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Experimentos para hacer en casa

Equipo de Ciencias de Escuelas del Bicentenario


(Male, me parece que lo mejor es ponerlos por separado, con un índice que
linkee a cada uno)

1. ¡Cuánta presión!

Aunque casi nunca nos demos cuenta, vivimos inmersos en un mar de aire: la
famosa atmófera terrestre. Ese aire nos empuja por todos lados: desde arriba
hacia abajo, y desde los dos costados hacia adentro. Animate a investigar los
efectos de la presión del aire con este experimento.

Materiales
Una botella de plástico con tapa
Agua bien caliente

Procedimiento

Conseguí una botella de plástico grande, como las de gaseosa. Llená un cuarto
de la botella con agua bien caliente (pedile a un adulto ayudante que caliente
el agua –si está hirviendo mejor- y la eche dentro de la botella). Tapala
inmediatamente y dejala quieta durante aproximadamente una hora. ¡Vas a ver
que las paredes de la botella se abollan hacia adentro!

¿Por qué se abolla la botella? ¿Qué tiene que ver eso con la presión del aire?

Para entender este experimento, tenés que saber que el aire está formado por
moléculas, que empujan hacia todos lados (o dicho de otra manera, ejercen
presión). Cuanto más caliente está el aire, las moléculas se mueven más rápido
y hacen más presión. A la inversa, cuanto más frío está el aire, su presión
disminuye.

Cuando agregás agua caliente dentro de la botella, hacés que el aire dentro de
ella se caliente. Al taparla y dejar enfriar la botella, el aire que quedó en su
interior se enfría, ejerciendo menos presión. El aire de afuera de la botella,
entonces, empuja hacia adentro con más intensidad que el aire del interior, y
las paredes de la botella se abollan. Como te decíamos antes, vivimos en un
mar de aire que nos empuja desde afuera, como pasa con la botella. ¿Y por qué
no nos abollamos? Porque tenemos aire en nuestro interior, que empuja hacia
afuera balanceando la presión de la atmósfera. ¡Qué alivio!

2. Investigando la grasa de los alimentos

¿Qué comer para la cena? ¿Papas fritas o papas al horno? ¿Carne o pizza? Esta
vez, te proponemos investigar el contenido de grasa que tienen diferentes
alimentos. ¡Manos y bocas a la obra!
Materiales:

Papel cortado en cuadrados pequeños (puede ser papel madera o cualquier


papel no muy grueso que encuentres por ahí)
Diferentes alimentos para testear, como papas fritas de paquete, chocolate,
frutas, manteca, galletitas, verduras, pan, etc. No compres nada para esto,
solamente pedí en tu casa algún resto de comida que quede.

Procedimiento:
Antes de empezar, observá bien cada uno de los alimentos. ¿Cuáles pensás que
tienen más grasa que otros? Anotá tus predicciones en una tabla como esta.

Alimento Predicción Resultado del


experimento
Ejemplo: papa frita Ejemplo: Mucha grasa
manzana Nada de grasa
galletita Algo de grasa

Escribí en cada cuadrado de papel el nombre del alimento que vas a probar
sobre él, así sabés cuál es cuál al final del experimento.

Frotá cada uno de los alimentos (por ejemplo, una papa frita) sobre un
cuadrado de papel diferente. Asegurate de frotarlos la misma cantidad de
tiempo (por ejemplo, frotá 10 veces a cada uno) así podés comparar todos los
papeles después.

Dejalos unas horas hasta que se sequen bien. Vas a notar que algunos papeles
quedan transparentes y otros no. Cuanto más transparente quede el papel,
significa que más grasa contiene el alimento.

Anotá tus resultados en la tabla, ¿se cumplieron tus predicciones? ¿Qué


alimentos de los que probaste tienen más grasa?

¿La grasa de los alimentos es mala?


Los alimentos contienen diferentes sustancias que nuestro cuerpo usa para
obtener energía y fabricar materiales que necesita para funcionar bien. Esas
sustancias son las proteínas, los minerales, los hidratos de carbono, el agua y
también las grasas. Para que una dieta sea equilibrada, entonces, hace falta
que contenga un poco de cada una de esas sustancias. Las grasas, junto con los
hidratos de carbono, son necesarias para nuestro organismo porque constituyen
la fuente de energía que necesitamos para caminar, pensar, hacer ejercicio y
cualquier actividad que hagamos. El problema viene solamente cuando las
comemos en exceso, porque pueden traer problemas de salud como la
obesidad. Por eso, cuando elijas qué comer, buscá alimentos que no tengan
demasiada grasa y reemplazalos por otros como frutas y verduras que te
aporten también otras sustancias que tu cuerpo necesita para sentirse fuerte y
sano. Y si tenés dudas de cuánta grasa tienen los alimentos, ¡frotalos sobre el
papel!

3. ¡A doblar huesos!

Si no fuera por nuestros duros y resistentes huesos, no podríamos mantenernos


parados, jugar carreras o saltar en una pata cuando estamos contentos. ¿Pero
alguna vez se te ocurrió que los huesos se podían doblar? Investigá cómo con
este experimento.

Materiales:
Huesos de pollo bien limpios
Recipiente en el que quepan los huesos de pollo, con tapa
Vinagre

Procedimiento:
Lo primero que tenés que hacer es limpiar bien los huesos de pollo para que no
les quede nada de carne. Lavalos bien con detergente, y ya están listos para
usar.
Colocá los huesos de pollo en el recipiente y cubrilos completamente con
vinagre.
Tapá el recipiente.
A los dos días, cambiá el vinagre por vinagre nuevo, y repetí el proceso cada
dos días durante toda una semana. Chequeá cómo va cambiando la consistencia
de los huesos a lo largo de los días.
Al cabo de una semana, sacá los huesos de pollo. ¡Vas a ver que están todos
blanditos y se pueden doblar! (si todavía no se ablandaron demasiado, seguí
con el experimento unos días más).

¿Por qué se ablandan los huesos de pollo cuando los sumergimos en vinagre?

Los huesos, tanto los de pollo como los nuestros, están formados por una
sustancia llamada carbonato de calcio, que es la que los hace duros. El vinagre
con el que cubrimos los huesos contiene un ácido, llamado ácido acético, que
reacciona con el carbonato de calcio y lo transforma en sustancias
diferentes.¿El resultado? Los huesos pierden su dureza y se pueden doblar como
si fueran de goma. La próxima vez que te levantes de una silla, ¡acordate del
carbonato de calcio que mantiene a tus huesos duros!

4. Agua para ver mejor

¿Tu abuela dice que sus ojos ya no son los de antes? ¿Tu tío se olvidó los
anteojos y no puede leer las letras chiquitas de los diarios? Deciles que tenés la
solución, ¡fabricar pequeñas lupas de agua!
Materiales:
Diario, en especial una parte que tenga letras chiquitas
Film de plástico transparente, del que se usa para cubrir las sobras de comida y
meterlas en la heladera
Gotero
Vaso de agua

Procedimiento:

Colocá el diario sobre una mesa o sobre el piso.


Extendé sobre el diario el plástico transparente, asegurándote de que quede
bien tirante. Podés apoyar objetos pesados en los bordes para ayudarte.
Con el gotero, colocá pequeñas gotitas de agua sobre la parte del diario que
querés aumentar.
¡Vas a ver que las gotas de agua funcionan como pequeñas lupas!

¿Por qué las gotas de agua actúan como lupas?

Cuando los rayos de luz pasan del agua al aire, se desvían (los físicos llaman a
ese fenómeno refracción de los rayos de luz). La forma curvada de la gota de
agua hace que, cuando los rayos se desvían, lo hagan de manera que, al llegar
a tus ojos te parezca que venían de un objeto más grande que el real. De esa
manera, actúan como lentes de aumento. Probá con gotas de diferentes
tamaños, ¿aumentan más o aumentan menos? ¿Pasa lo mismo si usás aceite o
alcohol en vez de agua? ¡Investigá y contanos!

5. Adaptándonos a la oscuridad

Con el experimento de hoy vamos a investigar cómo nuestros ojos se adaptan a


la falta de luz y de a poco logran distinguir mejor las formas y colores.

Materiales:
Unas 15 tapitas de gaseosa o agua de diferentes colores (tienen que ser de la
misma forma y tamaño)
Una habitación donde puedas bajar la luz

Procedimiento:
En una habitación iluminada, pone las tapitas todas juntas y pediles a tus
amigos que las separen por colores. ¿Facilísimo? Esperá a lo que sigue.

Ahora, bajá la luz de manera que el cuarto quede casi en penumbras (pero no
totalmente a oscuras). Volvé a mezclar las tapitas y pediles a tus amigos que
las separen de nuevo por color. Encendé la luz, ¿qué pasó? Seguramente vas a
ver que tuvieron muchos errores. Contá y anotá cuántas tapitas acertaron.

Y la última prueba: Volvé a bajar la luz, pero ahora esperen 10 minutos con la
luz baja (pueden contra cuentos de miedo para entretenerse). Después de esos
minutos pediles a tus amigos que separen las tapitas por color. ¿Cómo les fue
esta vez? ¡Seguro que tuvieron menos errores!

¿Por qué es más fácil separar las tapitas después de estar un rato con la luz
baja?

Nuestros ojos tienen dos tipos de receptores para la luz: los conos y los
bastones. Los bastones son responsables de que veamos cuando hay luz baja
porque son muy sensibles a la luz. Cuando la luz es brillante, los bastones están
inactivos, y necesitan un tiempo para recuperarse. Por eso nos lleva unos
minutos adaptarnos a la luz baja. Al cabo de esos minutos, los bastones están
listos para detectar la poquita luz que haya en el lugar, y por eso es

5. Aire viajero

En el experimento de hoy te vamos a mostrar que el aire puede viajar a través


de las hojas y tallos de las plantas. ¿Estás listo para hacer burbujitas?

Materiales
Una botella de vidrio, como las de gaseosa chiquitas
Una hoja recién cortada, con tallo
Plastilina
Una pajita
Agua
Espejo

Procedimiento
Llená casi toda la botella con agua (hasta unos 2 cm del borde).
Envolvé con plastilina el tallo de la hoja (sin tapar la parte de abajo) y colocala
en la boca de la botella, de manera que el extremo del tallo quede dentro del
agua.
Asegurate de que la plastilina tape bien la boca de la botella y que no entre
nada de aire.
Insertá una pajita en plastilina. El extremo de la pajita tiene que quedar
dentro de la botella pero SIN tocar el agua.

Parate frente a un espejo y usando la pajita chupá el aire de la botella (si no


funciona puede que la plastilina no esté sellando bien la boca de la botella).
Fijate en el espejo mientras chupás a través de la pajita, ¡vas a ver que en la
punta del tallo se ven burbujas!

¿Por qué se ven burbujas en la punta del tallo?

Las hojas de las plantas tienen poros, pequeños agujeros por los que puede
entrar el aire, que se llaman estomas. El aire puede viajar luego a través de
espacios dentro de la hoja y de tubitos dentro del tallo que se llaman xilema.
Cuando la planta está viva, esos tubitos se usan para transportar agua y otras
sustancias dentro del tallo, pero para nuestro experimento actúan como una
pajita. Por eso, cuando chupás el aire que había en la botella con la pajita, el
aire entra nuevamente a la botella a través de la hoja y el tallo de la planta. Y
cuando el aire llega al agua de la botella se forman burbujas.

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