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AL TIEMPO

Detén tu desatinada carrera


Descansa tus alas de tanto volar
Escucha, contesta mis sordos gritos
Sostén mi alma que se arrodilla a rezar.
No devores los miles de recuerdos
Que agazapados esperan resurgir
Devuelve alguna vez lo ya vivido
para que mi alma tal vez pueda vivir.
No arrojes hoy tus semillas de dolor
Abandona por un momento tu hoz
Siéntate a mirar mis humildes sueños
Y déjame palpar tu cambiante voz.
Vuelve tu mirada hacia mis pasos
Que tus lágrimas laven mi tristeza
Escucha, contesta mis sordos gritos
Levanta mi alma que en la tierra reza.
Senderos en los cuales no se cruzan tus harapos, los días
Arboledas en las que no se respira vida
Sólo las horas marcarán tus únicas desdichas,
Sintiendo que tu amada, la espera, no aguarda al que desespera.
Tus miserias son banderas que ni siquiera flamean
Sucios andrajos de tu orgullo sin fronteras.
Tus mentiras son jarros rotos y vacíos
Indecentes paladines de una historia que ya no existe.
Eres como una pluma que al viento se entrega
Aún no tienes de Dios, el Tiempo, ni vuelves a un sitio
Navegas solitario por tu mar nocturno
Aferrado al timón del triste barco de lo absurdo.
Demasiadas hojas
Han caído del árbol
Innumerables ramas
Se han quebrado en un instante
Y a pesar del dolor sufrido
Nada se detiene, todo es como antes.
Mares de Incertidumbre
Hoy desbordados por la soledad
Y en la orilla sólo un viejo bote
Que anclado desde antaño busca serenidad.
Somos frágiles almas emplumadas
Que por creer tener alas
El viento nos desnuda para que otros vean
Que somos apenas burlescas carcajadas
Somos endebles barcos acorazados
Que por creer ser de acero
La lluvia nos corroe y demuestra
Que estamos irrisoriamente acobardados.
Somos deteriorados castillos abandonados
Que por creer ser imponentes
Tú nos derrumbas y atestiguas
Que somos apenas nuestros inútiles reflejos amortajados.
Somos solitarias islas olvidadas
Que por creer ser paraísos
Las nubes con su llanto nos recuerdan
Que somos únicamente vasijas de barro inundadas.
Qué extraño destino se teje ante el alma
Qué sorprendente misterio yace en el refugio de tu mirada
Qué inmenso y casi inalcanzable puente nos separa
Qué insondable océano debo navegar para conseguir calma.
Sólo la esperanza permanecerá
Cuando las barcas del tiempo vuelvan a naufragar
Cuando las olas desborden la copa del alba
Y sólo el necio contando su nada quedará.
Sólo el sueño despertará
Cuando las aves del alma comiencen a volar
Cuando la lluvia empape la toga del día
Y sólo el presumido hablándose a sí mismo estará.
Sólo la verdad renacerá
Cuando las estrellas del amor vuelvan a brillar
Cuando el viento sople las angustias de Dios
Entonces sólo el que tenga amor entre las sombras verá.
Retazos de viejos horizontes
Amanecen en incontables recuerdos
Repitiéndose incansables
Dentro del alma, alcoba del tiempo.
En el abismo que me separa de ti, Tiempo
Yacen las lágrimas de lo que he vivido
Y sólo el viento del pasado
Trae la imagen futura
De aquél que aún hoy con palabras mido.
Escondites llenos de espejos
Reflejando la eternidad
Antiguos y tristes recuerdos
Que hoy palpan la amarga verdad.
Esclavo del día
Con infinita conciencia
Tu orgullo está erguido
Cual mástil de un barco
Que un naufragio ha vivido.
Pirata de las horas
Aunque sin armas y esperanzado
Tu barco está varado
Junto a la costa del olvido
En el muelle del pasado.
Trovador de los alados sueños
Que en la vigilia comienzas sus vuelos
Tu meta yace dentro de tu alma
Cual camino en un bosque
Que sólo vive de Dios y se alimenta de calma.
Estandartes de ti llevo conmigo
Ondeando en la brisa cual alegre pañuelo
Manchados de lágrimas que nunca brotaron
Y que hoy se secan bajo el sol de tu hermano olvido.
Anclas de sensaciones arroja mi alma
Clavadas en el viento cual nube de tormenta
Mirando fijamente sin descargar su llanto
Me hablan con sus ojos prometiéndome calma.
Inventé un día con un sueño
Lo saqué a pasear
Y te lo llevaste tú, Tiempo.
Recién ayer me desperté,
Mis manos atraparon un recuerdo
Lo convertí en mi sueño,
Lo escondí en las horas
Que en el reloj saludan al Tiempo
Pero justo hoy mis ojos lo vieron
Cansado y muy viejo
Navegando en otro cielo.
Te percibo, te vislumbro, estás allí
Pero mi alma no consigue llegar a ti
Mis manos se escapan en el aire
Mi voz se apaga, solitaria
En el instante de nombrarte.
Con los ojos de mi alma
Distante, observo tu figura
Con suspiros navegantes
Desembarco en la costa de tus huellas
Y me arrebatan de ti esos piratas,
Los oscuros pensamientos errantes.
Como en un cuento de hadas
De algún modo estamos juntos
Cuando estamos separados
Aunque no distantes,
Cuando finaliza el viaje del día
Y bajo la capa oscura, la noche,
Comienzo un naufragio que sólo tú sabes hacia dónde.
Mendrugos de ti,
Trozos de horas
Echadas al viento.
Harapos de lágrimas
Derramadas que van al cielo.
Manojos de sensaciones ocultadas a la desdichada alma
Que desde tu padre, el ayer, siento.
Casi todo lo que vi
Casi todo lo que tengo
Aparece en andrajos por ti
Escapándose de las manos
Que atrapan tus hijos,
mis guardados recuerdos.
Y sintiendo una espantosa incertidumbre
Mi alma corre pero no sabe adonde.
Si te encontrara
Allá a lo lejos, en otro tiempo
Te hablaría del vacío
Que sólo llenas tú, Tiempo.
Todo lo que soy
De algún modo ya lo he sido
Pues desde un recóndito y oscuro sitio
Alguien me envió con la pesada carga
De aquello que ayer he vivido.
Todo lo que veo
Creo ya haberlo visto
Porque al mirar atrás y en mi interior
Vislumbro pasadas eternidades
Percibiendo que mi mañana ya ha existido.
Pesadumbre que en el alma habita
Cual tormenta estival a una ciudad agobia
Incertidumbre que el espíritu porta
Cual frágil barca que en el mar flota.
Espera que eterniza tu alma, las horas,
Esclavizando recuerdos hoy embarrados
Perpetúan infiernos y paraísos
Convirtiendo al eterno pensador en casquivano.
Cicatrices tiene tu camino sin rumbo
Piedras que obstaculizan tu nombre
Miles de mares que atestiguan tus primos, los minutos
Para luego al fin llegar a un incierto destino.
Llevas en tu lomo carrozas de sensaciones
Las conduces por tu calle llamada vida
Dejas que tu bisabuela, la eternidad
Se encargue de nuestros mejores recuerdos
Que sólo son retazos de tu mirada actual.
Semejante a una copa de cristal
Tu paso fugaz se vuelve al final del camino
Y aún así algunos osan desafiar tu esencia
Esperando que los premies con tu sagrada benevolencia.
Derrumbas todo vestigio de presencia
Sólo con tu recorrido no dejas ni tu apariencia
Y como un hechizo ajeno a ti, Tiempo,
Llegando de otros momentos,
quedan intactos algunos recuerdos.
Mienten cuando dicen no tenerte,
Mienten cuando dicen que les sobras,
Pues todos al estar dentro de tus alas
Somos llevados con tu misma medida
Al lugar que tú escojas.
Y es una farsa decir que te pierdo,
Y es una burla proclamar
Que “hubo una vez un tiempo”
Porque viví y hoy sigo viviendo
A pesar de tus azotes, dentro de mi Tiempo.
Tus pasos silenciosos
No pueden ser perseguidos,
No deben ser oídos
Pues se deslizan sobre el aire
Que pasa las hojas del libro de la vida no leído.
Siempre habrá un ayer,
Un hoy, un mañana, dentro de ti,
Inagotable y místico Tiempo.
Nos castigas, trayéndonos,
Nos curas, llevándonos.
Eres la antigua justicia
Que juzga en la Corte de Dios
Todas las palabras que te abarcan
Todos los actos que de ti proceden
Todos los pecados que en tu vivienda se cometen.
Tus desprecios son cuchilladas
En aquél que posee un alma
Le clavas tus dagas
En su carne ya lacerada
Y le obligas con tu paso simplemente a olvidarlas.
Tus caricias son bofetadas
Duendes taciturnos de rostros llorosos
Deambulando por tus pasillos
Vociferando gritos sordos
Y a nuestras palabras no le prestan oído.
Tu mar está habitado
Por seres sin fronteras
Llevados en el buque
De horas siempre inciertas
Viviendo inútilmente en naufragios eviternos.
Tu camino es amplio y largo
Con encrucijadas misteriosas e inciertas.
El trayecto es pedregoso, confuso y nebuloso
Y con frecuencia se hace tedioso al caminarlo
Y sólo aquél que no porte vanidad
Llegará al final abriendo todas tus puertas.
En tu viaje no hay tabernas ni hospedajes
No hay espacios en donde resguardarse
Sólo se vislumbran cientos de parajes
Bosques, ciénagas, y miríadas de extrañas salidas.
El viento es tu estandarte
Flameando en ninguna parte
Trayendo grises lamentos
Llevando innominadas risas
Manchadas con gotas de hastío
Hasta tus islas, llamadas vidas.
Haces navegar a tu tripulación
Pidiéndoles un vasto favor
Que rindan cuentas de sus actos
Para marcarnos con tu amargo sabor.
Algunos sólo están en la vida para matarte
Otros desesperan porque les escaseas
Muchos sienten que te tienen
En cantidades que les sobra
Pero yo sólo te respeto
Y te tengo por tu bella y rítmica forma.
Tienes planes para cada cosa
Tienes designios para cada cual
Y en lo más profundo de tu abismo
Yacen las esperanzas cansadas de gritar.
Como cascadas las horas
Se dejan caer desde tu otro yo, el infinito
Limitando pensamientos, caricias y momentos.
Tus paisajes son humanas lisonjas sombrías,
Carruseles de triviales desatinos
Vacíos de aquellos monstruos del alma,
Los lúgubres y constantes recuerdos.
Giras y giras sin saberlo
No das tregua a los relojes inquietos
Sólo nos miras sin observar lo que te hacemos.
Llevas en tu vientre a todos los mediocres
Portas en tu mano el anillo
Del caballero más noble
Que sólo pocos lo conocen de cerca,
Aunque sepan que su nombre
Tiene cuatro letras
En Latín, Español, e Inglés
Proclamándose ser tu hermano,
Y empuñando sólo una flor
Se hace llamar simplemente Amor.
En tu invierno de hojas raídas
Acunas y meces nuestras miserias
Que se amontonan en triste harapos
Silbando una desdichada balada.
Das y quitas antiguos trofeos
Con tus manos aladas
En el umbral del momento,
Esparciendo tu constante escarcha
Para que todos lo atestigüen
Con sus congeladas miradas.
Sólo te pido que me mires
Sólo te pido que no me arrojes
Desde tu acantilado Vida
Hacia tu mar llamado Olvido,
Abandona tus más feroces penas
Que puedas guardar como un tesoro
Para que alberguen y cobijen
A mi veleidosa y humilde alma serena.
Vuelve tu mirada hacia mis pasos
Que tus lágrimas laven mi tristeza
Escucha, contesta mis sordos gritos
Levanta mi alma que en la tierra reza.

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