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E
n pocos años más, las ciudades de
América Latina albergarán más del
80% de su población total, lo que
podría llegar a ser la mayor concentración
de población urbana en las regiones en
desarrollo. La presión sobre los recursos -
en especial el agua y el suelo- y el acceso
a condiciones de habitabilidad urbana
como agua potable, alcantarillado,
vivienda, alumbrado, salud y ocupación,
será cada vez mayor. Con una creciente
población de bajos ingresos, que de una
forma u otra deberá seguir recibiendo
asistencia y subsidios del Estado, y
nuevas responsabilidades por asumir, La población urbana se duplicaría hacia el
tales como el manejo adecuado de los 2030, principalmente en las regiones en
residuos generados, lo más probable es desarrollo, superando los 5.000 millones.
(Fuente: http://www.buenosdiasplaneta.org/
que el costo de vida en las ciudades
rm2000/figura22.htm)
continuará incrementándose y
distanciándose del medio rural.
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En cuanto al agua residual doméstica, la responsabilidad de la ciudad con respecto a la
recolección y tratamiento adecuados es sin lugar a duda una aplicación directa del
principio “quien contamina paga”: la población urbana debe asumir el costo del
saneamiento urbano. Sin embargo, muchas autoridades se resisten a agregar el costo
de tratamiento al costo de vida en la ciudad y asumen sólo los del abastecimiento de
agua potable y alcantarillado. La idea que el costo del tratamiento del agua residual es
inaccesible para la mayoría de ciudades se ha difundido a raíz de la instalación de
costosos sistemas de tratamiento en algunas ciudades de la región.
Sin embargo, existen algunas experiencias exitosas con respecto a costos accesibles
de tratamiento que hay que considerar muy seriamente, entre las cuales destaca la de
la ciudad de Mendoza, que se inició en 1976 con una planta de tratamiento primario,
cuyos efluentes, mezclados con agua superficial, eran utilizados en el riego agrícola.
Actualmente la empresa de saneamiento opera una planta de casi 300 hectáreas de
lagunas de estabilización y cobra US
$0,05 por metro cúbico de agua
residual. El efluente de la planta,
unos 50 millones de metros cúbicos
anuales, es utilizado por
asociaciones agrícolas que manejan
una gran diversidad de cultivos,
entre ellos la vid. En los últimos
años, la necesidad de una mayor
coordinación entre la empresa de
saneamiento y los agricultores para
mejorar el manejo del efluente
tratado, motivó la suscripción de un
Acuerdo de Cooperación, que
actualmente establece
responsabilidades conjuntas y
específicas de cada parte.
Vista aérea de la planta de tratamiento de lagunas Aún no se ha comprendido en su
de estabilización Campo Espejo (Mendoza,
verdadera dimensión el potencial de
Argentina), que trata 1,7 m3/s de agua residual a un
costo de US $0,05/m3. El efluente de esta planta sela integración del tratamiento y uso
utiliza para el riego de más de 2.000 hectáreas de agrícola del agua residual como un
diversos cultivos, incluyendo hortalizas. (Foto: mecanismo para reducir las
Eduardo Barbeito) inversiones y costos operativos en
ambas actividades. La alternativa de
utilizar el agua tratada en actividades productivas como la agricultura genera un
espacio de concertación entre la ciudad, que dispondría de sistemas adecuados de
tratamiento de bajo costo, y los agricultores, quienes podrían asumir parte del costo
del tratamiento por el derecho a disponer de un abastecimiento regular de agua de
excelente calidad sanitaria y agronómica para sus cultivos. La integración de ambas
actividades controlaría un incremento de las tarifas cuando en éstas se incorpore el
costo del tratamiento, lo que mejoraría la sostenibilidad del servicio, como se ilustra en
la Figura 29 en la siguiente página.
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a. Disponibilidad de terrenos.
El uso agrícola del agua residual tratada plantea ubicar la planta de tratamiento en
el mismo lugar o cerca al área de reúso. Se requiere conocer la extensión actual y
potencial de las tierras irrigables, área que a la vez incluirá el sistema de
tratamiento. La disponibilidad de los terrenos no sólo tiene que ver con su
existencia física sino también con la viabilidad de uso (propiedad legal de los
terrenos y su disponibilidad para ser incluidos en el proyecto).
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b. Demanda de agua residual para riego.
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c. Mercados y canales de comercializaci ón.
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d. Experiencia en actividades productivas.
La integración del tratamiento y uso agrícola del agua residual debiera promover
mejoras en las técnicas de producción y en la capacitación de los agricultores, dos
mejoras vitales para una agricultura competitiva. En la capacitación de los
agricultores es necesario reforzar los aspectos de uso eficiente del agua, sistemas
mejorados de riego, planes de fertilización de los cultivos que tomen en cuenta los
aportes de nutrientes del agua residual, manejo integrado de plagas y
enfermedades, y selección de cultivos según la demanda del mercado.
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ganadería. El uso del agua residual conlleva a incorporar mejoras paulatinas
en lo referente a la reducción de pérdidas y la mayor eficiencia de uso. Con
respecto a los planes de fertilización, el aporte de la materia orgánica y los
nutrientes del agua residual debe ser considerado al elaborar los planes de
fertilización. Si bien aún se requiere estudios que cuantifiquen estos aportes
y su disponibilidad efectiva para las plantas, lo cierto es que esta ganancia de
materia orgánica y nutrientes se reconoce y aprecia a simple vista en el
crecimiento más acelerado y vigoroso de las plantas.
e. Eficiencia productiva.
Agua Mayor
Cultivo superficial y Agua residual rendimiento
de pozo (%)
Alfalfa 10 12 20
Maíz 2 5 150
Trigo 2 3 50
Cebada 2 4 100
Avena forraje 12 22 83
Tomate 18 35 94
Ají 7 12 71
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Otros casos relevantes de mencionar son los de Argentina, donde ya se está
promoviendo comercialmente el agua residual tratada como “fertilizante líquido”
por sus propiedades fertilizantes, y el de Brasil, donde se ha lanzado una iniciativa
federal con el nombre de “aguas verdes” (en contraposición del término “aguas
negras” que denota a los desagües urbanos sin tratar, y que se asocian a serios
impactos a la salud y al ambiente) para hacer referencia al agua residual doméstica
tratada y difundir su uso productivo en la agricultura.
El uso del agua residual tratada en la actividad agrícola tiene implicancias más allá
de buscar lograr la mayor productividad (en términos de rendimiento por unidad de
área y calidad del producto cosechado) y rentabilidad (en términos económicos);
estos objetivos no hacen la diferencia con otras fuentes de agua para riego. El
mayor impacto positivo en el uso eficiente de los recursos hídricos es a través del
reúso del agua y el aprovechamiento del aporte de nutrientes en actividades
productivas. Cada vez más, los sistemas agrícolas están siendo evaluados de
acuerdo a su sostenibilidad ambiental en términos del nivel de sustitución de
agroquímicos y por el uso de tecnología menos contaminante o menos costosa. En
ese sentido, el uso del agua residual tratada será más apreciado en el futuro y
tendrá repercusiones en la rentabilidad de los sistemas. Por supuesto, la eficiencia
productiva no sólo depende del manejo del agua y de los nutrientes; se deberá
asegurar que las técnicas agronómicas sean bien diseñadas y que formen parte de
procesos agrícolas que estén de acuerdo con las buenas prácticas agrícolas.
El derecho de acceso y eventual cobro por el agua residual demanda una clara
definición legal para promover un adecuado manejo. En ninguno de los casos
estudiados existe esta clara definición de los derechos de uso. Los responsables del
tratamiento se excluyen del uso o disposición que se realiza del agua residual fuera
de sus instalaciones, en parte porque la legislación no considera mecanismos para
asignar adecuadamente los costos del tratamiento a los usuarios del servicio (de
tratamiento) o del agua residual tratada, y también porque no han desarrollado
aún el concepto de tratar para usar. Un requisito esencial para definir el derecho al
acceso y, consecuentemente, el pago por el uso de las aguas residuales, es la
responsabilidad sobre la calidad del efluente. Así como la legislación regula otros
servicios como el abastecimiento de agua potable, asignando a una entidad la
responsabilidad del servicio y el derecho de cobranza, debiera regular la producción
y cobro del servicio de tratamiento de aguas residuales en función de la calidad del
vertimiento.
La producción de agua residual con la calidad requerida por los agricultores implica
un costo, y si bien es aceptable un pago de los agricultores por el acceso a este
recurso con la calidad requerida, no debe dejarse de lado la responsabilidad de los
pobladores de la ciudad de cubrir el costo del tratamiento.
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& Las experiencias en la
Región demuestran que cuanto
mejor organizados están los
agricultores,
independientemente de la
escala de su actividad, la
negociación con sus
contrapartes urbanas hacia la
definición de una propuesta
mutuamente beneficiosa, es
más directa y resulta mejor
validada. Las negociaciones
que se facilitaron en Mendoza,
Cochabamba, San Agustín
(Figura 33) e Ibagué fueron sin Figura 33. Agricultores del fundo San Agustín
participan en un taller durante el desarrollo de
duda complejas y tensas en
la propuesta de tratamiento y uso de agua
algunas etapas; sin embargo, residual para sus parcelas. Uno de los
los resultados fueron muy resultados más importantes del proceso fue la
satisfactorios en comparación, asignación de 30 ha. de los terrenos agrícolas
por ejemplo, a los casos de para la instalación de la planta de lagunas de
Maracaibo, Juárez, Villa El estabilización. (Foto: Roberto Manrique)
Salvador y Jinotepe, en los que
no existía una asociación agrícola o era débil, por tanto los agricultores no
desempeñaron un papel relevante en el proceso, y más bien tomaron una
actitud pasiva y sin mayor compromiso con el esfuerzo por definir una
solución.
Referencias
Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente (CEPIS), 2004,
“Avances del Inventario Regional de la Situación de las Aguas Residuales
Domésticas en América Latina”, Lima, Perú.
http://www.cepis.ops-oms.org/bvsaar/e/proyecto/Inventario-Resumen.pdf
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Las municipalidades y empresas de agua y saneamiento han asumido la responsabilidad de
proveer estos servicios a la población. En las últimas décadas, sin embargo, el crecimiento
urbano en los países en desarrollo ha desbordado todos los esfuerzos por al menos
mantener una atención suficiente. Por sí solas, estas instituciones no podrán aliviar esta
situación, que en realidad es sólo una parte del problema central: el manejo sostenible de
los recursos hídricos en el ambiente urbano de hoy. (Foto: Organización Panamericana de la
Salud (http://www.paho.org)
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