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Buena parte de la migración de los años setenta y ochenta derivó de los conflictos políticos
que asolaron la región. Sin embargo, desde los noventa se evidenció que el motivo principal
para migrar era económico, no político: la tremenda disparidad de ingresos entre EE.UU.
y Centroamérica, y la precariedad de las condiciones laborales en la mayoría de los países
de la región. Es decir, la migración –y por ende las remesas- continuó fluyendo, pese a la
conclusión de las guerras internas y al arribo de la paz.
Con el transcurrir de los años se han ampliado las razones para el envío de remesas. Si bien
el motivo principal sigue siendo apoyar el consumo de los familiares que quedaron atrás
(e.g., alimentación, vestuario, vivienda), los migrantes más asentados también envían
dinero para construir viviendas, ya sea para contar con ellas ante un eventual retorno o
como inversión. Además, en algunos casos, el envío de remesas se hace para iniciar micro
y pequeñas empresas. Estas nuevas facetas contribuyen a explicar el dinamismo que han
mantenido las remesas.
Durante 2008, sin embargo, se apreciaron cambios importantes en esa tendencia que parecía
inercial. La recesión de EE.UU. ha estado impactando sobre los trabajadores hispanos y su
capacidad para enviar remesas hacia Latinoamérica. Estas se han desacelerado e incluso,
en algunos meses, han bajado respecto a los mismos meses de un año anterior.
Este breve trabajo comprende tres secciones. En la primera se analiza el desempeño de las
remesas, se muestra la desaceleración que se registró en 2008. En la segunda se presentan
una serie de indicadores económicos de EE.UU., que se relacionan con la capacidad de
ingreso de los migrantes y con su potencial para enviar remesas. Finalmente, se comentan
las implicaciones que el estancamiento y eventual descenso en captación de remesas
podría tener para Centroamérica.
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En julio de 2008 ya habíamos dado a conocer la presentación de power point: “Ante la incertidumbre de una disminución
de las remesas”, donde alertábamos sobre su desaceleración (véase: www.bcie.org)
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El autor agradece a José David Sierra, pasante en la OEJ, por la elaboración de las gráficas que se presentan en este
informe.
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Incertidumbre sobre las Remesas
3. Las remesas tienen un peso significativo en los PIB de los países. El orden
de los países se modifica cuando se compara respecto al PIB, y alcanza una
participación elevada en el caso de los cinco países (véase la Gráfica 3). En 2008
representó el 23.5% del PIB en Honduras, el 18.1% del PIB en El Salvador, el
11% del PIB en Nicaragua, el 9.6% del PIB en Guatemala, y el 8.8% del PIB en
República Dominicana. Los valores solo fueron bajos para Costa Rica (2.1% del
PIB) y Panamá (0.7% del PIB). Los niveles actuales contrastan fuertemente con
los que existían durante los noventa, cuando solo para El Salvador las remesas
representaban dos dígitos del PIB. No cabe duda de que la ayuda que las remesas
brindan hacia las economías se ha magnificado sustancialmente, pero esto, a
la vez, provoca una mayor vulnerabilidad de los países respecto a esa “ayuda
externa”.
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Incertidumbre sobre las Remesas
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Incertidumbre sobre las Remesas
Reserve por inyectarle liquidez a la economía y de los bail-outs que han tenido lugar
durante 2008 (al que se agrega el último que ha propiciado el nuevo presidente
Barack Obama), no logra detenese la hemorragia de pérdida de empleos: ya van
22 meses consecutivos de despido de trabajadores (véase la Gráfica 7). Como se
estima que en este sector labora un porcentaje significativo de los trabajadores
hispanos, es de esperar que tenga un efecto pernicioso sobre el envío de remesas
hacia Centroamérica.
10. Los sueldos y salarios están bajando. El cambio mensual de sueldos y salarios en
EE.UU. ha tendido hacia la baja en los últimos años (véase la Gráfica 9). Durante
2008, los cambios fueron negativos la mayoría de meses, dejando atrás incluso
los valores de la recesión de 2001. El rubro de sueldos y salarios es esencial para
determinar la capacidad de ingreso disponible de los hispanos en EE.UU., ya que
otras fuentes de ingreso (e.g., inversiones) todavía son limitadas en la mayoría
de hogares hispanos. De ahí que la capacidad para enviar remesas dependa,
en última instancia, del comportamiento que esos sueldos y salarios están
experimentando.
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General para EE.UU., no solo para hispanos.
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En esa ocasión había caído -6.4%.
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Incertidumbre sobre las Remesas
12. Las remesas podrían caer durante 2009. Los indicadores presentados en esta
sección serán en su mayoría indicadores líderes (en algunos casos coincidentes)
con el envío de remesas. En ese sentido, las señales negativas que derivan de las
gráficas que se han mostrado advierten acerca de una tendencia declinante hacia
las remesas para los próximos meses. Con base en esos números sería totalmente
previsible que continuara la desaceleración en su captación, o que incluso,
como ya se indicó antes, que pudiera llegarse a dar un decrecimiento durante el
corriente año. De llegar a suceder esto último, sería un desafío considerable para
Centroamérica, pues la región se ha acostumbrado a contar con esas “muletas”
que provienen de EE.UU. Por cierto, las cifras para México ya muestran que las
remesas bajaron -3.6% durante 2008 respecto a 2007. México es un país que por
su mayor cercanía y dependencia respecto a EE.UU. tiende a experimentar con
mayor celeridad los embates de la economía estadounidense. Por ejemplo, las
remesas hacia México ya se habían desacelerado en 2007, cuando solo crecieron
2%.
14. El efecto de corto plazo sí sería muy severo para la región. Las remesas han
dejado de ser un fenómeno que incide exclusivamente sobre el consumo de las
capas sociales menos favorecidas. Si bien en una primera ronda se canalizan hacia
el consumo, dada la alta propensión al consumo de las familias receptoras, que se
ubican entre los deciles más pobres de la distribución de ingreso, pronto se esparcen
hacia el resto de la economía, contribuyendo a tener un efecto dinamizador sobre
numerosos sectores, en particular aquellos como la construcción. Una reducción
de las remesas perjudicaría la capacidad importadora de la región, ayudando a
acentuar una brecha comercial que, previo a la crisis, ya era bastante elevada. En
cuanto a los indicadores sociales, también sería de esperar un empeoramiento
en cifras como el desempleo o la desnutrición, dado que las remesas representan
una de las principales variables que han incidido sobre el mejoramiento de los
indicadores sociales en los últimos años en los países centroamericanos, incluso
más que las mismas políticas sociales de algunos países.
15. El grado de maniobra de los países es mínimo. Es poco lo que los países de
la región pueden hacer para reducir la merma en la recepción de remesas.
Las remesas se asemejan a los flujos de ayuda, con la diferencia de que estos
provienen directamente de los gobiernos de los países industrializados, mientras
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Incertidumbre sobre las Remesas
que las remesas son transferencias otorgadas en forma directa entre hogares
ubicados en diferentes países. Esa connotación de flujo unilateral dificulta
sobremanera que los países receptores puedan revertir su descenso. Mecanismos
como la facilitación de los envíos a través de menos costos de transacción ya han
sido explorados desde hace años, por lo que es difícil que se puedan obtener
ganancias importantes ahora en tiempo de crisis.5 Asimismo, si bien es de esperar
que la nueva administración demócrata mantenga una posición menos inflexible
en relación a las deportaciones, no se esperan cambios dramáticos en la política
migratoria hacia los trabadores ilegales, máxime en un contexto en el que la tasa
de desempleo en EE.UU. tiende a subir.
16. Será difícil compensar esa merma por otras vías. Todos los vínculos externos de
la región con la economía mundial están siendo afectados por la recesión de los
países industrializados. Las exportaciones también se están desacelerando ante la
contracción de la demanda en EE.UU. y otros países industrializados. El turismo
receptivo prácticamente se ha estancado a nivel internacional. Uno de los rubros
que más se ve afectado durante una recesión es el de los viajes, en vista de que no
es un consumo esencial; la cercanía de Centroamérica con EE.UU. no ha evitado
ese estancamiento del turismo. Los flujos de inversión extranjera hacia países en
desarrollo tienden a ser variables que reaccionan pronto y negativamente ante
las señales de recesión. De hecho, durante los últimos meses se ha sabido de
pocas inversiones extranjeras hacia la región. El país que más podría captar –y
que tradicionalmente ha sido el que más ha recibido-, sería Costa Rica, producto
de la entrada en vigencia del DR-CAFTA a partir del 1 de enero de 2009, y de
la apertura de dos sectores importantes de su economía: telecomunicaciones y
seguros. Pero precisamente es Costa Rica uno de los países que menos depende
de las remesas. Por último, la banca internacional también tiene restringido sus
flujos de préstamos hacia la banca centroamericana. Esto no se debe a dificultades
de las contrapartes de la región, sino a los problemas que han confrontado los
bancos estadounidenses y europeos, que los han llevado a reducir sus líneas de
financiamiento. En síntesis, la merma en remesas tendrá que ser compensada por
reducciones en la capacidad de ahorro de los países, pero dado que este no es
elevado, principalmente por una reducción del consumo de bienes no duraderos
y en especial de los bienes de consumo duraderos.
17. Habría que afinar los instrumentos de política social. Para evitar una
agudización de la pobreza, que después pudiera ser muy difícil de revertir, será
de vital importancia que los gobiernos puedan adoptar tres medidas en su política
de gasto público: aumentar la inversión pública, aun cuando esto conlleve un
incremento en el endeudamiento público; acelerar la capacidad de ejecución de
la obra pública, dado que el rol contracíclico de la política fiscal se necesita ahora,
no dentro de algunos meses, y mejorar los mecanismos de transparencia del
gasto, pues se trata de que los recursos lleguen efectivamente a los destinatarios
finales.
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Otro tanto ocurriría con el llamado típico al uso productivo de las remesas, sobre el cual también se ha escrito bastante
durante años. Ante las dificultades en el consumo que estarían experimentando los hogares, todo indicaría que durante
la crisis las remesas acentuarían su rol hacia el consumo, y no hacia la inversión en MIPYME.
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Otras publicaciones recientes de la Oficina del Economista Jefe (OEJ) que se pueden consultar
en la web del Banco: www.bcie.org