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Hay un dicho popular que dice: “México, pobre país – tan lejos de Dios y tan cerca de
EE.UU”. Se podría decir algo parecido de varios países de América Latina, específic-
amente en materia de políticas de vivienda y ciudad: parecen ser tan lejos de políti-
cas divinas y tan cerca a las políticas promovidas por el gran vecino del norte.
No olvidemos que la actual crisis financiera y económica comenzó con una crisis
inmobiliaria en los EE.UU. Esta crisis es síntoma de “los errores fundamentales que se
han cometido en materia de vivienda...“, dijo Raquel Rolnick, Relatora Especial de la
ONU para el derecho a la vivienda adecuada, en una nota de prensa del 23 de
octubre de 2008. ¿Cuáles son estos errores? La relatora menciona algunos: “la
incapacidad de los mercados para garantizar una vivienda adecuada y asequible para
todos.” El error era entonces la confianza en las llamadas “fuerzas del mercado” para
resolver problemas. Raquel Rolnick sigue: “Buena parte del problema reside en la
excesiva importancia que se le da a la casa propia como única y exclusiva
solución.” ¿Acaso no se habla aquí de las políticas habitacionales del Perú, de
Colombia o de México? No es cierto “… que continúan presentando el modelo de la
vivienda en propiedad como la panacea de la crisis mundial de la vivienda….”, como
dijo Miloon Kothari en su última declaración. “El Relator Especial pone de relieve que
esta preferencia por la vivienda en propiedad sujeta a las leyes del mercado es
injustificada y pone en peligro el derecho a la vivienda de los pobres y de los grupos
de ingresos medio en todo el mundo... ”. Estoy citando a Miloon Kothari.
1. El primer cuadro nos muestra “El derecho.” y vemos aquí el rostro de Miloon
Kothari. Estos derechos no son un favor que la ONU o los gobiernos nos dan, son algo
esencial e inherente que tenemos desde siempre como seres humanos. Según la
ONU, el derecho humano a una vivienda adecuada tiene una importancia fundamental
para el disfrute de los demás derechos. La perdida de la casa no es sólo la privación
de un bien material. Sin casa, sin lugar seguro y digno donde sentirse cómodo, están
afectados los derechos civiles, políticos, económicos, sociales o culturales: el derecho
a la salud, al empleo, a la educación, a la nutrición etc. “Un Sin Techo muere (...) y
todos sus derechos se han violado,” dijo Miloon Kothari recientemente. Hablamos de
una integridad de los derechos, de uno de los derechos estrechamente vinculado con
otros. El derecho a la vivienda adecuada no es un derecho aislado. Sin embargo, es
uno de los derechos que más constantemente se viola – con los desalojos, con
programas gubernamentales insuficientes y con una realidad precaria cotidiana de mil
millones de habitantes urbanos del mundo que viven en la calle o en lo que la ONU
define como “slum”, como barrios desfavorecidos.
2. De esta realidad trata nuestro segundo cuadro. No nos ponemos de acuerdo aquí
¿Cómo se llama? ¿Podría llamarse “El barrio.”? Si estuviéramos en Venezuela, de
donde viene la obra. Allá, barrio dice todo: que son gente de pocos recursos que
tomaron las faldas de los cerros alrededor de la ciudad. Auto-construyeron sus casas
sin título de propiedad y sin infraestructura. La misma realidad se llama “slum” en los
términos de la ONU, aunque no es muy precisa esta palabra. En otros países se
utilizan otros términos y se distinguen también diferentes formas, por ejemplo para
los barrios irregulares producto de procesos de compra-venta y para los de ocupación
más anárquica. También deberían incluirse los centros viejos con sus tugurios. La
traducción oficial de slum en los documentos de la ONU es “barrio marginal” – lo que
en mi opinión deja asociar algo discriminatorio, por lo tanto me parece mejor
llamarlos “barrios de exclusión”. Son lugares de la producción social de le
vivienda y del hábitat, de los inmensos esfuerzos de sus habitantes para mejorar
casas y ambiente, un esfuerzo que raras veces se respeta y valoriza en los programas
gubernamentales.
2ª. En una reciente evaluación del progreso de las ODM en América Latina, el
Ministerio de Cooperación y Desarrollo alemán (BMZ) clasificó una alta necesidad de
acción en solo dos de las 14 metas: la meta 9 (revertir la pérdida de superficies
forestales tropicales, lo que se analiza como inalcanzable), y la Meta 11, que dice
“mejorar las condiciones de vida de 100 millones de habitantes de barrios marginales
(también utilizan esta palabra, en inglés se dice: “slums”) para el 2020”. Parece muy
improbable que se alcance esta meta en América Latina y el Caribe, aunque sabemos
que es un meta bastante humilde, muy criticada por las relatores. La BMZ analiza que
en lo que se refiere a barrios marginales sólo la mitad de los países de América Latina
exhiben mejoras. Pocas mejoras. Los demás países apenas muestran cambios y en
parte incluso se detectan retrocesos. 1 Hay un creciente número de gente
viviendo en malas condiciones en las ciudades de América Latina y no se refleja en
las políticas. La ONU nos dice que son más de 134 millones de hombres, mujeres y
niños que viven en “slums” en América Latina y el Caribe, con una tendencia crecien-
te. Nos muestra, que tenemos políticas nacionales inadecuadas para la construcción
de vivienda, la infraestructura y el mejoramiento del ambiente en los barrios de
exclusión. “Al Relator Especial le preocupa (…) la reducción de los gastos públicos en
vivienda, la presión sobre las viviendas en alquiler y la reducción de subsidios de
vivienda y servicios cívicos para los pobres…”, dijo Miloon Kothari recién. Pero ojo con
esto, más dinero es un argumento ambiguo, como vamos a ver en lo siguiente.
Uno podría pensar que ante este escenario el Ministerio alemán debería optar por una concentración de
1
9. El próximo cuadro, “Los inquilinos olvidados.” trata de otro de los hechos más
preocupantes, según los relatores: es la inseguridad de tenencia para los inquilinos.
Inquilinos pobres y muy pobres no se encuentran solamente en los centros. Hay un
gran porcentaje de inquilinos o arrendatarios en los barrios populares, una realidad
que muchas veces se ignora. La inseguridad de tenencia para ellos es un resultado
lógico de políticas fijadas al modelo único de la casa unifamiliar de propiedad privada,
que se hace ciego ante de la realidad de los inquilinos en todas las partes de la
ciudad. Ya hemos escuchado que son políticas ideológicas, que tenían ya su fracaso
en los EE.UU. y en España, entre otros. Los relatores expresan su preocupación por
esta falta de políticas para proteger a los inquilinos. Políticas en favor de los inquilinos
son esenciales para la realización del derecho a la vivienda.
Los países con menos problemas de vivienda en Europa tienen un alto porcentaje de
inquilinos, una buena protección de los derechos de los inquilinos, y mantienen este
alto porcentaje de inquilinato: son Alemania, Holanda, Suecia etc. Los que optaron
por la propiedad privada como único modelo – los ejemplos más conocidos son Italia
y España – son los países que más problemas habitacionales tienen hoy en Europa.
Podríamos deducir: “más políticas de fomento a la propiedad privada, más problemas
de vivienda” o “más políticas de fomento a la propiedad privada en un sistema de
mercado, más violaciones al derecho a la vivienda.” La alternativa sería, como nos
proponen los relatores: “una combinación de enfoques, prestando la misma atención
a las diferentes posibilidades de alojamiento, desde residencias, (…) vivienda en
alquiler, cooperativas, uso compartido, etc.”. También habría que ver como podría
impulsarse la construcción de viviendas adecuadas de alquiler con buenas condiciones
de acceso, rentas limitadas y seguridad de tenencia para sus arrendatarios.
10. “La triple jornada.” Sabemos todas y todos que hay una feminización de la
pobreza y que hay desigualdad entre hombre y mujer. Sin embargo faltan políticas
para cambiar esta desigualdad y para tomar en cuenta los derechos de la mujer y su
situación especifica. No está suficiente dar a las mujeres los mismos derechos
legales. La consecuencia del papel asignada a la mujer es que ella siempre sufre más
directamente las violaciones del derecho a la vivienda en todas sus facetas. Ella tiene
que sustituir con su trabajo extra las deficiencias de la vivienda, de los servicios y del
medio ambiente. Además se violan en muchas casos sus derechos a la seguridad de
tenencia, y se viola su seguridad física. Sufre violencia en la casa, porque depende
del hombre. Sufre violencia en la calle, porque no se considera su seguridad en el
diseño del espacio público. No se hace mucho para garantizar sus derechos en la rea-
lidad cotidiana. No se ven medidas contra la imposición discriminatoria de casi todas
las consecuencias de la violación de los derechos en sus espaldas. Falta hablar sobre
la discriminación cotidiana y la triple jornada: mamá y mujer de casa, mujer jefe de
hogar y trabajadora así como mujer trabajadora social en el barrio. Hay que mirar
este papel asignada a la mujer y – por ejemplo – de la economía del cuidado: las mu-
jeres que se ocupen de los viejos, de los enfermos, de los cachorros. A su vez hay
aplausos hipócritas para las mujeres que tan bonito se ocupan de todo – sin que los
hombres o políticos que aplauden se vean forzados de cambiar algo del sobrecargo
inmenso a las mujeres. El aplauso es la cortina de humo que tapa la sobreexplotación
de la mujer en la casa, el barrio, en la economía del cuidado y en los movimientos.
La discriminación específica de las mujeres en asuntos de vivienda era una preocu-
pación constante del Relator Especial, Miloon Kothari, durante todo su mandato.
Faltan políticas específicas para superar las múltiples discriminaciones de la mujer.
Para poder superar las múltiples discriminaciones es necesario tener un sistema de
indicadores cualitativos y de sistemas adecuados de monitoreo. Falta la información
adecuada desglosada con una perspectiva de género. Y falta cambiar las actitudes.
11. “Los en la sombra.” Los que están en la sombra no se ven bien claro, y no se
toman en cuenta. En su reporte sobre el Perú, el Relator nos dice que son 13% de la
población del país que sufre una u otra forma de discapacitación. Hay una exclusión
específica de discapacitados y otros grupos vulnerables, como los de SIDA, los
ancianos etc. No se consideran sus necesidades específicas en muchos políticas y
proyectos habitacionales. En el espacio público son expuestos a obstáculos, peligros
del tráfico y agresiones. Hay que garantizarles un acceso sin obstáculos a viviendas y
edificios públicos, hay que tomar en cuenta sus necesidades específicas en las
construcciones y en el espacio público y hay que facilitar su participación en todos los
procesos y decisiones.
Recomendaciones:
3. ... proteger los derechos de los inquilinos ... Garantizar la protección legal de
los derechos de inquilinos y desarrollar políticas para la construcción y el
mejoramiento de viviendas de alquiler (públicas y privadas). Ejemplo de Barcelona.
Quiero terminar con un elemento decisivo, triste, con algo de la melancolía del Tango,
de que no hemos hablado aún. Es un elemento en que Miloon Kothari puso mucha
importancia ya en sus primeros reportes como Relator. Hablamos de la influencia de
la globalización neoliberal y de sus políticas de liberalización, desregularización y
privatización que fuertemente impactaron a todos los países de la región. Es la
política de la deuda, del FMI y de los bancos de desarrollo. Estas políticas “… han
limitado en grado variable las opciones de política monetaria y fiscal para fines
sociales, incluido el suministro de la vivienda adecuada.” Han empobrecido a las
grandes mayorías de la población y reducidos sus posibilidades de auto-ayuda
individual o colectiva. Parece que estas políticas hoy en día podrían verse como nieve
del año pasado. ¡Pero no nos equivocamos! Existe una frase famosa de Juergen
Habermas sobre el modernismo, que fácilmente puede aplicarse al neoliberalismo: «…
ha muerto pero sigue vigente.» Es evidente la crisis de las ideas neoliberales hoy
después de la crisis financiera global y la nacionalización directa o indirecta de los
bancos. Pero las ideas neoliberales todavía definen las políticas y la realidad de la
gente, como hemos visto en lo anterior. «…han muerto pero siguen vigente.» Si
vemos la miseria en el mundo y las múltiples violaciones del derecho a la vivienda y a
la ciudad, es en gran parte culpa de estas políticas. Peter Marcuse, profesor en Nueva
York, lo expresó así: “no demos la culpa a los payasos de la vivienda, si los
verdaderos cretinos son los que nos imponen la política financiera.”