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Si el Derecho es una ciencia, que permite alcanzar con certeza las verdades
propias de la ciencia, entonces, el Derecho Natural también forma parte de la
ciencia jurídica. Su reconocimiento es la base de las Constituciones y de los
Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos, y por lo tanto debe ser
estudiado como tal, dándole su debida importancia y prioridad.
Por eso, desde la negación del Derecho Natural y basados en el "hago lo que
quiero", "hago lo que me gusta", es donde la eutanasia deseada por el
interesado no encuentra reprobación, o que si dos homosexuales quieren
convivir, la ley debe reconocerlo, avalarlo, darle categoría de ley, o incluso
hacerlo obligatorio, ya que la ley es tan convencional e ilimitada como los
deseos de "hacer lo que quiero".
Si bien la vida privada es tal, esto no significa que la ley sea indiferente,
sorda, o neutral. Se debe averiguar cual es el bien jurídico tutelado o
protegido, sin contradecir el principio que le sirve de base. Si el bien jurídico
tutelado es la vida, mal puede sustentarse la eutanasia o el aborto, o la
colaboración con el suicidio o la muerte ajena. Asimismo, la reproducción
humana se encuentra íntimamente ligada a la vida y su transmisión, por lo
cual la homosexualidad no puede ser admitida ni reconocida legalmente. El
bien jurídico tutelado en cuanto a la honestidad, es la integridad física de la
persona humana, concluyendo que la violación, y otros delitos semejantes no
pueden ser amparados por la ley, sino sancionados por ella. El bien jurídico
tutelado que se refiere a la integridad espiritual y moral de las personas, hace
que deba ser sancionada la pornografía, la apología del delito, la degradación
reflejada en los medios de comunicación social.
El Derecho Natural existe como existen las normas de las ciencias naturales
(la biología, la física,...). Es cierto: así como la ley de gravedad no se introdujo
en el Universo el día que Newton la redactó, sino que siempre ha existido en
forma no escrita pero evidente en el funcionamiento del mundo (las cosas
caen para abajo, de lo cual se habrá dado cuenta hasta el cavernícola y
troglodita más primitivo de la humanidad), así también el ser humano racional
y la sociedad formada por las personas tienen una naturaleza determinada que
si bien no se halla escrita, los gobierna más allá de su reconocimiento o
negación.