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1 de julio de 1996
Edwin G. West
El Ciudadano de honor
Sin embargo, es apenas en el último siglo y cuarto que esa clase de asimetría en el
trato de los menores ha aparecido. Es el objetivo de este ensayo el revisar en qué
medida la preocupación típica de los padres se amplió a la educación así como las
otras necesidades del menor antes de que los gobiernos intervengan. En primera
instancia estudiare las condiciones de la Inglaterra del siglo 19, antes de la
introducción de la educación obligatoria. Una vez logrado ese objetivo, realizare la
misma investigación pero en el caso de los estados unidos tratando de encontrar un
paralelismo entre ambos países.
Inglaterra y Gales
Contrariamente a la creencia popular, la educación en Gran Bretaña entre 1800 y
1840, antes de cualquier intervención del gobierno, era relativamente buena, aunque
esto dependiera de fondos que eran casi completamente privados. En aquel entonces
los padres trabajadores eran los más grandes benefactores de la educación seguidos
por la iglesia2. Desde luego, es de notar que entonces había menos educación por niño
que la actual, así como también menos de todo lo demás, y a su vez el presupuesto
estatal era mucho menor. Sin embargo, he calculado que únicamente el 1 por ciento
del total del presupuesto estatal neto era destinado para la educación de los niños de
Inglaterra en 1833. Para el año de 1920, cuando la gratuidad y obligatoriedad se
convirtieron en un mandato legal, el porcentaje había caído en un 0.7 por ciento.3
Las pruebas muestran que los padres trabajadores, quienes tenían ingresos
crecientes a partir de 1818 en adelante, gastaban importantes cantidades en
educación para sus hijos, antes de que la educación fuera legalmente obligatoria y
gratuita. La obligatoriedad no vino sino hasta 1880 y su gratuidad hasta 1891.
W.E. Forster, autor de la famosa ley de 1870, señalo que la intención al introducir
establecimientos educativos fiscales con pensión, no era para remplazar el ya amplio
sistema de educación privada, si no para " llenar los vacios " que podían existir. Sin
embargo, sus funcionarios fueron muy ambiciosos en los informes sobre las
necesidades escolares, y una vez que las escuelas gubernamentales fueron construidas
era común observar su subutilización. La consecuente vergüenza que ocasionó en los
consejos educativos el ver a las escuelas casi vacías hizo que estos recurrieran a la
baja de pensiones y al uso de beneficios fiscales para llenar esos espacios vacios. La
disminución de las pensiones consecuentemente amplió la demanda. Sin embargo, tal
disminución afecto directamente a las escuelas privadas, muchas de las cuales no
podían sobrevivir a tal competencia desleal.
Antes de la instauración legal de la obligatoriedad de la educación, los abogados de
las escuelas fiscales sostuvieron era equivocado el obligar a los más pobres hacer algo
que no podían costear. Ante tal situación, los abogados del gobierno, considerando
errónea una posible ayuda financiera especial o subvenciones directas a estas familias,
propusieron en que la educación sea gratuita para todos: los ricos, los de clase media
y los más pobres. La educación gratuita fue impuesta a las instituciones fiscales
únicamente, ya que podía darse un conflicto si se usaba el dinero de impuesto para
subvencionar escuelas religiosas. Por ejemplo, los contribuyentes de religión
protestante se opondrían a que sus impuestos financien a católicos y viceversa.
En 1811 fueron cinco personas las encargadas autorizadas a realizar los informes
sobre el grado de educación estatal. Ellos se dieron cuenta que, para otorgar la ayuda
estatal, era necesario establecer que las personas no podían pagar por si mismas la
educación de sus hijos. Los comisionados reconocieron que la educación ya estaba
ampliamente difundida: " En un gobierno libre, donde las políticas de equidad están
establecidas, y donde el camino para el mejoramiento está abierto a todos, hay un
estímulo natural hacia la educación; consecuentemente encontramos que el estimulo a
la educación generalmente recurría a ello, a no ser que grandes impedimentos locales
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interfieran. " la pobreza era en algunos casos un impedimento; pero el obstáculo
más grande era una mala ubicación geográfica:
En ciudades altamente pobladas y en partes del país densamente habitadas, las
escuelas eran generalmente creadas por iniciativa individual. En estos casos, la
educación era gratuitamente brindada y los gastos de la escolaridad dividida
entre muchos. Es en las zonas remotas y escasamente pobladas del estado,
donde los habitantes estamos dispersados en extensos espacios donde la
educación necesita ser estimulada. Las personas viven lejos una de la otra lo que
hace difícil crear escuelas que sean accesibles para todos. Por lo tanto cada familia
debe educar a sus hijos o estos deben renunciar a las ventajas de la educación 11
De esta manera, el problema fue presentado en las mismas condiciones utilizadas
más tarde en Inglaterra por el profesor W. E. Forster, creador de la ley de educación
inglesa de 1870. Como diría el mentado profesor es un gran problema" llenar los
vacios".La lógica de tal argumento, desde luego, llamo principalmente a la
discriminación y marginación de la intervención gubernamental. Para este momento ya
existían tres métodos de “llenar vacios”. Primero, el gobierno podría ayudar a familias,
pero solamente a los necesitados, a través de subsidios educativos. Segundo, se
podría subsidiar a los creadores de escuelas en áreas donde estén especialmente
necesitados. Tercero, el gobierno podía crear por si mismo escuelas pero sólo en áreas
necesitadas (“vacías”). Sin discutir posibles alternativas, los encargados de la
educación del estado de Nueva York recomendaron que las dificultades pudieran ser
superadas “con la creación de instituciones comunitarias”, bajo el patrocinio estatal.
El informe, además de señalar la situación grave de las áreas rurales, guía al lector
a poner atención a su plan general de intervención del estado Nueva York. Pese de
todo, no surge ninguna prioridad. Los rasgos principales sugeridos en el plan por los
encargados fueron : que varias ciudades de un estado sean divididas en distritos
escolares por tres encargados, mismos que serán elegidos por voto popular de los
ciudadanos; estos tres fiduciarios debían ser elegidos en cada distrito, y su función
seria la del cuidado y la dirección de la escuela que se debería crear allí; el interés de
la escuela debía ser dividido entre los diferentes condados y ciudades no según a su
dimensión geográfica si no al tamaño de sus respectivas poblaciones según el censo
realizado por el gobierno de los Estados Unidos.
Así, en lugar de la distinción a favor de los distritos pobres y los poco poblados, una
igualdad plana de tratamiento fue decretada para todas las áreas; las sumas de dinero
públicas debían ser distribuidas con un fundamento per cápita con base en el número
de niños entre cinco y quince años de cada distrito, sin importar si su población era
densa, escasa, rica o pobre.
Los comisionados observaron que: " La moralidad y la religión son la base de todo lo
que es realmente grandioso y bueno y por consiguiente, de primordial importancia. "
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La Biblia, en las escuelas comunes, fue vista como algo más que una obra literaria.
Los comisionados recomendaron las practicas que se hacían en las escuelas gratuitas
de Nueva York "que presumían el respeto religioso que se debe dar a las sagradas
escrituras”14
El hecho que la educación pueda continuar siendo universal sin ser gratuita y
obligatoria ha sido fácilmente reconocido. Donde había estudiantes que tenían padres
pobres, los fideicomisarios tenían la autoridad para exonerarlos del pago de pensiones,
y esto fue logrado “en un cercano término, de tal manera que se despojó al acuerdo de
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todas las circunstancias que puedan agredir los sentimientos de los educandos. "
Sheldon Richman cita datos mostrando que a partir de 1650 hasta 1795, el
alfabetismo masculino en Estados Unidos se incrementó del 60 al 90 por ciento. El
alfabetismo se elevó del 75 por ciento a entre el 91-97 por ciento en América del Norte
en los años 1800 y 1840. En Sur del país la tasa creció aproximadamente del 55 por
ciento al 81 por ciento. Richman también cita pruebas que indican que el alfabetismo
en Massachusetts era el 98 por ciento poco antes de que se impusiera la
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obligatoriedad de la educación y es aproximadamente el 91 por ciento hoy .
Conclusión
Este relato de la educación en el estado de Nueva York antes de la total
intervención del gobierno para hacerlo (aparentemente) gratuito, obligatorio y
universal, puede ser concluida así: ¿era o no realmente apropiado (después de 1867)
aplicar la obligatoriedad e incondicionalidad de la educación a todos los individuos? Las
leyes que fueron establecidas de hecho no aseguraron una educación que fuera
universal en el sentido de la asistencia del 100 por ciento de los niños en edad escolar.
Si es que por otra parte el término "universal" es utilizado a la ligera acercándolo a las
palabras "mayoría”, “casi todos”, “más del 90%”, entonces carecemos de pruebas
firmes para mostrar que la educación no era ya universal antes de la intervención
estatal. Mientras tanto, el eventual establecimiento de leyes que proporcionaban
educación obligatoria y gratuita vino acompañado por importantes aumentos en sus
costos. A esto debemos incluir no solo los crecientes y sin precedentes gastos de la
burocracia si no también los sustanciales costos de reducir la libertad de las familias
que tarde o temprano cayeron en un sistema restringido y monopólico que no sirve a
los intereses de quienes los demandan sino de aquellos que únicamente buscan rentas
(rent-seekers). Así a ambos lados de Atlántico se compartió la misma suerte.
Apuntes: