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ANTOLOGÍA

DE LA POESÍA CÓSMICA DE
MATANZAS, CUBA
por
Raúl Tápanes López
Iván Suárez Merlín

Selección arquetípica
Fredo Arias de la Canal

Frente de Afirmación Hispanista, A.C.


México 2003
2

© Raúl Tápanes López


Apartado postal 334
40100, Matanzas, Cuba

© Iván Suárez Merlín


Calle 336 # 10506 e/ 105 y 107
Naranjal Norte
40100, Matanzas, Cuba

© Frente de Afirmación Hispanista, A.C.


Castillo del Morro 114
11930, México D.F.
Email: ivanfah@prodigy.net.mx

Portada: Juglares en la isla mágica, cofre del Caribe


de Janet Quevedo (Matanzas, Cuba, 1974)
(Acrílico y óleo sobre tela, 40 x 50", 1998)
3

Antología
de la Poesía Cósmica de
Matanzas, Cuba

por

Raúl Tápanes López


Iván Suárez Merlín

Frente de Afirmación Hispanista, A.C.


México 2003
4

Agradecimientos
A todos los poetas que nos han hecho llegar sus textos en
muestra de confianza y amor a la poesía.
5

PRÓLOGO

En su prólogo a la antología Poetas en Matanzas (Instituto de


Historia, La Habana, 1965), escribe el historiador Israel Moliner:

Matanzas, que en pasado siglo fue conocida como Atenas de


Cuba porque desarrolló en sí –junto con el resplandor económico
que la sostuvo- una vida intelectual relevante (Heredia, Plácido,
Milanés, las tertulias de Del Monte), no fue menos deudora de ese
crédito en los años que precedieron a la República (Byrne –íntimo
a veces, poeta de la guerra para la historia-; Federico Urbach -
musicalidad, buen gusto-) ni aún en la primera mitad de este siglo
en que apuntaron voces, ya en la prosa vigorosa de fibra filoSófica
(Medardo Vitier, Fernando Llés), ya en la poesía, que alzó
cultivadores de tal trascendencia que marcaron hitos en la historia
de la literatura cubana (Agustín Acosta –postmodernista tendiente a
la sencillez, a la suave ironía filosófica, de poesía social-; José
Zacarías Tallet –que infunde ternura y luz a su prosaísmo y es la
imagen más genuina de lo cotidiano, creador de un estilo
personalísimo-; Manuel Navarro Luna –íntimo en sus albores y
recovecos y profundamente social ya hacia la madurez-; Regino
Pedroso –humano, cósmico, telúrico, social-).

En Matanzas las antologías poéticas son una tradición a pesar


de las adversas circunstancias que muchas veces las rodean. Ya en
1847 figuras tan brillantes como Heredia, Leopoldo Turla, Teurbe
Tolón y Gómez de Avellaneda entre otros, se reúnen en el Album de
Yucayo; nueve años después (1856) Luisa de Molina dedica el
Aguinaldo a la guajirita del Canímar con la cooperación de
Heredia, Federico Milanés, Antonio Guiteras, Domingo del Monte,
Francisco Iturrondo y otros poetas de la época. En 1887 Nicolás
Heredia ordena el Almanaque del Album, en el que se recogen
trabajos de Francisco Jiménez, Ramón Mesa, Miguel Garmendía,
Bonifacio Byrne, Fernando Romero Fajardo, Eugenio Sánchez de
6

Fuentes, Manuel Carballo, José Luis Prado, Mateo Fiol y algunos


otros.

En la primera mitad del siglo XX un grupo de poetas –entre los


cuales se encuentran algunos de los aquí antologados- conforman la
Peña Literaria, bajo cuyos auspicios se edita en 1958 la primera
antología de la poesía matancera contemporánea que reúne a una
veintena de autores, desde Agustín Acosta hasta Carilda Oliver
Labra. En 1965, ya en pleno período revolucionario, ve la luz bajo el
nombre de Poetas en Matanzas, lo que pudiéramos considerar el
segundo número de la serie de antologías que con ese título ha sido
editada. En 1978 y con prólogo de Carilda Oliver Labra se publica
Poetas en Matanzas III. En 1986 aparece Poetas en Matanzas IV,
que recoge 37 poetas nacidos en la provincia o residentes en ella.
Trece largos años después Ediciones Matanzas publica –en 1999- la
más reciente antología: Poetas en Matanzas V con textos de 40
poetas en 158 páginas.

En el 2001 el Frente de Afirmación Hispanista publica en


México una pequeña Antología de la Décima Cósmica de Matanzas
y Zonas Aledañas, recopilación hecha por el poeta matancero
Francisco Henríquez, residente en Estados Unidos, en que aparecen,
entre otros, 15 poetas de la Atenas de Cuba.

El presente trabajo -que agrupa una cantidad de poetas nunca


antes reunida en publicación alguna-, ha sido hecho a la luz de las
leyes del protoidioma poético descubiertas por Fredo Arias de la
Canal, así como de sus estudios arquetípicos basados en el método
del psicoanálisis. Los estudios de Fredo Arias sobre la poesía cubana
han tenido su más notable y reciente fruto en los tres tomos –
editados entre 2000 y 2002- de la Antología de la Poesía Cósmica
Cubana, que agrupa a casi setecientos autores de todas las épocas,
esfuerzo sin precedentes en la historia literaria o editorial cubana.
7

Un aspecto, aparentemente secundario, de esta ingente labor


reclama atención por cuanto adquiere en nuestra coyuntura una
importancia primordial: al hacer de la poesía un campo de estudio,
Fredo Arias presta un doble servicio -como ya dijera el español
Manuel de la Puebla-: el de difundir la poesía y el de congregar a los
poetas. Numerosos poetas matanceros han visto sus textos
publicados por el Frente de Afirmación Hispanista en pequeñas
antologías personales que esta asociación cultural hace circular
gratuitamente entre personas e instituciones culturales del mundo
hispánico.

La mayoría de los autores aquí presentados –sobre todo los


agrupados en la III Parte- es prácticamente inédita. Los menos tienen
en su aval alguna edición que cumpla los parámetros
internacionalmente establecidos para dejar de ser considerado un
autor inédito. Muy pocos tienen ya un nombre reconocido y un sitio
establecido en los medios de difusión nacionales. Excepto alguna
que otra plaquette o alguna modesta edición tipo folleto, muchas
veces artesanal y de escasa tirada, la mayor parte de estos poetas
nunca han sido cabalmente editados. Esa característica puede tener
muchas causas. Las conocidas dificultades editoriales por las que
atraviesa el país, no calificar dentro de los presupuestos estéticos que
determinan la difusión cultural en la isla y hasta la autoexclusión de
los mecanismos de difusión.

Toda clasificación lleva en sí el riesgo que implica establecer


un orden, un modelo, a partir de determinada perspectiva, por muy
fundamentada que esta sea, ya que nunca será definitiva o única,
sino efímera y susceptible a mejoras. Para su mejor apreciación
hemos divido el trabajo en tres partes:

- Parte I dedicada a las figuras ya consagradas –aunque algunas


quizás no lo son o no lo fueron tanto-, pero que sentaron cátedra y
pautas a seguir y permanecen o permanecieron haciendo poesía
hasta bien entrado el cambio social iniciado en 1959; maestros de las
8

siguientes generaciones, algunos desarrollaron la obra por la que hoy


se les conoce lejos de su lugar natal (Villar Buceta, Virgilio, Adolfo
Suárez o Cintio Vitier), conservando unos (Adolfo Suárez, Vitier)
más que otros (Virgilio Piñera) la influencia de lo que algunos han
dado en llamar la matanceridad. Otros (Luis Marimón) que no
nacieron en los alrededores del Yumurí, hicieron de Matanzas su
tierra adoptiva y dejaron aquí su mejor legado. Algunos (Carilda
Oliver, Francisco Henríquez, Juan Luis Hernández Milián) se
mantienen aún muy activos en el ámbito de la literatura.

- Parte II: poetas más jóvenes que aún (a juicio de los


antologadores) no han alcanzado las cotas de sus predecesores.
Clasificación quizás discutible pero a través de la cual –y eludiendo
hasta cierto punto el rígido orden cronológico- hemos querido dar la
palabra, fundamentalmente, a los más jóvenes (que aparecen en la
Parte III). Es esta una generación que marca el final de una etapa
histórica determinada y que a su vez sirve de puente a los nuevos
poetas actuales. En ella se destaca la presencia de autores que
proceden de otros lugares de la isla (Alfredo Zaldívar, Carlos
Chacón) pero que hacen poesía en Matanzas.

- La Parte III dedicada a los poetas más jóvenes, nacidos en o


después de 1959 se inicia con Eliezer Lazo, tempranamente fallecido
y que junto a Luis Marimón, constituya quizás uno de los
paradigmas poéticos de la actual generación. Entre ellos unos pocos
que han logrado cierto nivel de reconocimiento (Antonio José Ponte,
Javier Marimón, José Manuel Espino y otros), para conseguir lo cual
en algunos casos además de su calidad poética, han debido emigrar
de sus lugares natales hacia la capital (Ponte, Javier Marimón) o el
extranjero (Daniuska González).

Es importante dejar dicho aquí que se ha tenido especial


cuidado en recoger los poetas matanceros –por nacimiento, porque
han escrito su poesía aquí o porque su obra lleva la esencia de su
origen- más representativos con independencia de cualquier otra
9

consideración. Así están juntos poetas de posiciones políticas y


sociales tan disímiles como Agustín Acosta, Néstor Ulloa o Manuel
Navarro Luna, y una apreciable cantidad de los que hoy se
encuentran fuera de la isla.

El estado de la poesía matancera actual es objeto de


encontradas opiniones y críticas a veces complacientes y a veces
ácidas. Los poetas mayores, unos más o menos abiertamente que
otros en dependencia de sus características personales, consideran
que hay superficialidad, falta de estudio y hasta de oficio en ciertos
jóvenes. Los jóvenes a su vez, reprochan a los otros el usurparles la
mejor parte en el terreno de la divulgación y el reconocimiento
necesario como estímulo de trabajo. ¿El eterno conflicto
generacional? ¿Una devaluación real en la poesía que hoy se
escribe? Como fuere es hoy un secreto a voces en toda la isla, que la
poesía ha perdido la importancia social y el papel protagónico que
durante mucho tiempo tuviera en la cultura cubana, papel del que se
ha apropiado en el aspecto literario la narrativa.

Agustín Acosta, José Zacarías Tallet y Regino Pedroso fueron,


además de otros nombres que harían demasiado larga la cita, figuras
cimeras de la poesía matancera que trascendieron más allá de la
ciudad y de la isla en la primera mitad del siglo XX. Luego vendrían
otros como Carilda Oliver Labra o Cintio Vitier, igualmente
trascendentes que se encontraban en plena madurez al producirse el
triunfo revolucionario de 1959. Una década después el llamado
“quinquenio gris” –que en realidad ocupó más espacio de tiempo
que el de un lustro- ejerció su negativa influencia en la poesía
cubana. Carilda Oliver Labra, entre otras vetadas figuras literarias,
permanece en silencio durante más de diez años. Antes ya había
callado Agustín Acosta.

Los poetas actuales se abocan a todos los caminos y se


diseminan en una serie de estilos más amplia que la de sus
predecesores. Hay varias características muy marcadas y destacables
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en la poesía cubana y matancera actual. Hasta los creadores menos


jóvenes que cultivaron el coloquialismo y la llamada poesía de
exaltación y deslumbramiento de décadas anteriores –a decir de
Arturo Arango-, se adhieren a una de las dos tendencias
prevalecientes: la renovación de las formas clásicas –incluso el
resurgimiento de la rima-, y la ruptura formal a través de la
intensificación metafórica, el tratamiento de temas como la
homosexualidad y hasta cierto regreso al hermetismo lezamiano. Es
apreciable la vocación –puesta de manifiesto en los exergos, las citas
textuales, las referencias a los clásicos, etc.- de los poetas actuales
de insertarse en el mundo y la cultura universal.

Matanzas, que llegara a abrogarse para sí el sobrenombre de la


Atenas de Cuba, está a mitad de camino entre La Habana –donde
reside casi el 20% de la población de la isla- y Varadero, el polo
turístico convertido en punto vital de la economía cubana. La ciudad
de los puentes, la que bordea la bahía, la del nombre cruel, está
también a mitad de camino entre la niebla del San Juan y el sol
tropical, entre la leyenda y la realidad. Una ciudad que se precia de
su tradición cultural, venida a menos desde que la aristocracia
azucarera de siglos pasados perdiera sus prerrogativas; una ciudad
donde la gente de la calle conoce a los poetas y los aprecia; una
ciudad de poesía y para la poesía, donde cada transeúnte es un
amante de algo –de sus calles o sus ríos, de sus mujeres o sus
hombres- y cada amante es un poeta.

Raúl Tápanes López


Matanzas, Cuba, noviembre de 2002
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PARTE I
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AGUSTIN ACOSTA
(Jagüey Grande, 1886-1979)

Luna del campo

Tú siempre has sido mía, LUNA del campo; siempre


jugaste a que eras SOL de mi jornada oscura,
lo mismo cuando a pie soñaba por los bosques,
que cuando sobre un potro volaba en las llanuras.

Tú siempre has sido mía. Los bailes campesinos


que decoraba el NÁCAR de tu presencia única,
ampliaban el monótono rasguear de las guitarras,
y tú me sonreías sobre los campos, LUNA.

Ya voy hacia las vastas haciendas de mi espíritu,


donde reinar no puede la densa sombra oscura,
porque a la noche opongo tu CLARA LUZ de entonces,
LUNA.
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AMERICA BOBIA
(Limonar, 1893-1984)

Gloria a ti

(Fragmento)

Al verla digo: es entre todas


como el milagro de la alborada.
Tal vez un ángel trajo una ESTRELLA
en la sedosa PUNTA de un ala,
y, tembloroso, dejó el LUCERO
sobre la cuna que la aguardaba.

Finje el cabello sobre la frente


una aureola como en las santas;
o una corona de RAYOS DE ORO
que el SOL circunda con vivas LLAMAS.

Allá en las eras de Efrhata, BRILLAN


ÁUREAS espigas cual LLAMARADAS;
tú, al SOL batiendo los rizos rubios
no las envidias, al superarlas.

FUENTE serena que se desliza


sobre la tierra como tu alma,
arranca ESTRELLAS al infinito
y las refleja sobre sus AGUAS.

(… )
14

JOSÉ ZACARÍAS TALLET


(1893-1990)

Posibilidades

Tú ignoras que yo te quiero


y tal vez nunca lo hayas de sospechar,
aunque eres para mí las ESTRELLAS, el claro de LUNA,
el alba, el ocaso y todo lo demás
que amaban los románticos del buen tiempo viejo
y que ya no se usa.

Es cuestión de categorías
y tú estás
varios peldaños, más arriba.
Y yo no podré subir y tú no querrás bajar
(o no te dejarán bajar).

Por eso no puedes tener la más leve sospecha


de que cuando te MIRAN, mis OJOS, ávídos, te besan,
y como nunca, nunca lo sabrás,
sólo soy para ti uno de tantos amigos a quienes se dice:
"Buenas noches, Fulano, ¿cómo sigue
de su catarro?" o poco más.
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MANUEL NAVARRO LUNA


(1894-1966)

Doña Martina

(Fragmentos)

I
La LUZ mía, pura y tierna,
más de cien años BRILLÓ.
Como era una madre, yo
llegué a pensar que era eterna.
La sombra que nos gobierna
desde su sombra infinita,
un LUMINAR necesita
para la MUERTE ALUMBRAR...
¡y ya tiene el LUMINAR
de mi dulce viejecita!

Llegué a pensar: si ella ha sido


cien años de LUZ quizás
pueda vivir mucho más
de lo que hasta aquí ha vivido.
Porque quien así ha podido
tan larga vida vivir.
¡oh MUERTE debe seguir
con su LÁMPARA ENCENDIDA,
ILUMINANDO la vida
sin cansarse ni MORIR...!

(… )

III
En la mísera barriada
su escuela fue como un templo
16

de gracia y LUZ: un ejemplo


de ternura ILUMINADA.
Era como una MIRADA
hacia otro MUNDO mejor:
un CELESTE RESPLANDOR
que aun apagado ilumina.
¡Como que es Doña Martina
que sigue enseñando amor!
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REGINO PEDROSO
(1896-1983)

Un poeta ha partido hacia las fuentes amarillas

Era el más joven, y ya ha partido.


Mensajero del iris en la región de atmósfera de BARRO
en donde desfallecen sin el vuelo las alas.

Las praderas de sombras, el país de loa blancos bambúes,


las FUENTES AMARILLAS,
para sus OJOS nítidos ya no tienen misterios.

Hoy junto al kiosko sólo la soledad mis pasos acompaña.


Ya ni su risa, ni su canto, infantil, ni su palabra trémula
enflorecida de musicales ecos.
Ante el cercano invierno sólo el otoño pálido volando
en mi camino conchas AMARILLENTAS.
No era el trigal del VIENTO, ni los terrestres RÍOS, ni la
misma ciudad ni las creencias
lo que en el ancho océano armonioso trenzaba nuestras
almas hermanas.
Era la LUZ, la atmósfera impalpable, la CLARA tierra ASTRAL
de un universo inexistente.
Apenas si en el breve segundo de la vida pudieron
estrecharse nuestras manos;
pero él se ha ido, AMARILLO entre rosas, en su brumosa
barca de las insondables,
y hoy se abre ante mis OJOS un MAR de sombra en tan
inmensa soledad
que a su sola presencia mi corazón NAUFRAGA.
Se alejó con voz de AGUA DE ESTRELLAS, de LUZ,
de música
y presencia irreales,
y la raíz de su voz, de su espíritu, nacido en los celajes
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que alimentan los SUEÑOS.


Hoy toco su presencia en la noche infinita de latidos que
entre mis dedos dejan amargura de ausencia.

La HELADA que comienza mi sendero a emblanquecer


ya no es aquella que viera retornar las primaveras
Todo ha empezado a enmudecer para el blanco silencio:
las flautas, las danzas, las manos, las canciones;
recogidas en sus ecos, las caracolas líricas.
¡Qué solo MIRO en torno AMARILLEAR los últimos rosales!
Y uno ha partido, sobre MAR espumosa de misterios, uno
ha partido.
Ha partido ya aquel con quien en el invierno yo hubiera
querido dialogar calladamente sin pronunciar palabras.

De Obra poética
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MARIA VILLAR BUCETA


(Pedro Betancourt, 1899-1977)

… Y habló la Esfinge…
(Fragmentos)

… Y habló la Esfinge:
-Oh tú, que desafías
el silencio de mis labios de PIEDRA,
que jamás profanó mortal alguno!
Sabe que la Verdad en mí se encierra,
y oirás revelaciones espantosas,
como en un nuevo Apocalipsis… Tiembla,
oh mortal, ante la ira de los dioses,
por quien mi BOCA sus designios sella!

Mas como la curiosidad humana


es insaciable y, como el tiempo, eterna,
ordenó el Hombre, imperativo:

-Habla!
Y pues mis hombros desnudos sustentan
el formidable peso de la Vida,
vengo hacia ti consciente de mis fuerzas!

Y por segunda vez habló la Esfinge


al Hombre, como si él comprendiera:

-Era mi alma LUMINOSA y pura


como una ESTRELLA en germen; pero densas
sombras ante mi LUZ se interponían.
(Así triunfan, a veces, las tinieblas).
Y he aquí que un día un hombre, cuya frente
RESPLANDECÍA con una LUZ nueva,
llegó hasta mi alma, venciendo a las sombras…
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Llegó hasta mi alma y díjole: -Despierta!,


con un acento antes jamás oído;
y aproximóse a mí cual si quisiera
fundir su LUMBRE con la LUMBRE mía!
Huyeron, humilladas, las tinieblas…
Y desde entonces fuimos, sin saberlo,
RAYOS dispersos de una misma ESTRELLA!

Calló la Esfinge y, conmovido, el Hombre


tembló ante el alma INMÓVIL DE LA PIEDRA.

(… )
21

VIRGILIO PIÑERA
(Cárdenas, 1912-1979)

Elegía así

Invito a la palabra
que pasea entre PERROS su desierto ladrido.
Todo es triste.
Si con LUSTROSAS hojas corona frente y SENOS
una fría sonrisa florecerá en la LUNA.
Todo es triste.
Después los PERROS tristes comerán de las hojas
y ladrarán palabras de LUSTROSO sonido.
Todo es triste.
Un perro invita a los jacintos en el RÍO.
Todo es triste.
Con LUNADAS palabras, con aperradas FLECHAS,
con DENTADAS hojuelas
HIEREN a las mudas doncellas los jacintos.
Todo es triste.
Crece la negra hierba con un rumor tranquilo
pero LUSTROSOS FILOS acarician el ritmo.
Todo es triste.
Detrás de las palabras las SERPIENTES se ríen;
así la sorda tierra no permite sonidos.
Ladra un AVE celeste por el VIENTO
para alejar la MUERTE;
con FLORES de la noche la descubre,
con palabras de perro la seduce,
con una copa de tierra la sepulta.
Todo es triste.
Invito a la terrosa palabra que PERFORA la vida y los ESPEJOS
y el eco de su imagen dividido.
Todo es triste.
Crujiendo CRÓTALOS cremosos crecían:
22

un juego de palabras con ladridos.


Todo es triste.
Un velablo con veloz VIENTO vuela en variaciones viriles.
Todo es triste.
Media copa de tierra enmudeció la música.
Todo es triste.
Después la tierra se BEBIÓ ella misma.
Todo es triste.
Y cuando llegue el tiempo de la MUERTE
ponedme ante el ESPEJO para VERME.
Todo es triste.
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HUGO ANIA MERCIER


(Matanzas, 1916-1979)

Equis

AGUAS venidas sin saber de dónde


como límpido abrazo de ventura
para medir la última estatura
de esta impaciencia que mi SANGRE esconde.

AGUAS venidas en la hora plena


en que el MUNDO distante se perfila
dentro de la recóndita PUPILA
que agranda su dolor sobre la arena.

¡Oh, blanca religión que, íntimamente,


vas descendiendo en LUZ sobre mi frente,
igual que un ala por la brisa HERIDA…

Como si toda la órbita CELESTE


se me abriera de pronto para este
meridional trasiego de mi vida.
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NÉSTOR ULLOA RODRÍGUEZ


(Matanzas, 1920-1971)

Cantos de amor a Matanzas

(Fragmentos)

(… )

Siempre serás la discreta


novia del ESPEJO AMARGO,
y siempres tendrás un largo
dolor para ser poeta.
Tu calma, triste y secreta,
se prolonga en el estero,
y en un homenaje entero
de tierra, te vuelves pan,
donde los PÁJAROS van
a despertar el LUCERO.

En lo alto de la ermita
-atalaya espiritual-
tu CIELO es como un CRISTAL
cuando el SOL se desorbirta…
Más abajo, la bonita
estampa de algún bohío,
entre el suave lomerío
que se desliza en el abra:
destino de la palabra
por donde se MUERE EL RÍO.

(… )

¡Quién no sabe tu costumbre


del himno siempre a las diez?
25

¡Quíen no te ha visto una vez


vestida de incertidumbre?
Mirarte desde la cumbre
es llenarse de albedríos,
y hasta los ASTROS tardíos
se extasían en tu pie
imaginando una V
mayúscula con tus RÍOS.
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DIGDORA ALONSO
(Matanzas, 1921)

Micros

(Fragmentos)

La música de las esferas


el sonido de la SANGRE en su TORRENTE
y el de la sombra

¿A dónde irán las notas de los saxófonos


MATANDO como truenos?
¿Qué tempestades de aire
desato con mi brazo al moverlo?
¿Qué seres arrastraré en el torbellino?

Hay un MUNDO de colores y formas


en la pared más blanca
oculto.
Como los edificios en las lejanías.

Tan dentro de mis manos


que no puedo asirlos
tan cerca y, sin embargo,
tan semejantes a las GALAXIAS.

En el túnel que se forma


entre mis pies y la tierra
¿Qué ECLIPSES producirán mis pisadas?
¿Qué nube yo
adonde llego
enormemente invisible,
lentamente avanzando?
27

No te hace daño el gigante mío


te piso y no te alcanzo
mi peso te llega
como a mí la mole de la LUNA.
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CARILDA OLIVER LABRA


(Matanzas, 1922)

Cuento

Yo era débil,
rubia, poetisa, bien casada.
Tenía deudas
y una salud de panetela blanca.
Hicimos una casa pobremente,
muchas ventanas:
para enseñar nuestros besos a las nubes,
para que el SOL entrara.

La casa era tan bella


que tú nunca dormías.
Ya no eras abogado ni poliomielítico
ni nada.
Nunca dije:
¿cuándo vas a poner esa demanda?
Porque yo tampoco
cocinaba.

Fueron días
como no quedan otros en las ramas.
Yo me empeñaba en sembrar algo en el patio:
tus GATOS LO ORINABAN,
pero era tan feliz que no podía
decir malas palabras.
Ay, una tarde...
(Septiembre tomó parte en la desgracia),
ay, una tarde
(Dios estaría sacando crucigramas);
ay, una tarde
pusiste tantas PIEDRAS en mi saya
29

que desde entonces


ando inventándome la cara.
El CUCHILLO
tenía la forma de tu alma;
yo quería ser otra, hablar de las ESTRELLAS...
(sobraron noche y cama).
Yo me empeñaba en sembrar algo en tu PECHO:
tus GATOS LO ORINABAN,
y era tan infeliz que no podía
decir buenas palabras.

Tarde en otoño.
MIRÉ las sábanas AMARGAS,
el jarro de la LECHE,
las cortinas
y el crepúsculo me convirtió en su mancha.
(Yo era un CLAVEL PODRIDO de repente,
un CANARIO botado).
Con empujones que lo gris me daba,
entre temblores,
volví a la falda
de mi madre.

Pasaron tantas cosas


mientras yo me BEBÍA la soledad a cucharadas.

Un viernes
–un viernes en que tu olvido me enterraba–
llegué a la esquina
de la casa.
Estaba allí como una TUMBA diferente,
se veía otra LUZ por las ventanas.
Tuve miedo de odiar...
(Ya era hasta mala).
30

Pasaron tantas cosas;


el tiempo fue cosiendo mi MIRADA.

Ahora no pueden asustarme con los truenos


porque la LUZ me alza.
Ahora no pueden confundirme con un libro.
Soy la palabra recobrada.

¡Ríanse,
AGUJAS que en mi carne se desmandan;
ríanse,
ARAÑAS que me tejen la mortaja;
ríanse,
que a mí, también, carajo, me da gracia!
31

AMELIA DEL CASTILLO


(Matanzas, 1923)

Alianza
No,
no anochezcas su paso,
no DESGARRES su aguda transparencia.
deja que la palabra
atraviese montañas. Deja que viaje intrépida
sobre el lomo del tiempo
horadando el silencio milenario
de las PIEDRAS y de los sordos de alma.
Deja que vuele, tan ligera y blanca,
que se deshaga en polvos ESTELARES.
Que se vista de música y de auroras
estremeciendo las conciencias
huérfanas de palabras.
Deja que truene en furia,
que se desate en cólera estrenada,
que golpee y se encone y se DESGARRE
en FLECHAZOS de LUZ,
hasta de LUZ cegar a los que MUEREN
a sorbos de CEGUERA de palabras.

De Cauce del tiempo


32

NORMAN RODRÍGUEZ
(Matanzas, 1926-1992)

Una docena de décimas cósmicas a Martí


(Fragmentos)

Fue distinto, fue sincero;


redondo como un anillo.
Como la palma, sencillo;
sencillo como un LUCERO.
Vivió forjando un lindero
entre el JAZMÍN y la bala.
Vivió... murió... (su hora mala
hace SANGRE en la memoria).
Vivió para hacer la Historia
bajo la sombra de un ala.

Vive en el Norte y le anida


un ÁGUILA el corazón;
escribe versos y son
versos su prosa y su vida.
Urge, sustenta; no olvida
su oficio de LLAMA y grano,
de aljaba de SOL... hermano
clarísimo de esta tierra,
se pone a formar la guerra
con un CLAVEL en la mano.

De mártir viene martirio;


y de martirio, martí.
Ya es una FLOR carmesí
aquel portento de LIRIO.
Ya es un empeño de CIRIO,
de LUNA que el aire cuida;
ya es una PALOMA HERIDA
33

su pluma y, quebrada en besos,


la MUERTE ensaya en sus huesos
un camuflaje de vida.
34

FRANCISCO HENRÍQUEZ
(Unión de Reyes, 1928)

Hora del oscurecer

(Fragmento)

Los postigos de las puertas


de miradas ojivales,
MIRAN CON OJOS GLACIALES
las horas que pasan, MUERTAS.
Por las ventanas abiertas,
muchachas de rica cuna,
se asoman a ver la LUNA
que, como un PÁJARO blanco,
se posa sobre un barranco
de la placidez montuna.

El CAN DEL VIENTO se asombra


ladrando al SOL de la cuadra,
y a ratos sale y le ladra
a la voz que no lo nombra.
Los reflejos de la sombra
llevan un FULGOR al hombro,
y a veces, para el asombro
de los que adoran la cruz,
se suele vestir con LUZ
de eternidad, el escombro.

A lo lejos duerme el RÍO


su SUEÑO de PIEDRA ruda,
y sobre su piel desnuda
se acuesta el ESTRELLERÍO.
El MUNDO y su vocerío
no HIEREN el escenario,
35

sino cuando el vecindario


se ensucia de LUCES fatuas,
y toman color de ESTATUAS
las torres del campanario.
36

ISIDORO NÚÑEZ
(Matanzas, 1933)

(s/t)

Yo vi a Matanzas confusa
entre Yucayo y Atenas
cuando el SOL doraba apenas
su alba túnica de musa.
Vi volando la LECHUZA
de Minerva en el estero
vi a Venus hecha LUCERO
nacer de las sombras CIEGAS
y entre dos columnas griegas
el MAR violeta de Homero.

Cerrar los OJOS dormir


hasta que venga la MUERTE
bien estirado tenderte
sin ganas ya de vivir.
Cerrar los OJOS dormir
para soñarte despierto
al CIELO el balcón abierto
y en su noche sumergida
soñar la ciudad dormida
seguir vivo estando MUERTO.

Se teje el valle a sí mismo.


El AURA descansa en cruz
y cuando viene la LUZ
se cierra sobre el abismo.
Como en un raro espejismo
están las nubes paradas.
37

Allá bajo en las cañadas


cruza diminuto un tren
y otras TIÑOSAS se ven
en remolino agrupadas.

A pierna suelta dormido


¿a dónde voy? ¿dónde estoy?
y sobre todo ¿quién soy?
¿quién quiero ser y no he sido
o aquél que siempre he temido?
La propia MUERTE desdeño
al rendirme como un leño
resollando en el ronquido
tan dentro de mí metido
cuando soñando me SUEÑO.
38

DOMINGO ALFONSO
(Jovellanos, 1935)

La caravana de los ídolos

Vi la caravana de los ídolos


ALUMBRADOS tenuemente por la LUZ del atardecer
en medio de la ARCILLA,
CABALLOS y caballeros, ignorantes de su destino,
en un sendero que no conducía al MAR.
La bruma colgaba sobre el páramo como una tela difusa e
INMÓVIL;
pero en un ángulo del paisaje, a lo lejos,
más allá de PLANETAS y de LUNAS carentes de vida
vi una moneda oscura, caricatura del SOL.

¿Porqué los ídolos desfilaban ante mí?


Pedazo de un dios que no soy.
¿Cuál era el objetivo de esos gestos creando un idioma de
jeroglíficos
dibujados en el aire para no permanecer?
Tal vez junto conmigo otros OJOS contemplaban la escena;
espectadores desconocidos se agrupaban a mi lado,
invisibles para mí, callados, en medio de la neblina
y en silencio descifraban el mensaje de aquel desfile
que nunca pude comprender.
39

ROMUALDO SUAREZ
(Matanzas, 1935-1979)

Sonetos por la muerte del verde

Hay que cantar sobre la tierra ajena,


sobre la tierra sin el verde mío.
Hay que decir por qué se queda el frío,
por qué no me responde la AZUCENA.

Hay que cantar la angustia de la arena


sin el manchón piadoso del rocío;
decir la MUERTE y no sentir vacío
porque la MUERTE todo nos lo llena.

Hay que cantar la ausencia de lo leve.


Decir por qué hay un siempre en lo más breve.
Saber que nos traspasa lo pequeño.

Hay que cantar sobre la tierra HERIDA;


y comprender que el verde se suicida
porque no puede soportar un SUEÑO.

II

Enterraron el verde. Se lo juro.


Eneterraron el verde y está el día
tan mal vestido que hasta se podría
con su tristeza levantar un MURO.

Enterraron el verde, y está obscuro


el CIELO, el campo, el VIENTO, la alegría…
Enterraron el verde, y todavía
40

el corazón no quiere estar seguro.

Enterraron el verde, y es mentira


que haya verde en la yerba que suspira,
que haya verde en el MAR y sus enojos.

Es mentira aquél verde y aquél puerto,


es falso este color, porque ella HA MUERTO,
y enterraron el verde con sus OJOS… !
41

JOSÉ BELTRÁN
(Cárdenas, 1936)

Arden todas sus frondas

Este campo es un PÁJARO


con las alas plegadas.
Su aroma tiene FUEGO
y ARDEN todas las frondas.
No se sabe si el valle
es un niño desnudo
porque ya el arcoiris
absorbe su fragancia.
La lluvia es un ENJAMBRE de palmeras,
un punto entre la tierra
y los COMETAS.
42

ADOLFO SUÁREZ
(La Habana, 1936)

Luz de la brisa

Para Fina García Marruz

El fresco RESPLANDOR de las mañanas,


en las tardes FULGENTE CLARIDAD,
hoy aparece en torno
al BRILLO DE CRISTALES y de FRUTAS.

No hay LÁMPARA o CANDELA,


noticia, indicio
de otro FULGOR más alto en el estío,
de algún perfume
de hierbas y cortezas
que tu sentido irrite con delicia
como estos ESPLENDORES.

El tiempo es LUZ.
Los RÍOS ESPEJEAN
bajo el VIENTO QUE ARDE entre los puentes.
En la pulpa del día
crepitan los sonidos.
El espacio se cuaja de sabores
y se detiene el MAR sobre las nubes.

DESTELLO, ardor,
CENTELLEO de árboles y PÁJAROS,
puertos HERIDOS:
no haya voz que te exalte como el VIENTO,
LUZ de la brisa.
43

JUAN LUIS HERNÁNDEZ MILIÁN


(Matanzas, 1938)

(s/t)

El NÁUFRAGO renueva aquí sus votos


donde la MAR tantea al tenue CIELO
y no es la lejanía su desvelo
sino ir contemplando los ignotos

ESPEJISMOS que son de BARRO infiel,


dibujo, SUEÑO, azar perecedero
y de nuevo se aferra el buen madero,
SORBIENDO LUNAs y esperanzas, HIEL…

Al terrestre zodíaco renuente


entre el CIELO y el AGUA es inocente
del PLANETA que sufre en carne viva.

Cualquier culpa así NÁUFRAGO soporta


y en un pálpito urgente de su aorta
cada día se salva a la deriva.

De Perfección del imposible


44

LUIS LORENTE
(Cárdenas, 1948)

La mujer del cuadro

¿Es húngara o francesa


la familiar mujer del cuadro de la sala?
Con abriles y almendras en los OJOS
parece ella advertir que es prisionera
de cierta soledad donde perdió el color
MIRANDO parroquiales, balcones y verjas sobre verjas.
Detrás de alguna ESTRELLA fue halagada.
Alguien muy principal le cortó FLORES
y la llevó a dormir entre ventanas
por donde entraban tenues las magnolias,
y la LUNA de lejos, apenas era LUNA.
No ha subido Santiago.
Ni siquiera sospecha a qué huele La Habana.
Anda en un fondo rojo de lamentos
cada vez más lejana, la mejorable,
la familiar mujer del cuadro de la sala.

De Café nocturno
45

ARAMÍS QUINTERO
(Matanzas, 1948)

(s/t)

Amo esos versos viejos y húmedos como un hongo


que aún sigue en su madero. Una noche
como a tientas los buscas sin saberlo
y ellos ARDEN, QUEMAN su viejo aceite

y alzan de nuevo la armazón


del que has sido, el que eres,
tu maderamen justo y único
bajo las tablas nuevas y el METAL.

Con su olor conocido que sube,


con su rumor, los paladeas
como tu plato de la infancia. No eres otro
sino ese niño, no eres
sino el adolescente que una vez
comió esas setas pardas
mientras la noche afuera volteaba
como un ASTRO ENCENDIDO.
46

LUIS MARIMÓN
(La Habana, 1951-1995)

Mutaciones de un silogismo
Te hallé: más DESOLLADURA que esperanza
cuando en la insólita infancia veías la LUNA como un trapo sucio.
Vi a tu corazón nacerle crepúsculo con un crujido,
que aún huele a SANGRE y a hojarasca.
He aquí yo descubro en ti
ese linaje múltiple
que hace el tiempo más justo.
Tu humedad SIDERAL sube a mi cuerpo,
como esas CIEGAS AGUAS que nunca vieron el SOL;
enmudecidas,¡que ya están muriendo
en el ahogo vacío de las cuevas!
La revelación, atroz paz del vacío
por eso mis resecos huesos
al lado de las últimas BRASAS perciben
las manos de los espíritus
que viven en mi conciencia.
Los carbones cubiertos de CENIZA,
buscan mi oscuridad en el rincón más apartado.
Yo estoy pariendo mis SUEÑOS con la augusta
serenidad de los que nacen póstumos.
Cierro los OJOS, vuélvome hacia dentro
y allí soy el profundo MANANTIAL
sin saber qué hacer con tanta AGUA.
Un fervor minucioso recorre los concéntricos
cráneos que en su almagre de SANGRE
los hombres venidos de la PIEDRA dejaron.
Chocan, se entremezclan, abovedan mis pasos
sobre la tierra prometida donde se convulsionan
los gritos y la garrapatas que todo tiempo arrastra
y los montículos formados por las heces
47

de los MURCIÉLAGOS.
Todo me hace pensar que existe todavía
la espuma del MAR tal como era
ya que nada, al final, sigue perdurando lo mismo.
Todo en mi fue de magia.
Mis crímenes, un SUEÑO.
Por eso, cuando me hablas,
veo praderas cálidas en las que el universo,
total, se simplifica
en esas remotas arboledas que giran sin definir sus rasgos,
que tornan sin saber que se fueron
a BEBER de la niebla antigua que nace en las orillas de los RÍOS.
Voces cumulativas de silencio,
palabras que no bastan para expresar
ni siquiera una serie de sonidos cósmicos.
El corazón del MAR huele a salitre.
El mago, en mayo, no era
o quizás sí era y era también el tiempo
cuando cubría con su AMARILLO vellón las amapolas
y en el frenesí de los aires
veía surgir entre la niebla los CABALLOS salvajes
que una vez se llevaron toda la pureza del alma humana.
En las soportables mutaciones de esos días,
la hondura se hizo más perfecta
y ya era el INCENDIO que detrás de la montaña
el METEORO, como un cordero en su caída, ramonea.
Apresando UNICORNIOS y sirenas más allá de sus CÓRNEAS,
neutro como la sombra cruel que desde abajo llega,
un oscuro ídolo que encontró en la arena
le dijo: eres disolución
mutación
y CASTRACIÓN,
el profeta
por todos esperado,
como las ruinas de algo y el MUNDO
48

como una coincidencia,


el hombre crudo,
otra vez por el demonio cocinado.

De Shalom Shabbath
49

PARTE II
50

MANUEL CRESPO VÁZQUEZ


(Los Arabos, 1946)

Farol

Qué valiente,
qué solo en cada esquina,
en medio de las sombras
cómo BRILLA.

Aunque el frío
ponga en sus OJOS niebla
y le silbe al oído,
no se acuesta.

Y si LLUEVE,
COMO UN SOL, siempre en vela
contra el AGUA y la noche,
CENTELLEA.

De Locos zapatos
51

IVONNE SOTOLONGO
(Colón, 1948)

Caballo de fuego
y pasó el tiempo y pasó
un águila sobre el mar…
José Martí
Chandra que estás encima
allá lejos
por qué medita solo
en Montes que no son de Olivos
si va con las velas desplegadas
de pie
a estribor y en su buque pasa
como soldado de plomo
por qué los VIENTOS no son propicios
y los caracoles están dispersos
entre la arena.
Algún que otro caminante debió jugar
con tesoros ocultos
es posible que mientras cae una ESTRELLA,
pida un deseo para cargarte del misterio.
Así pasará el tiempo y pasará
una GAVIOTA rápida que aunque no sea mensajera
me sorprenderá con su graznido.
Pudiera enviarte mis coordenadas pero temo
lo que escribirán los poetas de mí
caracola bailarina medusa que
cansada de mirar CABALLOS DE FUEGO
traza nombres y danza
alrededor
de tu imagen rupestre
ahora frente a una HOGUERA
que me consumió
hace siglos.
52

LUIS ESPINO
(Matanzas, 1949)

Lucía

Por la LUZ necesaria a toda sombra


te he buscado y te busco todavía
en la casa olvidada, tan vacía,
donde el eco en el cuarto te renombra.

En tu patio la FLOR sin AGUACERO


está mustia de SED por dondequiera
y no cuelga la larga tendedera
desde el SOL de la tarde hasta el alero.

Hoy se va ya tu SUEÑO enamorado


penitente en la almohada y en las quejas
de ese gato que busca por las tejas.

El color de la sala no ha cambiado:


es la LUZ que se quiebra entre los CIRIOS
extrañando tu suave olor a LIRIOS.
53

ISOLINA BELLAS GALBÁN


(Matanzas, 1952)

La estrella necesaria

(Fragmentos)

¿Recuerdas?
Me regalabas polvos de la noche que yo volví un UNICORNIO
alado.
El trotaba mansamente bajo las ESTRELLAS
y con su hocico llegó a besar el rostro oculto de la LUNA.
Era un tibio animal despreocupado, que a la salida del SOL,
sobrevivía aún más blanco.
Siempre en camino hacia la LUZ, en majestuoso vuelo
y sus cascos transparentes se posaban
sobre todas las cosas imposibles.
El UNICORNIO DE OJOS DE CRISTAL
dormía en cualquier rincón del CIELO;
de acuerdo a los SUEÑOS
la larga crin flameaba al VIENTO cual bandera
o inerte le cubría su propio cuerpo.
(… )
Si en una LUNA de éstas
yo logro hacer un huso del propio corazón
a otro UNICORNIO blanco, muy despacio,
le voy a hilar la vida.
El UNICORNIO eterno, sin demonios,
que anuncie un nuevo canto de campanas
lejos de todo polvo falso, de todo mal conjuro.
Sólo para que tú seas verdad yo existo,
para que con tu CUERNO DE VITRAL señales siempre a los que
amen
la ESTRELLA necesaria.
54

Despliega tus enormes alas sobre la faz del MUNDO


y sale junto al arquero de la guarda, UNICORNIO amado
a la conquista del más invencible FUEGO.
55

ILUMINADA GONZÁLEZ
(Colón, 1952)

Una mujer dormida es presa fácil


sólo basta tenderse a su lado
PENETRARLA CON UNA LUZ cualquiera
y respirar profundo para no TRAGARSE LA MUERTE de su
rostro.
Una mujer dormida nunca se cree estafada
la noche es sólo un puente para saltar
sin miedo de lo que pueda haber del otro lado de sus OJOS.

IV

A veces quisiera ir desnuda por las calles


ofrecerme de contrabando y escoger al animal más hermoso
al animal de OJOS HERIDOS y amurallados
que saltará sobre mí como un PÁJARO agonizante
en busca del inmortal vuelo.
¡Oh prostitutas de alas negras
mi SEXO irrumpiendo en el mercado con su néctar en cruz!
¡Oh inmaculadas y castísimas señoras
la desnudez purifica como el VINO
abre todas las puertas para que te descubras
para que te conquistes desde adentro!
La desnudez puede ser una llave.
Yo desnuda RELAMPAGUEANTE como un ÁNGEL
mientras la noche se tiende dulcemente a mis pies.

De Monólogo de la insomne
56

MARÍA ELENA CRUZ VARELA


(Colón, 1953)

El muro

Al Este. Al Noroeste. Desmesurado. Abrupto. Inabarcable.


Hoja de doble FILO del suelo al CIELO del MURO.
Y una mujer delante. Debatiéndose.
Las ROCAS se disputan la herencia de sus sedas.
El ripio de sus trajes. Y ese dolor
reptando en las costillas. La ESPADA y su inocencia
dibujan una zanja de HIEL sobre la carne. La mujer.
Y la ESPADA. Y el MURO. Y el barranco. Y las sedas.
Y el BARRO. A sus pies está el cántaro. Deshecho
por los viajes a la FUENTE. LA FUENTE ESTÁ SECA
por toda la LOCURA DE SUS LUNAs. Al Norte. Al Sur.
El MURO. El MURO y su silencio imperturbable.
Su seguro silencio alimento de hiedras. La mujer
y sus ropas trizadas por el viaje. A sus OJOS EL MURO.
A su espalda la ESPADA. A sus pies el barranco.
Imposible avanzar. Retroceder. Imposible
arrojarse de costado. Una MIRADA al CIELO. AZUL.
Desentendido. La mujer debatiéndose. La mujer
y su ESPADA. La mujer y el MURO. La mujer.
Su barranco y sus zapatos ROTOS. Y su cara crispada.
Decidiendo el vacío. Un salto. Un punto. El MURO.
La mudez. Y la nada.

De El ángel agotado
57

ROLANDO ESTÉVEZ
(Matanzas, 1953)

Mujeres de la uva

(Fragmento)

Débiles LUNAS en el cuarto anuncian el arribo del VINO,


los más viejos alcoholes
embriagaron el tiempo en que se escapa por la ventana un AVE.
Un AVE es el precioso espíritu del marco
por todos los senderos del día repetido;
un AVE es repetir al infinito la ventana.
Mujeres de la uva llegan con su silencio al cuarto,
para majar el fruto con las plantas desnudas.
Siempre que el VINO es débil hay algo de la SANGRE.
Hay algo de la vida en la abierta CENIZA de los ramos
que dio la enredadera guardiana de esta casa.
Los que llegan y fundan, los que llegan y pasan
han de MORIR igual al borde de una red,
con su montón de ramas en el PECHO y las manos vacías.
Nadie se llevará en el bolso los aromas,
los mínimos colores de la FLOR que en otoño
va a convertirse en uva o PÁJARO.

(… )
58

URBANO MARTÍNEZ CARMENATE


(Cárdenas, 1953)

(s/t)

Desde estas orillas


el MAR es mucho más que espuma
o crónica respiración.
Es un secreto que anda los huesos del hombre.
Las olas tienen su linaje,
a veces un rumor; otras, un fresco aire de tinajas.
Toda humedad es cariño,
certeza de lo íntimo.
Esas AGUAS han mojado otras tierras y otros huesos.
Mucha gente tocada
por la misma sal, los mismos caracoles.
Todos han sentido sobre la piel
el salitre acechando,
la amenaza de un cuerpo que es todos los cuerpos;
ese poder limpio y extraño
que arrastra el limo de muchas rutas
y encuentra aquí sus NÁUFRAGOS felices.
El tiempo de la ciudad no existe,
lo que vale es el tiempo del MAR.
Nunca hubo un primer día
ni existirá el último.
Lo sabe el hombre, preso por la eternidad del AGUA.
Esas AGUAS son un compromiso,
certera complicidad de siglos,
reto a la memoria que guardó los PECES fundadores.
Esas corrientes arrastran semillas y ostras DEVORADAS POR
ALCATRACES;
tocaron ANZUELOS, ARPONES grabados en la piel de los
59

primeros pescadores.
El hombre ya es distinto
cuando ve su cuerpo tocado por los PECES y el FANGO.
Nadie tiene tierra propia ni CIELO único,
pero el MAR es de todos.
Nadie enseñó a las algas su camino rosado
ni se sabe cómo fue exactamente
el graznido de las primeras GAVIOTAS.
Sólo cuentan los hechos de SANGRE.
Pero la SANGRE DEL MAR es de un AZUL tramposo
y la arena es un fino recado
que MUERDE LAS PIEDRAS con su angustia.
El hombre es una PIEDRA respirando
frente al MAR de esta ciudad
donde convergen todas las sales,
los NAUFRAGIOS
y las historias de caracoles.
60

MARÍA ESTHER ORTIZ


(Matanzas, 1953)

De los boleros
(fragmento)

I
Para una mujer que se desviste
tienes el hechizo de un naranjo en FLOR…

Hay en las ropas de uso la constancia


de la figura ida. Inertes piñas, desvaído,
perfume de la axila y el cabello.
Hay en los trajes que la cubren, SUEÑOS,
praderas y JAZMINES.
Ante la LUZ, se descubre
así un redondo hueco, allá un círculo de frente
y de tibieza.
Todo este campo va, bajo la LUZ, a desvestirse.

Una mujer se quita los vestidos


pálidos, los cabellos recuperan su tensa construcción
sobre los hombros. Una mujer deja caer los malvas.
Leve, las GAVIOTAS aletean contra el AZUL.
Una mujer desnuda camina por la vida
con una suave fragancia y un destino,
tan inermes.

(… )
61

RAÚL TÁPANES LÓPEZ


(Matanzas, 1953)

XXVI (los sobrevivientes)

la carencia primordial de la esencia es el HAMBRE perpetua


del que siempre tuvo HAMBRE: nadie nos tiende la LUZ sino
el tiempo: sólo la MUERTE de cada día nos fue concedida

nos salvará el nervio? la PUPILA antes que se apague?


los bolsillos repletos de GUIJARROS, el alma de gavetas? quién
dirá mi nombre? en qué PECHO latirá otro igual al mío que fue?

los que hablan por los que callan piensan quizás sea partir
un beso eternizado o es el SEXO la ebriedad, desganadamente
el preludio amoroso (tan viejos somos como el polvo reciclado)

quizás fetiches tontos la ceiba, la NIEVE, los límites perfectos


de la política y la cartografía. Pero y el amor? no el perfume
sino el recuerdo de su aroma, la piel que ya no se palpa

los que sobrevivimos allí donde la PIEDRA sentimos


el amor como un NAUFRAGIO y nos ahoga la sílaba tendida entre
el susurrante busto a las LUCES y umbredades de un cuerpo íntimo

y cuál es la casa, en fin, si no su palabra suave y su voz


la tibieza añorada desde el costado y el frío de un suspiro
la ACUOSA HERIDA de Cristo por donde navega el verso
descalzo?

De Reiteraciones o peregrino al borde de la tierra


62

TERESITA BURGOS BENAVIDES


(Matanzas, 1954)

Casa de silencios

¿Soy realmente yo quien traspone el umbral


de la PIEDRA intuitiva y recelosa,
la neblina que traspasa
el bronce de las puertas?
¿Soy esa sustancia hundida
en el soplo de una hoja
borrada junto a la FUENTE
por seres ensordecidos y cegados?
¿Seré acaso el AGUA
y no me reconozco?
¿Quién es el hombre
que DESLUMBRA LA CLARIDAD
tras la voz de una campana
y devela el estigma
que pudre los pasillos,
los aires que transitan?
Quizá ni siquiera existamos,
casa de silencios,
padecemos de transparencias
y vastas oscuridades.
A veces la LUZ cree acompañarnos
cuando se filtra en la mañana de los pinos
pero la LUZ tampoco sabe de nosotros
ni de sí misma.
Nadie podrá hallarte en la PIEDRA aparente
nadie me sabrá
parte abisal de tus cimientos.
La ciudad nos olvidará un día
de ruindades y de lluvia.
63

¿Quienes son los que te confunden


con su SED de hallazgos,
por qué pactas con la LUNA
y los confundes?
Las casas siempre mienten
a los que imponen sus huellas
sin ser amados.
El silencio sólo entiende de encuentros
en lejanías insalvables.
¿Realmente alienta cierta LLAMA
en tu sien transida de noches,
existirá una noche diferente
que rija el polvo?
Casa de silencios,
no sé si eres tú
quien me ronda sin ser vista
cuando la LUNA vieja aparece,
pero creo escucharte susurrar en tu MUNDO
que me amas.

De Días muertos de una isla


64

HUGO HODELÍN SANTANA


(Matanzas, 1955)

Mundos

He visto mi rostro entre las celdas oceánicas y las desventuras de los


mares.

He visto mi cuerpo caer sobre los campos asesinos y los que han
visto pocos,
la LUZ detrás de las premeditadas traiciones.

He visto el párpado HERIDO y la mujer oscura acechar mi cuerpo


como una
ESTRELLA que cae a la MIRADA de los amantes, entre las
SANGRES, he oído
el polvo de la canción guerrera.

He visto la mano amiga y la mano desnuda juntar sus manos y como


un puño
la lágrima triste de la niña sobre las hojas.

He visto el PECHO de todas las victorias y todas las derrotas hacer


y como un
regalo infantil entre los violines de las metrópolis noscturnas
los SENOS de
Jezabel en suplicio.

Mi PECHO y la huella del TIGRE de la huella del TIGRE mi


PECHO como esa NAVAJA
que juega en los OJOS de las vírgenes.

He visto las MIRADAS de las ciudades vagar ante las melancolías


que como
65

los libros no permanecen.

He visto caer el podio y el universo y entre la tierra los bailes y la


sonrisa,
como el ciervo HERIDO he visto la LUNA ciega entre las
angustias
transparentes de los cañaverales.

Al amor y el desamor he visto y la LUZ en la medianoche.

Y como SANGRE y PALOMA y hombre he visto la nave errar


entre los sudores de mi PECHO.

Cada NAUFRAGIO salva.

El NAUFRAGIO es el salmo de los que perduran.

La oscuridad y la LUZ.

La eternidad hecha de FUEGO y arena no es más que un niño


oculto entre los
GIRASOLES y los MARES y el silencio y todo aquello que
se aleja
entre sus manos de niño blando.

Por esos lamentos y renunciaciones.

He visto.
66

ALFREDO ZALDÍVAR
(Holguín, 1956)

Soy un tauro perdido

Pero no eran los PERROS el peligro,


pero no era el peligro ni era el miedo,
tan sólo la inclemencia,
una swástica sobre la sagrada escritura de mi casa.

Y el oráculo vino para ratificarlo;


no eran PERROS ni bestias ni figuras.

Los PERROS lamerían mis LLAGAS


cuidarían los pastos
cuidarían.

No eran PERROS ni bestias ni hombres eran


los que abrirían mi PECHO para saciarse
y no se saciarían.

Molestan las posturas de mis huesos:


acojo a mis hermanos,
buscamos pedazos de CRISTALES a la orilla del MAR
para ALUMBRAR la casa;
pongo las hojas de la siempreviva en su PARED DE LUNA.

Soy un TAURO perdido.


No encontrarán mis CUERNOS,
no estuvieron jamás sobre mi frente
nunca se han extraviado.

Los que vieron mi ESTRELLA,


los que hallaron alguna LUZ entenderán cualquier pequeña alevosía,
tendrán el sacrificio de la res,
67

mas nunca en sus costillas


el dolor de los TARROS ESCINDIENDO SUS PECHOS.

Soy un TAURO perdido.


No escarbaré la tierra,
no cerraré los OJOS para atacar al hombre,
no confundo la SANGRE con el banderín rojo del torero,
sé deslindar la guerra de los juegos,
no amaré la embestida.

Cuento los días en que me DEVORAN


y no son más que los que me DESLUMBRAN.
Pretendo una muchacha en el sitio más alto del zodiaco.
Soy un TAURO perdido. Otro error del horóscopo.

El TORO arisco de mi tiempo avanza;


suena el RÍO, trae algo.
Yo estoy dentro del AGUA, arriesgo el cuello.

Sólo dentro del AGUA el tiempo pasa.


Sólo dentro del AGUA el tiempo es tiempo.

De Soy un tauro perdido y otros poemas


68

CARLOS CHACÓN ZALDÍVAR


(Mayarí, 1958)

Sólo por violar tu costumbre

Anoche violé tu costumbre


máscara de mil tentáculos
y me confundiste
con esa sonrisa de inocente lluvia
promesa de costero SOL
sábana para mi riesgo
y no dudé
sobre tu ESPEJO volcarme,
otro quise ser
allá donde Cirse confundió a Odiseo,
quise ser Yo y calmar la SED
que apuntala al porvenir,
provocar quise tu rugido
y me engañaste con tu mojado silencio
puta máscara de mil tentáculos,
y hasta el barquero pasó sin mirar
y dejó la indiferencia en tu MIRADA
y se apagó la LUNA EN MIS OJOS
¡qué FILOSA TU CUCHILLA
escudriñando mi carne!
Cuánto rencor contra mi espera
sólo por violar tu costumbre
al otro lado del ocaso.

De Los signos del viajero


69

CARLOS MANUEL DEUS


(Matanzas, 1959)

Período de observación

Para Javier, mi hijo

Entra con la tarde


todo su ser dos OJOS FIJOS.
Es transparente la ventana
que se abre en lo alto,
a ella se fía.
¿MIRA su fin o su principio,
su ahora o su mañana?
No sé dónde enciende el silencio,
MIRA PARA MIRARSE,
más MIRADA que RÍO,
y abre sus alas sobre las sombras
para que alguien diga: no ve,
o mejor
que nunca sabremos qué MIRABA.
70

FERNANDO GARCIA GARCIA


(Sabanilla, 1959)

Canto consecutivo al paisaje

(Fragmento)

Se agolpa densa y crispada


la lluvia tras la colina;
el horizonte avecina
una noche anticipada.
Llega la nube cargada
de RESPLANDECIENTES trazos
y se derrumba en los brazos
crecidos del ARROYUELO:
la tarde se ha ROTO, el CIELO
se está cayendo a pedazos.

Como en un bronce EMPEDRADO


el crepúsculo se enreja,
por un AZUL que se aleja
y un púrpura derramado.
Vuela un PÁJARO DORADO
entre su PECHO y el mío,
mientras allá en el masío,
un horizonte escarlata
en una ilusión de PLATA
ROMPE LA LUNA EN EL RÍO.
71

PARTE III
72

ELIEZER LAZO
(Matanzas, 1959-1996)

Murió mi voz

Murió mi voz hace diez años, justo


no sé si fue en diciembre o en febrero,
si era LUNA llena o SOL entero
o si llovía para darme el gusto.

Murió mi voz y ya nunca me asusto


ni con la MUERTE cuando no me muero
ni de la vida cuando MUERTE quiero
ni de esta MUERTA vida en que disgusto…

Una noche de invierno, una tristeza,


una noche sin LUZ o una tibieza,
una melancolía derramada.

Si me voy a MORIR y quizás muera,


MORIRÉ como MUERE quien espera
la MUERTE tanto tiempo acumulada.

Géminis

Como el ciego que llora contra un SOL implacable


me obstino en VER LA LUZ por mis OJOS vacíos
quemados para siempre.

De qué me sirve el RAYO que escribe por mi mano,


de qué el FUEGO si he perdido los OJOS;
73

de qué me sirve el MUNDO;


de qué me sirve el cuerpo que me obliga
si todo se reduce a palpar los placeres en la sombra,
a MORDER EN LOS PECHOS y en los labios
las formas de la MUERTE.

Me parieron dos vientres distintos;


fui arrojado al MUNDO por dos madres
y en dos fui concebido,
y fue doble el misterio
pero uno solo el fruto de aquel monstruoso parto.

Hay dos lenguas adentro de mi BOCA,


hay dos cabezas dentro de mi cráneo,
dos hombres en mi cuerpo sin cesar se DEVORAN,
dos esqueletos luchan por ser una columna.
No tengo otra palabra que mi BOCA
para hablar de mí mismo,
mi lengua tartamuda
que nombra la mitad de mis VISIONES
bajo la lucidez de mi propia tortura.
Como el CIEGO que llora contra un SOL implacable.
74

JACQUELINE FONT
(Matanzas, 1962)

Tina Modotti se abre los vestidos

La estación de la lluvia te descolgó


blanquísima del CIELO.
Apenas entrevista bajo tus vestidos efímeros
no podías ocultar las CICATRICES del dolor
-PEZ profundo e incesante que tu cuerpo abatía-
y tus manos
ENCENDÍAN LÁMPARAs al borde del camino
sobre un ruido como PIEDRA rodando
indetenible.
Yo no habría adivinado con qué desnudeces
solías adormecer los árboles
qué fruta íntegra
ofrendabas a los dioses que no te superaron
pero los daguerrotipos
te mostraban como ningún OJO SOÑÓ
podando hierbas en tu corazón
a la vez que un RÍO BRILLOSO de tu BOCA
corría hacia la vida.
Si no hubieras abierto la ventana
si sobrecogida no hubiese tu cabeza
dormido contra el apoyo
cuando la noche entraba en ti colmándote.
Estarías aún atardeciendo
tranquilamente dulce: una colina
adonde fueran a anidar los PÁJAROS.
Demasiado te fundiste con la pureza
para poder librarte
demasiado incensaria para los pozos del amor.
75

Estás condenada a ENCENDER LAS LÁMPARAS DEL


MUNDO
mientras te abres los vestidos y veo
la NIEVE oculta de tu PECHO
el sitio mismo donde los VIENTOS baten.
76

ROBIN MARTINEZ MESA


(Matanzas, 1963)

Una mujer se desnuda

Si viniera alguien,
no separando las hojas de los libros
ni cambiando el FUEGO de los sacrificios;
alguien con azafrán en las manos
dando un grito que se escuche en el manglar
mientras los PERROS retornan gimiendo tristes tristes
MIRANDO el mayor LUCERO que se cruza.
Las ESTRELLAS no tienen precipitaciones
para impulsar las prendas que quedarían en las manos,
el vestido estrenado como la noche negra,
y se intenta soplar al aire, separar las sábanas del lecho
en ese RÍO que arrastra todo, los huesos de otro
en el caminar libre por la habitación.
Rectos desde mis dedos, están sus SENOS
y siento como copla desde el norte
la brisa que dibuja sombras en la pared
como los llanos ásperos de cinturas malgastadas
en una gruta donde el hombre más valiente
intentó hacer de su cuerpo la piadosa ausencia,
los silbos desde las PEÑAS y la MIRADA desgranada
que la ven desnuda en grave peso HIRIENDO la balanza
entre la rama seca y el junco delgado al final del reloj
que me anuncia ser bastón suyo, camino labrado
por donde se andara de regreso a la BOCA,
el día que estaba lejos, como más eco, más mortal
haciendo signos en la espalda, buscando la blusa
recamada de botones argentados
que han dudado en el caer, y la FLOR en sus labios
MIRANDO desde el jarrón el trópico que son sus OJOS.
77

VII

No quiero que venga la noche.


Si con trazos ocultos yo la desafío
tiembla acaso al revés. Cito a la madrugada,
al tedio, al desgano,
al silencio impasible del piano de Mozart.
No quiero que venga la noche,
esa rara enemiga
del CUCHILLO en el flanco tibio.
La primera noche –yo la imaginaba-
despierto al estar despierto como nunca.
SOÑÉ con el IRIS MIRANDO lo eterno.
Yo la imaginaba
y no hubiera MIRADA más triste,
lo eterno de ser Dios con el amor confundido,
irónico desencanto de buscar la LUNA
más cerca de siempre, todo en un tal vez.
No quiero que venga la noche,
todas no las entregas cuando te vas,
cuando la LUZ amenaza y las deja ser
negra o escondida,
no quiero que venga a DECAPITARME.

De Yo adoro
78

RAMÓN ROJAS ORTEGA


(Matanzas, 1963)

Discurso del caminante

Un libro extraño, lleno de citas pretenciosas


y páginas ausentes.
Mujeres de CRISTAL que profesan
cultos al silencio del camino,
como hombres que no entran a los bares,
los tienen en sus casas.
La maleta abandonada en un banco
y el tren ROTO en la estación.
Demasiada suerte para mí,
este año no habrá navidades,
tampoco abren las iglesias
y el limosnero reposa de su carga.
Mi vacío es soportable.
Santa Claus se fue por un pueblo olvidado
de calles infinitas
donde los PERROS se retuercen
en la imagen cansada de sus dueños.
¡Pobres piernas del cartero
MORDIDAS POR DIENTES que dejaron
sus huesos a otros PERROS!
Sobra polvo en la MIRADA de la gente
que camina contrario.
¿Dónde encontrar un poco de AGUA?
Mis manos MUTILADAS por la sombra que esculpí
ya no la evocan. Duelen menos.
Termino el epitafio, me arreglo la corbata
y con el PICO al hombro levanto la MIRADA.
79

HERIBERTO HERNÁNDEZ MEDINA


(Camajuaní, 1964)

(s/t)

La ciudad de los puentes se suicida, se adormece en el canto de sus


MUERTOS.
En la casa de los músicos
una muchacha, el rostro oscurecido por el miedo,
ha puesto un caracol debajo del sonido;
pero todos SUEÑAN, cierran los OJOS y SUEÑAN que no se
ha de lanzar,
que no ha de DESPEÑARSE
si la música llena todos los laberintos.
En las escaleras han puesto montones de papeles para evitar que
suba,
para evitar que salga a los balcones, el PECHO abierto
y la ciudad como un testigo que exige un mínimo discurso,
un PEDAZO DE CORAZÓN para lanzar del puente.

Han comenzado a repartir a partes iguales el té AMARGO


y los pedazos de limón CORTADOS
con el FILOSO ademán de la tristeza,
han comenzado, a CORTAR en dos la ausencia,
pero la muchacha no quiere recordar que un día estuvo
acompañada,
que un día la soledad fue sólo un mal dibujo.
En el reloj antiguo, todos se apresuran a dejar una marca,
una desgarradura en la madera que el tiempo hará SANGRAR;
entonces todo gesto reprochable será remunerado
toda SANGRE vertida, será como vestir una amargura antigua;
entonces no habrá de preocuparnos el levísimo vuelo de la
muchacha
violentando los
aires.
80

El músico, es un animal dócil e inquieto que ha perdido los OJOS,


la ciudad es su máscara;
ha visto llenarse las AGUAS DE LUCES y DE SUEÑOS,
pero las muchachas han decidido CORTARSE los cabellos,
han decidido ponerse un antifaz para olvidar la música.

IV

Salve la inundación, en el febril estero


del recuerdo tu sombra la línea inicia. Lenta
el horizonte niegas; se escucha en la SEDIENTA
armonía de rama o espiga el TURBIO arquero.

Sin SAETAS de AGUA, AGUA y fiebre vulnero;


es nube, sin mirarte, de su temor exenta,
nombro la exacta nube, la sombra que alimenta
y en AGUA y en SAETAS DE AGUA lo exonero.

No traza la distancia desde el FUEGO a la nada


sólo la línea de AGUAS que nombras, la distante
profecía del árbol: el bosque agonizante.

Es el ESPEJO EN PLATA, la rana vulnerada


por el espacio inmenso. Su sombra hacia levante
niega la nube y SUEÑA EL MAR, su semejante.

De Arbol, sueño, eternidad


81

ANTONIO JOSÉ PONTE MIRABAL


(Matanzas, 1964)

Con la misma certeza


Mis dedos entre las pocas FRUTAS palpando
la tetilla en que terminan
reconociendo al animal bajo la mesa
que soporta mi mano sobre el cráneo
que no adivina cuánto deseo sus entrañas.

Si a mí me hubieran hecho de aquel signo que


sólo es bueno para los de mi SANGRE
no estaría entre FRUTAS, entre moscas
entre vasos de té reverenciando.
Tú me dices
"Una ciudad sucede a otra
un PEZ se moja en una y otra AGUA".
Yo que no tengo asco de las vísceras
yo que no juego sucio, abro su cuerpo.
Leo en su hígado hojas de té al fondo de los vasos.
Esas hojas dibujan un CABALLO destinado a pisar su propio
ESTIÉRCOL,
a oler en las PAREDES sus bufidos.

Viene el CABALLO y dice


"Un PÁJARO canta en el MURO del oriente.
El SOL llega y me monta.
Un PÁJARO canta en el MURO del poniente.
Vuelve la frialdad.
Un PÁJARO canta en el MURO del oriente.
El SOL me monta.
Oigo cantar desde el MURO contrario".

Tú no conoces este ceño enemigo.


A ti la LUZ de agosto no hace más que MIRARTE.
82

Yo que nací en agosto no me siento tan dueño.


"Hay que apartar las hojas",
me dices
"Esperar.
Enlaces y traiciones
bautizos
y las mismas esperas
las esperas de siempre".

Hemos hecho un oficio de BEBER AGUA parda


de DORARNOS
de pasar entre cuerpos
de dar con la cuchara en los costados.
Los PÁJAROS que anunciarían tu ida
vuelan ahora frente al MAR
hacen sus círculos
su fiesta aún sobre nosotros
como otros PÁJAROS que VÍ DORÁNDOSE en la tarde.
Otros PÁJAROS un domingo
con la misma certeza de que nos dicen algo.
83

JOSE MANUEL ESPINO ORTEGA


(Colón, 1966)

Malaventuranza
Malaventurados los adoradores de la palabra
los que escriben desesperadamente en los MUROS
los que creen en la oscura profecía
dispuestos a ser una ESTATUA DE SAL
dispuestos a la gloria y al ZARPAZO
hombres
nadie debiera atreverse contra la LUZ
la eternidad es una fábula
rampa de seducir nuestras lenguas
quien posea la palabra poseerá el desasosiego
no podrá MORIR sin historia
no podrá MORIR
a eternidad es una fábula
animal castigado con la lluvia de ESTRELLAS
aunque nadie espere su testimonio
tendrá que dejar su rastro vergonzoso en las escrituras
días de TIGRES
en que nos crecerán las UÑAS irremediablemente
dispuestos a revelarlo todo
a inspiración que no tuvimos
las manos que no alcanzaron
las HOGUERAS de guardar papeles con historias verdes.
Oh triste destino el de los adoradores
dispuestos a revelarlo todo
malaventurados
malaventurados
así sea.

La Dama de Rombo
84

Las cartas han dicho que la volveré a encontrar


en la vida, pero sin reconocerla.
Amando el amor.
Paul Eluard

Las cartas mienten y uno siempre reconoce lo que no debió


abandonarle, fuga terrible de concertar encuentro, que pudieran ser,
que ya se dieron.
Ella está frente al vitral, muy próxima al niño del TIRAPIEDRAS
(La noche sueña con la FUENTE a la que lanzan sus monedas los
amantes).
Yo no estoy, yo me oculto para creer CIEGAMENTE en la belleza.
Quién nos conduce en esta oscura tirada de barajas si ella también
me recuerda, pero no sabe de dónde, y el TIGRE es el tiempo
arañando la ciudad que sólo existió por nosotros.
Difícil descubrirnos en la desnudez ajena, aún cuando hacemos
extraños dibujos en las paredes, y tú piensas que el niño debiera
romper su TIRAPIEDRAS y ella piensa que la muchacha debiera
huir del entrampamiento de los vitrales.
El TIGRE nuevamente es el tiempo, que no va a perdonarnos.
Llueve sobre los que se inventaron un nombre, sobre los que dejan
caer sus ropas dulcemente. Llueve sobre el trueno y la manzana.
Nadie escribe la historia, quizás porque es peligroso nombrar la
intemperie, las hojas girando alrededor de la muchacha, el
TIRAPIEDRAS, el vitral avecinándose al suelo. Aquel niño
lloroso.
Y en el aire queda perdida la caricia, y los rostros se vuelven a
CONTRALUZ, como una MARIPOSA MUERTA en el júbilo del
vuelo.
Mañana juraré que las cartas mienten.
85

TONY ASPEITIA BLANCO


(Jovellanos, 1967)

Sabiamente la noche

Sabiamente acorralada, la noche no es ya una sombra.


CCIEGA LÁMPARA que avizora las ESTRELLAS,
aquí en mi puño no tiene otro nombre que utopía
cuando ENCIENDE UNA MORDIDA y me tiembla su estatura
por la hendija de los dedos.
Visto desde arriba soy insignificante
entre la niebla que intenta parir
otra CONSTELACIÓN en estas calles.
Aún respiro la arquitectura de los nidos,
la borracha espiga que se rinde en la vidriera
y obedezco al zodíaco
justo cuando empiezo a descubrirme
en esta noche acorralada, sabiamente, sin sombra
que se va entre las piernas,
al peso de JAURÍAS cotidianas,
del hechizo que hace la soledad, inmensa y vacía palabra.
Debo ser algún sabueso OBSERVADO por los dioses,
virus melancólico que se filtra por la nariz de la LUNA
a respirar el universo de esta maldita noche.
LUMBRE para las PUPILAS
y pies tronados de patear mi compañía.
El techo de la vida es ILUMINADO
por migajas de una HOGUERA inquisitiva
y no me molesta,
a fin de cuentas, ya está sabiamente acorralada,
y no es una sombra
86

DAMARIS CALDERÓN
(La Habana, 1967)

Sobre la cruz creída


(fragmentos)

ROTA
tu boca intenta sonreír por ese ESPEJO
urgido que es mi abrazo.
Estoy pujando tu cabeza,
otras fibras.
Estoy llorando otra vez tu cercano
vetusto corazón hurgándome la SANGRE.
Que sonría
(me dices).
Que te MUERDA LOS OJOS
que solloce
a otro juego infantil para tu almohada.
En un poema quise decir:
la yerba
crecerá hasta el final de tu sonrisa,
la yerba va a crecer pese a nosotros,
la yerba está inflamando mi cabeza.
Quise decir:
me estoy creando para creencia tuya,
consanguínea sustancia que he absorbido
sobre el jugo apretado de tu carne.
Mi mano está rasgando
sobre palabras MUERTAS que sugieres.
La gente está creyendo en derredor.
Se han tragado comunes sus pastillas de júbilo.
Que tengo miedo
(dicen)
que te rompas
SANGRE de mi cabeza,
87

hermandad de mis miembros,


SANGRE de mi cabeza,
lamedura,
proporción antiquísima.
Que te rompes,
te rompas.
La yerba está QUEMANDO,
está INCENDIANDO el tiempo que se salva.
(… )
88

DANIUSKA GONZÁLEZ GONZÁLEZ


(Matanzas, 1967)

Ausencia y elegía
Desde donde MIRAS, la lluvia cierra a la inmensidad
los CRISTALES
el tiempo decidió jugar con la espera
y la humedad recuerda que aún La Habana no ha abandonado tus
OJOS.

La brevedad de las alas que reducen el VIENTO


el abanico del MAR bajo los pies de la infancia,
serán sólo imágenes de lo ajeno,
porque tú aguardas entre pasajeros que cabecean la
extrañeza.

Somos animales de un único PLANETA,


con la nostalgia traspasando las arterias
y este aire que acompasadamente duerme a los aviones,
desafío a Dios en su propio CIELO.

Y mientras,
tú,
muchacha del infinito, de la LUZ,
abres tus OJOS y preguntas detrás del CRISTAL
por qué el MUNDO se convierte en un solo rostro
para tantas CONSTELACIONES.

De Palabra de la muerte
89

Noticia
Hay un bosque de PÁJAROS, FLORES y HAMBRE;
tiene un niño por espíritu del aire y del SUEÑO.
Inconformes, las hadas simplifican tiempos que no llegan,
mientras el monstruo de la tierra ENCIENDE el techo de su árbol.
Un niño inválido espera la llegada del día con su muslo derecho
colgándole a un costado.
Aquí hay HAMBRE y penumbras.
Están archivados los gestos y los ratones.
Nada cambia el círculo del bosque:
niños, hadas, monstruos y de nuevo niños.
Se disculpa el rumbo de la vida (y sobre todo al destino).
Hay un bosque de PÁJAROS, FLORES y HAMBRE.

De El concilio de las fábulas


90

LAURA RUIZ
(Matanzas, 1967)

Sé como llenar ese vacío


En silencio este hombre
se va desvaneciendo por dentro.
Escúchenlo.
Viaja de incógnito.
¿Es que va a gritar sus desmanteladas verdades?
Lleva sabor a sombras.
Entre estas escaleras
por las que avanzan presentimientos oscuros
le haré sacurdirse el MURO que lo ahoga.
Pero sigue en silencio este hombre,
deténganlo que ya le alcanzo.
No lo dejen MIRAR abajo.
CLAVADO con el FILO del MUNDO
no es un hombre,
es un cuerpo que perdió
los centinelas de sus SUEÑOS
y espera
hasta que se le derrumbe
la SANGRE,
la noche,
la vida.
Y sé como llenar ese vacío.
91

MABEL DIEZ OCHOA


(Santiago de Cuba, 1968)

Atardecer en Nicodemus
(A Ernesto)

...Y mientras Licaón preparaba el baño para


Júpiter, Nicodemus soñaba una mujer.

Es también una era de CUARZO


que aprisiona mi ermitaño corazón en su inmensa rampa.
Es quizás esta isla infinita
el tiempo que gasto en nombrarte amantísimo juglar
los hondos lunares del NAUFRAGIO.

II

Así pasas del RÍO a los Sargazos


pero no te concilio en el SUEÑO
no armo pedestales que aquieten tu dureza
porque estoy volviendo al equilibrio
al marco del ESPEJO.

Solo entonces te adivino


como un aprisionante báculo que resuelve mi heredad
con la terca paciencia del levante.
92

NILDO JULIO HORTA


(Agramonte, 1969)

Las manos se levantan lentamente

Con el ademán irrepetible de superar espacios


una barca parece alejar sus ansias,
donde entreabren las PIEDRAS
las entrañas del furibundo en GOTAS BRILLANTES
hablan sobre el regreso.
Se observa un cisne desnudo
que sumerge su cabeza en el desierto
y logra ver el fondo del océano,
se torna gris, pálido, negro finalmente
para efectuar el golpe definitivo erigido en PANTERA,
asomando el estómago donde guarda
un par de gotas sin BRILLO.
Cae derribado por la justicia de una celada
y sus enemigos no se detienen a MIRAR
cómo reúne sus huesos,
hace giros para soltar una PALOMA
que sufre la paz de la hojarasca.
Pierde sus alas como lo hizo Romeo
al igualar la suerte,
que no son alas ni GARRAS,
VIENTOS, desiertos o mares.
Las manos se cruzan bajo la LUZ
empollando las PIEDRAS abiertas
con el latido final que le sirve de nido,
mientras los árboles vestidos de máscaras
arrullan una barca quieta sobre la distancia.
93

DAMARIS SANABRIA PADRON


(Jagüey Grande, 1968)

Hammurabi

Toma nuestras manos con UÑAS carcomidas


verdes de tanto monte
RAJADAS de tantas ESPINAS,
sucias de tanta lejanía
a veces limpias a pesar de la SEQUIA DE LOS LABIOS.
No eleves nuestro cuerpo
húndenos en la tierra roja
de la que bebemos cinturas, besos, SEXO,
pero también ARRANCA LOS OJOS con lágrimas
los oídos sin escuchas
los horizontes perdidos, olvidados
rompiéndose con las olas que ayunan nuestra paciencia
aquella que nació en la ESTRELLA que acompaña
desde entonces nuestro alféizar.
Regresa Hammurabi
codifícanos la vida
cuéganos los pies para dejar libres los sesos
malolientes, desperdicios de infidelidad y frustraciones.
Deja Babilonia,
corre a nosotros animales de vida desordenada y colgante
tanto que escupiste tu PIEDRA sagrada
y con esas mismas PIEDRAS
nos estamos MATANDO
94

WILFREDO CASANOVA ORTIZ


(Los Arabos, 1969)

La sombra del peldaño atroz

(Fragmentos)

Ciego ante las mudanzas de los cuerpos


iluminado por el ardor de su propia
llama invencible
Luis Cernuda
Los mesurados

El UNIVERSO sigue
sin entender la sustancia de los mapas
la demarcación exacta e inapelable
de quienes fueron diferentes rojos de mesura
y airosa reminiscencia en el signo
no pocos quedan la vida les PENETRÓ un día
hizo de ellos ESTATUAS tan serias
que sostenían la razón adentro
El MÁRMOL de vencer los estragos
también les fue cuerpo
ego
alegría clarividente en la estampa
no en el camino
caminar sobre los pies les fue una hazaña
mezquina y ronca
encubriendo el fantasma
los pasos malditos en la LUZ
mejor VOLAR –pensaron-
y se abrieron los riesgos del MUNDO
las alas
como payasada continental del equilibrio
definitiva y lista
95

para nacer lejos

(… )

La cúspide

El UNIVERSO tuvo un punto culminante


era como llegar al ESPEJO
más allá del LIMÓN DIURNO de lo alto
otra imagen
otro corazón que bien podía
SOÑAR la eternidad
el nuevo ser
preámbulo del éxito
raciocinio pleno de la lengua
y titular en los más diversos
y ambiguos movimientos
sin familia desesperanza
junto con la fuerza
casi invencible de una actriz
capaz de ranudar el uso aún moderno
del SEMEN y su belleza aquí extraordinaria
La ambición fue la reja
que poco pudo hacer
ante el cúmulo
la sorpresa
y el máximo ancestro
que depara e impone algún SANGRIENTO imbécil
Muchos llegaron
ilesos o MUERTOS
portando el atributo del semidiós capturado
llegaron haciendo gala de sus rojas cenas
para enarbolar la autodefinición
CRISTALIZAR la carne erguirse
tan distantes del patíbulo
96

GAUDENCIO RODRÍGUEZ SANTANA


(Perico, 1969)

Charlot

-Por el centenario del cine-


para Mariela Medina Dihigo
para Elba Torres

hoy regreso a llorar como si fuera un niño


y amo otra vez la risa de mi infancia
Charlot vuelve a sembrar las ROSAS en mis manos
y no hay CANDILEJAS que ALUMBREN el silencio
pero el tiempo ARAÑA LOS OJOS
nos lame la tristeza en medio de la risa
hoy he vuelto a llorar Charlot no puede irse
no puede quedar la ESTRELLA de la carpa para reconocerlo
no puede quedar un silbido danzando con el pan
y esta soledad oculta en la tormenta
torpes mujeres que le amaron no puede estar allí
no puede volverse por las nubes de polvo
a MORDER en sus camas las pieles del fracaso
Charlot regresa a besarme la frente
es este PAJARILLO que atrapo entre las manos
esta muchacha CIEGA que empapa la sombra con su sombra
y una VIOLETA HÚMEDA una dulce VIOLETA
hacha una danza de amor con los panes.

Discurso del cuchillo

(Fragmento)
97

(… )

¿Con quién va a conversar


si tiene un símbolo de SANGRE?
¿Con quién va a tener el CUCHILLO
callada compasión
si están abiertas las puertas a la MUERTE
para su frío corazón de acero?
Y está la carne, la carne AFILADA
para el muñón perdido del CUCHILLO.
Y está el aceite bautismal, la sal
que aliña la gula;
la frialdad áspera de la carne expuesta
entre otros manjares
paisajes futuros al vientre del CUCHILLO.

¡Ah, esta distinta manera de ver el SEXO


en el CUCHILLO que hunde sus manos
para limpiar los huesos
de la nobleza del animal asesinado,
para deshacer las vísceras
en un montón de escombros del animal HERIDO
y las LUCES en el recuerdo más grave
del quirófano preparado para dar de comer a los hombres!
¡Qué FILO ominoso deja en el reverso
una sombra afilada
y el carnicero, el matarife, el rey
que CORTA como un padre
para dar de comer la MUERTE de las bestias,
necesaria siempre para vivir en paz!

De esas fauces enormes de la noche


queda un golpe en la sien del animal,
un doblarse cansado para siempre.
Poner rodilla en tierra
98

junto al escorzo que supone


la frialdad del CUCHILLO
que va carne adentro como el SEXO
hunde su gloria en el profundo
desamparo del abismo.
Y el CUCHILLO que anda por las sombras
hasta que un DESTELLO DE LUZ
nos ciegue con la carne arrebatada
al animal moribundo que recibe
las caricias del oficiante soldado de la MUERTE
en el CUCHILLO limpio y AFILADO,
en la sorpresa que acuna en sus costillas
toda la SANGRE acumulada
para MORIR junto a los hombres.

De El gran padre
99

IVÁN SUÁREZ MERLÍN (I.S.Merlin)


(Matanzas, 1969)

La meditación de Judas

La soga es larga como la noche abismal desterrada con los cuerpos,


a lo lejos alguien pronuncia un nombre con asco
y una devastada multitud escupe al rostro callado que se acerca a la
cruz,
al centro de la profecía,
como un CUERVO sacerdotal COMIENDO DE MI frágil hombro.
La moneda fue tirada hace siglos al oscuro rostro del olvido que se
sueña,
para que el acto se reflejara en el instante marcado en el ESPEJO
del destino,
en la sombra del mediodía por donde SUEÑAN LOS MUERTOS
sin sepultura,
en esta esfera seductora donde giran mis OJOS cansados por el
crimen,
por la antigua garganta de la duda,
bajo el frío azar del que, a ciegas, busca su camino en el corazón.
Tu suerte pudo ser otra
y mi voz hoy sería un canto tibio,
un manso RÍO DE LUNAS bailando en las tardes de octubre;
pero ya había sido escrito en la locura lo que acontecería en la otra
cara del
tiempo,
en el otro SUEÑO DE LA MUERTE,
en la mirada inmemorial de un dios enterrado por sus lágrimas,
en sí mismo.
(Si Dios creó las cosas, quién lo creó a él).
Ahora eres un símbolo, una la blasfemia, un crimen recorriendo su
nacimiento,
la adoración y la inquietud solitarias tras las frentes,
100

lo que te salva y te justifica en tu olvidada aurora


en el libro que te contempla desde las columnas del UNIVERSO,
el ruego de una mano perdida en el gesto;
la tradición y la miseria de llegar demasiado pronto,
demasiado tarde,
de venir navegando con la LUZ y borrarte en el NAUFRAGIO de
las sombras.
Nada significa tu pasado,
el nombre de una mujer oculto en tus días febriles,
o el hijo que fue acaso un adjetivado SUEÑO silencioso,
una agonía en el largo camino a ninguna parte
como quien escucha su entierro desde las blancas nubes de un tren.
Sentí el olor de lo divino,
la dulzura de unos OJOS que lo han vivido todo CLAVADOS en
mi pecho,
como una tierra de prodigios llorando los pasos del encuentro;
sabías que el hombre es siempre el hombre preso en su instinto
y algo hay que está vedado en su destino,
algo que sólo se da a conocer ya cumplida la jornada,
ya examinado su último alarido,
su último intento.
La SANGRE danza en el destino que se revela de golpe,
sin piedad para el que se hunde en el polvo de su nombre
y no puede elegir ya,
su verdad final ante sí mismo.
Por mucho que nos esforcemos siempre somos culpables,
y la historia será inmerecida.
101

ARAMÍS LAURENCIO AGUIAR


(Varadero, 1970)

Luz y sombras

Su cuerpo de LUZ me entrega


y mis sombras lo envuelven en un abrazo.
Su alma sin manchas hasta mí vuela,
Yin y Yang unidos en bíblico orgasmo.

Mujer pura de SOL y vida


amante de mis brumas a pesar del abismo
mi oscuro amor le envío sobre el grito del LOBO.
Licantrópica pasión que en su penumbra nos envolvió.

Siempre que hacemos el amor


nacen PALOMAS y SIERPES.
La bestia de mi deseo la atrae.
El frágil CRISTAL de su entrega
me hace rehén de su transparente FUEGO.

Mujer que SANGRA cuando un ángel merece MORIR,


mujer que al Señor de las Moscas rechaza
y se hunde sin temor en espesa NIEBLA
sin perder su nombre, sin perder su esencia.

Levanta su SOL sobre mi nublado CIELO,


ahora mi LUNA reina sobre todos sus miedos
y no llega a MORIR el negro de mi noche.
En sus OJOS aún vive el BRILLO del diurno ESPEJO.
Todo es fusión de ruidos y silencios.
Diosa de la Primavera
por el Dueño del Invierno adorada,
canto de AGUA, dolor en la FLOR
PLANETAS distantes que el amor unió.
102

ELER GERARDO PINO


(Amarillas, 1970)

IV (Estadio en el bosque)

árbol inquieto LACERANDO hasta el último DESTELLO


cuerpo desnudo huye hacia el fondo de la lluvia
las PIEDRAS crecen como gigantes antiguos
mi rostro ya no es mi rostro es sólo una imagen que escapa
isla desconocida extraña y lejana isla
soy un pirata triste nunca tuve navíos ni muchachas para
VIOLAR
no INCENDIÉ ciudades
no exhibí símbolos ni estandartes
y sin embargo sigo en esta isla
confuso ruido cae y viene hacia mí
neblina espacio inmenso risas aplausos
quería una madriguera más pequeña
donde sólo cupieran mis manos y el VIENTO
falsas son estas parábolas de animal perdido
y es la sonrisa trunca casi ROTA la que no olvidarán
mi voz ARDE en la garganta de un LOBO
y me siento seguro en su ALIENTO salvaje
pero algo me agita otro olor flota en las hojas
el eco de la noche ruge
y yo caigo agonizando en el vórtice de la existencia
no aún no se desprende del CIELO el enigma de los
PLANETAS
la LUZ empapa nuevamente mis PUPILAs
el SUEÑO eterno del vagabundo es creer que sigue vivo

De Peregrino de los días


103

II (Cántico de la despedida)

las muchachas que vivieron a la vuelta de mis piernas


me olvidarán ahora
han de tejer su SEXO en la madrugada de otro hombre
beberán coplas con extranjeros
para luego surcar espacios de ciudades irreales
los amigos que no eran amigos
querrán ROMPER mi risa
porque los favores son simples infortunios que se olvidan
nadie recordará al solitario
ni a su voz hecha jirones en el recinto de las paredes
pongo mis DARDOS de brujo sobre estas tapias
e invoco signos que no diré
hasta el anuncio de los primeros FULGORES
he de partir es cierto
pero los PÁJAROS también emigran y creen en el regreso
la mitad de mí cruzará las FUENTES los parques
el ruido y la angustia de esta ciudad
cada cual edificó la ausencia en lugares diferentes
desde entonces andamos a tientas buscándonos
yo desconocía el origen como todos
me arriesgué sobre la cuerda sin saber hasta dónde me llevaría
el humo de los pasos hará que se borren los orificios del retorno
y después sólo quedará el rastro de mis manos perdidas en el tiempo

De Peregrino de los días


104

RAIDEL HERNÁNDEZ
(Colón, 1971)

4 (Libro II)

Como la LUZ que emana


del GUIJARRO precioso,
redes urdiría para ella.
En una jaula de ORO fino
la guardara,
ESTRELLA
o PÁJARO,
tu boca.
De Elogio del tiempo

12 (Libro II)

Esas perlas se habían extraviado.


De repente estaban
como BRASAS diminutas
en tus manos.
CIEGA en la alegría, dijiste:
“¡Adornadme, adornadme!”
Querías que las pusiera en tu carne
sin temor de ofrecerle un nido al FUEGO.
Me atreví a tocar ese ligero
temblor de LUCES
y no sé cómo pude
arrojar sobre tu PECHO
esos INCENDIOS apresados
en un círculo BRILLANTE.

De Elogio del tiempo


105

JAVIER MEDEROS ZUAZNÁBAR


(Colón, 1971)

(s/t)

Para Arletys

Mi pueblo es un barco sin ESTATUAS, se mueve en torno al único


mueble que tengo para engendrar fantasmas. Poseo un espacio para
dormir debajo de la noche con la puerta entreabierta por si quisieras
cruzar el umbral. Aquí nadie llega, sólo se van espantados de la risa
que hincha los OJOS de las calles, no se descubren a sí mismos para
poder lanzar la primera PIEDRA sobre mi cabeza; tejado, a veces
escudo de este MUNDO tan pequeño que rueda. Le dibujé la
superficie de los puentes para saltar de una vez al refugio
inconfundible de las LLAMAS; saltar, saltar hasta que un árbol
quiera parir otro hombre más antiguo que me tienda la mano
dispuesto a MORIR después de besarte.
Muchacha:
En mi pueblo las estaciones se detienen en un ECLIPSE DE
SUEÑOS demasiado grandes para esconderlo en mis apuntes. La
puerta está abierta y no ha entrado nadie, ni tú que te pareces tanto a
mi soledad cuando cruza los brazos empecinada en BEBER TODO
EL LICOR de las bodegas. Respira la tierra colgada a los
AGUACEROS –sí, también llueve- cuando olvido sentarme a la
mesa junto a mi madre, mis hermanas y el otro que desempolva un
pedazo de VIDRIO. Mi pueblo levanta la vista entre ruidos de
paisajes, no hay óleo más perfecto que mis pasos alejándose, para
encontrar tus OJOS puestos en la historia que inventé para tenerte
en la otra orilla.
Es preciso separar un poco más las casas; nadie, nadie, ni tú se
decide a cruzar mi puerta.
106

ELBA TORRES
(Matanzas, 1971)

Dibujo de Irene

(Fragmentos)

Pintó cárceles a mi cuerpo.


Un aluvión de humillaciones.
Tiniebla absoluta que descendía
en el OJO DE LA SANGRE.
Una puerta giratoria de mi propio yo
que cruje.
Irene
vuelve salvada.
Quiero darte el alcohol
y enfatizarlo todo,
entre tus PECHOS y yo, habrá una salida.
Morada la sombra,
el único viaje hacia la MUERTE.
Irene
EXANGÜE SU BOCA,
el ocre del otoño.
Los gritos del malva y sus frivolidades.
Pintó una cena, la violencia.
Tras las rejas se ocultan los matices
del fracaso.
Este invierno es un orgasmo que se finge.
Me duele ahora parir tanta agonía
como la FUENTE, que lo irónico destroza.
Corre la pintura
y el ESPEJO refleja el paraíso
donde me haces daño.
(… )
107

LUIS L. PITA GARCIA


(Jovellanos, 1972)

Poema en que el pez habla de la muerte y otros designios

(fragmentos)

Ah, el puñal del agua que trastocó las bocas de los peces.
ah, el puñal del agua que siempre esperó para matarme.
J.M.

A Israel Domínguez

IV

Yo fui de una patria sobre las AGUAS


país desnudo desde el fondo mismo de mis OJOS,
país que soy y me lleva a la quietud de otros cuerpos;
oleaje que se extingue a la LUZ de estos bosques,
bosques que me aterran y han vestido de sombra
mi patria sobre las AGUAS.
He venido a deshacerme de quienes regresan a mi PECHO,
pero el PÁJARO que soy ofrece
sus oscuras PUPILAs a la MUERTE,
huye hacia su AZUL eterno y olvidado:
Alguien escapa entre sus GARRAS.

(… )

VII

La NIEBLA ofrece sus crímenes,


el último emjambre de caprichos y fábulas,
108

al canto que me CIEGA


donde ya no puedo descubrir a Dios.
Nada me es desconocido en la noche,
distingo los que junto a mí me convocan a la tristeza,
los sobrevivientes en un MUNDO que nadie habita,
aquellos los condenados a acariciar
la feroz paciencia del FUEGO.

VIII

Soy el PEZ entre la profecía y el desprecio.


El PEZ temeroso del árbol,
rara criatura de las AGUAS,
rostro que todo lo desconoce.
PEZ de amarga belleza,
cuerpo, el más terrible sobre las formas culminantes del tiempo.
Soy el sagrado animal que avanza a CIEGAS,
tan miserable en sus venganzas de bestia;
aferrado al sonido del silencio,
a la noche tranquila e interminable de su canto.
Soy el PEZ y he venido en busca
de las palabras en el ESPEJO:
de sus labios sigo esperando la MUERTE.
109

YURIÉN EMILIO RIBOT


(Colón, 1972)

Oda a miss Baker

Tú debiste MORIR como los PÁJAROS


frente a una estatua milenaria en un templo del Tibet
con la espalda desnuda
y los OJOS en la costa de Long Island.
Todavía estuvieras aquí
con esa risa HERIDA
de las muchachas que no tuvieron nada
y Arthur Miller fuera un anciano
feliz como los otros.
Se van las esperanzas de volverte
a encontrar
en una plaza improvisada de Korea
para dar ilusiones a unos muchachos
que se amaban bajo las LUCES
con la certeza de que estaban aún lejos de casa.
Eras como la MUERTE
y tus brazos apuntaron a los LOBOS
que roían las cámaras
y las redes METÁLICAS.
Tú cerraste la puerta
y nadie supo nunca
si fueron las pistolas de John Lennon
o ese miedo feroz
por no encontrar la vida.
110

MARILIN ROQUE GONZALEZ (Mae)


(Jagüey Grande, 1972)

La voz de la lanza

Abuela arrulla unos indios huesos,


los besa de noche cuando escapa del silencio
y hace HOGUERAs para sus SUEÑOS de guerrero.
Se acerca la próxima LUNA,
el próximo alumbramiento del hombre
con toda la grandeza de su historia.
Y abuela lo sabe.
Ha de ver partir su SANGRE al bosque de la ciudad
para invocar a los dioses.
Abuela los nombra,
los conoce,
de cuando dejó la tribu desafiándolos
y terminó bebiendo junto al gran dios.
Ahora ya no tiene fuerzas
y ha de ser otro
quien dance con la piel al FUEGO
entre COLMILLOS de selva
y unas barbas antiquísimas.
Abuela arrulla unos indios huesos
con nostalgia de la MUERTE.
Abonará la tierra
y en la próxima LUNA
su espíritu será la voz de la LANZA.

De Imagen y semejanza
111

Página suelta

Estas son las palabras que pediste.


Una hoja con frases a medias.
Una bahía rota en el SUEÑO de sus PECES.
Y no culpemos al tiempo de tanto andar descalzo.
Nadie ha podido desnudar el insomnio
y BEBERSE A SORBOS
LA HIEL de cada nueve almohadas ni aún mi demencia más
absoluta.
Yo puedo dibujarte sin lienzos.
Abierta sobre el AZUL del aire que nunca será nuestro.
Pero decidí el pincel
y tu SANGRE
para dejarte eterna en cada sitio.
Estas son,
no hay otras.
Aposté el pulso
y me temblaron las manos.
Viejo oficio el de poeta.
Te adiviné el gesto alzado,
la duda tendida por los parques. Y volví a apostar.
Y fui el PEZ ASFIXIADO con la arena.
Estas son las palabras que pediste.
Las otras,
las que yo quería darte
se AHOGARON junto al PEZ.

De Yo, Safo
112

ISRAEL DOMINGUEZ
(Placetas, 1973)

CABALLOS

(Fragmentos)

A Javier Marimón
a Maritza Espinosa

(… )

III

Aparecen de golpe ante los OJOS


de quien ya mira en calma
la LUZ comienza a moverse
como un PÁJARO
al que han arrebatado su nido
el PÁJARO apenas mueve sus alas
y no es PÁJARO sino TIGRE
persiguiendo siluetas deliciosas
salta el TIGRE y no es sino muchacha
detenida en la belleza de sus carnes
y la muchacha será muchacha por segundos

y la pareja pareja por segundos


y la ciudad por segundos…
hasta que súbito
como si alguien ENCENDIERA LAS LUCES de un cinematógrafo
el que miraba en calma
comienza a ver CLARIDAD empañada.

IV
113

Una sombra a la espera en cada instante.


Sobre su verde se levanta la PIRA
donde ARDEN los cimientos.
Del AZUL se hace la máscara
con que la bestia burla
los guardianes del ENSUEÑO.

En cada instante una sombra a la espera


de que la LUZ abandone su costumbre
de iLUMINAR los suaves corredores.

V
Entonces el hombre no descansa.
Ha confundido la LUZ con la CLARIDAD,
el reposo con el simple hecho de cerrar los OJOS,
la paz con el silencioso paso de la bestia
que acecha su descuido.
114

ABEL GONZÁLEZ FAGUNDO


(Agramonte, 1973)

Memorias de una tierra que habitara mi sangre

Yo seré el padre
y el hijo
y otra vez el padre
y otra vez el humo de MÁRMOL
que HIERE las cerraduras
con sus FILOS de CIELO estropeado.

Yo seré la estrofa de un RAYO


que cae sobre los mares
y MUERE en los espacios
que ha dejado un pianista
entre las noches y los árboles.

Yo seré un poco de trigo


que vuela por los codos
de las ventanas
y sale de los huecos
arrojando SANGRE por los tobillos
como los fantasmas
de la muchedumbre.

Yo seré el padre
y el hijo de los MUROS
que DIVIDEN EL CUERPO
con sus PIEDRAS CONGELADAS.

Yo seré el padre y el hijo


de las tierras húmedas
que arrastran los RÍOS
y seré el ÁGUILA.
115

De El sitio de las memorias

Guiones en la escena

He reventado una máscara y tu risa ha surgido


como una boca nueva.
J.P. Duprey
El dramaturgo
se propone un clímax denso,
quiere corderos, conejillos, madres que paren bestias,
hijos que fornican entre sí.
MATA al adolescente
con su historieta del amor,
para el anciano CIEGO
el pie de caucho,
la multitud,
la noche concurrida.
Para los PÁJAROS la bala,
el navegante que se hunde silencioso
como una PIEDRA ajena entre las olas.
El es su bailarín en fuga.

El dramaturgo,
nuestro hacedor,
desconoce la importancia de una lágrima leve.
Ya sé ladrar
como los hombres tristes.
SOÑAR,
como los PERROS viejos,
quita tus patas de mi rostro, cabálgame,
sin que al OJO lo CIEGUE tu herradura.

De Extinción
116

DERBYS HIRAM DOMINGUEZ


(Sabanilla, 1974)

(s/t)

(Fragmentos)

(… )
Yo MORÍ el día que nací.
Yo nací el día que MORÍ.
El nació en una isla.
Yo amo el viejo MUNDO
por eso de que Dios podría quedarse CIEGO..
A veces Yo y El
usamos la misma ropa
comemos lo mismo
o amamos a la misma mujer
y como el amor y el vino y el pan
igualan las cosas
en el ESPEJO nos damos las manos
en mí su corazón conversa
viaja mi cuerpo hacia sus huesos
y nos creemos la misma persona.
Bajo un árbol nos hablamos:
¿Qué será del CABALLO que pude ser?
¿Qué será del guerrero que quise ser?
¿Qué será del rey que SUEÑO ser?
¿Serán la MUERTE en otra vida
o habrán nacido en otra MUERTE?
Ulises, el hombre, y el PEZ;
la sombra y la LUZ;
el arado y el PERRO;
el ORO y la hierba;
cabalgan en mis huesos. Son en mi SANGRE.
117

Yo soy la unidad.
Tu eres la mitad de mi rostro
y lo que se ve.
(… )
118

NAÍRYS FERNÁNDEZ HERNÁNDEZ


(Matanzas, 1974)

En qué sitio irá a partirse


En qué sitio irá a PARTIRSE en dos pedazos
cuando la noche exhale sus minutos
y esas ESTRELLAS dejen de estar mirándome
como un objeto volátil.

Sobre qué ROCA


irá a sujetar su aliento si el silencio nos murmura
Imposible -dijo el NÁUFRAGO-
y abandonó la isla para siempre
sin certeza sus pies fueron a abrazar la cabeza del norte.

La MIRADA del deshabitado archiva


en su interior varios cadáveres se exhuman.

Sobre qué isla transitará desnuda.


Insepulta sin dejar que le DEVOREN el rostro
debajo del rostro AMARGO
constante y dispuesta a las celebridades.
Entre las manos la utopía
una noche que se rompe en casi todo el MUNDO
que da comienzo a lo que no se sabe
y ya anda MORDIÉNDONOS de prisa.
Cada segundo del péndulo es una nueva arruga.
Sabe que no fue ambigua
pero el vecino pudo serlo.
Los amigos en cualquier esquina han podido cantarle su leyenda.
Se quita el SEXO frente al humano enmascarado
en 1990
entre los JAZMINES.
119

Sobre qué siglo


si su ancianidad nos va dejando ciegos
cabizbajo ya viene a preparar su tumba.
Como los amantes de Verona de amor se MUEREN
el desafuero deja al cuerpo sin defensas
el que atreviese la LUZ hará un acto de Merlín
le otorgarán el título de duende.

Tan sola
con un pedazo de papel y un lápiz intentará pirograbar su estancia
encima de los hombros las nubes
en el lugar del PECHO.
Aquí nadie tiemble lleno de inseguridades que hincan.
Donde los locos donde el invierno a solaas
se fuma
será buena hasta que canten los gallos
y otro amanecer le descubra
en los zapatos el polvo.

De El silencio nos murmura


120

JAVIER MARIMÓN
(Matanzas, 1975)

Los despidos usuales


Mientras el salto no sea la diversión para mis hombros:
el justo peso de una mano batiente debajo de mis axilas,
gente pasará hasta el final de la calle
llevándome amarrado a su memoria secular,
los canales de mis sentidos despiden el humo AZUL,
pasan los barcos debajo de los canales,
hoy penden hombres allí, mis brazos
y la flotilla total dice adioses, sonríe.
Cruje la métrica de las aceras bajo los pies filtrados de los GATOS
el nervio agita su SANGRE PODRIDA
sobre el nivel izquierdo de los GATOS.
Pasa un niño golpeando con un lápiz,
todos sus golpes van sobre mi cabeza,
yo aprieto los OJOS
y siento que la calle nos lanza un tieso aplauso.
El niño ahora canta, su voz choca
contra la indescifrable naturaleza de las cosas.
Las ventanas acaban en la esquina y él con ellas:
paso perdido en la confusión de otras almas.
Ahora el hierro comienza a demorarse,
pueden dormir en paz los GATOS,
sopla allá atrás el VIENTO en las tendederas,
yo hago bolas de saliva y las dejo explotar:
me aterra esta manera de estar entre los vivos;
en este MURO que soy alguien mayor que yo
ha trazado extraños signos,
sensaciones jamás recuperables,
voraces voluntades del grafito y la lluvia:
como trenes nocturnos escapándose de una ciudad HELADA.
CENIZAS todavía calientes abren VIDRIOS en los techos:
121

álgebra infalible de los que hoy intuyen


la lejanía del ido,
ESTRELLAS conocidas les responden.
122

LEYMEN PEREZ GARCIA


(Matanzas, 1976)

(s/t)

A mi padre

Mi padre duerme
junto a mis hermanos
Ajeno al MUNDO de los pequeños dioses,
ajeno a la manzana
que se pudre en el primer callejón
de un paraíso que él no conoce,
ajeno al regreso de un hombre
que no pidió regresar,
ajeno a una casa sin palabras infantiles,
sin SUEÑOS,
sin insectos,
sin CABALLOS.
Mi padre duerme.
Detrás del CRISTAL todos se entretienen
jugando a ser esclavos,
hombres que salen a navegar
sobre la mano de Dios.
Mi padre cree en Dios,
en el hijo que no pudo ser hijo.
Yo también fui un niño,
ESTRELLA perfecta abrazando fábulas.
Duerme mi padre.
¿Acaso sabe si he crecido golpeándome los OJOS
con las gotas de un aguacero inmaduro,
con las almas que se desnudan en las esquinas,
escuchando monótonas noticias
123

de los incrédulos que regresaron de la guerra?


Ojalá pudiéramos barajar juntos la descomunal CENIZA,
abandonar la ansiedad en la avenida,
CUCHILLOS mediocres del tiempo.
Duerme mi padre
junto a mis hermanos
inventándole pretextos a la edad
del silencio que nos une.

JULIETA BERMÚDEZ BURGOS


(Matanzas, 1977)

Por si vuelves

Extraño fugaz que cruzas por mi MUNDO,


escucha el gemido de la tierra perderse
en busca de la LUZ
como un grito de MUERTE que se queda
vibrando en el espacio.
Me llaman MUNDOS desconocidos
presiente su existencia
a través de los CRISTALES DEL CIELO
como una clave secreta
violando las dimensiones que nos separan.
Grito al UNIVERSO que me salve de los grises ESPEJOS,
mi voz, tan sólo una LLOVIZNA QUE ROZA LOS ASTROS
nos une en lo más profundo del COSMOS.
No temo a lo diferente,
no importan las formas de nuestros cuerpos
ni sus sombras.
Y he aquí mi señal, errante viajero,
124

si alguna vez me encuentras


tocaré una música en mi flauta
y esperaré eternamente
por si vuelves.

(s/t)

Donde nace el puente sobre el RÍO,


me ofreciste anoche una de tus hojas
quizás, la única sobreviviente del otoño.
Una muchacha de cabellos rubios
adivina la suerte incierta del oráculo
no sabe que la rama más alta, la asomada al RÍO,
espera desnuda por aquellas ALAS
que guarda inocente ese loco de aire místico.

Vuelve el olor lejano de las AGUAS…

Ah, viajera de las nevadas, besa pronto el árbol


tal vez germine en tu alma su silencio.
Cruzan diáfanos los trenes
buscan al que cuenta las ESTRELLAS
y se pierde en la inmensidad.
Un jinete cabalga sobre las páginas
va dejando su huella tras los versos,
cómo se esfuma en la infinita quietud de los siglos.
Ella falta pero el VIENTO sopla CÁNULAS PLATEADAS,
música de humo.
Las guedejas del histrión también preguntan
125

mas la hojarasca le advierte:


- Los PECES DEVORAN la madera,
tú, aguarda oír el gemido tembloroso de su alma.
Escuchen el último llamado de los barcos en la lejanía…
¿Qué no podrán hacer sus manos,
las manos del arpa SEDIENTAS de misterio
cuando tocan al SOL de la vida y la oración del fraile de Asís.
Yace un árbol desnudo a mis pies
no importa que mueran mis amantes por la SED de los puertos
tú me has ofrecido una de tus hojas
y es quizás la única que me salve del otoño.
126

YUNIER GARCÍA BLANCHET


(Colón, 1979)

Tríptico para guerrera con cola de sirena

Toda imagen quedó PETRIFICADA al instante del regreso.


Como RELÁMPAGO cayeron sobre mí FLECHAS
y los arcos tensados en un disparo de LUZ.
Eran sus crines la noche
donde me enredo en un vértigo de LUNAS apagadas.
Galopa en silencio una mujer y su leyenda.
La tierra acoge sus pisadas benévolamente
para que el VIENTO no lleve las huellas al vacío.
Mi PECHO alfombra el polvo del sendero.
Delega en mí el enigma de su oculta desnudez.

Alguien cabalga tempestades a la orilla de mis OJOS,


lágrimas que imploro en los meandros crueles de su llanto.
Ella pudiera estar en cualquier rincón del MUNDO
si no retengo su paso en el vitral de la memoria.
Podrá venir con odio de amada bestezuela
a dolerme donde el casco HIERE,
sólo esperaré que vuelvan las FLECHAS
y los arcos tensados como puentes
a recordarme.

II

Ante tu amor de bestia me sonrojo,


mi párpado agradece los OJOS que le entierras,
los OJOS con que SUEÑO cada noche.
En mi boca anudo las mordazas de tu canto
y vienen las melodías a dejarme una música triste.
127

En mí enraíza tu carne y me DEVORA


y ofrendes hermosa el corazón silvestre.
Migajas de tu aliento dispersas en el SEXO.
En las estepas de mi cuerpo
una mujer retoña un hijo mío.

III

Toda ALUCINACIÓN fue prevista.


Tanta tarde moldeada de espuma.
A mi letargo llegan las AGUAS copiosas del silencio,
abro compuertas, bahías de mi piel despliego
hasta quedar transparente de este lado del MAR.
No dirán más que eres la cursi sirena
trasegando pieles a la orilla de los hombres,
no venderán tu cola para NAUFRAGIOS baratos
donde los barcos se hunden verticales al olvido.
Yo te ofrezco cobija en las deidades de mi SANGRE
y jurarás hasta la última escama,
hasta la última GOTA DE LUZ,
que algún día volverán tus FLECHAS
sin arcos ni horizontes a no olvidarme.
128

Los poetas

Acosta, Agustín (Jagüey Grande, 1886-1979). Por su poemario La


zafra (1926) –obra iniciadora de la poesía social en Cuba- fue
considerado el Poeta Nacional antes de 1959. Obras publicadas: Ala
(1915), Hermanita (1923), Ultimos instantes (1941), Las islas
desoladas (1943), Jesús (1957) y Camino de hierro (1963). Su
poema Los camellos distantes aparece en el Tomo I de la Antología
de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista,
México, 2000). Emigró a Estados Unidos poco antes de su muerte.

Aguiar, Aramís Laurencio (Varadero, 1970). Poeta. Poemas suyos


han aparecido en publicaciones locales.

Alfonso, Domingo (Jovellanos, 1935) ha publicado los poemarios


Sueño en el papel (1968), Libro del buen humor (1979) y Esta
aventura de vivir (1987). Sus poemas han sido traducidos a varios
idiomas. Aparece en el Tomo II de la Antología de la Poesía
Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México,
2001).

Alonso, Digdora (Matanzas, 1921). Algunos de sus poemarios


editados: Casi invisible al atardecer (Matanzas, 1986), Bajo el
hongo (1986), Como ángel cierto (Ediciones Unión, La Habana,
1987), En las márgenes del diario y Bajo el cielo de adentro.
Poemas suyos han sido incluidos en antologías y traducidos a otros
idiomas. Es miembro de la Unión de Escritores de Cuba. Su poema
Ojos y lámparas forma parte del Tomo II de la Antología de la
Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista,
México, 2001).
Ania Mercier, Hugo (Matanzas, 1916-1979 ). Abogado y poeta.
Fundador entre otros de la Peña Literaria en la década del 50. De
obra poética muy dispersa, ejerció sin embargo un notable
magisterio e influencia sobre su generación.
129

Aspeitía Blanco, Tony (Jovellanos, 1967). Poeta y narrador; en el


2000 obtuvo el premio de cuento convocado por la Asociación
Hermanos Saíz. Se desempeña como director y locutor de programas
radiales.

Bellas Galbán, Isolina (Matanzas, 1952). Escritora radial y poeta.


Ha publicado Las voces de lo que amo (Ediciones Matanzas). Fue
antologada en Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998) y
en el Tomo II de Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente
de Afirmación Hispanista, México, 2001). Es miembro de la Unión
de Escritores de Cuba.

Beltrán Rodríguez, José (Cárdenas, 1936). Poeta. Integró el taller


literario municipal de Cárdenas. Textos suyos aparecen en
publicaciones y antologías de la provincia.

Bermúdez Burgos, Julieta (1977) es miembro de la Asociación


Hermanos Saíz. Ha publicado los cuadernos Los reyes ilusionados
(Ediciones Vigía, Matanzas) y Jugando al oráculo con W.
Whitman. Sus poemas han aparecido en antologías y publicaciones
en Cuba y otros países. Su poema Por si vuelves está recogido en el
Tomo III de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de
Afirmación Hispanista, México, 2002).

Bobia, América (Limonar, 1896-1984). Aunque su infancia


transcurrió en España, vivió parte de su vida en Matanzas. Notable
por la excelencia de su estilo. Es autora de los poemarios Ofertorio
(1928), El trémolo se aleja (1935) y Arquero del zodíaco (1945).

Burgos Benavides, Teresita (Matanzas, 1954). Ha publicado


Revelaciones (Ediciones Matanzas), Junto al ceremonial
nostálgico de los hornos (Ediciones Vigía, Matanzas) y Cuando la
luna se sienta en el limonero (Ediciones Vigía, Matanzas). Es
miembro de la Unión de Escritores de Cuba y aparece en la
antología Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998) y el
130

Tomo III de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de


Afirmación Hispanista, México, 2002). Actualmente dirige un taller
juvenil de creación literaria.

Calderón, Damaris (La Habana, 1967) Poeta. Desarrolló parte de


su obra en Matanzas, donde en 1988 apareció su libro de poemas
Con el terror del equilibrista.

Casanova Ortiz, Wilfredo (Los Arabos, 1969). Es poeta. Ha


obtenido premios en concursos regionales.

Castillo, Amelia del (Matanzas, 1923). Es autora de los poemarios


Las aristas desnudas, Géminis deshabitado, Aguas y espejos, y
otros. Textos suyos aparecen en la Antología Cósmica de Ocho
Poetas Cubanas (Frente de Afirmación Hispanista, México, 1998)
y el Tomo II de Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente
de Afirmación Hispanista, México, 2001). Reside fuera de la isla.

Chacón Zaldívar, Carlos (Mayarí, 1958). Tiene publicados Viejo


buscador del agua, Cuentos de Nochebuena (Las Tunas), y El
caballo y las voces (Ediciones Matanzas, 2002). En 2001 fue
editado por el Frente de Afirmación Hispanista la Antología
Cósmico-Lírica de Carlos Chacón Zaldívar (México, 2001).
Aparece en el Tomo II de la Antología de la Poesía Cósmica
Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2001) y en
Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998). Es miembro de
la Unión de Escritores de Cuba. Reside en Limonar,Matanzas.

Crespo Vázquez, Manuel (Los Arabos, 1946). Como poeta cultiva


también la poesía infantil. Ha publicado el poemario Entre la luz y
el tiempo y los cuadernos de poesía infantil Cantarín, Tejer un
lazo y Locos zapatos (1998). Es miembro de la Unión de Escritores
de Cuba. Aparece en la antología Poetas en Matanzas V (Ediciones
Matanzas, 1998) y en el Tomo II de la Antología de la Poesía
131

Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México,


2001).

Cruz Varela, María Elena (Colón, 1953). Poeta. En 1992 publicó


El ángel agotado (Madrid, España). Su poema El muro aparece en
el Tomo II de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente
de Afirmación Hispanista, México, 2001).

Deus, Carlos Manuel (Matanzas, 1959) Poeta. Ejerció como


profesor. Poemas suyos aparecen en publicaciones locales y en la
antología Poetas en Matanzas IV.

Domínguez, Israel (Placetas, 1973) Poemas suyos aparecen en


publicaciones locales y nacionales. Ha publicado los poemarios
Como si la muerte fuera un sueño (Ediciones Vigía, Matanzas) y
Hojas de cal. Reside en Matanzas.

Espino, Luis (Matanzas, 1949). Crítico y poeta. Aparece con


frecuencia en antologías y publicaciones nacionales y extranjeras.

Espino Ortega, José M. (1966). Miembro de la Unión de Escritores


y Artistas de Cuba. Rantés vive en la otra puerta es uno de sus
cuadernos de poemas publicados (Letras Cubanas, La Habana,
1996). Otros títulos publicados: Barco de sueños (Ediciones
Matanzas, Matanzas) y Magia Blanca (Ediciones Unión, La
Habana). Su poema Malaventuranza está antologado en el Tomo III
de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de
Afirmación Hispanista, México, 2002).
Font, Jacqueline (Matanzas, 1962). Poeta. Poemas suyos aparecen
en publicaciones y antologías locales.

García Blanchet, Yunier (Colón, 1979). Es poeta y miembro de la


Asociación Hermanos Saíz. Ha obtenido lauros en concursos
regionales.
132

García García, Fernando (Sabanilla, 1959). Dentro del género


poético cultiva fundamentalmente la décima. Obra publicada:
Urgencia por el alma (Ediciones Matanzas, 1996). Textos suyos
han sido recogidos en Antología de la Décima Cósmica de
Matanzas y Zonas Aledañas (Frente de Afirmación Hispanista,
México 2001).

Gerardo Pino, Eler (Amarillas,1970). Poetisa y narradora. Es


graduada de maestra primaria (1989). Actualmente se desempeña
como diseñadora. Peregrino de los días (Letras Cubanas, La
Habana, 1997) es su primer libro publicado.

González Fagundo, Abel (1973). Poeta y miembro de grupos


literarios en la localidad de Jagüey Grande, Matanzas. En 1991 se
publicó su plaquete El sitio de las memorias (Ediciones Matanzas,
Matanzas, 1991) y más adelante Golpes de Dios (Ediciones Vigía,
Matanzas, 1999). Dirige la revista artístico-literaria Vista Alegre.

Derbys Hiram Domínguez (1974) es miembro de la Asociación


Hermanos Saíz. Fue antologado en Poetas en Matanzas V
(Ediciones Matanzas, 1998).

Diez Ochoa, Mabel (Santiago de Cuba, 1968) es poeta y miembro


de la Asociación Hermanos Saíz. Es autora de numerosas obras
inéditas.
Estévez, Rolando (Matanzas, 1953). Diseñador, pintor y poeta. Ha
publicado los libros Cencerros en la noche, Suite para voz y
corazón en traje negro, Si perdemos al árbol (Ediciones Vigía,
Matanzas) y El dios tardío (Ediciones Unión, La Habana, 1994).
Aparece en la antología Poetas en Matanzas V (Ediciones
Matanzas, 1998). Es miembro de la Unión de Escritores de Cuba.

Fernández Hernández, Naírys (Matanzas, 1974) es poeta y ha


publicado textos en Cuba y el extranjero. Otras obras suyas: Tan
sola (plaquet, 1997) y El silencio nos murmura (Ediciones
133

Aldabón, Matanzas, 1999). Su poema En qué sitio irá a partirse


aparece en el Tomo III de la Antología de la Poesía Cósmica
Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2002).

González, Iluminada (Colón, 1952). Poeta. Sus poemas aparecen


en publicaciones nacionales y extranjeras.

González González, Daniuska (Matanzas, 1967) es autora de


numerosos poemarios y de antologías de poesía cubana. Su poema
Ausencia y elegía fue editado en el Tomo III de la Antología de la
Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista,
México, 2002). Reside en Venezuela.

Hernández, Raidel (Colón, 1971) En 2001 obtuvo el Premio de la


Academia Castellano-Leonesa de la Poesía por su libro Elogio del
tiempo.

Hernández Medina, Heriberto (Camajuaní, 1964) ha publicado


varios poemarios, entre ellos Poemas (Ediciones Matanzas, 1992),
Discurso en la montaña de los muertos (Ediciones Unión, La
Habana, 1994) y La patria del espejo (Ediciones Unión, La
Habana, 1994). Reside en Matanzas.

Hernández Milián, Juan Luis (Matanzas, 1938). Poeta y traductor.


Ha publicado numerosos poemarios, entre ellos De buenas a
primeras (1986) y Perfección del imposible (1998). Ha traducido y
publicado a Pasternak, Esenin y Ajmátova entre otros autores rusos.

Henríquez, Francisco (Unión de Reyes, 1928). Poeta que cultiva la


décima. Ha publicado varios poemarios, entre ellos Voces íntimas
(Miami, 1997). Es autor de la Antología de la Décima Cósmica de
Matanzas y Zonas Aledañas (Frente de Afirmación Hispanista,
México, 2001). Su poema Tus ojos aparece en el Tomo II de la
Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación
134

Hispanista, México, 2001). Reside en Miami, Estados Unidos,


donde edita la revista literaria Carta lírica.

Hodelín Santana, Hugo (Matanzas, 1955). Poeta. Es autor de


varios poemarios inéditos. Textos suyos han aparecido en la revista
artesanal de poesía Arique que se edita en Matanzas.

Horta, Nildo Julio (Agramonte, 1969). Poeta. Ha obtenido premios


a nivel provincial.

Lazo, Eliezer (Matanzas, 1959-1996). Escultor, pintor, mago,


trovador, pero sobre todo poeta, falleció tempranamente. Noticias
del ausente, cuaderno que recoge la mayor parte de sus poemas
conocidos, fue editado póstumamente por EdicionesVigía.

Lorente, Luis (Cárdenas, 1940). Sus textos aparecen con frecuencia


en publicaciones de Cuba y otros países. Ha publicado Las puertas
y los pasos (1975), Café nocturno y Ella cantaba en La Habana.
Su poema La mujer del cuadro fue editado en el Tomo II de la
Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación
Hispanista, México, 2001).

Mae (Marilín Roque González), (Jagüey Grande, 1972), es poeta y


narradora. Ha publicado Cuerpo sobre cuerpo (Letras Cubanas, La
Habana), Imagen y semejanza (Ediciones Matanzas, 2001) y Yo,
Safo (Ediciones Aldabón, Matanzas). Su poema Sin títulos fue
publicado en el Tomo III de la Antología de la Poesía Cósmica
Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2002).

Marimón, Javier (Matanzas, 1975). Poemas suyos aparecen


frecuentemente en publicaciones nacionales y extranjeras. En el
Tomo III de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de
Afirmación Hispanista, México, 2002) se recoge su poema Los
despidos usuales.
135

Marimón, Luis (La Habana, 1951-1995). Poeta. Vivió la mayor


parte de su vida en Matanzas, donde su figura es hoy una leyenda en
el ambiente literario. En vida sólo publicó dos libros: La decisión de
Ulises y El bibliotecario del infierno, pero dejó ineditos al morir
otros nueve cuadernos. Aparece en las antologías Poetas en
Matanzas IV (Ediciones Matanzas, 1986) y el Tomo III de
Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación
Hispanista, México, 2002). Murió en Las Vegas, Estados Unidos, a
donde había emigrado poco antes de su muerte.

Martínez Carmenate, Urbano (Cárdenas, 1953) Escritor e


historiador. Ha publicado numerosas obras en Cuba y en el
extranjero, entre ellas Domingo del Monte y su tiempo, y Los
puentes abiertos: literatura matancera del Siglo XIX. Como
poeta es autor de numerosos textos inéditos. Es miembro de la
Unión de Escritores de Cuba.

Martínez Mesa, Robin (Matanzas, 1963) es poeta y narrador,


miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Tiene varios poemarios
inéditos, entre ellos Símbolos del candelabro y Los brazos del
espantapájaros.

Mederos Zuaznábar, Javier (Colón, 1971) es miembro de la


Asociación Hermanos Saíz y del Club de los Poetas Muertos. Fue
antologado en Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998).

Merlin, I.S. (Iván Suárez Merlín), (Matanzas, 1969). Es miembro de


la Asociación Hermanos Saíz. Su Antología de la Poesía Cósmica
de Iván Suárez Merlín fue publicada por el Frente de Afirmación
Hispanista en México. Aparece en el Tomo III de la Antología de la
Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista,
México, 2002). Es autor de varios cuadernos inéditos: Los vicios del
silencio, La herencia de las ruinas y Memorias del infierno.

Navarro Luna, Manuel (Jovellanos, 1894-1966). Nacido en


Matanzas, vivió la mayor parte de su vida en Manzanillo, en el
136

extremo oriental de la isla. Su obra, de reconocido valor, aparece


recogida en numerosas publicaciones de la época y en los libros
Corazón adentro (1922) y Actas de la ciénaga (1930), entre otros.

Núñez, Isidoro (Matanzas, 1933). Poeta. Ha publicado Con humos


de poeta (Ediciones Unión, La Habana). Aparece en el Tomo II de
la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación
Hispanista, México, 2001).
Oliver Labra, Carilda (Matanzas, 1922). Premio Nacional de
Literatura en 1997; su obra ha sido traducida a varios idiomas y
publicada en Cuba y en el extranjero.
Le fue otorgado el Premio Vasconcelos en 2002 por el Frente de
Afirmación Hispanista.

Ortiz, María Esther (Matanzas, 1953). Abogada y poeta. Ha


publicado varios cuadernos. Poemas suyos aparecen en
publicaciones cubanas y extranjeras. Actualmente se encuentra en
Estados Unidos.

Pedroso, Regino (Unión de Reyes, 1896-1983). Uno de los más


grandes cultivadores de la poesía social en la Isla, en la cual su
poema Salutación fraterna al taller mecánico marca un hito.

Pérez, Leymen G. (Matanzas, 1976). Poeta. Es miembro de la


Asociación Hermanos Saíz.

Piñera, Virgilio (Cárdenas, 1912-1979). La mayor parte de su obra


la desarrolló en Buenos Aires, donde radicó de 1946 a 1958 y en La
Habana, donde se asentó a su regreso a la patria. Integrante del
grupo Orígenes, se destacó fundamentalmente por su narrativa y
dramaturgia, aunque su poesía no deja de ser menos notable y
renovadora.

Pita García, Luis L. (Jovellanos, 1972). Ha publicado los


poemarios Alicia después de los caballos será el mundo(Ediciones
137

Vigía, Matanzas) y Oficios para el olvido (Ediciones Vigía,


Matanzas, 2000).

Ponte Mirabal, Antonio José (Matanzas, 1964) es poeta de


reconocido prestigio y publica frecuentemente en revistas y distintas
publicaciones en Cuba y otros países. Entre otros poemarios
editados se encuentran: Trece poemas y Poesía. En el Tomo III de
la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación
Hispanista, México, 2002) está antologado su poema Con la misma
certeza.

Quintero, Aramís (Matanzas, 1948) es actor, narrador y poeta. Ha


obtenido numerosos reconocimientos. Ha publicado entre otros los
libros: Elementos de apreciación literaria, Maíz regado y Días
de aire. Su poemario La sed estricta mereció el Premio Nacional
de la Crítica en 1997. Textos suyos se encuentran en diferentes
publicaciones de Cuba y el extranjero. Es miembro de la Unión de
Escritores de Cuba. Actualmente se encuentra en Chile.

Ribot, Yurién Emilio (Colón, 1972). Es miembro de la Asociación


Hermanos Saíz y ha publicado la plaquet Y sin embargo amáos.

Rodríguez, Gaudencio (Perico, 1999). Poeta. Ha publicado


Bitácoras paginadas (Ediciones Vigía, Matanzas, 1997). Textos
suyos han sido antologados y aparecen en diferentes publicaciones,
entre ellas la antología Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas,
1998).

Rodríguez, Norman (Matanzas, 1926-1992). Poeta. Es autor de


Una docena de décimas cósmicas a Martí, publicadas por el
Frente de Afirmación Hispanista. Aparece en el Tomo II de la
Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación
Hispanista, México, 2001). Murió en Estados Unidos.
138

Rojas Ortega, Ramón (Matanzas, 1963). Poeta. Licenciado en


Historia del Arte. Trabaja como editor en Ediciones Matanzas.

Ruiz, Laura (Matanzas, 1967). Ha publicado, entre otros, los


cuadernos La sombra de los otros (Ediciones Unión, 1994) y Yo
también he sido extranjera (Ediciones Vigía, 1996).

Sanabria Padrón, Damaris (Jagüey Grande, 1968) Es poeta.


Textos suyos han sido presentados por publicaciones locales, entre
ellas la revista literaria Vista Alegre, de Jagüey Grande.

Sotolongo, Ivonne (Colón, 1948). Instructora de música y poeta. Ha


publicado Para que sigan cayendo luciérnagas (Ediciones
Matanzas, 1991). Textos suyos fueron recogidos en Poetas en
Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998).

Suárez, Adolfo (La Habana, 1936). Se encuentra en el Tomo II de la


Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación
Hispanista, México, 2001). Aparece también en otras antologías
como Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998) y
Antología de la Generación del 50. Ha publicado varios
poemarios, entre ellos: Letras fieras (1970), Sucesos de la tarde
(Letras Cubanas, La Habana, 1980) y Ella siente llegar el
mediodía. Reside en Matanzas. Es miembro de la Unión de
Escritores de Cuba.

Suárez, Romualdo (Matanzas, 1935-1979) Poeta. Publicó los


siguientes poemarios: Poemas para ti (1954), Aula y corazón
(1955), Estudiante poeta (1957) y Piropos (1958). Aparece en
antologías cubanas y extranjeras.

Tápanes López, Raúl (Matanzas, 1953). Edita de manera artesanal


sus propios textos y la revista de poesía Arique. En 1999 el Frente
de Afirmación Hispanista publicó en México su poemario De la
desesperanza y otros poemas.
139

Torres, Elba (Matanzas, 1971) es poeta y ha obtenido diferentes


lauros. Poemas suyos aparecen en la antología La generación de los
invisibles, editada en España.

Ulloa Rodríguez, Néstor (Matanzas, 1920-1971). Poeta. Es autor de


los cuadernos La luz de la sangre (1954) y Canto al hombre de
América (1962).

Villar Buceta, María (Pedro Betancourt, 1999) En 1927 se publicó


su poemario Unanimismo, una de las obras más significativas de la
poesía cubana. Matancera de nacimiento se trasladó en 1921 a La
Habana, donde permaneció hasta su muerte. Allí desarrolló toda su
labor cultural y política.

Zacarías Tallet, José (Matanzas,1893-1990). Poseedor de un


peculiar estilo cultivó la poesía negra y otras temáticas. La semilla
estéril (1951) es uno de sus más conocidos cuadernos de poemas.

Zaldívar, Alfredo (Holguín, 1956). Poemas suyos han sido editados


en publicaciones nacionales y extranjeras. Su poema Soy un tauro
perdido está recogido en el Tomo III de la Antología de la Poesía
Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México,
2002). Es miembro de la Unión de Escritores de Cuba. Reside en
Matanzas.
140

Esta edición de 500 ejemplares de


ANTOLOGÍA DE LA POESÍA CÓSMICA
DE MATANZAS, CUBA
por Raúl Tápanes López e
Iván Suárez Merlín
se terminó de imprimir
en junio de 2003.

Diseño, captura y revisión de textos


Juan Angel Gutiérrez
Graciela Plata Saldívar

La supervisión de la producción estuvo a cargo de


Antonio Martínez Hernández

Para la formación de los textos se utilizó la tipografía


Times New Roman de 11 puntos en el programa Word Perfect 9

Los interiores se imrpimieron en tinta negra sobre papel bond,


la portada en selección de color sobre papel couché
141

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