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ZONAS DE INTENSIDADES – VIRGINIA VILLAPLANA RUIZ

© Marta De Gonzalo

El deseo como el deseo de todo, intensidades necesarias.

“I was born political, in a sense, and it was even for political reasons that I began to
write poetry as a response to the political tragedy.”
Hèléne Cixious

El libro "Zonas de Intensidades, cuatro secuencias filmadas sobre


la memoria y el sexo" de Virginia Villaplana es una propuesta
poética radical en cuatro actos que alberga veinticuatro poemas en
los que adentrarse como en una memoria ajena que pronto
reconocemos como una segunda piel. En ningún caso debe
entenderse como casual su publicación por Aconcagua y el
cuidado diseño de Susi Bilbao, que añade contundencias dotando
de forma al texto sin distraer de él. Se trata de enlazar y reconocer
el valor de una línea de trabajo editorial arriesgada y coherente,
tanto como de hacer presente y legible todos los momentos de un
proceso de producción cultural, incluyendo sin duda la distribución: desde dónde se
toma la palabra, junto a quiénes se toma, cómo se toma.

No diré que es un libro fácil. Como ocurre con aquellos que muestran los tránsitos de
personas que no eluden la complejidad vital, este es un libro lleno de ecos no siempre
amables, como tampoco lo es la vida que habita los márgenes de nuestras sociedades
actuales.

Virginia Villaplana es conocida sobre todo como artista y productora cultural aunque su
actividad cultural creativa es extrañamente libre lo que le ha llevado en estos años a
indagar polifacéticamente en muchos ámbitos de acción. Su trabajo con la imagen no
puede desligarse de su faceta como investigadora, educadora, programadora, comisaria
o de lo que aquí se trata, de su trabajo de escritura, en el que encontramos su
vinculación a la revista “Banda aparte”, un libro de relatos previo, “24 contratiempos” y
una novela aún sin editar “Aquí todos tus sueños se harán realidad”, que es sólo el
primer volumen de lo que será una trilogía y supone un ejemplo de lo hoy puede ser una
experimentación narrativa extrema, que hibrida distintos tipos de texto. A todo esto
debemos sumar sus ya innumerables ensayos como la edición del libro “Carcel del
amor. Relatos culturales sobre la violencia de género” (Madrid, 2005) y “Cine Infinito”
(Valencia 2007).

Es destacable también su interés e implicación en la producción colaborativa y su


demostrada generosidad a la hora de compartir no sólo conocimientos adquiridos sino
metodologías de trabajo y acción encontradas y perfeccionadas a lo largo de su
trayectoria.

Ello deriva del hecho de que su trabajo cultural esté cargado de conciencia crítica y
marcado por la búsqueda de ampliaciones de los lenguajes para nombrar y vivir estos
confines dados a nuestras existencias contemporáneas, con todas sus violencias
indeseadas, demandando nuevas formas de resistencia. Esta palabra, resistencia, es sin

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duda una buena clave desde la que acercarse a la lectura de estos poemas que nacen del
entendimiento y la vivencia de la escritura como una forma personal de producir y de
proponer culturalmente modelos de resistencia generativos.

Así de una manera explícita su escritura se vincula con la tradición poética y políticas
de las escritoras como Chantal Maillard, A.M Homes, Patt Califia, Natasa Sukic,
Monique Wittig, Alejadra Pizarnik o Hélène Cixous. Comparte con Wittig la vocación
de guerrera antagonista, escribe con la precisión de quien sabe que sus palabras en
flujos metafóricos pueden generar explosiones de sentido y propagar puntos de vista
otros de un modo eficaz. Como Hélène Cixous presenta un sentido no-común por la
noción de viaje y etnografía experimental, l'ecriture feminine, que nos hace conscientes
de lo que el lenguaje dice dentro de nuestras palabras en el momento mismo de usarlas,
mostrándonos al mismo tiempo, el carácter de proyecto innegablemente inacabado y
colectivo de todo lenguaje, resaltando toda su potencialidad abierta.

La indagación, construcción y reescritura amplificadora de la memoria; su arraigo en la


experiencia encarnada y su énfasis en la potencialidad subversiva del placer; las
nociones de tránsito, nomadismo y viaje como lugares de encuentro productivo; la
capacidad de trastocar el reconocimiento de la vivencia de diversas formas de
precariedad en actividad liberadora; el interés por la construcción de imágenes que nos
permitan representarnos el mundo, pensarlo, y la obstinación por habitar la utopía
cotidiana, el antagonismo y una adoptada extranjería ante diversas formas de lo
impuesto, todo ello es lo que convierte en indispensables las palabras de Virginia
Villaplana, en un momento como éste en el que sobrando tantas palabras y tantas
representaciones, necesitamos quizá más que nunca de la poesía en su articulaciones
más radicales.

LA AUTORA

Virginia Villaplana Ruiz nació en París en 1972, de padres españoles inmigrantes. En


1982 regresó junto a su familia a España. Artista y escritora, es autora de los libros: 24
contratiempos (Valencia, 2001), Cine infinito (Valencia, 2007) y Zonas de intensidades:
cuatro secuencias filmadas sobre la memoria y el sexo (Madrid, 2008), y de numerosos
artículos y ensayos sobre cine, literatura y artes visuales.

Durante años fue editora de la revista de cine Banda Aparte, formas de ver (1994-2002).
Desde 2006 es profesora asociada de la Universidad de Valencia en el Departamento de
Teoría de los Lenguajes y Ciencias de la Comunicación.

En la actualidad, aparte de la docencia, se dedica a la escritura e imparte talleres en


diversas redes de conocimiento en centros de arte nacionales e internacionales y
universidades. Es así como ha dado talleres en el Instituto Internacional de Artes
Visuales de Londres, en universidades de Bruselas y Munich.

Para ver más detalles sobre la autora www.virginiavillaplana.com

Si quieres más información sobre este libro: aconcaguapublishing@yahoo.com

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