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Dentro de la nueva cultura empresarial basada en la ética y la justicia social, se hace referencia al
oportuno reconocimiento laboral, como uno de los factores motivantes del desempeño laboral y
pilar básico de la equidad organizacional.
Esta filosofía busca mejorar la dignidad del trabajador, elevar su sentido de pertenencia o mística
personal, cultivarlo y adelantar un efectivo programa de humanización del trabajo que conlleve a
generar procesos y resultados con calidad total, por encima del costo y la eficiencia.
No hay que olvidar que los colaboradores son, ante todo, seres humanos primero y empleados
después, es así que el respeto en el trato de los subordinados es fundamental dentro de las
relaciones humanas, a fin de optimizar el clima laboral.
El escritor y conferencista Gonzalo Gallo González afirmaba recientemente respecto al clima laboral
que 'la misión de un buen líder, gerente o empresario es crear una atmósfera respirable y acogedora
en el ambiente de trabajo. Su prioridad es impulsar estrategias que integren y faciliten un entorno
agradable y positivo, lleno de humanismo y satisfacción.'
El humanista y psicólogo newyorkino, Abraham Harold Maslow, ubica al reconocimiento (en su
pirámide de jerarquías) dentro de las necesidades ineludibles de ego o autoestima, llamadas de
carácter superior, en las cuales todo ser humano necesita atención, dignidad, ser apreciado,
identificado, reconocido y valorado por otras personas dentro de su grupo social; de igual manera
se incluye la autovaloración, la auotestima y el respeto a sí mismo,
En este contexto la misión actual de la Gerencia del Talento Humano se enfoca básicamente hacia la
formación individual (Efecto Pigmalión), el desarrollo de la personalidad, la capacitación continua, el
fortalecimiento y potencialización de las capacidades del personal, con el fin de hacerlo crecer
profesionalmente, remunerarlo de manera equitativa, redireccionarlo y hacerlo más exitoso y
competitivo en un medio cambiante y competido.
Para el efecto, se requiere tener necesariamente un pensamiento sistémico y una visión clara del
entorno, como afirma el profesor e investigador Peter Senge en su libro 'La Quinta Disciplina', una
disposición al cambio y una apertura mental para implementar planes de incentivos eficaces, tanto a
nivel grupal como individual.
El recompensar adecuadamente a los colaboradores no solamente por su experiencia y
conocimientos, sino por su iniciativa y dedicación, es bién importante, así como facilitarles el
desarrollo de una carrera multidireccional dentro de su entidad (como usualmente sucede en el
sector financiero), promocionarlos y establecer acertadas políticas de compensación, posibilita su
proyección, satisface sus necesidades primarias y le da seguridad ante los riesgos y el futuro
imprevisible.
Los subordinados o colaboradores siempre van a agradecer el reconocimiento laboral que les sea
brindado, los buenos jefes lo saben, por lo que es fndamental generarles valor a todos los
colaboradores de la organización, no solo a sus accionistas.
Roberto Monti, destacado CEO argentino y ganador del premio BRAVO de Negocios de Latin Trade
en 1998, expresaba recientemente en un artículo titulado 'Claves para la Gestión' que para hacer las
compañías más fuertes y eficientes, de debía tener muy en cuenta entre otros aspectos el
reconocimiento laboral.
Afirmaba, 'Los logros importantes deben reconocerse mediante mecanismos como aumentos de
salario, bonificaciones por rendimiento, participación accionaria, ascensos y demás, siempre a su
debido tiempo. El reconocimiento verbal es importante, pero debe ser acompañado de un premio
significativo. En resumen, alabe al empleado pero recompénselo también.' Y agregaba, que esto le
permite a los empleados 'agregar valor a su tarea, mejorar su competitividad y visualizar sus
perspectivas de avance personal.'
En este sentido, no hay que olvidar que el desarrollo integral y armónico del hombre y su empresa
deben ser dos procesos paralelos, pero guiados por una única visión, que lleve a la búsqueda de la
eficiencia y la excelencia individual y necesariamente al logro de un mayor bienestar y al
mejoramiento de la calidad de vida laboral (Quality of Work Life).
Este otorgamiento de valor agregado a las personas con el fin de permitirles su evolución y
proyección, se traduce en mejores ingresos y progreso que van a trascender a su núcleo familiar, a
la vez que va encaminado al cumplimiento de la misión, los lineamientos estratégicos, objetivos y
metas de la organización, con el fin de hacerla más sostenible, productiva y competitiva.
En la búsqueda de la eficiencia de las empresas, el modelo de gestión por competencias hace
alusión al talento humano, al capital social (no a un simple recurso o factor de producción al que se
retribuye periódicamente), como el principal activo al cual es necesario retener, valorar, mejorar y
empoderar para hacerlo cada día más rentable, creativo e innovador.
Este estímulo permanente, identificación y participación dinámica en el desarrollo de la gente
conlleva amplios beneficios para las dos partes, entre los cuales se cuentan:
1. Incrementa el compromiso laboral y personal del ser humano, a la vez que convierte la empresa en
un lugar afable para vivir y trabajar.
2. Eleva la moral, la autoestima y disposición de la fuerza de trabajo
3. Optimiza la relación jefe-colaborador y el comportamiento grupal, mejorando el ambiente de
trabajo.
4. Mejora las actitudes comunicacionales y las relaciones humanas.
5. Contribuye al mejoramiento de los procesos de trabajo.
6. Ayuda a elevar la calidad de la producción de la fuerza de trabajo
7. Fomenta la confianza, la posición asertiva y la adopción de actitudes positivas.
8. Estimula al trabajador en la toma de decisiones, manejo de conflictos y solución de problemas de
manera ágil y acertada.
9. Brinda salud mental y estabilidad emocional al servidor.
10. Incrementa el nivel de satisfacción con el empleo y reduce el inconformismo, alentando la
cohesión de los equipos de trabajo.
El desarrollar al hombre es la mejor inversión de las entidades a largo plazo, ya que disponen de
talento humano altamente calificado, de riqueza intelectual y por ende aseguran su éxito. Dejar que
este cambio ocurra por la fuerza es un conformismo infundamentado; dirigir el cambio es parte
esencial de la dirección estratégica. Cambiar por cambiar sin experimentar mejoría, no tiene sentido.
Peter Drucker afirma: 'Un objetivo, una meta, un blanco, sirven para determinar la acción de hoy y
obtener el resultado del mañana'.
Autor:
Jose Alcibiades Guerra Parada
corresponsal62@hotmail.com
Economista, Especialista en Administración Financiera y Alta Gerencia.
Bogotá, D.C., Colombia.