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Declaraciones del Papa a los periodistas presentes en el vuelo a Camerún

Transcripción íntegra de sus respuestas a los informadores

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 18 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Ofrecemos


a continuación la transcripción del diálogo que Benedicto XVI mantuvo con los
periodistas presentes en el vuelo papal Roma-Yaoundé, y que hoy ha sido hecho público
por la Santa Sede.

***

P. Lombardi: Y ahora, damos de nuevo la palabra a una voz francesa: es nuestro colega
Philippe Visseyrias de France 2:

Pregunta: Santidad, entre los muchos males que afligen a África, está en particular el
de la difusión del Sida. La postura de la Iglesia católica sobre el modo de luchar contra
él es considerada a menudo no realista ni eficaz. ¿Usted afrontará este tema, durante el
viaje? Querido Santo Padre, ¿le sería posible responder en francés a esta pregunta?

Papa: Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el
frente de la lucha contra el Sida es precisamente la Iglesia católica, con sus
movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la comunidad de San Egidio que
hace tanto, visible e invisiblemente, en la lucha contra el Sida, en los Camilos, en todas
las monjas que están a disposición de los enfermos... Diría que no se puede superar el
problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a
los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al
contrario, existe el riesgo de aumentar el problema. La solución puede encontrarse sólo
en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una
renovación espiritual y humano que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno
con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas
que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar
con los que sufren. Y estos son factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por
tanto, diría, esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fuerza
espiritual y humana para un comportamiento justo hacia el propio cuerpo y hacia el
prójimo, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer en los momentos
de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y que la Iglesia hace esto y
ofrece así una contribución grandísima e importante. Agradecemos a todos los que lo
hacen.

P. Lombardi: Y ahora una última pregunta que viene desde Chile, porque nosotros
somos muy internacionales: tenemos aquí a la corresponsal de la televisión católica
chilena con nosotros. Y le damos la palabra para una última pregunta: María Burgos ...

Pregunta: Gracias, padre Lombardi. Santidad, ¿qué signos de esperanza ve la Iglesia en


el continente africano? Y: ¿usted piensa poder dirigir a África un mensaje de esperanza?

Papa: Nuestra fe es esperanza por definición: lo dice la Sagrada Escritura. Y por ello,
quien lleva la fe está convencido de llevar también la esperanza. Me parece, a pesar de
todos los problemas que conocemos bien, que existen grandes signos de esperanza.
Nuevos gobiernos, nueva disponibilidad de colaboración, lucha contra la corrupción -
¡un gran mal que debe ser superado!- y también la apertura de las religiones
tradicionales a la fe cristiana, porque en las religiones tradicionales todos conocen a
Dios, el Dios único, pero aparece un poco lejano. Esperan que se acerque. Y en el
anuncio del Dios hecho hombre estas se reconocen: Dios realmente se nos ha acercado.
Además, la Iglesia católica tiene mucho en común: digamos, el culto de los antepasados
encuentra su respuesta en la comunión de los santos, en el purgatorio. Los santos no son
sólo los canonizados, son todos nuestros muertos. Y así, en el Cuerpo de Cristo, se
realiza precisamente lo que intuía el culto a los antepasados. Etc. Así se da un encuentro
profundo que da realmente esperanza. Y crece también el diálogo interreligioso -he
hablado ya con más de la mitad de los obispos africanos, y las relaciones con los
musulmanes, a pesar de los problemas que se puedan verificar, son muy prometedoras,
según me han dicho; el diálogo crece en el respeto mutuo y la colaboración en las
responsabilidades éticas comunes. Y por lo demás crece también el sentido de
catolicidad que ayuda a superar el tribalismo,uno de los grandes problemas, y surge la
alegría de ser cristianos. Un problema de las religiones tradicionales es el miedo a los
espíritus. Uno de los obispos africanos me dijo: uno se convierte realmente al
cristianismo, llega a ser plenamente cristiano cuando sabe que verdaderamente Cristo es
más fuerte. Desaparece el miedo. Y este también es un fenómeno creciente. Así, diría,
con muchos elementos y problemas que no pueden faltar, crecen las fuerzas espirituales,
económicas, humanas que nos dan esperanza, y quisiera poner de manifiesto los
elementos de esperanza.

P. Lombardi: Mil gracias, Santidad, por el tiempo que nos ha dado, por las cosas que
nos ha dicho. Es una óptima introducción para seguir su viaje con mucho entusiasmo.
Nos empeñaremos en extender su mensaje a todo el continente y a todos nuestros
lectores y oyentes.

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