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POLICÍA NACIONAL

ESCALA BÁSICA

TEMA 2
TEMA
2
La Constitución Española (i): estructura y
caracteres de la Constitución Española de 1978.
Los valores de la Constitución. Los principios
del régimen constitucional: estado democrático,
estado de derecho, estado social, monarquía
parlamentaria y estado autonomista.
Los derechos y deberes fundamentales
establecidos en la Constitución: especial
referencia a los derechos fundamentales y
libertades públicas así como a las garantías
de los mismos y a la suspensión de derechos
y libertades. El Defensor del Pueblo
POLICÍA NACIONAL. ESCALA BÁSICA 
LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA (I)

1. LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA: ESTRUCTURA Y


CARACTERES DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978
Con carácter general la Constitución es el texto normativo fundamental, “la ley de le-
yes”, cuya finalidad es regular el comportamiento político del Estado y de los órganos que
lo componen, estableciendo las normas por las que se gobierna el pueblo.
SÁNCHEZ AGESTA la define como: “norma escrita, codificada, de carácter supremo
dentro del ordenamiento y que sirve de base para la convivencia de los ciudadanos y los
poderes públicos”.
La “Carta Magna” supone una garantía contra cualquier extralimitación o abuso de los pode-
res públicos, al proteger no sólo los derechos individuales sino también las libertades públicas.
La actual Constitución Española es la primera que se consigue por “consenso” de las
fuerzas políticas que tenían entonces representación parlamentaria, y que posteriormente
fue aprobada en referéndum por abrumadora mayoría del pueblo español; pero su historia
se venía fraguando desde la proclamación de D. JUAN CARLOS I DE BORBÓN como Rey de
España, y una vez que se hubo superado el estancamiento que supuso el primer Gobierno
de la Monarquía presidido por Carlos ARIAS NAVARRO, al ser sustituido por Adolfo SUÁREZ,
quien con una innegable habilidad política, no exenta de riesgos ante los poderes fácticos
del régimen anterior, dio un espectacular impulso reformista a través de la Ley para la
Reforma Política de 4 de enero de 1977 (ya superada y derogada), que consiguió esta-
blecer las bases para el advenimiento de un sistema democrático, desembocando todo ello
en las elecciones generales del 15 de junio de 1977.
Así se llevó a cabo y tras las citadas elecciones de 1977, y establecidas las Cortes
Generales que de ellas resultaron, se creó una Ponencia Constitucional (integrada por Ga-
briel CISNEROS LABORDA, Manuel FRAGA IRIBARNE, Miguel HERRERO Y RODRÍGUEZ DE
MIÑÓN, Gregorio PECES-BARBA MARTÍNEZ, José-Pedro PÉREZ-LLORCA y RODRIGO, Miguel
ROCA JUNYENT y Jorge SOLÉ TURA), con la exclusiva finalidad de redactar un proyecto de
Constitución. Después de las correspondientes fases de elaboración y estudio, previamente
en el Congreso y luego en el Senado, se terminaron los trabajos del proyecto de ley consti-
tucional, y el 31 de octubre de 1978, Congreso y Senado aprueban, por separado, el texto
definitivamente redactado. El día 6 de diciembre de 1978 se somete a la aprobación del
pueblo español mediante referéndum nacional, y fue sancionada por el Rey el día 27 de
ese mismo mes, ante las Cortes Generales reunidas en sesión conjunta. Se publicó en el
Boletín Oficial del Estado el 29 de diciembre y entró en vigor ese mismo día.

1.1. Estructura
Consta de un Preámbulo, 169 artículos, 4 Disposiciones Adicionales, 9 Transitorias,
1 Derogatoria y otra Final. Los artículos se distribuyen en un Título Preliminar y otros diez
Títulos más bajo distintos epígrafes que iremos estudiando.
– El Preámbulo, es una auténtica exposición de los principios ideológicos que ins-
piran la Constitución, no tiene en sí carácter de norma jurídica porque no forma
parte del articulado, pero ya establece el espíritu democrático, liberal y protector
del bienestar de los españoles.

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– Dentro del articulado pueden distinguirse:


a) Una Parte Dogmática, que comprende los principios inspiradores (Título Pre-
liminar), que trata del Estado Español, de la soberanía, unidad de la Nación y
derecho a la autonomía, lenguas, y otras características de nuestra estructura
política y organización social, continuando con los derechos y deberes funda-
mentales y su ejercicio, los principios de política social y económica y la garan-
tía de los derechos y su suspensión, llegando hasta el art. 55 (Título I), y
b) Una Parte Orgánica, en la que se establecen los principales órganos del Esta-
do y se señalan sus funciones.
– Además del Título Preliminar, los diez restantes Títulos que integran la Consti-
tución son los siguientes:
* Título I. De los derechos y deberes fundamentales.
* Título II. De la Corona.
* Título III. De las Cortes Generales.
* Título IV. Del Gobierno y de la Administración.
* Título V. De las relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales.
* Título VI. Del Poder Judicial.
* Título VII. Economía y Hacienda.
* Título VIII. De la Organización Territorial del Estado.
* Título IX. Del Tribunal Constitucional.
* Título X. De la Reforma Constitucional.

1.2. Caracteres
Entre las características de nuestra Constitución pueden señalarse las siguientes:
– Extensa, fruto de su pragmatismo y dificultad en su elaboración.
– Popular, aprobada por el Pueblo mediante referéndum.
– Normativa, escrita y detallada en sus normas de Derecho.
– Rígida, es decir, de difícil modificación.
– Consensuada, resultado del acuerdo de las distintas fuerzas políticas que la ela-
boraron.
– Monárquica, con el Rey como Jefe del Estado.
– Democrática, así lo proclama en su art. 1º: “España se constituye en un Estado
social y democrático de Derecho”.

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– Derivada, por la influencia que han tenido sobre su contenido otras Constituciones
históricas, sin olvidar textos internacionales como la Declaración Universal de De-
rechos Humanos (París, 10 de Diciembre de 1948), y el Convenio Europeo para la
Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (Roma, 4
de Noviembre de 1950), como más importantes.

2. LOS VALORES DE LA CONSTITUCIÓN

Los valores contemplados en nuestra Constitución, los recoge el Preámbulo de la


misma, resumidos muy acertada y claramente por el Profesor R. TAMAMES, en su obra
Introducción a la Constitución Española, cuyo camino seguimos a continuación.
El Preámbulo es el pórtico de la Constitución, y a pesar de no tener carácter normativo,
confiere a nuestra Ley de Leyes todo su sentido de largo alcance, como instrumento para
la transformación de la sociedad y el Estado. Este Preámbulo comienza por destacar cuál
es el sujeto, el autor colectivo de la Constitución: la Nación Española. Seguidamente
se fijan los objetivos globales; que de inmediato recoge el artículo 1.1, cuando enuncia:
“España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como
valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y
el pluralismo político”.
Los referidos objetivos aspira a convertirlos en realidad creando un marco de relaciones
internas e internacionales con las siguientes características:
– Convivencia democrática, como posibilidad de vivir todos en paz unos con otros,
dentro de un orden económico y social justo, conducente a disminuir la desigual-
dad, y que preste atención a las justas aspiraciones de una vida desahogada, sin
los agobios de la miseria y la pobreza.
– Estado de Derecho, que asegure el imperio de la ley como conjunto de reglas a
respetar, sin diferencias ni discriminaciones provenientes de privilegios injustifica-
bles, y de tal modo que la infracción de la norma sea objeto de correctivo.
– Principios de convivencia, que se manifiesta también a nivel de los pueblos de
España que colectivamente tienen derecho al respeto de sus culturas y tradiciones,
lenguas e instituciones, erradicándose definitivamente cualquier sentimiento de
opresión.
– El progreso de la cultura que es la propia garantía de la libertad. No puede haber
verdadera libertad sin cultura, sin contar con todo un acervo de conocimientos, sin
saber cuales son los propios derechos.
– La calidad de vida, que en una lectura amplia significa además de la defensa del
medio ambiente, la conservación de la naturaleza para las generaciones venideras.
– El establecimiento de una sociedad avanzada, que significa la presencia del
pueblo en todos los centros en los que se adoptan decisiones que afectan a su vida
cotidiana y a su futuro.

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Y por último, el propósito de mantener relaciones pacíficas con todos los pueblos
de la Tierra, que viene a ser una renuncia expresa a cualquier forma de imperialismo,
tratando de resolver los conflictos por la vía de la negociación y no de la confrontación, con
acuerdos en común en el marco general de las Naciones Unidas.

3. LOS PRINCIPIOS DEL RÉGIMEN CONSTITUCIONAL:


ESTADO DEMOCRÁTICO, ESTADO DE DERECHO, ESTADO
SOCIAL, MONARQUÍA PARLAMENTARIA Y ESTADO
AUTONOMISTA

El concepto de nuestro Estado lo fija el art. 1º de la CE, cuando dice:

1. “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propug-


na como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la
igualdad y el pluralismo político”.

2. “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan todos los po-
deres del Estado”.

3. “La forma política del Estado Español es la Monarquía parlamentaria”.

La organización política de España queda pues configurada como un Estado social y


democrático de Derecho, y en efecto es:

– Social, porque priman los intereses de la sociedad sobre los del grupo. Es Estado
social aquél que garantiza la libertad y aspira a conseguir fundamentalmente el
bienestar de todos los ciudadanos. Surge frente al Estado liberal decimonónico que
hacía de la defensa de la libertad el centro del ordenamiento jurídico, suprimiendo
todas las actividades estatales que pudieran lesionar el derecho a la libertad. El
Estado social interviene en el sistema socioeconómico tratando de conseguir un
mejor nivel de vida para los ciudadanos y una mayor igualdad entre ellos.

– Democrático, porque aspira a que siempre prevalezcan las decisiones del pue-
blo. La palabra “democracia” significa precisamente que el poder reside en el
pueblo (“Demos” = pueblo, “cracia” = poder). El Estado democrático es aquél
en el cual los ciudadanos intervienen en las tareas de Gobierno a través de unos
representantes libremente elegidos por ellos para que puedan gobernar en su
nombre.

– Estado de Derecho, porque la democracia ha de estar enmarcada dentro del


Derecho. No puede haber democracia sin el reconocimiento de los derechos de
todos, respetando la opinión de las minorías, de manera que sus ideas puedan ser
expuestas libremente frente a la mayoría. El Estado de Derecho supone la sumisión
del Estado al Derecho, y el poder estatal está limitado por el ordenamiento jurídico,
que le obliga a respetar ciertos ámbitos de la vida personal y social del individuo,
en los que el Estado no puede inmiscuirse.

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Al analizar la composición política de nuestro Estado comprobamos que, de acuerdo


con la teoría de la división de poderes de MONTESQUIEU, éstos están integrados en tres
Órganos distintos y diferenciados: el Gobierno, que representa el Poder Ejecutivo; el Parla-
mento, al Poder Legislativo, y el Poder Judicial, integrado en los Órganos de la Justicia. Y por
último, como símbolo de la unidad del Estado, la figura del Rey, que también está sometido
a la norma constitucional.

La Monarquía parlamentaria y Estado autonomista

Ya hemos mencionado como la Constitución establece que “la forma política del Estado
Español es la Monarquía parlamentaria”.

Dentro de las llamadas “Monarquías limitadas” se encuentra la Monarquía constitu-


cional que es aquella en la que los poderes del Monarca están definidos en una Ley o
Constitución, a la cual debe someterse el propio Soberano. A su vez, dentro de la Monar-
quía constitucional, la forma más generalizada es la Monarquía parlamentaria en la que “el
Rey reina pero no gobierna”. El Rey, por tanto, aparece como una figura simbólica, cuyas
funciones señalan la CE, en su Título II, “De la Corona”, que abarca los arts. 56 a 65, y
que pasamos a estudiar:

Con referencia al Estado de las Autonomías o Estado Autonomista, haremos una breve
referencia siguiendo el camino trazado por el Profesor Tamames en su estudio constitucio-
nal ya mencionado, quien dice que el Título VIII (De la organización territorial del Estado),
fue el más discutido por la Ponencia antes de salir a la luz, y que sin duda el que quedó
menos claro al representar un paso verdaderamente decisivo que significó el paso de un
Estado unitario y centralista al nuevo Estado de las Autonomías, que algunos entienden
como una etapa intermedia en el camino hacia el federalismo.

La autonomía que a los tres niveles de “Municipio”, “Provincia” y “Comunidad Autóno-


ma” se garantiza en la Constitución, es el reconocimiento del derecho al autogobierno, a la
dirección de los propios asuntos en el horizonte local, provincial o regional, de forma que
en vez de centralismo haya descentralización; y para que en vez de meros súbditos de un
poder absorbente, los españoles puedan considerarse ciudadanos con grado de participa-
ción en el poder político más o menos amplios, según su ámbito.

La organización del nuevo Estado de las Autonomías no puede ser origen de situacio-
nes de insolidaridad y de nuevos desequilibrios que se agreguen a los existentes entre una
España comparativamente desarrollada y una España menos favorecida.

Del nuevo marco autonómico, nadie debe obtener ventajas especiales que vayan
contra la equidad, correspondiendo al Estado (al conjunto de los poderes públicos), la
obligación de velar para que tales situaciones no se produzcan. Se trata con especial
consideración el “hecho insular”, respetando la autonomía de los Cabildos Canarios y
los Consejos Baleares y reconociendo la autonomía ya existente en otro tiempo, concre-
tamente los derechos de los territorios forales (Álava y Navarra, aparte de la recupera-
ción de ese carácter por Vizcaya y Guipúzcoa que perdieron sus Diputaciones Forales en
1937), actualizándolos y haciéndolos más realistas (lo que los navarros llaman “amejo-
ramiento de fuero”).

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4. LOS DERECHOS Y DEBERES FUNDAMENTALES


ESTABLECIDOS EN LA CONSTITUCIÓN: ESPECIAL REFERENCIA
A LOS DERECHOS FUNDAMENTALES Y LIBERTADES PÚBLICAS
ASÍ COMO A LAS GARANTÍAS DE LOS MISMOS Y A LA
SUSPENSIÓN DE LOS DERECHOS Y LIBERTADES

4.1. Especial referencia a los derechos


fundamentales y libertades públicas

Los derechos y deberes fundamentales se contemplan en el Título I de la Constitución,


con el contenido que pasamos a analizar.
Derechos de la persona. Dice el art. 10:
1. “La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre
desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son
fundamento del orden político y de la paz social”.
2. “Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Cons-
titución reconoce, se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal
de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas
materias ratificados por España”.
Como vemos es una declaración de carácter general, basada en el respeto a los de-
más y a la dignidad de cada persona como pilar fundamental de la convivencia, todo
ello teniendo como referencia la citada Declaración de Derechos Humanos, cuya ob-
servancia nos integra entre los países más tolerantes y avanzados en esta materia.
Nacionalidad. La recoge el art. 11, CE:
1. “La nacionalidad española se adquiere, se conserva y se pierde de acuerdo con lo
establecido por la ley”.
2. “Ningún español de origen podrá ser privado de su nacionalidad”.
3. “El Estado podrá concertar tratados de doble nacionalidad con los países iberoame-
ricanos, o con aquellos que hayan tenido o tengan una particular vinculación con
España. En estos mismos países, aun cuando no reconozcan a sus ciudadanos un
derecho recíproco, podrán naturalizarse los españoles sin perder su nacionalidad de
origen” (Nos remitimos al detallado estudio sobre nacionalidad hecho en el Tema 1).
Mayoría de edad. Contemplada en el art. 12, CE: “Los españoles son mayores de
edad a los dieciocho años” (También se ha estudiado pormenorizadamente en el Tema 1).
Derechos de los extranjeros. La CE, los trata en el art. 13:
1. “Los extranjeros gozarán en España de las libertades públicas que garantiza el pre-
sente Título en los términos que establezcan los tratados y la ley”.

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Es ciertamente así puesto que, en principio, la Constitución les garantiza esos dere-
chos igual que a los nacionales, como ya reguló la Ley Orgánica 7/85, de 1 de julio,
y sus numerosas modificaciones posteriores, sobre derechos y libertades de los ex-
tranjeros.

2. “Solamente los españoles serán titulares de los derechos reconocidos en el artículo


23 (Derecho de participación en los asuntos públicos), salvo lo que, atendiendo a
criterios de reciprocidad, pueda establecerse por tratado o ley para el derecho de
sufragio activo en las elecciones municipales”.

Hay que recordar aquí la reforma constitucional de 27 de agosto de 1992, por la


que se admitió el sufragio pasivo en las elecciones municipales y al Parlamento
Europeo, a los ciudadanos comunitarios residentes en una localidad española,
con motivo de nuestra adhesión a la Unión Europea, a través del Tratado de
Maastricht.

3. “La extradición sólo se concederá en cumplimiento de un tratado o de la ley, aten-


diendo al principio de reciprocidad. Quedan excluidos de la extradición los delitos
políticos, no considerándose como tales los actos de terrorismo”.

4. “La ley establecerá los términos en que los ciudadanos de otros países y los apátri-
das podrán gozar del derecho de asilo en España”.

La extradición pasiva fue regulada por Ley 5/85, de 25 de marzo, y el derecho de asilo
por la 5/84, de 26 de marzo, modificada por la 9/94, de 19 de mayo, y otras posteriores.

Igualdad ante la Ley. En el art. 14, CE, se confirma el principio de igualdad de to-
dos los españoles ante la ley, y así: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda
prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o
cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.

Derecho a la vida y a la integridad física y moral. El derecho a la vida, está conside-


rado como el más fundamental de todos los derechos, por ello el art. 15, CE, dice: “Todos
tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan
ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la
pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de
guerra” (En este último caso también hoy abolida).

Derecho a la libertad ideológica, religiosa y de culto. Este art. 16, CE, garantiza el
principio de libertad de creencias en su triple vertiente:

1. “Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las co-
munidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el
mantenimiento del orden público protegido por la ley”.

2. “Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias”.

3. “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuen-
ta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes
relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.

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Derecho a la libertad y a la seguridad. Especial importancia reviste para los miem-


bros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad el art. 17 de la CE, que consagra el derecho
a la libertad y seguridad personal, cuyo texto es:
1. “Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad. Nadie puede ser privado
de su libertad, sino con la observación de lo establecido en este artículo y en los
casos y en la forma previstos en la ley”.
2. “La detención preventiva no podrá durar más del tiempo estrictamente necesa-
rio para la realización de las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los
hechos, y, en todo caso, en el plazo máximo de setenta y dos horas, el detenido
deberá ser puesto en libertad o a disposición de la autoridad judicial”.
También con ciertas matizaciones por la gravedad de la materia, la Ley Orgánica
4/1988, de 25 de mayo, contra la actuación de bandas armadas y elementos
terroristas, añadió a la Ley de Enjuiciamiento Criminal el artículo 520.bis.1, pre-
ceptuando que podrá prolongarse la detención el tiempo necesario para los fines
investigadores, hasta un límite máximo de otras cuarenta y ocho horas siempre
que se solicite al Juez, mediante comunicación motivada, dentro de las primeras
cuarenta y ocho horas de la detención y éste, lo autorice en las veinticuatro horas
siguientes. Luego en estos casos la detención podrá durar como máximo
cinco días.
3. “Toda persona detenida debe ser informada de forma inmediata, y de modo que le
sea comprensible, de sus derechos y de las razones de su detención, no pudiendo
ser obligada a declarar. Se garantiza la asistencia de abogado al detenido en las
diligencias policiales y judiciales, en los términos que la ley establezca”.
4. “La ley regulará un procedimiento de “habeas corpus” para producir la inmediata
puesta a disposición judicial de toda persona detenida ilegalmente. Asimismo, por
ley se determinará el plazo máximo de la prisión provisional”.
Derecho a la intimidad y a la inviolabilidad del domicilio. El art. 18 CE, dice:
1. “Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia
imagen”.
El derecho al honor protege a las personas contra las ofensas de que puedan ser
objeto por parte de otras. El derecho a la intimidad consiste en poder estar aparta-
do de la observación de los demás sin que nadie se entrometa en las cosas íntimas
y personales de su vida. El derecho a la propia imagen significa que sin consenti-
miento del interesado nadie puede utilizar su figura.
2. “El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin con-
sentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito”.
Este mandato constitucional salvaguarda la intimidad, y sólo en el excepcional caso
de que en un domicilio se esté delinquiendo, esa inviolabilidad puede quebrantarse
en favor del cumplimiento de la ley; salvedad hecha de tratarse de bandas armadas
o elementos terroristas, que nos remite al procedimiento expresado en el artículo
553 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

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3. “Se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales,


telegráficas y telefónicas, salvo resolución judicial”.
Por sus efectos policiales, y respecto a la intervención de las comunicaciones,
hemos de citar los apartados 3 y 4 del artículo 579 de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal que dicen así:
Art. 579.3. “El Juez podrá acordar, en resolución motivada, por un plazo de
hasta tres meses, prorrogable por iguales períodos, la observación de las co-
municaciones postales, telegráficas o telefónicas de las personas sobre las que
existan indicios de responsabilidad criminal, así como de las comunicaciones
de las que se sirvan para la realización de sus fines delictivos”.
Art. 579.4. “En caso de urgencia, cuando las investigaciones se realicen para
la averiguación de delitos relacionados con la actuación de bandas armadas o
elementos terroristas o rebeldes, la medida prevista en el número 3 de este ar-
tículo podrá ordenarla el Ministerio del Interior o, en su defecto, el Director de la
Seguridad del Estado, comunicándolo inmediatamente por escrito motivado al
Juez competente, quien, también de forma motivada, revocará o confirmará tal
resolución en un plazo máximo de setenta y dos horas desde que fue ordenada
la observación”.
4. “La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad per-
sonal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos”.
Luego a modo de resumen podemos decir que, a título individual y en relación con
las actuaciones de bandas armadas o elementos terroristas, se podrá acordar la sus-
pensión de la duración máxima de 72 horas de la detención (art. 17.2 CE), el derecho a
la inviolabilidad del domicilio (art. 18.2, CE), y al secreto de las comunicaciones; todo ello
bajo la regulación que ya hemos mencionado.
Derecho a la libertad de residencia y circulación. Dice el art. 19, CE: “Los espa-
ñoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional.
Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente de España en los términos que la ley
establezca. Este derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o ideológicos”.
Consagra la Constitución el derecho de que cada persona viva donde prefiera y que pueda
viajar libremente sin ningún tipo de restricciones. Respecto al derecho de entrar y salir de Es-
paña, sólo puede limitarse si concurren determinadas circunstancias, como las derivadas de la
seguridad del Estado, la protección del orden público, sanitarias en caso de epidemias, etc.
Derecho a la libertad de expresión. Este derecho aparece recogido en el art. 20,
CE, que dice:
1. “Se reconocen y protegen los derechos:
a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante
la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
b) A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
c) A la libertad de cátedra.

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d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de


difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto
profesional en el ejercicio de estas libertades”.
2. “El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de cen-
sura previa”.
3. “La ley regulará la organización y control parlamentario de los medios de comuni-
cación social dependientes del Estado o de cualquier ente público y garantizará el
acceso a dichos medios de los grupos sociales y políticos significativos, respetando
el pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de España”.
4. “Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este
Título, en los preceptos de las leyes que lo desarrollan y, especialmente, en el de-
recho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y
de la infancia”.
5. “Sólo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios
de información en virtud de resolución judicial”.
Por su interés policial y en relación con el tema de la intervención de las comunicacio-
nes, debemos mencionar la Ley Orgánica 2/1984, de 26 de enero, reguladora del “Derecho
de Rectificación” que dice:
Art. 1.º “Toda persona, natural o jurídica, tiene derecho a rectificar la información
difundida, por cualquier medio de comunicación social, de hechos que le aludan,
que considere inexactos y cuya divulgación pueda causarle perjuicio.
Podrán ejercitar el derecho de rectificación el personal aludido o su representante
y, si hubiese fallecido aquél, sus herederos o los representantes de éstos”.
Art. 2.º “El derecho se ejercitará mediante la remisión del escrito de rectificación
al director del medio de comunicación dentro de los siete días naturales siguientes
al de la publicación o difusión de la información que se desea rectificar, de forma
tal que permita tener constancia de su fecha y de su recepción.
La rectificación deberá limitarse a los hechos de la información que se desea rec-
tificar. Su extensión no excederá sustancialmente de la de ésta, salvo que sea
absolutamente necesario”.
Derecho de reunión y manifestación. El derecho de reunión es aquél que tiene toda
persona de agruparse con otras, en un lugar determinado y con una finalidad concreta. Se
regula este derecho en el art. 21 de la CE, cuando dice:
1. “Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este dere-
cho no necesitará autorización previa”.
2. “En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se
dará comunicación previa a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando exis-
tan razones fundadas de alteración del orden público con peligro para personas o
bienes”.

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El derecho de reunión se ha regulado por LO 9/1983, de 15 de julio. Quizás sea este


derecho uno de los más significativos de la libertad de un pueblo; en España la exigencia
es que las reuniones sean “pacíficas y sin armas”, creemos que acertadamente, en evita-
ción de actos que pudiesen conducir a alteraciones de extrema gravedad. La ley considera
reunión a la concurrencia concertada y temporal de más de veinte personas con finalidad
determinada.
Derecho de asociación. Asociación es un conjunto de personas que se agrupan for-
malmente con unos objetivos comunes, cumpliendo una serie de requisitos que se reflejan
en unos Estatutos o reglas voluntariamente aceptadas. Se dedica a este derecho el art.
22 de la CE, que dice:
1. Se reconoce el derecho de asociación.
2. Las asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delito son
ilegales.
3. Las asociaciones constituidas al amparo de este artículo deberán inscribirse en un
Registro a los solos efectos de publicidad.
4. Las asociaciones sólo podrán ser disueltas o suspendidas en sus actividades en
virtud de resolución judicial motivada.
5. Se prohíben las asociaciones secretas y las de carácter paramilitar.
Derecho de participación. Dice el art. 23 de la CE:
1. “Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directa-
mente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódi-
cas por sufragio universal”.
2. “Asimismo tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y
cargos públicos, con los requisitos que señalen las leyes”.
Como ya hemos comentado anteriormente, recordamos que en virtud del Tratado de
Maastricht, ratificado por España y que modificó el art. 13.2 de nuestra Constitución (el
27-agosto-1992), los extranjeros residentes en una localidad española, pueden ejercer el
derecho de participación (votar y ser votados), en las elecciones municipales que se cele-
bren en la misma.
Protección judicial de los derechos, o Tutela Judicial. Se recoge este derecho de
la siguiente manera en el art. 24 CE:
1. “Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y
tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún
caso, pueda producirse indefensión”.
2. “Asimismo, todos tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la ley, a la
defensa y a la asistencia de Letrado, a ser informados de la acusación formulada
contra ellos, a un proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garan-
tías, a utilizar los medios de prueba pertinentes para su defensa, a no declarar
contra sí mismos, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia.

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La ley regulará los casos en que, por razón de parentesco o de secreto profesional, no
se estará obligado a declarar sobre hechos presuntamente delictivos”.
Garantía jurídica. En el art. 25 CE, se establece que para ser condenado o sancio-
nado por algún comportamiento personal es preciso que ese comportamiento haya sido
previsto y calificado anteriormente como sancionable. Es el conocido principio de legalidad
penal ya tratado anteriormente, por lo tanto nos limitaremos a citar lo que la Constitución
dice al respecto:
1. “Nadie puede ser condenado o sancionado por acciones u omisiones que en el mo-
mento de producirse no constituyan delito, falta o infracción administrativa, según
la legislación vigente en aquel momento”.
2. “Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia
la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El con-
denado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los derechos
fundamentales de este Capítulo (incluso a procurarse a sus expensas ciertas comodi-
dades), a excepción de los que se vean expresamente limitados por el contenido del
fallo condenatorio, el sentido de la pena y la ley penitenciaria. En todo caso, tendrá
derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad
Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad”.
3. “La Administración civil no podrá imponer sanciones que, directa o subsidiariamen-
te, impliquen privación de libertad”.
La CE también recoge la prohibición de los Tribunales de Honor en el ámbito de la
Administración Civil y de las organizaciones profesionales (art. 26 CE).
Libertad de enseñanza. Se contempla en el art. 27 CE, así:
1. “Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de ense-
ñanza”.
2. “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad hu-
mana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los
derechos y libertades fundamentales”.
3. “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para
que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo
con sus propias convicciones”.
4. “La enseñanza básica es obligatoria y gratuita”.
5. “Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación, me-
diante una programación general de la enseñanza, con participación efec-
tiva de todos los sectores afectados y la creación de centros docentes”.
6. “Se reconoce a las personas físicas y jurídicas la libertad de creación de
centros docentes, dentro del respeto a los principios constitucionales”.
7. “Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el
control y gestión de todos los centros sostenidos por la Administración con
fondos públicos, en los términos que la ley establezca”.

POLICÍA NACIONAL. ESCALA BÁSICA 15


LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA (I)

8. “Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo


para garantizar el cumplimiento de las leyes”.
9. “Los poderes públicos ayudarán a los centros docentes que reúnan los
requisitos que la ley establezca”.
10. “Se reconoce la autonomía de las Universidades, en los términos que la ley
establezca”.
Libertad de sindicación y derecho de huelga. El art. 28 CE, dice:
1. “Todos tienen derecho a sindicarse libremente. La ley podrá limitar o exceptuar el
ejercicio de este derecho a las Fuerzas o Institutos armados o a los demás Cuerpos
sometidos a disciplina militar y regulará las peculiaridades de su ejercicio para los
funcionarios públicos. La libertad sindical comprende el derecho a fundar sindica-
tos y a afiliarse al de su elección, así como el derecho de los sindicatos a formar
confederaciones y a fundar organizaciones sindicales internacionales o afiliarse a
las mismas. Nadie podrá ser obligado a afiliarse a un sindicato”.
2. “Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus inte-
reses. La ley que regule el ejercicio de este derecho establecerá las garantías preci-
sas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad”.
El ejercicio del derecho de huelga suspende provisionalmente la relación laboral.
Derecho de petición. Según el art. 29 CE:
1. “Todos los españoles tendrán el derecho de petición individual y colectiva, por es-
crito, en la forma y con los efectos que determine la ley”.
2. “Los miembros de las Fuerzas o Institutos armados o de los Cuerpos sometidos a
disciplina militar podrán ejercer este derecho sólo individualmente y con arreglo a
lo dispuesto en su legislación específica”.
Con este último artículo finaliza la Sección 1ª (De los derechos fundamentales y de
las libertades públicas), del Capítulo II (Derechos y libertades), del Título I (De los
derechos y deberes fundamentales), de la Constitución Española; entramos ahora pues
en la Sección 2ª (De los derechos y deberes de los ciudadanos).

4.2. Derechos y deberes de los ciudadanos


Servicio militar. Lo contempla como un “derecho-deber” el art. 30 CE, si bien es cier-
to que, las últimas decisiones políticas, nos han llevado a una supresión del servicio militar
obligatorio, yendo a la formación y mantenimiento de un Ejército enteramente profesional,
más reducido y mejor dotado que el anterior, y así se enuncia en nuestra Carta Magna:
1. “Los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España”.
2. “La ley fijará las obligaciones militares de los españoles y regulará, con las debidas ga-
rantías, la objeción de conciencia, así como las demás causas de exención del servicio
militar obligatorio, pudiendo imponer, en su caso, una prestación social sustitutoria”.
3. “Podrá establecerse un servicio civil para el cumplimiento de fines de interés general”.

16 POLICÍA NACIONAL. ESCALA BÁSICA


LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA (I)

4. “Mediante ley podrán regularse los deberes de los ciudadanos en caso de grave
riesgo, catástrofe o calamidad pública”.
Deberes tributarios.
Conforme al art. 31 CE:
1. “Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su ca-
pacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios
de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio”.
2. “El gasto público realizará una asignación equitativa de los recursos públicos, y su
programación y ejecución responderán a los criterios de eficiencia y economía”.
3. “Sólo podrán establecerse prestaciones personales o patrimoniales de carácter
público con arreglo a la ley”.
La obligación de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos se tecnifica y moder-
niza con los principios de justicia, por el que los impuestos deben ser liquidados conforme a
derecho y no arbitrariamente; de equidad, teniendo en cuenta las circunstancia personales
del contribuyente, y de progresividad, por la que habrán de pagar proporcionalmente más los
que más riqueza tengan. El gasto público ha de cumplir los objetivos de eficiencia y economía,
exigiendo equipamientos públicos al servicio del pueblo y evitar el derroche y la corrupción.
Derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica.
Según el art. 32 CE:
1. “El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad
jurídica”.
2. “La ley regulará las formas de matrimonio, la edad y la capacidad para contraerlo,
los derechos y deberes de los cónyuges, las causas de separación y disolución y
sus efectos”.
Ya hemos comentado a lo largo del Temario a esta materia que ha consagrado la Consti-
tución y el Código Civil, rechazando viejos preceptos del hombre como cabeza de familia, y de
estar la mujer obligada a obedecer al marido, etc., hoy en día evidentemente fuera de lugar.
Derecho a la propiedad privada y a la herencia.
Según el art. 33 CE:
1. “Se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia”.
2. “La función social de estos derechos delimitará su contenido, de acuerdo con las
leyes”.
3. “Nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos sino por causa justificada de
utilidad pública o interés social, mediante la correspondiente indemnización y de
conformidad con lo dispuesto por las leyes” (Es la llamada “expropiación forzosa”).
Se abandona la concepción liberal del derecho de propiedad como algo absoluto, no
sujeto a limitaciones, y así toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere
su titularidad está sujeta al interés general. En cuanto a la vivienda, nuestra legislación re-

POLICÍA NACIONAL. ESCALA BÁSICA 17


LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA (I)

gula la utilización del suelo también de acuerdo con el interés general para intentar impedir
la especulación, y haciendo partícipe a la Comunidad de las plusvalías que genere la acción
urbanística de los Entes públicos.
Derecho de fundación.
Recogido en el art. 34 CE, que preceptúa:
1. “Se reconoce el derecho de fundación para fines de interés general, con arreglo a
la ley”.
2. “Regirá también para las fundaciones lo dispuesto en los apartados 2 y 4 del art.
22” (Después de recordar que las fundaciones se definen como “organizaciones
constituidas sin ánimo de lucro que, por voluntad de sus creadores, tienen afectado
de modo duradero su patrimonio a la realización de fines de interés general”, recor-
damos que los mencionados apartados equiparan a estos efectos las asociaciones
con las fundaciones, y por la tanto serán ilegales las que persigan fines o utilicen
medios tipificados como delito, y que sólo podrán ser disueltas o suspendidas en
sus actividades en virtud de resolución judicial motivada).
Derecho-deber al trabajo.
Al que se refiere el art. 35 CE, al decir:
1. “Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre
elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remu-
neración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en
ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo”.
2. “La ley regulará un Estatuto de los Trabajadores”.
Colegios profesionales.
El art. 36 CE, señala que: “La ley regulará las peculiaridades propias del régimen jurí-
dico de los Colegios Profesionales y el ejercicio de las profesiones tituladas. La estructura
interna y el funcionamiento de los Colegios deberán ser democráticos”.
Derecho a la negociación colectiva.
Tal y como prescribe el art. 37 CE:
1. “La ley garantizará el derecho a la negociación colectiva laboral entre los repre-
sentantes de los trabajadores y empresarios, así como la fuerza vinculante de los
convenios”.
2. “Se reconoce el derecho de los trabajadores y empresarios a adoptar medidas de
conflicto colectivo. La ley que regule el ejercicio de este derecho, sin perjuicio de
las limitaciones que pueda establecer, incluirá las garantías precisas para asegurar
el funcionamiento de los servicios esenciales de la comunidad”.
Derecho a la libertad de empresa.
Regulada en el art. 38 CE, cuyo contenido dice:
“Se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado. Los
poderes públicos garantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la productividad, de
acuerdo con las exigencias de la economía general y, en su caso, de la planificación”.

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LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA (I)

4.3. Los principios rectores de la política social y


económica
Protección social, económica y jurídica de la familia

El art. 39 CE, dispone que:

1. “Los poderes públicos aseguran la protección social, económica y jurídica de la


familia”.

2. “Los poderes públicos aseguran, asimismo, la protección integral de los hijos, igua-
les éstos ante la ley con independencia de su filiación, y de las madres, cualquiera
que sea su estado civil. La ley posibilitará la investigación de la paternidad”.

3. “Los padres deben prestar asistencia de todo orden a los hijos habidos dentro o
fuera del matrimonio, durante su minoría de edad y en los demás casos en que
legalmente proceda”.

4. “Los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que


velan por sus derechos”.

Principios relativos al progreso social y económico.

El art. 40 CE, expresa que:

1. “Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso so-
cial y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equi-
tativa, en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial
realizarán una política orientada al pleno empleo”.

2. “Asimismo, los poderes públicos fomentarán una política que garantice la formación
y readaptación profesionales; velarán por la seguridad e higiene en el trabajo y ga-
rantizarán el descanso necesario, mediante la limitación de la jornada laboral, las
vacaciones periódicas retribuidas y la promoción de centros adecuados”.

Derecho a la Seguridad Social.

El art. 41 CE, reconoce el derecho a la Seguridad Social al preceptuar que:

“Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos
los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situa-
ciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo. La asistencia y prestaciones
complementarias serán libres”.

Derechos económicos y sociales de los trabajadores españoles en el extranjero.

El art. 42 CE, señala que:

“El Estado velará especialmente por la salvaguardia de los derechos económicos y


sociales de los trabajadores españoles en el extranjero, y orientará su política hacia su
retorno”.

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LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA (I)

Derecho a la protección de la salud


Sobre la que el art. 43 CE, dice:
1. “Se reconoce el derecho a la protección de la salud”.
2. “Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de
medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá
los derechos y deberes de todos al respecto”.
3. “Los poderes públicos fomentarán la educación sanitaria, la educación física y el
deporte. Asimismo, facilitarán la adecuada utilización del ocio”.
Derecho de acceso a la cultura
Conforme al art. 44 CE:
1. “Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos
tienen derecho”.
2. “Los poderes públicos promoverán la ciencia y la investigación científica y técnica
en beneficio del interés general”.
Derecho a un medio ambiente adecuado
El art. 45 CE contiene:
1. “Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desa-
rrollo de la persona, así como el deber de conservarlo”.
2. “Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos na-
turales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el
medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva”.
3. “Para los que violen lo dispuesto en el apartado anterior, en los términos que la ley
fije se establecerán sanciones penales o, en su caso, administrativas, así como la
obligación de reparar el daño causado”.
Conservación del patrimonio histórico, cultural y artístico
El art. 46 CE señala que:
“Los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento
del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo
integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad. La ley penal sancionará los
atentados contra este patrimonio”.
Derecho a la vivienda
El art. 47 CE establece que:
“Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los
poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas perti-
nentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con
el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías
que genere la acción urbanística de los entes públicos”.

20 POLICÍA NACIONAL. ESCALA BÁSICA


LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA (I)

Derechos de la juventud
Sobre la que el art. 48 CE dice:
“Los poderes públicos promoverán las condiciones para la participación libre y eficaz de
la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural”.
Derechos de los disminuidos
Se contempla en el art. 49 CE cuando expone:
“Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación
e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la
atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los
derechos que este Título I otorga a todos los ciudadanos”.
Derechos de la tercera edad
Se ocupa el art. 50 CE estableciendo que:
“Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente
actualizadas, la suficiencia económica de los ciudadanos durante la tercera edad. Asimis-
mo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante
un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivien-
da, cultura y ocio”.
Derechos de los consumidores y usuarios
Los contempla el art. 51 CE de la siguiente manera:
1. “Los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores y usuarios, pro-
tegiendo, mediante procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los legítimos
intereses económicos de los mismos”.
2. “Los poderes públicos promoverán la información y la educación de los consumi-
dores y usuarios, fomentarán sus organizaciones, y oirán a éstas en las cuestiones
que puedan afectar a aquéllos, en los términos que la ley establezca”.
3. “En el marco de lo dispuesto por los apartados anteriores, la ley regulará el comer-
cio interior y el régimen de autorización de productos comerciales”.
Organizaciones profesionales
El art. 52 CE prescribe que: “La ley regulará las organizaciones profesionales que
contribuyan a la defensa de los intereses económicos que les sean propios. Su estructura
interna y funcionamiento deberán ser democráticos”.

4.4. GARANTÍAS Y SUSPENSIÓN DE LOS DERECHOS Y LIBERTADES


Las libertades y derechos fundamentales que se reconocen en la Constitución vinculan
a todos los Poderes Públicos. Quiere ello decir que estos poderes velarán en todo caso
porque esas libertades y derechos no sean vulnerados, debiendo ajustarse todas las leyes a
ellos. Si alguna ley o disposición normativa se les opusiera, podría ser declarada inconstitu-

POLICÍA NACIONAL. ESCALA BÁSICA 21


LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA (I)

cional (por el Tribunal Constitucional que a continuación estudiaremos) y quedar sin efecto.
Como se suele decir, un derecho vale jurídicamente lo que valen sus garantías, o sea, es
menos importante la letra impresa que los reconoce que la realidad constitucional que los
ampara y garantiza.

4.4.1. Garantías
Las garantías de estas libertades y derechos fundamentales se recogen en los arts. 53
y 54 CE.
Dice el art. 53.1. “Los derechos y libertades reconocidos en el Capítulo Segundo del
Título Primero (Derechos fundamentales y libertades públicas) vinculan a todos los poderes
públicos. Sólo por ley, que en todo caso deberá respetar su contenido esencial, podrá re-
gularse el ejercicio de tales derechos y libertades que se tutelarán de acuerdo con el art.
161.1.a (especifica el procedimiento ante el Tribunal Constitucional por el llamado “recurso
de inconstitucionalidad”).
Art. 53.3. “El reconocimiento, el respeto y la protección de los principios reconocidos
en el Capítulo Tercero (De los principios rectores de la política social y económica), infor-
mará la legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos. Sólo
podrán ser alegados ante la Jurisdicción ordinaria de acuerdo con lo que dispongan las
leyes que los desarrollen”.

4.4.2. Suspensión
La “suspensión de estos derechos y libertades” viene regulada en el art. 55 CE
que, transcribiendo el contenido de los artículos que a su vez enumera, dice:
Art. 55.1. “ Los derechos a la libertad y seguridad personal (art. 17), inviolabilidad del
domicilio (art. 18.2), y secreto de las comunicaciones (art. 18.3), libertad de residencia
y circulación (art. 19), libertad de expresión e información (art. 20, apartados 1.a 1.d
y 5), de reunión y manifestación (art. 21), a la huelga (art. 28.2), y a la adopción de
medidas de conflicto colectivo (art. 37.2), podrán ser suspendidos cuando se acuerde la
declaración del estado de excepción o de sitio en los términos previstos en la Constitución.
Se exceptúa de lo establecido anteriormente el derecho de información al detenido de sus
derechos, razones de su detención y asistencia de Letrado en las diligencias policiales y
judiciales (art. 17.3), para el supuesto de declaración del estado de excepción”.
Art. 55.2. “Una ley orgánica podrá determinar la forma y los casos en los que, de forma
individual y con la necesaria intervención judicial y el adecuado control parlamentario, los
derechos de plazo máximo de setenta y dos horas para ser puesto el detenido en libertad
o a disposición de la Autoridad Judicial (art. 17.2), a la inviolabilidad del domicilio (art.
18.2), y al secreto de las comunicaciones (art. 18.3), pueden ser suspendidos para perso-
nas determinadas, en relación con las investigaciones correspondientes a la actuación de
bandas armadas o elementos terroristas”.
“La utilización injustificada o abusiva de las facultades reconocidas en dicha Ley Orgá-
nica producirá responsabilidad penal, como violación de los derechos y libertades recono-
cidos por las leyes”.

22 POLICÍA NACIONAL. ESCALA BÁSICA


LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA (I)

A los estados de alarma, excepción y sitio, se refiere el art. 116 CE, con el siguien-
te contenido:
Art. 116.1. “Una ley orgánica regulará los estados de alarma, de excepción y de sitio, y
las competencias y limitaciones correspondientes” (ya fueron regulados por la Ley Orgánica
4/1981, de 1 de junio).
Art. 116.2. “El estado de alarma será declarado por el Gobierno mediante Decreto
acordado en Consejo de Ministros por un plazo máximo de quince días, dando cuenta al
Congreso de los Diputados, reunido inmediatamente al efecto y sin cuya autorización, por
mayoría simple, no podrá ser prorrogado dicho plazo. El Decreto determinará el ámbito
territorial a que se extienden los efectos de la declaración”.
El estado de alarma es un reconocimiento de que existen o pueden sobrevenir situacio-
nes problemáticas de importancia y por lo tanto, las autoridades deben estar preparadas
para actuar con prontitud si dichas situaciones lo demandan; pero con él no se genera la
suspensión de ningún derecho. Dicho estado de alarma se podrá declarar por:
a) Catástrofes, calamidades o desgracias públicas de gran magnitud.
b) Crisis sanitarias graves.
c) Paralización de servicios públicos esenciales para la comunidad, cuando no se ga-
rantice lo dispuesto para huelgas y conflictos colectivos (arts. 28.2 y 37.2 CE).
d) Desabastecimiento de productos de primera necesidad.
Durante este estado, la Autoridad competente podrá:
1.º Limitar la presencia o circulación de personas o vehículos en determinados lugares
y horas.
2.º Requisar temporalmente bienes e imponer prestaciones personales obligatorias.
3.º Intervenir temporalmente industrias, fábricas, talleres, explotaciones o locales de
cualquier naturaleza, con excepción de domicilios privados, dando cuenta de ello a
los Ministerios interesados.
4.º Limitar o racionar el uso de servicios o el consumo de artículos de primera necesidad.
5.º Asegurar el abastecimiento de los mercados.
Art. 116.3. “El estado de excepción será declarado por el Gobierno mediante Decreto
acordado en Consejo de Ministros, previa autorización del Congreso de los Diputados, por ma-
yoría simple. La autorización y proclamación del estado de excepción deberá determinar expre-
samente los efectos del mismo, el ámbito territorial a que se extiende y su duración, que no
podrá exceder de treinta días, prorrogables por otro plazo igual, con los mismos requisitos”.
Efectuada la declaración, como hemos dicho con mención expresa de los artículos de
la Constitución que quedan en suspenso, la Autoridad Gubernativa podrá en base a ello:
1.º Detener a cualquier sospechoso de alteración del orden hasta un máximo de diez
días, dando cuenta al Juez.
2.º Disponer registros domiciliarios, con garantías formales pero sin necesidad de au-
torización judicial. Se dará cuenta al Juez.

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LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA (I)

  3.º Poder intervenir todo tipo de comunicaciones (postales, telefónicas, telegráficas),


dando cuenta al Juez.
  4.º Intervenir y controlar toda clase de transportes.
  5.º Limitar, controlar o disponer el desplazamiento de personas dentro y fuera de la
localidad.
  6.º Suspender todo tipo de publicaciones (prensa, radio, televisión, etc.), sin que ello
suponga llevar aparejado ningún tipo de censura previa.
  7.º Imponer autorización previa a las reuniones o prohibir su celebración, excepto las de
carácter orgánico de partidos políticos, sindicatos y asociaciones empresariales.
  8.º Prohibir las huelgas y la adopción de medidas de conflicto colectivo.
  9.º Controlar a los extranjeros.
10.º Incautar armas, municiones y explosivos.
11.º Intervenir industrias, cerrar provisionalmente bares, etc.
Art. 116.4. “El estado de sitio será declarado por la mayoría absoluta del Congreso
de los Diputados, a propuesta exclusiva del Gobierno. El Congreso determinará su ámbito
territorial, duración y condiciones”.
Este estado se declara cuando se produzca o haya amenaza de producirse una insurrec-
ción o acto de fuerza contra la soberanía o independencia de España, que no pueda resolver-
se por otros medios; la declaración podrá autorizar, además de lo previsto para los estados
de alarma y excepción, la suspensión temporal de las garantías jurídicas del detenido que se
reconocen en el art. 17.3 CE. Se designará por el Gobierno, y bajo su dirección, la Autoridad
militar que haya de ejecutar las medidas oportunas, que a su vez informará a la población
a través de los Bandos que procedan de acuerdo con las leyes, pudiéndose determinar el
sometimiento de determinados delitos a la competencia de la jurisdicción militar.
También, en base al art. 115.5 CE: “No podrá proceder a la disolución del Congreso
mientras estén declarados algunos de los estados comprendidos en el presente artículo,
quedando automáticamente convocadas las Cámaras si no estuvieren en período de sesio-
nes. Su funcionamiento, así como el de los demás poderes constitucionales del Estado, no
podrán interrumpirse durante la vigencia de estos estados. Disuelto el Congreso o expirado
su mandato, si se produjere alguna de las situaciones que dan lugar a cualquiera de dichos
estados, las competencias del Congreso serán asumidas por su Diputación Permanente”.
Por último hay que hacer constar que: “La declaración de los estados de alarma, de
excepción y de sitio no modificarán el principio de responsabilidad del Gobierno y de sus
agentes reconocidos en la Constitución y en las leyes” (art. 116.6 CE).

5. EL DEFENSOR DEL PUEBLO

La Institución del Defensor del Pueblo está regulada en la Ley Orgánica 3/1981, de 6 de
abril, modificada por la LO 2/1992, de 5 de marzo, que desarrollan el art. 54 de la CE, según
esto el Defensor del Pueblo es un Alto Comisionado de las Cortes Generales, designado por

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LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA (I)

éstas para la defensa de los derechos contenidos en el Título I de la CE, a cuyo efecto podrá
supervisar la actividad de la Administración, dando cuenta a las Cortes Generales.
La Comisión Mixta Congreso-Senado para las Relaciones con el Defensor del Pueblo,
lo propondrá, y su elección, que será por cinco años, con posibilidad de renovación de su
mandato, se decidirá por mayoría, al menos, de tres quintos en el Congreso y que deberá
ratificar el Senado por igual mayoría. Aprobada esa designación por ambas Cámaras, su
nombramiento se hará mediante la firma conjunta de los Presidentes del Congreso y del
Senado. Podrá ser elegido para tal cargo cualquier español mayor de edad, que se halle en
pleno uso de sus derechos civiles y políticos.
El Defensor del Pueblo, en el ejercicio de su función, no está sometido a órdenes de
nadie ni recibirá instrucciones de ninguna autoridad, desempeñándolas con total autono-
mía. Contará con dos Adjuntos en los que podrá delegar algunas funciones, y tendrá en sus
tareas el auxilio administrativo que requiera la Institución.
Todos los poderes públicos están obligados a auxiliar al Defensor del Pueblo cuando
éste lo solicite en las investigaciones que realice en relación con las quejas que reciba, que
le podrán dirigir los particulares interesados por escrito, con su firma e indicación de su
nombre, apellidos y domicilio, en papel común y en el plazo máximo de un año, contado a
partir del momento en que tuviera conocimiento de los hechos objeto de las mismas, sin
necesidad de valerse de Abogado ni Procurador.
El Defensor del Pueblo, goza de inviolabilidad y no podrá ser detenido, expedientado,
sancionado, perseguido ni juzgado por las opiniones o criterios que mantenga en el ejercicio
de las funciones de su cargo. Sólo podrá ser detenido en caso de flagrante delito, siendo
en tal caso juzgado por la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo.

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