Encontré tu imagen, descubrí mi tiempo Y en las pisadas de mis taciturnas horas Siguió intacta tu voz canora. Como un hechizo tenaz, de otro tiempo Te encontraba siempre, esperando en mi sueño Hasta que por un sino invisible Desapareciste y ya mi alma no pudo seguirte. Mis días fueron flores marchitas Copas doradas colmadas de angustia Mi alma ya no habitabas Mis alas crecidas estaban plegadas. Luego de muchos caminos Posadas vacías y oscuros enemigos De repente una noche volviste a mi sueño Vestida con mi mismo traje, el paso del tiempo. Hablaste como antes, y volvió mi recuerdo Me calmaste el alma, recuperé mi firmamento, Y luego te despediste entregándome tu vuelo Anunciándome nuestro encuentro, y que ya No serías un constante y extraño sueño.