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Perspectiva histórica y salida alternativa a la actual crisis del

sistema financiero internacional


Escrito por Fernando Moreno Bernal
Abril 02, 2008
Existen tres clases de ciclos económicos distintos: el financiero, corto de una duración media de 40
meses (Kitchin), medio, del que suelen hablar en medios políticos y prensa económica, de 6 a 8
años (Juglar), y largo, vinculado con cambios tecnológicos importantes, de 50 a 60 años
(Kondratieff)

"Las autoridades monetarias, los supervisores y las instituciones públicas en general tienen que
actualizar todos los mecanismos que están a nuestra disposición para afrontar en su caso una crisis
sistémica."
Joaquín Almunia, Comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE. [1]

Desde el pasado mes de Agosto de 2007, crisis de las hipotecas subprime, se ha analizado y
descrito paso a paso la crisis financiera internacional, confirmando el tiempo el correcto análisis,
gravedad y consecuencias de la misma hecho por Juan Torres [2], incluido el sonido de "tambores
de guerra" como salida de la crisis, huida hacia delante del propio sistema que implica sólo una
salida provisional unida a grandes sacrifios y sufrimiento humano, tras las declaraciones del general
Petreus el pasado 24 de Marzo.

El temor a que la crisis hipotecaria se trasladase a una crisis de liquidez del sistema financiero en
su conjunto se confirmó. Que esta fuese más que una crisis de liquidez una crisis de solvencia del
sistema financiero mundial se ha confirmado sin conocerse aún el alcance total de esta. Que se ha
trasladado a la economía productiva es incuestionable. Que estamos al comienzo de una grave
recesión en la mayor economía del sistema mundo, que con mayor o menor medida afectará a la
economía mundial también. Que es imprescindible una nueva regulación mundial de las
Instituciones Financieras Mundiales que reflejen la nueva correlación de fuerzas, la perdida de
poder de EE. UU. y el ascenso de nuevas potencias emergentes en la economía internacional, es
incuestionable. Que no es sólo una cuestión de "economía", de restituir la confianza mutua en las
instituciones caducas, sino de cambio de cultura y recuperación de la ética en la economía, una
cuestión de guerra y paz, cada vez estará más claro.

Es necesario recordar que esta recesión venía siendo pronosticada por los analistas objetivos y
científicos que no se dejaban arrastrar por la ideología panegírica del capitalismo neoliberal. Así el
propio Juan Torres en su artículo "¿Por qué se deprecia el dólar y quién pagará las consecuencias?"
[3] o Joseph E. Stiglizt en "¿Reventará la presa en 2007?" [4] entre otros muchos ya anunciaban la
ruptura del sistema económico internacional basado en la deslocalización de la actividad productiva
de las trasnacionales hacia China e India fundamentalmente para abaratar los costes saláriales
aumentando la tasa de ganancia (productividad), lo que permitía la congelación y bajada real de
los salarios en la UE y EE. UU. (Crecimiento sin inflación), la bajada de tipos de interés, el
consumismo basado en la especulación financiera (capital financiero de las familias), la burbuja
inmobiliaria y la exportación de los riesgos al resto del mundo.

Es decir, la crisis de las hipotecas subprime que aparece en agosto de 2007 no es sino la ruptura
del eslabón de la cadena consumista más endeble, el que menos resistencia opone ante la presión
y el estallido del sistema financiero neoliberal, por donde aparece y se visualiza una crisis larvada
de fuerzas internas del propio sistema.

Hay que denunciar, asimismo, la opacidad en la que nos movemos basada en la ocultación de
información trascendente para un correcto análisis que permita sacar las conclusiones oportunas y
la determinación de una línea de actuación coherente para salir y prevenir situaciones similares en
el futuro. La crisis es analizada en términos de contabilidad nacional y de subida o bajada de los
índices bursátiles cuando el sistema capitalista mundial incrementa o disminuye la tasa de ganancia
a nivel de empresas transnacionales. La deslocalización hacia países de bajo coste salarial (directo
e indirecto), medioambiental y nulo poder sindical que posibilita el incremento de la explotación, la
ampliación del mercado y aumento de la tasa de ganancia (crecimiento) es realizado por las
empresas, que ya están completamente desacopladas de los Estados-nación desde principios de la
década de los 90 del S. XX, mediante una red de empresas que pasan por los centros financieros
offshore, mal denominados paraísos fiscales, que actúan para el sistema capitalista como el
sistema linfático de los seres vivos, cortocircuitando toda información que pudiera atacarle, que
pudiera anular o reducir la absoluta libertad de actuación de los gestores del mismo.
Se habla de la imperiosa necesidad de "recuperar la confianza" para retornar al funcionamiento
"normalizado" del sistema, es decir, explotador, depredador del medioambiente y especulativo. Para
ello es necesario que se conozca el alcance real de los afectados por la crisis hipotecaria. Se decía
que cuando se presentaran las cuentas a principios de año quedaría restablecida. No ha sido así,
por que como se dice en Andalucía "entre calé y calé no cabe la buenaventura". Todas las
entidades tienen cuentas opacas en estos centros financieros offshore a través de las que realizan
la ingeniería financiera necesaria que les permite a los gestores dar la información que les interese
a los Estados-nación y a sus accionistas, y a las que se han podido trasladar las perdidas en esta
coyuntura. Entre ellos nadie se cree la veracidad de las cuentas anuales oficiales presentadas.
Entre profesionales del engaño y la estafa nadie cree a nadie.

La contabilidad nacional nos ofrece una visión desenfocada de la actual crisis ya que tan sólo nos
indica sus consecuencias territoriales en la traslación de la actividad productiva (Balanza
Comercial) y la traslación y distribución del coste de la misma a las poblaciones del mundo (Déficit
fiscal) Constatar aquí que los Estados-nación que controlan políticamente sus políticas monetarias
(Bancos Centrales) se defienden mejor, como ya vimos en la crisis de los tigres asiáticos de 1998.

La variación de la cotización bursátil también nos ofrece una visión desenfocada, ya que tan sólo
nos indica el nivel de destrucción del capital especulativo que precede siempre a la destrucción real
del capital físico y productivo, como hemos podido aprender en todas las crisis anteriores.

Es oportuno recordar que no se incrementa la plusvalía y la tasa de ganancia del capital con el
comercio y la actividad financiera que si son, sin embargo, las fuentes que alimentan la
especulación [5].

La necesaria perspectiva histórica.

Es necesario contextualizar la actual crisis del sistema financiero internacional con perspectiva
histórica, si queremos determinar la línea de actuaciones coherente para darle una salida real que
neutralicen sus causas estructurales y no se quede en reformar algo para que todo siga igual hasta
la próxima, acompañada sin lugar a dudas de mucho sufrimiento, destrucción de capital físico y de
vidas humanas.

Existen tres clases de ciclos económicos distintos: el financiero, corto de una duración media de 40
meses (Kitchin), medio, del que suelen hablar en medios políticos y prensa económica, de 6 a 8
años (Juglar), y largo, vinculado con cambios tecnológicos importantes, de 50 a 60 años
(Kondratieff). Estos tres ciclos se superponen: en una onda larga se producen 6 ó 7 medios, y en
cada uno de estos se producen 2 ó 3 pequeños. En la fase descendente de la onda larga las
recuperaciones de la onda media es lenta, débil y no absorbe el desempleo generado por la fase
recesiva anterior, y, al revés, en las fases ascendentes de la onda larga, en la que nos encontramos
desde 1992-93, la fase recesiva del ciclo medio es corta y suave. Estos cambios de ciclos de las
ondas largas van acompañado por una ampliación de los mercados habiendo pasado de mercados
locales a regionales, Estado-nación y, actualmente, a Estados-continentes. Esta transformación del
ámbito territorial de los mercados lleva a que haya "ganadores" y "perdedores", sin instancias
políticas y sociales que controlen y regulen los procesos. Es decir, las empresas han ido por delante
aplicando la ley de la selva hasta que se logra constituir contrapoderes sociales que terminan por
construir el Poder político. Actualmente los "ganadores" relativos son China y la India, y los
"perdedores" asalariados/as de Europa y EE. UU. No olvidemos que mientras los salarios reales de
Europa y USA se han congelado o disminuido en los últimos diez años, las retribuciones de los
"gestores", miembros de Consejo de Administración y directivos (la tecnoestructura de Galbraith
[6]) se ha multiplicado por 600, e incluso más de mil en algunos casos como los directivos de
empresas petroleras, en las diferentes modalidades de retribución que han ido inventándose; y que
el crecimiento chino e indio se basa en las 45.000 multinacionales de los países desarrollados que
se han instalado allí para abaratar costes.

Al comienzo de cada onda larga se comprueba históricamente que existe un incremento


considerable de la tasa de productividad. Después, cuando las ventajas de oportunidad han
desaparecido por la extensión a todos los sectores productivos de la nueva energía y tecnología, la
libre competencia fuerza a la reducción de costes de producción mediante un menor gasto en
materias primas y en mano de obra, lo que provoca las crisis generales del final de la onda larga
[7].
Los cuatro ciclos anteriores

1º 1770-1780 Primeros pasos de la revolución industrial. Industria textil, empresas y mercados


locales. Teórico Adam Smith

2º 1830-1840 Carbón como energía, máquina de vapor y ferrocarril. Grandes empresas con
mercados nacionales. El sistema capitalista se hace hegemónico. Teórico crítico Carlos Marx

3º 1880-1890 Electricidad como energía, siderurgias y acero. Monopolios y concentración en la


banca. Teóricos Taylor y Walras. Colonialismo y críticos Lenín.

4º 1930-1940 Petróleo como energía, transistor, consumo de masas; grandes multinacionales,


Estado del bienestar en Europa y EE.UU. Teórico Keynes. Aparecen las agrupaciones
transnacionales como la CEE.

La fase ascendente de la quinta onda larga comienza en la segunda mitad de 1992, tras la
inestabilidad del sistema monetario europeo y la primera guerra del Golfo. La zona valle de final de
la cuarta onda y comienzo de la quinta se produce entre el crash de la Bolsa de Nueva York de
1987 que no recupera su nivel hasta seis años después en 1993. En medio, significando el punto
más bajo de la onda, acaece la caída del muro de Berlín (1989), la invasión de Kuwait (agosto de
1990) la 1ª guerra del Golfo Pérsico, la crisis bursátil provocada por el NO danés al Tratado de
Maastricht y la entrada de China en la OMC. El incremento de la productividad de las empresas se
basa en el microchip y en la nueva organización del trabajo en equipo (toyotismo y gestión de
calidad), que permite renovar tecnológicamente los sectores productivos a lo largo de los años
noventa con un incremento continuado de la productividad.

Crisis financieras locales se suceden (Méjico 1995, Rusia 1998, Argentina 2000 y Brasil 2002) hasta
la crisis tecnológica de las neo.com de los años 2000 y 2002. En octubre de 1997 se producen las
devaluaciones de los tigres asiáticos que se alarga hasta la crisis financiera internacional de julio
1998, donde de nuevo se une la crisis del ciclo corto con la del ciclo medio.

En agosto de 2007 aparece de nuevo una crisis financiera, aparentemente localizada en EE. UU.
que progresivamente se internacionaliza hasta el momento presente. La actual crisis financiera,
observada con perspectiva histórica, hay que equipararla con el periodo 1968-1971-1973, cima de
la cuarta onda larga del sistema capitalista, final de la fase ascendente 1945-1971, y comienzo de
la fase descendente 1971-1993. La estanflación (estancamiento, paro e inflación) ha vuelto a
aparecer como en 1971. La crisis de 1971 obligó a transformar el Sistema Financiero Internacional,
igual que esta exige un nuevo Sistema Financiero Internacional justo y regulador del capital
financiero especulativo.

La causa real de la crisis actual es el agotamiento del impulso dado al capitalismo por los cambios
tecnológicos de principios de los noventa, por el desarrollo de las nuevas fuerzas productivas
vinculadas con las NTIC y la nueva organización del trabajo, en una nueva crisis de
sobreproducción de finales de las ondas largas, siendo esta quinta onda larga más prematura que
las anteriores, provocado por la falta de una nueva energía abundante, barata y no contaminante.
Las crisis financieras de los ciclos cortos y medianos están provocadas por el estallido de las
burbujas especulativas típicas del desarrollo capitalista desde sus orígenes, que en esta última fase
del capitalismo agonizante mundial alcanzan una dimensión global nunca antes vista.

El hecho de que por primera vez la crisis aparezca en el mismo corazón del imperio, en USA, es
síntoma de la perdida de su hegemonía económica mundial. En los últimos años hemos asistido a
las presiones sobre China para que devaluara su moneda el Yúan o remmibi, lo que hubiese
supuesto una ayuda para el dólar y un mayor abaratamiento del coste de producción para las
transnacionales a través del comercio internacional, del intercambio desigual, a las que el Gobierno
Chino se ha opuesto. La devaluación progresiva del dólar, la emisión sin control (desde hace dos
años no se publican los informes MP3 sobre volumen de dólares en circulación en el mundo) la
progresiva traslación de las reservas monetarias mundiales hacia el euro y la utilización de este
como moneda de intercambio internacional en sustitución del dólar marcan el ocaso del sistema
monetario basado en el dólar vigente desde 1971.

Salida alternativa a la crisis sistémica.

En todas las ondas largas ha habido un desarrollo de las fuerzas productivas, que se manifiestan en
una nueva energía, una nueva tecnología y una nueva organización del trabajo adecuada a las
mismas. Estos cambios han sido explicados y, posteriormente dirigidos por un cuerpo doctrinal
expreso (un nuevo paradigma). A cada fase le ha correspondido un determinado sistema político y
unos valores sociales dominantes.

En esta quieta onda larga de Kondratieff ya tenemos la nueva tecnología, el microchips e Internet.
También disponemos de la nueva organización del trabajo el trabajo en equipo. El nuevo sistema
político avanza imparablemente. La Unión Europea; USA junto con Canadá y Méjico; China y los
países de la ASEAN se consolidan rápidamente; MERCOSUR avanza paulatinamente; los países
árabes dan sus primeros pasos; Rusia y Australia son en si mismas continentes, y, tan sólo África
subsahariana queda de nuevo descolgada. Los nuevos valores sociales de solidaridad, creatividad,
respeto y dignidad se imponen y exigen. El nuevo cuerpo doctrinal es una de las grandes carencias
que aún tenemos, así como la nueva energía que es la principal de las carencias actuales.

En el nuevo cuerpo doctrinal avanzamos más rápidamente de lo que nos creemos. El primer gran
paso se dio en 1993 cuando a instancias de la ONU Amartya Sen elaboró el Índice de Desarrollo
Humano (IDH) que desde entonces se hace público anualmente y ha dado lugar a la exigencia del
retorno de la ética a la ciencia económica. En su último trabajo publicado "Temas claves del S. XXI"
[8] nos ilustra sobre como el mayor bienestar social no está vinculado con el mayor o menor
crecimiento del PIB o del PIB per capita.

La separación entre microeconomía y macroeconomía tiene que desaparecer. Keynes las separó,
reservando las leyes del mercado para la microeconomía; la economía de los Estados-nación y las
grandes magnitudes eran objeto de la planificación y la programación. Ante la crisis del
Keynesianismo en la década de los setenta los neoliberales han vuelto al pasado privatizando lo
público y creando un "mercado" de Estados-naciones en la esfera de las finanzas internacionales.
Debemos unir de nuevo la economía de los particulares con las grandes magnitudes económicas,
reconociendo la realidad actual de un sistema mundo único. Los centros financieros offshore tienen
que desaparecer para poder visualizarlo y gestionarlo con racionalidad en beneficio de la
humanidad que impida el crecimiento descontrolado del sistema financiero y las prácticas
corruptas, ilícitas y delictivas de los gestores empresariales, verdadero cáncer del capitalismo
agonizante que vivimos.

El desarrollo económico no puede estar basado en el crecimiento sin límite. Los neoliberales
enfatizan que el crecimiento no solventa todos los problemas, pero sin crecimiento no puede haber
soluciones. Y es verdad en el modelo insostenible en el que vivimos, pero no para el que
necesitamos. Hoy el "crecimiento" es incompatible con el bienestar social. Hay que definir los
conceptos de desarrollo sin crecimiento, desarrollo humano sostenible y productividad social, así
como los indicadores de su medición.

En la sociedad del conocimiento es imperativo dar más valor a las personas que al capital, por que
son las que con su creatividad crean valor y bienestar resolviendo las necesidades sociales.
Estamos en la era digital, sin embargo, nuestra Teoría económica sigue siendo la de la era
industrial. Los sistemas contables del capitalismo especulativo siguen contando como "coste" el
salario de las personas y como "inversión" los inmuebles y maquinarias (capital en forma de
mercancía). En este tiempo que nace el valor fundamental es el capital humano. Tenemos que
cambiar las prioridades y desarrollar la necesaria nueva Teoría económica acorde con la nueva
prioridad.

Como nos ha recordado Wim Dierckxsens [9], coordinador del Foro Mundial de Alternativas para
América Latina, "La humanidad no solamente se halla ante una crisis sistémica. La crisis sistémica
genera tal inseguridad en la escala global, que brinda la oportunidad para buscar la solución". Nos
recuerda que Keynes nos planteó que tanto el interés positivo como el negativo representan un
precio por el uso de dinero. La diferencia es que en el primer caso acrecienta el dinero de quienes
ya lo poseen, mientras en el segundo se les cobra a los poseedores por su uso, por lo que se
desincentiva la acumulación. La seguridad, en un sistema basado en intereses positivos, se
fundamenta en la tenencia de dinero. En cambio, en un sistema de intereses negativos, la
seguridad consiste en llegar a ser parte de una red de relaciones sociales. En otras palabras, el
acento se pone en las relaciones humanas y no en la posesión de cosas. Fomenta la solidaridad, la
reciprocidad, el incremento del bienestar y el capital social.

Un generalizado interés negativo tiende a fomentar el consumo duradero. Si tenemos que escoger
entre un producto con un valor de 20 que tiene una vida media útil de un año, o un producto que
cumpla la misma función con un valor de 40 pero una vida media útil dos veces mayor, en una
economía con intereses positivos se escogerá el primer producto, ya que se tiende a invertir el
monto restante -de un valor 20- para obtener más dinero. En una economía de ‘demurrage', que
Keynes planteó como opción, se preferirá comprar el producto más duradero. Si la media de los
productos se quintuplica, la rotación del capital baja un quinto y el dinero desembolsado para una
inversión productiva madura con una quinta velocidad. En términos monetarios, la economía tiende
a decrecer, aunque en términos de bienes duraderos trae mayor bienestar. El resultado sería un
crecimiento negativo en términos monetarios, con un bienestar mayor. No existe posibilidad de
ganancia. Sería el fin del capitalismo.

El vigente orden económico, coherente con la prioridad para el capital, hace fluir los capitales hacia
el beneficio y la especulación financiera. El orden económico coherente con la sociedad del
conocimiento y la priorización del ser humano tendrá que cambiar el cauce y lo hará fluir hacia
bienes duraderos y la satisfacción de necesidades sociales.

Tiempos de niebla y miedo [10]

Hace treinta y siete años, en la crisis de 1971, la disyuntiva era crecimiento o bienestar social. La
humanidad se dejó arrastrar por el crecimiento. Hoy, tras treinta y siete años de explotación,
depredación medioambiental y especulación financiera, las alternativas son crecimiento o
supervivencia de la humanidad.

Si se opta por el crecimiento del PIB el modelo a seguir es Guinea Ecuatorial y Boswatna que
lideran el ranking de las últimas décadas por delante de China e India.

La única opción aceptable en defensa de la humanidad no caerá por si sola como una fruta madura.
Tendrá que quebrar la fuerte resistencia que opondrán los 1.175 miembros de Consejos de
Administración de las Sociedades de Capital Riesgo, los gestores del complejo industrial-militar y
los de las empresas petroleras y nucleares.

Será necesaria una gran movilización social mundial. Pero nadie se moviliza sin saber por qué, para
qué y con quién. Definir el problema con un correcto diagnóstico nos dirá el por qué; visualizar el
camino a recorrer con el desarrollo de la Teoría Económica Alternativa nos responderá el para qué;
y configurar los necesarios bloques sociales de progreso en cada región del mundo que prioricen la
actividad productiva sobre la pura especulación nos hará ser conscientes de nuestra inmensa
fuerza y de la madurez de las condiciones objetivas para la transformación social.
La humanidad ha de volver a reencontrarse a si misma y decidir que quiere ser. Revisar sus
creencias, no dejarse llevar por la pura inercia, e iluminarse con los sueños imposibles, con las
utopías necesarias. Superar los miedos que nos paralizan y lograr los imposibles simplemente
porque nos ponemos a ello. Buscar otros caminos basándose en la formación, la inteligencia, la
imaginación, la osadía, la diversidad, la tolerancia, el respeto, la cooperación, la solidaridad y la
capacidad de entrega incondicional, construyendo la nueva sociedad de las nuevas personas que ya
predijeron los clásicos del socialismo. La nueva generación, los jóvenes, tienen este reto ante si. Es
su responsabilidad histórica. Es la generación de la era digital, los únicos que pueden desarrollar
coherente y plenamente el nuevo paradigma de la nueva era.

La inseguridad internacional con la crisis del sistema financiero internacional crecerá hasta
generalizarse, y el rechazo a la teoría económica neoliberal será cada vez más abierto y universal.
Frente a la crisis del capitalismo agonizante no es posible remendar el sistema; hay que gestionar
el cambio hacia otra economía en beneficio de la mayoría de la humanidad y de la propia
naturaleza. Para que nazca lo nuevo ha de morir primero lo viejo.

Nuestro tiempo es el del capitalismo agonizante que debe morir para darle vida a otro mundo, a
otro sistema de organización social. Históricamente la superación de cada fase se realiza
asumiendo todo lo positivo de la anterior, en un proceso dialéctico de desarrollo de lo nuevo en el
seno de lo antiguo y de unión de los contrarios en la síntesis superadora. El desarrollo de las
fuerzas productivas empuja hacia la socialización de los medios de producción y hacia la
mundialización de la economía, agravando la contradicción con la apropiación privada del producto
social. Es decir, la ciudadanía, el mundo del trabajo, los pueblos somos más fuertes y estamos más
cercanos a la transformación de la sociedad mientras más se desarrollen las fuerzas productivas.
La informatización y robotización del sector productivo plantea un problema irresoluble con el pleno
empleo y crisis periódicas sólo en el marco de una organización social agotada. Las políticas
económicas de reducción de costes de mano de obra y materias primas en un comercio desigual e
injusto, las políticas competitivas de oferta que están detrás de los procesos de deslocalización e
innovación, son las únicas posibles siempre que se renuncie a avanzar en el nuevo modelo de
sociedad, que pugna desde el vientre de la vieja por un alumbramiento feliz.

El primer paso a dar es abrir debates públicos y desarrollar la Teoría económica de la nueva era,
sobre todo en las universidades. Es una tarea en la que la Red de Economía crítica, tanto de
estudiantes como profesorado, ha de ser promotor, fermento y catalizador. ATTAC, el Foro Mundial
de Alternativas y el Foro Social Mundial han de incorporar en las agendas mundiales este debate
para que llegue a visualizarse como verdadera alternativa y se posibilite aglutinar en torno a ella a
las necesarias clases y sectores sociales que deben conformar los bloques sociales de progreso. La
Internacional Socialista, en un proceso de reagrupamiento y unión de toda la izquierda mundial
incluyendo en ella a todos los partidos comunistas, sobretodo, al chino, debería liderar la estrategia
de implantación haciendo de matrona en el parto de la nueva sociedad.

El Presidente Zapatero tiene la oportunidad de desarrollar una política económica que fortalezca la
actividad productiva y el bienestar social, controlando y eliminando en lo posible la especulación del
capital financiero, y la responsabilidad histórica de promover este liderazgo internacional, aunque
pienso que su actual vicepresidente económico, el hombre de la Banca en el Gobierno como lo
definió el Consejero Delegado del BBVA, no es el compañero de viaje más recomendable para esta
misión.

No se construye futuro rompiendo escaparates ni quitando la palabra, sino aglutinando fuerza


social y creando hegemonía en torno a alternativas reales y necesarias.

NOTAS

[1] Almunia, Joaquín. Entrevista en El País 03/09/2007


[2] Torres López, Juan. "Diez ideas para entender la crisis financiera, sus causas, sus responsables
y sus posibles soluciones" www.rebelión.org 10/09/2007
[3] Torres López, Juan. "¿Por qué se deprecia el dólar y quién pagará las consecuencias?"
www.rebelion.org 30/11/2004
[4] Stiglizt, Joseph. ¿Reventará la presa en 2007? El País 28/01/2007
[5] Marx, Kart. "El Capital" Libro III, Cáp. XIX. www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital3/
[6] Galbraith, J. K. "El nuevo Estado industrial" Barcelona. Ariel 1967
[7] Mandel, Ernest, Las Ondas largas del Desarrollo Capitalista: una interpretación marxista
(1980/1986) Madrid, Siglo XXI Editores
[8] Sen, Amartya y Kliksberg, Bernardo. "Primero la gente" Edic. Deusto Barcelona 2007
[9] Dierckxsens, Wim. "La crisis sistémica como oportunidad" www.rebelión.org
[10] Expresión utilizada por el Presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros. El
País Digital 27/03/2008

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