You are on page 1of 9

60° Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

Buenas tardes. Antes que nada, quisiera agradecer a la Facultad por haberme
invitado a participar en este foro, en ocasión del 60° aniversario de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos. Y quiero agradecer especialmente al Dr.
Sergio Elías Gutiérrez por traer al ámbito académico la discusión de un tema tan
importante como es el de los Derechos Humanos. Creo que en la medida en que
estudiantes y profesores se reúnan, no sólo a rememorar una fecha tan importante
como lo es hoy, sino también a dialogar sobre la situación de los derechos
humanos en el mundo, y particularmente en México, estaremos avanzando en los
cometidos que se plantearon los redactores de la Declaración.

A mi me gustaría aprovechar la ocasión, para hacer una pequeña remembranza


de la firma de la Declaración Universal y de su significado en el mundo de los
últimos 60 años. Es decir, creo que sería conveniente preguntarnos cuál ha sido la
importancia de la redacción de un documento como éste y que significado
podemos darle. El plantearnos tales interrogantes creo que puede ser un ejercicio
de reflexión interesante.

En primer término, para situar un poco el contexto, hay que recordar que la
Declaración Universal de los Derechos Humanos se crea al final de la Segunda
Guerra Mundial. El mundo entonces se encontraba aún lesionado y traumatizado
por el dolor causado por el conflicto mundial más grave del siglo XX. Un conflicto
que se vio precedido por una prolongada depresión económica, graves
persecuciones y el exterminio cometido por Estados autoritarios. Ante este
escenario, los pueblos lastimados por la guerra, fueron los que ejercieron presión
para que la nueva Organización de las Naciones Unidas asegurara una protección
internacional permanente de la persona humana. Y fueron particularmente las
asociaciones civiles, las que ejercieron amplia influencia durante el periodo que se
extiende entre la fecha de adopción de la Carta por la que se establece la
Organización de las Naciones Unidas, y la adopción de la Declaración Universal

1
en 1948, para así iniciar una cruzada por la defensa de los derechos humanos en
el mundo.

El proyecto de la Carta de las Naciones Unidas indicaba ya “que la Organización


debería facilitar la solución de los problemas internacionales en los campos
económico y social, así como en otros problemas humanitarios, y fomentar el
respeto a los derechos del hombre y a las libertades fundamentales”.

Así fue como los representantes de los distintos países miembros de la


Organización de las Naciones Unidas, lograron que la Asamblea General se
reuniera en París, en el palacio de Chaillot, el 10 de diciembre de 1948. Ahí
firmaron un documento que representaría un nuevo punto de partida desde una
perspectiva política, jurídica y moral para el mundo de la posguerra. A pesar de los
desafortunados sucesos que impulsaron a su creación, la Declaración Universal
es un documento que no se rebaja al resentimiento por los hechos del pasado,
sino que por el contrario, representa un monumento de progreso positivo hacia
una civilización más humana.

Esa tarde del 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de Naciones Unidas,


votó la Declaración Universal de los Derechos Humanos a pesar de las fuertes
resistencias de los países que aún se aferraban al estricto concepto de soberanía.
A partir de ese momento, la idea de que los Estados tienen el derecho absoluto e
incontrolable a comportarse en sus asuntos internos sin más restricciones que las
aceptadas voluntariamente por el propio Estado, empezó a cambiar. En la sesión
plenaria de la Asamblea que precedió la votación de la Declaración, el delegado
de Francia declaró formalmente que el beneficio de la Declaración Universal debía
ser reconocido inmediatamente a las personas de todas las naciones sin
excepción, comprendiendo entre ellas a las Naciones no admitidas todavía en la
Organización de las Naciones Unidas. Hoy en día podemos celebrar que la gran
mayoría de los países del mundo se han adherido a ella, dejando de lado el
concepto de soberanía como argumento para no adoptarla.

2
Fue así como se puso ante los ojos de los seres humanos un mensaje destinado a
desempeñar para el conjunto de la humanidad, el papel que había desempeñado
la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, adoptada
exactamente 150 años antes en Francia. Pero la Declaración Universal no se
conecta únicamente con la Declaración creada por los franceses, sino que
además tiene relación con una serie de Declaraciones que han codificado
derechos en momentos y lugares distintos. Entre ellas se encuentran la Carta
Magna Inglesa de 1215, la Petición de Derechos de 1628, el Habeas Corpus Act
de 1679, el Bill of Rights británico de 1689, el Bill of Rights de Virginia de 1776, la
Declaración Americana de Independencia también de 1776 y las enmiendas de la
Constitución de los Estados Unidos de America, entre otros. Sin embargo, el
carácter universal y conciliador de la Declaración Universal, la convierte en un
documento único y de vital importancia. Además, al tratarse de un documento que
deja atrás una concepción rígida de la soberanía absoluta del Estado, se dio un
paso trascendental y revolucionario en la forma de concebir las relaciones
internacionales. Se trata de un documento que reconoce que los individuos de las
distintas naciones no estarán a merced de sus propios gobiernos cuando éstos no
respeten ciertos derechos y principios básicos en favor de la dignidad humana.

En este sentido, la Declaración Universal representa un momento único en el que


un grupo de dirigentes actuaron motivados por el convencimiento de que sólo un
sistema de valores universales podría hacer frente ante los retos del futuro. La
tarea, sin duda, no fue sencilla. Hubieron de enfrentarse a diversas concepciones
políticas, jurídicas y sociales, así como tradiciones filosóficas y religiosas. Sin
embargo, gracias a su gran empeño y habilidad hicieron posible alcanzar la meta,
dejando de lado las opciones filosóficas que justificaban, pero que dividían de
forma irreparable. Los hombres y mujeres que más contribuyeron a que la
Declaración Universal fuera una realidad pertenecían a los países de Canadá,
Francia, Líbano, Chile, Filipinas, China, Pakistán y Estados Unidos. Destaca
principalmente Eleanor Roosevelt en la elaboración del proyecto, ya que contaba

3
con el cometido de presidir, al frente de la recién establecida Comisión de
Derechos Humanos, la elaboración y aprobación del documento que recogería
solemnemente esos derechos.

Para tratar de ver la visión que tenían los representantes de los distintos países
respecto a la Declaración, me gustaría referirme a la última parte de su preámbulo,
la cual me resulta particularmente ilustrativa. En ésta parte se concibe a la
Declaración Universal de los Derechos Humanos “como ideal común por el que
todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos
como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan,
mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y
aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su
reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los
Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción”.

Ahora bien, empecemos por la parte que se refiere al ideal común. Porque la
Declaración Universal a final de cuentas eso es lo que representa: un ideal. El
sueño de cambiar la conciencia del ser humano y de reconocer universalmente
que todos los seres humanos nacemos libres e iguales y estamos dotados de
ciertos derechos que se deben satisfacer con idéntico compromiso. Estos
representan la base de nuestra seguridad colectiva y de nuestra humanidad
común. Por eso, la Asamblea General de Naciones Unidas ha proclamado, creo
que con razón, que la Declaración debe ser el estándar común al que deben
aspirar las personas y las naciones.

El representante de Francia, René Cassin, visualizó claramente este ideal cuando


comparó la Declaración Universal con el amplio pórtico de un templo. Su
explanada, dijo, está formada por el preámbulo que afirma la unidad de la familia
humana. Su base la constituyen los principios generales de libertad, igualdad, no
discriminación y de fraternidad. Cuatro columnas de igual importancia sostienen el
pórtico. La primera representa a los derechos y libertades personales. La segunda

4
columna se refiere a los derechos del individuo en sus relaciones con los grupos
de los que forma parte y las cosas del exterior. La tercera es la de las facultades
espirituales, libertades públicas y derechos políticos fundamentales. La cuarta
columna dijo, es simétrica a la primera, cuya solidez no cede en nada a la de las
otras. Es la de los derechos económicos, sociales y culturales.

Habrá quienes afirmen que no sirve de mucho formular bellos principios teóricos
que no se cumplen. O que no existen más derechos que los garantizados en un
determinado Estado. Sin embargo, creo que el planteamiento que hace la
Declaración Universal de reconocer y resaltar el valor inherente de la dignidad
humana es el paso previo y necesario para lograr la garantía de cualquier derecho
a través de sistemas de protección. El artículo primero establece los fundamentos
filosóficos sobre los que está basada la Declaración, usando un lenguaje similar al
de la Declaración Francesa de 1789. Y dice: “Todos los seres humanos nacen
libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y
conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.” Creo que
es éste el principio básico y fundamental para poder empezar cualquier discusión
sobre derechos humanos. Actualmente los países invocan a cada momento la
Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pero además, invitan a otros
Estados a apoyarse en ella para formular declaraciones o convenciones más
específicas respecto a una categoría de derechos o a la aplicación de un
determinado principio fundamental. La Declaración ha sido en este sentido, un
factor desencadenante en la evolución del derecho internacional de los derechos
humanos. Y lo más importante: sigue siendo un documento que contiene un ideal
aún vigente.

Un segundo aspecto importante de la Declaración es su carácter universal. Como


les decía hace un momento, la Declaración formula por primera vez derechos que
ninguna otra declaración o ley nacional había podido formular sin enmarcarse más
que a una región o país determinado. Por primera vez en la historia se adopta una
declaración en la que participaron cuarenta y ocho países. En la actualidad ningún

5
gobierno cuestiona los compromisos contenidos en ella. Además, es importante
reconocer, que la Declaración Universal no consideró al Estado como el único
obligado a proteger los derechos humanos, sino que hace un llamado a
organizaciones nacionales e internacionales así como a todas las personas a
difundir su contenido y trabajar para lograr su garantía.

Desde su nacimiento ha tenido una gran influencia en esparcir la filosofía de los


derechos humanos alrededor del mundo. Ha sido también fuente de inspiración de
una gran cantidad de textos legales y decisiones jurídicas. Su contenido ha sido
traducido a más de 300 idiomas y ha sido con frecuencia el centro de las
demandas de personas y pueblos alrededor del mundo para exigir que sus
derechos sean respetados y garantizados. Asimismo una gran cantidad de
constituciones en el mundo han tomado su texto como base para la definición de
sus propias garantías individuales. Cortes nacionales e internacionales han
invocado la Declaración en sus propias resoluciones. En suma, ha sido un
documento universalmente conocido y un punto de referencia para las
generaciones de los últimos sesenta años.

Quisiera referirme ahora a la parte de las medidas progresivas a las que se hace
mención en el preámbulo de la Declaración. Si bien es cierto que la Declaración
por sí sola no tiene ningún efecto vinculante para los países que la han adoptado,
es de trascendental importancia destacar su influencia en la evolución del derecho
internacional de los derechos humanos.

A la Declaración Universal le han precedido una serie de pactos y convenciones


internacionales con carácter vinculante para los Estados miembros de la ONU.
Posterior a su adopción, se creó el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos y el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y
Culturales en 1966, con su entrada en vigor en 1976. Ambos pactos fueron
diseñados con la intención de ampliar el alcance de los derechos concebidos en la
declaración universal y desarrollar sistemas de protección y garantía de dichos

6
derechos. Asimismo se han ido gestando, en el seno de Naciones Unidas, otras
declaraciones y convenciones enfocados a la lucha de los problemas más serios
en el mundo. Temas como la pena de muerte, genocidio, la discriminación racial,
la discriminación contra la mujer, los derechos del niño y los derechos de las
personas con discapacidad son algunos de ellos. Resulta significativo que en la
mayoría de esos documentos se hace referencia y se reafirma el valor de la
Declaración Universal.

También es importante destacar el desarrollo de instituciones y órganos de


supervisión tanto en el ámbito universal como en el regional. En el ámbito
universal, el sistema de Naciones Unidas ha creado el Consejo de Derechos
Humanos y diversas sub-comisiones especializadas. A través de ellos es posible
presentar denuncias de manera individual respecto de violaciones de derechos
humanos contenidas en los diversos pactos y convenciones que forman parte del
sistema de Naciones Unidas. También es importante destacar la evolución que ha
tenido la justicia internacional en materia penal con el establecimiento de la Corte
Penal Internacional. Ratificada por una gran cantidad de países puede ser el
comienzo de una mayor inhibición en la comisión de actos de genocidio, crímenes
de guerra y de lesa humanidad.

En el ámbito regional ha sido trascendental la evolución de tres sistemas de


protección de derechos humanos. En Europa, desde su entrada en vigor en 1953,
la Convención Europea para la Protección de los Derechos Humanos y Libertades
Individuales ha sido ratificada por todos los Estados Europeos teniendo ésta
carácter vinculante. Además la creación de la Corte Europea de Derechos
Humanos, fungiendo como órgano de protección y garantía de dicha Convención,
ha contribuido enormemente al desarrollo jurisprudencial de los derechos
humanos en el mundo. Siguiendo el ejemplo de Europa, el continente americano
también ha adoptado su propia Convención y ha establecido su propia Corte.
Desde 1978 la Convención Americana sobre Derechos Humanos rige en el
continente como el documento máximo en la materia. La gran mayoría de los

7
países del continente la han ratificado. El nacimiento de la Corte Interamericana
de Derecho Humanos ha contribuido a que los Estados cumplan con su obligación
de respetar y garantizar los derechos ahí contemplados. También ha sido
significativamente impulsora de una jurisprudencia de evolución progresiva.
Finalmente, en África tenemos la adopción de la Carta Africana sobre los
Derechos Humanos y de los Pueblos en 1981. Asimismo, se ha establecido
recientemente la Corte Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos, que
tuvo su primera reunión el 22 de enero del 2006, y que tendrá como objetivo
garantizar los derechos contemplados en la Carta.

Creo que la Declaración Universal de alguna manera ha contribuido en esta


evolución del derecho internacional de los derechos humanos. Destaca como en
las tres Convenciones a las que me acabo de referir, se menciona a la Declaración
Universal en alguna parte de su preámbulo. Creo que el nacimiento de la
Declaración Universal fue un factor simbólicamente decisivo para empezar a
construir un sistema de protección de los derechos humanos mucho más amplio.
Ha sido un motor para que organismos nacionales e internacionales,
organizaciones no gubernamentales, asociaciones civiles e individuos en
particular, no cesen en la lucha para hacer de este mundo un lugar más habitable.
Su verdadero valor y significado dependerán en gran medida de cuanto nos
acerquemos a ese ideal.

El peso que la Declaración puede tener en el ámbito de la enseñanza y la


educación sobre los derechos humanos también creo que es significativo. Esparcir
en la conciencia de la humanidad la idea de los derechos humanos, considero que
es definitivamente un factor necesario para progresar en el cumplimiento de los
mismos. En la medida en que estos derechos se conozcan, mayor será su
exigibilidad y el respeto hacia ellos. Recordemos que parte del ideal común de la
Declaración es que “tanto los individuos como las instituciones, inspirándose
constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el
respeto a estos derechos y libertades”. De ahí la importancia de rememorar su

8
nacimiento y favorecer el encuentro académico para la discusión y el análisis en
temas de derechos humanos.

Hoy, se cumplen 60 años de que se firmó la Declaración Universal de los


Derechos Humanos. Desafortunadamente, creo que aún estamos muy lejos del
ideal que representa. Debemos celebrar su nacimiento, pero sobre todo, debemos
recordarnos que aún queda mucho por hacer. Debemos seguir viendo a la
Declaración Universal como inspiración para avanzar en los diversos temas de
derechos humanos que requieren atención. Debemos seguir promoviéndola y
trabajar en el ámbito individual y colectivo para contribuir a que los derechos ahí
contenidos se respeten. Definitivamente, esta es la parte más difícil. Pero sin
duda, necesaria para no traicionar un movimiento que inició hace sesenta años.
Muchas gracias.

You might also like