Professional Documents
Culture Documents
2
ISSN: 1992-2620 Historias 2-3(3-4):143-179
Resumen
3
Manuel Valladares
Al amanecer el 1ro. de enero del 2005, Antauro Humala, Mayor del Ejército en situación
de retiro, al mando de por lo menos unas 150 personas presumiblemente en armas
(jóvenes ex soldados, reservistas o licenciados del ejército), apareció tomando por
asalto la Comandancia General de la Policía de Andahuaylas, en el departamento
o región serrana de Apurímac1. Apenas culminado el asalto, sus protagonistas se
apoderaron del arsenal existente en dicha Comandancia (150 fusiles AKM, 50 mil
balas, lanzagranadas y granadas de mano, según declaraciones a los medios de prensa
del entonces Ministro de Defensa) y con todo ello se fortificaron para los efectos de
resistir, negociar y lanzar sus arengas etnocaceristas y ultranacionalistas. Al siguiente
día, al referirse a este hecho, titulares de algunos periódicos limeños decían que lo
que acababa de producirse en el país era una asonada (alboroto violento dirigido a la
consecución de un fin generalmente político. Sinón, motín). Otros periódicos y medios
de comunicación, esgrimían adjetivos y frases un poco más ruidosas y efectistas pero
en lo esencial hablaban de lo mismo. Por los antecedentes de las andanzas de los
hermanos Humala y por el contenido de las declaraciones andahuaylinas de Antauro,
era por demás evidente que se trataba de una acción política y, en este caso, con una
doble finalidad: por un lado, explícitamente, de una abierta rebelión contra la autoridad
del presidente Alejandro Toledo y su gobierno y, por otro, implícitamente, se hacía
propaganda armada al movimiento nacionalista etnocacerista. No había dudas, pues,
acerca de la naturaleza política de aquel movimiento. Tanto era así que el principal
reclamo esgrimido por el jefe rebelde era la renuncia o vacancia del presidente Toledo
a quien se lo calificaba con los más duros epítetos.
*
Esta es la primera parte del presente trabajo y se trata de una versión revisada de un folleto del autor
publicado en marzo de 2005 bajo el título «Asonada de Andahuaylas, prólogo de una agria coyuntura
preelectoral». Edic. Universidad y Sociedad.UNMSM. Lima.
1
Según información periodística cuando ocurrieron los acontecimientos, eran aproximadamente 150 los
licenciados o reservistas que protagonizaron la asonada. Luego, se decía que habían sido 162. Actualmente,
después de transcurrido 40 meses, se confirma esta última cifra cuando precisamente todos ellos vienen
siendo sometidos a juicio, acusados de «delitos comunes», corriendo muchos de ellos el riesgo de ser
sentenciados y condenados por el Poder Judicial a sufrir larga carcelería. Ver: periódico etnocacerista
Antauro Nos. 86 y 87, abril-mayo-junio de 2008.
145
146
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
Por otra parte, los mismos periódicos informaban que la toma por asalto de
la mencionada Comandancia Policial había sido facilitada por una serie de factores
ajenos o externos a sus protagonistas rebeldes. Antauro Humala y sus contingentes
no tuvieron que enfrentar resistencia alguna por parte de las fuerzas del orden
público. Estas se encontraban dispersas: de un total de 80 miembros policiales
que tenía la Comandancia, incluidos sus oficiales, 70 se encontraban «de franco»
(con permiso) y probablemente en lugares lejanos de Andahuaylas visitando sus
pueblos y familiares con motivo de las fiestas de Año Nuevo y los 10 restantes que
se mantenían en el local no tenían, al parecer, la menor sospecha de lo que iba a
ocurrir aquella madrugada. Tampoco los servicios de inteligencia de las Fuerzas
Armadas habrían podido percibir o detectar el traslado por vía terrestre, durante
varios días, de 150 o más personas desde diferentes puntos del país con destino a
Andahuaylas. Sucede que más de medio mundo viaja en esos días, especialmente
procedente desde Lima, a sus provincias y distritos de la Sierra. Y en el caso de haber
captado alguna información al respecto, sobre viajeros sospechosos de conspiración
política, la subestimaron. Pues todo parecía más que tranquilo, tanto en Lima como
en provincias, en consonancia con el tan publicitado espíritu de paz y armonía que
supuestamente debe reinar en las fiestas navideñas y por el advenimiento de un
nuevo año y, por alguna razón celestial, sin distinción de clases sociales, de pobres
y ricos, de poderosos y desposeídos.
146
147
Manuel Valladares
147
148
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
Quienes pueblan las alturas del burocratizado mundo del poder político, aquellos
que sueñan con ascender e incorporarse de alguna manera a sus territorios o los que
ruidosamente se ocupan de las glorias y miserias de ese mundo, todos ellos y casi sin
excepción, tuvieron que admitir o dieron a entender haber sido cogidos por sorpresa
2
Salvo raras excepciones de aguda crisis, decrepitud y decadencia política, el Estado y sus diversos órganos
de poder, sus agentes, ideólogos y funcionarios, son profesionales expertos en contener, amortiguar
o neutralizar el impacto de rebeliones y diversos movimientos de masas. En el caso de la asonada de
Andahuaylas, esas funciones y objetivos fueron logrados especialmente en Lima y Callao y, también, en
otras ciudades populosas de la Costa. Era quizás lo prioritario o lo que más les interesaba en esas precisas
circunstancias.
3
Para conocer mayores detalles acerca de las negociaciones y sus principales protagonistas, incluidos
representantes locales de la Iglesia católica, se puede consultar el interesante folleto testimonial de la
periodista andahuaylina Carmen Julia Olarte Ambía: El año nuevo de Antauro, p. 68-108. Lima, diciembre
de 2005.
148
149
Manuel Valladares
por esta movida política desde una remota provincia andina en el departamento de
Apurímac. En todos los tonos posibles expresaron su sorpresa el propio presidente
de la república y miembros de su gobierno, congresistas de las diversas tendencias,
dirigentes políticos de la oposición, jefes de partidos, periodistas, etc.
En segundo lugar, llamaba mucho más la atención que este hecho de rebelión
también hubiera sorprendido a los dirigentes políticos de la oposición (oposición
democrática y oposición fujimorista mafiosa), a los periodistas de todas las tendencias
y matices y, en general, a los críticos del gobierno y del Estado. Se supone que todas
estas gentes, unas con mayor solvencia que otras, manejaban nutrida información
sobre los diversos problemas nacionales y andaban todo el tiempo tratando de tomarle
el pulso a la situación política. Además, los unos manejaban aparatos partidarios
enteros o contaban con buenos ingresos para financiar oficinas modernas y equipos
de trabajo; los otros, los periodistas «independientes» y los antitoledistas trabajaban
en modernas empresas de comunicación y manejaban sofisticadas tecnologías de la
información. En este quehacer cotidiano, especialmente por parte de los periodistas,
entre sus entretenimientos favoritos relucen las tan temidas encuestas y el llamado
periodismo de investigación. Precisamente por eso, deberían haber estado muy
interesados para proporcionar las primicias que pusieran en apuros al presidente
Toledo. Pero esto no ocurrió. Entonces, ¿qué es lo que investigaban habitualmente?
Probablemente se investigaban muchas cosas pero no necesariamente cuestiones que
tuvieran que ver con los movimientos y tendencias más profundos de la sociedad,
con sus manifestaciones en diferentes regiones, etc. Problemas de esta naturaleza
149
150
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
4
Gran parte de la prensa y de los medios de comunicación en general, permanentemente caricaturizaban
y ridiculizaban a la persona del presidente Toledo. Lo ninguneaban (Algo que nunca se atrevieron hacer
con el «chinito» Fujimori, quien más bien los chantajeaba a su antojo y terminó sobornándolos a través
de su leal amigo Montesinos). Buscaban empequeñecer y liquidar a Toledo como figura política y no
tanto porque estuvieran en desacuerdo con su política económica y la política general de Estado. Lo
hacían aparecer, por ejemplo, como bebedor compulsivo y visitador clandestino de locales exclusivos.
Para mayores detalles, se puede consultar especialmente los diarios de derecha limeños Correo y La Razón
de aquellos tiempos.
150
151
Manuel Valladares
5
El Sub Comandante Marcos, integrante del liderazgo que movilizó al campesinado indígena de Chiapas,
cuyo levantamiento ocurrió al comenzar enero de 1994, cumplió un papel espectacular y singularmente
eficiente con sus denuncias ante el mundo acerca de la dramática realidad del campesinado indígena
mexicano y particularmente el de Chiapas. La prensa mundial, convocada al lugar de los acontecimientos,
transmitió abundante información sobre la verdad del mundo del subdesarrollo. El PRI, entonces aún
en el poder, bajo el impacto del movimiento de Chiapas se fue quedando ideológica y políticamente
desarmado y finalmente perdió el poder. Por otra parte, Evo Morales, presidente democráticamente elegido
en Bolivia, es ferozmente combatido por una oposición neoliberal y reaccionaria, racista y fascistoide
de ese país. Buscan derrocarlo y en ese camino promueven el autonomismo y el separatismo de varias
regiones, comenzando por Santa Cruz. Hace poco, en medio de la confrontación, el presidente Morales
ha promulgado una Ley convocando a un Referéndum revocatorio para el 10 de agosto. El presidente
Evo Morales salió victorioso con el 68% de votos a su favor.
151
152
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
6
Para conocer mejor los rasgos esenciales de los movimientos indígenas actuales en estos países, incluido
el Perú, ver de Ramón Pajuelo Teves: Reinventando comunidades indígenas. Movimientos indígenas, nación y
procesos sociopolíticos en los países centroandinos. Lima: IFEA-IEP; 2007.
7
Los Golpes de Estado en el Perú casi siempre han sido acaudillados por militares en actividad y sólo
en un caso, como el de 1968 bajo el liderazgo del general Velasco Alvarado, tuvo carácter nacionalista y
antioligárquico. El movimiento etnocacerista de los Humala, que desde un principio también se reclamaba
velasquista, no podría haberse propuesto inspirar un hecho de esa naturaleza, a través de la asonada
de Andahuaylas, porque en las filas de la oficialidad de las Fuerzas Armadas habían sido derrotadas y
eliminadas esas posiciones durante los 10 años de dictadura fujimorista, especialmente desde que en
noviembre de 1992 fueran descubiertos y desbaratados los planes del general Jaime Salinas Sedó por
recuperar el poder del Estado que había pasado a manos de poderosas mafias manejadas precisamente
por Fujimori y compañía. En el llamado «megajuicio» al que viene siendo sometido el prófugo y hoy
extraditado ex-presidente Fujimori, se confirma a través de los interrogatorios a innumerables testigos
el carácter mafioso y genocida de su gobierno.
152
153
Manuel Valladares
hay peruanos marginados y preteridos por el «Perú oficial» y sus agentes, prédicas
como las de Antauro Humala podían acrecentar dichas bases sociales y, ciertamente,
fue eso lo que ocurrió y se hizo mucho más visible en el transcurso de los meses
siguientes al acto de rebelión. Quien los aprovechó electoralmente fue su hermano
Ollanta al constituirse primero como precandidato y luego al lanzar a fines de 2005
su candidatura a la presidencia de la República.
153
154
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
comprometidas de manera activa ni con uno ni con otro bando. De todos modos
hubo víctimas, provocadas básicamente por el alarde con que actuaban los jefes
de las fuerzas policiales enviadas al lugar por el gobierno. Fueron absolutamente
innecesarias esas víctimas8. Sin embargo, las acciones dirigidas por Humala no
deberían ser confundidas con aquellas otras de rasgos matonezcos y delictivos como
habían sido los linchamientos morales y físicos de alcaldes y otras autoridades y
los asesinatos a mansalva de corte mafioso en uno y otro sitio del país. Este tipo de
brutalidades fueron los ocurridos, por ejemplo, en la provincia puneña de Ilave, en
pueblos de la Selva, etc. Estos hechos no revestían características políticas sino más
bien criminales y lamentablemente tendían y tienden a multiplicarse y generalizarse
en el país. En el 2005 no había condiciones pero en otros tiempos aventuras como
las de Humala o la generalización de acciones delictivas con participación popular,
hubieran sido usados como pretexto para un Golpe de Estado acaudillado por
militares, acusando al gobierno de turno de ineptitud e inoperancia para defender
el «orden» establecido.
8
Esas víctimas fueron 3 policías de las fuerzas del orden y 2 soldados del lado de los rebeldes. Para
mayores detalles, consultar el folleto ya citado de la periodista Carmen Julia Olarte Ambía.
9
Mayor información sobre esas acciones, puede verse en: Informe Final de la Comisión de la Verdad y
Reconciliación, Lima 2003; en investigaciones y publicaciones de periodistas como Ricardo Uceda y
otros; también se recoge bastante material informativo en las declaraciones de los testigos durante los
154
155
Manuel Valladares
No se le puede haber escapado a ningún observador atento que la toma por asalto de
la Comandancia Policial de Andahuaylas obedecía, aparte de reclamar la vacancia
del presidente de la república, a un elemental plan preconcebido por Antauro
Humala por alcanzar mayor notoriedad como dirigente político dentro de los
límites de la coyuntura nacional, al poder inaugurar tempranamente el 2005 como
un año preelectoral. Un factor detonante de la rebelión podría haber sido el hecho
de haberse decretado por parte del gobierno toledista el paso al retiro de Ollanta
Humala, hermano de Antauro, quien se había desempeñado por algún tiempo como
agregado militar en la embajada peruana en Francia y luego trasladado en igual
condición a la embajada peruana en Corea del Sur. A estas alturas, en la época de
la informática, París o Seúl son la misma cosa si se quiere mantener fuera del país a
un adversario o crítico incómodo. Pero, al presidente Toledo y su gobierno no les
bastó mantenerlo lejos del Perú; le dieron de baja y lo pasaron al retiro. Lo que
hizo su hermano en el Perú, en compañía de sus seguidores, fue protestar por
la arbitrariedad y el autoritarismo y aprovechar políticamente ese hecho. Pero,
para eso mismo había que tener gente organizada y con predisposición a las
acciones políticas riesgosas. Como es sabido, Antauro Humala y su hermano eran
destacados jefes del movimiento político etnocacerista, Movimiento Nacionalista
Peruano (MNP), cuyos antecedentes más próximos se remontan a la marcha de
soldados que los dos condujeron en Locumba, Tacna a fines del 2000 para acelerar
la caída de Fujimori cuyo poder se estaba derrumbando en esos momentos.
Luego, los dos fueron encarcelados. El gobierno de transición del presidente
Valentín Paniagua y el Congreso los rehabilitó. Sólo Ollanta fue reincorporado al
Ejército. Luego, el movimiento nacionalista y etnocacerista que comandaban fue
desarrollando actividad política todos los años del gobierno toledista y, desde
luego, nucleando jóvenes militantes y simpatizantes. Su periódico partidario
que contenía todo el rosario variopinto de su inflamada prédica se llamaba
Ollanta. Nada menos.
El 2005, como año preelectoral que debía ser, corría el riesgo de estar
repleto de declaraciones superficiales, calculadas e intrascendentes de los
políticos (candidatos y precandidatos presidenciales, congresistas que buscaban
su reelección, ministros, variedad de funcionarios, etc.); ese año preelectoral,
también corría el riesgo de ser aquel en el que las principales noticias periodísticas
interrogatorios en el «megajuicio» a Fujimori; además, sobre nuevos hallazgos de fosas comunes en Los
Cabitos y Putis (Ayacucho) con restos de varios cientos de campesinos indígenas asesinados en y desde
1983-1984 por elementos del Ejército, ver periódicos limeños de junio de 2008. Entre ellos, La República,
del 22 de junio, p. 10 y su suplemento Domingo, p. 11; el mismo diario del 23 de junio, p. 5; La Primera
del 23 de junio, p. 5. También en Caretas, «Las fosas que no cicatrizan», pp. 34-37, 10 de julio de 2008.
155
156
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
10
Acerca de la tradición política familiar de los Humala y en especial del padre de ellos, se puede
consultar de Manuel Valladares Quijano: «Quién es Ollanta Humala? Trepando por las escalas de las
encuestas cargamontón busca derrumbarlo», en: Historias No. 1, noviembre de 2006; pp.103-125. Sobre
la difusión de ideas programáticas y debates acerca del presente y del futuro del país, en el curso de
la campaña electoral, basta recordar los apuros que pasaron políticos baqueanos como Lourdes Flores
y Alan García, en su afán de persuadir a las masas, al competir con un político todavía improvisado
como Ollanta.
156
157
Manuel Valladares
157
158
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
dejada por los movimientos indígenas y las corrientes indigenistas de los siglos
XIX y XX que cuestionaron el gamonalismo y la dominación oligárquica; uno de
sus más altos paradigmas sería el venerable Luís Valcárcel autor de Tempestad en
los Andes. También hay elementos contra-racistas, cuando se dice que la raza cobriza
deberá actuar contra la dominación de los criollos que básicamente son blancos y
descendientes de extranjeros. También habría algo de fundamentalismo en el discurso
antaurohumalista, al estilo de los actuales talibanes de Oriente Medio. En realidad,
muchos de estos elementos ideológicos no son nuevos e inéditos en el Perú. Han
sido y son parte de la tradición política peruana, habiendo constituido en momentos
históricos concretos rasgos distintivos de determinadas corrientes de pensamiento
ideológico-político. Pero, además de todo eso, se advierten elementos fascistas en la
ideología y gestos de este movimiento y de su jefe Antauro: efectivamente existen
esos elementos si se presta atención al hecho de que sus propios seguidores hacían
exhibición de símbolos nazi-fascistas, sorprendentemente, en sus banderolas y
pancartas al ocurrir la asonada de Andahuaylas. Pero tampoco esto sería novedad
en el Perú. Hay antecedentes al respecto. Por ejemplo, personajes y segmentos de
la derecha peruana fueron activos fascistas en los años 30 aunque, en ese entonces,
sus principales referencias eran Mussolini y el movimiento fascista italiano que él
jefaturaba: el historiador José de la Riva Agüero, Luís Flores y su partido Unión
Revolucionaria, Carlos Miroquesada Laos y la dirección del diario El Comercio.
En suma, se puede decir que en la ideología de los Humala se presentaba y aún se
presenta una mezcolanza de todos estos elementos. Aunque, ciertamente, Ollanta en
su condición de candidato a la presidencia de la república en el 2006 se vio obligado
a ir depurando su discurso como respuesta a las críticas de sus enemigos antagónicos,
de sus adversarios y de la prensa11. Por otra parte, dentro de la actual coyuntura
latinoamericana, los Humala hacen pública su simpatía con los nacionalismos de
los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales.
11
Los rasgos del pensamiento ideológico-político de los hermanos Humala y en particular de Antauro,
pueden ser identificados en el libro de éste. Ver, de Antauro Humala Tasso: Ejército peruano, milenarismo,
nacionalismo y etnocacerismo; Instituto de Estudios Etnopolíticos, Lima, mayo de 2001. También, en sus
artículos del periódico partidario que antes se denominaba Ollanta y luego Antauro.
158
159
Manuel Valladares
y esto suele prolongarse a los centros universitarios. Por eso, se puede encontrar
segmentos de profesores de la educación peruana, incluidos los de las universidades,
que construyen muros de resistencia mental y psicológica a las ideas y pensamiento
cosmopolitas y los hacen explícitos a través de sus discursos radicales y virulentos.
Una de las manifestaciones de este tipo de nacionalismo primario es simplemente la
postura anti-chilena y en general anti-extranjera. A estos radicales jamás se les ocurre
asumir posiciones antiimperialistas y menos aún anticapitalistas y antiburguesas. El
nacionalismo chovinista fue también uno de los componentes fuertes del movimiento
subversivo Sendero Luminoso y todavía lo es de sus epígonos y de muchos de sus
nostálgicos admiradores.
159
160
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
Durante semanas, la palabra y la imagen del congresista Rey Rey campeaban en los
titulares y primeras planas de periódicos, en los programas políticos de la TV y en
las radioemisoras. Muchos deben recordar que este mismo personaje y su amigo
José Barba Caballero, abusando de su condición de congresistas, se lanzaron con
la mayor prepotencia, cinismo y deshonestidad intelectual contra el Informe Final
que la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) hizo entrega al gobierno y al
país el año 2003. A través de los medios de comunicación que se prestaron solícitos
a brindar sus espacios, descalificaron arbitraria y demagógicamente dicho Informe
Final, buscando impedir y anular su difusión y debate. Cuánto espacio y cuánto
tiempo fueron invertidos por esos medios para que los peruanos escucháramos las
reiteradas denuncias y acusaciones de Rey Rey y Barba Caballero, sobre falsificación
de firmas, sólo contra el presidente Toledo, amigos y parientes suyos, pero nunca
contra Fujimori y compañía. A los peruposibilistas los denunciaban y los acusaban
de mentirosos y corruptos. Al propio presidente Toledo, lo calificaron por enésima
vez de delincuente. Testigos para respaldar la campaña de estos congresistas fueron
apareciendo de acuerdo a sus gustos y necesidades para ser presentados en esos
mismos medios que a ellos los acogían con no disimulada simpatía. Para merecer esta
forma de cálido apoyo por parte de la prensa, quizás no era suficiente el hecho de que
fueran congresistas de la oposición; deben haber habido, aparte de la discriminación
étnica y racial contra Toledo, otras razones mucho más poderosas como, por ejemplo,
impedir la reactivación de las investigaciones acerca de las firmas que falsificaron los
fujimoristas. En este terreno sus planes tuvieron éxito. Muchos juicios y sentencias
fueron postergados sistemáticamente. Han tenido que transcurrir algo más de tres
años de aquellos hechos y recién comienza el juicio a los fujimoristas: al finalizar
el mes de abril ha sido traído de los Estados Unidos a Lima, como extraditado, el
señor Oscar Medelius quien como se sabe públicamente fue, además de poderoso
notario y negociante, congresista y capo mayor de la banda fujimorista-montesinista
falsificadora de firmas y de otras incontables tropelías12.
12
En la portada de Caretas, que cubrió la llegada a Lima del mencionado personaje, se observan dos
imágenes: una de ellas que pertenece a los buenos tiempos donde están juntos los entonces congresistas
y cómplices Medelius y Rey Rey (El indiscreto fantasma de las firmas falsas) y la otra, que corresponde
al regreso reciente, donde aparece sólo Medelius con resguardo policial, con chaleco antibalas y a la vez
desafiante. A modo de bienvenida se dice: Que Pase el Rey. Para mayor información, ver Caretas del 24
de abril de 2008, p. 14-16 y 88. Lima.
160
161
Manuel Valladares
161
162
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
162
163
Manuel Valladares
Hoy como ayer, se ve que los fujimoristas y sus aliados no necesitaban con
urgencia, como poderosas mafias que eran, eliminar al presidente Toledo y mucho
menos derrocar al gobierno entero. En realidad estos no constituían mayor estorbo
para ellos. No lo habían sido a lo largo de tres años y medio de gobierno toledista.
Lo que en verdad necesitaban era mantener al Presidente Toledo contra las cuerdas
y continuar golpeándolo. Hacía buen rato que lo tenían contra las cuerdas y así les
resulta mejor negocio. Nunca les pareció urgente e imprescindible tener que noquearlo
y eliminarlo. Por todo esto, en boca de Rey Rey o en las páginas de La Razón, también
resultaba siendo pura demagogia calculada el llamado a la conformación de una
Asamblea Constituyente que «renueve las viejas estructuras del Estado caduco ...»
(¡Qué curioso! ¿Acaso la dupla Fujimori-Montesinos, al mando de una poderosa
burocracia civil y miltar, no había «modernizado» el Estado?).
Tal como ocurrían las cosas en todo ese tiempo, lo que realmente necesitaban
esas mafias era que el presidente Toledo y su gobierno continuaran haciéndoles todas
las concesiones posibles. Para eso y por eso, reiteraban sus conocidos métodos y estilos
de lanzarse a la ofensiva. Tenían que golpearlo y amedrentarlo. Habían aprendido
que necesitaban ser sistemáticos y tenaces en esa pelea y en el chantaje. Hicieron,
por ejemplo, que los índices de aprobación de la gestión del presidente Toledo
(popularidad) estuvieran cada vez más por los suelos según las encuestas. Es decir,
por debajo de los 10 puntos. Hacía buen rato que todas las encuestas insinuaban de
que tal índice promedio era apenas un dígito que fluctuaba entre 9 y 5 %.
163
164
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
todos los matices, podía llevar a imaginar o sospechar un complot (movidas para
traerse abajo el gobierno: acuerdos secretos sobre todo de los enemigos, intrigas,
conspiración, confabulación, etc.).
13
La biografía política de este hombre público, Dr. Javier Valle Riestra, es demasiado densa, larga y
complicada. Sólo anotaremos pocas cosas. Militante aprista desde su temprana juventud, habiendo
ingresado a dicho partido en los tiempos de la «primavera democrática» 1945-1948. Pronto saboreó el
retorno a la ilegalidad y la clandestinidad apristas (1948-1956) y al mismo tiempo era estudiante de la
UNMSM. En la crisis interna del APRA a fines de los años 50, acompañó a numerosos renunciantes del
partido y con ellos fue fundador del APRA Rebelde el cual se convirtió, poco después y bajo el impacto
de la revolución cubana, en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Por discrepancias con la
orientación socialista de la revolución cubana y de sus compañeros de viaje peruanos, en los primeros años
60 retornó al APRA siendo recibido entusiastamente por Haya de la Torre. Desde allí sería apasionado
hayista. Fue miembro de la Asamblea Constituyente de 1978-1979. Diputado por el APRA entre 1980 y
1990. Senador aprista 1990-1992. Crítico acérrimo y despiadado de Alan García durante el fujimorismo,
ministro de Fujimori, por breve tiempo a fines de los años 90, hace una visita a Alan García en el exilio
parisiense y se reconcilian. Crítico violento de Toledo en las campañas electorales del 2000 y 2001 y
durante su gobierno. Presente en primera fila en el recibimiento de Alan García a su retorno del exilio.
Actualmente es congresista por el APRA.
164
165
Manuel Valladares
Mientras tanto, aún en febrero de aquel año de 2005, a casi dos meses de la
asonada, una parte de la oposición, por momentos todas sus fracciones, reclamaban
de manera insistente para que se llevaran a cabo cambios en el gabinete ministerial.
14
Los señores Barba Caballero y Rey Rey, fueron llamados por el presidente Alan García desde los inicios
mismos de su actual segundo gobierno. El señor Barba Caballero, expulsado del APRA cuando era
diputado en el primer gobierno de ese partido (1985-1990), luego fue parlamentario vinculado a la
derecha en los años 90 y durante el gobierno de Toledo. De él se dice que, desde su expulsión del APRA,
siempre capitaneó la falsificación de firmas para lograr la inscripción de los minipartidos que fundaba.
Actualmente, es embajador del gobierno peruano en Panamá. El señor Rey Rey, miembro del Opus Dei
y diputado neoliberal por el FREDEMO en 1990-1992 y luego casi vitalicio congresista de derecha y
apasionado pro-fujimorista, ha sido entre julio de 2006 y octubre de 2008 Ministro de la Producción del
segundo gobierno de Alan García.
165
166
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
Exigían la renuncia del primer ministro Carlos Ferrero Costa y con él de todo el
gabinete. Aparentemente, todas las tiendas de la oposición sostenían o creían que
ese cambio podría oxigenar y refrescar al gobierno y que, de ese modo, pudieran
llevarse mejor las cosas del Estado hasta las elecciones del 2006 y la toma de mando
del nuevo gobierno. Lo cierto es que esa oposición, cualesquiera que fueran las
agrupaciones y partidos políticos que la conformaban, no habían tenido ni tenían
la menor convicción para presionar y lograr el cambio de gabinete precisamente
en ese sentido. En realidad, como lo mostraban innumerables ejemplos, toda esa
oposición tenía firmes convicciones sólo respecto de sus intereses personales y de
grupo. A decir verdad, también el oficialismo andaba en lo mismo y no con poca
frecuencia.
El gobierno del presidente Toledo tuvo que hacer frente a numerosas y diversas luchas
reivindicativas en el transcurso del 2005 y, en cierto modo, esto se prolongó hasta el fin
de su gestión en julio de 2006. Ya habíamos ingresado a un proceso de reactivación de
las luchas reivindicativas ante el capital y el Estado. Pues ya no podría continuar por
más tiempo la silenciosa tregua concedida por los diversos sectores mayoritarios del
país a los gobernantes de turno. Esta tregua le fue concedida ingenua e inútilmente
166
167
Manuel Valladares
a Fujimori durante 10 largos años15. Y aún ocurría algo similar con el gobierno de
Toledo. Dicho gobierno, ya por más de tres años y medio en el poder, sin Proyecto
y sin Programa diferente o alternativo al de su predecesor, no había tenido que
enfrentar grandes y caudalosos movimientos de masas trabajadoras, subempleadas
y desocupadas reclamándole la atención urgente de sus necesidades básicas. Pues,
a diferencia de la sistemática hostilidad mostrada por las cúpulas del fujimorismo y
de sus socios de la derecha, esas grandes mayorías del país no se habían propuesto
combatir al presidente Toledo por el simple afán de neutralizarlo políticamente y
mucho menos buscando la vacancia en su cargo o su renuncia. Más bien, habían
observado un comportamiento entre resignado y esperanzado. Apenas de manera
fragmentada y dispersa estas mayorías reclamaban la atención de elementales
derechos: trabajo, vivienda, salud, educación, aumentos de sueldos y salarios, etc.
En pocas palabras, reclamaban la atención a su derecho a la vida y a la dignidad
humanas. Era lo menos que se podía pedir en un país como el Perú donde los sueldos
y salarios y las concesiones materiales que a duras penas hace el Estado, están hace
varias décadas entre los más deprimidos de América Latina. Acciones mayores de
carácter reivindicativo o político sólo tuvieron lugar de manera esporádica. Los casos
más sonados se reducen a uno que otro paro regional y nacional, como el de Arequipa
en junio del 2002 para impedir la privatización de una empresa de energía eléctrica,
la huelga del SUTEP en el 2003, algunos paros de los cocaleros, el paro nacional de
trabajadores del 14 de julio de 2004 convocado por la CGTP16, marchas de mujeres
de los comedores populares y del vaso de leche, etc. Es decir, casi nada frente a un
gobierno que en sus más de tres años y medio jamás hizo concesiones significativas.
En efecto, a partir de entonces parecía que se ingresaba a un nuevo capítulo: el de la
reactivación de las organizaciones de los trabajadores del sector privado y del sector
15
Esa tregua concedida ingenua e inútilmente, no era otra cosa que ausencia de dirección política como
consecuencia directa de la aplastante derrota de las direcciones sindicales y políticas de los trabajadores
peruanos de todos los sectores al finalizar la década de los 80 y al iniciarse la de los 90. El capital privado
y el neoliberalismo triunfantes a nivel mundial, encontraron en el Perú un inmenso campo sindical
y políticamente arrasado y en el cual podían acrecentar la explotación y dominación e inaugurar un
nuevo ciclo del más bestial saqueo de nuestros recursos. Dicho ciclo continúa en marcha con el segundo
gobierno del presidente Alan García.
16
El del 14 de julio del 2004, convocado por la CGTP y otros gremios, fue el primer paro nacional del siglo
XXI. El último había sido el de julio de 1988 en una coyuntura en la que se agigantaba la feroz ofensiva
del conjunto de la derecha contra el gobierno acorralado y en repliegue de Alan García quien el año
anterior había intentado estatizar la banca. Dicho paro nacional no modificó en nada la coyuntura. También
Sendero Luminoso realizaba algunas veces su «paro armado» tanto en Lima como en algunas provincias.
El que la CGTP convocó en agosto de 1990 para protestar y condenar el shock económico, el más grande y
brutal del mundo, lanzado por el gobierno recién inaugurado de Fujimori, apenas fue un débil saludo a la
bandera, es decir, no fue acatado por nadie; sólo se quedó en el papel y en las buenas intenciones de sus
convocantes. Aquel shock económico fue ejecutado sin que el pueblo peruano pudiera ofrecer resistencia
alguna. Habíamos quedado derrotados y totalmente desguarnecidos sindical y políticamente.
167
168
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
168
169
Manuel Valladares
Eléctricas, etc.). Era pues un gobierno que continuaba con la política de no cobrar
impuestos y regalías a las empresas del capital privado que explotaban nuestros
recursos y pagaban bajos salarios a los trabajadores peruanos. Eran los casos de
las empresas extranjeras que explotaban nuestros yacimientos mineros y, a su vez,
destruían el equilibrio ecológico de la zona o la región respectiva. Aquel gobierno,
como el anterior, se hacía de la vista gorda ante el abuso y arbitrariedad de los bancos
por el cobro de comisiones elevadas por los servicios prestados a los usuarios de
teléfonos, fluido eléctrico, cable, agua, etc. Además, los bancos no pagaban intereses
a los pequeños y medianos ahorristas; más bien, los sangraban. En suma, el gobierno
del presidente Toledo era un eficaz administrador de los intereses de banqueros,
grandes empresarios y negociantes.
Esta vez sería difícil, por no decir imposible, la constitución de frentes políticos
electorales de la naturaleza y dimensiones de Izquierda Unida (IU) en los comienzos
de los 80 ó del FREDEMO al finalizar esa década. La situación nacional e internacional
había cambiado radicalmente. En el caso peruano, entre los partidos y movimientos
que se incorporaban al campo de la lucha electoral, ninguno buscaba representar o
expresar posiciones radicales de izquierda o de derecha. Ni ultraizquierdistas, ni
ultranacionalistas ni ultraneoliberales. Todos buscaban ubicarse en el centro y ser
percibido de ese modo por los electores.
169
170
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
Salvando las distancias, era en los primeros tiempos del APRA que Haya de
la Torre planteaba un frente de clases de carácter antioligárquico y antiimperialista:
clases medias, trabajadores manuales e intelectuales y campesinado y, si fuera
posible, lo que pudiera haber de burguesía nacional. En cierto sentido, los
planteamientos del pasado y los del 2005 correspondían a dos proyectos apristas
radicalmente diferentes en el tiempo y en el espacio. En los primeros tiempos
del APRA —años 30 y 40 del siglo XX— el proyecto era por la transformación
radical de la sociedad, de construcción de un capitalismo nacional moderno y de
un Estado nacional-antimperialista fuerte y autónomo. Aún quedaban algunas
huellas en el discurso partidario de las décadas siguientes. En las circunstancias
pre-electorales del 2005, Alan García y el liderazgo aprista bajo su jefatura estaban
pensando básicamente en la coyuntura electoral y en la posibilidad de ser gobierno
nuevamente y, desde luego, en administrar sólo lo existente y hacerlo menos
mal que cuando les tocó gobernar en 1985-1990. El novísimo discurso oficial del
APRA aún parecía socialdemócrata aunque su práctica no lo fuera y no lo es
necesariamente. Y es lo que constatamos hoy en día cuando el liderazgo aprista
se encuentra nuevamente en el poder. No hay ninguna modificación sustantiva
en la economía y en las políticas de Estado. Las empresas estatales, fueron
corruptamente privatizadas durante el fujimorismo y entregadas a la voracidad
del capital privado. Básicamente se administra eso, es decir, sólo lo existente. En
general, lo existente en el Perú es una economía capitalista crónicamente rezagada,
subdesarrollada y dependiente; y el Estado, es tradicional, semicolonial, arcaico
y patrimonial, por encima de una sociedad caótica y cuyas víctimas son las
poblaciones mayoritarias y pobres del país. Para manejar este Estado y el actual
estado de cosas, implementando algunas reformas indispensables, el APRA y su
candidato Alan García, predicaban la necesidad de conformar un Frente Social y,
desde luego, requerían pasar a una segunda ronda electoral en las elecciones del
2006 y ganarla. Justamente para posibilitar esa ambición, necesitaban atraer a
170
171
Manuel Valladares
Al finalizar el siglo XX, las dos últimas experiencias de coaliciones o frentes políticos
de la derecha peruana, habían sido, primero, la del cogobierno entre el Partido Acción
Popular y el Partido Popular Cristiano en el período 1980-1985 y, luego, el FREDEMO
constituido para las elecciones de 1990, en pleno apogeo del triunfo mundial del
neoliberalismo, contra el APRA y la izquierda, organizado en torno a la figura del
escritor Mario Vargas Llosa y que sorprendentemente se apoderó de calles y plazas
recorriendo todo el país durante la intensa y frenética campaña para luego terminar
derrotado en la segunda ronda electoral por un advenedizo Fujimori quien, sin haberlo
reclamado ni por asomo, pudo contar con el abierto apoyo del APRA y de la totalidad
de la izquierda peruana de entonces. Durante sus 10 años de gobierno (1990-2000),
Fujimori actuó de manera enconada y virulenta precisamente frente a todas esas
fuerzas políticas que le habían brindado apoyo electoral. Por un lado, marginó y
arrinconó al APRA y a la izquierda y casi destruyó y desapareció sus bases políticas
y sindicales y, por otro, contó con el entusiasta y creciente apoyo de la casi totalidad
de las gentes y agrupaciones que integraron y dirigieron el FREDEMO, salvo las
muy pocas excepciones como el propio escritor Vargas Llosa que pasaron a ejercer
una enérgica oposición, especialmente desde el Golpe de Estado de abril de 1992. En
otras palabras, Fujimori en el ejercicio de un poder absoluto, articuló detrás suyo al
grueso de la derecha peruana cuyo núcleo lo constituían los grandes empresarios y
sus teóricos neoliberales18.
El Perú de comienzos del siglo XXI todavía tiene que sufrir —como lo viene
17
El APRA era, sin duda, el movimiento político de mayor experiencia en la constitución de Frentespolíticos
electorales o en la inspiración de políticas de frente. Desde la clandestinidad, los había inspirado e
impulsado en 1936 y 1939. Siempre desde la clandestinidad, participó como fuerza predominante
en la constitución del Frente Democrático Nacional para las elecciones generales de 1945, ganó esas
elecciones y llevó a la presidencia al «independiente» Luís Bustamante y Rivero inaugurándose de ese
modo la llamada «Primavera Democrática» y cuya duración fue breve (1945-1948). En las elecciones
de 1956, el APRA brindó su apoyo a la candidatura plutocrática de Manuel Prado y quien al llegar al
poder inauguró el «gobierno de la convivencia»; al mismo tiempo, el APRA salió de la clandestinidad
y recuperó la legalidad que le había sido anulada por la dictadura del general Odría. Más tarde,
como partido de oposición al primer gobierno de Belaunde Terry (1963-1968), el APRA capitaneó la
conformación de una Coalición con la Unión Nacional Odriísta (UNO) constituyendo de ese modo
una mayoría parlamentaria. Luego, en la Asamblea Constituyente de 1978-1979, el APRA conformó
una mayoría con diversas fuerzas políticas que eligió a Haya de la Torre como presidente de dicha
Asamblea la cual llevó cabo los debates y la elaboración de la Constitución de 1979 que legalizó
las reformas realizadas en el Perú por el «Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas» en su
primera fase 1968-1975.
18
En el transcurso de los últimos 120 años (post Guerra del Pacífico), salvo pocos y breves momentos, la
derecha nunca ha soltado el control del Estado y el ejercicio del poder político. Los gobiernos fueron
no sólo representantes de determinada fracción de la clase dominante sino, sobre todo, ajenos a un
171
172
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
Fue con esos antecedentes que, con miras a las elecciones generales del 2006,
los partidos y agrupaciones políticas de la derecha pretendían formar un nuevo frente
político. Algunas de sus tendencias, como la representada por el PPC, soñaban con
incluir a ciertas tendencias de la dirigencia fujimorista. De no lograrlo, buscarían
ganarse a sus bases sociales. Quienes habrían de disputarse la hegemonía del posible
frente de derecha eran el ex-presidente transitorio don Valentín Paniagua dirigente
del avejentado y disminuido partido Acción Popular, Lourdes Flores Nano del Partido
Popular Cristiano y el alcalde de Lima Luís Castañeda Lossio, fundador y jefe de un
invisible partido llamado Solidaridad Nacional. Ninguno de estos personajes pudieron
alcanzar un lugar hegemónico en el proyecto del anciado frente el que finalmente
no llegó a constituirse. A duras penas se formó una alianza electoral entre el Partido
Popular Cristiano y el partido Solidaridad Nacional que lanzó como su candidata
presidencial a la Dra. Lourdes Flores. El otro candidato fue pues don Valentín Paniagua
quien, siendo el centrista más consistente y de mayor prestigio, no pudo atraer aliados
importantes de derecha ni de izquierda.
proyecto de nación que incluyera a todos los peruanos. Las agrupaciones de la derecha casi siempre
constituyeron frentes para gobernar o inspiraron y apoyaron a dictaduras militares conservadoras y
reaccionarias. Desde fines del siglo XIX hasta fines de la Segunda Guerra Mundial, compartían o se
alternaban en el ejercicio del poder las fracciones básicas —premoderna y modernizante— de la clase
dominante. En la segunda mitad del siglo XX, varias veces formaron coaliciones de derecha, explícita
o implícitamente. Luego del gobierno militar nacionalista y reformista del general Velasco Alvarado
(1968-1975), la derecha se recompuso y regresó al poder con furia y ánimo de revancha y reiterando,
una vez más, su carencia de proyecto nacional.
172
173
Manuel Valladares
con alguna solvencia por lo menos durante la campaña electoral. No les faltaba
experiencia. Sin embargo, en los 15 años transcurridos, desde la desintegración final
de aquel frente y la práctica desaparición de casi todos los partidos y agrupaciones
que lo conformaron, también había desaparecido todo rastro de izquierda —como
discurso y como práctica— en la dirección política nacional de los trabajadores y
masas populares. Los intentos en el curso de aquella década y media por recuperar
el terreno perdido habían sido frustrantes y sólo confirmaron que había sido muy
profunda la derrota política de todas las tendencias de la izquierda peruana. Además,
como es sabido, los problemas se agravaron bajo el impacto disolvente de la caída
del Muro de Berlín, del colapso de la URSS y la desaparición del «campo socialista».
En consecuencia, la izquierda que pretendía intervenir en las elecciones generales
del año 2006, en lo posible a través de un frente político, era aquella que intentaba
resurgir desde el fondo de su más grave derrota. Pero, dicho frente no pudo
aparecer ni siquiera entre ellos. Más bien, cada cual por su cuenta —el PCP (Patria
Roja), el Partido Socialista y el Movimiento por la Democracia Social— buscaron
coaligarse con otras formaciones políticas. Los dos primeros, lo intentaron con el
Partido Nacionalista Peruano (PNP) de Ollanta Humala cuya precandidatura subía
incontenible en las encuestas pero sus negociaciones fracasaron y tuvieron que lanzarse
casi solos a la contienda electoral; el último lo hizo con el Movimiento Humanista
Peruano. Luego de su anticipada catastrófica derrota electoral, estas agrupaciones de
izquierda perdieron inclusive su inscripción en los registros electorales19. La suma
de la votación obtenida a nivel nacional por estas tres agrupaciones en la primera
ronda electoral, apenas pudo superar el 1% del total. Nunca antes, por lo menos en
su experiencia electoral a lo largo de los 45 años previos, la izquierda peruana había
caído a un abismo tan profundo. Ciertamente, tampoco era la izquierda de esos
tiempos; ya era otra.
19
A lo largo de su historia, la izquierda peruana también había tenido diversas experiencias en la
conformación de Frentes Políticos de carácter electoral. Para no ir muy lejos, podemos recordar la
constitución del Frente de Liberación Nacional (FLN) para participar en la contienda electoral de 1962. El
eje de dicho Frente fue el antiguo Partido Comunista Peruano (PCP). En esas elecciones, el primer lugar
fue disputado entre Haya de la Torre, Belaunde Terry y Manuel Odría. Sobrevino un Golpe de Estado
acaudillado por militares. En las elecciones de 1963, convocada y vigilada por los golpistas, fue Belaunde
Terry quien finalmente triunfó, gracias al apoyo del FLN. Quince años más tarde, se constituyeron varios
frentes de izquierda para intervenir en las elecciones a la Asamblea Constituyente de 1978. Luego, en
1980 fue constituido IU que incluía a todas las tendencias de la izquierda salvo a las trotskystas. IU tuvo
presencia significativa en la escena nacional pero terminó desintegrándose al finalizar aquella agitada
y conflictiva década de los 80. Para una información mayor sobre las últimas experiencias, ver Nicolás
Lynch, Una tragedia sin héroes, la derrota de los partidos y el origen de los independientes, Perú 1980-1992,
UNMSM, Lima 1999; Manuel Valladares Quijano, «Huelga policial y paro nacional de trabajadores en
mayo de 1987, detonantes de la más grave crisis política en el Perú de finales del siglo XX», en: Historias,
N.º 2, Lima 2007.
173
174
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
20
Informe Central: «Ad portas a un juicio histórico: breve reseña de 7 años de etnocacerismo tawantinsuyano».
Bajo este título, un extenso artículo de Antauro Humala. Quincenario Antauro, Año 6, N.º 86, p. 8-9, del
8 al 25 de abril de 2008. Perú.
174
175
Manuel Valladares
poco antes por decisión del gobierno de Toledo, comenzó a desplegar intensa actividad
política de manera pública tanto en Lima como en provincias. En el transcurso de
los meses siguientes fue siendo reconocido, aunque con renuencia, en casi todos
los medios de comunicación —por periodistas y comentaristas, por innumerables
adversarios y enemigos suyos— como un naciente líder político.
21
Ver editorial «Los políticos no tienen bandera» y una entrevista con el historiador Eduardo Toche bajo el
título «El turbio juego de la política en el escenario más oscuro que te puedas imaginar», Quehacer No.
154 de mayo-junio de 2005, p. 5-15. Lima.
22
Ver comentario de coyuntura política «La Colada de Humala» en Caretas del 17 de noviembre de 2005,
p. 28-31. Lima.
176175
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
Mientras tanto, conforme subían en las encuestas las preferencias por Ollanta Humala
y también crecía el susto de muchos frente a ese hecho, se acortaban los plazos para
la oficialización de alianzas de carácter electoral. Los partidos debían tener existencia
legal y las alianzas entre partidos debían ser inscritas en los registros electorales en
diciembre del 2005. Ollanta, cuyo partido recién tramitaba su inscripción y aún hacía
entrega de los respectivos planillones con firmas de adherentes y ante la sospecha
universal de que la respectiva solicitud y documentación podrían ser denegadas a
última hora, prefirió hacer una alianza de facto con Unión del Pueblo Peruano (UPP),
herencia disminuida y degenerada del movimiento político que había sido fundado
por el embajador Javier Pérez de Cuellar, para intervenir como candidato presidencial,
enfrentando a Fujimori, en las elecciones de 1995. La UPP, convertido en refugio de
oportunistas de toda laya y en tabla de salvación de náufragos, aún tenía inscripción
en la ONPE y en las oficinas del Jurado Nacional de Elecciones. A su vez, tampoco eran
pocos los oportunistas en el PNP. De todos modos se constituyó de hecho la alianza
política UPP-PNP aunque legal y formalmente sólo podía figurar como UPP. Como se
23
Ver, Raúl Vargas: «La hora de los Partidos Democráticos», en su sección «olla a presión», en la citada
revista Caretas de la fecha arriba indicada, p. 32.
176
177
Manuel Valladares
suele decir en Lima ante situaciones de esa naturaleza, «se habían encontrado entre el
hambre y la necesidad». Las dos agrupaciones tenían la urgencia de caminar juntas
por lo menos dentro de la coyuntura electoral.
Durante los tres primeros meses del 2006, cambiaron las cosas con notable
velocidad. La candidatura de Ollanta Humala había pasado a ocupar de manera
sostenida la cabeza de las encuestas. Y todavía a considerable distancia aparecían
sus principales competidores ocupando sucesivamente el segundo, tercer y cuarto
lugar. Pero dicha realidad fue ocultada por la prensa y casi todos los medios de
comunicación y presumiblemente maquillada por las mismas empresas o instituciones
encuestadoras. En sus maniobras muy criollas, para favorecer la candidatura de
Lourdes Flores a quien siempre ponían en ventaja, hicieron uso de argumentos
forzados e inconsistentes como los altos porcentajes de «indecisos» o de aquellos
que ya habiendo tomado decisiones «podrían cambiar de opinión» y, también,
de los que «decidirán su voto el mismo día de las elecciones», etc. Recién en los
primeros días de abril, cuando tenían lugar los mítines finales de cierre de campaña,
se conoció la verdad. Los propios medios tuvieron que admitirla haciendo públicas
las informaciones reales.
24
Para ciertos detalles y pormenores de la ruptura de negociaciones entre líder nacionalista y dirigentes
de izquierda y, también, acerca de los argumentos de aquel para negarse a asistir a las reuniones de
CADE 2005, puede ser consultado de Manuel Valladares Quijano, el artículo ya citado «Quién es Ollanta
Humala?», en: Historias N.º 1, p. 103-125.
177
178
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
Esos resultados fueron: por encima del 30% de los votos válidos para Ollanta Humala,
por debajo del 25% tanto para Alan García como para Lourdes Flores, es decir, lo que
se llama un «empate técnico» entre los dos; luego, tuvieron que desempatar en las
mesas de las oficinas electorales, disputando voto a voto su paso al segundo lugar. La
ganó Alan García por un muy estrecho margen. Lourdes Flores se quedó en el tercer
lugar. El cuarto lugar, con algo más del 7%, fue para Martha Chávez candidata del
fujimorismo y, finalmente, el quinto lugar, con un poco más del 5%, para Valentín
Paniagua. Aún podemos mencionar al candidato de los evangélicos, señor Humberto
Lay Sun, quien ocupó el sexto lugar con algo más del 4%. Todos lo demás, es decir, 18
candidatos presidenciales de derecha, centro-derecha y centro-izquierda, quedaron
regados en el piso con las más ínfimas votaciones que uno puede imaginar.
La gran novedad que arrojó aquella primera ronda electoral fue la abrumadora
victoria alcanzada por el candidato del nacionalismo en la mayor parte del país,
dejando a sus principales adversarios en muy difícil y complicada situación. Lourdes
Flores sólo ganó en Lima y Callao (Sus únicas plazas fuertes), Alan García solamente
en los departamentos de Ica, Ancash, La Libertad, Lambayeque y Piura; mientras tanto,
Ollanta Humala la ganó por un muy amplio margen en todos los demás, es decir, en
18 departamentos. En la sierra peruana, particularmente en el Centro y Sur el país, y
también en la Selva, la votación obtenida por su candidatura fue excepcionalmente
elevada25.
25
Los departamentos en los que Ollanta Humala ganó en la primera ronda electoral, fueron: Tumbes;
Cajamarca, Amazonas, San Martín, Huánuco, Cerro de Pasco, Junín; Arequipa, Moquegua, Tacna;
Ayacucho, Huancavelica, Apurímac, Cusco, Puno; Loreto, Ucayali y Madre de Dios.
178
179
Manuel Valladares
favor suyo los impulsos de las más diversas fuerzas sociales y políticas; sin embargo,
las tendencias políticas y electorales básicas no se habían modificado de manera
sustantiva: Alan García sólo ganó en 10 departamentos y en el extranjero; mientras
tanto, Ollanta Humala volvió a ganar en 15 departamentos y, sobre todo, reiterando
su alta votación en los del Centro, Oriente y Sur del país26.
Referencias Bibliográficas
López Soria José Ignacio. El pensamiento fascista. Colección: Biblioteca del pensamiento
peruano. Lima: Francisco Campodónico F., Editores. Mosca Azul Editores; 1981.
Lynch Nicolás. Una tragedia sin héroes. La derrota de los partidos políticos y el origen
de los independientes. Lima: Fondo editorial UNMSM; 1999.
26
En la segunda ronda electoral, Alan García, candidato del APRA, ganó en Ancash, Callao, Ica, La Libertad,
Lambayeque, Lima, Pasco, Piura, Tumbes, Ucayali y en el extranjero. Ollanta Humala, candidato de la
alianza UPP-PNP, ganó en Amazonas, Apurimac, Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Huancavelica,
Huánuco, Junín, Loreto,San Martín, Madre de Dios, Moquegua, Puno y Tacna.
179
180
A propósito de la asonada en Andahuaylas en enero de 2005
Renique José Luis. La batalla por Puno. Conflicto agrario y nación en los Andes
peruanos. Lima: IEP-SUR-CEPES; 2004.
Valladares Quijano Manuel. ¿Quién es Ollanta Humala? Trepando por las escalas de
las encuestas, cargamontón busca derrumbarlo. Historias. 2006; (1):103-124.
180
181
Impresión:
Editorial Línea Andina
Lloque Yupanqui 1640, Jesús María
Telefax: 4719481
gerencia@lineandina.com
www.lineandina.com