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En la vasta literatura sobre Caldas dos escritos en particular han aportado a mi modo
de ver nuevos elementos para ilustrar el origen de su pensamiento científico. Estos
textos, publicados en 1987 en periódicos importantes de España y Latinoamérica, fueron
escritos por distinguidos historiadores, que dedicaron varios años al estudio de la vida y
obra de Caldas. Jeanne Chenu examinó las objeciones a la acogida en los círculos
científicos en la Nueva Granada de las investigaciones realizadas por Caldas acerca de la
hipsometría y la geobotánica, mostrando que estas fueron guiadas por una mentalidad
que ella propone llamar1 créolisme scientifique.
1
Chenu, J. (1987): Du bon usage d'instruments imparfaits: Science technique dans Ie Vice-Royaume de Nouvelle Grenade
(Deuxième moitié du XVllle siècle), Asclepio-Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, vol 29, p.255-271; se publica
en esta obra página 55 - 63. Para una biografía intelectual de Caldas ver: Arboleda Llorente, J.M. (1945): La plaza de
Caldas en Popayán, Boletín de Historia y Antigüedades, Vol. 32, p. 877-907; Bateman, A.D.(1978): Francisco José de Cal-
das, EI hombre y el Sabio, Biblioteca Banco Popular, Vol. 79, Cali; Paredes Pardo, J. (1983); Repaso del sabio Caldas,
Boletín Cultural y Bibliográfico, Bogotá, Vol. 20, p.98-130; Arias de Greiff, J. (1980); Aspectos inéditos de la vida y la obra de
Caldas, en: Bases Biológicas de la vida y la enfermedad, Fundación OFA en Bogota; Arias de Greiff, J. (1985); La
Astronomía, en: Historia social de las ciencias en Colombia, Vol. 2, Tercer Mundo Editores - Colciencias, Bogota, 1993.
2
Albis, v., Martinez-Chavanz, R (1987); Las investigaciones meteorológicas de Caldas, Quipu, Revista Latinoamericana de
Historia de las Ciencias y la Tecnología, México, Vol. A, p.413-432. Algunos estudios historiográficos que pueden ser útiles
a este respecto son: Hernández de Alba G. (1947); Aspectos de la Cultura en Colombia, Ministerio de Educación, Biblioteca
Popular Colombiana, Bogota; García Bacca, J.C. (1955): García Bacca, J.D. Antología del pensamiento filosófico en
Colombia de 1647 a 1761, Selección de manuscritos, textos traducidos, introducciones, Imprenta Nacional, Bogotá;
Jaramillo Uribe J. (1977): La personalidad histórica de Colombia y otros ensayos, Instituto Colombiano de Cultura, Bogotá;
Más adelante utilizaré algunos de los elementos presentados en estos dos
manuscritos, con el propósito de hacer el análisis de un problema que a mi juicio es la
clave para comprender la dinámica de la actividad científica en las áreas periféricas
hacia el final del régimen colonial: la aparición entre los intelectuales con una visión
nacionalista de un programa realista para la formación especializada e investigativa en
sus países. Mis fuentes son los escritos de Caldas3 y, en primer lugar, las cartas que el
dirigió a su amigo Santiago Arroyo4 entre 1795 y 1802. Las características del
pensamiento de Caldas reflejado en sus cartas, destacan un vínculo esencial entre su
orgullo nacionalista y su deseo de saber. Estas características personales están
presentes en los orígenes de la determinación del erudito criollo de establecer un
programa de investigación sistemática para el estudio del territorio y la sociedad de la
Nueva Granada. Ello hace evidente desde las primeras cartas enviadas a partir de 1795,
a su amigo y principal asociado en su proceso de auto-educación científica, Santiago
Arroyo: 5
Pacheco, J.M. (1976): La Ilustración en el Nuevo Reino, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas; y Cristina M.T. (1982):
La literatura en la conquista y la colonia, en: Jaramillo Uribe, J. (ed), Historia Social, económica y cultural, Vol. 2, ed.,
Procultura, Bogota vol. p.491-592. Otros escritos más especializados que clarifican nuevos aspectos de la acogida de la
Ilustración en Colombia son: Chenu, J. (1977): Literature Scientifique en Nouvelle Grenade à la veille de l'indépendance: du
discours à la pratique, Estudios de Voltaire y el Siglo XVIII. vol.97, p-313-336; Obregón D. y otros (1986): Historia social de
las ciencias. Sabios, médicos y boticarios, Colección popular de la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Restrepo
Forero O. (1985): La formación del espíritu científico en el Nuevo. Reino de Granada, Revista Colombiana de Educación,
Bogotá, vol.16" Quevedo, E. y Zaldúa, A. (1988): Institucionalización de la medicina en Colombia, I, Ciencia. Tecnología y
Desarrollo, Bogotá, vol.12, p.137 - 221; Arboleda, L. C. (1987): Acerca del problema de la difusi6n científica en la periferia:
EI caso de la física newtoniana en la Nueva Granada (1740-1820), Quipu, Revista Latinoamericana de Historia de las
Ciencias y la Tecnología, Vol. A p.7-30 y Arboleda, L. C. (1990); Newton en la Nueva Granada. IN: Ma. Pilar de San Pío
Aladren (ed), Mutis y la real expedición botánica del Nuevo Reino de Granada, Real Jardín Botánico de Madrid, 2 vols.,
Villegas Editores - Lunwerg Editores, Barcelona, 1992.
3
Obras completas de Francisco José de Caldas, Imprenta Nacional, Bogotá, 1966. De aquí en adelante se llamará Obras.
4
Cartas de Caldas, Editorial Kelly, Bogotá, 1978 De aquí en adelante se llamará Cartas.
5
Hago referencia aquí a la carta fechada en Diciembre 9 de 1795, Cartas, p.25, donde Caldas habla de sus viajes de
comercio y el nacimiento de su espíritu científico de observación. Escapando de sus obligaciones como jurista que lo
mantenían alejado de su vocación naturalista, Caldas escogió en ese momento la ruta comercial entre la sede del gobierno
de la Presidencia de Quito y Santafé, la capital del Virreinato. Así encontró la manera de hacer su vida en la lucrativa
actividad de comerciante, respondiendo al mismo tiempo a su vocación interior, el “llamado de la naturaleza", que lo llevaría
a explorar el centro y posteriormente la región de los Andes del territorio de Nueva Granada. Bateman (1978), op. cit p.25-
31 tiene unos comentarios excelentes a este respecto, si bien en el estilo laudatorio tradicional. Comparar con Arias de
Greiff (1985), op. cit. p.24-27.
6
Cartas. p.25; ver la continuación de este comentario más adelante, infra p.3. El interés de Caldas en fundamentar la
exploración del territorio en trabajos científicos sólidos, principalmente de física y ciencias naturales, se reitera en su
correspondencia a través de los años 1795-1801, Cartas, p.25, 29, 33, 49, 60-62, 101.
experiencia, Caldas pronto aprendió a desarrollar esa mirada7:
"¡Que objeto tan nuevo y tan raro para mi; para mi que había pasado tres
veces por estos lugares, que tanto me divertían y me admiraban, y no lo
había notado!",
7
Cartas, p.29. A partir de la lectura de relaciones de viajes a 10 largo de estas rutas, como la de Bouguer, Caldas
acrecentó el sentido de la observación durante sus numerosos recorridos por estos parajes; se percató de detalles que
antes no había reconocido en la naturaleza como unas ruinas de construcciones precolombinas que en varias ocasiones
pasó sin detectar. La curiosidad científica hacia los objetos naturales, llevó a Caldas a interesarse en aquellos trabajos que
estuvieron a su alcance y que más le ofrecieran una explicación de las características y propiedades de tales objetos.
8
Cartas. p.86. Caldas todavía expresa aquí su ilimitada confianza (compartida por toda su generación como resultado de
las enseñanzas de Mutis) en las ventajas y competencias del sistema de Linneo en la explicaci6n de la naturaleza
ecuatorial. Esta confianza comenzara a disminuir en la medida que se fueron desarrollando las investigaciones botánicas
en los años siguientes. Ver: Restrepo Forero, O. (1986): El tránsito de la historia natural a la biología en Colombia 1784-
1936, Ciencia Tecnología y Desarrollo, Bogotá, Vol. 10, p.181-275; y Arboleda L. C. (1990): José Celestino Mutis (1732-
1808), L’Expédition botanique (1783-1816) et la naissance d'une tradition scientifique à la Nouvelle-Grenade, en X. Polanco
(ed): Naissance et dévéloppement de la Science-monde, Ed. La Découverte-Unesco, Paris.
"¡Que hallazgo! Alégrese usted conmigo de que había conseguido esta
producción maestra y clásica del naturalista del norte, producción de
primera necesidad para saber botánica".
“El mismo Camacho dice que Manuel del Socorro Rodríguez ha engañado a
usted diciéndole que él tenia la figura de la Tierra de Bouguer”.
Insatisfecho con la autoridad del saber establecido, Caldas desea describir su país de
origen, fortalecido por su convicción de que era necesario a cualquier costo dedicarse él
mismo a10 "reformar la geografía de estos países abandonados de los sabios y
desconocido de la Europa". Emprendió pues el estudio de los mapas más conocidos,
incluyendo los de Piedrahita y Maldonado sobre la Nueva Granada. Le encargó a
Santiago Arroyo que Ie enviara a Popayán el mapa de la América Meridional de Juan de
la Cruz Cano y Olmedilla, el cual fue reconocido oficialmente por las Academias de
Ciencias de Londres y París y publicado por la Corona Española en 1775.
9
J. Camacho y C. Torres, cuñados de Caldas, fueron juristas reputados e ideólogos de la Revolución de la Independencia.
M. del Socorro Rodríguez, de origen cubano, fue contratado por el Virreinato para establecer la imprenta y la Biblioteca
Pública de Santafé.
10
En su carta del 5 de Diciembre de 1798 aparece por primera vez la necesidad de un proyecto para levantar los mapas
del territorio de Nueva Granada, incluyendo la Provincia de Quito. (Cartas, p.42). Caldas consagró mucho tiempo y
esfuerzo a la investigación geográfica y a la elaboración de mapas del territorio en relación con la economía y el comercio.
Su más importante publicación sobre este tema, fue su relación sobre el Estado de la Geografía del Virreinato de Santafé
de Bogotá, publicada en los primeros números del Semanario del Nuevo Reino de Granada, correspondientes a 1808, Ver
Obras, p.183-211.
11
Las disputas fronterizas entre los terratenientes de la región de Timaná no podían resolverse consultando mapas tan
incompletos como el de Piedrahita elaborado en el siglo anterior. Caldas encuentra aquí la primera oportunidad para
vender sus servicios profesionales como geógrafo, con lo cual está en capacidad de determinar exactamente la latitud y la
longitud de varios sitios, y corregir mapas tan prestigiosos como los de Maldonado y La Condamine (Cartas p.279).
Esta es precisamente la conducta que conduciría la actividad cultural y científica de
Caldas y los criollos eruditos de la generación de la independencia. Formados en el
pensamiento de la Ilustración, ellos sabían que en última instancia todas las
ambigüedades de la razón serían disipadas por la nuda experiencia. Por otra parte, la
conciencia de las particularidades de su situación geográfica, social y política con
relación a los centros Europeos les había conducido a reconocer el papel sin
precedentes que tenían que cumplir en la traducción y domesticación de la ciencia a
las circunstancias de la nueva sociedad que se iría a construir. 12
12
Comparar con las notas 15 y 30
13
Las cartas de finales de 1808 y comienzos de 1809 refieren las maniobras de Caldas, ayudado por amigos y familiares,
para obtener de las autoridades del Virreinato su nombramiento oficial como Director del Observatorio. Ver Cartas, p.284-
286. Finalmente el 10 de Julio de 1809 Caldas agradece al Virrey Amar y Borbón el nombramiento para una posici6n que
"me ha concedido el más brillante destino y la más armoniosa de mis inclinaciones" (Cartas, p-293).
políticos de la Independencia, oponían la estrategia de la ciencia pragmática a la
estrategia académica del ejercicio del saber.
A finales del siglo, esta última tendencia, de la cual Caldas sería un partidario abierto,
se proponía orientar la ciencia en la Nueva Granada hacia la exploración del territorio.
Incluso se planteaban dudas con respecto a la conveniencia del tan prestigioso proyecto
de la Expedición Botánica que al menos en teoría debía estar al servicio de la política
de ciencia colonial de la Corona con beneficios eventuales para la ciencia nacional,
pero que en la práctica, estaba restringida por Mutis a la sola descripción de la flora en
las regiones vecinas de Santafé, lo cual no permitía la realización de los propósitos del
grupo pragmático de criollos ilustrados. En cierto momento algunos de los antiguos
colaboradores de Mutis en la Expedición, Zea, Pombo y Valenzuela, llegaron a proponer
un cambio de rumbo en la institución. En su opinión, era urgente volverla itinerante; se
requería abandonar el gusto excesivo por la iconografía muy elaborada de las plantas de
la región central, y abordar el estudio sistemático de la población y la naturaleza (en el
sentido integral del termino; es decir, no restringido solo a la parte botánica) en otras
regiones del país. Con el fin de lograr este objetivo, sugirieron reunir a los grupos de
jóvenes naturalistas localizados en las diferentes provincias del Virreinato. 14
"En 1796 hice un viaje a esta capital (Santafé) para buscar algunos libros,
algunas luces y algunos instrumentos. Yo vi que era necesario concentrarme
dentro de mi mismo, y que en la capital, como en mi patria (Popayán), no
había instrumentos y mucho menos astrónomos. En el silencio, en la
oscuridad de Popayán, traté de formarme un Cuarto de Círculo conforme al
que describe el Excelentísimo, señor don Jorge Juan en sus Observaciones
Astronómicas. Este sabio español, honor de la Nación y de las ciencias, fue
mi guía en medio de las densas tinieblas que me rodeaban."
En esta cita se encuentra una vez más en Caldas ese sentimiento de soledad,
también compartido por otros miembros de la élite, que lo condenaba casi que
irremediablemente a proseguir sus estudios en el más completo aislamiento. Le era
indispensable asociarse con otros jóvenes ilustrados, encontrar recursos materiales,
técnicos y humanos para llevar a cabo su investigación y, al mismo tiempo, consolidar
una posición en el limitado espacio de las instituciones académicas del país. Esta
evolución se observa a través de su correspondencia. 20
16
Cartas, p.43-48. Cuando Humboldt pasó por Popayán, conoció los trabajos de Caldas y no dudó en incluirlos en su Diario
de Observaciones Astronómicas. También elogió su capacidad y su talento en circunstancias tan desfavorables,
comparadas con los centros internacionales. (Ver por ejemplo, la carta de Humboldt a Mutis de Noviembre 10 de 1801, en:
Hernández de Alba, G. (ed) (1983); Archivo epistolar del sabio naturalista José Celestino Mutis. Instituto de Cultura
Hispánica, Bogotá, Vol. IV. p.12; Cartas, p.151).
17
Sobre la expedición geodésica al Perú es de interés consultar a: Lafuente, A. y Mazuecos, A. (1987): Los Caballeros de
punto fijo, Ed. del Serval, Barcelona.
18
Además de las instrucciones para construir un cuadrante, Caldas encontró en las Observaciones, métodos de
geometrización, cálculos astronómicos y técnicas geodésicas utilizadas en Perú por Juan y Ulloa. Otras fuentes de
conocimiento astronómico y metereológico de Caldas están resumidas en Albis, V. y Martínez-Chavanz (1987), y Chenu, J.
(1987)
19
Cartas, p.287. Comparar con la nota 16.
20
Ver en particular las notas 13 y 27.
En la medida que despliega, en las condiciones desfavorables de su entorno, una
habilidad autónoma para manipular e instrumentar un conjunto competente de saberes
y técnicas, Caldas aprende a negociar y adelantar los programas investigativos más
cercanos a sus preferencias. La actividad científica de Caldas es pues relativa a las
interacciones suyas con ese contexto. Los resultados intelectuales de su experiencia
están marcados por las negociaciones con sus interlocutores y las instituciones. Ello es
valido tanto a nivel de los problemas, ideas e hipótesis que más le interesaron, como de
los criterios, normas y significaciones que debía emplear en su solución.
Tal como lo refiere en su carta de Julio 5 de 1801 a su amigo Arroyo, Caldas llegó a
esta innovación técnica y posteriormente a su formulación matemática, a partir de
observaciones y cálculos sobre las variaciones de temperatura a diferentes niveles
barométricos en la región andina, la cual había recorrido en sus viajes de los años 1796 -
1800. El método termométrico para calcular altitudes fue así perfeccionado poco a poco
a través de una práctica de varios años en nivelaciones barométricas para determinar la
longitud y la latitud de varias localidades prominentes en el espacio geofísico de la
Nueva Granada. Esta experiencia fue controlada por la teoría, como se deduce de los
trabajos mencionados por Caldas en sus publicaciones sobre este tema. Además de las
Observaciones Astronómicas y la Figure de la Terre de Bouger, Caldas consultó textos
canónicos23 de la nueva fisica: Los Eléments de physique théorique et expérimentale de
Sigaud de la Fond. En este último libro encontró la siguiente observación: 24(24)
21
Un típico ejemplo de este enfoque se encuentra en Bateman, A. (1978), op cit, p.1 01-132.
22
Una lectura cuidadosa de las Cartas, desde este punto de vista, descubriría otros factores contingentes que intervinieron
en las investigaciones metereológicas de Caldas y no simplemente el famoso accidente del termómetro, al cual el mismo
Caldas parece asignarle una importancia exclusiva. Ver la referencia en la nota 25.
23
Esta obra fue instrumento privilegiado de la difusión de la "nueva física" en el país, en: Arboleda (1987), op. cit.
24
Albis, V. y Martinez-Chavanz, R. (1987), p. 422.
accidente.25 Pero también le permitió reconocer que existe una relación lineal entre el
punto de ebullición del agua y la presión atmosférica, caracterizada por una constante
que era necesario determinar a través de la observación y la experiencia.
Esta tendencia realista se halla presente en todos esos raros momentos de la historia
de las ciencias, en los cuales ha existido en la periferia la lucidez de sacar adelante
proyectos para la institucionalización de la investigación y el entrenamiento de
especialistas adaptados a las circunstancias locales. Muchas veces, esto se asumía en
oposición a concepciones ingenuas del progreso científico que se obstinaban en calcar
en la periferia modelos de institucionalización científica para los países centrales.30 A
tales concepciones, Caldas y el grupo editorial del Semanario de Nuevo Reino de
25
En Chenu, J. (1987), op cit., p.263-264, se puede encontrar un relato de cómo este factor contingente contribuyó a la
innovación de Caldas en los métodos de medición de alturas.
26
La correspondencia de Caldas durante sus numerosos viajes de Popayán a Quito, demuestra sus esfuerzos por
determinar la constante basándose en lecturas barométricas significativas. Este interés se hace bien evidente en su trabajo
póstumo: Sobre un nuevo método de medir la altura de las montanas por medio del termómetro y el agua hirviendo, en:
Obras, p.153-173 y 487. También en Cartas, p. 91, 160, 170.
27
Ver la correspondencia entre Mutis y Pombo en Hernández de Alba, G. (1983).
28
Obras, p.156, 395 Y Cartas, p.246
29
Albis, V. y Martínez-Chavanz, R. (1987), p.419-420.
30
Ver Arboleda (1990), op.cit.
Granada respondían en el prospecto al primer número en 1809, con las siguientes
palabras que es necesario valorar adecuadamente en el contexto de la época. 31
31
Citado en Pacheco (1976), op.cit.; p. 146.