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FACEBOOK se ha convertido en una popular red social con fuerte potencial para
crear y afianzar comunidades. Esta premisa no implica que sea su característica
principal ni su fin y allí radica su carácter de “potencial”. Los usuarios convertimos,
creamos, “rompemos” e “incorporamos valor” a partir de nuestra práctica y ello nos
brinda cierto poder para darle sentido a lo que “posibilitamos” en la web. Es decir, FB
sería nuestro medio, “otro medio” para crear “comunidad” y ello, a mi entender,
debería pasar de ser un acto “inconciente” a ser una práctica responsable y
direccionada.
Es imprescindible dar cuenta de los conceptos que estamos poniendo en fragua para atisbar
tamaña afirmación/ propuesta:
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Morado, Florencia “Comunidades Virtuales”, Buenos Aires, 2000.
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éstas. Esa búsqueda muchas veces se frustra ya que al plantearnos la “cuestión virtual” éste
mismo autor nos argumenta muy bien porqué no se precisa, en ésta dimensión, de esa
cierta “materialidad” para dar cuenta de la existencia de fenómenos grupales: “Cuando una
persona, una colectividad, un acto, una información se virtualizan, se colocan “fuera de
ahí”, se desterritorializan. Una especie de desconexión los separa del espacio físico ó
geográfico ordinario y de la temporalidad del reloj y el calendario”. Vale también atender al
hecho de que al haber CV hay sincronía y la práctica individual/grupal (simultánea)
produce efectos, de ello podemos dar cuenta todos aquellos que teniendo, por ejemplo, una
cuenta en una red social como FB, nos permitamos reflexionar sobre ese ejercicio.
Una vez definida la noción de Comunidad Virtual cabe preguntarnos por la importante
concepción de “pertenencia” por parte del grupo. Según una consulta a varios diccionarios
“pertenencia” se dice al “derecho que una persona tiene a la propiedad de una cosa”. Si
bien la relación directa de dicha definición puede resultar algo arbitraria, podemos
permitirnos inferir, para enriquecer nuestro análisis, que la acepción implica primero, un
derecho, y segundo una persona/actor que “puede apropiarse” de una cosa, y por ende de
los atributos de esa cosa. Con esto quiero decir que si hablamos de pertenencia, hablamos
también de atributos. Esos atributos están presentes en las “cosas”/objetos/bienes/
símbolos sociales y “hacer comunidad” implica compartir atributos sociales. Los miembros
de una CV: ¿comparten “gustos”, afinidades? ¿Comparten marcas de estilo? Si sí, entonces
comparten atributos/bienes sociales que tienen su correspondiente valoración en el proceso
de semiosis social (dijo Levy: “Mi cuerpo personal es la actualización temporal de un
enorme hipercuerpo híbrido, social y tecnobiológico”.).
En su texto “Comunidades Virtuales” Florencia Morado también habla de tres
modalidades de las mismas. Sintéticamente, una refiere a “foros”, la otra a “chats” y la
tercera a “juegos interactivos multiusuarios”. En el caso FB estas modalidades se cristalizan
(no iguales a lo planteado por la autora pero en concordancia) en las diferentes aplicaciones
que la red social integra en su propuesta de servicios para el usuario. En el mismo texto,
además de hablar también de la “emocionalidad compensada” la autora concluye con un
interesante planteo que dice que la emergencia de la cultura en lo virtual es heterogénea y
que “no es una copia de la realidad externa, es una realidad alternativa con identidad
propia”.
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El mencionado planteo nos permite problematizar la comunicación entre los miembros y el
origen de las comunidades en lo virtual. Como no quiero que aquí quepa el dilema de
huevo ó gallina, digo que si tomamos como ejemplo al azar el grupo facebook de
la Revista Barcelona encontramos un típico fenómeno de convergencia de medios en el
cual el target de pertenencia antecede a la creación del grupo, pero ello no quita que se
reconfigure todo el tiempo con la práctica del mismo en la plataforma. Y si hacemos al
revés y tomamos un grupo “nacido” en FB como “Los violeteros de Alcides” ó “Amigos
de la línea 132” veremos que si bien la pertenencia “analógica” no era explícita se cristalizó
en la práctica feizbuquiana o bien, muchos de sus miembros se preguntaron sobre esa
pertenencia y dieron su visto bueno recién ante la emergencia generada por algún ocurrente
en la red. En todos los casos la comunicación entre miembros, mayor ó menor, “relevante
ó no” existe.
Ahora bien, a los miembros de Facebook, la arquitectura del sitio: ¿les permite la
expansión/construcción en tanto grupos? A simple vista sí. Sucede efectivamente que los
grupos pueden armarse y crecer, pero ello no implica la “apertura” de la red, que es cerrada
en tanto no puede ser modificada por sus usuarios cuya única posibilidad de
“reconfiguración creativa” está en cierto espacio para “desarrolladores” que sólo abarca el
hacer “aplicaciones” pero no se tiene acceso a su código ni se puede elegir “libremente”
cómo “discriminar” el armado de grupos. Es decir, sólo se pueden restringir accesos.
Una vuelta final que podemos agregar respecto de la arquitectura es que si bien es limitada
por un lado, al ser una plataforma que permite la hipertextualidad podemos linkear en sus
interfaces y realizar enlaces lo cual también puede configurar pertenencia y potencial
formación de grupo.
Si el objetivo de éste ensayo es en gran parte dar cuenta del potencial de FB para crear
comunidades ó afianzarlas cabe preguntarse por qué nos preocupa el crearlas ó no, es decir
qué perseguimos cómo actores de la comunicación.
Francis Pisani y Dominique Piotet en su obra “La alquimia de las multitudes” inauguran el
5º capítulo comentando que en occidente la búsqueda que predomina desde el renacimiento
es la del conocimiento, la cual se contrapone y distingue de la “búsqueda asiática
milenaria de la sabiduría”. No es en absoluto ingenuo éste comienzo: la comunicación en
las sociedades siempre implica búsquedas y no hay que ser demasiado lúcido para entender
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que el afán que mueve multitudes es el conocer. De tal ó cual cosa, “más o menos
relevante”, todos los que vivimos y por ende intervenimos y causamos efectos en lo social
buscamos conocer.
La formación de grupos virtuales obviamente no escapa a esa búsqueda y mucho menos a
la producción conciente ó no de conocimiento. Dicen Cobo Romaní y Pardo Kuklinski2
citando a Rheingold (quién elaboró el concepto de “Multitudes inteligentes”) que “la actual
apropiación de tecnologías digitales tiene directa incidencia en la conformación de nuevas
dinámicas de construcción del capital social (conocimiento colectivo) en el contexto de la
sociedad del conocimiento” e incluyen en sus citas otra cuestión importante: la de las
“movilizaciones instantáneas” a partir del uso de plataformas tecnológicas digitales.
Los autores arriba mencionados también se valen de la noción de “sabiduría de las
multitudes” del autor Surowiecki cuando comparten las condiciones que según éste se
deben alcanzar para sumar inteligencias efectivamente, a saber, 1)Diversidad de opiniones-
2)Independencia de criterios- 3)Cierto grado de descentralización- 4) Existencia de
mecanismos de inclusión de los juicios individuales en una decisión colectiva.
Sería erróneo afirmar que en todas las CV de Facebook operan estas condiciones como
mecanismos para la acción/práctica efectiva de grupo. Sin embargo, se han divulgado
casos en los que se cumplieron estas condiciones y generaron efectos “movilizantes”
socialmente. Estos casos no son mayoría pero expresan el potencial de inteligencia
colectiva que existe, y más allá del número de condiciones cumplidas ó no , no podemos
negar tras nuestra empiria y reflexión que el intervenir virtualmente implica reelaboración,
reconfiguración, e incorporación de valor/ conocimiento a la sociedad. El sólo uso implica
efecto; implica texto; implica hipertexto; entonces implica también discurso, también
narración, y ese uso multiplicado, interrelacionado, enlazado construye la web, las
redes, el conocimiento.
Pisani y Piotet al argumentar la elección de lo términos “Alquimia” y “multitudes” aclaran
que los colectivos no siempre producen sabiduría o inteligencia, pero que ello puede
ocurrir, y si eso no se ponía de manifiesto no se podría captar el potencial existente.
Dicen también: “Los webactores actuales no forman ni una multitud conciente ni un
colectivo con contornos bien definidos. Son múltiples, diversos, se agrupan en varios
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Cobo Romaní, Cristóbal y Pardo Kuklinski, Hugo en Planeta Web 2.0.
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grados más ó menos rígidos de participación y de implicación en función de las actividades:
miembros de una red social, enciclopedistas en wikipedia, blogueros, comentaristas y, en
algunos casos, simplemente espectadores comprometidos”. Y cierran el capítulo planteando
que “la web no hace milagros, pero ofrece oportunidades que haríamos mal en
desaprovechar”.
Bibliografía
-Morado, Florencia "Comunidades virtuales" Bs.As., 2000.
-Levy, Pierre. Qué es lo virtual, Barcelona, Paidós, 1999.
-Piscitelli, Alejandro "La web como ecosistema virtuoso/vicioso"
-Lessig, Lawrence. Cultura Libre. Como los grandes medios usan la tecnología y las leyes para
encerrar la cultura y controlar la creatividad. Santiago, LOM Ediciones, 2007.
-Pardo, Hugo & Cobo Romaní, Cristobal “Intercreatividad y Web 2.0. La construcción de un
cerebro digital planetario” y “Un esbozo de ideas críticas sobre la Web 2.0? Caps. 2 y 4 en Planeta
Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food
-Pisani, Francis & Piotet, Dominique “Alquimia de las multitudes” Cap. 5 en Alquimia de las
multitudes. Como la web 2.0 esta cambiando al mundo. Barcelona, Paidós, 2009.