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ESCALA BÁSICA
TEMA 2
TEMA
2
La Constitución Española (i): estructura y
caracteres de la Constitución Española de 1978.
Los valores de la Constitución. Los principios
del régimen constitucional: estado democrático,
estado de derecho, estado social, monarquía
parlamentaria y estado autonomista.
Los derechos y deberes fundamentales
establecidos en la Constitución: especial
referencia a los derechos fundamentales y
libertades públicas así como a las garantías
de los mismos y a la suspensión de derechos
y libertades. El Defensor del Pueblo
POLICÍA NACIONAL. ESCALA BÁSICA
LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA (I)
1.1. Estructura
Consta de un Preámbulo, 169 artículos, 4 Disposiciones Adicionales, 9 Transitorias,
1 Derogatoria y otra Final. Los artículos se distribuyen en un Título Preliminar y otros diez
Títulos más bajo distintos epígrafes que iremos estudiando.
– El Preámbulo, es una auténtica exposición de los principios ideológicos que ins-
piran la Constitución, no tiene en sí carácter de norma jurídica porque no forma
parte del articulado, pero ya establece el espíritu democrático, liberal y protector
del bienestar de los españoles.
1.2. Caracteres
Entre las características de nuestra Constitución pueden señalarse las siguientes:
– Extensa, fruto de su pragmatismo y dificultad en su elaboración.
– Popular, aprobada por el Pueblo mediante referéndum.
– Normativa, escrita y detallada en sus normas de Derecho.
– Rígida, es decir, de difícil modificación.
– Consensuada, resultado del acuerdo de las distintas fuerzas políticas que la ela-
boraron.
– Monárquica, con el Rey como Jefe del Estado.
– Democrática, así lo proclama en su art. 1º: “España se constituye en un Estado
social y democrático de Derecho”.
– Derivada, por la influencia que han tenido sobre su contenido otras Constituciones
históricas, sin olvidar textos internacionales como la Declaración Universal de De-
rechos Humanos (París, 10 de Diciembre de 1948), y el Convenio Europeo para la
Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (Roma, 4
de Noviembre de 1950), como más importantes.
Y por último, el propósito de mantener relaciones pacíficas con todos los pueblos
de la Tierra, que viene a ser una renuncia expresa a cualquier forma de imperialismo,
tratando de resolver los conflictos por la vía de la negociación y no de la confrontación, con
acuerdos en común en el marco general de las Naciones Unidas.
2. “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan todos los po-
deres del Estado”.
– Social, porque priman los intereses de la sociedad sobre los del grupo. Es Estado
social aquél que garantiza la libertad y aspira a conseguir fundamentalmente el
bienestar de todos los ciudadanos. Surge frente al Estado liberal decimonónico que
hacía de la defensa de la libertad el centro del ordenamiento jurídico, suprimiendo
todas las actividades estatales que pudieran lesionar el derecho a la libertad. El
Estado social interviene en el sistema socioeconómico tratando de conseguir un
mejor nivel de vida para los ciudadanos y una mayor igualdad entre ellos.
– Democrático, porque aspira a que siempre prevalezcan las decisiones del pue-
blo. La palabra “democracia” significa precisamente que el poder reside en el
pueblo (“Demos” = pueblo, “cracia” = poder). El Estado democrático es aquél
en el cual los ciudadanos intervienen en las tareas de Gobierno a través de unos
representantes libremente elegidos por ellos para que puedan gobernar en su
nombre.
Ya hemos mencionado como la Constitución establece que “la forma política del Estado
Español es la Monarquía parlamentaria”.
Con referencia al Estado de las Autonomías o Estado Autonomista, haremos una breve
referencia siguiendo el camino trazado por el Profesor Tamames en su estudio constitucio-
nal ya mencionado, quien dice que el Título VIII (De la organización territorial del Estado),
fue el más discutido por la Ponencia antes de salir a la luz, y que sin duda el que quedó
menos claro al representar un paso verdaderamente decisivo que significó el paso de un
Estado unitario y centralista al nuevo Estado de las Autonomías, que algunos entienden
como una etapa intermedia en el camino hacia el federalismo.
La organización del nuevo Estado de las Autonomías no puede ser origen de situacio-
nes de insolidaridad y de nuevos desequilibrios que se agreguen a los existentes entre una
España comparativamente desarrollada y una España menos favorecida.
Del nuevo marco autonómico, nadie debe obtener ventajas especiales que vayan
contra la equidad, correspondiendo al Estado (al conjunto de los poderes públicos), la
obligación de velar para que tales situaciones no se produzcan. Se trata con especial
consideración el “hecho insular”, respetando la autonomía de los Cabildos Canarios y
los Consejos Baleares y reconociendo la autonomía ya existente en otro tiempo, concre-
tamente los derechos de los territorios forales (Álava y Navarra, aparte de la recupera-
ción de ese carácter por Vizcaya y Guipúzcoa que perdieron sus Diputaciones Forales en
1937), actualizándolos y haciéndolos más realistas (lo que los navarros llaman “amejo-
ramiento de fuero”).
Es ciertamente así puesto que, en principio, la Constitución les garantiza esos dere-
chos igual que a los nacionales, como ya reguló la Ley Orgánica 7/85, de 1 de julio,
y sus numerosas modificaciones posteriores, sobre derechos y libertades de los ex-
tranjeros.
4. “La ley establecerá los términos en que los ciudadanos de otros países y los apátri-
das podrán gozar del derecho de asilo en España”.
La extradición pasiva fue regulada por Ley 5/85, de 25 de marzo, y el derecho de asilo
por la 5/84, de 26 de marzo, modificada por la 9/94, de 19 de mayo, y otras posteriores.
Igualdad ante la Ley. En el art. 14, CE, se confirma el principio de igualdad de to-
dos los españoles ante la ley, y así: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda
prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o
cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
Derecho a la libertad ideológica, religiosa y de culto. Este art. 16, CE, garantiza el
principio de libertad de creencias en su triple vertiente:
1. “Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las co-
munidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el
mantenimiento del orden público protegido por la ley”.
3. “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuen-
ta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes
relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.
La ley regulará los casos en que, por razón de parentesco o de secreto profesional, no
se estará obligado a declarar sobre hechos presuntamente delictivos”.
Garantía jurídica. En el art. 25 CE, se establece que para ser condenado o sancio-
nado por algún comportamiento personal es preciso que ese comportamiento haya sido
previsto y calificado anteriormente como sancionable. Es el conocido principio de legalidad
penal ya tratado anteriormente, por lo tanto nos limitaremos a citar lo que la Constitución
dice al respecto:
1. “Nadie puede ser condenado o sancionado por acciones u omisiones que en el mo-
mento de producirse no constituyan delito, falta o infracción administrativa, según
la legislación vigente en aquel momento”.
2. “Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia
la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El con-
denado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los derechos
fundamentales de este Capítulo (incluso a procurarse a sus expensas ciertas comodi-
dades), a excepción de los que se vean expresamente limitados por el contenido del
fallo condenatorio, el sentido de la pena y la ley penitenciaria. En todo caso, tendrá
derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad
Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad”.
3. “La Administración civil no podrá imponer sanciones que, directa o subsidiariamen-
te, impliquen privación de libertad”.
La CE también recoge la prohibición de los Tribunales de Honor en el ámbito de la
Administración Civil y de las organizaciones profesionales (art. 26 CE).
Libertad de enseñanza. Se contempla en el art. 27 CE, así:
1. “Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de ense-
ñanza”.
2. “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad hu-
mana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los
derechos y libertades fundamentales”.
3. “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para
que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo
con sus propias convicciones”.
4. “La enseñanza básica es obligatoria y gratuita”.
5. “Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación, me-
diante una programación general de la enseñanza, con participación efec-
tiva de todos los sectores afectados y la creación de centros docentes”.
6. “Se reconoce a las personas físicas y jurídicas la libertad de creación de
centros docentes, dentro del respeto a los principios constitucionales”.
7. “Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el
control y gestión de todos los centros sostenidos por la Administración con
fondos públicos, en los términos que la ley establezca”.
4. “Mediante ley podrán regularse los deberes de los ciudadanos en caso de grave
riesgo, catástrofe o calamidad pública”.
Deberes tributarios.
Conforme al art. 31 CE:
1. “Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su ca-
pacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios
de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio”.
2. “El gasto público realizará una asignación equitativa de los recursos públicos, y su
programación y ejecución responderán a los criterios de eficiencia y economía”.
3. “Sólo podrán establecerse prestaciones personales o patrimoniales de carácter
público con arreglo a la ley”.
La obligación de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos se tecnifica y moder-
niza con los principios de justicia, por el que los impuestos deben ser liquidados conforme a
derecho y no arbitrariamente; de equidad, teniendo en cuenta las circunstancia personales
del contribuyente, y de progresividad, por la que habrán de pagar proporcionalmente más los
que más riqueza tengan. El gasto público ha de cumplir los objetivos de eficiencia y economía,
exigiendo equipamientos públicos al servicio del pueblo y evitar el derroche y la corrupción.
Derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica.
Según el art. 32 CE:
1. “El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad
jurídica”.
2. “La ley regulará las formas de matrimonio, la edad y la capacidad para contraerlo,
los derechos y deberes de los cónyuges, las causas de separación y disolución y
sus efectos”.
Ya hemos comentado a lo largo del Temario a esta materia que ha consagrado la Consti-
tución y el Código Civil, rechazando viejos preceptos del hombre como cabeza de familia, y de
estar la mujer obligada a obedecer al marido, etc., hoy en día evidentemente fuera de lugar.
Derecho a la propiedad privada y a la herencia.
Según el art. 33 CE:
1. “Se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia”.
2. “La función social de estos derechos delimitará su contenido, de acuerdo con las
leyes”.
3. “Nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos sino por causa justificada de
utilidad pública o interés social, mediante la correspondiente indemnización y de
conformidad con lo dispuesto por las leyes” (Es la llamada “expropiación forzosa”).
Se abandona la concepción liberal del derecho de propiedad como algo absoluto, no
sujeto a limitaciones, y así toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere
su titularidad está sujeta al interés general. En cuanto a la vivienda, nuestra legislación re-
gula la utilización del suelo también de acuerdo con el interés general para intentar impedir
la especulación, y haciendo partícipe a la Comunidad de las plusvalías que genere la acción
urbanística de los Entes públicos.
Derecho de fundación.
Recogido en el art. 34 CE, que preceptúa:
1. “Se reconoce el derecho de fundación para fines de interés general, con arreglo a
la ley”.
2. “Regirá también para las fundaciones lo dispuesto en los apartados 2 y 4 del art.
22” (Después de recordar que las fundaciones se definen como “organizaciones
constituidas sin ánimo de lucro que, por voluntad de sus creadores, tienen afectado
de modo duradero su patrimonio a la realización de fines de interés general”, recor-
damos que los mencionados apartados equiparan a estos efectos las asociaciones
con las fundaciones, y por la tanto serán ilegales las que persigan fines o utilicen
medios tipificados como delito, y que sólo podrán ser disueltas o suspendidas en
sus actividades en virtud de resolución judicial motivada).
Derecho-deber al trabajo.
Al que se refiere el art. 35 CE, al decir:
1. “Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre
elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remu-
neración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en
ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo”.
2. “La ley regulará un Estatuto de los Trabajadores”.
Colegios profesionales.
El art. 36 CE, señala que: “La ley regulará las peculiaridades propias del régimen jurí-
dico de los Colegios Profesionales y el ejercicio de las profesiones tituladas. La estructura
interna y el funcionamiento de los Colegios deberán ser democráticos”.
Derecho a la negociación colectiva.
Tal y como prescribe el art. 37 CE:
1. “La ley garantizará el derecho a la negociación colectiva laboral entre los repre-
sentantes de los trabajadores y empresarios, así como la fuerza vinculante de los
convenios”.
2. “Se reconoce el derecho de los trabajadores y empresarios a adoptar medidas de
conflicto colectivo. La ley que regule el ejercicio de este derecho, sin perjuicio de
las limitaciones que pueda establecer, incluirá las garantías precisas para asegurar
el funcionamiento de los servicios esenciales de la comunidad”.
Derecho a la libertad de empresa.
Regulada en el art. 38 CE, cuyo contenido dice:
“Se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado. Los
poderes públicos garantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la productividad, de
acuerdo con las exigencias de la economía general y, en su caso, de la planificación”.
2. “Los poderes públicos aseguran, asimismo, la protección integral de los hijos, igua-
les éstos ante la ley con independencia de su filiación, y de las madres, cualquiera
que sea su estado civil. La ley posibilitará la investigación de la paternidad”.
3. “Los padres deben prestar asistencia de todo orden a los hijos habidos dentro o
fuera del matrimonio, durante su minoría de edad y en los demás casos en que
legalmente proceda”.
1. “Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso so-
cial y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equi-
tativa, en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial
realizarán una política orientada al pleno empleo”.
2. “Asimismo, los poderes públicos fomentarán una política que garantice la formación
y readaptación profesionales; velarán por la seguridad e higiene en el trabajo y ga-
rantizarán el descanso necesario, mediante la limitación de la jornada laboral, las
vacaciones periódicas retribuidas y la promoción de centros adecuados”.
“Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos
los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situa-
ciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo. La asistencia y prestaciones
complementarias serán libres”.
Derechos de la juventud
Sobre la que el art. 48 CE dice:
“Los poderes públicos promoverán las condiciones para la participación libre y eficaz de
la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural”.
Derechos de los disminuidos
Se contempla en el art. 49 CE cuando expone:
“Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación
e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la
atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los
derechos que este Título I otorga a todos los ciudadanos”.
Derechos de la tercera edad
Se ocupa el art. 50 CE estableciendo que:
“Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente
actualizadas, la suficiencia económica de los ciudadanos durante la tercera edad. Asimis-
mo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante
un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivien-
da, cultura y ocio”.
Derechos de los consumidores y usuarios
Los contempla el art. 51 CE de la siguiente manera:
1. “Los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores y usuarios, pro-
tegiendo, mediante procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los legítimos
intereses económicos de los mismos”.
2. “Los poderes públicos promoverán la información y la educación de los consumi-
dores y usuarios, fomentarán sus organizaciones, y oirán a éstas en las cuestiones
que puedan afectar a aquéllos, en los términos que la ley establezca”.
3. “En el marco de lo dispuesto por los apartados anteriores, la ley regulará el comer-
cio interior y el régimen de autorización de productos comerciales”.
Organizaciones profesionales
El art. 52 CE prescribe que: “La ley regulará las organizaciones profesionales que
contribuyan a la defensa de los intereses económicos que les sean propios. Su estructura
interna y funcionamiento deberán ser democráticos”.
cional (por el Tribunal Constitucional que a continuación estudiaremos) y quedar sin efecto.
Como se suele decir, un derecho vale jurídicamente lo que valen sus garantías, o sea, es
menos importante la letra impresa que los reconoce que la realidad constitucional que los
ampara y garantiza.
4.4.1. Garantías
Las garantías de estas libertades y derechos fundamentales se recogen en los arts. 53
y 54 CE.
Dice el art. 53.1. “Los derechos y libertades reconocidos en el Capítulo Segundo del
Título Primero (Derechos fundamentales y libertades públicas) vinculan a todos los poderes
públicos. Sólo por ley, que en todo caso deberá respetar su contenido esencial, podrá re-
gularse el ejercicio de tales derechos y libertades que se tutelarán de acuerdo con el art.
161.1.a (especifica el procedimiento ante el Tribunal Constitucional por el llamado “recurso
de inconstitucionalidad”).
Art. 53.3. “El reconocimiento, el respeto y la protección de los principios reconocidos
en el Capítulo Tercero (De los principios rectores de la política social y económica), infor-
mará la legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos. Sólo
podrán ser alegados ante la Jurisdicción ordinaria de acuerdo con lo que dispongan las
leyes que los desarrollen”.
4.4.2. Suspensión
La “suspensión de estos derechos y libertades” viene regulada en el art. 55 CE
que, transcribiendo el contenido de los artículos que a su vez enumera, dice:
Art. 55.1. “ Los derechos a la libertad y seguridad personal (art. 17), inviolabilidad del
domicilio (art. 18.2), y secreto de las comunicaciones (art. 18.3), libertad de residencia
y circulación (art. 19), libertad de expresión e información (art. 20, apartados 1.a 1.d
y 5), de reunión y manifestación (art. 21), a la huelga (art. 28.2), y a la adopción de
medidas de conflicto colectivo (art. 37.2), podrán ser suspendidos cuando se acuerde la
declaración del estado de excepción o de sitio en los términos previstos en la Constitución.
Se exceptúa de lo establecido anteriormente el derecho de información al detenido de sus
derechos, razones de su detención y asistencia de Letrado en las diligencias policiales y
judiciales (art. 17.3), para el supuesto de declaración del estado de excepción”.
Art. 55.2. “Una ley orgánica podrá determinar la forma y los casos en los que, de forma
individual y con la necesaria intervención judicial y el adecuado control parlamentario, los
derechos de plazo máximo de setenta y dos horas para ser puesto el detenido en libertad
o a disposición de la Autoridad Judicial (art. 17.2), a la inviolabilidad del domicilio (art.
18.2), y al secreto de las comunicaciones (art. 18.3), pueden ser suspendidos para perso-
nas determinadas, en relación con las investigaciones correspondientes a la actuación de
bandas armadas o elementos terroristas”.
“La utilización injustificada o abusiva de las facultades reconocidas en dicha Ley Orgá-
nica producirá responsabilidad penal, como violación de los derechos y libertades recono-
cidos por las leyes”.
A los estados de alarma, excepción y sitio, se refiere el art. 116 CE, con el siguien-
te contenido:
Art. 116.1. “Una ley orgánica regulará los estados de alarma, de excepción y de sitio, y
las competencias y limitaciones correspondientes” (ya fueron regulados por la Ley Orgánica
4/1981, de 1 de junio).
Art. 116.2. “El estado de alarma será declarado por el Gobierno mediante Decreto
acordado en Consejo de Ministros por un plazo máximo de quince días, dando cuenta al
Congreso de los Diputados, reunido inmediatamente al efecto y sin cuya autorización, por
mayoría simple, no podrá ser prorrogado dicho plazo. El Decreto determinará el ámbito
territorial a que se extienden los efectos de la declaración”.
El estado de alarma es un reconocimiento de que existen o pueden sobrevenir situacio-
nes problemáticas de importancia y por lo tanto, las autoridades deben estar preparadas
para actuar con prontitud si dichas situaciones lo demandan; pero con él no se genera la
suspensión de ningún derecho. Dicho estado de alarma se podrá declarar por:
a) Catástrofes, calamidades o desgracias públicas de gran magnitud.
b) Crisis sanitarias graves.
c) Paralización de servicios públicos esenciales para la comunidad, cuando no se ga-
rantice lo dispuesto para huelgas y conflictos colectivos (arts. 28.2 y 37.2 CE).
d) Desabastecimiento de productos de primera necesidad.
Durante este estado, la Autoridad competente podrá:
1.º Limitar la presencia o circulación de personas o vehículos en determinados lugares
y horas.
2.º Requisar temporalmente bienes e imponer prestaciones personales obligatorias.
3.º Intervenir temporalmente industrias, fábricas, talleres, explotaciones o locales de
cualquier naturaleza, con excepción de domicilios privados, dando cuenta de ello a
los Ministerios interesados.
4.º Limitar o racionar el uso de servicios o el consumo de artículos de primera necesidad.
5.º Asegurar el abastecimiento de los mercados.
Art. 116.3. “El estado de excepción será declarado por el Gobierno mediante Decreto
acordado en Consejo de Ministros, previa autorización del Congreso de los Diputados, por ma-
yoría simple. La autorización y proclamación del estado de excepción deberá determinar expre-
samente los efectos del mismo, el ámbito territorial a que se extiende y su duración, que no
podrá exceder de treinta días, prorrogables por otro plazo igual, con los mismos requisitos”.
Efectuada la declaración, como hemos dicho con mención expresa de los artículos de
la Constitución que quedan en suspenso, la Autoridad Gubernativa podrá en base a ello:
1.º Detener a cualquier sospechoso de alteración del orden hasta un máximo de diez
días, dando cuenta al Juez.
2.º Disponer registros domiciliarios, con garantías formales pero sin necesidad de au-
torización judicial. Se dará cuenta al Juez.
La Institución del Defensor del Pueblo está regulada en la Ley Orgánica 3/1981, de 6 de
abril, modificada por la LO 2/1992, de 5 de marzo, que desarrollan el art. 54 de la CE, según
esto el Defensor del Pueblo es un Alto Comisionado de las Cortes Generales, designado por
éstas para la defensa de los derechos contenidos en el Título I de la CE, a cuyo efecto podrá
supervisar la actividad de la Administración, dando cuenta a las Cortes Generales.
La Comisión Mixta Congreso-Senado para las Relaciones con el Defensor del Pueblo,
lo propondrá, y su elección, que será por cinco años, con posibilidad de renovación de su
mandato, se decidirá por mayoría, al menos, de tres quintos en el Congreso y que deberá
ratificar el Senado por igual mayoría. Aprobada esa designación por ambas Cámaras, su
nombramiento se hará mediante la firma conjunta de los Presidentes del Congreso y del
Senado. Podrá ser elegido para tal cargo cualquier español mayor de edad, que se halle en
pleno uso de sus derechos civiles y políticos.
El Defensor del Pueblo, en el ejercicio de su función, no está sometido a órdenes de
nadie ni recibirá instrucciones de ninguna autoridad, desempeñándolas con total autono-
mía. Contará con dos Adjuntos en los que podrá delegar algunas funciones, y tendrá en sus
tareas el auxilio administrativo que requiera la Institución.
Todos los poderes públicos están obligados a auxiliar al Defensor del Pueblo cuando
éste lo solicite en las investigaciones que realice en relación con las quejas que reciba, que
le podrán dirigir los particulares interesados por escrito, con su firma e indicación de su
nombre, apellidos y domicilio, en papel común y en el plazo máximo de un año, contado a
partir del momento en que tuviera conocimiento de los hechos objeto de las mismas, sin
necesidad de valerse de Abogado ni Procurador.
El Defensor del Pueblo, goza de inviolabilidad y no podrá ser detenido, expedientado,
sancionado, perseguido ni juzgado por las opiniones o criterios que mantenga en el ejercicio
de las funciones de su cargo. Sólo podrá ser detenido en caso de flagrante delito, siendo
en tal caso juzgado por la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo.