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03 | Abril | 2006

Mensaje sobre el Presupuesto 2006-2007 presentado por el


Gobernador del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, Hon. Aníbal
AcevedoVilá, ante la Decimoquinta Asamblea Legislativa

Señores presidentes de la Cámara y del Senado de Puerto Rico


Señoras y señores miembros de la Asamblea Legislativa de Puerto Rico
Señor Presidente del Tribunal Supremo de Puerto Rico y Jueces Asociados
Sr. Ex Gobernador Rafael Hernández Colón
Señor Secretario de Estado y miembros del Gabinete Constitucional
Señoras y señores Jefes de Agencias y Corporaciones Públicas
Señores y señoras Alcaldes
Miembros del Cuerpo Consular
Distinguidos Invitados Especiales
Señoras y señores
Mis queridos compatriotas

Antes de comenzar con el asunto que nos trae aquí hoy, les pido que me concedan unos minutos
para dirigirme al país acerca de los sucesos de los últimos días.

El pasado miércoles 29 de marzo un grupo de ciudadanos que protestaba contra un homenaje que
ofrecía esta Asamblea Legislativa irrumpió de forma violenta en este recinto poniendo en peligro la
seguridad de legisladores, la prensa y los invitados. Aunque respeto el derecho a la disidencia y a la
protesta, como defensor que soy del derecho a la libre expresión, repudio enérgicamente la
violencia como táctica de intimidación y coerción para imponer un punto de vista.

El viernes, lo que comenzó como un acto legítimo de protesta degeneró en violencia de parte de
personas que lanzaban piedras.

Es absolutamente repudiable e intolerable que, dándole la espalda a las más elementales reglas de
respeto y convivencia democrática, de pronto, un grupo pretenda imponer un punto de vista a base
de sembrar el caos.

En Puerto Rico existen mecanismos de expresión accesibles a todos los ciudadanos. Nosotros
podemos decir lo que queramos, podemos protestar, podemos levantar a viva voz nuestra
inconformidad y nuestra frustración, pero nunca con pedradas, nunca a costa de poner en peligro el
único sistema que nos garantiza la libertad y la paz.

Aunque entiendo la insatisfacción y frustraciones que puedan sentir con el Gobierno o la Legislatura,
les recuerdo que en Puerto Rico la violencia no va a ser nunca lo que nos va llevar a encontrar
soluciones inteligentes y duraderas.

Los retos que tenemos como pueblo son grandes.

El Gobierno, una vez motor de nuestro progreso, se dejó crecer desmedidamente sin control de sus
finanzas. La crisis creada obligó a tomar de momento, decisiones difíciles pero necesarias que se
habían pospuesto por años, aumentando su gravedad. Decisiones correctas para evitar la parálisis
de la obra de infraestructura en carreteras y acueductos. A esto se le sumó la crisis mundial en el
precio del petróleo que nos golpea con más fuerza a los puertorriqueños por nuestra exagerada
dependencia del crudo. Ante este cuadro, el Gobierno –dividido políticamente y con su crédito
amenazado- se encuentra hoy sin los recursos para darle alivio a nuestra gente.

Estos problemas son grandes pero tienen solución. Requieren más que nada, la voluntad de trabajar
juntos como una familia, que a pesar de sus diferencias, pone el amor y el bien de todos por encima
de cualquier diferencia personal. El país nos quiere ver dialogando, buscando consenso y
adelantando soluciones.

Hay un puñado de personas que cree que puede aprovechar el malestar para crear caos y adelantar
sus causas. A ellos les digo que el país no los apoya y que conmigo no cuenten.
A todo el que tenga un reclamo justo y esté dispuesto a dar de su parte para bienestar de todos, le
digo que tiene en mí un aliado. Pero a los que sólo están halando para su lado, no importa la
demagogia con que lo disfracen, en mí tendrán firme oposición. Vamos todos a poner el bien común
primero, a dialogar y a buscar consenso. Eso es lo que el pueblo quiere y merece. Esto es lo que
Puerto Rico espera.

Cuando comparecí el año pasado a presentarles el presupuesto para el año fiscal 2005-2006,
solicité, como dicen en las guerras, un ‘alto al fuego político’. Un alto para que tengamos mejores
escuelas, para darle más seguridad y una mejor calidad de vida a nuestra gente y para atender
juntos a los trabajadores del Gobierno y fuera del Gobierno.

Abrí las puertas de mi administración para escuchar sus propuestas y sus plataformas de partido
porque asumí con sinceridad y esperanza el mandato de un Gobierno compartido. Me reuní con los
alcaldes de todos los partidos. Atendí muchas de sus demandas y firmé la inmensa mayoría de sus
proyectos de ley porque amo a mi país por encima de todo y no le voy a negar vivienda adecuada a
ningún anciano sólo porque vive en un pueblo con un alcalde PNP o porque me lo propone un
legislador de otro partido.

Me reuní también con muchos de ustedes, ustedes lo saben. Estuve dispuesto a ceder posiciones
para buscar el consenso. Posiciones tan fuertes como la de aceptar un ‘sales tax’, al que me opuse
tenazmente en la pasada campaña por su efecto regresivo, todo para encontrar ese punto medio de
reconciliación y cogobierno que se llama consenso. Todo, por adelantar el bien común.

Lo hice porque tengo fe en la capacidad de muchos para crecerse por encima de las pequeñas
vendettas políticas.

No me arrepiento de haber tenido fe.


No me arrepiento de seguir teniendo fe.
La fe no es un defecto. Es una fuerza.

El defecto es de aquellos que le dan la espalda a la verdad y a Puerto Rico.

La falta de fuerza es de los que le temen a la verdad, de los que no respetan la voluntad
democrática de la mayoría, de los que no tienen fe en Puerto Rico.

Puertorriqueño que me ves desde tu casa o me escuchas a través de la radio, tú sabes que en este
primer año he tenido que enfrentarme a los que prefieren que vivas en una constante incertidumbre
con tal de bloquear cualquier posibilidad de éxito de este Gobierno. La noticia es que no lo han
logrado, porque la realidad es que estamos alcanzando logros importantes. Logros que podrían ser
aún mayores si esa mezquindad hubiera sido echada a un lado.

Hoy tenemos, por ejemplo, 58 asesinatos menos que el año pasado. Es más, la cifra de asesinatos
hasta el 31 de marzo es más baja que la que se tenía a esa misma fecha en 1999, que es el año de
menos asesinatos en nuestra historia en los últimos 15 años.

Nuestra economía está creciendo a un ritmo saludable -aunque debe fortalecerse aún más- y
estamos creando más empleos dónde hay que crearlos: en el sector privado, especialmente en la
manufactura, en biociencias y biotecnología, en la alta tecnología, en servicios y comercios y a
través de las pequeñas empresas como lo demuestran las últimas estadísticas oficiales de empleo
de febrero, que reflejan 38 mil empleados más que el año pasado.

Hemos tenido, además, una de las mejores temporadas turísticas en mucho tiempo y pronto
anunciaremos la construcción de importantes hoteles.

La transformación del sistema educativo ya ha comenzado, estamos avanzando en la lucha a favor


de la retención escolar con los Centros CASA, al día de hoy más de 100 mil personas de nuestra
edad de oro tienen su nueva tarjeta Medicare Platino y la obra de infraestructura se está
acelerando, sobre todo en carreteras y en acueductos.

Pero el problema más serio, el que venimos hoy a discutir, no se ha resuelto por la resistencia
política.
Resistirse a la cooperación patriótica es un acto de extrema mezquindad política.

Llegó la hora de las acciones y de tomar decisiones. Llegó la hora cero.


Puerto Rico no puede esperar más.

Llegó el momento de dejar a un lado las diferencias políticas y personales, de dejar de pensar en las
elecciones y en los protagonismos y construir soluciones.

Ahora es el momento de resolver la crisis que enfrentamos y movernos hacia adelante.

Si no actuamos pronto y unidos, Puerto Rico perderá el crédito que nos ha servido por más de 50
años para construir futuro. Peor aún, va a llegar el día en que no habrá dinero suficiente para
continuar operando el Gobierno. Ese día, lamentablemente, esta a la vuelta de la esquina. Esa es la
verdad.

Y créanme, esto no es una estrategia.


Mucho menos una amenaza política.
No es una exageración.

Es la dura realidad que les advertí el año pasado en mi mensaje de presupuesto y que en más
detalle le ha estado explicando por semanas y en muchas reuniones privadas el Presidente del
Banco Gubernamental de Fomento, Alfredo Salazar, a líderes políticos, gubernamentales y del
sector privado.

Para que tengan una idea, si no hacemos algo pronto, sólo en servicio a la deuda, que es lo que
tenemos que pagar por lo que hemos tomado prestado en los últimos 12 años, Puerto Rico tendrá
que pagar el próximo año fiscal la cifra astronómica de $1,141 millones… un aumento de $446
millones sobre lo que hemos pagado este año.

Si, escucharon bien. Si no se actúa ahora, el próximo año fiscal más de mil millones de dólares del
presupuesto no se podrán usar para hacer obra ni para ofrecer servicios. Se tendrán que usar para
pagar por las malas decisiones y las deudas multimillonarias del pasado. Y en los próximos años, si
no actuamos con valentía ahora, será peor.

Que no piense nadie que una quiebra en las finanzas gubernamentales no le va a afectar. Esto nos
tocará a todos. Por eso, el país espera que ninguno de los que está aquí hoy en este Hemiciclo opte
por quedarse cruzado de brazos. Confío que los que están aquí entienden la gravedad y la seriedad
del asunto.

Pero vamos a la solución. Ustedes me conocen. Yo no he venido aquí para anunciar una quiebra.
Estoy aquí para ofrecer las soluciones. Para construir el futuro.

Como se dice por ahí, no soy de los que le coje miedo al bulto.
Cuanto más grandes y difíciles son los retos, mayor la determinación de enfrentarlos.

Estoy aquí para invitarlos a tomar las decisiones valientes, correctas y buenas para nuestra gente.

Esas decisiones están contenidas en un documento en el que he trabajado intensa y


responsablemente con mi equipo.

Un documento real. Un documento serio. Un presupuesto balanceado en el que están identificadas


las decisiones necesarias para enderezar el país.

Un presupuesto que congela el gasto real de todo el Gobierno. Óiganme bien, de todo el Gobierno.

Un presupuesto, que por primera vez, reduce el gasto en el Departamento de Educación pero a la
vez le da a ese departamento el dinero que necesita.

Un presupuesto que identifica los fondos necesarios para honrar los convenios colectivos ya
negociados y que este año, lamentablemente, no pudimos honrar.

Un presupuesto que viabiliza que ustedes legislen un alivio contributivo a la clase media asalariada
y un apoyo para que los sectores más afectados por los altos costos de vida, entre ellos los
envejecientes, reciban una compensación especial. Señores y señoras, me han escuchado muchas
veces reafirmar que estoy dispuesto a tomar las decisiones difíciles pero correctas. Darle alivio a la
clase media es lo correcto, es lo justo.

Un presupuesto que rescata a los municipios de su grave crisis y les permite mejorar el servicio
directo a los ciudadanos.

Un presupuesto con una propuesta novel que elimina la multimillonaria deuda extra-constitucional
que se ha acumulado y asegura las condiciones para que no volvamos a incurrir en ella.

Pero antes de explicar el presupuesto, quiero que recordemos este mismo momento del año
pasado. Cuando llegué al Gobierno, me encontré con una proyección de gastos para el presente año
de $10 mil millones, con un déficit de más de $1,000 millones. Ante esa realidad, propuse implantar
ahorros por $300 millones y presenté un presupuesto de $9,684 millones.

Junto con ese presupuesto, les presenté medidas de recaudo justas que incluían un impuesto
especial a la banca y eliminar las exclusiones del arbitrio general que todos sabemos fomentan la
evasión. También propuse, entre otras medidas de recorte de gastos, legislación para incentivar el
retiro de los que tienen los años cumplidos y varias medidas para la consolidación de agencias.
Nada de eso, ustedes -en esta Legislatura- lo aprobaron. En aquel momento, lamentablemente,
prevaleció el cálculo político y se rechazaron todas mis propuestas. No le dieron al Ejecutivo todas
las herramientas para bajar más aún el gasto y las medidas de recaudo que se aprobaron y que yo
firmé, no alcanzaron ni para el presupuesto que ustedes aprobaron y tuve que vetar.

Sí, es preciso que les recuerde que ustedes -en la Mayoría Legislativa- aprobaron un presupuesto de
$9,250 millones a pesar de que el Secretario de Hacienda les certificó que las medidas aprobadas
por ustedes no iban a producir esa cantidad. Diez meses después la evidencia es clara: el
Departamento de Hacienda tenía razón, pero todavía no he escuchado a ninguno en la Mayoría
Legislativa reconocer esa verdad.

El año pasado les dije que el Gobierno necesitaba $9,684 millones para operar y pagar parte de sus
deudas. La verdad es que al día de hoy la proyección de gastos al 30 de junio es exactamente de
$9,683 millones, lo mismo que les presenté hace un año. Nuestros números eran los correctos.

Aunque no aprobaron todas las herramientas para bajar el gasto del Gobierno, logramos recortar en
cerca de $260 millones, casi la meta que nos propusimos con estrictas medidas de control de
gastos. Se congelaron todas las plazas en el Gobierno central y al día de hoy, si utilizamos el
indicador de los cheques de nómina, tenemos 7,767 plazas menos en el Gobierno central y las
corporaciones públicas que a diciembre de 2004.

Se ha reducido el gasto en cabilderos y en publicidad a los niveles más bajos en los últimos años y
como parte de la reforma fiscal que puse en marcha tan pronto llegué al Gobierno, hemos ejecutado
históricas reorganizaciones -como la de la Compañía de Fomento Industrial- que va a significar un
ahorro para este presupuesto de alrededor de $13 millones. Se han eliminado y consolidado oficinas
y agencias, se están poniendo en vigor otras reorganizaciones importantes en los Departamentos de
Vivienda, Salud y Familia.

En el Departamento de Educación, el Secretario Aragunde ha asumido con mano firme el control


presupuestario, propiciando una reorganización esperanzadora que va a garantizar la estabilidad
financiera futura de esa importante agencia.

Y debo reconocer que hoy -después de muchas reuniones- estamos por fin buscando juntos las
medidas para que se pueda cuadrar el presupuesto del año fiscal corriente para garantizar el
cheque de todos los empleados públicos hasta el 30 de junio. Si hubiéramos trabajado juntos desde
el principio, esto se hubiera evitado.

Más aún, recordarán que el año pasado propuse que las medidas de recaudos fueran transitorias -
por dos años- para que pudiéramos mantener el crédito y aprobar una reforma contributiva con
tiempo para implantarla. Como ustedes optaron por no aceptar mis recomendaciones, ahora
estamos corriendo contra el reloj.
En este momento, se los digo firmemente, no se puede seguir con cálculos políticos. Ustedes tienen
que asumir su responsabilidad con el país, yo estoy asumiendo la mía.

El Presupuesto

El proyecto de presupuesto que les presento se ha elaborado con unos parámetros y principios
claros:

1. Detener el crecimiento desmedido del gasto público y acelerar la reforma fiscal y administrativa
ya iniciada con la aprobación legislativa de medidas a esos efectos.
2. Mantener al mismo nivel que este año el nivel de los gastos del Gobierno.
3. Asignarle a las agencias de educación, seguridad, salud y bienestar familiar presupuestos reales a
la vez que les exigimos controles efectivos de gastos.
4. Aprobación de una reforma contributiva que permita allegarle recursos adicionales al Gobierno y
a los municipios, resolver el déficit estructural del Gobierno central para mejorar los servicios
gubernamentales, otorgarle un alivio contributivo a la clase media y conceder un apoyo a los
sectores de menor poder adquisitivo. Una vez más, darle alivio a la clase media es lo correcto.
5. Crear un mecanismo novel y efectivo para eliminar la astronómica deuda extra-constitucional que
afecta nuestro crédito y asfixia el presupuesto operacional.

A la luz de estos principios, estoy presentando un proyecto de presupuesto balanceado con cargo al
fondo general con un nivel de gastos exactamente igual al del año corriente: de $9,684 millones, en
el que el crecimiento en los gastos reales del Gobierno es cero de un año a otro.

Esta Legislatura sabe muy bien que esto es algo nunca antes logrado en la historia de Puerto Rico.

Para presentar este presupuesto y como muestra de nuestra continua disponibilidad al diálogo, he
tomado como base la Resolución Conjunta de Presupuesto aprobada por ustedes el año pasado y la
hemos ajustado para atender déficit reconocidos por ustedes y necesidades apremiantes de algunas
agencias.

Nuestro deseo es partir de una base de gastos sobre la que tengamos acuerdo y reducir la discusión
a las áreas de diferencia.

Verán en la Resolución Conjunta de Presupuesto que en 26 agencias se recomienda un presupuesto


menor al que ustedes aprobaron el año pasado -porque entendemos que podemos hacer ahorros
mayores- y a 22 agencias se les asigna exactamente el mismo presupuesto que esta Legislatura
aprobó.

Los aumentos recomendados están, principalmente, en las agencias de servicio directo en las áreas
de educación, salud, familia, bienestar social y seguridad.

A la Asamblea Legislativa le estamos recomendando un presupuesto igual al vigente, de manera


que las tres ramas de Gobierno tendrán un nivel de gasto operacional para el próximo año igual al
de este año.

Estamos de verdad haciendo más con menos.

Al ajustar prioridades, el presupuesto que les presento permite atender el déficit histórico del
Departamento de Educación, adelantar el uso de la tecnología, continuar fortaleciendo los Centros
Casa y nuestra jornada a favor de la retención, nuestra alianza con SER de Puerto Rico para
mejorar los servicios a nuestros estudiantes de educación especial y comenzar efectivamente a
controlar su gasto. Se proyecta que ese Departamento gastará este año fiscal $2,566 millones, lo
que resulta en un déficit de alrededor de $362 millones, porque tenía asignado un presupuesto
irreal que no cubría sus gastos. Para que esto no vuelva a ocurrir, estamos recomendando para el
próximo año una asignación de $2,500 millones -$67 millones menos que el gasto proyectado para
este año fiscal- porque mi Administración está comprometida a operar eficientemente con ese
recorte, lo que representa la primera vez en la historia reciente en que el Departamento de
Educación va a tener una reducción en su gasto real.

Al Secretario Aragunde le expreso mi más profundo agradecimiento por entender la situación fiscal
del país y verdaderamente hacer más con menos en el área de mayor prioridad para esta
administración.

En este reajuste de prioridades, fortalecemos toda el área de seguridad, con aumentos


presupuestarios para la Policía, Bomberos, el Instituto de Ciencias Forenses, Instituciones Juveniles
y los Departamentos de Justicia y Corrección y continuar el exitoso programa de la Red de Cámaras
de Seguridad y modernización tecnológica, esenciales para la exitosa política publica de Castigo
Seguro. Y para promover aún más la creación de empleos en el sector privado, se incluyen
aumentos en asignaciones para incentivos industriales, incentivos agrícolas y continuar el exitoso
programa la Llave para tu Negocio.

El presupuesto que les presento dispone de los fondos necesarios para que el Departamento de
Salud pueda fortalecer sus servicios, poner en vigor su plan de clasificación y un aumento para
continuar el proceso de reforma de Salud Mental bajo el nuevo liderato de ASSMCA. Además, se
incluye una asignación adecuada para atender el déficit que arrastran las agencias adscritas al
Departamento de la Familia para fortalecer sus servicios.

Empleado público, este presupuesto dispone de los fondos necesarios para que continuemos con
una política estricta de control del gasto público y que a su vez nos permita honrar los acuerdos
contenidos en convenios colectivos vigentes ya negociados y que, lamentablemente, este año no
pudimos pagar. Para ello, este presupuesto incluye una asignación especial de $26 millones.
Además, contiene una asignación millonaria para que el Sistema de Retiro pueda cumplir sus
obligaciones legales.

Este presupuesto propone que continuemos con la política estricta de control del gasto público, de
congelación de plazas y de nuevas reorganizaciones. Agencias tales como ASDA, la Autoridad de
Edificios Públicos, Turismo y Parques Nacionales, entre otras, estarán elaborando planes de
reorganización y retiro temprano para ser más efectivas el próximo año fiscal.

Aquí quiero hacer un paréntesis para hablar de la legislación de reforma fiscal. Me reafirmo en que
estoy totalmente comprometido con reducir costos y hacer el Gobierno más eficiente. Comencé -
desde el primer día- quitándole el carro a los asesores en La Fortaleza, congelando plazas y todavía
ustedes no han visto ni verán una campaña de publicidad pagada con fondos públicos anunciando
logros de mi Gobierno. Hemos recortado $260 millones y vamos a seguir.

Muchas veces, algunos de ustedes han dicho que no habrá presupuesto ni reforma contributiva sin
reforma fiscal. Estoy de acuerdo y voy más allá.

Yo he presentado propuestas de reforma fiscal y también he examinado las que han presentado el
Presidente de la Cámara y el Presidente del Senado. Ciertamente, creo que hay algunas de sus
propuestas que pueden mejorar porque, aunque aparentan ahorros, a la larga pueden quitarle
agilidad y efectividad a un Gobierno que necesita ser más rápido y efectivo como motor de nuestro
progreso.

Sin embargo, no voy a permitir que un tranque con la reforma fiscal se utilice como excusa para
negarle al país la solución a sus problemas y el alivio que necesita la clase media.

Ustedes han hecho sus propuestas de reforma fiscal. Apruébenlas como las presentaron y yo las
firmo al otro día. Si las quieren enmendar en consenso con mi administración, mejor. Si se la
aplican a ustedes mismos, mejor. Pero no vengan ahora a enmendar sus propios proyectos para
poner nuevas condiciones. No sigamos dándole largas y presentando más y más peros. Basta ya de
excusas. No voy a dejar que nada se anteponga a la solución del problema fiscal del Gobierno que
amenaza a nuestro país.

Repito, aprueben mañana la reforma fiscal que presentaron y mañana mismo se las firmo.

Para movernos al futuro yo no pongo condiciones basadas en el cálculo político. Vamos a movernos
ya. La solución está en nuestras manos. Trabajemos responsablemente y sin arrastrar los pies. El
país demanda que echemos hacia delante y no aguanta más espera.

Regresemos al presupuesto, para hablar de cómo lo vamos a cuadrar a $9,684 millones. Se


preguntarán, de dónde saldrán los fondos para esta propuesta si este año todavía tenemos un
déficit multimillonario y les dije que el pago de la deuda se duplica si no hacemos algo.
Los fondos están ahí si estamos dispuestos a poner el bienestar del país por encima de cualquier
otro interés.

Este presupuesto está basado en un estimado de ingresos de $9,188 millones que ha certificado el
Secretario de Hacienda, más $500 millones que provendrán de la Reforma Contributiva, que
ustedes han expresado el compromiso de aprobar prontamente.

Para elaborar este presupuesto, hemos partido de la propuesta que ha sido respaldada por los
alcaldes de ambos partidos para derogar el arbitrio actual sobre productos de consumo de 6.6% y
sustituirlo por un nuevo impuesto de consumo de 7%. Aunque me reafirmo en que la propuesta de
reforma contributiva que le presenté al país en enero es la más abarcadora, profunda y justa,
especialmente, con la clase media, ante la realidad del Gobierno compartido y el tranque que ha
surgido -y para movernos hacia adelante- lo más correcto es tomar este consenso como base.

Este nuevo impuesto gravaría, mayormente, a los evasores contributivos y a los que más ingresos
tienen, con mecanismos para eximir las compras con la Tarjeta de la Familia y dar un reembolso a
los trabajadores y a los retirados que reciben ingresos del Seguro Social.

Según la propuesta de los alcaldes, el 1.5% del impuesto le corresponderá a los municipios. Esto les
dará alrededor de $500 millones adicionales, lo que por fin garantizará una verdadera autonomía
municipal porque tendrán los ingresos que necesitan de verdad para mejorar los servicios a su
gente y propiciar una verdadera descentralización de servicios gubernamentales.

Yo tuve el privilegio, hace más de 15 años, de participar en la redacción de las leyes de autonomía
municipal. Hoy, como Gobernador de todos los alcaldes, de todos, quiero firmar una ley que
concluya lo que se quedó inconcluso. Una verdadera autonomía fiscal y presupuestaria para todos
los municipios.

Este presupuesto, además, dispone que el 4.5% del nuevo impuesto se utilice para sustituir los
ingresos que se pierden del arbitrio general, para eliminar el déficit estructural en tres años,
atender las necesidades de servicios del Gobierno central y junto con otras medidas que se han
propuesto, otorgarle alivios contributivos a la clase media asalariada y los retirados, como parte de
la Reforma Contributiva. Como saben, con ese 4.5% y las otras medidas que tiene que incluir la
reforma, tenemos que hacer mucho si vamos a hacer lo correcto.

Finalmente, este presupuesto toma la propuesta de los alcaldes de separar el 1% del impuesto de
consumo, para dedicarlo exclusivamente al pago de las deudas multimillonarias del Gobierno
central.

Hoy les presento lo que considero la propuesta más dramática para poner en orden las finanzas del
Gobierno y resolver de una vez y por todas el problema de la deuda extra-constitucional que
amenaza con ahogar nuestro Gobierno.

Tomando como punto de partida una idea del Presidente de la Cámara para establecer un fondo
dedicado únicamente a atender el problema de la deuda pública y combinándola con la propuesta de
los alcaldes, el Presidente del Banco Gubernamental de Fomento ha elaborado una alternativa que
forma parte de este proyecto de presupuesto y que les detallo a continuación.

Se trata de utilizar el 1% del nuevo impuesto de consumo, que ingresaría mediante ley a un nuevo
Fondo de Interés Apremiante, para disponer y liquidar la pesada deuda extra-constitucional que hoy
alcanza la escandalosa cifra de $6,300 millones.

Mediante ese mecanismo, ese nuevo Fondo de Interés Apremiante asumiría la responsabilidad de
pagar la totalidad de esa deuda, lo que liberaría al Fondo General de cargar con esa pesada
responsabilidad. Esta idea, si ustedes la adoptan, sería acogida de forma tan favorable por las
agencias evaluadoras del crédito de Puerto Rico, que junto con las otras propuestas que les estoy
presentando, nos llevarán de donde estamos hoy –a punto de perder nuestro crédito- a una
situación en la que nuestro crédito se podría reclasificar positivamente pronto, garantizado así
nuestro desarrollo futuro.

Tenemos que acabar de una vez y por todas con la deuda extra-constitucional.
Con esta propuesta, la sacamos de los libros del Fondo General y no la tenemos que seguir pagando
con los dineros que son para educación, seguridad, salud y el resto de los servicios del Gobierno,
porque tendremos una fuente de ingresos segura, únicamente para liquidar esa deuda. Si
aprobamos el presupuesto que les presento, no tendremos que volver a fin de año a buscar
préstamos. Y con la reforma fiscal podemos garantizar que esta práctica se elimine para siempre.

Como dije al inicio de mi presentación, la solución está en nuestras manos.

Pero les adelanto que si no acogen esta propuesta, entonces esta Legislatura tendrá que destinar de
forma inmediata más de $500 millones adicionales del Fondo General sólo para pagar la deuda
extra-constitucional, dineros adicionales que ustedes tendrán que buscar o quitárselos a las
agencias que le dan servicios a nuestra gente.

Yo no tengo la más mínima duda de que después de analizarla y de poner el cálculo patriótico por
encima del cálculo político ustedes aprobarán la creación de este Fondo de Interés Apremiante.

Durante las últimas semanas ha surgido una controversia sobre cuánto dinero realmente producirá
el nuevo impuesto al consumo. En la Resolución Conjunta sobre reforma fiscal y contributiva
aprobada por consenso bipartita a finales del año pasado se dice claramente que los números
oficiales bajo los cuales se adoptará esta reforma son los que certifica el Secretario de Hacienda.
Esa es la ley y hay que respetarla.

Y les recuerdo que el año pasado aprobaron un presupuesto con números diferentes a los del
Departamento de Hacienda y el tiempo demostró que los números de Hacienda eran los correctos.

No obstante, en otra muestra de dejar las disputas y diferencias a un lado, les propongo que
dispongamos mediante ley que cualquier recaudo proveniente del impuesto al consumo que sea
mayor a lo estimado por el Secretario de Hacienda sea destinado a un fondo especial que se utilice -
mediante legislación- para darles un reembolso a los consumidores y contribuyentes. Vamos a dejar
nuestras diferencias atrás. No le demos más vuelta a la noria. La solución está en nuestras manos.

Ahora ustedes comenzarán el proceso de considerar el presupuesto para que sea aprobado, al igual
que las reformas contributiva y fiscal, antes del 30 de junio. Sin embargo, como por tanto tiempo se
han pospuesto decisiones, el tiempo real que tenemos es menor. Es indispensable que durante las
próximas semanas ustedes actúen para atender el déficit del presente año. Tal y como se les ha
explicado privadamente a los Presidentes de ambos cuerpos legislativos y de las comisiones
pertinentes, hay varias agencias que pronto agotarán la asignación presupuestaria que tienen, entre
ellas el Departamento de Educación y ASES, que administra el plan de salud del Gobierno.

En palabras sencillas: esas agencias pronto se quedarán sin dinero, algo que venimos advirtiendo
desde el año pasado y que el comité técnico del Presidente del Senado ha reconocido públicamente
desde finales del año pasado. Para esas agencias, llegó la hora cero.

Estoy sometiendo una medida legislativa para, a corto plazo, atender esta situación. La medida
autoriza al Banco Gubernamental de Fomento a otorgar un financiamiento para atender el déficit del
Departamento de Educación y de las otras agencias.

Como en este momento no existe una fuente de repago, la legislación que les estoy presentando
dispone el compromiso de legislar el impuesto al consumo, según acordado por los alcaldes de los
dos partidos, como parte de la Reforma Contributiva en esta sesión y que la fuente de repago para
este financiamiento sea el 1%, que ingresaría al nuevo Fondo de Interés Apremiante.

El Presidente del Banco Gubernamental de Fomento ha indicado que si ustedes se comprometen


mediante ley a crear dicho fondo, el Banco podrá dar ese financiamiento inmediatamente.

Esta medida legislativa, junto con otras que ustedes ya están considerando, permitirá que esas
agencias puedan continuar operando sin que se afecten los ingresos de sus trabajadores ni los
servicios a los ciudadanos. Pero para lograr esto, tenemos que actuar ya. Llegó la hora cero.
Insisto: la solución está en nuestras manos.
Como saben, no podemos coger prestado sin identificar nuevas fuentes de repago. Por eso, al día
de hoy no se ha podido hacer la emisión de bonos de la resolución de mejoras permanentes del año
fiscal en curso por la crítica situación de nuestro crédito. De hecho, por recomendación del Banco y
como un acto de prudencia fiscal, en el presupuesto que hoy les presento no estamos proponiendo
una nueva emisión de bonos hasta no resolver la situación del crédito, de tal forma que nos permita
emitir los bonos previamente aprobados.

Determinación de Futuro

Les he presentado un presupuesto de gastos que parte de la resolución que esta Legislatura del PNP
aprobó el año pasado y les he explicado las razones para las partidas en las que proponemos
cambios.

Mi ánimo y mi compromiso es enderezar a Puerto Rico y para ello, hacer lo correcto.

La situación fiscal del Gobierno es tan seria que no aguanta egoísmos ni más cálculos políticos.
Hasta hoy, he aceptado muchas de las peticiones de la mayoría legislativa. Acepté aumentar la
emisión de bonos y la Resolución Conjunta 1166 el año pasado para aumentar las asignaciones para
mejoras permanentes a municipios bajo el control del Partido Nuevo Progresista. Acepté un
impuesto al consumo, con el costo político que eso representa para mí. Presenté una reforma
contributiva partiendo de la propuesta que había presentado la mayoría legislativa y que hoy
algunos reniegan. Les he dicho que acepto que si el nuevo impuesto al consumo produce más de lo
estimado, el excedente ingrese a un fondo especial para devolvérselo a los contribuyentes y
consumidores.

Durante los últimos meses mi Administración ha estado en constante diálogo con la mayoría
legislativa y los alcaldes. He respetado de buena fe el espacio para ese diálogo. Hemos hecho
grandes avances juntos. La propuesta de los alcaldes es un extraordinario ejemplo de consenso
entre líderes de los dos partidos. Los alcaldes están cerca de la gente y saben que este asunto se
tiene que atender seriamente. Yo he modificado mi propuesta original en aras de validar ese
consenso. Hemos hecho todo poniendo el bien común por encima del personal. Tenemos la solución
en nuestras manos. Sólo falta la acción. Llegó la hora cero.

Resumen y Pedido

Señores y señoras legisladores: el tiempo para el cálculo político se acabó.

Llegó la hora del cálculo patriótico. Y ustedes saben que yo les hablo con la verdad, de frente
dispuesto a enfrentar las consecuencias. Por eso, antes de terminar, hay que decir la verdad al país
de por qué, tras un largo año, no hemos logrado el consenso que permita caminar hacia el futuro.

En los últimos días ha salido finalmente a la luz pública una ficha de tranque que ha estado al
acecho desde que comenzó este diálogo. Es el cálculo político más mezquino de un hombre que
todo el pueblo sabe quién es y qué representa; y que se montó otra vez en un avión el pasado
jueves para no estar aquí hoy.

Su cálculo es sencillo: él cree que del caos resurgirá él con nueva fuerza. El plan es llevar el país a
la quiebra y al insistir en su propuesta, negarle el alivio a la clase media porque en estos cuatros
años él no quiere que pase nada bueno.

Y si el país se va a la quiebra, mejor para él, pues mayor el caos. Y me imagino que en su mente le
echará la culpa al status.

El cálculo político es sencillo, pero equivocado. Asume que el país es tonto. Se equivoca. Además,
piensa que todo el liderato de su partido lo va a seguir ciegamente por ese barranco. Ya se
equivocó. Los alcaldes han hecho el cálculo patriótico por encima del político. En la Legislatura está
encontrando hombres y mujeres de su partido que ponen a Puerto Rico primero sin abandonar su
ideal de la estadidad. Esto es lo que Puerto Rico espera de todos nosotros.

Como Gobernador de todos los puertorriqueños, a nombre de este pueblo, le reclamo a cada uno de
los miembros de esta Asamblea Legislativa: tienen que tomar la decisión patriótica.
La reforma contributiva es imperativa para salvar a Puerto Rico y darle un alivio a la clase media.
Resolver la crisis presupuestaria es impostergable. No hay una sola persona que haya visto la
reforma con seriedad que crea que la propuesta del Senador Rosselló puede salvar el crédito de
Puerto Rico, atender las necesidades de dar servicios a la gente y darle un alivio a la clase media.
Todo su juego de números es pura demagogia.

Cada legislador tiene que escoger entre el bien de Puerto Rico o el plan descabellado de un político.
Esa es la decisión.

La decisión es vital y trascenderá generaciones. No se puede tomar a escondidas detrás de un


caucus. Hay que irle de frente al pueblo. Ellos sabrán juzgarnos a todos.

Tenemos la solución en nuestras manos. Nuestra gente merece un país de primera, con una Policía
adiestrada y equipada con la más moderna tecnología, con una economía impulsada por el
conocimiento y un sistema educativo con los más altos niveles de retención y aprovechamiento y
con la nueva tecnología al servicio de nuestros niños.

En la Toma de Posesión les dije que ante el resultado de las elecciones y los retos que enfrenta el
país, teníamos que hacer una alianza por Puerto Rico. Teníamos que dejar a un lado la agenda
política y trabajar en la agenda del país. El momento es ahora. Cada uno de ustedes tiene que
decidir si va a ser un aliado del progreso o un agente del caos. El pueblo nos está observando, a
ustedes y a mí.

Como siempre, yo voy de frente y con la verdad, poniendo a mi país por encima de cualquier otro
interés. Pensando en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones. En el Mensaje de
Estado presenté las Metas del Éxito. La agenda de futuro está definida. Hoy, con gran sentido de
responsabilidad y basado en un consenso les he traído la solución al problema fiscal. Ahora les
corresponde a ustedes actuar. Señores y señoras legisladores, les llegó la hora cero. El país espera
por ustedes.

Que Dios les ilumine y que Dios bendiga a Puerto Rico.

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