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La Pascua De

Resurrección
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EN PASCUA SE CONMEMORA
la resurrección de Jesús. Su
cruel muerte por crucifixión
coincidió con la celebración
de la Pascua judía. Lo que los
judíos llevaban más de 1.000
años representando por
medio del sacrificio de
corderos y la cena de Pascua
fue precisamente lo que
sufrió el Cordero de Dios. Al
mismo tiempo que por toda la
tierra de Israel seleccionaban
y mataban el cordero
pascual, Jesús era crucificado.
Amén de esto, la misma forma en que Jesús murió
significó el cumplimiento de muchas otras profecías
del Antiguo Testamento con asombrosa precisión.
Profecía:
«Como cordero fue
llevado al matadero; y
como oveja delante de
sus trasquiladores,
enmudeció, y no abrió Su
boca»
(Isaías 53:7).
Cumplimiento:
Durante el juicio de Jesús
ante Poncio Pilato —en el
que estaba en juego Su
vida—, no pronunció
palabra alguna para
defenderse (Mateo 27:12-14).
 Unos 1.000 años
antes que se instituyera
la crucifixión como
método de ejecución en el
Imperio Romano, el rey
David escribió del Mesías:
«Todos Mis huesos se
descoyuntaron [...].
Horadaron Mis manos y
Mis pies»
(Salmo 22:14,16).

En la muerte por
crucifixión, el propio peso
de la víctima le dislocaba
los brazos. A la mayoría
de los condenados los
ataban a la cruz. En
cambio, a Jesús lo
 Los romanos tenían además
por costumbre quebrar las
piernas de los condenados que
no hubieran muerto a pesar de
llevar horas colgados de la
cruz. Al perder el punto de
apoyo de los pies, el peso del
cuerpo hacía colapsar las vías
respiratorias y los pulmones, lo
cual aceleraba la muerte.
Cuando los verdugos romanos
se aprestaban a romperle las
piernas a Jesús, descubrieron
que ya estaba muerto.
Así se cumplió otra profecía
bíblica: «[Dios] guarda todos
Sus huesos; ni uno de ellos
será quebrantado» (Salmo
34:20).
 En lugar de romperle las piernas para garantizar su defunción, uno de
los soldados romanos le clavó una lanza en el costado atravesándole
el corazón. «Al instante salió sangre y agua», reza el Evangelio
(Juan 19:34). Así se cumplió la Escritura: «He sido derramado como
aguas [...]; mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de Mis
entrañas» (Salmo 22:14).
Cabe pensar que de una herida de lanza saldría sangre, no agua. ¿De
dónde provino esta? Los médicos han descubierto que quienes mueren
con gran angustia sufren una enorme acumulación de agua alrededor del
corazón. Imagínate: Jesús murió de pena, por ti y
 Además, en aquel momento se sintió como un pecador perdido. Pasó
por una experiencia por la que, gracias a Dios, nosotros nunca
tendremos que pasar: no sólo la crucifixión, no sólo la agonía física, sino
el dolor y la angustia mental y espiritual de sentirse abandonado por
Dios. Al morir, «Jesús clamó a gran voz, diciendo: "Elí, Elí, ¿lama
sabactani?" Esto es: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?"» (Mateo 27:46).
      ¿Lo había desamparado Dios? Sí, momentáneamente. Tuvo que
hacerlo para que Jesús muriera como un pecador, sin Dios. Imagínate:
murió angustiado como una persona no salvada. Dios tuvo que volverle
la espalda temporalmente a Su propio Hijo para que pereciera como un
¿Respondió Dios a Jesús cuando estaba en la
cruz?
En la Escritura no consta ninguna respuesta. En
aquel momento sintió que Dios lo había
abandonado, justo cuando más lo necesitaba.
Jesús murió sufriendo
la angustia de
un pecador perdido, sin
salvación, sin Dios, que
muere por sus propios
pecados; sólo que en Su
caso murió por los
nuestros, por los pecados
del mundo entero. Estuvo
dispuesto a sufrir todo
aquello para propiciar
nuestro perdón y darnos
la vida eterna.
¡Qué
 «Se dispuso con los impíos Su sepultura, mas con los ricos fue en Su
muerte» (Isaías 53:9). Jesús fue condenado injustamente junto a dos
delincuentes comunes (Mateo 27:38). Pese a ello, luego de morir, un
hombre acaudalado que se contaba entre Sus seguidores —José de
Arimatea— puso el cuerpo de Jesús en una tumba nueva que tenía
(Mateo 27:57-60).
      Una vez sepultado, las autoridades religiosas judías pretendieron
asegurarse de que los discípulos no hurtaran el cuerpo y adujeran que
había resucitado. Así que se selló la tumba, y unos soldados romanos
 Tres días después, cuando María
Magdalena y la otra María se
presentaron en el sepulcro de
madrugada, se les apareció un ángel
que retiró la piedra de la entrada. «De
miedo de él los guardas temblaron y se
quedaron como muertos. Mas el ángel
[…] dijo a las mujeres: "No temáis […].
Entonces el
No está aquí, pues ha resucitado, ángel indicó a las mujeres donde
como
había yacido el cuerpo de Jesús. (Mateo 28:1-
dijo"».
8).
¡Había resucitado de
los muertos!
Tres días después que sepultaran Su
cuerpo sin vida, sucedió algo que dejó
pasmados a Sus enemigos y demostró
a todos Sus seguidores que Él era
indiscutiblemente el Hijo de Dios:
¡resucitó, triunfando para siempre
sobre la muerte y el infierno!
Texto de David Brandt Berg
¡Conócelo!
¿Te gustaría llegar a saber sin asomo de
duda que este hombre que vivió y murió
por amor, Jesucristo, es el Hijo de Dios,
el camino que conduce a la salvación y
a la vida eterna? Lo único que tienes
que hacer es creer que Jesús murió por
ti, y aceptarlo a Él y el don que te
ofrece: el perdón de tus pecados.
Para que Él viva en tu interior y obtener Su salvación basta con
que hagas sinceramente una oración como la que sigue:
      Jesús, tengo fe en que eres el Hijo de Dios y en que moriste por mí y
resucitaste. Me hace falta Tu amor para borrar mis errores y mis malas acciones.
Necesito Tu luz que ahuyente toda oscuridad de mi vida. Preciso Tu paz que me
llene el corazón y me dé plena satisfacción. Jesús, te abro en este momento la
puerta de mi corazón y te ruego que entres en mí y me obsequies Tu don, la vida
eterna. Gracias por haber sufrido a causa de todas mis malas acciones y por
escuchar mi oración y concederme el perdón. Amén.
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