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Vol.

87, Issue 3, 1141-1147, September 1999

Desarrollo de la fuerza muscular respecto al nivel de


entrenamiento y testosterona en jóvenes jugadores
masculinos de fútbol
1 1 2 1 Traducción: Ricardo Luis Scarfó (PUEF-UNLP)
L. Hansen , J. Bangsbo , J. Twisk , y K. Klausen
1
Department of Human Physiology, Institute of Exercise and Sport Sciences, University of Copenhagen, DK-2100 Copenhagen,
2
Denmark; and Institute for Research in Extramural Medicine, Vrije Universiteit, 1081 Amsterdam, The Netherlands

ABSTRACT
Development of muscle strength in relation to training level and testosterone in young male soccer players; L.
Hansen, J. Bangsbo, J. Twisk, and K. Klausen; J. Appl. Physiol.Vol. 87, Issue 3, 1141-1147, September 1999.
Isometric and functional strength of ninety-eight 11-yr-old male soccer players at an elite (E) and nonelite (NE) level
were determined (3-4 times) through a 2-yr period, and the changes were related to growth and maturation. The initial
isometric strength for extension with dominant leg [1,502 ± 35 (E) vs. 1,309 ± 39 (NE) N], extension with nondominant
leg (1,438 ± 37 vs. 1,267 ± 45 N), extension with both legs (2,113 ± 76 vs. 1,915 ± 72 N), back muscles (487 ± 11 vs.
414 ± 10 N), abdominal muscles (320 ± 9 vs. 294 ± 8 N), and handgrip (304 ± 10 vs. 259 ± 8 N) increased by 15-40%
during the period. Broad jump increased (P < 0.05) by 15 (E) and 10% (NE). The E players had higher (P < 0.05) initial
isometric strength and broad jump performance compared with NE players, and differences were maintained
throughout the period (multiple ANOVA for repeated measures) also when adjustment was made for age, dimensions,
testosterone, and insulin-like growth factor I (generalized estimating equations analyses). The development of strength
for both E and NE players together was significantly (P < 0.001) related to changes in serum testosterone
concentrations. The present data indicate that testosterone is important for development of strength in young boys and
that, independent of serum testosterone concentration, E players have developed greater muscle strength compared
with NE players.

elite and nonelite players; age; dimensions

INTRODUCCIÓN
EN LOS ADULTOS, el conocimiento sustancial está presente sobre factores que determinan la fuerza
muscular y su cambio con el entrenamiento (por ejemplo las Ref. 13, 15), pero menos información está
disponible sobre el desarrollo de la fuerza muscular en los niños. Rochcongar y col. (22) encontraron que
jugadores de fútbol de élite franceses jóvenes tenían mayor fuerza isocinética de las piernas comparado
con los estudiantes de la escuela secundaria, indicando que el entrenamiento del fútbol tiene un efecto
sobre el desarrollo de la fuerza muscular. En contraste, Maffulli y col. (18) encontraron que los chicos
atléticos (incluso jugadores de fútbol) hasta la edad de 15 años tenían similar la fuerza isométrica del
cuádriceps a los chicos no atléticos, y después de esta edad, la fuerza del grupo atlético era
significativamente superior comparada a la del grupo no atlético. El último hallazgo puede indicar que las
respuestas del entrenamiento son afectadas por la maduración.

La fuerza muscular aumenta más o menos linealmente con la edad a partir de la primera infancia en los
chicos. La fuerza es conocida de estar relacionada al área transversal fisiológica del músculo y de allí,
según un análisis dimensional, relacionada al segundo impulso de la altura corporal. Se esperaría
entonces que el área transversal aumente, con el cuadrado del aumento en la dimensión lineal, durante el
crecimiento. Algunos estudios han mostrado que el desarrollo de la fuerza en los chicos mejora más de lo
que puede explicarse por el aumento en la altura cuadrada (1, 8), indicando que factores distintos a los
cambios cuantitativos, juegan un rol en el desarrollo de la fuerza. Así, la marcada aceleración de la fuerza
muscular durante la pubertad observada en los chicos posiblemente se relaciona a los niveles elevados de
hormonas andrógenas circulantes en los adolescentes. En un estudio transversal de chicos atléticos de 11
a 13 años de edad, Mero y col. (20) encontraron que el área de la fibra muscular se correlacionaba bien
con la testosterona sérica. La maduración de la respuesta metabólica al ejercicio podría relacionarse a los
cambios hormonales [aumentos en testosterona, estradiol, hormona de crecimiento, y factor I de
crecimiento como la insulina (IGF-I)] que ocurre durante la pubertad (9, 19). En base a una diferencia en
el aumento en la fuerza entre los chicos y las chicas, Parker y col. (21) indicaron que la testosterona puede
estimular el crecimiento del músculo. El efecto promover el crecimiento de la hormona de crecimiento es
mediado por las somatomedinas, particularmente el IGF-I (16). Sin embargo, ningún estudio longitudinal
ha medido los cambios en las concentraciones sanguíneas de hormonas y las ha relacionado a los
cambios en el tamaño del músculo y a la fuerza de niños y adolescentes (23).

Como fue indicado por Rochcongar y col. (22), los entrenamientos de fútbol a un nivel de élite podrían
aumentar la fuerza de las piernas, pero también es posible que los chicos seleccionados para un nivel de
élite sean más fuerte debido a los mayores niveles de hormonas circulantes.

El propósito de esta investigación fue estudiar el desarrollo en la fuerza de chicos que juegan al fútbol en
un nivel de élite y en un no de élite, y para examinar la asociación entre el desarrollo en la fuerza y en la
concentración de testosterona. Se dirigieron ambas preguntas con corrección para la edad, las
dimensiones del tamaño corporal, e el IGF-I.

MÉTODOS
Sujetos. Ciento diez jugadores jóvenes de fútbol masculino de siete clubes exitosos en el área de
Copenagüe, en el nivel más alto en su categoría de edad, se reclutaron como sujetos. Todos los
participantes y sus padres dieron su consentimiento informado, y el estudio fue aceptado por el Comité de
Ética de Copenhagüe, Dinamarca (KF 01-132/95). Los clubes que tenían cuatro equipos al menos en las
mismas categorías de edad (para asegurar las diferencias entre jugadores de élite y de no élite), fueron
seleccionados. Los chicos fueron incluidos en el estudio en la edad de 10-12 años según la edad de
selección en los niveles de competición. Una mitad de los chicos se reclutó del mejor equipo al que ellos
fueron seleccionados por el técnico (jugadores élite), y la otra mitad se reclutó del equipo del nivel más
bajo (jugadores no élite) del mismo club. Se tomaron mediciones tres veces en intervalos de 0.5 años para
todos los chicos, y además, 28 de los sujetos (16 élite, 12 no élite) también se estudiaron una cuarta vez.
Se excluyeron ocho chicos del estudio porque ellos no eran miembros del mismo equipo durante el estudio
entero, dos porque ellos no quisieron participar después de la primera prueba y dos porque ellos se
trasladaron a otra parte del país. Así, 98 sujetos fueron incluidos con 48 chicos en el grupo de élite y 50
chicos en el grupo de no élite. Durante el estudio algunos chicos pararon de jugar al fútbol y se excluyeron
entonces de las pruebas subsecuentes. Así, se evaluaron 87 chicos tres veces, y también se evaluaron 28
de éstos una cuarta vez.

Los jugadores incluidos en el estudio habían participado en el fútbol organizado durante 6.3 años (élite) y
4.4 años (no élite), con una diferencia significante (1.9 años; P<0.05) entre los grupos. Como se
demuestra en la Tabla 1, los jugadores de élite estaban jugando al fútbol durante más horas por semana, y
en general, eran físicamente más activos comparado con los jugadores no élite. La actividad de tiempo
libre registrada consistía principalmente de fútbol con amigos, pero también el patinaje sobre ruedas y el
juego de alta actividad así como la participación en otros deportes organizados.

Tabla 1. Cantidad de tiempo con el entrenamiento de fútbol organizado (incluso las competiciones) y con la actividad
física en el tiempo libre (ocio), incluso la participación en otros deportes.

Ronda del Test

1 2 3 4
Organizado Ocio Organizado Ocio Organizado Ocio Organizado Ocio
* * * * * *
Elite 6.1 11.7 (19) 6.2 10.7 (16) 6.5 11.9 (19) 7.4 11.4 (9)
No Elite 5.1 6.4 (26) 5.2 7.0 (20) 4.8 10.6 (9) 5 10.2 (10)
Los valores se dan en horas/semana con % en paréntesis. * Significativamente diferente de los jugadores no élite, P
<0.05.
La edad de los sujetos fue determinada a 0.01 años más próximo. La altura estando de pie y la altura
sentado fueron medidas por un estadiómetro a 0.1 cm más próximo, y el peso corporal se midió a 0.1 kg
más próximo usando una balanza de resorte. El índice de masa corporal (BMI) fue calculado como el peso
corporal (kg) dividido por la altura (m) al cuadrado. Los pliegues cutáneos bicipital, tricipital, subescapular y
suprailíaco, fueron medidos con un calibre Harpenden, y la suma de estos cuatro pliegues cutáneos fue
calculada.

Las fases del desarrollo puberal se registraron por un experimento pediátrico endocrinológico en base a la
valoración de las características sexuales secundarias usando el criterio de Tanner (25) y del volumen
testicular estimado de las mediciones del tamaño de los testículos usando un orquidómetro de Prader (29).
Las muestras de sangre fueron tomadas de una vena antecubital entre las 16:00 h y las 17:30 h y se
centrifugaron. Se guardó el suero a -20°C y después se analizó para los niveles de testosterona y IGF-I.
La sensibilidad del ensayo para el IGF-I fue de 0.041 µg/l (12), y la sensibilidad para la testosterona fue de
0.23 nmol/l. Los valores menores que los de la sensibilidad del ensayo fueron asignados el valor de
sensibilidad del ensayo.

Medidas de Fuerza. Los sujetos fueron todos familiarizados con los procedimientos de la evaluación así
como también con los investigadores antes de la prueba. Todos los sujetos tuvieron un período de
precalentamiento estandarizado, incluyendo 5 minutos de pedaleo en una bicicleta Monarck, antes de las
mediciones de fuerza. Todos los sujetos empezaron con el salto de longitud, seguido por las mediciones
de fuerza isométrica. El salto de longitud se realizó como un despegue y caída con dos pies. El despegue
era desde atrás de una línea en el suelo, y la caída estaba en un felpudo de 2 cm de espesor sobre el cual
los sujetos caían con sus pies. La distancia desde el despegue hasta el punto en donde el talón más
cercano tocaba el felpudo era medida, y el mejor de tres pruebas registradas se usó como la marca del
rendimiento (cm). La fuerza isométrica voluntaria máxima [contracción voluntaria máxima (MVC)] de los
extensores de la pierna fue medido usando un dinamómetro medidor de tensión en una posición sentada
estandarizada con el apoyo de la espalda (4). Para medir la MVC de los músculos del tronco en una
posición en pie, un dinamómetro medidor de tensión se conectó a un marco puesto alrededor del tronco 20
cm debajo de los hombros por el uso de dos sujeciones (4). La fuerza de aprensión fue medida con un
dinamómetro de mano en los sujetos mientras estaban sentados, y fue para el brazo dominante sólo. Los
chicos eran todos alentados por los investigadores a realizar un esfuerzo máximo, y el mejor de tres
esfuerzos se aceptó como máximo.

Se evaluaron el régimen de entrenamiento e intensidad de competición para un subgrupo de los sujetos


originales (n = 30, 10 equipos). La intensidad de competición se evaluó de las mediciones de la frecuencia
cardíaca por un monitor de frecuencia cardíaca (Polar) tanto durante la competición como mientras los
sujetos corrían en una cinta ergométrica con las mediciones simultáneas del consumo de oxígeno. Los
jugadores de élite tenían el consumo de oxígeno relativo más alto en competición comparado con el grupo
de no élite (79.4 ± 5.3 vs. 67.3 ± 10%; P <0.05). Para los jugadores de élite y de no élite, el 27 vs. el 7%
del entrenamiento consistía de entrenamiento de aptitud física ("fitness") (carrera de sprint, etc.), el 61 vs.
el 39% eran de entrenamiento técnico, y el 12 vs. el 54% eran juego. Ningún entrenamiento con pesas
suplementario fue usado.

Estadísticas. Para evaluar la relación longitudinal entre la fuerza y la habilidad en fútbol (élite o no élite),
dos análisis se llevaron a cabo. 1) En el primer análisis, se analizaron las diferencias en el desarrollo
longitudinal de las medidas de fuerza entre los jugadores del fútbol de élite y de no élite con múltiple
ANOVA (MANOVA) para las medidas repetidas (SPSS; Ref. 24). 2) En el segundo análisis, la relación
longitudinal entre la fuerza y la habilidad en fútbol (élite o no élite) se analizó con ecuaciones de
estimación generalizada (GEEs) (30), una técnica longitudinal de regresión lineal que se describe
extensivamente en otra parte (26, 27). Las ventajas de usar este método son que se usan todos los datos
longitudinales disponibles para estimar los coeficientes de la regresión, y que el método es conveniente
para diseños con intervalos de tiempo desigualmente espaciados. Además, permite una corrección tanto
para covariantes dependientes del tiempo y covariantes independientes del tiempo, y el método tiene en
cuenta que las observaciones repetidas en cada individuo no son independientes. El análisis de las GEE
también se realizó para analizar la relación longitudinal entre los parámetros de fuerza y la concentración
de testosterona. Para todos los análisis de las GEE, un análisis invariado se llevó a cabo primero.
Después de eso, se hicieron análisis separados corregidos para edad, dimensiones del tamaño corporal, y
concentración de IGF-I. Todos los análisis de las GEE se llevaron a cabo con el Paquete Estadístico para
el Análisis Interactivo de los Datos (10). La significación se aceptó en P ≤ 0.05.

RESULTADOS
Se presentan las características de los sujetos en la Tabla 2. Los jugadores de élite eran ligeramente más
viejos que los jugadores no élite (0.4 años; P<0.05). Cuando el ajuste era hecho para la edad, los
jugadores de élite eran significativamente más altos (P<0.05) y tenía los valores más bajos para las
mediciones de los pliegues cutáneos (P<0.05). Los jugadores de élite tenían el volumen testicular más
grande que los jugadores no élite y la concentración de testosterona sérica más alta (Fig. 1; P<0.05).
Ninguna diferencia significativa entre los grupos en el BMI o en el IGF-I (Fig. 2) estaba presente.

Tabla 2. Características de los sujetos.

Ronda de Test

1 2 3 4

Élite No Élite Élite No Élite Élite No Élite Élite No Élite

Edad, años 11.9 ± 0.5 11.6 ± 0.7 12.4 ± 0.5 12.1 ± 0.7 12.9 ± 0.5 12.5 ± 0.7 13.5 ± 0.6 13.8 ± 0.4

n 48 50 44 47 44 43 16 12

Altura, cm 152.7 ± 6.8 147.4 ± 6.6 155.7 ± 7.3 150.1 ± 6.9 160 ± 8.3 154.3 ± 8.1 166.3 ± 10.0 160.4 ± 7.2

Peso
41.0 ± 5.9 37.9 ± 6.5 43.6 ± 5.97 40.0 ± 7.0 46.6 ± 7.1 43.0 ± 7.7 53.2 ± 8.8 47.7 ± 7.3
Corporal, Kg
2
BMI, kg/m 17.5 ± 1.6 17.4 ± 2.1 17.9 ± 1.5 17.7 ± 2.3 18.1 ± 1.6 17.8 ± 2.1 19.1 ± 2.1 18.5 ± 2.7

Pliegues
27.6 ± 6.9 33.7 ± 14.3 28.3 ± 6.8 35.1 ± 15.4 27.5 ± 6.4 36.1 ± 15.6 29.2 ± 7.3 39.3 ± 18.5
cutáneos, mm

Volumen de
5.8 ± 3.5 3.9 ± 1.9 7.6 ± 4.9 5.0 ± 3.3 9.3 ± 5.4 6.6 ± 3.9 12.1 ± 6.5 9.3 ± 5.4
los Tests, ml

n 45 49 43 47 43 42 16 12

Los valores son medias ± SD; n, número de sujetos. BMI, índice de masa corporal; Pliegues Cutáneos (skinfold),
suma de 4 pliegues cutáneos (bíceps, tríceps, subescapular, suprailíaco). Para la altura, el peso corporal, el BMI, y
los pliegues cutáneos, el número de sujetos (n) es igual que para la edad. Cada ronda de test se llevó a cabo en
intervalos de 0.5-años.
Fig. 1. Concentraciones de
Testosterona Sérica.

Se tomaron mediciones en
intervalos de 0.5 años que
empiezan cuando los sujetos
tenían una edad media de 11.9
± 0.5 (SD) (élite) y de 11.6 ± 0.7
años (no élite). Los valores son
medias ± SE; n, número de
sujetos. La línea punteada
indica que la última ronda de
test incluyó un número reducido
de jugadores (n = 28). La
diferencia (ajustada para la
edad) entre los grupos es
significativo para las 4 rondas
de tests (P = 0.015) con una
tendencia para la significancia
presente para las 3 rondas de
test (P = 0.076).

Fig. 2. Niveles de factor de


crecimiento I como la insu-
lina (IGF-I) en jugadores
jóvenes de fútbol de élite y
de no élite. Los valores son
medias ± SE; n, número de
sujetos. Ninguna diferencia
significativa entre los juga-
dores de élite y de no élite
estaba presente.

Las figuras 3-6 muestran el desarrollo en los parámetros de fuerza para los jugadores de élite y de no élite.
Las diferencias en el desarrollo entre los dos grupos fueron analizadas por MANOVA para las medidas
repetidas. Los resultados de estos análisis (Tabla 3) demuestran que los jugadores de élite tenían los
valores más altos (P<0.05) comparado con los jugadores no élite para todos los parámetros de fuerza a lo
largo del período de la medición. El aumento en la fuerza fue por más tiempo, sin embargo, similar en
ambos grupos, es decir, ninguna interacción significativa del tiempo elite/no elite para cualquiera de los
parámetros de fuerza. Ninguna diferencia significativa en el desarrollo entre los grupos según las fases de
Tanner estaba presente (MANOVA para las medidas repetidas).
Fig. 3. La fuerza isométrica para los
músculos abdominales y de la espalda
medidos en jugadores jóvenes de fútbol
masculino de élite y de no élite. Los
valores son medias ± SE. Se tomaron
mediciones en intervalos de 0.5 años
que empiezan cuando los sujetos tenían
una edad media de 11.9 ± 0.5 (SD)
(élite) y de 11.6 ± 0.7 años (no élite). Los
valores son medias ± SE; n, número de
sujetos para jugadores de élite/jugadores
no élite en cada ronda de test. La
diferencia entre los grupos es
significativa: abdominal, P = 0.011; y
atrás, P = 0.001.

Fig. 4. La fuerza
isométrica de aprensión
de la mano (handgrip)
(mano dominante) en
jugadores jóvenes de
élite y no de élite jó-
venes de fútbol mas-
culino. Los valores son
medias ± SE; n, número
de sujetos. Las dife-
rencias entre los grupos
son significativas, P =
0.002.

Fig. 5. La fuerza isométrica


para los extensores de la pierna
medida sentados en jugadores
jóvenes de fútbol masculino de
élite (E) y no élite (N-E). Los
valores son medias ± SE; n,
número de sujetos para
jugadores de élite/no élite en
cada ronda del test. Las
diferencias entre los grupos son
significativas: ambas piernas, P
= 0.004; pierna dominante, P =
0.002; y pierna no dominante, P
= 0.01.
Fig. 6. El rendimiento
del salto de longitud en
los jugadores jóvenes
de fútbol masculino de
élite y de no élite. Los
valores son medias ±
SE; n, número de
sujetos. La diferencia
entre los grupos es
significativa, P = 0.002.

Tabla 3. Los resultados del MANOVA para las 3 rondas de la prueba, se llevaron a cabo en intervalos de 0.5 años en
la fuerza isométrica y en el salto de longitud, evaluando los efectos de equipo (élite/no élite), tiempo por equipo, y
tiempo de medición.

Equipo Tiempo por Equipo Tiempo de Medición

Handgrip 0.002 0.594 <0.001

Abdomen 0.011 0.052 <0.001

Espalda 0.001 0.371 <0.001

Ambas Piernas 0.004 0.191 <0.001

Pierna No Dominante 0.010 0.762 <0.001

Pierna Dominante 0.002 0.999 <0.001

Salto de Longitud 0.002 0.696 <0.001

Los valores son valores P ajustados para la edad (edad como la covariante). MANOVA, múltiple ANOVA para las
medidas repetidas.

Los resultados del análisis de las GEE con respecto a la relación longitudinal entre ser un jugador de
élite/jugador no de élite y el desarrollo de la fuerza se presentan en la Tabla 4. En el análisis invariado,
una relación positiva significativa se encontró entre todos los parámetros de fuerza y el ser un jugador de
élite. En general, con un ajuste para la edad, los coeficientes de regresión para jugadores de élite/no de
élite disminuyeron ligeramente; una más marcada disminución se encontró para la relación con la
extensión de pierna usando ambas piernas. El ajuste para dimensiones del cuerpo también llevó a una
disminución en los coeficientes de regresión. Cuando se ajustaron las relaciones entre el jugador de
élite/no élite y la fuerza para la altura, peso, y suma de pliegues cutáneos, así como para los números de
años de entrenamiento en el fútbol organizado, sólo las relaciones con los músculos de la espalda y la
fuerza de aprensión (handgrip) permanecieron significativas (P<0.05). Cuando el ajuste era hecho para la
testosterona sérica y el IGF-I, una pequeña disminución en los coeficientes de regresión fue observada;
sin embargo, las relaciones positivas entre todos los parámetros de fuerza y el ser jugador de élite,
permanecieron muy significantes.
Tabla 4. Las relaciones longitudinales entre ser un jugador de élite o no de élite y desarrollo de la fuerza
isométrica/salto de longitud, ajustado por factores que confunden.

Extensión de Piernas

Análisis Músculos Músculos de Pierna Pierna No Ambas Salto de


Handgrip
Invariado Abdominales la Espalda Dominante Dominante Piernas Longitud

Elite/No Elite
P 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.001 0.000

-44.1 -71.3 -49 -239.3 -242.8 -413.4 -13.3

95% CI -67.3-20.8 -101.3 a -41.3 -72.8 a -25.2 354.3 a -124.2 -365.4 a -120.2 -651.2 a -175.6 -19 a -7.7

Ajustado por Edad


P 0.048 0.000 0.000 0.057 0.046 0.226 0.001

-22.1 -54.1 -41.9 -112.8 -121.7 -165.4 -9.8

95% CI -44 a -0.17 -81.0 a -27.3 -63.4 a -20.3 -228.9 a -3.2 -241.4 a -2.1 -433.5-102.6 -15.8 a -3.8

Ajustado por Dimensiones: Altura y Peso Corporal


P 0.214 0.000 0.000 0.014 0.029 0.073 0.058

-11.6 -46.8 -30.7 -100.6 -93.8 -180 -6.1

95% CI -29.9-6.7 -67.2 a -26.3 -47.8 a -13.6 -181.2 a -20.1 -177.8 a -9.8 -376.5 a -1.45 -12.5-0.2

Ajustado por Altura, Peso Corporal + 4 Pliegues Cutáneos


P 0.502 0.000 0.005 0.133 0.316 0.428 0.507

-6.2 -31.4 -25.3 -67.5 -44.9 -79.4 -1.9

95% CI -24.4 a -11.9 -47.6 a -15.1 -43 a -7.6 -155.5-20.6 -132.5-42.7 -275.7-117 -7.4-3.7

Ajustado por Testosterona Sérica


P 0.006 0.000 0.000 0.004 0.008 0.032 0.001

-29.4 -62.2 -39.7 -158.1 -152.0 -249.8 -9.9

95% CI -50.4 a -8.5 -89 a -35.4 -61.1 a -18.3 -266.5 a -49.9 -264.4 a -45.8 -478.5 a -21.1 -15.7 a -4.1

Ajustado por Testosterona IGF-I


P 0.003 0.000 0.000 0.002 0.003 0.014 0.000

-35.4 -66.8 -46 -185.6 -178.8 -305.7 -11.5

95% CI -59.1 a -11.7 -94.9 a -38.7 -69.2 a -22.8 -301.7 a -69.4 -298.1 a -59.6 -550 a -61.4 -17.4 a -5.5

Ajustado por Años de Entrenamiento


P 0.91 0.038 0.004 0.763 0.97 0.719 0.159

-1.6 -34.4 -34.3 22.2 2.9 -54.7 -4.9

95% CI 29.4 a -29.4 -66.9 a -1.9 -57.8 a -10.7 -122.2-166.4 -145.4-151.1 -353.4-243.9 -11.8-1.9

Los valores son valores P, los coeficientes de regresión longitudinales ( ), y el 95% de intervalos de confianza (CI)
obtenidos del análisis de ecuaciones generalizadas de estimación. IGF-I, factor I de crecimiento como la insulina.

Se presentan los resultados del análisis de las GEE con respecto a la relación longitudinal entre la fuerza y
la testosterona sérica en la Tabla 5. El análisis invariado mostró una relación positiva significativa entre el
desarrollo en todos los parámetros de fuerza y la concentración de la testosterona sérica. El ajuste para la
edad, dimensiones del cuerpo, y IGF-I mostró el mismo cuadro más o menos en cuanto a las relaciones
longitudinales entre ser jugador de élite/no de élite y la fuerza, es decir, en general, una disminución en los
coeficientes de regresión. El ajuste para el peso corporal, altura, y suma de pliegues cutáneos arribó a una
disminución dramática en los coeficientes de regresión; es decir, ninguna de las relaciones entre la
testosterona sérica y los parámetros de fuerza eran significantes.

Tabla 5. Las relaciones longitudinales, para ambos jugadores de élite y de no élite como un grupo, entre los niveles
de la testosterona sérica y el desarrollo de fuerza isométrica/salto de longitud, ajustado por factores que pueden
confundir los datos.

Extensión de Piernas

Análisis Músculos Músculos Handgrip Pierna Pierna Ambas Salto


Invariado Abdominales de la Dominante No Dominante Piernas de
Espalda Longitud

Testosterona
P 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000
11 11.2 6.4 56.6 60 60 99.1 2.3
95% CI 7.9-14.1 7.7-14.8 3.1-9.8 36.7-76.4 37.9-82.1 50.7-147.6 1.7-2.9
Ajustado por Edad
P 0.011 0.001 0.012 0.055 0.029 0.442 0.000
3.1 5.7 4.1 13 17.9 14.4 1.1
95% CI 0.7-5.6 2.4-9.0 0.9-7.4 -0.3-26.2 1.8-33.9 -22.3-51 0.5-1.7
Ajustado por las Dimensiones de Altura y Peso Corporal
P 0.829 0.165 0.575 0.484 0.572 0.636 0.029
0.3 2.3 0.9 5.0 5.2 9.6 0.8
95% CI -2.3-2.8 -0.9-5.5 -2.2-4.1 -9.1-19.2 -12.7-23.0 -30.1-49.3 0.1-1.4
Ajustado por Altura, Peso Corporal + 4 Pliegues Cutáneos

P 0.604 0.726 0.790 0.991 0.834 0.758 0.466


-0.7 -0.7 0.5 0.1 -1.9 -5.8 0.3
95% CI -3.3-1.9 3.2-5.1 -1.1-2 -14.1-13.9 -19.2-15.4 -42.8-31.1 -0.4-1
Ajustado por IGF-I
P 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.008 0.000
8.8 8.9 6.1 46.3 46.7 86.9 2.2
95% CI 5.2-12.4 4.6-13.2 2.9-9.3 22.7-70.3 20.9-72.6 22.6-151.2 1.5-2.9

DISCUSIÓN
El estudio presente demostró que ambos jugadores de élite y de no élite, a través de un período de 2
años, tenían un aumento en la fuerza que se relacionó a los niveles de testosterona sérica, indicando que
la testosterona es importante para el desarrollo de fuerza muscular en los chicos jóvenes. Además, se
observó una fuerte relación positiva entre ser jugador de élite y el nivel de fuerza. Esta relación era
independiente de la testosterona y del IGF-I, indicando que la mayor fuerza no era solamente debida al
nivel de testosterona sérica.

Los aumentos en la fuerza muscular con la edad en los chicos jóvenes simplemente no pueden ser
explicados por el crecimiento, porque se ha demostrado en chicos prepuberales y en chicos puberales que
la fuerza aumenta más rápidamente que la altura (6). Es más probable que se deba a una relación mutua
entre varios factores como la edad, estatura, peso, tamaño del músculo, y maduración (endócrina y
neurológica). De los datos experimentales y del reconocimiento de que la testosterona tiene un efecto
anabólico prominente, se ha indicado que la testosterona es responsable para el aumento en la fuerza en
los individuos masculinos en la pubertad (5). En el presente estudio esto es confirmado por la positiva
relación significativa entre el desarrollo en todos los parámetros de la fuerza y en la concentración de
testosterona sérica. Esta relación es dependiente de las dimensiones anatómicas y del espesor de los
pliegues cutáneos (skinfolds), indicando que estos factores también juegan un rol en el desarrollo de la
fuerza. Asmussen y Heebøll-Nielsen (2) indicaron que, además de las dimensiones, la edad per se tiene
una influencia positiva en la fuerza muscular, sobre todo en pruebas que requieren un alto grado de
coordinación neuromuscular. Nosotros encontramos que la relación entre el desarrollo de fuerza y los
cambios en la testosterona sérica era independiente de la edad, salvo para la extensión de la pierna con
ambas piernas. Se ha demostrado tanto para niños como adultos (14, 28) que la MVC para la extensión
de la pierna con ambas piernas es menos que la suma de las MVC para cada pierna, indicando un límite
en el rendimiento neural. Además, en el presente estudio la diferencia del percentil entre la suma de la
fuerza de cada pierna y la de ambas piernas disminuía con la edad [del 39 al 15% (élite) y del 34 al 22%
(no élite)], lo cual está de acuerdo con Asmussen y Heebøll-Nielsen (3), quienes demostraron una
disminución gradual de esta diferencia en los sujetos varones de 15-35 años. Así, la dependencia de la
edad cuando se examina la extensión con las dos piernas (con algún grado de coordinación
neuromuscular) podría explicarse por un requisito para una maduración neuromuscular posiblemente
relacionada a la edad.

Los jugadores de no élite, aún no tan fuertes como los jugadores de élite, tenían casi los mismos valores
de fuerza como los colegiales dinamarqueses, de 11 años, que se examinaron en 1981 (11). Parece ser
que probablemente el desarrollo de la fuerza muscular de piernas daría una ventaja en particular al
jugador de fútbol de élite. Leatt y col. (17) demostraron una mayor fuerza isocinética y explosiva en
jugadores de fútbol nacionales canadienses que tenían menos de 18 años de edad, comparados con los
jugadores nacionales que tenían 16 años de edad. También se compararon más fuertemente bien los
jugadores de élite en el estudio presente con los jugadores no élite cuando una corrección era hecha para
la pequeña diferencia en la edad entre los dos grupos. Los jugadores de élite eran más altos y más
maduros comparados con los jugadores de no élite, de forma que el aumento podía deberse al
crecimiento, maduración, o nivel de competición. Para examinar esta relación, el análisis de las GEE se
llevó a cabo. La diferencia en la fuerza entre los jugadores de élite y los jugadores no élite parece no ser
debida a la diferencia en la altura entre los dos grupos porque la diferencia era independiente de las
dimensiones, salvo para la extensión de la pierna con ambas piernas y el salto de longitud que sólo
revelaron una tendencia para la independencia (P = 0.073 y P = 0.058, respectivamente). La relación entre
el desarrollo de la fuerza y lo élite/no élite era independiente de la testosterona sérica y del IGF-I,
indicando que el desarrollo en la fuerza se relacionaba a factores asociados con ser un jugador de élite
independiente de la concentración de testosterona. La razón para este aumento en la fuerza puede
deberse a un aumento relativo mayor en la masa muscular de los jugadores de élite y así un área
transversal más grande de los músculos. Alternativamente, se puede haber causado por cambios
cualitativos en los músculos, tales como una más baja proporción de tejido conjuntivo respecto al tejido
muscular, de forma que la misma masa de musculatura podría producir más tensión en los jugadores de
élite. Leatt y col. encontraron que los jugadores de élite tenían más masa corporal magra comparado con
los sujetos normales. En el presente estudio, ninguna diferencia en el BMI se encontró entre los dos
grupos, pero los jugadores de élite tenían menos grasa subcutánea evaluada de las mediciones de los
pliegues cutáneos, que indica una masa corporal magra más grande en los jugadores de élite,
posiblemente causada por la hipertrofia del músculo como una respuesta al entrenamiento. Cuando la
suma de los pliegues cutáneos era incluida con las dimensiones en el análisis de las GEE de las
relaciones entre élite/no élite y desarrollo de la fuerza, una dependencia se encontró para las extensiones
de las piernas, músculos abdominales, y salto de longitud, pero no para los músculos de la espalda y la
fuerza de aprensión de la mano (handgrip). Esto indica que el desarrollo en la fuerza se relaciona en
alguna magnitud a una hipertrofia de los músculos. También es creíble que parte de la diferencia en la
fuerza puede ser el resultado de un dominio mejor del sistema neuromuscular en los jugadores de élite
causado por el régimen de entrenamiento que los jugadores de élite se expusieron desde una temprana
edad. El hecho de que los jugadores de élite se compararon inicialmente muy bien con los jugadores de no
élite, podría explicar en parte por qué el aumento en la fuerza para los jugadores de élite durante el
período de la prueba no llevó a un aumento en la diferencia entre los dos grupos, porque la fuerza es
conocida de aumentar más a partir de niveles iniciales más bajos (por ejemplo, Ref. 7). No puede
excluirse, sin embargo, que las diferencias entre los jugadores de élite y de no élite son debidas a una
selección temprana de chicos con mayor fuerza para el grupo de élite.

En resumen, el desarrollo de la fuerza isométrica y el rendimiento en el salto de longitud estaban


relacionados a los cambios en las concentraciones de la testosterona sérica, pero también influenciados
por el tamaño corporal, indicando que la testosterona es importante para el desarrollo de la fuerza en los
chicos jóvenes. Además, los jugadores de élite también eran más fuertes que los jugadores no élite
independientemente de la concentración de testosterona con corrección para el tamaño corporal,
indicando que siendo un jugador de élite per se esté afectado por el desarrollo de la fuerza.

Agradecimientos
Los autores reconocen agradecidamente al Dr. Med. Jørn Müller por hacer las mediciones de volumen testicular y las evaluaciones
de las fases de Tanner y además por las valiosas discusiones con respecto a las interpretaciones de los datos sobre maduración.

Notas de Pie
Este estudio fue apoyado por las concesiones de la Asociación dinamarquesa de Fútbol, la Asociación dinamarquesa de Deportes, y
el Equipo Danmark.

Diríjase para la correspondencia: L. Hansen, Institute of Exercise and Sport Sciences, Dept. of Human Physiology,
Universitetsparken 13, DK-2100, Copenhagen, Denmark (E-mail: L1Hansen@aki.ku.dk).

Recibido el 9 de abril de 1998; aceptado en forma final el 26 de abril de 1999.

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Traducción: Ricardo Luis Scarfó (PUEF-UNLP)

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