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APUNTES PARA LA ELABORACIÓN DE EL ENSAYO

ACADÉMICO

El Diccionario de la Lengua Española, define la palabra ensayo


como “Acción y efecto de ensayar. Escrito en el cual un autor
desarrolla sus ideas sin necesidad de mostrar el aparato erudito.
Género literario al que pertenece este tipo de escrito. Operación por
la cual se averigua el metal o metales que contiene la mena, y la
proporción en que cada uno está con el peso de ella”.
Sin embargo, el verdadero ensayista no cumple con lo anterior,
pues no escribe para probar, tampoco lo hace para no terminar y
volver a comenzar, sino que por el contrario, produce textos con
firmeza, comienza y termina sin pensar si sirve o no lo escrito, el
laboratorio es su experiencia de vida y lecturas, además de su
propia individualidad.

Actualmente, existen diversas posiciones en cuanto a si el ensayo


es por esencia literario o no, ahora bien, ante esta dicotomía lo que
sí se puede afirmar es que su campo de acción es
extraordinariamente amplio, pues, posee características muy
particulares dentro de su composición que permiten brindar al
escritor fisonomía propia, es decir, sus ideas pueden ser abordadas
desde lo estético hasta lo propiamente didáctico y pueden ser
organizadas desde la exquisita sensibilidad del autor hasta la
conjugación de elementos didácticos-científicos.

Asimismo, ante la búsqueda de concretar con exactitud una


definición del ensayo, se han propuesto algunas afirmaciones:
“El ensayo es un tipo de composición, generalmente breve, en
prosa literaria, que expone sin rigor sistemático, pero con honduras,
madurez y emotividad peculiares una interpretación personal sobre
modalidades libremente seleccionadas de temas científicos,
filosóficos o artísticos (Manuel Gayol Fernández).
“Es una composición en prosa; su naturaleza es interpretativa, pero
muy flexible en cuanto a métodos y estilo, sus temas variadísimos,
los trata el autor desde un punto de vista personal; la extensión
aunque varía, permite por lo común que el escrito se lea de una
vez; revela, en fin, las modalidades subjetivas del escritor (Medardo
Vitier).
“Escrito generalmente breve, sin el aparato ni la extensión que
requiere un tratado completo sobre la misma materia (Diccionario
de la Real Academia).

Parte del compromiso del escritor cuando se dispone a escribir un


ensayo, consiste en pensar profundamente en el tema elegido,
explorar en su conciencia juicios claros e impresiones que nunca
antes había imaginado. A partir de ese proceso reflexivo,
acompañado de la investigación, el autor debe estar en la
posibilidad de expresar sus propias ideas, estructuradas en forma
ordenada, sin limitarse a ofrecer un resumen del tema. Entonces, un
ensayo debe contener el análisis, interpretación o evaluación de
cierto tópico.

Entre los elementos que necesariamente deben cumplirse al


desarrollar un ensayo, se pueden nombrar los siguientes: Proponer
contenido de interés y bien documentado, uso de una
argumentación apropiada y bien organizada y correcto empleo del
discurso, además del cuidado de la cohesión y coherencia de las
ideas, sin dejar de lado a los aspectos formales de la escritura.
Quien escribe debe tener presente que lo hace para un lector.

Estructura básica de un ensayo

Realmente no existe un orden esquemático riguroso que deba


ser impuesto al escritor para la producción de un ensayo, sin
embargo, es importante aliarse con un orden y método, pues,
es necesario utilizar un sistema que permita un desarrollo
conveniente, tanto para el escritor como para el lector; el
escritor para hacer llegar sus ideas y el lector para
comprenderlas. De allí, que se deba cuidar la exposición de
éstas y que al mismo tiempo permitan al ensayista actuar y
mostrarse con libertad y propiedad. Una estructura sencilla
puede ser: introducción, exposición y conclusiones.
En la introducción, el ensayista pone de manifiesto el tema
desarrollado, su importancia, la orientación y finalidad del
trabajo. Es decir, se ilustra al lector todo aquello que permita
contextualizarlo con la temática del ensayo.
En la exposición, el escritor se atreve a realizar todo lo relativo
a afirmaciones argumentadas y sustentadas, análisis,
comparaciones, críticas, apreciaciones. Es la parte donde el
autor da a conocer todo el acervo de conocimientos que posee
acerca del tema, llevando de la mano al lector a través del
pensamiento, conocimientos y originalidad.
En las conclusiones, el autor enuncia sus propias opiniones y
particulares reflexiones finales después de realizar ese gran
recorrido de análisis y críticas acerca del tema planteado.

En fin, escribir un ensayo requiere de un gran dominio acerca de un


tema dar a conocer opiniones y puntos de vista, pero sustentados
de manera organizada y formal.

TOMADO DE: Lenguharas.blogspot.com


ESCOGER UNA DE LAS CINCO (5) PROPUESTAS
PARA ELABORAR SU ENSAYO:
1.- En qué momento histórico se constituye una
disciplina que se puede llamar pedagogía. Es
decir, cuándo y en qué forma se define su objeto.

2.- Analizar hasta qué punto ciertos discursos


sobre la educación más o menos sistematizados
pertenecientes a Platón y Quintiliano
corresponden a una pedagogía o a una filosofía o
política de la educación.

3.- Caracterizar y analizar, en términos de la


constitución de un discurso pedagógico, la
situación que se presenta en la práctica
educativa antes del siglo XVII, es decir, antes de
la publicación de la obra Didáctica Magna de
Comenio (en la edición príncipe de las obras
didácticas completas hecha en Ámsterdam en
1657).

4.- Estudiar los determinantes históricos y


científicos que provienen del desarrollo de las
ciencias positivas transformándolas en un
cuerpo de conocimientos cada vez más
específicos, elaborados y sistemáticos donde se
cuenta con todos los procedimientos y técnicas
propios de la ciencias modernas, lo mismo que
de un complejo sistema interdisciplinario donde
la pedagogía juega el papel de saber
determinante.

5.- Analizar las distintas características


metodológicas en términos de los sistemas o
métodos pedagógicos generales. A lo largo del
desarrollo de la pedagogía se ira constituyendo
un saber enriquecido por el que enseñar y por el
cómo enseñar. Esto es permitido y apoyado por
el descubrimiento de las leyes psicopedagógicas
del aprendizaje, los avances de la medicina y de
la psicología de la educación.

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