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Políticas Nacionales de Vivienda y Ciudad en América Latina

– desde la perspectiva de las recomendaciones del Relator Especial


de la ONU para el derecho a la vivienda adecuada
Klaus Teschner

Hay un dicho popular que dice: “México, pobre país – tan lejos de Dios y tan cerca de
EE.UU”. Se podría decir algo parecido de varios países de América Latina, específic-
amente en materia de políticas de vivienda y ciudad: parecen ser tan lejos de políti-
cas divinas y tan cerca a las políticas promovidas por el gran vecino del norte.

No olvidemos que la actual crisis financiera y económica comenzó con una crisis
inmobiliaria en los EE.UU. Esta crisis es síntoma de “los errores fundamentales que se
han cometido en materia de vivienda...“, dijo Raquel Rolnick, Relatora Especial de la
ONU para el derecho a la vivienda adecuada, en una nota de prensa del 23 de
octubre de 2008. ¿Cuáles son estos errores? La relatora menciona algunos: “la
incapacidad de los mercados para garantizar una vivienda adecuada y asequible para
todos.” El error era entonces la confianza en las llamadas “fuerzas del mercado” para
resolver problemas. Raquel Rolnick sigue: “Buena parte del problema reside en la
excesiva importancia que se le da a la casa propia como única y exclusiva
solución.” ¿Acaso no se habla aquí de las políticas habitacionales del Perú, de
Colombia o de México? No es cierto “… que continúan presentando el modelo de la
vivienda en propiedad como la panacea de la crisis mundial de la vivienda….”, como
dijo Miloon Kothari en su última declaración. “El Relator Especial pone de relieve que
esta preferencia por la vivienda en propiedad sujeta a las leyes del mercado es
injustificada y pone en peligro el derecho a la vivienda de los pobres y de los grupos
de ingresos medio en todo el mundo... ”. Estoy citando a Miloon Kothari.

Quiero invitarles a hacer un recorrido por una exposición donde veremos


unos cuadros ilustrativos. Queremos identificar rasgos generales de las políticas en
el continente, que obstaculizan o que ayudan a la realización del derecho a la vivien-
da y a la ciudad. Escuchamos las recomendaciones de los relatores para el derecho a
la vivienda – Miloon Kothari de la India hasta Abril de este año y ahora le sigue
Raquel Rolnick de Brasil. Ellos serán nuestras guías en el recorrido. Nuestro análisis
será orientado en las normas de derechos humanos internacionales y de los tratados
vigentes, tratados que los Estados del continente han firmado y tienen que
respetarse.

1. El primer cuadro nos muestra “El derecho.” y vemos aquí el rostro de Miloon
Kothari. Estos derechos no son un favor que la ONU o los gobiernos nos dan, son algo
esencial e inherente que tenemos desde siempre como seres humanos. Según la
ONU, el derecho humano a una vivienda adecuada tiene una importancia fundamental
para el disfrute de los demás derechos. La perdida de la casa no es sólo la privación
de un bien material. Sin casa, sin lugar seguro y digno donde sentirse cómodo, están
afectados los derechos civiles, políticos, económicos, sociales o culturales: el derecho
a la salud, al empleo, a la educación, a la nutrición etc. “Un Sin Techo muere (...) y
todos sus derechos se han violado,” dijo Miloon Kothari recientemente. Hablamos de
una integridad de los derechos, de uno de los derechos estrechamente vinculado con
otros. El derecho a la vivienda adecuada no es un derecho aislado. Sin embargo, es
uno de los derechos que más constantemente se viola – con los desalojos, con
programas gubernamentales insuficientes y con una realidad precaria cotidiana de mil
millones de habitantes urbanos del mundo que viven en la calle o en lo que la ONU
define como “slum”, como barrios desfavorecidos.
2. De esta realidad trata nuestro segundo cuadro. No nos ponemos de acuerdo aquí
¿Cómo se llama? ¿Podría llamarse “El barrio.”? Si estuviéramos en Venezuela, de
donde viene la obra. Allá, barrio dice todo: que son gente de pocos recursos que
tomaron las faldas de los cerros alrededor de la ciudad. Auto-construyeron sus casas
sin título de propiedad y sin infraestructura. La misma realidad se llama “slum” en los
términos de la ONU, aunque no es muy precisa esta palabra. En otros países se
utilizan otros términos y se distinguen también diferentes formas, por ejemplo para
los barrios irregulares producto de procesos de compra-venta y para los de ocupación
más anárquica. También deberían incluirse los centros viejos con sus tugurios. La
traducción oficial de slum en los documentos de la ONU es “barrio marginal” – lo que
en mi opinión deja asociar algo discriminatorio, por lo tanto me parece mejor
llamarlos “barrios de exclusión”. Son lugares de la producción social de le
vivienda y del hábitat, de los inmensos esfuerzos de sus habitantes para mejorar
casas y ambiente, un esfuerzo que raras veces se respeta y valoriza en los programas
gubernamentales.

2ª. En una reciente evaluación del progreso de las ODM en América Latina, el
Ministerio de Cooperación y Desarrollo alemán (BMZ) clasificó una alta necesidad de
acción en solo dos de las 14 metas: la meta 9 (revertir la pérdida de superficies
forestales tropicales, lo que se analiza como inalcanzable), y la Meta 11, que dice
“mejorar las condiciones de vida de 100 millones de habitantes de barrios marginales
(también utilizan esta palabra, en inglés se dice: “slums”) para el 2020”. Parece muy
improbable que se alcance esta meta en América Latina y el Caribe, aunque sabemos
que es un meta bastante humilde, muy criticada por las relatores. La BMZ analiza que
en lo que se refiere a barrios marginales sólo la mitad de los países de América Latina
exhiben mejoras. Pocas mejoras. Los demás países apenas muestran cambios y en
parte incluso se detectan retrocesos. 1 Hay un creciente número de gente
viviendo en malas condiciones en las ciudades de América Latina y no se refleja en
las políticas. La ONU nos dice que son más de 134 millones de hombres, mujeres y
niños que viven en “slums” en América Latina y el Caribe, con una tendencia crecien-
te. Nos muestra, que tenemos políticas nacionales inadecuadas para la construcción
de vivienda, la infraestructura y el mejoramiento del ambiente en los barrios de
exclusión. “Al Relator Especial le preocupa (…) la reducción de los gastos públicos en
vivienda, la presión sobre las viviendas en alquiler y la reducción de subsidios de
vivienda y servicios cívicos para los pobres…”, dijo Miloon Kothari recién. Pero ojo con
esto, más dinero es un argumento ambiguo, como vamos a ver en lo siguiente.

3. “La casa.” Es un elemento básico de las políticas habitacionales. En muchos casos


faltan las políticas integrales de desarrollo habitacional y urbano. La mayoría de las
políticas habitacionales no se vinculan a una política urbana. Son los números
de casas que cuentan. De esta manera se construyen ciudades sobre-extendidas con
una multiplicación infinita de casas unifamiliares. No es un modelo de ciudad que se
ha decidido democráticamente o que sea favorable para la mayoría. Es un modelo
definido por la lógica “viviendista” y los intereses de latifundistas urbanos, quienes
siempre quieren incorporar nuevos terrenos al mercado inmobiliario urbano. Por lo
tanto, estos proyectos habitacionales generalmente se enfocan en la construcción en
nuevos terrenos y no toman en cuenta las potencialidades de la producción social y la
necesidad sobresaliente de mejorar las estructuras ya existentes en los barrios. Estas
políticas excluyen en muchos casos a los de menos recursos y se dirigen por lo
general a la clase media baja y a los funcionarios públicos. En cambio, los de menos

Uno podría pensar que ante este escenario el Ministerio alemán debería optar por una concentración de
1

programas y fondos para programas de mejoramiento integral de “barrios de exclusión” – pero no se


encuentra nada de todo esto en la política del BMZ.
recursos tienen que ayudarse con la producción social en un largo proceso de
mejoramiento de la casa según sus posibilidades.

4. “La tierra.” Vemos aquí una ocupación de un terreno en el este de la ciudad de


México, lo que es un indicador de negación del derecho a la tierra para los emigrantes
del campo y las jóvenes familias de la ciudad. Muchas políticas habitacionales no
incluyen mecanismos para un acceso preferencial a la tierra por criterios sociales.
Aquí también se confía altamente en la regulación por el mercado. El mercado inmo-
biliario define los valores de la tierra urbana y las ubicaciones de los diferentes usos y
personas. No da mucho lugar a decisiones políticas con criterios sociales o ecológicos.
En muchas ciudades no hay suficiente previsión de terrenos de una buena ubica-
ción para proyectos de vivienda social. Generalmente se vendieron las reservas de
tierras municipales, que podrían servir ahora para tales procesos o para la producción
social. En las políticas de desarrollo urbano predominan fuertemente los intereses de
latifundistas urbanos particulares y de inversionistas. En caso de megaproyectos y de
un desarrollo dinámico de las ciudades se llega a otra dimensión: en gran escala
vemos aquí desalojos forzosos y reubicaciones involuntarias de familias de bajos
recursos. Tales desalojos son violaciones flagrantes de los derechos humanos.

El mercado inmobiliario está creando burbujas de especulación en momentos de


bonanza económica lo que limita fuertemente el radio de acción para proyectos
sociales. Es posible frenar y sustituir este mercado especulativo por reglamentos de
uso e impositivos, como algunos ejemplos muestran. Tenemos un conflicto entre el
derecho a la vivienda y la ciudad, con el derecho a la propiedad. Éste último, que se
toma mucho más en serio que los demás derechos, debe limitarse con criterios de
responsabilidad social, para permitir una convivencia democrática en las grandes
urbes. Es necesario frenar el mercado de suelo y limitar los derechos de lo grandes
propietarios. En cambio, podemos observar en este conflicto del derecho a la vivienda
con el derecho a la propiedad una creciente tendencia de criminalizar a los pobres por
sus ocupaciones y por la defensa de su territorio. En varias declaraciones, Miloon
Kothari ha expresado su preocupación antes de esta tendencia de criminalizar a los
pobres por sus actos de emergencia y defensa.

5. “Vivir al margen.” Vemos la expulsión de pobres a la periferia. Es el punto más


dramático del desarrollo urbano en todos los rincones del mundo. La transformación y
modernización de las ciudades parece ya no dejar lugar para habitantes de bajos
recursos en su interior. Los que no resisten, están expulsados. Es una lucha dramá-
tica y en algunos casos violenta, porque el desplazamiento destruye las posibilidades
de ingreso y las redes sociales de los habitantes afectados. Estas expulsiones masivas
suelen ser acompañados de programas de titulación en las lugares mas desfavoreci-
das y más lejanas. Las programas de titulación en estas situaciones son políticas peli-
grosas porque eternizan la marginalización de los titulados en lugares inapropiados y
difícilmente accesible. Además suelen dar la impresión que se hizo algo fundamental
en favor de los pobres y que ya no hay necesidad para políticas de desarrollo integral
del barrio. Es en última instancia la apuesta por el mercado inmobiliario, que mágica-
mente resuelve los problemas. Las consecuencias de esta mágica del mercado son –
en palabras de Miloon Kothari: “El apartheid y la segregación urbana.”

6. “Va a tardar.” Vemos la falta de servicios. Concentramos nuestro análisis en los


dos barriles de lata que se ven en la foto, es el tema del agua: Un gran porcentaje
todavía no tiene un servicio domiciliario del agua y si lo tienen, el agua no viene
siempre, a veces nunca, tiene mala calidad y se hace caro. Los que lo reciben con los
tanques de agua en estos barriles de lata, tienen que pagar cinco o diez veces más
por un litro que la clase media o los ricos con sus swimming pools y jardines exóticos.
En vez de fortalecer la administración pública para garantizar el derecho de tod@s al
agua, se nos impusieron políticas que promueven la privatización de los servicios
como el agua y desagüe, el transporte, la electricidad etc.

A los relatores les preocupan las consecuencias de estas privatizaciones. En la


mayoría de los casos el resultado es la violación de los derechos. En el caso que
vemos, se viola el derecho al agua, estrictamente relacionado con diferentes derechos
elementares: el derecho a la salud, el derecho a la vivienda adecuada, el derecho a
un ambiente sano, el derecho a la participación etc. Además del servicio, en muchos
casos se ha privatizado el recurso mismo, se privatizaron las fuentes del agua. Ya no
se puede ejercer así un control democrático sobre el uso de los recursos y de su
distribución. Desde la perspectiva de los derechos humanos es muy claro el asunto:
Hay que garantizar el acceso de todos a los recursos elementares, por ejemplo al
agua que es fundamental para la vida (– también es necesario para la pequeña
producción y la venta de alimentos etc.). En Sudáfrica hay un mínimo gratuito de
agua para cada persona de 50 litros por día, un derecho que se garantiza por la
constitución. Puede ser un ejemplo. En todo caso, las tarifas deben ser conforme a las
posibilidades de la gente, hay que establecer tarifas sociales para barrios y hogares
desfavorecidos. Este tema de las tarifas sociales para los servicios es un de los
elementos claves para la realización del derecho a la vivienda y a la ciudad.

7. “La ecología - un lujo.” La mayoría de los habitantes de las ciudades, los de


bajos recursos, viven en condiciones medio-ambientales desfavorables. Mientras que
los ricos disfruten las partes de la ciudad bien equipadas con jardines y parques y con
el aire más fresco, los barrios tugurizados del centro y los barrios populares de la
periferia nos muestran un sinfín de problemas ecológicos y ambientales. A los ricos en
sus urbanizaciones verdes les gusta presentarse típicamente como defensores de la
ecología y de los asuntos ambientales. Son orgullosos de su ambiente de buen gusto,
sus colectores solares y de su coche ecológico – sin darse cuenta de su excesivo con-
sumo de recursos. Es la ecología de lujo, estrictamente vinculado con la discrimina-
ción medio-ambiental para la mayoría. A los pobres les queda el polvo y la basura.

Al mismo tiempo, el tema de la ecología suele utilizarse como argumento en contra


de los barrios pobres y sus habitantes. En vez de hablar de una discriminación medio-
ambiental, se pone la culpa a los pobres por la degradación del medio ambiente o
porque ocupan “áreas ecológicas”. De esta manera, a la discriminación se agrega la
estigmatización. Los barrios pobres son la antitesis de la ecología y de la ciudad bo-
nita. Son lugares de basura, de violación de las reglas y del crimen. Al Relator le pre-
ocuparon estas tendencias: “… es urgente combatir la idea errónea de que los pobres
(…) que viven en los barrios de tugurios y otras zonas marginadas, son los respon-
sables de la violencia social y la degradación del medio ambiente. A decir verdad, son
las principales víctimas de estos fenómenos.” Son “discriminados (…) por ser pobres.”

8. Ahora veremos un ejemplo extremo en nuestro octavo cuadro. El cuadro viene de


Chile y se llama “La erradicación de los campamentos” o “El orden impuesto.”
Es el sueño de muchos gobiernos y no nos sorprende que el programa “Chile barrio”
empezó durante la dictadura fascista de Pinochet. El programa se amplió después de
la dictadura, se festejó como éxito y buena practica y se han copiado estas soluciones
en muchos países de América Latina y de África desde entonces. Programas que hab-
lan de “subsidios a la demanda” y en realidad dan “subsidios a la oferta”, subsidios a
las empresas de construcción, que erigen casas de mala calidad a precios elevados en
terrenos baratos afuera de todo. No hay participación. La gente tiene que irse de su
barrio, del campamento, como dicen en Chile, a estas nuevas casas, a la periferia de
la ciudad. Se destruyen las redes de autoayuda, las posibilidades de trabajo y de
producción social. Queda la exclusión y casi siempre se empeora la situación para la
gente. Esta opción por los subsidios a la industria constructora, por la erradicación de
los barrios y por una producción habitacional no participativa toma el aire a la
producción social del hábitat y de la vivienda y destruye sus potencialidades.

9. El próximo cuadro, “Los inquilinos olvidados.” trata de otro de los hechos más
preocupantes, según los relatores: es la inseguridad de tenencia para los inquilinos.
Inquilinos pobres y muy pobres no se encuentran solamente en los centros. Hay un
gran porcentaje de inquilinos o arrendatarios en los barrios populares, una realidad
que muchas veces se ignora. La inseguridad de tenencia para ellos es un resultado
lógico de políticas fijadas al modelo único de la casa unifamiliar de propiedad privada,
que se hace ciego ante de la realidad de los inquilinos en todas las partes de la
ciudad. Ya hemos escuchado que son políticas ideológicas, que tenían ya su fracaso
en los EE.UU. y en España, entre otros. Los relatores expresan su preocupación por
esta falta de políticas para proteger a los inquilinos. Políticas en favor de los inquilinos
son esenciales para la realización del derecho a la vivienda.

Los países con menos problemas de vivienda en Europa tienen un alto porcentaje de
inquilinos, una buena protección de los derechos de los inquilinos, y mantienen este
alto porcentaje de inquilinato: son Alemania, Holanda, Suecia etc. Los que optaron
por la propiedad privada como único modelo – los ejemplos más conocidos son Italia
y España – son los países que más problemas habitacionales tienen hoy en Europa.
Podríamos deducir: “más políticas de fomento a la propiedad privada, más problemas
de vivienda” o “más políticas de fomento a la propiedad privada en un sistema de
mercado, más violaciones al derecho a la vivienda.” La alternativa sería, como nos
proponen los relatores: “una combinación de enfoques, prestando la misma atención
a las diferentes posibilidades de alojamiento, desde residencias, (…) vivienda en
alquiler, cooperativas, uso compartido, etc.”. También habría que ver como podría
impulsarse la construcción de viviendas adecuadas de alquiler con buenas condiciones
de acceso, rentas limitadas y seguridad de tenencia para sus arrendatarios.

10. “La triple jornada.” Sabemos todas y todos que hay una feminización de la
pobreza y que hay desigualdad entre hombre y mujer. Sin embargo faltan políticas
para cambiar esta desigualdad y para tomar en cuenta los derechos de la mujer y su
situación especifica. No está suficiente dar a las mujeres los mismos derechos
legales. La consecuencia del papel asignada a la mujer es que ella siempre sufre más
directamente las violaciones del derecho a la vivienda en todas sus facetas. Ella tiene
que sustituir con su trabajo extra las deficiencias de la vivienda, de los servicios y del
medio ambiente. Además se violan en muchas casos sus derechos a la seguridad de
tenencia, y se viola su seguridad física. Sufre violencia en la casa, porque depende
del hombre. Sufre violencia en la calle, porque no se considera su seguridad en el
diseño del espacio público. No se hace mucho para garantizar sus derechos en la rea-
lidad cotidiana. No se ven medidas contra la imposición discriminatoria de casi todas
las consecuencias de la violación de los derechos en sus espaldas. Falta hablar sobre
la discriminación cotidiana y la triple jornada: mamá y mujer de casa, mujer jefe de
hogar y trabajadora así como mujer trabajadora social en el barrio. Hay que mirar
este papel asignada a la mujer y – por ejemplo – de la economía del cuidado: las mu-
jeres que se ocupen de los viejos, de los enfermos, de los cachorros. A su vez hay
aplausos hipócritas para las mujeres que tan bonito se ocupan de todo – sin que los
hombres o políticos que aplauden se vean forzados de cambiar algo del sobrecargo
inmenso a las mujeres. El aplauso es la cortina de humo que tapa la sobreexplotación
de la mujer en la casa, el barrio, en la economía del cuidado y en los movimientos.
La discriminación específica de las mujeres en asuntos de vivienda era una preocu-
pación constante del Relator Especial, Miloon Kothari, durante todo su mandato.
Faltan políticas específicas para superar las múltiples discriminaciones de la mujer.
Para poder superar las múltiples discriminaciones es necesario tener un sistema de
indicadores cualitativos y de sistemas adecuados de monitoreo. Falta la información
adecuada desglosada con una perspectiva de género. Y falta cambiar las actitudes.

11. “Los en la sombra.” Los que están en la sombra no se ven bien claro, y no se
toman en cuenta. En su reporte sobre el Perú, el Relator nos dice que son 13% de la
población del país que sufre una u otra forma de discapacitación. Hay una exclusión
específica de discapacitados y otros grupos vulnerables, como los de SIDA, los
ancianos etc. No se consideran sus necesidades específicas en muchos políticas y
proyectos habitacionales. En el espacio público son expuestos a obstáculos, peligros
del tráfico y agresiones. Hay que garantizarles un acceso sin obstáculos a viviendas y
edificios públicos, hay que tomar en cuenta sus necesidades específicas en las
construcciones y en el espacio público y hay que facilitar su participación en todos los
procesos y decisiones.

12. “No nos preguntaron.” Difícilmente vamos a encontrar en América Latina – o


en otro parte del mundo - decisiones que se tomaron sin participación, sin consulta o
sin un proceso democrático, si creemos en lo que nos dicen los políticos y burócratas.
La participación es obligatoria y así se cumplen formalmente algunos rituales para
hacer aparecer que sea un proceso conforme con las reglas democráticas. Si lo mira-
mos un poco más en detalle, realizamos que esta gente nos da su testimonio que
nadie les ha preguntado, antes que se hizo la decisión sobre sus asuntos. Y si les han
preguntado, no han tomado en serio lo que han dicho. Los en la administración públi-
ca nos van a explicar, confidencialmente, que el pueblo es inculto y no sabe. Enton-
ces no tiene lógica de confiar en la sabiduría popular y no tiene lógica de permitir una
verdadera participación y autodeterminación de los ciudadanos en sus asuntos.

No basta decirles a los funcionarios que se equivocan profundamente y que la gente


más humilde, como se dice lindamente, sabe muy bien lo que les afecta y lo que
necesita. No basta decir a los funcionarios, que los y las habitantes son los únicos que
pueden decidir que les gusta y que son los únicos que pueden saber que sería lo
mejor para sus intereses. Por supuesto se trata aquí en muchos casos de un conflicto
de intereses y sabemos que la arrogancia no es el único factor atrás de este rechazo
a procesos verdaderamente democráticos. Hay que insistir por lo tanto que con esta
actitud paternalista y discriminatoria se violan fuertemente los derechos humanos
fundamentales: el derecho a la participación, los derechos civiles, los derechos
culturales así como el derecho a la vivienda y a la ciudad.

Recomendaciones:

En la mirada a los cuadros ya hemos escuchado algunas recomendaciones del


Relatores, orientados en varios de sus documentos. Recomendaciones de un Relator
nunca pueden concretizar específicamente las políticas que se deben aplicar. Nos
muestran el marco de las obligaciones que nos imponen los derechos humanos. Cada
país debe desarrollar estas políticas según sus condiciones, conforme con este marco,
y deben ser por supuesto procesos democráticos, participativos e incluyentes que
definen estas políticas.

Sintetizamos algunos elementos, considerando la perspectiva de género, lo que


implica la tarea de identificar todavía en detalle las específicas necesidades de las
mujeres y de los hombres en todos estos aspectos:
1. … priorizar el mejoramiento integral de los barrios desfavorecidos … Una
tarea gigante para que se necesita movilizar recursos. Puede hacerse a través de
cambios en los presupuestos existentes de los municipios y ciudades, a través de
reformas del sistema impositivo o a través de fondos internacionales. Lo decisivo es
el carácter autogestionario e incluyente que debe ser obligatorio para este proceso.

2. … énfasis en el mejoramiento antes de la construcción en nuevo terreno …

3. ... proteger los derechos de los inquilinos ... Garantizar la protección legal de
los derechos de inquilinos y desarrollar políticas para la construcción y el
mejoramiento de viviendas de alquiler (públicas y privadas). Ejemplo de Barcelona.

4. … desarrollar políticas de acceso a la tierra … Crear reservas de tierra


comunal o público para fines de construcción social y de infraestructura comunal’

… reciclar edificios y terrenos en las partes céntricas para vivienda social …


así como se hace en Buenos Aires, México, Caracas, Sao Paulo etc.

5. … promover alternativas al modelo único de la casa propia … Permitir,


desarrollar y promover alternativas al modelo único de la casa propia
unifamiliar – con diferentes tipos de edificios y diferentes formas de tenencia, “una
combinación de enfoques, prestando la misma atención a las diferentes posibilidades
de alojamiento, desde residencias, (…) vivienda en alquiler, cooperativas, uso
compartido, etc.”

6. ... evitar la privatización de servicios esenciales como el agua, la


electricidad ...

7. … pensar la ciudad para tod@s ... Desarrollar democráticamente desde abajo


políticas integrales de desarrollo urbano de los barrios y de las ciudades, basado en
los derechos, con una amplia gama de acuerdos y propuestas.

Quiero terminar con un elemento decisivo, triste, con algo de la melancolía del Tango,
de que no hemos hablado aún. Es un elemento en que Miloon Kothari puso mucha
importancia ya en sus primeros reportes como Relator. Hablamos de la influencia de
la globalización neoliberal y de sus políticas de liberalización, desregularización y
privatización que fuertemente impactaron a todos los países de la región. Es la
política de la deuda, del FMI y de los bancos de desarrollo. Estas políticas “… han
limitado en grado variable las opciones de política monetaria y fiscal para fines
sociales, incluido el suministro de la vivienda adecuada.” Han empobrecido a las
grandes mayorías de la población y reducidos sus posibilidades de auto-ayuda
individual o colectiva. Parece que estas políticas hoy en día podrían verse como nieve
del año pasado. ¡Pero no nos equivocamos! Existe una frase famosa de Juergen
Habermas sobre el modernismo, que fácilmente puede aplicarse al neoliberalismo: «…
ha muerto pero sigue vigente.» Es evidente la crisis de las ideas neoliberales hoy
después de la crisis financiera global y la nacionalización directa o indirecta de los
bancos. Pero las ideas neoliberales todavía definen las políticas y la realidad de la
gente, como hemos visto en lo anterior. «…han muerto pero siguen vigente.» Si
vemos la miseria en el mundo y las múltiples violaciones del derecho a la vivienda y a
la ciudad, es en gran parte culpa de estas políticas. Peter Marcuse, profesor en Nueva
York, lo expresó así: “no demos la culpa a los payasos de la vivienda, si los
verdaderos cretinos son los que nos imponen la política financiera.”

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