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Pulverem pulvis sumus et erimus (Polvo somos y en polvo nos convertiremos), solo Dios sabe cuando. La imposicin de las cenizas nos lo recuerda, principio y fin, alfa y omega, de nuestra vida, estamos de paso. Entonces mientras estemos, hagamos una vida recta, sana, solidaria. Por ello, en esta cuaresma, hagamos un compromiso, ser mejores y hacer obras buenas. Mucha gente esta esperanzada, demos alegra, demos esperanza a los que parecen desfallecer, oremos por los enfermos, ayudemos al que necesita, tenemos en Jess al humano perfecto, al que dio todo, dio su vida por mi, por ti, por todos y cada uno de nosotros. Benedicto XVI destaca en su mensaje que La Cuaresma nos ofrece una vez ms la oportunidad de reflexionar sobre el corazn de la vida cristiana: la caridad. En efecto, este es un tiempo propicio para que, con la ayuda de la Palabra de Dios y de los Sacramentos, renovemos nuestro camino de fe, tanto personal como comunitaria. Se trata de un itinerario marcado por la oracin y el compartir, por el silencio y el ayuno, en espera de vivir la alegra pascual. As pues, Mara, con su modo de actuar, nos recuerda la grave responsabilidad que cada uno tiene de acoger el plan divino sobre la propia vida. Obedeciendo sin reservas a la voluntad salvfica de Dios que se le manifest a travs de las palabras del ngel, se presenta como modelo para aquellos a quienes el Seor proclama bienaventurados, porque oyen la palabra de Dios y la guardan (Lc 11,28). Jess, respondiendo a la mujer que, en medio de la multitud, proclama bienaventurada a su madre, muestra la verdadera razn de ser de la bienaventuranza de Mara: su adhesin a la voluntad de Dios, que la llev a aceptar la maternidad divina.