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Resumen
En 1999, el programa amplió sus actividades hacia la costa norte del país,
específicamente en el área de amortiguamiento de la reserva natural de Mache Chindul,
al Norte de la Provincia de Manabí y Sur de Esmeraldas. Lo anterior, obedece a que en la
zona baja tropical, las especies locales han tenido un desarrollo tecnológico más
avanzado y por otro lado, el crecimiento de estas especies es rápido. Algunas de las
especies locales utilizadas son guayacán (Tabebuia chrisanta), amarillo (Centrolobium
platinense), fernán sánchez (Triplaris americana), tangaré (Carapa guianensis), coco
(Virola dixonii), laurel (Cordia alliodora) y cutanga (Parkia multijuga), entre las principales.
En esta zona del país, se han establecido plantaciones mixtas con las especies
mencionadas en diferentes arreglos espaciales.
En general, los contratos establecen que Face mediante PROFAFOR se reserva los
derechos y propiedad del carbono absorbido y fijado por las plantaciones, mientras que el
beneficiario o dueño de la tierra, puede hacer uso de la madera y de los productos no
maderables (hongos, resinas, adornos, leña) provenientes del bosque plantado, bajo
determinadas condiciones técnicas y sin ninguna contraprestación. Los contratos
suscritos entre 1994 y 1998 tuvieron un período entre 15 y 25 años dependiendo del turno
de la plantación. La duración del contrato actual es de 99 años, lo que hace que
efectivamente exista bosque por un largo periodo en la tierra del beneficiario, se pueda
aprovechar en forma sostenible y mantener un “stock” de carbono por un largo periodo.
El uso anterior de los suelos en la sierra fueron pajonales y pastos degradados sometidos
a pastoreo extensivo y quemas periódicas, mientras que en la costa se está dando mayor
énfasis al uso de pastos abandonados o degradados. Una parte significativa del área
plantada (8.000 ha) se ha contratado con 39 comunidades indígenas de la sierra
ecuatoriana, incorporando tierras degradadas o sin uso a la economía local. El remanente
ha sido con propietarios particulares de diverso tamaño con un promedio de 100 a 120 ha
por contrato.
Entre las obligaciones contractuales que tiene el beneficiario están, la de establecer una
hipoteca de primer grado a nombre de PROFAFOR por el área reforestada, como
garantía de cumplimiento. Esto sólo aplica a los propietarios particulares y no a las
comunidades indígenas. Con el propósito de evitar daño a la plantación y evitar fugas, no
se permite el ingreso de ganado a la plantación durante el período del contrato, como
tampoco cultivos agrícolas. La protección, vigilancia y conservación del bosque es
responsabilidad del beneficiario, el cual debe seguir las indicaciones del Plan de Manejo
elaborado por PROFAFOR en asocio con el beneficiario y de pleno conocimiento de éste.
Este plan abarca entre otros, las prácticas silviculturales que se deben realizar en el
transcurso del período del contrato, incluyendo el aprovechamiento. El beneficiario debe
permitir y facilitar el ingreso de técnicos de PROFAFOR para el seguimiento y monitoreo
de la plantación.
Los principios a los cuales el grupo de miembros se adhirió son los definidos por el FSC
(Forest Stewarship Council). El grupo se constituyó oficialmente y su estructura
administrativa y responsabilidades fueron documentadas. La intensidad del programa de
monitoreo es alta ya que el administrador del grupo no tiene el control diario de las
operaciones en los sitios.
Como resultado de la gestión, PROFAFOR fue acreditado por el programa Quality Forest
Management (Qualifor) de la SGS con el Certificado de Aprobación (Certificate of
Approval). Manejo Forestal, a la Fundación Face, por Adecuado Manejo Forestal.
Qualifor, FSC, expedido el 21 de diciembre de 2001. No. SGS-FM/COC-0879, por un
plazo de 5 años. Igualmente, obtuvo el Esquema de Evaluación (Schedule Assessment)
por 20.000 ha de plantaciones forestales en la región Sierra en Ecuador, expedido en la
misma fecha, número y plazo que el anterior.
Para llegar a este importante logro para la empresa y el país, la compañía realizó
múltiples esfuerzos, entre los que se destaca la elaboración de una metodología de
monitoreo y seguimiento a las plantaciones forestales para la aplicación del Plan de
Manejo. Esta da a conocer la dinámica de la vegetación dentro y en el área adyacente a
la plantación, evalúa el estado sanitario, analiza el crecimiento y vigor de la plantación y
arroja información para realizar seguimiento y ajustes al Plan de Manejo. Por otro lado, se
realizaron Evaluaciones de Impacto Ambiental para cada uno de los proyectos, en donde
se estudiaron los aspectos sociales, económicos, ambientales y silviculturales, los cuales
fueron analizados mediante la utilización de una lista de control (“check list”) y la ayuda de
la matriz de Leopold. Fue necesario estructurar e implementar una lista de chequeo con
metodología propia para la sierra ecuatoriana, constituyéndose en una herramienta única
en el país. Como resultado de esta evaluación, se determinaron los mayores impactos
positivos y negativos que puede generar cada uno de los proyectos en cada uno de sus
componentes en forma individual y en conjunto, para cada fase del proyecto
(establecimiento, manejo, aprovechamiento). Sobre los impactos negativos, se logró
describir para cada proyecto las principales medidas de mitigación con el fin de aminorar
estos impactos en los diferentes componentes (social, económico, ambiental, silvicultural).