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Rastros y huellas en las fronteras de la psicoterapia sistémica: Tomo II - Huellas
Rastros y huellas en las fronteras de la psicoterapia sistémica: Tomo II - Huellas
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Rastros y huellas en las fronteras de la psicoterapia sistémica: Tomo II - Huellas

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Rastros y huellas en las fronteras de la psicoterapia sistémica es el fruto del trabajo clínico y formativo del autor. Esta obra está compuesta por la recopilación de las publicaciones que ha realizado entre los años 1996 y 2022.
Este segundo volumen, subtitulado Huellas, incluye todos los artículos de temática clínica publicados por el autor en el periodo citado, y que se encuentran desperdigados en diferentes revistas especializadas o como capítulos de obras colectivas. Por lo tanto, las Huellas a las que hace referencia el título son señales que permiten conocer cómo el autor entiende la psicoterapia y la intervención psicosocial, visualizando su desarrollo profesional a lo largo de los años y, cómo no, subrayando sus filias y fobias. Pueden verse reflejadas sus preferencias, ya sea en torno al pensamiento filosófico, ético o epistemológico, ya sea en torno a la teoría o la praxis de la psicoterapia; sus enojos, su vehemente defensa de algunas posiciones o su justificado rechazo de otras.
A pesar de definirse como psicoterapeuta sistémico; porque el marco sistémico-relacional es el lugar donde dice sentirse más cómodo, defiende que esta posición de comodidad conceptual no está reñida con su interés por transitar otros espacios, donde confluyen inevitablemente ideas diversas y planteamientos contradictorios. De ahí que manifieste que le gusta cultivar una posición liminar, habitar en zonas fronterizas, porque son los lugares donde se facilita el surgimiento y mantenimiento de posiciones críticas, antitéticas y desprejuiciadas. Son esas zonas de incertidumbre natural, que en algunos momentos le inquietaron, las que a la postre se convirtieron en el más fértil terreno donde cuestionar y romper concepciones y "verdades" establecidas. Dice el autor: "La ventaja de lo fronterizo consiste en hacernos vivir obligados a conciliar, confluir e integrar distintos criterios, distintas lenguas, diferentes concepciones del mundo. Lo fértil está inscrito en la obligada interconexión, en la inevitable integración de las diferencias".
Por esto, las Huellas a las que se refiere el título han surgido en las fronteras de la psicoterapia sistémica, en los límites conceptuales entre diferentes abordajes terapéuticos, entre lo sistémico y el psicoanálisis; presentes en muchos de sus textos. Nos permite habitar un espacio de confluencias entre lo social, lo filosófico, lo antropológico y lo psicológico, amplificando nuestro pensamiento y nuestra mirada, permitiéndonos abandonar terrenos caducos e invitándonos al riesgo de experimentar la incertidumbre natural que supone transitar espacios inciertos, para así pensarnos de otras formas, desde otros prismas, en ese terreno de nadie y de todos donde surgen nuevas posibilidades, otras visiones de lo que vivimos y de quienes somos.
LanguageEspañol
Release dateJun 16, 2023
ISBN9788411810326
Rastros y huellas en las fronteras de la psicoterapia sistémica: Tomo II - Huellas

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    Rastros y huellas en las fronteras de la psicoterapia sistémica - Juan Miguel de Pablo Urban

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    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Juan Miguel de Pablo Urban

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: Juan Muñoz Céspedes

    Diseño de portada: Rubén García

    Supervisión de corrección: Ana Castañeda

    ISBN: 978-84-1181-032-6

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

    Agradecimientos:

    A Pilar Cabrera, por poner sus manos y su alma para la portada de este libro,

    con su obra: Buscando un equilibrio.

    A las revistas por ser cauce de tantas inquietudes y por autorizar la publicación de mis artículos.

    A mis pacientes y alumnos/as por empujarme a buscar.

    Prólogo general

    «La muerte absoluta (el no ser) es no ser oído, no ser reconocido, no ser recordado»

    (Bajtín, 1979/2011, p. 324).

    Rastros y huellas en las fronteras de la psicoterapia sistémica es el fruto de cuarenta años de trabajo clínico y formativo. Esta obra que presento está compuesta por la recopilación de las publicaciones que he venido realizando entre los años 1996 y 2022. De una parte, he recogido los artículos de temática clínica que he publicado a lo largo de este periodo, y que se encuentran desperdigados en diferentes revistas especializadas o en capítulos de obras colectivas. A este bloque, que conforma el segundo volumen del libro, la he llamado Huellas.

    De otra parte, he querido reflejar mi participación en redes sociales, reuniendo los posts publicados en la web durante los últimos tres años —básicamente en Facebook, Instagram o en los blogs de la Editorial Letrame destinados a la difusión de los libros publicados—. En estos posts se recogen lecturas, párrafos extractados, ideas y reflexiones en torno a temas que me son especialmente queridos. A este bloque, que conforma la primera parte del libro, la he llamado Rastros.

    Por lo tanto, Rastros y Huellas, hacen referencia a los dos tipos de señales, sin contar con los libros publicados, que permiten conocer la forma en que entiendo la psicoterapia y la intervención psicosocial, visualizar mi desarrollo profesional a lo largo de los años y, cómo no, subrayar las patentes filias y fobias con las que convivo. En este material pueden verse reflejadas mis preferencias, ya sea en torno al pensamiento filosófico, ético o epistemológico, ya sea en torno a la teoría y la praxis de la psicoterapia; mis enojos, mi vehemente defensa de algunas posiciones o mi justificado rechazo de otras. En estos momentos, cuando ya pasé la sesentena, quería permitirme un espacio donde poder volcar las reflexiones que me suscita mi recorrido profesional, revisar mis opiniones o posiciones y, a la postre, buscar nuevos horizontes con los que amueblar mi vida en los próximos años. El libro que tiene en sus manos es el resultado de ese proceso. Añadir que, aunque lo que escribimos siempre es un ejercicio autorreferente, creo puede ser de utilidad para el lector, en especial para quienes se dedican al bello oficio de la psicoterapia.

    Tras tantos viajes de ida y vuelta entre los diferentes enfoques y abordajes psicoterapéuticos, me defino al final como psicoterapeuta sistémico; porque el marco sistémico-relacional es el lugar, el traje, en el que me he llegado a sentir más cómodo. Quiero aclarar que esta posición de comodidad conceptual y técnica no está reñida con mi interés por transitar las zonas fronterizas, los espacios compartidos donde confluyen inevitablemente ideas diversas y planteamientos contradictorios.

    Me gusta cultivar la posición liminar —en su significado etimológico de fronterizo (del latín: limen, frontera)—, es decir, vivir en las zonas fronterizas, porque habitar estos espacios facilita el surgimiento y mantenimiento de posiciones críticas, antitéticas y desprejuiciadas. Son esas zonas de incertidumbre natural, las que en algunos momentos me inquietaron o angustiaron, las que a la postre fueron el más fértil terreno donde cuestionar y romper concepciones y «verdades» establecidas. La ventaja de lo fronterizo consiste en hacernos vivir obligados a conciliar, confluir e integrar distintos criterios, distintas lenguas, diferentes concepciones del mundo. Lo fértil está inscrito en la obligada interconexión, en la inevitable integración de las diferencias.

    Por esto, los Rastros y las Huellas a las que me refiero, las pistas que aparecen en este texto, han surgido en las fronteras de la psicoterapia sistémica, en los límites conceptuales entre diferentes enfoques o abordajes terapéuticos, entre lo sistémico y el psicoanálisis humanista o el psicoanálisis relacional; presentes en muchos de mis textos. Permitirnos habitar un espacio de confluencias entre lo social, lo filosófico, lo antropológico y lo psicológico, amplifica el pensamiento y la mirada, nos facilita abandonar terrenos caducos y arriesgarnos a las incertidumbres para pasar a pensarnos de otra forma, desde otros prismas.

    En ese terreno de nadie y de todos surgen otras posibilidades, otras visiones de lo que vivimos. De ahí que, como señalo en las introducciones de los dos volúmenes del libro, podrá comprobarse cómo es central, en mi modo de abordar los diferentes temas, una constante búsqueda de integración y de confluencia, una obsesiva necesidad de entendimiento y de colaboración entre las diferentes disciplinas, conceptos y técnicas de intervención.

    Rastros y huellas en las fronteras de la psicoterapia sistémica es, al final, fiel reflejo de un estilo personal, de mi propia historia, donde siempre he buscado el acercamiento entre las posiciones disímiles, donde he privilegiado la duda y el cuestionamiento ante las certezas sólidas.

    Puedo haber cometido muchos errores, puede que haya sido, en ocasiones, en exceso ingenuo; que haya sido vehemente en la expresión de algunas de mis convicciones, que haya creído estar en posesión de alguna verdad o, a lo sumo, en la creencia de tener claro el camino por el que debía transitar. Con el tiempo, todo puede ser más relativo, menos denso, más fácil.

    Espero que este texto pueda ser útil para el lector, que algo de lo que he escrito en estos años, permita una reflexión, un cuestionamiento, una duda… para que, en ese terreno fértil y angustioso de la incertidumbre, germinen otras ideas, otras palabras y otras miradas.

    En Cádiz, a 17 de enero de 2023.

    Introducción

    «Ser en cuanto dejar una huella significa pasar, partir, absolverse»

    (p. 70, Emmanuel Levinas en La Huella del otro).

    Plantea Paul Ricoeur (2000),¹ en La memoria, la historia, el olvido, que existen tres tipos de huellas con las que es posible recuperar un recuerdo: la huella escrita, convertida en huella documental; la huella cerebral, cortical, de la que hablan las neurociencias, y la huella psíquica «que se puede llamar también impresión en vez de impronta, impresión en el sentido de afección, dejada en nosotros por un acontecimiento que marca o, como suele decirse, deja huellas» (p. 534, Ricoeur, 2000). Esta última «consiste en la persistencia de las impresiones primeras (…): un acontecimiento nos ha afectado, impresionado, y la marca afectiva permanece en nuestro espíritu» (p. 547, Ricoeur, 2000). Hago referencia a los planteamientos del filósofo francés porque, al confeccionar y ordenar los artículos que se recogen en este volumen, he podido comprobar cómo las huellas escritas que lo componen (artículos y capítulos), y las huellas cerebrales, correspondientes a mis recuerdos sobre los temas elegidos y su elaboración, están intensamente impregnados de esa huella psíquica de la que habla Ricoeur, es decir, de cómo los contenidos reflejados y sus conexiones ocultas, me eran tan pertinentes emocionalmente en el momento en que fueron escritos. Son señales, muescas, que denotan aquello que ha sido, y sigue siendo ahora, importante para mí.

    La noción de huella, presupone la existencia de un hecho, de un acto, de un sujeto que la produce, siluetas que nos hablan de un original, pero, como diría Derrida, «cada huella es la huella de una huella y así hasta el infinito» (Vásquez Roca, 2016),² es decir, que descubro que, efectivamente, no existe una concepción lineal de temporalidad, termina incluso con la lógica de la identidad del supuesto autor (que parece que soy yo), pero es el resultado diferido de algo donde he dejado de estar a pesar de haberlo escrito, ausencia y presencia a la par. Lo que escribí son huellas de otras huellas «y así hasta el infinito».

    Este segundo tomo de Rastros y huellas en las fronteras de la psicoterapia sistémica, subtitulado Huellas (Recopilación de artículos, 1996-2023), está compuesto por todos los artículos de temática clínica o de intervención psicosocial, publicados en diferentes revistas especializadas o en forma de capítulos en libros de creación colectiva, desde el año 1996. A diferencia del primer tomo del libro, Rastros (Recopilación de posts, 2020-2022), donde se han recogido las publicaciones que, en forma de posts, han aparecido en las redes sociales entre los años 2020-2022, y que, aprovechando su agrupación y ordenamiento, son comentadas, analizadas, discutidas y ampliadas; en este caso, por el contrario, me he limitado simplemente a transcribir los textos de los artículos en la forma en que fueron publicados, es decir, sin añadir, comentar ni modificar nada de su estructura ni de su contenido original. De ahí que podrán observarse, por ejemplo, diferencias en los formatos de los diferentes textos, así como en la clasificación y nominación de los apartados que los componen, rompiendo la esperada homogeneidad que se presupone en una obra única. La idea que subyace tras esta decisión es la de permanecer absolutamente fiel a los artículos originales, dando los créditos correspondientes a las revistas donde fueron publicados. Esto me permite reunir todas las publicaciones realizadas durante mi vida profesional y, gracias al trabajo de recopilación, poder adquirir una visión global de mi propia evolución y desarrollo profesional. Evidentemente, como objetivo final, está la idea de que este texto permita a los lectores acceder a todo el material publicado en un único espacio.

    Tras revisar los artículos publicados y las presentaciones en eventos profesionales que, desde el año 1996, he venido realizando, pude comprobar cómo ha estado presente, durante toda mi trayectoria profesional, una constante inquietud: la reflexión en torno a los siguientes elementos: en primer lugar, la adaptación e integración de los diversos enfoques en psicoterapia y la detección de aquellos elementos que permiten un mejor encaje de los distintos abordajes; en segundo lugar, los contextos en los que se ha desarrollado mi desempeño profesional y las adaptaciones que esto ha requerido de las modalidades de intervención y; en tercer lugar, en cómo se han ajustado o integrado en estos contextos los encuadres que se proponen desde las diferentes escuelas psicoterapéuticas.

    Mi formación inicial, tras la licenciatura en Psicología en 1983, fue en psicoterapia psicoanalítica. A partir de 1986 inicié mi labor como psicoterapeuta individual, trabajando durante años desde un enfoque psicodinámico. Fue el acercamiento a la terapia familiar sistémica, a principios de los noventa, lo que originó las primeras incertidumbres y confusiones en cuanto a cómo conjugar el encuadre psicoanalítico y el abordaje sistémico en la variada casuística de mi consulta. Fruto de este proceso y de sus dificultades, elaboré y publiqué un artículo en 1996, bajo el título Enfoques diversos, métodos distintos y práctica psicoterapéutica, que se encuentra recogido en el último capítulo de este volumen.

    Años más tarde, me encontré trabajando además en programas de intervención psicosocial para el desarrollo de los aspectos personales de personas en situación de desempleo, con los que se pretendía facilitar procesos de empoderamiento y cambio, a través de programas de orientación profesional y laboral, tanto en formato individual como grupal. Este nuevo reto supuso un incentivo en la necesidad de buscar encajes y adaptaciones de las técnicas aprendidas en el contexto de la psicoterapia para trasladarlas a la implementación en programas variados de intervención psicosocial en contextos diferentes: educativos, laborales, sociales. Fruto de este empeño se diseñaron y elaboraron metodologías donde se pretendía la adaptación de técnicas provenientes del construccionismo social, del enfoque narrativo y del abordaje de la terapia breve centrada en soluciones para el diseño de programas de intervención en contextos no clínicos. En este caso, se experimentaron interesantes propuestas para trabajar con personas desempleadas (metodología DAPO), en las denominadas Escuelas de Padres, en grupos de jóvenes absentistas, etc.

    Este interesante proceso de translocación se acabó reflejando en la elaboración de dos artículos, publicados en el año 1998, bajo los títulos: La aplicación de los enfoques narrativos y de terapia centrada en soluciones a los programas de intervención psicosocial y Técnicas y herramientas para la intervención psicosocial con grupos desde un enfoque centrado en soluciones que componen uno de los capítulos de este libro.

    Tiempo después, mientras desarrollaba mi trabajo como codirector y docente supervisor en el Instituto de Formación Sistémica Cooperación, empecé a interesarme por otra serie de temas y contenidos. Se puede decir que, en común, todos giraban en torno a cuestiones donde se precisaba analizar la forma en cómo integrar las perspectivas de los diferentes enfoques, encuadres y contextos en los que podemos desenvolvernos.

    El primer tema que concentró mi interés hacía referencia a la utilización de las emociones del profesional en psicoterapia. Mientras que, en el psicoanálisis, el tema de las emociones había sido habitualmente contemplado y estudiado, en los textos sobre terapia sistémica se constataba un evidente vacío y desatención. Como resultado de mi inquietud por este tema, y por el uso que habitualmente he venido realizando de mis propias emociones en psicoterapia, desarrollé un trabajo durante 2017 que, a la postre, acabó plasmado en dos artículos que fueron publicados con los títulos: De la Contratransferencia a las Resonancias: Las emociones del profesional en psicoterapia y Las emociones del psicoterapeuta: Su uso en psicoterapia y en la formación de profesionales. En este caso, la propuesta se centró en la reivindicación del trabajo personal y emocional del psicoterapeuta, y en la utilización de las emociones que el profesional experimenta y que emergen durante la psicoterapia. El objetivo era analizar las emociones experimentadas por el terapeuta al objeto de poder entender los procesos en los que los pacientes se encuentran y facilitar la integración de lo emocional en el desarrollo de los procesos de diferenciación y desarrollo personal en la psicoterapia sistémica. Ambos trabajos se han incorporado como otro capítulo en el presente texto.

    Fue en aquel momento de mi vida profesional, me refiero a los años 2017 y 2018, cuando, por fin, decidí centrarme en dar respuesta a una inquietud presente desde hacía años, la de poder plasmar en un texto único, a modo de manual, cómo acometer el proceso de psicoterapia individual desde un enfoque sistémico, permitiendo integrar elementos presentes en otros abordajes de la psicoterapia (psicoanálisis, gestalt), para completar así una visión más completa y compleja, a la par de útil, de la intervención clínica con los y las pacientes. El resultado de esta reflexión fue la publicación en 2018 de mi primer libro Psicoterapia individual desde una perspectiva sistémica integradora.

    En los últimos tiempos, dentro de esta misma tarea, interesado especialmente en revisar y difundir una visión más integrada de los procesos psicoterapéuticos, he buscado sumar perspectivas diversas, así como incorporar aquellos aspectos que han podido ser más intensamente estudiados, o sobre los que se ha profundizado más, desde otros abordajes de la psicoterapia. En esta dirección me centré, en el año siguiente, en buscar un eje vertebrador, desde la teoría y la técnica, de la intervención en los trastornos infantiles desde un enfoque sistémico.

    A pesar de la demostrada pertinencia del trabajo familiar en la resolución de las dificultades y trastornos que presentan los niños y niñas, no se han descrito suficientemente los ejes de actuación primordiales, tampoco se han incorporado de forma ordenada las técnicas más pertinentes ni se han integrado las diferentes aportaciones desde otros marcos para conformar un sustento teórico suficiente sobre la intervención sistémica en trastornos infantiles. Para ello, busqué reflejar y describir las aportaciones que, desde el psicoanálisis infantil, las terapias humanistas, los estudios sobre el apego y otros abordajes diferentes se habían mostrado en la bibliografía especializada. Por último, era imprescindible detallar las aportaciones que el enfoque sistémico ha desarrollado en la intervención ante los trastornos infantiles poniendo especial énfasis en las descripciones realizadas desde la terapia narrativa para la implementación de técnicas de intervención psicoterapéuticas más eficaces.

    Todo este trabajo se tradujo en la publicación de dos artículos, entre finales de 2018 y 2019, Psicoterapia Infantil Sistémica: la integración de diferentes enfoques psicoterapéuticos y La intervención familiar en los miedos y fobias infantiles. Con ellos he pretendido trasladar el mosaico de referencias existentes en la intervención en trastornos infantiles (psicodinámicos, gestálticos, humanistas, sistémicos), permitiendo establecer una serie de criterios básicos comunes, imprescindibles en el trabajo terapéutico con familias donde están presentes los niños y las niñas como pacientes identificados.

    En el año 2019, intenté dar respuesta a otra de mis inquietudes históricas. Decidí profundizar en el trabajo terapéutico con parejas y publiqué mi segundo libro Fascinación y desilusión. Psicoterapia sistémica de pareja, repitiéndose el patrón que me define y que vengo describiendo en esta introducción. Este libro es el fruto de más de treinta años de reflexión en la búsqueda de un trabajo integrador, desde un marco epistemológico construccionista y desde un modelo preferentemente sistémico, con parejas, tanto en mi consulta particular como en las parejas que son atendidas en el Servicio de Atención Familiar de Cooperación, el instituto de formación sistémica que codirijo, junto a Antonio Redondo, en la ciudad de Cádiz.

    Mi tercer libro vio la luz en 2021. La publicación de El ciclo de Andros: masculinidad, paternidad y psicoterapia, surgió de mi interés por el trabajo con la perspectiva de género en la consulta de psicoterapia. Constatando la ausencia de trabajos que desarrollaran la construcción de la identidad de lo masculino, así como su vinculación con el ejercicio de la paternidad, procuré dar forma a un texto que integrara la construcción de la masculinidad y de la paternidad en el varón, conectadas ambas con las particulares características que el trabajo de intervención psicoterapéutica con pacientes varones supone.

    La inmersión en este tema resultó muy fructífera, los planteamientos presentados en el libro El ciclo de Andros han tenido una notable acogida por parte de los lectores, que se ha visto reflejada además en numerosas invitaciones para presentar mis conclusiones en medios de comunicación (prensa y radio), así como en invitaciones a participar como ponente en congresos profesionales o, como docente, en diferentes escuelas e institutos de formación tanto a nivel nacional como internacional.

    Toda esta labor sobre las masculinidades, se ha mantenido viva y activa, generando ampliaciones y desarrollos de algunos de los conceptos originales plasmados en el libro. De ahí que, en 2022, se publicara el artículo Dilemas de la masculinidad y la paternidad, fruto de los trabajos presentados durante el XL Congreso Nacional de Terapia Familiar, celebrado en La Laguna (Tenerife) a finales de 2021. En este trabajo pude concretar, de forma más ordenada, los efectos nocivos del modelo hegemónico de masculinidad, así como mostrar las diferentes alternativas que el varón debe afrontar, en función de su concordancia o discordancia al modelo dominante de masculinidad (este artículo también se encuentra recogido en el último capítulo de este volumen).

    En la primera parte de este libro, que se le ha dado el título de Rastros, también dedico el capítulo primero a reflejar y desarrollar ampliamente las numerosas publicaciones de posts en redes sociales que realicé fruto de mi persistente búsqueda de nuevos desarrollos en el tema de masculinidad y paternidad, concretamente en la profundización de los conceptos que denominé heridas y renuncias y que presenté como requisitos en la saludable construcción de lo masculino y lo paterno.

    Dentro del interés por seguir buscando elementos integradores, teóricos y prácticos, en el trabajo de la psicoterapia individual, y en consonancia con lo planteado en mi libro de 2018, decidí dedicar mis esfuerzos, durante los años 2021 y 2022, a analizar las confluencias entre el psicoanálisis relacional y la psicoterapia individual sistémica. Este trabajo ha sido, para mí, una excelente oportunidad que me ha enriquecido tanto en lo teórico como en la praxis de la psicoterapia. Aquellas dudas con las que me estrené, a mediados de los noventa del pasado siglo, reflejadas en mi artículo Enfoques diversos, métodos distintos y práctica psicoterapéutica, encontraban respuesta en los desarrollos conceptuales y pragmáticos del psicoanálisis relacional. La posibilidad de encontrar elementos comunes, líneas de pensamiento convergentes y perspectivas epistemológicas compartidas, han posibilitado que las propuestas sobre psicoterapia individual desde un enfoque sistémico integrador fueran adquiriendo, si cabe, más sentido aún.

    Este trabajo dedicado a analizar las confluencias entre ambos abordajes se ha traducido en la publicación de tres artículos, todos bajo el título general de Psicoanálisis relacional y psicoterapia individual sistémica, estando el primero dedicado a Epistemología y psicopatología; el segundo a la Matriz relacional y, el tercero, a La posición del terapeuta. Los tres artículos de referencia se encuentran recogidos en otro de los capítulos de este libro.

    Cuando miro en perspectiva este trabajo de casi cuarenta años como psicoterapeuta y de, algunos menos, como investigador y escritor, se me hace evidente que todo proviene de una búsqueda e interés personal para responder, responderme, a ciertas inquietudes que me han acompañado siempre:

    1º) Inquietudes que nacen para dar respuesta, por ejemplo, a cómo trasladar lo aprendido en un contexto, básicamente clínico, a otros contextos diferentes (intervención psicosocial). De igual forma, a cómo trasladar a un enfoque clínico determinado (sistémico), las aportaciones de otros abordajes y perspectivas teóricas y clínicas (psicoanálisis). Ambos movimientos pertenecen a una necesidad de traducción, de translocación, donde poder utilizar un lenguaje común en el proceso de intervención con personas usuarias, sin estar sujeto a excesivas restricciones.

    2º) En conexión con lo planteado en el punto anterior, la importancia de potenciar la búsqueda de aquellos aspectos que posibilitan y permiten flexibilizar los encuadres de intervención y de trabajo para así evitar que se conviertan en marcos restrictivos que ahoguen la creatividad y la innovación del profesional en la praxis terapéutica. Evitar que el encuadre funcione de forma perversa, como el lecho de Procusto de la mitología griega, obligando a pacientes y a terapeutas a someterse a unos límites restrictivos que constriñen y ahogan la libertad necesaria del terapeuta obstaculizando la emergencia de los recursos y competencias de todo el sistema terapéutico.

    3º) La primacía de una idea clave que me sostiene y que procuro recordar a mi alumnado en cada promoción: nuestro trabajo debe llevarnos, no tanto a privilegiar el hecho de hacer psicoterapia o de ser psicoterapeutas, sino al hecho de permitirnos ser terapéuticos en cualquier contexto, sea cual sea donde nos corresponda trabajar, desde los distintos encuadres en los que nos habremos de situar a lo largo de nuestra vida profesional y desde los diversos enfoques que hayamos elegido como medio preferente de intervención.

    4º) La tendencia a buscar encuentros y posibilidades de integración, confluencias y convergencias entre los modelos de trabajo psicoterapéuticos, entre los contextos de intervención (clínicos y no clínicos) y entre los lenguajes, teóricos y técnicos.

    5º) Un interés por ubicarme preferentemente en las fronteras de los modelos, de no ser en exceso leal a las imposiciones de las escuelas y encuadres dominantes. De alguna forma, he alimentado una cierta vocación de outsider, en el sentido de estar al margen o fuera de las tendencias más comunes y centrales de los enfoques psicoterapéuticos. Nunca estuve cercano, ni me interesó, el modelo psicoanalítico ortodoxo (ni a otras ortodoxias psicoanalíticas: kleinianos o lacanianos); por el contrario, me formé y alimenté en una visión social del psicoanálisis, en especial, Erich Fromm y, en los últimos tiempos, el psicoanálisis relacional. Tampoco hice alardes de pureza sistémica, ni desde lo estratégico ni desde lo comunicacional, por el contrario, me sentí cómodo en los enfoques transgeneracionales y en los enfoques narrativos, por el acercamiento a los preceptos psicoanalíticos en los primeros y, por la flexibilidad en la posición del profesional y del trabajo terapéutico en los segundos.

    6º) Mi reiterada defensa de lo social, lo relacional, de la conexión entre lo intersubjetivo y lo intrasubjetivo, lo interrelacional y la intrapsíquico, sin que ninguno de estos dos aspectos quede nunca soslayado o relegado, incluyéndolos a la par en la visión de los fenómenos y de los acontecimientos que sea preciso analizar y comprender para una mejor intervención como psicoterapeuta o como agente social.

    7º) Por último, pero de máximo valor, la importancia de lo emocional como componente esencial del campo relacional, en la emergencia individual del conflicto familiar y del conflicto social, y, evidentemente, la utilización de las emociones que surgen en el terapeuta como guía y señal de los acontecimientos que suceden en nuestro trabajo.

    Para finalizar, quiero recordar que los capítulos de este segundo tomo del libro recogen todos los artículos que he venido mencionando, agrupados por las diferentes temáticas que se han venido describiendo. Por ello, el primer capítulo está dedicado a la Psicoterapia infantil sistémica, el segundo a Las emociones del terapeuta y su utilización, el tercero a la Intervención psicosocial desde una metodología socioconstruccionista; el cuarto, al Psicoanálisis relacional y psicoterapia individual sistémica; y, el quinto y último, a Otros artículos de interés, una miscelánea de textos interconectados con los anteriores pero que mantienen unas características diferenciadas.

    Espero que este libro recopilatorio, fruto de la experiencia y la reflexión de cerca de cuarenta años de trabajo, sea útil para el lector y le ayude a mejorar su desempeño laboral como psicoterapeuta o como profesional de la intervención psicosocial en otros contextos no clínicos.

    Capítulo Primero.

    Psicoterapia infantil sistémica

    … El niño estaba solo

    con la ciudad dormida en la garganta.

    Un surtidor que viene de los sueños

    lo defiende del hambre de las algas…

    (García Lorca, 1936)

    (Extracto de Casida del herido por el agua, recogido en El diván del Tamarit)

    .

    Psicoterapia Infantil Sistémica: la integración de diferentes enfoques psicoterapéuticos

    (Artículo publicado en Revista de Psicoterapia, nº 112. Vol. 30, marzo de 2019, pp. 189-218).³

    .

    Psicoterapia infantil sistémica: la integración de diferentes enfoques psicoterapéuticos

    Systemic Child Psychotherapy: The integration of different psychotherapeutic approaches

    Resumen

    El artículo realiza en primer lugar un recorrido histórico sobre las diferentes aportaciones que se han realizado para la intervención psicoterapéutica en los trastornos infantiles. Comienza con las propuestas presentadas desde el psicoanálisis y las terapias psicoanalíticas, las posteriores perspectivas que provienen de los estudios sobre el apego y las indicaciones nacidas en la terapia de juego. Se analizan, igualmente, las aportaciones que la terapia familiar y los abordajes sistémicos han realizado al respecto, tanto desde los modelos clásicos como de los enfoques narrativos. Por otra parte se explicitan los principales fundamentos, derivados de todo este recorrido, formulados para conceptualizar la intervención en psicoterapia infantil.

    Palabras claves: psicoterapia infantil, enfoque sistémico, trastornos infantiles.

    Abstract

    First place, this article carries out a historical discourse about the different contributions that have been made for psychotherapeutic intervention with childhood disorders. It begins with the proposals presented from psychoanalysis and psychoanalytic therapies, the subsequent perspectives that come from the studies on attachment and the indications born in play therapy. Furthermore are analyzed the contributions that family therapy and systemic approaches have made in this respect, both from classical models and from narrative approaches. Consequently the main foundations derived from this whole discourse are explained, formulated to conceptualize the intervention in child psychotherapy.

    Keywords: Child Psychotherapy, Systemic Approach, Childhood Disorders.

    1. INTRODUCCIÓN

    Psicoterapia infantil sistémica: la integración

    de diferentes enfoques psicoterapéuticos

    Existen numerosas publicaciones sobre psicoterapia infantil que describen protocolos de intervención con las características propias de los diferentes abordajes que los proponen. Con este artículo se pretende añadir, desde un enfoque sistémico integrador, un formato práctico para la intervención con trastornos infantiles, partiendo de mi experiencia como terapeuta familiar.

    Para ello se ha pretendido realizar, en primer lugar, un recorrido por la historia de la psicoterapia infantil, desde sus inicios a principios del siglo pasado hasta la actualidad. Interesa destacar las aportaciones y hallazgos de mayor relevancia que los diferentes marcos teóricos y autores más representativos han ido subrayando durante más de un siglo y, de esta forma, acercarse a cuáles elementos podrían calificarse como fundamentos de la psicoterapia infantil, es decir, qué ejes resultan indiscutibles como producto de este recorrido así como qué aspectos técnicos de intervención han sido constantes y manifiestamente señalados por su utilidad y posibilidades terapéuticas.

    Posteriormente resulta necesario centrarse y focalizar en el enfoque sistémico, como modelo y marco de referencia propio, para destacar sus aportaciones principales así como aquellos aspectos críticos que se han venido manifestando, bien desde sus propias filas o bien desde otros abordajes diferentes. Se intentan asumir e incorporar en lo posible aquellas visiones que aun siendo disímiles resultan nutritivas para el enriquecimiento de un trabajo integrador. Para ello podemos reflejar conceptualizaciones psicodinámicas, aspectos derivados de los estudios sobre el apego y otras observaciones de interés que provienen de diferentes escuelas. Al final se ha de mostrar, desde un modelo epistemológico socioconstruccionista, la explicitación de un modelo intermedio —en el sentido que describe Marcelo Pakman (1995) (pág. 367)— que propone un trabajo que incorpora lo familiar y lo individual, que se implementa a través de técnicas narrativas y expresivas desde un modelo clínico en lo pragmático.

    2. RECORRIDO HISTÓRICO SOBRE LA PSICOTERAPIA INFANTIL

    En este apartado se pretende recoger las principales aportaciones teóricas y metodológicas en torno a la psicoterapia infantil que se han venido realizando a lo largo del último siglo. Se han destacado para ello tres líneas especialmente prolíficas, a saber: las aportaciones del psicoanálisis, las teorías e investigaciones sobre el apego y las terapias de juego de origen humanista. Por último, se mencionan aquellas de orden más heterodoxo o poco clasificables que puedan ser de interés para el objeto del presente artículo.

    2.a. Los inicios de la terapia infantil. El psicoanálisis

    Se puede afirmar que existe un acuerdo a la hora de datar los orígenes de la psicoterapia infantil en torno a la primera década del siglo XX. Son las investigaciones de Sigmund Freud quienes señalan el punto de partida en la psicoterapia con niños, especialmente se pueden reseñar tres de sus publicaciones en las que se pueden datar estos inicios. La primera, Tres ensayos sobre la teoría sexual (1905), concretamente el segundo ensayo donde se hace referencia a la sexualidad infantil y se detallan las fases de desarrollo psíquico incorporando definitivamente al niño como elemento de observación y estudio en el psicoanálisis. La segunda publicación, de especial relevancia, Análisis de la fobia de un niño de cinco años (1909), conocido como el caso del pequeño Hans, sobre la curación de una fobia infantil a través de los padres y, por último, Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico (traducido también como Los dos principios del funcionamiento mental) (1911), donde detalla los principios del placer y de realidad como elementos para la constitución del psiquismo del sujeto.

    En esos momentos no existía un cuerpo teórico ni técnico estructurado que permitiera hablar de una psicoterapia infantil, pero sí el inicio de un acercamiento al trabajo con los trastornos o dificultades emocionales de la infancia. Podemos constatar que es Hermine Von Hug-Hellmuth (1913) (*), con la publicación de La vida psíquica del niño, la primera analista que estudia y profundiza en la intervención psicoanalítica con niños. Injustamente olvidada y poco reconocida, es también la primera en aplicar la técnica de juego en la terapia infantil.

    Podemos subrayar algunas de sus reflexiones y aportaciones técnicas, en aquel momento novedosas, muchas de las cuales no han perdido vigencia en la actualidad, por ejemplo:

    - Lo innecesario de formular o interpretar a través del lenguaje los impulsos inconscientes del niño. En cambio, señala la puesta en acción del inconsciente en la infancia a través del juego (juego de roles, empleo de juguetes, etc.). Las dificultades para la asociación libre en los niños abrieron otros campos novedosos para poder trabajar con el material inconsciente.

    - La importancia de que el analista de niños fuera a la par terapeuta y educador.

    - La introducción del juego como herramienta terapéutica y diagnóstica.

    - La propuesta para una intervención más activa (en

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