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Mitología griega

1. Noción de mito

El µυθος",
µυθος que significa discurso,
término mito proviene de la palabra "µυθος

palabra. Por lo que podríamos definir mito como relato. Pero este relato tiene

ciertos rasgos propios.

• Primero, se trata de un relato que no está situado dentro de lo que

llamamos historia, sino en un contexto propio y siempre anterior al

tiempo en que se cuenta este relato ( no tienen lugar en ningún

momento de la historia).

• Segundo, estos relatos proporcionan una explicación a una realidad

natural que existe (origen del universo, estaciones, etc.).

• Tercero, los protagonizan seres semejantes a nosotros pero que

poseen características sobrehumanas (dioses, monstruos).

Así pues, los mitos son relatos imaginados, protagonizados por seres

sobrenaturales, que dan explicación a fenómenos naturales y sitúan su acción

siempre en un momento anterior al nuestro. Están situados en un tiempo

primordial y prestigioso.

2. Transmisión del mito:


El mito lo transmiten los poetas, y pertenece al acervo común de la cultura de

los griegos. Es un patrimonio común, que forma la conciencia de todo el pueblo

griego. Nadie es dueño del mito, que se transmite de forma oral y de padres a

hijos.
3. Mitología

Conjunto de mitos de un pueblo.


4. Clases de seres mitológicos

 Dioses mayores

Los dioses griegos fueron en sus inicios personificaciones de las fuerzas de la


naturaleza (Poseidón, personifica el liquido elemento; Deméter, la tierra fértil),

posteriormente fueron evolucionando hasta adquirir cualidades humanas

(Apolo representa la belleza, Artemisa la castidad).

Tras esta humanización, los dioses experimentaron sentimientos (amor, odio) y


experiencias humanas (matrimonios, guerras). Lo que los diferencia de los

hombres son su inmortalidad, su invisibilidad, su facultad de metamorfosearse

y su dominio sobre el medio que representan.

Los principales dioses mayores son los doce olímpicos.

• Características:

 Tienen forma humana, pero son de mucho mayor tamaño

que los hombres

 Son inmortales

 Son invisibles

 Tiene capacidad para la metamorfosis, es decir, el cambio

de apariencia. Es un recurso que emplea frecuentemente

Zeus, por ejemplo, para lograr sus conquistas amorosas.

 Tienen los mismos comportamientos que los humanos:

virtudes y vicios. Intervienen en guerras (como la de

Troya), tienen sus favoritos y protegidos, sus enemigos y

odiados, son envidiosos, tramposos, ambiciosos,


lujuriosos, adúlteros (como Zeus). Pero son siempre

monógamos.

 Se alimentan de néctar y ambrosía. Se ungen el cuerpo

con ambrosía, de donde proviene su olor aromático.

 Por sus venas no corre sangre roja, sino un líquido

translúcido llamado “icor”

 Habitan casi todos (excepto Hades y Poseidón) en la cima

del monte Olimpo (“dioses, que poseéis olímpicos

palacios…” dice Homero).

 Dioses menores

Participan de la naturaleza divina, pero su área de influencia es mucho más

limitada. Están ligados a alguna realidad concreta: bosques, aguas, ríos, arte,

etc.

Destacan: las nueve Musas (arte), las ninfas (aguas y fuentes), los sátiros

(bosques y arbolados), las Moiras (el destino), las Gracias (forman el cortejo de

Afrodita), las Graias (o viejas) etc…

 Semidioses o héroes

Son aquellos seres en los que se aúna una parte divina y una parte humana,
pero que carecen de soberanía. Proceden de la unión entre un dios y una mortal

(Teseo, Helena, Perseo…) o de una diosa y un mortal (Aquiles, Eneas…).

En un principio se llamaba héroes, a los engendrados entre un dios y un


mortal, de manera que los héroes serían semidioses. Posteriormente también se

denominó héroe a un caudillo militar o a cualquier persona que destaque por su

coraje o talento (por ejemplo Ulises).

Hay ciertos rasgos que caracterizan a los héroes:


• Las vidas de los héroes suelen estar estrechamente relacionadas con

el combate, la fundación de juegos o la realización de empresas

imposibles (Hércules realiza doce pruebas imposibles, Belerofontes

mató a la Quimera, Teseo fue un gran caudillo, Perseo mató a

Medusa…)

• Frecuentemente son héroes epónimos (dan nombre a una ciudad) y

civilizadores, que fundan ciudades participando en la elaboración de

leyes, técnicas y artes (Cadmo fundó Tebas, levantó las murallas de la

ciudad, enseñó a los hombres a arar, a explotar los minerales, etc.;

Helén es el héroe epónimo de los helenos y da nombre a toda la raza

de los griegos)

• Destacan por la desmesura de sus atributos físicos, ya sean belleza,

fuerza o alguna característica monstruosa (Paris, príncipe troyano

que raptó a la hermosa Helena, estaba considerado uno de los

hombres más bellos de tiempo; Cécrope, primer rey de Atenas, tenia

la parte superior de hombre y la parte inferior de serpiente).

• En su vida predominan los hechos violentos más deleznables

(Aquiles mata a Troilo, el hijo pequeño del rey Príamo de Troya, en

un templo de Apolo; Heracles, mató a los hijos engendrados junto a

su esposa Mégara en un acceso de locura; Odiseo mata a Palamedes,

como venganza por obligarle a participar en al guerra de Troya;

Tiestes viola a su propia hija, para engendrar un descendiente que le

venge de su hermano Atreo).

• Frecuentemente sus vidas son condicionadas por profecías a las que

no pueden escapar (Edipo es abandonado por sus padres: para eludir

la profecía de que mataría a su padre y se casaría con su madre obra

cuanto está en su mano, pero no logra sustraerse a ella; Perseo es


encerrado junto a su madre en un cofre y lanzado al mar, pero aún

así, tal y como había predicho el oráculo, mató a su abuelo).

• Sus muertes suelen ser violentas y sus restos pueden estar dotados

de poderes mágicos (Orfeo murió despedazado por las mujeres

tracias; una vez muerto, el ofrendar ritos fúnebres a su cabeza, hizo

que cesara una peste; el omóplato del fallecido Pélope, fue llevado a

Troya como una de las condiciones que debían darse, para que los

aqueos lograsen tomar la ciudad).

 Hombre

El ser humano es creación divina. En realidad existen hasta siete distintas


explicaciones mitológicas sobre el origen del hombre: proceden del barro, de los
árboles, de las hormigas (los famosos mirmidones o soldados de Aquiles
µυρµηξ en griego significa hormiga), de las piedras (las que arrojan
(µυρµηξ
Deucalión y Pirra tras el diluvio: las arrojadas por Deucalión originan hombres,
las de Pirra mujeres), y otros varios orígenes.

A tener en cuenta que la primera mujer, Pandora, es concebida como un castigo


que Zeus envía al hombre ante los desacatos de Prometeo, defensor del género
humano.

 Monstruos

Son seres antinaturales que causan espanto.

En la mitología griega podemos encontrar monstruos de varias clases:


• Los híbridos, son engendros compuestos por varios animales (la

Quimera tiene cabeza de león, cuerpo de cabra y parte trasera de

serpiente; las Sirenas son mitad mujeres, mitad aves).

• Los que tienen características físicas anormales (Cerbero es un perro

con tres cabezas, los Cíclopes tienen un solo ojo en mitad de la

frente).

• Y por último las metamorfosis (Escila y Medusa, fueron hermosas

doncellas transformadas en monstruos por los dioses).


Mitología

• Es la ciencia que se encarga del estudio de los mitos y de su interpretación.


La definición de mito es muy difícil de establecer, ya que existen tantos, tan
diferentes, y de tan variadas culturas y sociedades, que se hace prácticamente
imposible aunarlos.
Los mitos no se entienden sino en la agrupación de éstos; un mito solo
puede no decir nada si no se tienen en cuenta otros. Se trata de narraciones del
origen del mundo y de los hombres, de la naturaleza y las fuerzas que la
componen, al fin y al cabo de lo que siempre ha interesado al hombre por el
misterio que hay detrás de estos temas. La definición habitual de mito dice que
éste es 'una fábula o ficción alegórica' pero aún no se tiene una definición que
satisfaga a todos
• Según Carlos García Gual, uno de los máximos estudiosos de la mitología
griega, los mitos serían relatos tradicionales que se conservan en la memoria
colectiva. Explican los grandes temas de la vida y del mundo, mediante el
recuerdo de las acciones de los dioses y los héroes, seres extraordinarios
situados en un tiempo distinto, prestigioso y primordial Se transmiten de
generación en generación gracias a la labor de los poetas, y son conocidos por
todos los griegos, ya que forman un patrimonio cultural común.

• Mitología griega

Los comienzos

• Orígenes:

• Se piensa que los orígenes pueden estar en los primeros poblados en el


Neolítico, cuando empezaron nuevas creencias, y estas se transmitían a las
nuevas generaciones.

Uno de los precedentes se da el 2000 a.C., cuando el Rey Nino de Babilonia
hace rendir culto a la estatua de su padre. A partir de esta fecha se divinizaron
numerosos personajes.

La mitología griega se estima que empieza hacia el 3000 a.C. con las creencias
de las gentes de Creta Los cretenses pensaban que en todos los elementos de la
naturaleza habitaban espíritus, y que algunos objetos poseían cualidades
mágicas.

• Desde esa fecha hasta aproximadamente el s. VIII a.C. la mitología era confusa,
hasta que Hesiodo compone la "Teogonía" donde recopila las antiguas
tradiciones, relatando la creación del mundo mediante el uso de mitos y
deidades. Importante fue también la aportación de Homero con "La Ilíada" y "La
Odisea".

• Los romanos importaron dioses y mitos directamente desde Grecia, así como
también incorporaron otros de la península itálica, y de otras civilizaciones,
interpretándolos hasta que acababan siendo similares a los griegos.

• Creación del mundo

El principio

• Según Hesiodo, al comienzo no había nada, sólo espacio, nada orgánico,


simplemente el vacío, a lo que llama el Caos. De Eros el impulso amoroso,
motor del universo, y el Tártaro, una región espectral, nace Gea, la Tierra. Base
segura y morada para los seres vivientes donde poder vivir eternamente. Bajo
ésta sigue existiendo el Caos, el cual engendra al Erebo, que está en las
profundidades de Gea, luego dará lugar a los infiernos. También surgirá Nix, la
noche, que junto a Erebo engendrará a Eter, la luz celestial, y a Hemera, la luz
del día. Gea, al recibir la luz engendra a Urano, el cielo, el cuál tiene su misma
extensión, y con el que podrá tener todos los hijos que desee.
El mundo de Hades
APOLO.

Es hijo de Zeus y de Leto, y hermano de


Artemisa. Hera, la esposa de Zeus, estando
furiosa por la infidelidad de éste, persiguió a
Leto por toda la tierra. Ésta buscaba un lugar
donde pudieran nacer sus hijos, y solamente una
isla aceptó albergarla. Leto no podía dar a luz
porque Hera retenía en el Olimpo a Ilitía, diosa
que decidía sobre los nacimientos. Las otras
diosas decidieron entonces darle a Hera un gran
collar de oro y ámbar, a cambio de que permitiera
que Ilitía ayudara a Leto. Hera aceptó.

En la isla errante nació primero Artemisa,


quien de inmediato ayudó a su madre para que
pudiera dar a luz a Apolo. El dios fijó la isla errante en el centro del mundo
griego, y la llamó Delos, "la brillante". Varios cisnes sagrados dieron siete
vueltas alrededor de la isla, pues era el séptimo día del mes. Zeus le envió a
su hijo una mitra de oro, una lira y un carro tirado por cisnes.

Apolo era el protector de la música y la poesía, y su sitio predilecto era el


monte Parnaso, donde presidía los concursos de las Musas. Sus oráculos se
expresaban en versos, y se creía que inspiraba tanto a adivinos como a
poetas.

Se representaba a Apolo como un hermoso joven, alto y con largos bucles


negros. Dios de la música y las artes, también era un dios guerrero. Era
conocido por sus acertados oráculos. En la ciudad de Delfos mató con sus
flechas a un dragón, que estaba a cargo de la protección del oráculo de
Temis, pero que causaba estragos en la región. Apolo se apoderó del oráculo
de Temis, en el que consagró un trípode, sobre el que la pitonisa pronunciaba
los oráculos otorgados por el dios. Participó también en la matanza de los
hijos de Níobe, pues ella había afirmado que eran más hermosos que los
hijos de Leto.
Apolo tuvo numerosos amoríos con ninfas y mortales. Con la ninfa Cirene
engendró al semidios Aristeo, y con las Musas tuvo varios hijos. La ninfa
Dafne, hija del dios río Peneo, huyó del joven dios, y como éste la perseguía
le rogó a su padre que la salvara; de inmediato quedó convertida en laurel,
que fue en adelante consagrado a Apolo. Casandra fue también amada de
Apolo, y para seducirla le prometió el don de la adivinación. Casandra aceptó,
pero cuando el don le fue otorgado, rechazó a Apolo. En venganza, el dios la
condenó a que sus predicciones nunca fueran creídas. Apolo también amó a
Jacinto, pero accidentalmente le dio muerte con una flecha durante una
cacería. Al no poder salvarlo, lo convirtió en una flor.

En una ocasión, formó parte de una conspiración con Atenea, Hera y


Poseidón para atar a Zeus con cadenas y colgarlo del cielo. El intento
fracasó, y en castigo Apolo y Poseidón fueron obligados a trabajar para
Lameodonte, rey de Troya, como castigo. Construyeron los muros de la
ciudad, pero Lameodonte se negó a pagar el precio establecido. Apolo envió
entonces una plaga que asoló el país.

En la filosofía del alemán Nietzsche este dios representa una faceta de


la vida, lo apolíneo. Se trata de dar más importancia a la faceta ordenada,
luminosa y racional en detrimento de lo instintivo y natural representado
por Dionisio. Según la interpretación tradicional, toda la cultura griega era
apolínea. En cambio, Nietzsche cree que durante la época arcaica se
asimilaban y se armonizaban ambas visiones, pero que con la llegada de
Sócrates y la "rebelión de los esclavos" la cultura griega comenzó a ser
exclusivamente apolínea.

APOLO Y DAFNE
Dafne, nombre que en griego significa
laurel, era una ninfa hija del dios-río Peneo
que transcurre por la región de Tesalia. El
dios Apolo amaba a Dafne con una gran
pasión pero la ninfa no le correspondía y le
esquivaba. En una ocasión Apolo
perseguía a Dafne y ésta huía hacia las
montañas para evitarlo. Cuando el dios
estaba a punto de alcanzarla, la joven
dirigió una plegaria a su padre o bien a
Zeus , suplicándole que la metamorfoseara
para poder escapar al asedio del dios. Su petición fue escuchada y
concedida, y al momento la joven comenzó a transformarse en un
laurel. De sus pies iban saliendo raíces y sus extremidades se
convertían en frondosas ramas del árbol que desde ese momento fue
el consagrado al dios Apolo y pasó a representarlo.

ARES.

Es el dios de la guerra. Es hijo de Zeus y Hera, por


lo que forma parte del grupo de los doce dioses
principales.

Para los griegos, Ares era la representación de la


fuerza bruta, en contraposición a Atenea, también
diosa de la guerra, pero igualmente de la sabiduría.
Esto se refleja en muchos mitos donde ambos dioses
se enfrentan. Durante la Guerra de Troya, en la que
los dioses combatieron junto a los hombres, Ares
intentó matar al héroe griego Diomedes. Atenea
estaba presente, invisible gracias al casco de Hades, y
desvía la lanza del dios. Diomedes hirió entonces a Ares, quien se refugió de
inmediato en el Olimpo, donde Zeus dispone su curación. En otra de las
batallas de esta guerra Ares se enfrentó directamente con Atenea, pero
ella lo dejó inconsciente de una pedrada.

No sólo se enfrentaron en la Guerra de Troya. Un hijo de Ares, Cicno, era


un bandido sanguinario. Detenía a los viajeros, los mataba y con sus cuerpos
ofrecía sacrificios a su padre. Atacaba sobre todo a los que viajaban al
templo de Apolo en Delfos. Apolo se encolerizó y envió en su contra a
Heracles. El héroe pronto dio muerte a Cigno. Ares se presentó y pretendió
matar a Heracles para vengar a su hijo. Atenea trató de razonar con él,
indicándole que el Destino había decretado la muerte de Cicno, pero Ares no
la escuchó. Lanzó su jabalina contra Heracles, pero Atenea la desvió.
Heracles aprovechó el momento para herir a Ares en el muslo, y el dios de la
guerra huyó para refugiarse en el Olimpo.

Ares tuvo numerosas amantes, y sus hijos eran generalmente violentos.


Otros, sin embargo, son también héroes menores que juegan un papel
secundario en varias leyendas.

Ares representa el espíritu de la batalla. Es violento y disfruta de las


matanzas y la sangre. No le importa la justicia, y se deleita solo en
combatir. Combate a veces a pie, y a veces en un carro tirado por cuatro
terribles caballos. Su tamaño es sobrehumano, y en combate lleva casco,
escudo y coraza, y sus armas son la lanza y la espada. Junto a él está
también Éride, la discordia, y Enio, la diosa que representaba las batallas. A
Ares están consagrados los perros y los buitres. Fue identificado por los
romanos con el dios Marte.

LA FRAGUA DE VULCANO: ARES Y AFRODITA

Afrodita-Venus, la más bella de las


diosas, había recibido como esposo
por disposición de Zeus-Júpiter al
menos agraciado de los dioses, a
Hefesto-Vulcano, el dios de la fragua,
que era cojo y siempre andaba tiznado
y sudoroso debido a su trabajo.

Era previsible que la bella diosa del


amor engañara a su esposo con
jóvenes divinidades de mayor atractivo. Uno de los elegidos fue Ares-
Marte, dios de la guerra, apuesto y vigoroso. Los encuentros de los dos
amantes tienen lugar de noche, a escondidas del esposo, pero en una de
ellas se demoraron más de lo previsto y dieron lugar a que Helios, el dios
Sol, identificado posteriormente con Apolo, les sorprendiera.

Helios acudió a la fragua para enterar a Hefesto del adulterio de su


esposa con Ares. El engañado dios tramó una afrentosa venganza.
Valiéndose de su gran habilidad como orfebre les tendió una trampa que
consistió en fabricar una finísima red que sólo él podía manejar y que
instaló en el lecho donde los amantes se encontraban.

Después anunció a Afrodita que partía para un viaje. La diosa, confiada


más que nunca, se citó con Ares. Cuando ambos amantes estaban en el
lecho, Hefesto, que acechaba, cerró la red aprisionándolos e
inmovilizándolos en él. A continuación avisó a los demás dioses del
Olimpo para que presenciaran el regocijante y bochornoso espectáculo.
Cuando Hefesto consintió en retirar la red, la diosa Afrodita escapó
avergonzada hacia sus posesiones de Chipre mientras que Ares se dirigió
a su tierra de Tracia.
ATENEA.

Atenea es la diosa de la sabiduría y se le


conoce en la mitología latina como Minerva. Es
también la protectora de la polis de Atenas.

Sus padres son Zeus y Metis. Ésta estaba


embarazada, cuando Zeus se la tragó aconsejado
por Gea y Urano, ya que le habían indicado que su
segundo hijo sería varón y que le iba a destronar.

Pero, Zeus quería tener a su hija, por eso, pide a


Hefesto (dios del fuego) que le abriera la cabeza,
de donde nació la joven Atenea totalmente
armada.

Así, esta diosa se caracteriza por su belicosidad.


Mató a gigantes como Palante y Encélado.
Siempre apoyó a los aqueos, en oposición a los
troyanos, ya que uno de ellos, Paris, se había negado a considerarla la
diosa más hermosa, y había elegido a Afrodita. Este juicio ocurrió
cuando La Discordia, enfadada por no haber sido invitada a una boda,
ofreció una manzana para la diosa más bella.

Entre sus protegidos se cuentan héroes como Heracles (Hércules),


Ulises y Aquiles. Además, por ser también diosa de la actividad
inteligente protege a las tejedoras, hilanderas, y bordadoras. Y es
también identificada como diosa de las artes, de la literatura y de la
filosofía.

Sus atributos más conocidos son la lanza, el casco y la égida. Su


escudo llevaba empotrada la cabeza de Medusa, la Gorgona, que
tornaba en piedra todo lo que mirara. Su animal favorito era la lechuza,
debido a que es un símbolo de sabiduría y razón, y la planta favorita era
el olivo.

Atenea no se relacionó con ningún hombre, y se mantuvo virgen. Sin


embargo, tuvo un hijo, esto ocurrió cuando la diosa visitó a Hefesto,
para obtener armas. Hefesto estaba despechado porque Afrodita lo
había abandonado por Ares, y cuando vio a Atenea se enamoró de ella
y quiso hacerla suya.

La diosa huyó, sin embargo Hefesto le dio alcance y la tomó en sus


brazos. Atenea se resistid y no permitió que él la poseyera, pero el dios
con un deseo y una pasión incontrolables, mojó la pierna de Atenea
con su semen. Ella asqueada se limpió y tiró la toalla al suelo. La tierra
fecundada dio a luz a Erictonio, a quien Atenea crió y educó como su
propio y único hijo.

HERMES.
Hermes es hijo de Zeus y de la
pléyade Maya. Es considerado el mensajero
de los dioses. Nació en una cueva en el
monte Cileno en el cuarto día del mes, y
este día le fue consagrado. (Los romanos
llamaron a este dios Mercurio, y de él
proviene el nombre del día miércoles).

Desde el día de su nacimiento dio


muestras de una extraordinaria precocidad.
Maya, su madre, lo había envuelto con
bandas de tela para evitar que se lastimara
al moverse. Hermes descubrió la forma de
liberarse y escapó de la cueva durante la
noche, mientras todos dormían, y salió a explorar el mundo.

Llegó a Tesalia, donde su hermano Apolo estaba pastoreando los rebaños


del rey Admeto. Durante un momento de distracción de Apolo, Hermes robó
parte del ganado: doce vacas, cien terneras y un toro. Los ató con ramas
largas en la cola y se los llevó caminando hacia atrás, para que no pudieran
localizarlo por sus huellas. El único testigo del robo fue un anciano llamado
Bato.

Hermes llevó los animales hasta Pilos, donde sacrificó dos de ellos
dividiéndolos y dedicando una parte para cada uno de los dioses. Ocultó el
resto del ganado, y regresó a la cueva en el monte Cileno. En la entrada de la
cueva halló una tortuga. Hermes la mató, la vació y en su caparazón ató y
tensó cuerdas hechas con los intestinos de los animales que había
sacrificado. De esta manera inventó la lira.

Apolo se había percatado del robo, y estaba buscando los animales


perdidos. Encontró a Bato, quien le reveló la identidad del ladrón. (Según
otra versión, Apolo supo quién era el culpable por medio de sus artes
adivinatorias, observando el vuelo de las aves). Fue hasta el monte Cileno, y
reclamó a Maya el robo efectuado por su hijo y exigió la devolución de su
ganado. Pero Maya le mostró a Hermes dormido en su cuna, y le preguntó
cómo un recién nacido podría ser un ladrón de ganado.

Apolo acudió a Zeus, quien ordenó a Hermes que restituyera las reses
robadas. Sin embargo, Apolo había oído la música que Hermes producía con
su lira, y maravillado, le dejó sus animales a cambio del instrumento.

No fue la única vez que se realizó una transacción semejante. Años


después, cuidando de su ganado, Hermes aprovechó un momento de reposo
para inventar la flauta. Apolo también quiso tener este instrumento, y
Hermes accedió a entregársela a cambio de su cayado de oro y de que le
enseñara el arte de la adivinación. Es por esto que la vara dorada, el
caduceo, es uno de los atributos de Hermes. Además de las enseñanzas de
Apolo, Hermes aprendió también a adivinar el futuro por medio de pequeños
guijarros.

Zeus estaba complacido por la habilidad de su hijo, y lo nombró su


heraldo, para que estuviera a su servicio y al de los dioses del Infierno,
Hades y Perséfone. Además protege a muchos héroes, como Ulises,
Heracles y Perseo. Cuando Io, amante de Zeus, fue transformada en vaca y
puesta por la diosa Hera bajo la custodia del monstruo de múltiples ojos
Argos, fue Hermes quien lo durmió con su música y le dio muerte, liberando
a Io.

Hermes es representado a menudo con casco y sandalias aladas, con el


caduceo en la mano. A veces se le muestra también llevando un cordero en
los hombros, y se le llama entonces Hermes Crióforo. Guiaba y protegía a los
viajeros, y en las encrucijadas de los caminos se levantaban imágenes suyas,
pilares en cuya parte superior estaba esculpido el torso de su figura.
También es el dios tutelar del comercio.
ZEUS
Zeus es el más grande de los
dioses griegos. Es el dios del rayo,
de la luz y del cielo, envía la lluvia y
mantiene el orden y la justicia en el
mundo, entre dioses y hombres.

Pertenece a la segunda
generación divina. Es hijo de
Cronos y de Rea. Cronos dominaba
el universo, y había sido advertido
por un oráculo que uno de sus hijos
lo destronaría. Para evitarlo,
devoraba a sus hijos e hijas, conforme iban naciendo. Rea salvó al más
joven, Zeus, dando a luz durante la noche, y llevando al día siguiente a
Cronos una piedra envuelta en pañales, que él devoró inmediatamente.

Zeus fue criado en secreto, protegido por las ninfas. La cabra Amaltea
le dio leche, y las abejas del monte Ida produjeron miel exclusivamente
para él. Cuando lloraba, los curetes golpeaban sus escudos con sus
lanzas, para que Cronos no pudiera descubrirlo.

Al llegar a la edad adulta, Zeus quiso conquistar el poder de Cronos.


Por consejo de Metis, la Prudencia, suministró a su padre un vomitorio
que le hizo expulsar a los hijos que había devorado. Con su ayuda, atacó
a Cronos y a los titanes en una batalla de diez años. Los titanes fueron
vencidos y arrojados del cielo. Para esta batalla, Zeus liberó a los
cíclopes del abismo de Tártaro, y ellos forjaron el trueno y el rayo para él,
el tridente para su hermano Poseidón, y a Hades le dieron un casco
mágico que hacía invisible a quien lo usara.

Los dioses victoriosos se repartieron el dominio del mundo. Zeus


obtuvo el cielo, Poseidón el mar, y Hades el mundo subterráneo. Además,
Zeus quedó como gobernante universal.

Zeus tuvo numerosos amores. De Hera, su hermana y esposa, nacieron


Ares, Hebe e Ilitía. Con Démeter procreó a Perséfone, de Mnemosina,
personificación de la Memoria, tuvo a las Musas. De la titánida Temis tuvo
a las Estaciones, las Horas y las Moiras. Con Leto tuvo a Apolo y
Artemisa. Muchas fueron también sus amantes mortales. De su unión con
Alcmena nació Heracles, Hércules para los romanos. Hijo suyo y de
Sémele fue Dionisos, y con Dánae tuvo a Perseo. También se unió a
Antíope, Calisto, Egina, Electra, Europa, Ío, Laodamía, Maya, Leda, Níobe,
Pluto, etc. También mantuvo relaciones con otro hombre, Ganímedes.
Estas aventuras provocaban la ira de su esposa Hera, por lo que en
muchas ocasiones se unía a sus amantes bajo diversas formas, como un
toro, un cisne o como lluvia de oro. Los romanos lo identificaron con
Júpiter.

Para conseguir sus conquistas amorosas, Zeus no dudaba pues en


adoptar formas diversas, es decir, en recurrir a las metamorfosis:

 Con Europa, en forma de toro


 Con Dánae, en forma de lluvia de oro
 Con Ío, en forma de nube
 Con Alcmena, en forma de su propio marido Anfitrión
 Con Leda, en forma de cisne

EL RAPTO DE
EUROPA
Zeus es un incansable conquistador y
sus amores con diosas, ninfas y
mortales llenan una amplia página de
la mitología. En el mito que nos ocupa
Zeus ha puesto sus ojos en una bella
joven asiática, hija de Agenor, rey de
Tiro, en Fenicia, en la cuenca oriental
del Mediterráneo.

Pide ayuda a su hijo Hermes para la


preparación del encuentro y posterior
rapto que va a ser de los más historiados porque el dios ha decidido
metamorfosearse en un bello toro. Hermes va a ser el encargado de conducir al
rebaño de bueyes del rey desde los altos prados hasta la playa cercana donde
Zeus sabía que Europa y otras doncellas de Tiro acudían a pasar la jornada de
diversión y asueto.

Zeus toma la forma de un toro blanquísimo, de facciones nobles, que no infunde


miedo y se aproxima saliendo del rebaño hasta el grupo de las jóvenes. Éstas se
asustan al principio pero poco a poco van cogiendo confianza con el manso toro
que acepta sus caricias y las guirnaldas de flores que las muchachas trenzan
para colocarlas entre los cuernos. Europa llega a sentarse encima del animal,
tan confiada y ajena a lo que le espera. El toro besa los pies de la joven,
mientras sus amigas la adornan, y se dispone a continuar su plan.

El animal se incorpora y sin demora se lanza al mar con la ansiada carga en su


grupa. Las amigas se quedan en la costa, sorprendidas, levantando las manos
en gesto de sorpresa y el grupo se introduce en mar abierto donde los Vientos
ayudan a avanzar y donde grupos de divinidades marinas surgirán como cortejo.

Llegan a las costas de la isla europea de Creta. Allí Europa dará a luz a tres
hijos, Minos, Sarpedón y Radamantis dejando así la estirpe divina en la isla.
HADES.
Dios de los Muertos, hijo de Cronos, quien lo había devorado junto con
sus hermanos para evitar que, como le habían augurado, un descendiente
suyo le arrebatara el dominio del Universo. Cuando Zeus obligó a Cronos a
vomitar a sus hijos, Hades ayudó a vencer a los Titanes. El universo fue
repartido entre Zeus, quien gobernaba el cielo, Poseidón, que dominaba los
mares, y Hades, a quien correspondió el mundo subterráneo.

En su lucha contra los Titanes, los Cíclopes le dieron un yelmo que volvía
invisible a quien lo usara. Hades significa el Invisible, y su nombre era pocas
veces mencionado, pues hacerlo podía provocar la cólera del dios.

Hades reina sobre los muertos bajo la tierra, en el Tártaro profundo. Es


un amo despiadado, que no permite que sus súbditos regresen entre los
vivos. Bajo su mando están los genios de la tierra y los demonios. Su esposa
es Perséfone, hija de la diosa de la fertilidad de la tierra, Demeter. Hades
había raptado a Perséfone, y aunque se vio obligado a devolverla más tarde,
ya que Demeter se negaba a hacer crecer el trigo mientras su hija estuviera
lejos de ella, se valió de una estratagema para asegurarse de que regresara
periódicamente a su lado. Le dio a comer tres semillas de granada, y al
comer alimento de los infiernos Perséfone debía regresar tres meses al año
al Tártaro.

En esta relación con Perséfone, Hades forma parte del ciclo de fertilidad
de la tierra. Para evitar mencionar su nombre, se utilizaban eufemismos, y
uno de ellos era Plutón, "el rico", haciendo referencia a las riquezas del
subsuelo, tanto en minerales y piedras preciosas, como en el de las tierras
cultivadas. El regreso periódico de Perséfone a la superficie representa el
surgimiento de esas riquezas, pues con ella viene la primavera.

Los romanos lo llamaban Plutón.


EL RAPTO DE
PERSÉFONE

Deméter-Ceres, hermana de
Zeus, diosa de la agricultura
tenía una hija con la que
estaba estrechamente unida:
Perséfone-Prosérpina. Esta
diosa crecía feliz entre las
ninfas y otras doncellas
haciendo la vida propia de la
juventud que no se
preocupa del matrimonio.

Un día en que estaba cogiendo flores en la pradera de Nisa, en las


llanuras de Sicilia, en el momento en que se disponía a arrancar un
narciso, súbitamente la tierra se abrió a su alrededor y apareció en su
carro el dios de los Infiernos, Hades-Plutón , que se había enamorado de
la joven. El dios descendió, salió al encuentro de la diosa y la raptó,
llevándosela con él a las profundidades.

Esta acción la cometió con la complicidad de Zeus. La desolada madre de


la joven la buscó en vano por toda la tierra durante nueve días y nueve
noches en las que se ayudaba de una antorcha. Mientras tanto descuida
sus tareas de diosa de la agricultura y la tierra en Grecia se vuelve estéril
ocasionando un período de hambre. Zeus ordena a Hades, por medio de
la diosa mensajera Iris, que devuelva la hija a su madre.

No va a ser ya posible porque Perséfone ha comido un grano de una


granada cultivado en el Infierno y por tanto queda ya ligada a este lugar
definitivamente.

La solución es el acuerdo que toman los tres dioses olímpicos: Perséfone


dividirá el año entre su estancia en los Infiernos con Hades –lo que
simboliza el invierno, ausencia de vegetación- y su regreso a la tierra con
su madre –que simboliza la primavera.
DEMÉTER

Deméter, la Diosa Maternal de la Tierra,


pertenece a la segunda generación de dioses. Fue la
segunda hija de Cronos y Rea.

La personalidad de Deméter es a la vez religiosa y


mística, y se le considera principalmente la diosa del
trigo y la fertilidad de la Tierra. Era de especial
veneración en las zonas del mundo griego donde era
de gran importancia el cultivo del trigo. Sus atributos
son la espiga, el narciso y la adormidera, y su ave
favorita es la grulla.

La leyenda más importante sobre Deméter se


relaciona con su hija Perséfone. Hades, hermano de
Deméter y señor del mundo subterráneo, se había
enamorado de Perséfone, su sobrina. Cuando la joven
diosa estaba en el campo, en compañía de Atenea y Artemisa, se alejó por un
momento de su compañía, y en un paraje solitario se agachó para recoger un
narciso. En ese momento la Tierra se abrió, apareció Hades, cubierto en
sombras, y se llevó a Perséfone a la fuerza, hasta el mundo de los infiernos.

Antes de desaparecer, Perséfone lanzó un grito, que fue escuchado por


su madre. Deméter recorrió todo el mundo en busca de su hija durante
nueve días, si comer ni beber, con una antorcha en cada mano. Al no
encontrarla pidió la ayuda de los otros dioses. Helios, el Sol, puede ver todo
desde lo alto del cielo, y le informó que el raptor de su hija fue Hades.

Enfurecida, la diosa resolvió no regresar al Olimpo, tomó la forma de una


anciana y se trasladó a Eleusis, y se dirigió al palacio del rey Céleo, y entró a
su servicio como nodriza de su hijo. La diosa, encariñada con el niño, trató
de hacerlo inmortal, pero fue interrumpida por la madre, la reina Metanira.
La diosa se dio a conocer, y le encomendó al joven la misión de difundir por
el mundo el cultivo del trigo.

El destierro voluntario de la diosa volvió a la tierra estéril, pero ella se


negó a regresar la fertilidad de los campos hasta que su hija le hubiera sido
devuelta. Zeus, el señor de los dioses, le ordenó entonces a Hades que
restituyera a Perséfone. Sin embargo, la joven diosa había comido tres
semillas de granada de los árboles del Tártaro, por lo que estaba condenada
a permanecer ahí. Sin embargo, se hizo un pacto: Perséfone saldría del reino
de Hades, pero volvería durante tres meses al año. Durante esos meses, el
trigo deja de crecer; es la estación del invierno.

Los romanos veneraban a Deméter con el nombre de Ceres.

POSEIDÓN.
Poseidón, dios del mar, es uno de los Olímpicos, hijo de Cronos y de Rea.
Al igual que sus hermanos, fue
devorado por su padre, a quien
le habían vaticinado que un hijo
suyo habría de arrebatarle el
dominio del universo. Cuando
Zeus obligó a Cronos a vomitar
a sus hermanos, éstos
vencieron a Cronos y a los
titanes, y se repartieron el
dominio del Mundo. En este
reparto, Poseidón quedó como
señor de los Mares. No sólo tiene poder sobre las olas, sino que también
tienen la potestad de desatar tempestades, romper las rocas de las costas
con su tridente, y hacer surgir manantiales. Su dominio se extiende hasta
los lagos y las aguas corrientes.

Se le representa armado con un tridente, símbolo de su poder sobre las


aguas, y monta en un carro tirado por seres monstruosos, mitad caballos y
mitad serpientes. Su cortejo lo forman las nereidas, los peces y los
delfines, y espíritus del mar, como Proteo y Glauco.

Según una tradición, Poseidón trabajó durante un año, junto con Apolo y
Éaco, en la construcción de las murallas de Troya. Se le negó el salario
convenido, por lo que el dios, en venganza, hizo salir un monstruo del fondo
del mar que atacó a los pueblos troyanos. Éste es el origen del rencor que
sentía este dios hacia esta ciudad, contra la que combatió en la famosa
Guerra de Troya. Sin embargo, ayuda a salvar a un troyano, Éneas, pues el
Destino no había dictaminado su muerte en la destrucción de la ciudad. Los
descendientes de Eneas son, posteriormente, los fundadores de Roma.

Disputó también con otros dioses sobre algunas ciudades donde debían
recibir especial veneración, y perdió con frecuencia. Perdió con Helios la
ciudad de Corinto, con Zeus la ciudad de Egina, Apolo lo derrotó en Delfos y
Dionisos lo venció en Naxos. Perdió también con Hera el dominio de Argos.
Tomó posesión de Atenas, golpeando la cima de la Acrópolis con su tridente
y haciendo surgir un pozo de agua salada. Sin embargo, pronto llegó Palas
Atenea, quien hizo brotar con su lanza un árbol de olivo, y reclamó la
soberanía de la ciudad. A pesar de esto, Poseidón era el señor de una isla
maravillosa, la Atlántida.

La esposa de Poseidón era Anfitrite, con la que no tuvo hijos. Además


tuvo numerosos amores. Con Toosa engendró al cíclope Polifemo, con Medusa
tuvo al guerrero gigante Crisaor y al caballo alado, Pegaso. Orión el cazador
fue también hijo suyo, y con la diosa Démeter se cuenta que tuvo una hija,
cuyo nombre era prohibido pronunciar.

En Roma se le rendía culto con el nombre de Neptuno, y su fiesta se


celebraba en medio del verano

POSEIDON Y ANFITRITE
Anfítrite era una nereida, hija del
dios Nereo, y dirigía el coro de sus
hermanas. Poseidón-Neptuno, el
dios del mar y del océano, la amaba
desde siempre e intentaba hacerla
su esposa pero la joven le temía y le
rechazaba. Para evitar al dios,
Anfitrite se dirigió hasta las
profundidades del Océano, lejos del
palacio del dios del mar, más allá de
las Columnas de Hércules.

Unos delfines que nadaban por la


zona la descubrieron y fueron a
contárselo a Poseidón, el cual les
encargó que transportaran a la
joven a su presencia. Así lo hicieron
y, en medio de un solemne cortejo de animales y divinidades marinas,
condujeron a la joven hasta el dios que la tomó solemnemente por
esposa y desde ese momento fue su compañera.
AFRODITA.

Afrodita es la diosa del amor y la belleza, y se identifica en Roma con la


antigua divinidad itálica Venus. Según una tradición es hija de Urano y según
otra de Zeus y Dione.

En el caso de la primera historia, el nacimiento ocurre en el momento que


Cronos (dios del tiempo) corta los genitales de su padre Urano y los lanza al
mar, de donde surge Afrodita. Según la versión de Homero, nació de la unión
de Zeus con Hera.

Una vez que salió del mar, Afrodita fue llevada por los vientos Céfiros,
primero a Citera y luego a Chipre, donde las Horas la vistieron y la guiaron a
la morada de los Inmortales.

Afrodita es partícipe de un sinnúmero de leyendas. Primero, se casó con


Hefesto (el divino cojo y dios del Fuego), pero estaba enamorada de Ares
(dios de la Guerra).

Cuenta Homero que mientras los enamorados se entregaban a la pasión en


una madrugada, en el lecho de Afrodita, Hefesto celoso les había puesto una
trampa, pues el Sol le había contado que su amada le estaba siendo infiel.

Cuando los amantes se dieron cuenta ya estaban atrapados en una red


mágica que tenía el esposo de la bella diosa, y éste fue a llamar a todos los
dioses para que fueran testigos del engaño. Todos se burlaron del asunto,
pero Poseidón pidió clemencia y por eso Afrodita y Ares fueron liberados.

La diosa avergonzada huyó a Chipre, mientras que Ares se fue a Tracia.


Sin embargo, sus amores tuvieron fruto y de tal unión nacieron Eros (dios
del amor) y Anteros, Deimo y Fobos (el Terror y el Temor) y Harmonía. A
veces también se agrega a Príapo.
Además de Ares, Afrodita estuvo involucrada amorosomente con Adonis y
con Anquises, con quien tuvo a Eneas (héroe troyano y personaje de La
Eneida de Virgilio) y a Lirno.

Pero la diosa fue especialmente conocida por sus maldiciones e iras, pues
cuando alguien caía en la desgracia de ofender a la diosa, se condenaba a
tormentos terribles. Por ejemplo, castigó a la Aurora con un amor
irrefrenable por Orión, ya que había cedido a las seducciones de Ares.
También castigó a todas las mujeres de Lemnos, ya que éstas no la
honraban, y las impregnó con un olor insoportable que provocó que sus
hombres las abandonaran. De igual manera castigó a las hijas de Cíniras y las
obligó a prostituirse con extranjeros.

Por otra parte, caer en su gracia era igual o más peligroso. Cuando la
Discordia lanzó una manzana a la más hermosa de las diosas, e hizo que
compitieran Afrodita, Palas Atenea y Hera, y Zeus decidió que fuera Paris,
héroe troyano, el que definiera quién era la más hermosa, cada una le
ofreció un regalo a cambio de que la escogiera. Palas Atenea le ofreció
hacerlo invencible en la guerra, Hera le prometió el reino del universo, y
Afrodita la mano de Helena (hija de Zeus y hermana de los Dioscuros), quien
era la mujer más hermosa del mundo. Paris eligió a Afrodita y fue por esta
promesa que se inició la famosa Guerra de Troya.

Afrodita agradecida con Paris, lo protegió durante toda la campaña así


como a los demás aqueos, incluyendo a su hijo Eneas, a quien logró salvar de
la muerte.

Aunque Troya iba a perder la guerra definitivamente, Afrodita logró


rescatar la raza de los aqueos con su hijo Eneas, quien luego viajara a una
tierra desconocida donde sus descendientes Rómulo y Remo fundarían Roma.

Así es como para lo romanos Afrodita, Venus para ellos, fuera su


protectora particular y por eso César le levantó un templo bajo la invocación
de Venus Madre. Los animales favoritos de esta diosa eran las palomas, y
estas aves arrastraban su carro. Sus plantas eran la rosa y el mirto.

BACO.
Baco, en la mitología romana,
dios del vino, identificado con
Dioniso, el dios griego del vino, y
con Liber, el dios romano del vino.
Hijo de Zeus (Júpiter), se le suele
caracterizar de dos maneras: una
como dios de la vegetación,
específicamente de los frutos de
los árboles, que aparece
representado a menudo en los
vasos áticos con un cuerno con
bebida y racimos de uvas. Como
llegó a ser el dios popular griego del vino y el regocijo, se dice
que en algunos de sus festivales se producían milagros en los
que el vino era el ingrediente predominante. La segunda
caracterización del dios apunta a los misterios de una
divinidad que inspiraba cultos orgiásticos, de los que son
ejemplo las ménades o bacantes. Este grupo de mujeres
abandonaba el hogar y vagaba por el desierto entrando en un
estado de éxtasis en su devoción al dios. Vestían pieles de
cervatillo y se creía que poseían poderes ocultos

El nombre Baco llegó a usarse en la antigua Grecia


durante el siglo V a.C. Se refiere a los fuertes gritos con los
que se adoraba al dios en las bacanales, frenéticas
celebraciones en su honor. Estos hechos, supuestamente
originados en las fiestas de la naturaleza primaveral, llegaron
a ser ocasión de embriaguez y de actos licenciosos y
disolutos, en los que los celebrantes danzaban y bebían. Las
bacanales se hicieron cada vez más desenfrenadas. Por esa
razón, el Senado romano las prohibió en el año 186 a.C. En el
siglo I d.C., sin embargo, los misterios dionisíacos eran aún
populares, como lo demuestran las representaciones alusivas
encontradas en sarcófagos griegos.

En la filosofía de Nietzsche representa una visión de la


vida que ha quedado relegada en la civilización occidental. Se
trata de lo dionisiaco, es decir, la vida en sus aspectos
oscuros, instintivos e irracionales.
BACO Y ARIADNA

Ariadna era hija del rey de Creta


Minos y de Pasífae. Cuando el héroe
ateniense Teseo llegó a Creta
dispuesto a matar al Minotauro,
Ariadna lo vio y se enamoró de él.
Gracias a su ayuda Teseo logró salir
del laberinto donde estaba encerrado
el monstruo.La joven le había dado un
ovillo que el héroe fue soltando al
entrar. Después de cumplido su
objetivo el hilo le indicó el camino de
regreso.

Ariadna se escapó con Teseo en su nave con dirección a Atenas. Hicieron


una escala en la isla de Naxos y, mientras la joven dormía en la playa, el
héroe partió rumbo a su destino abandonándola, posiblemente impelido
por una orden del Destino ya que la joven no le estaba destinada.

No tuvo Ariadna ocasión de lamentar por mucho tiempo el abandono de


su amado porque muy pronto el dios Dioniso-Baco apareció por el aire
conduciendo un carro tirado por panteras y rodeado de su cortejo de
sátiros, ménades y Sileno. El dios quedó fascinado por la belleza de
Ariadna y la tomó por esposa conduciéndola al Olimpo.

Como regalo de boda le dio una diadema de oro, obra del dios Hefesto-
Vulcano, que más tarde fue convertida en constelación y conocemos
como Corona Boreal.
HEFESTO

Es hijo de la diosa Hera, al igual que Atenea lo era de Zeus. Nació


deforme, con cojera por lo que su madre lo
rechazó y arrojó desde el Olimpo. Cayó al mar
donde lo acoge la diosa marina Tetis y
posteriormente vive en la isla de Lemnos donde
practica la actividad de la que es protector. En
efecto es el dios de la fragua, el herrero y
orfebre divino, encargado de hacer las armas y
joyas de dioses y héroes. Es aceptado en el
Olimpo y se reconcilia con su madre. Obtiene la
mano de la más bella de las diosas, Afrodita.

Hefesto ha sido siempre una deidad inherente al fuego, debido a


que, desde tiempos inmemoriales, este elemento esencial se ha
relacionado con lo divino. El propio Homero denominaba Hefesto al
fuego e identificaba a ambos: "Ardió tu cadáver adornado con
vestidura de dios, con gran cantidad de ungüento y de dulce miel;
agitáronse con sus armas multitud de héroes aqueos, unos a pie y
otros en carros, en torno de la pira en que te quemaste; y prodújose
un gran tumulto. Después que la llama de Hefesto acabó de
consumirte, ¡oh, Aquiles!, al apuntar el día, recogimos tus blancos
huesos y los echamos en vino puro y ungüento."

También en otros pasajes se le relaciona, a menudo, con actividades


que el propio dios hacía para los demás compañeros del Olimpo. Fue
Hefesto quien construyó el hermoso palacio del todopoderoso Zeus
y quien realizó el ánfora en la que se depositaron los restos del
héroe Aquiles y las armas de éste guerrero.
Acerca del origen, personalidad y atributos de Hefesto, hay
versiones distintas. La más aceptada es aquella que afirma que es
hijo de Zeus y de su legítima esposa Hera. Sin embargo, y según
cuentan las más ancestrales leyendas, el fruto de la unión de tan
egregios esposos no contribuyó al mejor entendimiento de ambos.
Se dice que la cojera de Hefesto le sobrevino, precisamente, por
tomar partido a favor de su madre Hera en una de estas violentas
discusiones. Zeus, ciego de ira por lo que pensaba era una
confabulación familiar contra él, habría arrojado del Olimpo a su
propio hijo, haciéndole caer en la lejana isla de Lemnos. A
consecuencia de tamaña violencia física, Hefesto se romperá las
piernas y desde entonces será conocido como el "ilustre cojo de
ambos pies".

En ocasiones, los dioses del Olimpo se burlaban de Hefesto a causa


de su cojera y su desagradable aspecto. Tullido y feo, era objeto de
continua mofa. Más lo curioso es que se hallaba casado con la bella
Afrodita, diosa del amor; lo cual indica que Hefesto debía tener
cualidades de las que carecían los demás dioses que lo
ridiculizaban. Pues, de lo contrario, la mejor conocedora de los
lances amorosos no habría accedido a ser su esposa.

Respecto al trabajo de Hefesto, o Vulcano para los romanos, en su


legendaria fragua, será el gran poeta Virgilio quien más líricamente
lo describa:

"A un lado de Sicilia, entre ella y Lípara, está una isla célebre,
encumbrada sobre altísimas peñas que humean; debajo de la cual
una gran cueva y muchas otras, como aquellas de Etna, con los
ciclópeos fuegos carcomidas, retumban de continuo.

Allí mil yunques, con valientes golpes heridos, suenan con terribles
truenos que en torno se oyen claros de muy lejos. Rechinan por las
cóncavas cavernas barras y masas de encendido hierro; salen de mil
hornazas vivas llamas: ésta es la casa y fragua de Vulcano y de él
dicen "Vulcania" aquesta isla".

La tradición popular, no obstante, asocia la mítica Fragua de


Vulcano con el volcán Stromboli, muy activo y en continua erupción
siempre. De su cráter se decía que salían tales llamas que un
pedazo de hierro que se dejara por la noche en sus aledaños,
aparecería por la mañana ya forjado. Sería en este lugar donde
Hefesto, después de ser expulsado del Olimpo, decide establecer su
hogar y su fragua dentro de una ígnea caverna. Pero además
cuentan las más antiguas narraciones clásicas que Prometeo robaría
allí el fuego de los dioses.

En este mítico taller de Hefesto no sólo se forjaba el hierro, sino que


también, el nutrido grupo de operarios a su mando, mantenía febril
actividad en torno a la construcción de diversos objetos con
materiales nobles. Y, así, pronto cumplimentarán encargos que
quedaron grabados en la mitología como verdaderas obras de arte.
Entre ellos se encuentra el más hermoso de los escudos que
imaginarse pueda. Fue fabricado, por encargo de Afrodita, para
defensa y orgullo del héroe Eneas. Era todo él de oro y sus relieves
hacían alusión a un idílico tiempo futuro que no pudo cumplirse
nunca. Contra él nada podían, ni flechas ni dardos enemigos:

"(...) y lánzale un dardo agudo y luego, tras de aquél, otro y otro y


otro aprisa, y ándase en torno de él en ancho cerco; más el escudo
de oro los para."

Otra de las obras que salieron de la mítica fragua de Hefesto fue el


radiante y ostentoso carro que conducía el hijo del titán Hiperión, es
decir, Helios. Esta deidad personificaba al Sol y tenía por hermanas
a la Aurora y a la Luna, llamada Selene. El hermoso carro de Helios
iba acompañado por cuatro hermosos caballos que tiraban de él con
inusitado brío y cuyos nombres hacían alusión al fuego, a la
radiante luz, al calor y a la claridad: "Ardiente", "Resplandeciente",
"Brillante" y "Amanecer".

Pero además no sólo será la elaboración de objetos lo que los


relatos más legendarios atribuyan a Hefesto. También se dice de él
que confeccionó una especie de muñecos de oro, tan semejantes a
los propios mortales que no pocos, de entre los autores clásicos, los
han identificado con los verdaderos seres humanos y su creación.

ARTEMISA
Hija de Zeus y Leto y hermana gemela de Apolo.
Pidió a su padre el don de la virginidad y no quiere
saber nada del contacto con varones. Es la diosa de
la caza y amante de los bosques y prados que
recorre con su séquito de ninfas practicando su
actividad favorita. Se la representa con un arco y
carcaj lleno de flechas acompañada de un ciervo y a
veces los perros de caza, vestida con ropa ligera. Por
paralelismo con su hermano Apolo, es identificada
con la diosa Selene, que representa la Luna y con
esta personalidad sí se le conoce un idilio amoroso
con el bello pastor Endimión.

DIANA Y ACTEÓN

La diosa Ártemis-Diana es la protectora


de la caza, su actividad habitual. En
este cometido recorría bosques y
montes acompañada de su séquito de
ninfas. Cuando estaban cansadas y
sudorosas tras el ejercicio solían
descansar en las orillas de remansos
de los ríos o fuentes rumorosas y
aprovechaban para tomar un baño. Las
diosas eran muy celosas de su intimidad y no podían ser vistas en su
desnudez por ningún mortal so pena de arrostrar el castigo
correspondiente.

Esto le ocurrió a Acteón, un joven de la familia real de Tebas, educado por


el centauro Quirón, que practicando un día en el monte Citerón su
actividad favorita, la caza, encaminó involuntariamente sus pasos hasta el
lugar donde la diosa y sus ninfas tomaban un baño. El joven no se retiró
sino que se quedó contemplando la escena con sus mortales ojos,
extasiado ante la visión de la belleza de la diosa.

Ártemis, irritada al sentirse observada, lo castiga duramente: lo convierte


en un ciervo y excita contra él a los perros que integraban su jauría.
Acteón conserva su consciencia humana e intenta hablar con los perros
que no lo reconocen y se abalanzan sobre él, desoyendo los sonidos
lastimeros que el ciervo emitía en su deseo de que lo reconocieran. Luego
buscan desesperados a su amo por todo el bosque hasta llegar a la cueva
donde habitaba Quirón quien, para consolarlos, modeló una estatua a
imagen de Acteón y se la mostró.

HERA
Hija de Cronos y Rea.
Hermana y a la vez esposa
legítima de Zeus. Es la diosa
del matrimonio. Se la
representa con diadema y a
veces cetro, como soberana
del Olimpo. Siempre
malhumorada, pendiente de
las aventuras amorosas de su
regio esposo y maquinando
venganza contra las amantes
y los hijos de éste. El animal
que la representa es el pavo
real.

Homero es la fuente más completa para conocer las relaciones de la


diosa Hera con todas las demás divinidades del Olimpo. Escribe que
la diosa Hera, "la de los grandes ojos", es una deidad que tiene el
mismo linaje que el poderoso Zeus, fue engendrada como la más
venerable de las diosas y, además, se convirtió en esposa del rey
del Olimpo.
A la diosa Hera se la consideraba como la reina del Olimpo y, según
cuenta el gran narrador Hesíodo, sus padres fueron el titán Cronos y
Rea, diosa de la tierra.

Pero además sus peculiaridades y características abarcan aspectos


de todo tipo. Muy especialmente se suele criticar a esta diosa su
excesiva terquedad, su crónico malhumor y su actitud celosa e
intransigente ante los amoríos de su esposo Zeus. Claro que, si
sucediera lo contrario, si ésta pagara al rey de los dioses y de los
hombres con la misma moneda, habría que ver la furia que tal
acción desencadenaría en aquél.

Lo cierto es que los amores e idilios de Zeus son continuos. Sus


correrías llegan a tales extremos que hasta podríamos hablar de
sofisticación. Uno de los múltiples ejemplos podría ser la artimaña
utilizada por el poderoso dios para adentrarse en los dormitorios
ajenos, como en el caso de su transformación en lluvia de oro para,
así, introducirse en la torre donde se hallaba recluida Dánae, la
bella hija del rey de Argos y Eurídice, porque un oráculo consultado
por su padre había predicho que moriría a manos de un
descendiente suyo. Efectivamente, su nieto Perseo, nacido de la
subrepticia unión de Zeus y Dánae, mataría, bien que de manera
accidental, a su propio abuelo, demostrando que las afirmaciones de
los oráculos son inexorables.

En otra ocasión, la hermosísima Alcmena, hija del rey de Micenas,


fue engañada por Zeus, quien, con ocasión de una larga ausencia
del marido de Alcmena, tomó su apariencia y logró así seducir a la
bella muchacha. De esta unión nacería el gran héroe Hércules. Se
dice que Alcmena murió siendo ya muy anciana y que su cuerpo
yace en los Campos Elíseos, pues así lo quiso Zeus en
agradecimiento a los favores que de ella recibió.
• El rapto de Europa
• La fundación de Tebas
• Sémele y Zeus
• El regreso de Dionisos a Tebas

El rapto de Europa
Una joven juega en la playa. Se llama Europa. Y una belleza así no
escapa al ojo clínico de Zeus.

El dios se transforma en un toro blanco que juega con Europa. La


joven lo acaricia e incluso se monta sobre él. Entonces el toro inicia
una loca carrera.

Es el rapto de Europa.

Su padre, desesperado, obliga a su mujer y a sus hijos a buscar a su


hermana. Y les prohíbe regresar sin ella. Uno de ellos es Cadmo.

Cadmo recorre el mundo. Finalmente le pregunta a un oráculo.

"Jamás encontrarás a tu hermana. Detén tu vagabundeo. Sal de la


ciudad y encontrarás una vaca. Síguela y donde pare has de fundar
una ciudad"

Cadmo obedece al oráculo y cuando la vaca se detiene, decide hacer un


sacrificio a los dioses y fundar una ciudad
La fundación de Tebas
Para hacer los sacrificios es necesario tener agua. Cadmo envía a varios
de sus compañeros a una fuente que los lugareños llaman la Fuente de
Ares. Pero la fuente está guardada por un dragón. Cadmo va y acaba
con él de una pedrada. Luego, aconsejado por Atenea, siembra los
dientes del dragón.
De los dientes surgió un ejército de hombres armados: los Espartoi.
Cadmo temía que se volvieran contra él, así que les arrojó una piedra.
Los Espartoi se acusaron los unos a los otros y lucharon entre sí. Sólo
sobreviven cinco que serán la nobleza de Tebas.

Cadmo recibe como premio la mano de una diosa: Harmonía.


Harmonía es hija de Ares y Afrodita.
Sémele y Zeus
Una de las hijas de Cadmo es Sémele. Es una beldad y, como siempre,
Zeus se enamora de ella. Sémele se queda embarazada. Hera, que tiene
la mosca detrás de la oreja, obliga a Sémele a que llame a su amante.
Sémele lo hace y Zeus aparece en forma de rayo que la fulmina.
Seguramente para que no se vaya de la lengua. Hermes saca al niño
antes de que muera y lo implanta en el muslo de Zeus.

Otra variante del mito afirma que Hera engaña a Sémele


aconsejándole que pida a su amante que se muestre en todo su
esplendor divino en la próxima ocasión en que se unan, tal como hace
con ella. Sémele ruega a Zeus que le prometa por adelantado y
jurándolo por las aguas de la Laguna Estigia (esos juramentos
obligaban indefectiblemente a los dioses) algo, sin decir lo que es.
Zeus accede, y cuando conoce el contenido del ruego, se espanta, pero
no puede negarse: así pues se muestra como dios del rayo y abrasa a
Sémele, de cuyo vientre arranca a Dionisos, injertándolo en su propio
muslo. Por ello de este dios se afirmaba que tenía dos madres: Sémele
y Zeus.

Meses más tarde nace la criatura. Ese niño es el dios Dionisos, el


inventor del vino. Por eso se le llama el dos veces nacido.
El regreso de Dionisos a Tebas
El culto de Dionisos se extiende rápidamente por Asia, pero en Tebas
se le desprecia.

Las hermanas de Sémele creen que era una histérica que tenía amores
con un desconocido y que llegó incluso al extremo de prenderse fuego.
Dionisos no puede consentirlo.

En Tebas reina Penteo, el hijo de Ágave (hermana de Sémele). Cuando


llega Dionisos con su corte de alborotadores hace lo imposible por
echarlos de Tebas. Entonces Dionisos enloquece a todas las mujeres de
Tebas y las convierte en bacantes alocadas.

Las bacantes se niegan a regresar a sus hogares y vencen a todos los


ejércitos que mandan contra ellas.
Dionisos, que se ha disfrazado de sacerdote, se presenta ante Penteo y
le convence para que él mismo vea lo que hacen las bacantes.

Dionisos le disfraza. Penteo y Dionisos son primos, tienen la misma


edad y ahora parecen hermanos gemelos. Los dos se dirigen a los
campos. Allí el dios le convence para que se suba a un árbol y las
observe. Dionisos ha preparado un castigo ejemplar.

Penteo se sube al árbol y es descubierto por las bacantes. Dionisos las


enloquece hasta hacerlas creer que Penteo es una fiera que quiere
atacarles. Las mujeres, con Ágave a la cabeza, derriban el árbol. Penteo
intenta hacerles ver quien es sin conseguirlo. Las mujeres lo
despedazan.

Cadmo y Tiresias asisten al macabro espectáculo. Han acudido a


unirse a las bacantes pues son los únicos que creen en la historia de
Sémele. Ágave ha cogido la cabeza de Penteo y la ha colocado en lo
alto de su tirso. Se la muestra a su padre con orgullo.

"Mira. He cazado una fiera salvaje"

"No es una fiera, hija. Es Penteo. ¿No lo ves?"

Ágave gira la cabeza lentamente y poco a poco su mente se aclara. Un


gemido se escapa de su boca.

• La maldición de Layo
• El regreso a Tebas
• Edipo rey
• "Matarás a tu padre y te acostarás con tu madre"
• Los Siete contra Tebas
La maldición de Layo
Layo es el heredero legítimo del trono de Tebas, pero es
desterrado. No tiene más remedio que huir. Así es como llega al
reino de Pélope, que le acoge gustoso.

Pélope tiene un hijo, Crisipo del que Layo se enamora


perdidamente. Layo intenta conquistarle por todos los medios,
pero Crisipo no cede a sus demandas. Entonces Layo, digno
descendiente de los violentos Espartoi, le viola. Crisipo, lleno de
desesperación, se quita la vida.

Layo escapa pero antes recibe la maldición de Pélope: su estirpe


se exterminará a si misma.

Layo regresa a Tebas, donde es proclamado rey. Toma como


esposa a otra descendiente del linaje de Cadmo y Harmonía:
Yocasta. Durante años intentan tener hijos, sin conseguirlo. Layo
acude a un oráculo pidiendo una solución. El oráculo no le
responde lo que quiere oír.

"Tu hijo matará a su padre y se acostará con su madre"

Layo y Yocasta hacen lo posible para evitar que un monstruo así


nazca, pero todo es inútil y Yocasta queda embarazada. Cuando
nace el niño, se lo dan a un emisario con la misión de acabar con
su vida, (¿para qué vamos a ser originales?). El emisario se lo
cuelga al hombro mediante una cuerda que le agujerea el talón.
Cuando va a matarle le da pena y se lo entrega a unos pastores
que están de paso.

Edipo llega a manos de los reyes Pólibo y Peribea, que lo crían


como si fuera su hijo. La herida de los pies le provoca una
hinchazón. De ahí viene su nombre: Edipo, Pies Hinchados.
El regreso a Tebas
Pronto, Edipo, crea envidias en la corte de los reyes.

Un día un compañero, lleno de rabia le dice que no es más que un


hijo adoptado. Aunque sus padres se lo niegan, la duda ya está
plantada en Edipo.

Edipo acude a un oráculo y le pregunta si realmente es hijo de


Pólibo y Peribea. El oráculo, como es su costumbre, no contesta a
la pregunta de Edipo, sino que le dice sin más:
"Matarás a tu padre y te acostarás con tu madre"

Edipo huye. Por nada del mundo quiere hacer algo tan horroroso.
Sin saberlo, se precipita a hacer precisamente eso.

Comienza para él una etapa de vagabundeo que le lleva hasta una


encrucijada de caminos cerca de Tebas. Frente a él se presenta un
carro elegante. Allí dentro debe ir una persona importante. El
cochero, de muy malos modos, le exige que se aparte del camino
para dejarles pasar. Edipo es hijo de reyes y no está dispuesto a
dejarse pisotear por un siervo. Así comienza una riña durante la
cual Edipo recibe un golpe con la fusta del cochero. Edipo lo mata
al instante. Del carro se baja un hombre que le increpa. Edipo lo
mata también. Sólo escapa con vida uno de los guardias.

Edipo continúa su camino. Llega hasta Tebas. La ciudad no gana


para disgustos. Una esfinge (monstruo con rostro de mujer,
cuerpo de león, garras y alas) se ha trasladado allí y se pasa el día
encima de una columna. La esfinge exige que cada día se le
ofrezca la flor y nata de la juventud tebana. Plantea un enigma a
los jóvenes y luego los devora. A veces incluso les obliga a hacer
el amor con ella, aunque no está confirmado.

Creonte, hermano de Yocasta, es quien reina en la ciudad tras la


muerte de Layo. Al ver a Edipo, tan bien plantado, le propone que
se enfrente a la esfinge. Si sale vencedor, se le otorgará la mano
de Yocasta y el trono de Tebas.

La esfinge se relame al verle.

"¿Qué animal camina primero sobre cuatro piernas, luego sobre


dos y antes de morir sobre tres?"

"El hombre" contesta seguro Edipo.

La esfinge, roja de rabia se tira por la montaña abajo y muere.

Edipo es el rey de Tebas. Yocasta no tiene más remedio que


casarse con el jovencito que tiene edad para ser su hijo. Y lo peor
es que lo es.
Edipo rey
Los años transcurren. Edipo y Yocasta tiene cuatro hijos, dos
varones, Eteocles y Polinices, y dos mujeres, Ísmene y Antígona.
Es un rey astuto, digno del trono.

Sin embargo, aparece una enfermedad, una peste que no respeta


ni a hombres ni a animales. Creonte manda una delegación para
que consulten un oráculo. La respuesta es que la peste no cesará
hasta que no sea encontrado el asesino de Layo.

En realidad el mal de la tierra no es sino el síntoma que produce


el matrimonio antinatural de Yocasta y Edipo.

Edipo promete desenmascarar al asesino. Para ello entrevista al


guardia que sobrevivió al ataque, que ha permanecido retirado de
Tebas. Éste le dice que Layo fue asesinado por un grupo de
bandidos en una encrucijada. Edipo, que no tiene un pelo de
tonto, reconoce la encrucijada pero se dice que él solo era uno y
que a Layo le asesinaron varios. Al no conseguir ni una prueba
manda llamar a Tiresias, el adivino. Tiresias se niega a hablar,
afirma no saber nada. Edipo sabe que eso es imposible, porque si
algo caracteriza a Tiresias es que lo sabe todo. Simplemente el
adivino se niega a decir lo que conoce porque sabe quién es
Edipo y todo lo que ha hecho y hará.

Pero Edipo cree que el adivino es cómplice de Creonte y que entre


los dos conspiran para volverle loco. Abandona la investigación.

La peste continúa.
"Matarás a tu padre y te acostarás con tu
madre"
Entonces aparece un mensajero del reino de los que cree que son
sus padres. Le dice que sus padres han muerto y que se le solicita
para el trono. Edipo siente dolor, pero también alivio. Si sus
padres han muerto, la profecía ya no se cumplirá.

"Pero esos no eran tus verdaderos padres" dice el mensajero "Yo


mismo te recogí aquí, de brazos de ese sirviente". Y señala a uno
de los sirvientes de la casa.

Yocasta se deja caer sobre el trono. Edipo, frenético, se acerca al


sirviente.

"¿Quién te entregó ese niño?"

"Me lo entregó la reina Yocasta"

La verdad se ha descubierto. Edipo se vuelve hacía la reina, pero


ella ya no está. La busca. La encuentra colgada del techo de sus
aposentos. Él se saca los ojos.
Los Siete contra Tebas
A partir de ese momento, Eteocles y Polinices desprecian a su
padre, hasta que él determina marcharse de Tebas. Pero antes
maldice a sus hijos: no encontrarán reposo ni en la vida ni en la
muerte y morirán el uno a manos del otro.

Los dos hermanos deciden repartirse el trono. Un año reinará uno


y el siguiente, el otro hermano. El primer turno corresponde a
Eteocles. Transcurrido el año se niega a entregar el trono a su
hermano. Polinices se marcha a Argos. Su rey apoya su causa y
organiza una expedición que llevará el nombre de los Siete contra
Tebas.

Los hermanos luchan y se dan muerte mutua. Creonte vuelve a


quedar como soberano. Rinde honores de rey a Eteocles, y se
niega a enterrar a Polinices al que considera un traidor.

Su hermana Antígona, que hasta ahora había acompañado a su


padre y le había hecho de Lazarillo, no acepta la decisión de
Creonte y esparce un poco de tierra sobre el cuerpo de Polinices,
para cumplir de esta forma con los ritos de sepultura.

Cuando Creonte se entera, la condena a morir emparedada. Antes


de que se cumpla la sentencia, la mujer se suicida. El hijo de
Creonte, que la ama, hace lo mismo.

Por fin se cumple la maldición de Pélope y la estirpe de Layo se


aniquila a si misma.

• Egeo y Etra
• Las aventuras de Teseo
• Teseo en Atenas
• El minotauro
• Hipólito
• La muerte de Teseo

Egeo y Etra
Egeo, el rey de Atenas, no logra tener hijos. Buscando una
solución, se encuentra con Medea que le pide asilo. A cambio le
dará un hijo.

Tiene un hijo, pero no de la forma en que él había pensado. Piteo


le emborracha mientras Egeo está en su palacio y mete a su hija
Etra en su cama. Esa misma noche Poseidón yace con Etra y la deja
embarazada. Cuando Egeo se levanta le dice a Etra que si nacía un
niño y éste era capaz de levantar una roca debajo de la cual había
escondido sus sandalias y una espada, debía enviarle con él.

Teseo nace y cuando tiene 16 años consigue levantar la piedra y


recupera las sandalias y la espada.

Teseo emprende el viaje, deseando emular a su héroe Heracles.(sí,


por aquel entonces ya existían los fans)
Las aventuras de Teseo
A lo largo de su viaje, Teseo tiene tiempo de enfrentarse a muchos
peligros, pero siempre sale vencedor.

Perifetes tenía la curiosa costumbre de golpear con un garrote a


todo aquel se cruzara en su camino. Pero Teseo no es cualquiera.
Le arrebata el garrote y acaba con él. Desde entonces lleva ese
garrote a todas partes.

Sinis era un gigante que tenía la manía de atrapar incautos, los


ataba a las copas de dos árboles que él ponía a ras de suelo y ¡zas!,
los soltaba. El pobre viajero no quedaba muy bien después de
eso. Teseo le engaña y consigue que caiga en su propia trampa.
Después se casa con su hija. Es la primera de la larga lista de
conquistas de Teseo.

Escirón no tenía nada mejor que hacer que obligar a los viajeros a
lavarse los pies en el mar. Luego de una patada los arroja al mar
donde su tortuga los devoraba. Teseo se negó y de una patada le
tiró al mar. El pobre Escirón no sabía nadar y ...

Cerción retaba a los viajeros a luchar con él y nadie le vencía. Sólo


Teseo lo hizo mientras los dioses se burlaban de Cerción.

Procustes tenía el hábito de tomar a los pobres transeúntes y


cambiarles el tamaño. A los altos les metía en una cama pequeña
y los cortaba hasta que cabían. A los pequeños les metía en una
cama grande y los estiraba. Teseo le metió en su propia trampa y
lo aplastó.
Teseo en Atenas
Teseo llega a Atenas y causa sensación. Egeo, que no sabe quién
es, teme que los atenienses prefieran al joven antes que a él.
Trama junto a su esposa Medea el modo de acabar con él. Medea
sí sabe quien es Teseo y cree que si Egeo descubre la verdad la
abandonará.

Le ofrecen una bebida envenenada. Antes de beberla Teseo


descubre su identidad y se salva.

Medea huye de Atenas.


El Minotauro
Atenas está sometida a Creta. En Creta, el Minotauro solicita siete
jóvenes y siete doncellas a las que mata. Creta exige este pago a
Atenas.

Teseo decide librar de este castigo a Atenas y se dirige a Creta


para acabar con el Minotauro. Antes de partir, su padre le dice
que si vence debe poner una vela blanca en el barco en el que
regrese. Si no, la vela será negra.

Teseo llega a Creta. Ariadna, hija de Minos, el rey de Creta, se


enamora locamente de Teseo y le promete ayudarle si la hace su
esposa.

Consigue que Dédalo le de un ovillo de lana. Con él entra en el


laberinto mientras Ariadna sujeta el otro lado desde fuera. Teseo
encuentra al Minotauro y lo mata. Luego recoge el hilo y sale del
laberinto.

Ariadna y Teseo huyen juntos, pero el héroe la abandona. Así es


Teseo. No abandona a Ariadna a sabiendas, simplemente la
doncella deja de interesarle y se olvida de ella. Esa es su vida
amorosa, no bien ha conseguido a la chica ya está pensando en la
siguiente.

También se le olvida poner la vela blanca. Así que Egeo cree que
ha muerto y se arroja al mar.
Hipólito
Teseo se casa con una amazona, Antíope. Ella le dará a su hijo
Hipólito.

Se cansa de ella, como es común en él. Las amazonas defienden a


su compañera y Teseo las vence.

Años más tarde se casa con Fedra, la hermana pequeña de


Ariadna. Fedra va a vivir a Atenas junto a Teseo e Hipólito.
Hipólito está consagrado a Ártemis y a la caza. Desprecia el trato
con las mujeres. Afrodita no está muy contenta con Hipólito, que
no la venera, y decide vengarse.

Hace que Fedra se enamore de Hipólito. Fedra trata de ocultar sus


sentimientos, pero su matrona la descubre y decide hacer de
alcahueta a pesar de las negativas de Fedra. Intenta convencer a
Hipólito de que ame a su señora, éste monta en cólera y huye del
palacio. Fedra, llena de vergüenza por el desprecio que muestra
Hipólito por sus sentimientos, se cuelga en sus aposentos. Antes
le deja una carta a Teseo en la que le explica, calumniosamente,
cómo su hijo ha tratado de abusar de ella.

Teseo cree en la carta de Fedra y le pide a su padre Poseidón que


maldiga a Hipólito. Por esta maldición, Hipólito es atropellado
por su propio carro.

Antes de morir se descubre la verdad. Teseo acude a su lado y se


reconcilian.

Después decide que lo mejor es conseguir a Helena, que por


aquel entonces solo tiene 10 años. Helena aún es sólo una niña,
pero su belleza no tiene igual. Teseo la rapta y la lleva a su
palacio. Allí él y su amigo Pirítoo se la juegan. Gana Teseo. Como
tiene que esperar para casarse con ella, se aburre y le propone a su
amigo Pirítoo que le ayude a conseguir una novia de mayor
alcurnia.

No tiene otra mejor que Perséfone, la esposa de Hades.


Descienden a los infiernos con la idea de raptarla. Hades les
recibe amablemente, pero sabe perfectamente a lo que van. Les
invita a compartir su mesa y les hace sentarse cómodamente. Pero
las sillas son mágicas y atrapan al que se sienta en ellas. Allí
permanece hasta que lo rescata Heracles. El héroe lo saca de la
silla de un tirón, pero deja pegadas parte de sus nalgas. Por eso se
dice que los atenienses son parcos en sus nalgas. Por desgracia no
puede hacer lo mismo con Pirítoo, que todavía está allí.
La muerte de Teseo
Cuando vuelve a Atenas se encuentra que sus enemigos luchan
por el trono. Decide exiliarse a Creta, pero una tormenta le desvía
de su camino.

Llega hasta Esciros donde el rey Licomedes le acoge. Sin embargo


teme que Teseo tenga la intención de arrebatarle el poder, así que
mientras ambos pasean por la isla, lo despeña.
• Jasón en Yolcos
• El viaje hacia la Cólquide
• El vellocino de oro
• El regreso a Yolcos
• La venganza de Medea

Jasón en Yolcos
En Yolcos reina Pelias, que ha conseguido destronar a su hermano Esón
mediante engaños. Esón tiene un hijo, Jasón, que acude a Yolcos para
ejercer su derecho legítimo al trono.

Al llegar, Jasón se encuentra con que debe atravesar un río. Una anciana le
pide ayuda. Él la coge en brazos y pasan el río. Esta anciana no es otra que
Hera que a partir de entonces es su protectora.

La corriente se ha llevado una de sus sandalias, pero aún así se presenta


ante Pelias. Pelias se horroriza al verlo. No teme el hecho de que sea el
legítimo heredero sino que un augurio había vaticinado que un hombre
con una sola sandalia acabaría con su vida y le arrebataría el trono.

Decide deshacerse de él y le engaña y le envía a una misión en la que


seguramente encontrará la muerte. Le dice que si realmente es merecedor
del trono debe probarlo trayendo el vellocino de oro que se encuentra en el
lejano país de la Cólquide.

Jasón no tiene más remedio que aceptar, aunque sabe que la misión le
sobrepasa. Jasón es un héroe atípico. En muchas ocasiones se contrapone su
figura a la de Ulises. Ulises es el de los mil recursos, las mil artimañas.
Jasón no posee más recursos que aquellos que los demás le conceden. Es un
héroe indeciso, jefe de una tripulación que le supera y a la que muchas
veces no sabe cómo manejar. Al enfrentarse a los peligros se muere de
miedo y casi siempre se refugia tras sus compañeros o tras las mujeres.
Tiene la protección de tres diosas: Hera, Atenea y Afrodita y es gracias a
ellas como logra su objetivo. Cuando éstas no le protegen lo hace Medea, su
esposa.

Atenea se encarga de convocar a los héroes griegos para que le acompañen


en su misión. Todos se embarcan en una nave muy especial: Argo. A partir
de ahí se les llama los argonautas.

El viaje hacia la Cólquide


Antes de llegar a su destino, los argonautas deben salvar una serie de
obstáculos.

Primero llegan a la isla de Lemnos. La isla está habitada sólo por mujeres.
Los argonautas se quedan allí un tiempo.

Llegan a Cícico. Allí les recibe un jovencísimo rey con el que traban
amistad. Parten, pero los vientos les hacen regresar al mismo sitio. El rey
cree que están invadiendo Cícico y los argonautas se defienden. En la
oscuridad de la noche ninguno de los amigos se reconoce. Por la mañana se
descubre la verdad. Los dos bandos se unen en su dolor mutuo y entierran
a los muertos, incluido el joven rey y su esposa que se ha suicidado por la
muerte de éste.

En otra isla pierden a tres compañeros. Hilas es raptado por la ninfa de una
fuente que se enamora de él. Hilas es el mejor a migo de Heracles y éste y
Polifemo le buscan. Los argonautas parten sin ellos y cuando se dan cuenta
de su falta, deciden no regresar. Ya se encargará Heracles de vengar el
abandono.

En el país de los bébrices, su rey, Amico, se dedicaba a retar a los


extranjeros a un combate pugilístico en el que siempre vencía. Uno de los
argonautas, Pólux, le reta y vence.

Encuentran al rey Fineo que sufre un castigo ejemplar por hacer


predicciones demasiado ajustadas a la realidad (los videntes tiene
prohibido que sus profecías muestren el futuro con claridad para que los
hombres no sean como los dioses). Todos los días le atormentan unos
monstruos: las harpías. Éstas no le dejan comer los magníficos manjares
dispuestos, pues los ensucian con sus excrementos. Zetes y Calais acaban
con ellas. En agradecimiento Fineo les revela cómo atravesar las rocas
Cianeas (las Rocas Azules), llamadas también Simplégadas, que chocan la
una contra la otra. Deberán enviar una paloma. Si el ave pasa sin peligro,
ellos harán lo mismo.

Siguiendo este consejo las atraviesan sin peligro.


El vellocino de oro
Llegan a la Cólquide. Allí, Jasón se entrevista con el rey Eetes. Eetes no está
dispuesto a dejarle marchar con su tesoro, pero no da muestras de ello.
"Claro. Te lo daré. Pero antes has de superar unas pruebas"

Eetes pretende que muera en esas pruebas. Pero Jasón tiene poderosas
aliadas.

En el Olimpo, Atenea y Hera llegan a la conclusión de que lo mejor para


Jasón es que Medea, hija de Eetes y hechicera consumada, ayude al héroe.
Van a visitar a Afrodita y la convencen para que su hijo Eros dispare una de
sus flechas contra Medea y la enamore de Jasón.

Afrodita soborna a su hijo y éste cumple la misión. Medea muere de amor


por Jasón y le ayuda en sus pruebas a pesar de traicionar a su padre.

La primera prueba es uncir dos bueyes que escupen fuego, arar el campo
con ellos y sembrar en él unos dientes de dragón. Medea le aconseja.
Prepara un ungüento que le protegerá contra el fuego de los bueyes.
Cuando siembre los dientes ha de estar preparado porque de ellos van a
nacer unos guerreros terribles que le matarán. Para librarse de ellos debe
tirarles una piedra y así se matarán los unos a los otros.

Jasón supera las pruebas. Pero Eetes se niega a darle el vellocino e intenta
matarles. Los griegos huyen con Medea. Medea ayuda a Jasón a dormir al
dragón que guarda el vellocino y así lo roban.

Eetes les persigue y Medea no tiene pudor al matar a su propio hermano y


despedazarlo. Luego arroja los trozos por la borda y Eetes se retrasa para
recogerlos.

De todo es capaz Medea por el amor que siente por Jasón. Su pasión vital
siempre supera a Jasón. A su lado el héroe es un niño.
El regreso a Yolcos
El viaje de regreso es igual de complicado que el de ida.

Parten hacia la isla de Eea, donde vive la tía de Medea: Circe. Ella les
purifica por las violencias tan terribles que han cometido.

Pasan por la isla de las sirenas. Orfeo toca y sus tonadas impiden que los
argonautas enloquezcan con el canto de las sirenas.

También en su camino Medea acaba con el gigante Talos, que guarda la


ciudad de Creta.

En Corcira, el rey Alcínoo y la reina Arete casan a Jasón y Medea.

Incluso los argonautas deberán portar sobre sus hombros a la Argo hasta
encontrar una salida la mar.
Regresan a Yolcos. Pelias no da crédito a sus ojos. Aún así se niega a
cederle el trono. Medea planea la venganza. Se introduce en palacio y
convence a las hijas de Pelias para que bañen a su padre en una poción con
la que volverá a ser joven. Todas menos Alcestis creen en el engaño. Pelias
se introduce en el baño y así muere.
La venganza de Medea
Tras la muerte de Pelias, Medea y Jasón parten hacia Corinto. El rey
Creonte acoge con entusiasmo a Jasón, que es un héroe, pero no pasa lo
mismo con Medea y los dos hijos de ambos.

Jasón ve la oportunidad de conseguir el reino de Corinto y no duda en


repudiar a Medea y pedir en matrimonio a la hija de Creonte, Glauce.
Creonte está loco de contento. Va a casar a su hija con un héroe y por fin se
librará de Medea y los niños.

Pero Medea no acepta fácilmente lo que han preparado para ella. Es capaz
de cualquier cosa, ya lo ha hecho antes, y eso la hace muy peligrosa.
Convence a Creonte para que acoja a sus hijos aunque la destierre. Para que
también Glauce se apiade de ellos les envía con unos regalos: un peplo
(típico vestido femenino griego) y una corona. A Glauce se le ilumina el
rostro ante la belleza de los regalos. Lo que no sabe es que Medea no espera
su piedad, ni ella ni sus hijos van a necesitarla.

Glauce se prueba el peplo y la corona, y cae presa de un terrible dolor que


le quema el cuerpo. Los regalos estaban envenenados. Su padre se corre a
abrazarla y toca el veneno. Ambos mueren en medio de una terrible agonía.

La venganza de Medea aún llega más lejos. Va a matar a sus hijos. Sabe que
el dolor que le producirá hacerlo le va a quitar parte de su humanidad, pero
también sabe que le va a provocar el mismo tormento a Jasón.

Tras cometer aquel acto terrible, deja a Jasón llorando a sus hijos y huye en
un carro de fuego, prestado por su abuelo Helios. Antes maldice a Jasón:
morirá por su amado barco.

La profecía se cumple. Mientras duerme a la sombra de Argo, un tablón se


desprende y cae sobre él matándole.
• Heracles, hijo de Zeus
• La locura
• Los Doce Trabajos
• Deyanira y Neso
• La muerte del héroe

Heracles, hijo de Zeus


El enamoradizo Zeus se fija en Alcmena y yace con ella bajo la
forma de su marido, cuyo aspecto ha adoptado (en una más de sus
múltiples metamorfosis). Hace que la noche de amores dure tres
veces más de lo ordinario. De esta unión nace Heracles uno de los
mayores benefactores de la humanidad.

Zeus está orgulloso de su hazaña y no lo oculta. Así que Hera no


tarda mucho en enterarse. Zeus intenta calmar la ira de su esposa
llamando al niño Heracles que significa "Gloria de Hera". La diosa
no queda muy convencida.

Un día Hermes la engaña y la diosa termina dando el pecho a


Heracles. Éste que
ya tiene mucha
fuerza, le muerde
el pecho y derrama
la leche por el
cielo. Es el
principio de la Vía
Láctea.

Cuando Heracles
tiene un año, Hera
le manda de regalo
dos serpientes. Las
serpientes despiertan a los hermanos de Heracles que gritan
asustados. Su padre acude corriendo, daga en mano. Y encuentra a
Heracles jugando tranquilamente con los cadáveres de las
serpientes. Las ha cogido con sus manitas y las ha estrangulado.
La locura
Heracles realiza grandes acciones luchando contra el mal. Como
recompensa recibe la mano de Megara. Tiene tres hijos.

Hera está que se tira de los pelos. Ha jurado que Heracles jamás
tendrá una vida tranquila, que no conocerá la felicidad. Así que
decide volverle loco.

Ante sus ojos transforma a sus hijos y a su mujer en enemigos que


buscan su muerte. Heracles los atrapa y los arroja al fuego. La
locura le impide escuchar sus súplicas.
Los Doce Trabajos
Heracles se refugia en las montañas lleno de arrepentimiento. Allí
lo encuentra Hermes. El dios le dice que para redimir sus culpas
se ha dispuesto que sirva como esclavo a su primo Euristeo, el
malvado rey de Argos. Heracles, finalmente, acepta.

Euristeo le propone Doce Trabajos, casi imposibles de realizar.

1. Luchar contra el león de Nemea. Consiguió matarlo y se


quedó con su piel, que rasgó usando las garras del propio
león, pues era invulnerable de otra manera. Esta piel- le
servirá como vestido en lo sucesivo, y las garras las usará
para cubrir sus hombros.
2. Acabar con la Hidra de Lerna. El monstruo tenía cincuenta
cabezas que volvían a crecer si se las cortaba. Con ayuda de
su sobrino las cortó de raíz, con lo que no volvieron a
crecer.
3. Cazar a la cierva de Cirene. La cierva tenía patas de bronce
y astas de oro. Heracles la persiguió durante un año entero
hasta que la cierva se detuvo a beber.
4. Atrapar vivo al jabalí de Eurimanto. Este jabalí asolaba los
campos de Arcadia. Le puso una trampa, lo encadenó y se lo
llevó a su primo.
5. Limpiar los establos de Augias. Los establos del rey Augías
llevaban 30 años sin limpiarse, por lo que despedían un
hedor insoportable. Heracles desvió el cauce de un río para
que pasara por allí y los limpiara.
6. Destruir a las aves de Estinfalia. En el lago Estinfalo
existían unas aves consagradas a Ares. Tenían el pico, las
garras y las alas de bronce. Mataban a todo el que se
acercaba y emponzoñaban los campos con sus heces.
Heracles las distrajo con un cascabel y unas castañuelas.
Las aves se agrupan para huir y Heracles las va matando
así.
7. Domar al toro de Creta. Expulsaba fuego por las fosas
nasales. Ese toro iba a ser consagrado a Poseidón, pero
Minos entregó a otro en su lugar. Por eso el dios de los
mares enloqueció al toro que se dedicó a destruir la isla de
Creta. Heracles lo captura y se lo da a Euristeo que lo
consagra a Hera.
8. Amansar a las yeguas de Diómedes. Eran unas peligrosas
yeguas antropófagas.
9. Conseguir el cinturón de Hipólita. Hipólita era una
princesa amazona. Heracles se presenta ante ella y le
explica su trabajo. La amazona dice que se lo pensará.
Mientras, Hera les dice al resto de las amazonas que lo que
realmente quiere Heracles es secuestrar a Hipólita. Todas
luchan para defenderla y Heracles mata a Hipólita y le roba
su cinturón.
10. Obtener el ganado de Gerión. Heracles mata al gigante
Gerión, que tenía tres cuerpos unidos por la cintura, y le
lleva su ganado a Euristeo.
11. Robar las manzanas del jardín de las Hespérides. Heracles
no sabe donde está el jardín, así que va a preguntar a
Prometeo. El titán accede siempre que Heracles le libere del
castigo al que Zeus le ha sometido (está encadenado en el
monte Cáucaso, a donde acude cada tarde un buitre a
devorarle el hígado, que se regenera a continuación, y todo
ello por haber desobedecido varias veces a Zeus en su
empeño por favorecer a lo hombres, la última vez
entregándoles el fuego).

Luego le dice que su hermano Atlas, que es el padre de las


Hespérides, sabe donde se encuentra. Es el mismo Atlas el que
roba las manzanas de oro mientras Heracles sostiene la bóveda
celeste.

12. Encadenar al Can Cerbero, el perro de tres cabezas que


guardaba la puerta del Hades. Heracles consiguió atraparlo
y se lo llevó a su primo. Euristeo se asustó tanto que huyó a
esconderse y se negó a salir hasta que el perro fuese
devuelto al Hades. Además Heracles, ya que estaba de paso,
liberó a Teseo de la silla en que estaba atrapado. Tiró de él
con tal fuerza que restos de sus nalgas quedaron pegadas
en la silla.

Deyanira y Neso
Tras varios años de vagabundeo, conoce a Deyanira y se enamora
profundamente de ella. Ayuda a la muchacha a librarse de un
compromiso anterior y se casan.

Heracles vive una etapa de felicidad.

Un día, al tratar de cruzar un río aparece un centauro. Se llama


Neso. Se ofrece a llevar a Deyanira sobre su grupa a través del río.
La pareja acepta. Neso lleva su preciada carga sobre el lomo. A
mitad de camino piensa que lo mejor será raptarla, ya que
Deyanira es joven y hermosa. Escapa al galope con Deyanira.
Heracles le persigue y lo asetea.

El centauro agoniza junto a Deyanira. pero antes de morir masca


su venganza. Le dice a Deyanira que recoja su sangre pues es un
potente filtro de amor que le devolverá el cariño de Heracles si
éste la abandona.

Deyanira le cree.
La muerte del héroe
Una de las aventuras de Heracles le lleva a los brazos de una
joven llamada Iole, por la que abandona a Deyanira.

Deyanira le envía entonces una túnica empapada con la sangre de


Naso, convencida de que así conservaría para siempre el amor de
su esposo. Cuando Heracles se la puso, ésta se pegó a su cuerpo
produciéndole atroces quemaduras, comenzando a agonizar. La
sangre es realidad un poderoso veneno. Lleno de dolores se arroja
a una pira.

De allí lo recoge Atenea, que lo lleva al Olimpo, donde vivirá para


siempre como inmortal y se casa con Hebe, la diosa de la
juventud.

• Las bodas de Tetis y Peleo


• Alejandro
• El juicio de Paris
• Helena
• Los héroes
• El sacrificio de Ifigenia
• La ira de Aquiles
• El caballo de Troya
• Los desastres de la guerra
Las bodas de Tetis y Peleo
Tetis es una de las hijas de Nereo. Es una divinidad marina hermosa,
deseada por todos los dioses. Sin embargo, un oráculo ha profetizado que
su hijo será muy superior a su padre. Ningún dios se atreve a acercarse a
ella. Así que, como siempre, los dioses deciden que el asunto recaiga en los
mortales.

El elegido es Peleo. Pero no le va a ser nada fácil conseguir a la novia. Antes


tiene que atraparla. Peleo espera sentado en la playa hasta que Tetis
aparece, entonces la agarra entre sus brazos. Tetis forcejea para soltarse.
Para ello se transforma una y otra vez, con la esperanza de que su captor se
asuste y suelte su presa. Pero Peleo ya está prevenido y la aprieta con fuerza
contra sí. Cuando Tetis termina su ciclo de metamorfosis, pues no puede
transformarse eternamente, se rinde y acepta a Peleo.

La boda se realiza en lo alto de una montaña, lugares donde los mortales y


dioses están más cercanos. Todos los dioses son invitados. Bueno, todos no.
La diosa de la Discordia no ha recibido invitación y es que siempre estropea
los acontecimientos. Pero la cosa no se iba a quedar así. Se presenta sin ser
invitada y les trae un regalito a los novios. Es una manzana de oro que tiene
una inscripción: "Para la más bella".

Tres diosas creen merecer la manzana: Atenea, Hera y Afrodita.

Las tres miran hacia Zeus, esperando que él decida. Zeus piensa.

"Si elijo a Hera me dirán que lo hago porque es mi esposa. Si elijo a Atenea
dirán que lo hago porque es mi hija. Si decido por Afrodita dirán que
quiero ligar con ella"

Así que de nuevo, nos pasan la pelota a los mortales.

Zeus elige como juez al príncipe Paris.

Alejandro
Príamo y Hécuba son los reyes de Troya. La reina está embarazada. Una
noche sueña que el hijo que espera se convierte en un incendio. Consultan
un oráculo y éste les contesta que el hijo que tengan será la perdición de
Troya. Así, cuando nace es entregado a un sirviente para que lo abandone
en el campo.

El abandono de niños es muy común entre los reyes. Es mucho mejor que
mancharse las manos de sangre. Se abandona el niño y si es voluntad de
los dioses que sobreviva, ellos se encargarán. Lo malo es que cuando uno de
estos niños sobrevive, es mucho más fuerte porque ha vencido a la muerte.
El criado siente pena por el niño y se lo entrega a unos pastores. Los
pastores lo crían como si fuera su hijo y lo llaman Alejandro. Pronto Paris
(que no es otro que Alejandro) se descubre como un joven fuerte y
hermoso.

Para las fiestas de Troya se solicita un toro que el mismo Alejandro ha


criado. Le tiene mucho cariño y decide ir con él a Troya para impedir su
muerte. Allí participa en todos los juegos y sale vencedor. Un hijo de
Príamo, Deífobos (su hermano), está loco de rabia.

Su hermano siente envidia e intenta matarle. Alejandro se refugia en el


templo donde su hermana Casandra le descubre. Inmediatamente sabe
quién es, pero nadie la cree. En realidad nadie cree nunca a Casandra, que
ve con claridad el futuro, pero pena el castigo de la incredulidad ajena
impuesto por Apolo, que, enamorado en cierta ocasión de ella, le prometió
concederle el arte adivinatorio, si se entregaba a su amor. Casandra aceptó
hasta que fue instruida por Apolo, pero después se negó a entregarse a él,
de manera que Apolo la escupió en la boca y determinó que nunca nadie
creería sus predicciones.

Alejandro muestra los pañales con los que le envolvieron de niño. Sus
padres le reconocen por fin y le acogen en su casa locos de contento.

Así lo encuentran las diosas. Cuidando el ganado de su padre.


El juicio de Paris
Paris ve cómo se acercan volando un grupo de dioses. Hermes y las tres
diosas que disputan, se plantan frente al sorprendido Paris.

Paris las mira con la boca abierta. No sabe si no será mejor echar a correr y
no parar hasta llegar a Troya. Los dioses pocas veces se muestran a los
mortales y casi siempre es el mortal el que termina mal parado.

Las tres diosas le dirigen la mejor de las sonrisas mientras Hermes le


explica que debe decidirse por una de ellas. Paris no tiene escapatoria.

Hera le ofrece el poder, Atenea la victoria en la guerra y una especial


inteligencia, Afrodita le ofrece el amor de la mujer más bella del mundo.

Paris, deslumbrado por Afrodita, la elige a ella.

Ya está formados los cimientos de la guerra.

Helena
La mujer más bella del mundo es Helena.

Zeus, enamorado de Leda se une a ella tomando la forma de su esposo


Tindareo. Son padres de cuatro hijos: los Dióscuros (Cástor hijo de
Tindareo, y Pólux hijo de Zeus), Clitemnestra (hija de Tindareo) y Helena
(hija de Zeus).

Crecen y Helena es una beldad. Todos los príncipes griegos suspiran por
ella. Su padre no sabe por cuál decidirse sin provocar una matanza. Ulises
es quien le saca del apuro. Le propone que Helena elija a quien quiera, pero
que antes les haga jurar a los griegos que respetarán la decisión y acudirán
en caso que el elegido necesite ayuda.

Helena elige a Menelao y se casa con él. Pero un día aparece Paris, un joven
exótico, de la misma edad que Helena, lleno de encanto oriental. Menelao
no sospecha que algo raro pasa entre su esposa y su huésped, así que se
marcha tranquilo y le dice a Helena que se ocupe del invitado. Cumple su
tarea demasiado bien.

Paris y Helena huyen hacia Troya. Eneas que forma parte de la expedición
les advierte que esto les traerá problemas. Le ignoran.

Menelao está hecho una furia. Pide al rey Príamo que se devuelva a su
esposa. Los troyanos se niegan. Estalla la guerra.

Los héroes
Todos los príncipes troyanos deben acudir a la llamada de Menelao. Su
hermano Agamenón es el jefe de la expedición.

Ulises escucha las noticias, pero su esposa Penélope acaba de dar a luz y no
cree que sea el mejor momento para que su esposo la abandone. Cuando la
embajada griega va a buscarle se hace pasar por loco. Néstor, el enviado,
famoso por su astucia y prudencia, le encuentra sembrando un campo
caminando hacia atrás. Pero Néstor conoce las estratagemas de las que es
capaz Ulises, así que coge al pequeño Telémaco, el hijo recién nacido, y lo
arroja bajo los pies de los bueyes. Ulises deja de sembrar y lo coge en
brazos para que no sufra daño. Se ha descubierto y no tiene más remedio
que partir hacia Troya.

Aquiles también se camufla por orden de su madre Tetis, que sabe que su
hijo va a morir en Troya. Le esconde en el gineceo del palacio del rey
Licomedes en Esciros, disfrazado de jovencita. Ulises llega al gineceo como
un vendedor de telas. Enseña a las muchachas su mercancía y todas le
rodean entusiasmadas. Todas menos una que sólo se interesa por su espada.
Fuera toca una trompeta llamando al combate, la muchacha agarra la espada
de Ulises y sale para combatir.

Todos los griegos acuden uno a uno. Lo mismo ocurre con los troyanos.
El sacrificio de Ifigenia
Las naves griegas se encuentran detenidas. El viento no les es favorable. Un
oráculo profetiza que es indispensable hacer un sacrificio. La elegida es
Ifigenia, hija de Agamenón.

La joven acude al campamento acompañada por su madre Clitemnestra. Las


dos creen que han sido llamadas para que Ifigenia se despose con Aquiles.
Agamenón tiembla al verlas. Se siente incapaz de asesinar a su hija.
Menelao no está dispuesto a rendirse. Le importa poco que en el camino se
lleve por delante a su sobrina.

Finalmente convence a Agamenón.

"¿Cómo vamos a pedir a todos estos príncipes que dejen sus hogares y
vayan a perder la vida lejos, si nosotros no les demostramos que somos
capaces del mismo sacrificio?. No, les demostraremos que somos capaces de
un sacrificio mayor."

Ifigenia se entera de la verdad. Pide la ayuda de Aquiles y el héroe hace


todo lo posible por salvarla. Finalmente, Ifigenia se llena de valor y acude
hacia la muerte.

Clitemnestra jamás se lo perdonará a Agamenón.


La ira de Aquiles
Las tropas griegas tienen en Aquiles a uno de sus mayores guerreros.
Llevan años luchando y por él es por quien ganan las batallas.

Pero Aquiles se niega a seguir combatiendo. Se siente ultrajado porque le


han robado a la esclava Briseida. Los griegos sufren terribles derrotas ya
que a los troyanos ya no les acobarda la figura de Aquiles. Su amigo
Patroclo decide vestirse como él y batallar en su lugar. Va vestido de
Aquiles, pero no es Aquiles. Con el disfraz logra hacer huir a muchos
troyanos pero no a Héctor, hijo de Príamo. Los dos héroes luchan y Héctor
le mata.

Aquiles al enterarse arde de furia y regresa al combate. Encuentra a Héctor


y lo mata. Lo ata a su carro y lo arrastra por todo el campamento griego. Sólo
accede a que se le entierre cuando Príamo acude y le pide piedad para su
hijo.

Más tarde Aquiles cae en la batalla por una flecha de Paris. La flecha le da
en el talón, su punto débil, y muere.
El caballo de Troya
La guerra no se decide por ninguno de los dos bandos. Entonces Ulises
tiene una idea de las suyas. Hace construir un caballo gigantesco y lo hace
pasar por un presente de los griegos hacia la ciudad de Troya. Los troyanos
creen que en el engaño del caballo y celebran su victoria. Meten el caballo
en la ciudad y festejan sin mesura. Pero el caballo no es un regalo. El
caballo lleva en su interior a toda la tropa griega esperando el momento
adecuado. Cuando los ecos de la celebración se extinguen, los griegos salen
de su escondite y atacan a los desprevenidos troyanos.

Los troyanos caen derrotados.


Los desastres de la guerra
Los griegos se comportan como cualquier otro vencedor. No se conforman
con ganar la batalla a los guerreros sino que ultrajan a las mujeres y
asesinan a los niños.

Pero el destino no está dispuesto a perdonar la violencia de los griegos y se


encarga de castigarlos por los actos cometidos. Pocos griegos regresan sanos
y salvos y de los que lo consiguen no todos sortean la muerte o el destierro.

Casandra escapa de la batalla y se refugia en el templo de Atenea, pero


Áyax, uno de los griegos, la encuentra y la viola allí mismo. Más tarde
pagará el haber cometido aquel acto violento en el templo de Atenea. Luego
Casandra es entregada a Agamenón como botín de guerra. Agamenón la
hace su amante. Ambos regresan a Grecia y Agamenón es asesinado por su
mujer y por el amante de ésta, Egisto. Casandra corre la misma suerte.

Ulises tarda veinte años en llegar a Ítaca y por el camino pierde a todos sus
compañeros.

Diomedes regresa al hogar para descubrir que su esposa planea matarle y


quedarse con el poder. Desesperado, él mismo se autodestierra.

El regreso de Menelao tampoco es sencillo. Entra en Troya dispuesto a


matar a Helena, pero cuando la encuentra, ella se le muestra desnuda y
sugerente. Menelao deja caer la espada y la perdona. Pero antes de regresar
él también ha de purificar su culpa. En ello emplea varios años.

Hécuba, la esposa de Príamo, tiene que contemplar cómo los griegos arrasan
Troya y a sus hijos con ella. Luego es reducida a la esclavitud. En venganza
saca los ojos al rey de Tracia y mata sus hijos.

Andrómaca, la esposa de Héctor, tiene que ser testigo del asesinato de su


hijo, que es arrojado por las murallas. Luego es entregada al hijo de
Aquiles, un chiquillo violento que busca en ella no sólo una amante, sino
también una madre.

El héroe Eneas huye con su anciano padre Anquises y con su hijo Ascanio.
Tras mucho vagabundear, crea un reino en Italia. Es el único de los héroes
troyanos que sale bien parado.

La guerra de Troya admite varias interpretaciones. Hay quien dice que


Helena jamás estuvo en Troya y que la guerra escondía oscuras intenciones
(robar una estatua de Atenea: el Paladio, que se encontraba en Troya). Otros
dicen que fue idea de los dioses. Hartos del ruido que hacían los humanos,
decidieron que lo mejor era acabar con unos cuantos.
• La partida de Ulises
• El cíclope Polifemo
• Circe, la hechicera
• Tiresias en el Hades
• El canto de las sirenas
• Las vacas del sol
• Calipso, la que oculta
• Los feacios
• Penélope y Telémaco
• El regreso a Ítaca
• El fin de los pretendientes
• Ulises, rey de Ítaca

La partida de Ulises
Ulises decide marcharse cuanto antes de Troya. Está ansioso por llegar
a Ítaca tras diez años. Parte con Menelao pero discute con él y regresa
junto a Agamenón, que está organizando un sacrificio a los dioses.
Tras esto se hace a la mar. En ese instante se desata una tormenta
terrible. Ulises pierde el rumbo, en cierta forma sale del mundo
conocido y entra en otro más allá.

Llega hasta el país de los lotófagos. Los lotófagos se alimentan de


flores de loto. Quien las come olvida quién es y no desea otra cosa
que comer loto. Algunos de sus hombres caen en esta trampa. No es
más que el principio. Es una metáfora de lo que le espera: el reino del
olvido.
El cíclope Polifemo
Sus vagabundeos le llevan a una isla. Sus hombres están hambrientos
y Ulises decide buscar por la isla. Llega hasta una cueva de
dimensiones gigantescas. Está llena de quesos. Ulises decide coger
algunos y marcharse, pero la curiosidad puede con él.

En esto llega el dueño de la cueva, un cíclope llamado Polifemo. Un


cíclope es una criatura gigantesca con un solo ojo en medio de la
frente. Polifemo es un pastor, de ahí que haya tantos quesos. Al
entrar, tapa la entrada de la cueva con una roca que solo él puede
mover. Ulises le pide hospitalidad, el cíclope sonríe y ante la mirada
impávida de todos, devora a dos de los navegantes y se echa a dormir.
Se repite la misma escena todas las noches. Ulises decide entrar en
acción.

Una noche se le presenta. Le dice que se llama Nadie y le hace beber


hasta que el cíclope queda totalmente borracho. Luego afila una
estaca, endurece su punta al fuego y se la clava a Polifemo en su único
ojo. El cíclope despierta y grita dolorido. Acuden otros cíclopes hasta
su puerta y le preguntan qué le pasa.

"¡Ah! Me atacan. Me han cegado"

"¿Quién ha hecho eso?"

"¡Nadie! Nadie me ha hecho esto"

Los cíclopes resoplan. Ese loco de Polifemo les despierta en medio de


la noche para decir que nadie le ataca. Menudo fastidio de vecino.

A la mañana siguiente nuestros héroes se atan a la barriga de los


corderos que cuida Polifemo. El cíclope está en la entrada de la cueva
y toca a todos los corderos que salen para que los griegos no escapen,
mientras se lamenta.

Ulises y los suyos llegan hasta su barco y desde allí Ulises se burla de
Polifemo.

"¡Puedes decirles a todos que Ulises te ha cegado! ¡Ulises de Ítaca!"

Ese orgullo va a ser la perdición de Ulises. El padre de Polifemo es


Poseidón y el dios no le va a perdonar. Le maldice y jura que jamás
regresará a casa.
Circe, la hechicera
La siguiente parada es una isla salvaje, llena de leones y lobos, que
sin embargo se muestran extrañamente dóciles. Ulises envía una
expedición para ver si encuentran comida. Ninguno regresa. Ulises
debe ir a buscarlos. Durante su labor, llega hasta él Hermes que le
cuenta donde está. Se encuentra en la isla de la hechicera Circe, hija
de Helio. Circe tiene la manía de convertir a todo el que se le acerca
en animal. La pobre se siente sola y los animalitos le hacen compañía.
Hermes le ofrece a Ulises una planta con la que vencer el sortilegio de
la maga.

Ulises llega al palacio, Circe le mira de arriba a abajo y sonríe. Le


ofrece una copa de vino. Ulises bebe. No pasa nada. Circe se asusta.
Ulises la amenaza con su espada y la obliga a liberar a sus
compañeros.

Ulises permanece allí mucho tiempo, hasta que decide que ya es hora
de partir. Circe se resigna, aunque ama al héroe. Le aconseja que baje
al Hades y consulte a Tiresias, el adivino.
Tiresias en el Hades

Ulises desciende al Hades siguiendo las indicaciones de Circe. Allí ve


a su madre, Anticlea, que se ha suicidado por la tardanza de su hijo.
También habla con Aquiles. El héroe está poco contento con su
condición actual y le cuenta sus penas a Ulises.

Tiresias acude también y a cambio de un poco de sangre de cordero


profetiza para él. Le dice que ha de atravesar una serie de obstáculos
como la isla de las sirenas. También profetiza que regresará a casa sin
ninguno de sus compañeros y en una nave extraña.

Regresa con Circe, que le cuenta cómo puede salvar los obstáculos.
Los dos se despiden, pero algo de él queda en Circe: sus hijos. Y será
uno de ellos precisamente, el que en el futuro acabará con la vida de
Ulises.
El canto de las sirenas
Las sirenas tienen cuerpo de pájaro y cabeza de mujer. Viven en una
isla rodeada de cadáveres y esqueletos de barcos. ¿Por qué? Fácil, su
canto es tan extraordinario que el que lo escucha sólo desea
alcanzarlas y claro, se estrella con barco y todo contra las rocas de la
isla. Y si alguno sobrevive ya se encargan ellas de matarlo.

Ulises ya está prevenido. Hace que sus compañeros se tapen los oídos
con cera. Él les pide que le aten al palo mayor y que no le suelten por
más que suplique.

Ulises es demasiado curioso. Necesita saberlo todo, conocerlo todo y


no le importa poner en peligro su vida.

Ulises escucha el canto de las sirenas. Le hablan de sus alabanzas, de


sus aventuras y él hubiese querido arrojarse al mar para llegar hasta
ellas.

El barco se aleja de la isla.


Las vacas del sol
Se detienen en la isla de Helios. Allí pacen un gran número de vacas,
una por cada día del año y su número debe permanecer siempre
constante. Ni aumenta ni disminuye.

Ulises prohíbe a sus compañeros que coman esas vacas porque son
sagradas. Pero el tiempo pasa y las condiciones marítimas les impiden
salir de la isla. Están hambrientos. Ulises se retira a meditar y se
duerme.

Mientras sus compañeros matan varias vacas y se las comen. No son


vacas corrientes, así incluso troceadas no paran de mugir. Cuando
Ulises se entera monta en cólera. Pero ya es demasiado tarde.

Sus compañeros están perdidos. Zeus les castiga y hunde su barco en


medio de una tempestad provocada por el monstruo Caribdis. Sólo
Ulises se salva.
Calipso, la que oculta
Agotado y sucio, el naufrago llega a una isla. Una mujer preciosa
acude a socorrerlo. Es la ninfa Calipso.

El propio nombre de la ninfa explica lo que hace Calipso. Viene del


verbo kalýptein, ocultar. La isla está tan lejos del mundo que parece
que está fuera de él. Sus habitantes están ocultos a todos.

Calipso le recoge, le lava y cura sus heridas dulcemente. Ulises se deja


hacer. Calipso lo retiene en aquella isla alejada del mundo durante
muchos años. Le ama y aspira a conservarle eternamente.

Desde el Olimpo, Atenea la protectora de Ulises, observa a la pareja.


Acude a su padre y le dice que ya va siendo hora de que Ulises
regrese a su casa. Zeus mira hacia abajo, hacia el mar, pues no desea
enfrentarse con su malhumorado hermano. Espera hasta que éste sale
de viaje y envía a Hermes.

El dios se planta en la isla de Calipso y se entrevista con ella. Le


comunica la decisión de los dioses: debe dejar marchar a Ulises.
Calipso asiente dulcemente.

Ulises mientras tanto, llora desconsolado pensando en su hogar.


Cuando llega Calipso esconde sus lágrimas. A pesar de todo, la diosa
se da cuenta.

"Si te quedas conmigo te ofrezco la inmortalidad"

"Deseo volver a mi hogar, a Ítaca"

"¿Es Penélope mejor que yo?"

"Claro que no. Tú eres una diosa. Eres mucho mejor que ella. Pero
Penélope es mi hogar, es mi vida"

Calipso se rinde. Entre los dos construyen una barca para que Ulises
emprenda su viaje de vuelta.

Calipso le ve alejarse, desde la playa.


Los feacios
Poseidón, siempre vigilante, ve una pequeña barca en sus dominios y
se acerca a curiosear. Es ese engreído de Ulises. Ya debería haber
muerto. Desata sobre él una furiosa tormenta.

Sólo le salva a Ulises una diosa: Ino, que protege a los marinos en
peligro. Ino se atreve a regalarle su cinturón con el que nunca podrá
hundirse. Ulises nada durante horas hasta llegar a la costa, arroja el
cinturón al mar para que la diosa lo recoja y se queda dormido.

Horas más tarde aparece un cortejo de doncellas. Entre ellas se


encuentra la princesa Nausicaa, hija de Alcínoo el rey de los feacios.
Los feacios se encuentran a medio camino entre la humanidad y los
dioses. Son mágicos y se dedican al transporte en unos extraños
barcos que se mueven solos.

Atenea ha preparado un poco las cosas. Ha hecho que Nausicaa sueñe


que un extranjero la desposará. Así que cuando Ulises despierta y se
da a conocer, todas las muchachas huyen menos ella.

Ulises le pide algo de ropa y hospitalidad, pues está desnudo y


hambriento. Nausicaa asiente y espera mientras Ulises se lava en el
río. Atenea vuelve a actuar. Hace que el Ulises que surge del río sea
mucho más fuerte, más guapo, más alto, más apuesto. Así que aquí
tenemos a Ulises hecho todo un conquistador.

Las doncellas se quedan con la boca abierta y Nausicaa ya se ve


casada. La princesa le aconseja sobre cómo llegar al palacio de su
padres. Luego se marcha. No es correcto que se vea a la hija de los
reyes con un extranjero.

Ulises le obedece, pero por si acaso Atenea le rodea por una nube que
le hace invisible. Sólo le prohíbe mirar a los ojos de quien se
encuentre. Las criaturas invisibles no pueden mirar a los ojos de
quien no lo es.

Una vez en el palacio, Atenea le hace otra vez visible y Ulises se arroja
a las rodillas de la reina, suplicando hospitalidad. La reina, Arete, se
compadece y le acoge.

Durante la cena, un poeta canta las alabanzas de los héroes de Troya.


Así es como Ulises conoce las desventuras de muchos de sus
compañeros. Oculta su rostro y llora quedamente. La reina le
descubre y le pregunta por qué llora, aunque ya lo sospecha.

"Soy Ulises" dice y les cuenta sus aventuras. Luego les pide que le
lleven a casa.

Los feacios acceden, aunque antes de partir Alcínoo le pide que se


quede y se case con su hija. Ulises no se lo piensa. Quiere regresar a
Ítaca. Hasta allí le llevan los feacios.

Poseidón no siente más que ira, así que convierte el barco en piedra y
tapona el estrecho que comunica a los feacios con el mundo mortal.
Penélope y Telémaco
¿Qué ha ocurrido en Ítaca durante estos veinte años? Penélope esperó
el regreso de su marido mientras duraba la guerra. Comienza a
preocuparse cuando ve que todos han regresado y Ulises no. Corre el
rumor de que ha muerto. Ahí comienzan los problemas.

Son muchos los que quieren asentarse en el trono de Ítaca, y la mejor


forma es casarse con Penélope. Uno tras otro se presentan en la
hacienda de Ulises y allí se quedan, esperando a que Penélope se
decida por uno de ellos. Penélope no puede echarlos y Telémaco es un
niño. Ha de soportar que se coman sus cosechas y sus animales y que
se acuesten en el patio con sus criadas.

Les pone todo tipo de excusas para no elegir. Al final les dice que
elegirá al candidato cuando termine de tejer un sudario para Laertes,
el padre de Ulises, que es ya un anciano. Por el día teje y por la noche
deshace el trabajo. Los ha mantenido engañados dos años. Pero una
criada la traiciona y es descubierta.

Mientras, Telémaco crece y tiene que forjarse un nombre. Atenea le


aconseja que no se quede quieto en Ítaca sino que busque
información sobre su padre. Telémaco viaja y visita a Menelao y a
Néstor, pero nada saben de Ulises. Regresa y con la ayuda de Atenea,
burla la trampa que los pretendientes le habían preparado para
matarle.
El regreso a Ítaca
Ulises decide ser prudente y no mostrarse tal y como es hasta
asegurarse de quiénes la van a recibir bien y quién no. Atenea le
disfraza de mendigo. Y así llega a su hogar. Allí los pretendientes
campan a sus anchas y nadie se siente capaz de detenerlos. Una vez ha
visto lo que hay, se prepara para resolverlo.

Se refugia en la cabaña del porquerizo del palacio, que le sigue


siendo fiel. Allí es donde se encuentra con Telémaco. Ambos se
sientan y conversan. Llegado el momento, Ulises le dice quién es.
Telémaco mira al mendigo con escepticismo. Atenea le devuelve su
figura habitual, pero Telémaco sigue desconfiando. Ulises se levanta
enfadado y comienza a regañarle como sólo los padres saben hacerlo.

"¿Cómo te atreves a contradecir a tu padre? ¿Cómo que no me


reconoces? ¡Te digo que yo soy Ulises!"

Entonces es cuando Telémaco le cree y entre los dos urden un plan


contra los pretendientes.
El fin de los pretendientes
Ulises, disfrazado de mendigo, y Telémaco regresan al palacio. Ulises
observa, ayudado por Telémaco, quiénes le siguen siendo fieles y
quienes no. Penélope los ve y se acerca. Pregunta al mendigo por
Ulises, como hace a todos los viajeros. Ulises le miente. Le cuenta que
vio a Ulises al principio de la guerra. Inmediatamente, Penélope le
toma simpatía y manda a una sirvienta que le lave los pies. La
sirvienta es Euriclea, la antigua nodriza de Ulises. Ulises sabe que le
reconocerá cuando vea en su pantorrilla una cicatriz que tiene desde
pequeño, como efectivamente ocurre. Euriclea calla por orden de
Ulises y se marcha de allí, incapaz de ocultar lo que siente.

Los pretendientes siguen acosando a Penélope. Harta, les propone lo


siguiente: el que sea capaz de tensar el arco de Ulises y acertara a
lanzar una flecha por entre los aros de doce hachas puestas en fila
(estos aros se usaban para colgar las hachas en las paredes), ese será
su marido.

Todos fanfarronean. Pero tensar el arco de Ulises no es tan fácil.


Todos los pretendientes lo intentan sin conseguirlo. Penélope sonríe.
Mientras, Telémaco y Ulises han ido cerrando las puertas de la sala.

Telémaco también lo intenta y por poco lo consigue. Los


pretendientes se burlan.

"Yo también voy a intentarlo" dice el mendigo que es Ulises. Los


pretendientes le arrojan cosas. Es Penélope quien le defiende.

"Si este hombre lo consigue, le colmaré de riquezas y regalos" dice.


Luego se retira a descansar.

Ulises va tensando el arco y Telémaco termina de cerrar las puertas.


Con una facilidad asombrosa, Ulises consigue tensar el arco, pone una
flecha y traspasa los aros. Inmediatamente apunta a un pretendiente.
Atenea le devuelve su aspecto. Caen uno tras otro.
Ulises, rey de Ítaca
Penélope descansa en su habitación. Pero le despiertan los gritos de
las sirvientas. Euriclea entra en la habitación como una tromba.

"¿Qué haces aquí dormida? Levántate, mujer. ¡Ulises ha vuelto!"

Penélope baja para encontrar a su hijo charlando animadamente con


un desconocido que se parece mucho a Ulises. Pero ella es prudente.
Todos le reprochan su corazón de piedra sin saber que ese corazón es
el que le ha permitido sobrevivir a las injurias de los pretendientes.

Decide probar al desconocido, tenderle una trampa. Se vuelve y le


dice a un criado que bajen la cama de Ulises hasta allí porque no
piensa dormir con él.

Ulises pone los brazos en jarras y la mira con fuego en los ojos.

“¿Te has vuelto loca Penélope? Mi cama no se puede mover. Uno de


sus pilares es un olivo que yo mismo sembré"

Ulises ha probado su identidad. No necesita nada más.

Ulises va a ver a su padre Laertes. Al principio el viejo no le reconoce


y una vez más Ulises tiene que probar quién es. Luego los dos
regresan a Palacio.

Tumbados en la cama, Penélope y Ulises se cuentan sus aventuras.


Atenea hace que esa noche sea más larga de lo habitual.

Lo que hicieron cuando terminaron de hablar no lo recoge la


mitología.

• Dánae y Zeus
• Perseo y la Gorgona Medusa
• Andrómeda
• El cumplimiento de la profecía
Dánae y Zeus
Acrisio es el rey de Argos. Sólo tiene una hija, Dánae y es la niña de
sus ojos hasta que un día... Un día un oráculo predice que si su hija
llega a ser madre, el retoño acabará con su abuelo. Acrisio coge a su
hija y la encierra en una torre dentro de una jaula de bronce para que
jamás tenga contacto con hombre alguno.

Pero una jaula nunca ha sido suficiente para detener a Zeus. El


enamoradizo de Zeus ha visto desde lo alto del Olimpo a Dánae y
quiere acostarse con ella. Zeus, que para esto tiene mucho ingenio, se
convierte en una lluvia dorada que se cuela por las rendijas de la
jaula.

Así es como nace Perseo. Es un niño vigoroso y muy guapo. Arma


tanto escándalo que Dánae no puede esconderle por mucho tiempo.
Cuando Acrisio lo descubre decide que lo mejor es librarse de ambos,
pero no tiene el valor de matarlos.

Hace construir para ellos una caja donde los encierra. Luego los
encomienda a los dioses y los arroja al mar. Si mueren no será culpa
suya, sino voluntad de los dioses.

Y por supuesto, Zeus no va a dejar que un hijo suyo muera así como
así.
Perseo y la Gorgona Medusa
Madre e hijo llegan a las playas de la isla de Sefiros, donde reina
Polidectes. Perseo y su madre son acogidos por un hermano del rey,
Dictis, que es para Perseo como un padre.

Pero la belleza de Dánae, que no ha pasado desapercibida ni para


Zeus, causa estragos. Polidectes se enamora de ella e intenta
conquistarla. Pero Perseo ya no es un niño y protege constantemente a
su madre. Es un obstáculo. El rey idea un plan.

Les hace creer a todos que quiere conquistar a la princesa Hipodamia.


Hipodamia es una entusiasta de los caballos así que todos sus nobles
prometen regalarle uno para que la conquiste.

"¿Y tú que me darías para conquistarla, Perseo?" le dice.

"Yo te traería la cabeza de la Gorgona Medusa" dice orgulloso. La


trampa le ha servido a Polidectes mejor de lo que esperaba.

Al día siguiente todos se presentan con sus mejores caballos. Perseo


avergonzado, no tiene nada que dar pero promete traer uno él
también.
"No, Perseo, tú me traerás la cabeza de Medusa" le dice Polidectes.

Perseo no puede negarse o quedará como un cobarde. Pero hay algo


con lo que no cuenta Polidectes: los dioses están del lado de Perseo.

Las Gorgonas son tres hermanas: Euríale, Esteno y Medusa. Sólo ésta
última es mortal. Son unos seres horribles con la cabeza poblada por
serpientes. Pero lo que las hace realmente peligrosas es que su mirada
convierte en piedra.

Atenea se le aparece a Perseo y le dice lo que tiene que hacer. Debe ir


en busca de las Grayas. Las Grayas son hermanas de las Gorgonas,
pero al contrario que éstas no viven al otro lado del mundo sino en los
confines de éste. Está lejos, pero no es imposible llegar.

Las Grayas no son jóvenes ni viejas, simplemente han nacido con


aspecto de ancianas. Están tan unidas que tienen un solo ojo y un solo
diente para las tres. Pero eso no las hace menos terribles. El ojo nunca
descansa pues se lo pasan entre las tres por turnos y el diente lo usan
para devorar a los incautos que caen en sus manos. Perseo ha de ser
muy hábil. Debe esperar el momento exacto en el que el ojo pasa de
una mano a otra, porque entonces son vulnerables.

Perseo se sale con la suya. Les arrebata el ojo y el diente. Las Grayas
lanzan unos alaridos horribles y suplican que les devuelva el ojo y el
diente. Perseo accede, pero antes deben decirle dónde se encuentran
sus hermanas. Las Grayas no tiene más remedio que ceder a sus
deseos.

Ya sabe dónde están las Gorgonas, ahora sólo le hace falta prepararse
para enfrentarse a ellas. Para eso cuenta con la ayuda de los dioses y
de las ninfas. Hades le da su casco que tiene el poder de la
invisibilidad, Hermes le presta sus sandalias voladoras, Atenea le da
la hoz con la que Cronos cortó los testículos de su padre Urano (el
cielo). Por último le entregan unas alforjas en las que guardar la
cabeza de Medusa.

Perseo acude junto a las Gorgonas y las encuentra dormidas, rodeadas


de todos aquellos cuya mirada ha convertido en piedra. Atenea acude
en su ayuda. Como es imposible mirar cara a cara a las Gorgonas sin
convertirse en piedra, Atenea hace que la Medusa se refleje en su
escudo, de manera que su poder desaparezca. Perseo guiado por la
imagen reflejada corta la cabeza de Medusa y huye con las sandalias
aladas.
Andrómeda
Perseo recorre el mundo a toda prisa para rescatar a su madre de
Polidectes, pero eso no le impide fijarse en una bella joven. La mujer
en cuestión está encadenada a una roca junto al mar. Intrigado
pregunta el porqué de este comportamiento. El rey Cefeo le cuenta
que la joven es su hija Andrómeda. La madre de ésta, Casiopea, se
jactó de ser más bella que las propias Nereidas y en castigo Poseidón
les envió un monstruo marino que se dedica a asolar el país. Sólo hay
una solución: que Andrómeda sea sacrificada. Perseo promete salvarla
si consigue su mano a cambio.

Perseo lucha contra el monstruo y lo mata. En un descuido deja caer


las alforjas con la cabeza de Medusa y una gran extensión de mar
queda petrificada.

Se casa con Andrómeda. Pero la chica ya tenía otro pretendiente al


que no hace ni pizca de gracia que su novia se empareje con otro.
Perseo no tiene más remedio que convertirle, a él y a los que le
acompañan, en piedra.

Luego regresa a Serifos. Allí, Dictis y Dánae se han refugiado en un


templo huyendo del acoso de Polidectes. El rey está tan ufano en su
palacio pensando que se ha librado de Perseo.

Perseo se presenta ante toda su corte, que se burla de él. Así pues,
mira hacia otro lado y saca la cabeza de Medusa. Todos quedan
petrificados con una expresión de incredulidad en sus rostros, en
especial Polidectes.

El cumplimiento de la profecía
Perseo devuelve todos los objetos mágicos y le regala a Atenea la
cabeza de Medusa, que desde ese momento ella incorpora a su escudo
(llamado égida). Después decide regresar a Argos.

Acrisio se entera de que su nieto viaja para encontrarse con él y pone


tierra por medio. Cuando Perseo llega, no le encuentra. Está en un
reino vecino, presenciando unos juegos. Perseo le sigue.

Una vez allí, los organizadores le proponen participar en los juegos.


Perseo acepta partcipar en la prueba de disco. Cuando tira el disco, lo
hace con tan mala fortuna que mata a Acrisio.

Heredero del trono de Argos, decide intercambiar los reinos con su tío
y reina en Micenas.
Orfeo, teólogo, poeta y célebre músico, era hijo de Eagro, rey de Tracia.
Desde su juventud se aplicó a estudiar la religión y recorrió Egipto para
consultar a los sacerdotes de este país y ser iniciado por ellos en los misterios
de Isis y Osiris. Después visitó Fenicia, el Asia Menor y Samotracia, y de
vuelta a su país natal dio a conocer a sus compatriotas el origen del mundo y
de los dioses, la interpretación de los sueños y la expiación de los crímenes, e
instituyó las fiestas de Baco y de Ceres.
Enseñó a los griegos sabios conocimientos de astronomía, cantó la guerra de
los Titanes, el rapto de Perséfone a manos de Hades y los trabajos de
Hércules, y fue considerado como el padre de la teología pagana.

La música le servía de solaz y descanso en sus ocupaciones. Antes en Grecia


solamente se conocía la flauta; él inventó la lira, o más correctamente,
perfeccionó el instrumento ideado por el dios Apolo, añadiéndole dos
cuerdas.
Su voz, unida al sonido de este instrumento embelesaba a hombres y dioses y
la naturaleza al completo se conmovía a sus acordes. Osos y leones se
acercaban a lamerle los pies, los ríos retrocedían a su nacimiento para
escucharle, las rocas se animaban y corrían a su encuentro.

Todas las ninfas admiraban su talento, seguían sus pasos y deseaban tenerle
por esposo. Pero solamente Eurídice, cuya modestia igualaba a sus encantos,
le pareció digna de su amor y la tomó por esposa siendo por ella
correspondido.
Pero su felicidad no fue duradera. Un día que Eurídice huía de la persecución
de que era objeto por parte de Aristeo, hijo de Cirene, fue mordida en el talón
por una serpiente y esta herida le causó la muerte.
Orfeo quedó inconsolable, y después de haber intentado sin éxito ablandar a
las divinidades celestiales, no dudó en descender a los infiernos para
implorarle al dios de los muertos que le devolviera a su querida compañera.

Sobre las riberas de la laguna Estigia clamó con acentos tan dulces y
enternecedores que los habitantes del Ténaro no pudieron contener sus
lágrimas ante tal desgracia y el mismo Hades se sintió conmovido. El dios
llamó a Eurídice, que se encontraba entre las sombras llegadas recientemente;
la ninfa se acercó y le fue concedido partir con Orfeo, pero bajo la condición
de que él no volvería la cabeza para mirarla hasta que hubieran rebasado los
límites del reino de los muertos.
Orfeo había alcanzado ya la salida cuando, incapaz de resistirse a la
impaciencia de contemplar a su mujer, se vuelve hacia ella. Pero Eurídice se
hallaba aún a unos pasos por detrás de él y en ese mismo instante le es
arrebatada. Ella le tiende los brazos y Orfeo trata de abrazarla, pero
solamente alcanza a estrechar una huidiza neblina y únicamente escucha un
largo suspiro y un adiós eterno.

Destrozado por esta nueva desgracia, intentó en vano penetrar por segunda
vez en la mansión de los muertos; pero Caronte, el inflexible barquero, se
negó a transportarle y Orfeo estuvo siete días a orillas del Aqueronte sin
probar alimento alguno, inundados sus ojos en lágrimas y consumiéndose de
dolor.
Finalmente, y después de haber censurado mil veces la barbarie del dios de
los infiernos, se retiró al monte Rodope, en Tracia, sin otra compañía que los
animales que amansaba con su canto.

Las mujeres que habitaban en aquella región salvaje intentaron en vano


endulzar sus añoranzas y llevarle a un segundo matrimonio, pero él desoyó
siempre sus ruegos y se mostró sordo a su amor.
Irritadas por este rechazo, esperaron el día en que se celebraban las fiestas de
Baco para tener ocasión de vengarse. Entonces, armadas con tirsos, corrieron
al monte Rodope y lo asaltaron por todos los flancos. Su griterío y el ruido de
los tambores apagaron la voz de Orfeo, lo único que habría sido capaz de
aplacar sus iras; después le atacaron furiosas, y a pesar de los esfuerzos que
Orfeo hizo para calmarlas, ellas destrozaron su cuerpo en pedazos.
Los monstruos representan el espanto por lo desconocido y
abundan en la mitología griega. Se pueden dividir en varios
tipos: los híbridos, que se componen de partes de otros
animales o seres humanos; aquellos que tienen su origen en
metamorfosis, casi siempre provocadas por un castigo divino;
y los que simplemente tienen cualidades corporales fuera de
lo normal.

Ave Fénix
Ave legendaria que renacía de sus cenizas. Vivía quinientos
setenta años.
Caribdis
En un principio era una hermosa muchacha, aunque era
demasiado glotona. En una ocasión devora parte del ganado
de Heracles y Zeus (que para algo es el padre de Heracles) la
arroja al mar, de donde surge convertida en monstruo.

Tres veces al día absorbe agua con todo lo que esta contiene,
peces, barcos... para luego vomitarlo.

Vive en el estrecho de Mesina, al otro lado de Escila por lo que


los marineros deben elegir entre un peligro u otro.

Odiseo se enfrenta a Escila y pierde seis marineros, por lo que


luego opta por Caribdis. Allí pierde a todos sus marineros
como castigo porque éstos han comido las vacas de Helio. Sólo
Odiseo, que se negó al banquete, se salva.
Caronte
Es el barquero de los Infiernos. Es el encargado de llevar las
almas de los muertos hasta el Hades y para ello atraviesa con
su barca la laguna Estige o Estigia. Es muy celoso respecto al
pago por sus servicios, tanto que los griegos tomaron por
costumbre el enterrar a sus muertos con una moneda bajo la
lengua.
Centauros
Tenían el cuerpo de caballo y el busto de hombre.

El más famoso es el sabio y médico Quirón que se encarga de


la educación de muchos de los héroes de la mitología. Era
inmortal pero Heracles le hiere con una flecha envenenada
con la sangre de la Hidra de Lerna y pide la muerte a Zeus.
Entonces la inmortalidad de Quirón es cedida a Prometeo.
Quirón se convierte en la constelación de Sagitario.

El centauro Eurito quiso abusar de Hipodamia durante sus


esponsales con Pirítoo, lo que originó la lucha entre centauros
y lapitas.

Neso raptó a Deyanira la esposa de Heracles. Éste le deja


moribundo y el centauro acude en busca de la ayuda de
Deyanira. Neso le dice que su sangre es un filtro de amor que
le servirá para retener a Heracles. Cuando un tiempo más
tarde Heracles abandona a Deyanira, ésta le envía una túnica
empapada de las sangre de Neso. Cuando Heracles se la pone
muere. La sangre es en realidad un veneno.
Cerbero
También se le llamaba Cancerbero. Era el encargado de
guardar las puertas del Hades. Tenía tres cabezas, aunque
algunas tradiciones sostienen que eran más de cincuenta.

No permitía la salida de ninguna de las almas que Caronte


traía hasta el infierno.

Solo dos veces fue vencido. Una por Orfeo que lo cautivó con
su lira. Otra por Hércules que tuvo que encadenarlo como uno
de sus Trabajos.
Escila
Este engendro tenía medio cuerpo de mujer que se sostenía
sobre seis medios perros, con una cabeza y dos patas cada uno.

Hay varias tradiciones. En una, Escila es una bella muchacha


que se enamora de Glauco y que provoca que éste desprecie a
la maga Circe, por lo que es convertida en ese monstruo. En
otra el enamorado es Poseidón y su esposa, celosa, le pide a
Circe que la metamorfosee. En otra Glauco y Poseidón la
pretenden y como Escila escoge a Glauco, Poseidón la castiga
de esta forma.
Vivía en una cueva en el estrecho de Mesina, donde devoraba
a aquel que se le acercara, como ocurrió con seis compañeros
de Odiseo.

Heracles la mata.
Esfinge
Tiene cabeza de mujer, cuerpo de león y alas.

Hera la envía a Tebas para castigar a su rey, Layo, por violar a


Crisipo, hijo de Pélope. La esfinge propone al que pasa por su
lado un enigma y si no es resuelto, devora al infeliz .Hasta que
Edipo lo adivina y la esfinge, rabiosa, se suicida.
Gorgonas
Son monstruos con la cabeza llena de serpientes, garras de
bronce, colmillos y alas de oro. Su mirada convertía en piedra
a los incautos que se atrevían a entrar en sus dominios. Sus
hermanas las Grayas vigilaban la entrada a su territorio.

Son tres: Esteno, Euríale y Medusa. Sólo Medusa era mortal y


muere asesinada por Perseo.
Grayas
Son hermanas de las Gorgonas. Son tres: Enío, Pefredo y
Dino. Nacieron ya viejas y tienen un solo ojo y un solo diente
que comparten entre las tres. Con ese ojo vigilan el camino
que lleva hasta sus hermanas las Gorgonas.

A pesar de tener un solo ojo, son muy eficaces en su cometido.


Mientras dos duermen una vigila y el ojo nunca se cierra.

Sólo las vence Perseo que con la ayuda de Hermes y Atenea,


les roba el ojo y el diente y así las obliga a desvelar el secreto
para matar a la única mortal de las Gorgonas: Medusa.
Grifos
Tienen la mitad del cuerpo con forma de águila y la mitad
inferior es de león. Acompañan siempre a Apolo.

Se supone que guardan un increíble tesoro.


Harpías
Tienen cabeza de mujer, cuerpo de ave y garras afiladas.
Raptan almas y niños. Ensucian con sus excrementos los
alimentos del adivino Fineo.

Al ser de la generación preolímpica, como las Moiras, no


respetan los dictados de los dioses.
Hidra de Lerna
Monstruo venenoso de cincuenta cabezas.

Cuando las Danaides asesinaron a los cincuenta hijos de


Egipto, les cortaron la cabeza y las arrojaron a un lago. De ahí
surgió la Hidra.

Heracles la mata cumpliendo otro de sus trabajos.


Minotauro
Afrodita castiga a la reina de Creta, Pasífae, por no rendirle los
honores que merece. La hace concebir una pasión antinatural
con un toro regalo de Poseidón. Para unirse con su amor se
mete dentro de un toro de madera. Así nace el Minotauro, un
monstruo con cabeza de toro y cuerpo humano.

Minos, el esposo de Pasífae, horrorizado, le encarga a Dédalo


construir un laberinto donde esconder tal engendro.

Todos los años había que sacrificarle siete mancebos y siete


doncellas. Hasta que llega Teseo y lo vence con la ayuda de
Ariadna, la hija de Minos.
Serpiente Pitón de Delfos
Es hija de Gea. Devora hombres y contamina allá por donde
pasa.

Un oráculo le había vaticinado que moriría a manos de un hijo


de Leto, así que Hera aprovecha la ocasión y la envía a dar
muerte a ésta, que ya está embarazada de Apolo y Ártemis (el
padre era Zeus). Por eso Apolo a los pocos días de nacer la
mata e instaura en Delfos su oráculo.
Sirenas
Tienen cabeza de mujer y cuerpo de ave. Atraen a los hombres
con su canto y luego los matan.

Tan sólo dos expediciones han sobrevivido a sus encantos


maléficos. Los Argonautas se libran de ellas por la música de
Orfeo que contrarresta su canto. La tripulación de Odiseo se
tapa los oídos con cera y sólo Odiseo, atado al palo mayor,
escucha su canto.
Tifón
Ser monstruoso hijo de Gea y Tártaro o de Hera sin
intervención masculina.

En vez de dedos tenía cabezas de dragón, de cintura para


abajo estaba compuesto por serpientes, tenía alas y sus ojos
despedían fuego y víboras. Era tan alto como una montaña.

Ambicionaba ser el rey del mundo, por eso ataca al Olimpo.


Los dioses huyen despavoridos y se esconden bajo la forma de
animales. Sólo Zeus y Atenea se enfrentan a él. Tifón consigue
vencer a Zeus y le corta los tendones. Hermes y Pan, o según
otras versiones el héroe Cadmo, se los devuelven. Finalmente
Zeus derrota a Tifón enterrándolo bajo el monte Etna, donde
aún se escuchan sus lamentos.

Tomado de:

http://perso.wanadoo.es/magenia1/hazanas/mitosyhazanas.htm

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