

La evaluación realizada al Programa Oportunidades señala que al menos la mitad de los ex


becarios del programa en estados pobres, como Chiapas y Oaxaca, ya no radican en sus
lugares de origen. Al revisar las cifras sobre migración interna e internacional, lo que se
observa es que son precisamente Chiapas y Oaxaca las entidades que mayor tasa de
migración muestran en los últimos diez años, aunque los estados que en números absolutos
tienen más población migrante en el país aún son Guanajuato, Michoacán y Zacatecas.

En el documento titulado La pobreza rural en México, el Banco Mundial advertía que 28% de
los habitantes de las zonas rurales en México se encontraba en niveles de pobreza extrema
(hoy se le denomina pobreza alimentaria), mientras que 57% vivía en pobreza moderada.

De esa forma, mientras que en ese año sólo una cuarta parte de la población mexicana vivía
en zonas rurales, en ellas se concentraba 60.7% de la pobreza extrema, y 46.1% del total
de pobres moderados en México.

La situación no ha cambiado mucho desde entonces. De acuerdo con la medición de la


pobreza presentada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social
(Coneval), al cuarto trimestre de 2008, en México había 19.5 millones de pobres
alimentarios, de los cuales 7.2 millones vivían en zonas urbanas (36.9% del total), mientras
que 12.2 millones residían en localidades rurales (62.5%).

Asimismo, de los poco más de 50.5 millones de pobres de patrimonio, 27 millones 172 mil
966 personas vivían en el ámbito urbano (54.2% del total), mientras que 23 millones 377
mil 863 personas vivían en localidades rurales.

Aunque no se ha discutido suficientemente el impacto que tienen las remesas en la reducción


de la pobreza de los hogares rurales, el texto titulado Vivir del norte. Remesas, desarrollo y
pobreza en México señala que si bien los envíos de dinero de los mexicanos en el extranjero
son un leve paliativo para la pobreza, éstos no resuelven ni sus principales manifestaciones
ni sus causas estructurales.

En su documento de análisis sobre los precios de los alimentos y la situación alimentaria


mundial de julio de 2009, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) indica que si bien ha habido ligeros descensos
en los precios de los alimentos, en los países de ingresos medios y pobres los precios siguen
siendo muy altos.

De acuerdo con el Coneval, es considerado pobre alimentario quien en el ámbito urbano


percibe ingresos mensuales per cápita inferiores a 949 pesos, mientras que para el ámbito
rural, la canasta básica alimentaria se calculó en 707 pesos, por lo que quien tiene un
ingreso inferior a esa suma, es considerado en ese nivel de pobreza.
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MARTES 29 de septiembre del 2009

Migración y pobreza: las heridas en el campo


Mario Luis Fuentes

CEIDAS

La crisis económica en Estados Unidos ha frenado los flujos de migración provenientes de México. A pesar de
esta disminución en las cifras relativas a las personas que dejan el país para ir a residir y trabajar en aquella
nación, la evidencia señala que la sangría de población joven y la pérdida del bono demográfico continúan con
un ritmo acelerado.

De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), al segundo trimestre de 2009
habían dejado el país 144 mil personas, mientras que 86 mil llegaron a residir a México de otros países.

Esto implica un saldo neto migratorio negativo, aunque menor significativamente al presentado en años
anteriores en el mismo periodo: 80% menos que lo registrado en el mismo lapso en 2006, 70% menos que la
cifra relativa a 2007 y 52% menos que el dato calculado en 2008.

A pesar de esta significativa reducción, el hecho es que de continuar este ritmo, al finalizar el año al menos 288
mil personas, en su mayoría jóvenes, habrán dejado el país para ir a vivir al extranjero, fundamentalmente a
Estados Unidos como principal destino.

Lo anterior está relacionado con lo que muestra el reciente estudio del Pew Research Center, denominado
Global attitudes project, en el que en el capítulo sobre México se muestra que 57% de los mexicanos considera
que quienes se han ido a residir a Estados Unidos viven mejor que en nuestro país, porcentaje que se
incrementó significativamente con respecto de 2007, año en que 51% afirmaba que en aquel país los
mexicanos pueden tener una mejor calidad de vida.

Es un hecho también que la migración internacional se ha agudizado en el campo, lo que permite inferir que es
la desigualdad lo que está expulsando de sus comunidades a miles de jóvenes que ante la carencia de
expectativas tienen que dejar a su familia y sus proyectos.

Esto se ratifica con el estudio del Pew Research Center, que demuestra que “la inmensa mayoría de los
mexicanos cree que quienes han emigrado tienen amplias perspectivas de alcanzar sus metas y objetivos”.

El comunicado número 251/09 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi) señala que
a pesar de que en términos absolutos las localidades urbanas (aquellas que tienen más de 15 mil habitantes)
son las que registran el mayor número de migrantes, las tasas registradas en la población rural son mucho más
altas.

Así, mientras que en las localidades urbanas la tasa de migración es de 4.4 migrantes internacionales por cada
mil habitantes, la tasa registrada en el sector rural es de 10.8 por cada mil residentes, es decir, una tasa de
poco más del doble.

La ENOE muestra que sólo 66.7% de aquellas personas que migraron declararon participar en la generación de
algún bien económico o en la prestación de algún servicio, mientras que seis de cada 100 declararon no
participar en ninguna actividad económica.

De acuerdo con la Encuesta, en el segundo trimestre de 2009 había en el país una población rural de 23
millones 784 mil 418 personas. De ellos, 16 millones 104 mil 78 tenían más de 14 años, de los cuales sólo ocho
millones 567 mil 596 forman parte de la Población Económicamente Activa (PEA).

El estudio establece que 252 mil 765 personas en el sector rural estaban desocupadas en el segundo trimestre
de 2009, pero también había un millón 616 mil 820 de personas de Población No Económicamente Activa
(PNEA) disponible.
De la PEA, dos millones 877 mil 278 fueron contabilizados como trabajadores por cuenta propia, lo que permite
inferir que son pequeños productores o jornaleros con parcelas de corta extensión; mientras que un millón 98
mil 778 son trabajadores no remunerados.

A lo anterior debe agregarse que dos millones 90 mil 511 personas percibían sólo un salario mínimo; mientras
que otros dos millones 15 mil 437 percibían ingresos de hasta dos salarios.

Considerando el número de perceptores por hogar, así como el promedio de integrantes en los hogares rurales,
puede considerarse que al segundo trimestre de 2009 había al menos cinco millones de personas en el sector
rural que aun trabajando, perciben ingresos que no les permiten dejar la pobreza.

La evaluación realizada al Programa Oportunidades señala que al menos la mitad de los ex becarios del
programa en estados pobres, como Chiapas y Oaxaca, ya no radican en sus lugares de origen. Al revisar las
cifras sobre migración interna e internacional, lo que se observa es que son precisamente Chiapas y Oaxaca las
entidades que mayor tasa de migración muestran en los últimos diez años, aunque los estados que en números
absolutos tienen más población migrante en el país aún son Guanajuato, Michoacán y Zacatecas.

En el documento titulado La pobreza rural en México, el Banco Mundial advertía que 28% de los habitantes de
las zonas rurales en México se encontraba en niveles de pobreza extrema (hoy se le denomina pobreza
alimentaria), mientras que 57% vivía en pobreza moderada.

De esa forma, mientras que en ese año sólo una cuarta parte de la población mexicana vivía en zonas rurales,
en ellas se concentraba 60.7% de la pobreza extrema, y 46.1% del total de pobres moderados en México.

La situación no ha cambiado mucho desde entonces. De acuerdo con la medición de la pobreza presentada por
el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), al cuarto trimestre de 2008, en
México había 19.5 millones de pobres alimentarios, de los cuales 7.2 millones vivían en zonas urbanas (36.9%
del total), mientras que 12.2 millones residían en localidades rurales (62.5%).

Asimismo, de los poco más de 50.5 millones de pobres de patrimonio, 27 millones 172 mil 966 personas vivían
en el ámbito urbano (54.2% del total), mientras que 23 millones 377 mil 863 personas vivían en localidades
rurales.

Aunque no se ha discutido suficientemente el impacto que tienen las remesas en la reducción de la pobreza de
los hogares rurales, el texto titulado Vivir del norte. Remesas, desarrollo y pobreza en México señala que si bien
los envíos de dinero de los mexicanos en el extranjero son un leve paliativo para la pobreza, éstos no resuelven
ni sus principales manifestaciones ni sus causas estructurales.

En su documento de análisis sobre los precios de los alimentos y la situación alimentaria mundial de julio de
2009, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en
inglés) indica que si bien ha habido ligeros descensos en los precios de los alimentos, en los países de ingresos
medios y pobres los precios siguen siendo muy altos.

De acuerdo con el Coneval, es considerado pobre alimentario quien en el ámbito urbano percibe ingresos
mensuales per cápita inferiores a 949 pesos, mientras que para el ámbito rural, la canasta básica alimentaria se
calculó en 707 pesos, por lo que quien tiene un ingreso inferior a esa suma, es considerado en ese nivel de
pobreza.

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Tel. + 52 (55) 5128 3000. Diseñado por Excélsior

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