You are on page 1of 74

CONTRATOS – PARTE GENERAL

(Resumen: Libro de Mosset Iturraspe)


(Respeta distribución de temas del libro el cual coincide con parte del programa
de la materia de la UNL)
BOLILLA 1

Sección 1

1- Ubicación del Contrato en la teoría general del derecho: art. 1137 CC “el
acuerdo de varias personas sobre una declaración de voluntad común destinada a
reglar sus derechos” es una especie dentro del género negocio o acto jurídico.
Por lo tanto el contrato pertenece al derecho privado. Por ejemplo en el derecho
Administrativo el Estado no actúa como parte simplemente, sino que con su poder
de imperio; en el derecho Internacional Público el estado actúa también como
tal.
Si bien la teoría general del contrato corresponde al derecho Civil, es preciso
reconocer que existen peculiaridades en la regulación de los contratos en cada
rama en particular del derecho Privado.
Por lo tanto el contrato es un acto jurídico con las siguientes características:
• Es bilateral: por requerir el consentimiento unánime de dos o más
personas.
• Entre vivos: por no depender del fallecimiento de aquellos de cuya
voluntad emana.
• Patrimonial: por tener objeto susceptible de apreciación pecuniaria.
• Causado: por ser la causa fin un elemento estructural.

2- El contrato como fuente de obligaciones: es la fuente principal de las


obligaciones como lo expresa el art. 499 CC “No hay obligación sin causa, es
decir, sin que sea derivado de uno de los hechos, o de uno de los actos lícitos
o ilícitos, de la relaciones de familia, o de las relaciones civiles” Además la
doctrina nombra otras fuentes:

 La ley
 La costumbre (prater legem)
 La equidad (art. 907 CC)
 El ejercicio abusivo del derecho (art. 1071 CC)
 La declaración unilateral de voluntad ( la oferta vinculante art. 1150 CC)
 La gestión de negocio ajeno
 El enriquecimiento sin causa
 Los actos ilícitos aquilianos o violaciones del deber jurídico de no dañar

En cuanto a las denominadas conductas sociales típicas (utilización de


transporte público, transporte benévolo, etc) no constituyen una nueva fuente de
obligaciones, ya que estas encuadran dentro de la figura del contrato.
El contrato dentro del derecho de obligaciones no se limita a ser solo fuente de
estos, sino que también, las puede transmitir, tanto en su aspecto activo
(cesión de crédito) o su aspecto pasivo (cesión de deuda).
Además de crear o transmitir las relaciones jurídicas obligacionales puede
modificas esas relaciones ya existentes (novación) o bien extinguirlas (pago
por entrega de bienes o dación en pago; transacción; la rescisión por acuerdo de
partes).
En cuanto al pago la doctrina está dividida en cuanto a si es o no un contrato,
el autor piensa que es un contrato cuando requiere la cooperación del acreedor,
lo cual presupone la voluntad y la finalidad de extinguir. Esta conclusión surge
de relacional el art. 944 CC con el art. 1137 CC (ya que el acto jurídico puede
tener la finalidad de aniquilar derechos y el art. 1137 habla de reglar
derechos).
3-El contrato y los derechos Reales: el contrato resulta insuficiente por si
solo para producir la adquisición o constitución de derechos reales. El contrato
sirve de título al derecho real. Son contratos que sirven de título al derecho
real (la compraventa, permuta, cesión de derechos y acciones, donación, futura
constitución de usufructo, futra constitución de uso, futura constitución de
habitación, futura constitución de servidumbre real, prenda, hipoteca y
anticresis.
Para producir la adquisición o constitución de derechos reales en nuestro
derecho es necesario seguir dos modos:

1. tradición: entrega voluntaria de la cosa por una de las partes y la otra


parte la recibe voluntariamente. o

2. inscripción registral.
Ambos modos persiguen fines publicitarios.

4- El contrato y los derechos personalísimos o de la personalidad: los derechos


personalísimos no son en principio objeto de la contratación, la doctrina
señala entre sus caracteres, la no patrimonialidad, intransmisibilidad,
imprescriptibilidad e irrenunciabilidad
La doctrina y la jurisprudencia admiten, por lo general, la siguiente
enumeración de derecho de la personalidad:

1. derecho de la vida e integridad física


2. derecho sobre las partes separada del cuerpo y el cadáver
3. derecho a la libertad personal (comprensivo de la libertad negocial)
4. derecho al honor
5. derecho a la esfera secreta de la propia personalidad, que abarca el
derecho a la imagen y el derecho al secreto sobre la propia vida privada

6. derecho a la individualidad física (al nombre)


7. derecho moral del autor
Solo excepcionalmente puede ser alguno de estos derechos objeto de un contrato.
Ej. Enajenación de sangre, o contrato de nodrizaje, o disposición mortis causa
de residuos corporales.

5- El contrato y los actos jurídicos familiares: de la comparación del contrato


y del acto jurídico familiar se desprenden en consecuencia, profundas
diferencias: en cuanto a su naturaleza pertenecen a zonas jurídicas separadas y
en cuanto a su objeto, uno persigue como fin inmediato el emplazamiento en el
estado de familia o la regulación de las facultades emergentes de los derechos
subjetivos familiares, mientras que el contrato tiene como fin inmediato la
creación de una relación patrimonial. Para Vélez, el matrimonio es una
institución social fundada en el consentimiento de las partes distinta del
contrato. Vélez se aparto de Savigny que consideraba al matrimonio como un
contrato.

6- El contrato y los derechos hereditarios: el testamento no implica un contrato


entre el testador y sus sucesores, sencillamente porque es un acto jurídico
unilateral (art. 946 CC)
Con respecto a los pactos sobre herencia futura, denominados pactos sucesorios
el art. 1175 CC prohíbe expresamente que la herencia futura sea objeto de
contrato. Se excluyen de esta prohibición los negocios jurídicos entre el
causante y sus presuntos herederos; también las promesas pos mortem (legado).

7- Contrato, convención, pacto. Caracterización de estos vocablos en el derecho


Romano y su posterior evolución: en el derecho Romano convenio y pacto eran
conceptos equivalentes. Significaban el acuerdo de dos o más personas sobre un
objeto determinado. Estos se encontraban desprovistos de forma. En cambio el
contrato no significo el acuerdo de voluntades, sino la relación jurídica o el
vínculo obligacional.
El convenio o pacto no bastaba para crear una obligación exigible (la simple
promesa no engendra obligación)
Solo se les reconocía efecto creador a las convenciones con ciertas
formalidades. Cada una de estas convenciones reconocidas en merito a su forma
determinada en la ley constituían un contrato y recibían un nombre en
particular.
En esta época se distinguen cuatro formas de contratos:

1. Contratos Reales: se integraban con la tradición de la cosa. Formaban esta


categoría el mutuo o préstamo de consumo; comodato o préstamo de uso; el
depósito y la prenda.

2. Contratos Verbales: los formados con palabras solemnes. El principal era


la estipulación en el cual las partes cambiaban oferta y contestación.

3. Contratos Escritos: Se perfeccionaban por medio de la inscripción en el


registro del acreedor, con acuerdo del deudor.

4. Contratos Consensúales: formados por el solo acuerdo de voluntades;


primeras excepciones al principio que restaba valides al acuerdo para dar
vida al vínculo contractual. Comprendía la compraventa, la locación de
cosas, la sociedad y el mandato.
En esta época también se reconocen como contratos muchas convenciones
constituidas sobre la base de alguna prestación de dar, o de hacer en forma
recíproca. Estos contratos se llaman innominados.
Por la influencia de la Iglesia se enfrenta al principio Romano por el cual se
negaba acción al pacto desprovisto de forma, la nueva concepción predica el
respeto a la palabra empeñada, identificando la obligación jurídica con la
obligación moral.
Por el aumento del comercio se hacía cada vez más difícil continuar con el
formalismo, era necesario simplificar el procedimiento. Pero recién en el Siglo
XVI se sanciona una ley; la cual dice que basta solo un acuerdo de partes para
hacer surgir una obligación.
Pero recién con la Escuela Natural y la Escuela Holandesa en el Siglo XVII se
reconoce la obligatoriedad de los convenios y los pactos, asimilándolas al
contrato.
La doctrina moderna, aún que muy dividida con respecto al alcance de las figura
distingue entre contrato, convención y pacto.
 Convención: es de género aplicable a toda especie de acto jurídico
bilateral, ya se trate de negocios patrimoniales o familiares.

 Contrato: actúa exclusivamente en el campo de las relaciones jurídicas


creditorias obligacionales.

 Pacto: alude a las cláusulas accesorias que modificas los efectos normales
o naturales de los contratos típicos.

8- Contrato y acuerdo. Acto colectivo, complejo y colegial:


Contrato y acuerdo: la doctrina dice que debe negarse trascendencia a la
distinción esta. Nuestro CC emplea el vocablo acuerdo como sinónimo de
consentimiento.
Con respecto a los actos colectivos, complejos y colegial principalmente hay que
saber que es un acto unilateral, pero con pluralidad de sujetos con un fin en
común, se dispones todos de un lado.
Acto colectivo: cada sujeto declara su voluntad con un interés en común pero
diferente para cada uno.
Acto complejo: declaraciones de voluntades distintas, expresadas en interés de
uno de los sujetos actuantes.
Acto colegiado: muchas declaraciones, imputables a un sujeto distinto a aquellos
agentes (en interés de un tercero).

Sección 2

1- La metodología en materia de contratos: Vélez se inspiró en el método de


Freitas y este en Savigny. Pero Vélez no siguió al pié la obra de Freitas.
En el Código Francés se confunden las obligaciones con los contratos. Nuestro
codificador las separó claramente, otro acierto del método fue colocar dentro de
la Sección dedicada a los contratos (libro II, sección III) una parte general
expuesta en seis capítulos y luego la parte especial tratando en diecisiete
Títulos donde trata los contratos en particular, aquí mismo el CC tiene un grave
error al tratar en el Título dieciocho a la gestión de negocio como si fuera un
contrato cuando en realidad es un cuasicontrato y el empleo útil que también es
un cuasicontrato. Otro error es el tratamiento de “la sociedad conyugal” dentro
de los contratos, esta se debió ubicar en las relaciones de familia.
También se puede criticar el haber colocado a las garantías por saneamiento
junto a las figuras contractuales típicas, siendo que deberían ubicarse dentro
de los efectos de los contratos, o mejor aún dentro de los onerosos.
Con respecto a los distintos proyectos de CC, se han realizado en su gran
mayoría colocando una parte general y una parte especial en la cual se coloca a
los contratos como un de la fuentes de las obligaciones; los últimos proyectos
no han tenido parte especial, ni grandes modificaciones en torno a la ubicación
de los contratos.

2- La teoría general del contrato y la teoría general del acto jurídico: al


respecto existen tres doctrinas, de las cuales dos son extremas y una
intermedia:
1- Legislar de un modo exclusivo sobre los contratos y por relación
abarcar a los actos jurídicos (Código Francés y Suizo)
2- Legislar en forma exclusiva sobre los actos jurídicos y dichas reglas
se aplican a los contratos a menos declaración expresa en contra por la
ley o por las partes (no está plasmado en ningún Código)
3- Dentro de esta postura no hay consenso sobre como dividir las
cuestiones comunes a ambas figuras. Hay quienes prefieren extender hasta
el final los preceptos de los actos jurídicos; otros no tanto como nuestro
CC. Si bien sería más conveniente legislar sobre la totalidad de los
principios o preceptos del acto jurídico, se cambia de opinión al momento
de cumplir el CC su función práctica que es que sus destinatarios lo
puedan comprender de manera clara. Por lo tanto se podría decir que
existen principios comunes a todos los contratos que se podrían ubicar en
los actos jurídicos, pero cada contrato en particular tiene sus
características propias, las cuales es preciso formularlas dentro de cada
contrato o cada grupo de contratos.

3- Definición del art. 1137. Derecho comparado: “Hay contrato cuando varias
personas se ponen de acuerdo sobre una declaración de voluntad común, destinada
a reglar sus derechos”. Este texto es tomado al pie de la letra de Savigny.
Por lo tanto es un acto jurídico bilateral, de amplio contenido “destinado a
reglar sus derechos” (patrimonial, familiar, real, obligacional).
No obstante esto podemos afirmar que para nuestro CC no cualquier acto bilateral
que produzca efectos o declaración de voluntad común es contrato, sino que es
necesario que su objeto sea de contenido patrimonial (susceptible de apreciación
pecuniaria). Por lo tanto queda excluida la posibilidad de constituir o
transferir de manera inmediata relaciones jurídicas reales (art. 577).
En cuanto al derecho comparado, un buen número de CsCs se abstienen de definir
el contrato, sin perjuicio de señalar su alcance. Así el CC Alemán, el CC Suizo,
el CC de Portugal. Otros CC si definen el contrato, algunos aludiendo a estos
como fuente de obligaciones, como el CC Francés, el CC Español, el CC de México.
Otros lo definen como acto que dará origen, modificará, extinguirá, o
transferirá una relación jurídica patrimonial (así el CC de Italia, el CC de
Perú).

4- Función económica del contrato: nos bastaría c0on decir que es la principal
fuente de obligaciones, y ya que estas son necesariamente susceptibles de
apreciación económica. El derecho de obligaciones se podría decir que es el
derecho del cotidiano comercio de la vida.
El contrato es un elemento práctico que facilita las más variadas actividades
económicas.
En nuestro estado capitalista el contrato juega un rol importantísimo para el
desarrollo de la economía moderna, junto a los siguientes principios jurídicos:

1. La propiedad privada.
2. La libertad económica absoluta (libre empresa, libertad de trabajo,
autonomía de la voluntad en sus dos aspectos (libertad de contratar y
libertad contractual), la fuerza vinculante del contrato, etc.
Hoy en día esta concepción clásica sufre la intervención del Estado para apaliar
las desigualdades, pero el contrato continúa siendo el protagonista del
desarrollo económico, aunque ajustado a la protección de los económicamente más
débiles. Con excepción de las economías marxistas en que el Estado es el único
dueño de los bienes principales, el contrato pierde fuerza en lo económico, ya
no es preponderante.

5- Elementos del contrato: algunas legislaciones, a diferencia de la nuestra


traen disposiciones expresas en las que enumeran los elementos esenciales del
contrato. Así el CC Francés enumera cuatro condiciones (el consentimiento, el
objeto, la causa y la capacidad).
La doctrina clásica enumeraba los elementos del contrato en tres grupos:

1. Esenciales: comunes e infaltables en todo contrato, que son “el


consentimiento o acuerdo de voluntades, el objeto y la causa”. Sin ellos
cualquier contrato carece de validez, tampoco puede actuar la autonomía de
la voluntad sobre ellos.

2. Naturales: aquellos que en ciertos contratos típico eran establecidos por


ley de manera imperativa. Ej. Forma escritura pública en los contratos
mencionados en el art. 1184, gratuidad en el comodato (art. 2255). No los
contratos atípicos.

3. Accidentales: para la doctrina clásica estos eran las consecuencias que


las partes pactaban, que no estaba previstas por el legislados, y que al
injertase en la figura abstracta del contrato lo modifican. Ej. Condición,
plazo y cargo; cláusula penal, etc.
La doctrina moderna elimina esta distinción y distingue a los elementos y
presupuestos del contrato. Por los primeros entiende a los esenciales de la
clásica, y por presupuestos a los dos restantes, pero no los coloca como
elementos, sino como efectos del mismo contrato, además las partes en ambos
casos los pueden modificar.
Alguna doctrina considera que si bien esos efectos son accidentales para el
negocio mismo se consideran esenciales, ya que atentan contra su validez en caso
de incumplimiento.

6- Clasificación de los contratos desde el punto de vista jurídico: nuestro CC


realiza una clasificación enunciativa de los distintos contratos “solo de manera
enunciativa” (art. 1138 y sig)

 Unilaterales y Bilaterales (art. 1138): son bilaterales o con prestaciones


reciprocas aquellos que al momento de su perfeccionamiento hacen surgir
obligaciones reciprocas (compraventa, locación, permuta, mandato oneroso,
etc); son unilaterales los que al momento de la celebración solo hacen
nacer obligaciones para una sola de las partes intervinientes (donación,
fianza, depósito, comodato y la renta vitalicia)
Se excluya como bilateral a los que nacen como unilaterales pero con
posterioridad surge en virtud de acontecimientos accidentales una obligación
para la contraparte. Ej. En el depósito o comodato si se hacen gastos por el
depositario o comodatario tendiente a la conservación de la cosa. Cierta
doctrina los denomina bilaterales imperfectos.
En los bilaterales entre las prestaciones de las partes existe una
interdependencia que se denomina reciprocidad.
En los unilaterales hay un solo deudor y un solo acreedor.
Distinciones de forma: se exigirán tantos ejemplares como partes haya en los
bilaterales; en los unilaterales bastará con un solo ejemplar.
Distinciones de fondo: en los bilaterales una de las partes no podrá demandar a
la otra para su cumplimiento si no prueba ella haber cumplido su obligación y
ofreció cumplir a plazo.

 Plurilaterales: son una especie de bilaterales. Lo que los diferencia es


por el número de contratantes pero las obligaciones son similares. Tienen
efectos distintos en caso de incumplimiento, etc.
Diferencias:

Bilaterales Plurilaterales
Surgen obligaciones correlativas para Cada parte adquiere derechos y
cada una de las partes. obligaciones respecto a todos los
demás.

Se concluye por mutuo consentimiento. Es más complejo. Generalmente se


establece a quien recibe la confesión.

El vicio del consentimiento de uno El vicio del consentimiento solo anula


anula el contrato. la adhesión.

Está limitado a las partes Admiten el ingreso de nuevas partes y


originarias. el retiro de los originarios.

 Onerosos y Gratuitos (art. 1139): la onerosidad está dada por la


contraprestación que sigue a la obligación, por la ventaja que deviene al
sacrifico, sin que sea preciso una relación de equilibrio o equivalencias
entre ambas. Nuestro CC incorporó la lesión objetiva-subjetiva como causa
de nulidad o reajuste del contrato; también vela por la equidad, la
llamada excesiva onerosidad. En la gratuidad se da algo por nada, sin
contrapartida Ej.: deposito, mutuo gratuito, comodato, mandato gratuito,
donación, etc.
Desde un punto de vista político-legislativo quien realiza una liberalidad así,
disminuye su patrimonio, esto puede llegar a transformarlo en una carga para el
Estado, por ello el disvalor con que el Estado ve tales contratos, esto se
traduce en las diversas formalidades exigidas en dichos contratos. La persona
del beneficiario es principalísima y por ello el error en la persona es
esencial.

 Consensúales y Reales (art. 1140/1141/1142): la expresión de contratos


reales en doctrina tiene dos acepciones muy importantes, una que designa
contrato real al contrato traslativo o constitutivo de derechos reales; y
la segunda, la cual nos interesa es aquella en la cual la entrega de la
cosa juega un papel esencial en la fase formativa del negocio; es el
denominado contrato real quoas constitutionen (el contrato se perfecciona
con la entrega).
El contrato consensual se perfecciona con el mero consentimiento.
Vélez en la nota de dichos art. no trae el distingo de dichos contratos. Pero
Vélez al definir al mutuo, comodato, depósito y prenda aparece el momento de la
entrega de la cosa como esencial o estructural, lo que importa reconocer el
carácter real de los mismos.
La justificación es simple, el contrato real impone la obligación de restituir,
la obligación de restituir supone la entrega previa de la cosa, porque no se
puede restituir lo que no se ha recibido.
En cuanto a la promesa de contrato real (contrato preliminar o precontrato), con
respecto a su admisibilidad las opiniones se encuentran divididas. Para Vélez
tales promesas no tienen valor. Si aceptamos que estas promesas acuerdan la
ejecución especifica del contrato y no un reclamo por daños y perjuicios
estaremos en presencia de un contrato definitivo y no un precontrato.

 Típico y Atípicos (art. 1143): nuestro CC los denomina erróneamente


nominado e innominados, esto seria solo nombrarlos, pero para considerar a
un contrato típico, es necesario que se encuentre reglado por una norma.
No se debe confundir atípico con innominado. Ej. de contrato nominado,
pero atípico: contrato de garaje, contrato de hospedaje, contrato de
publicidad. Sin embargo puede faltar la tipicidad legal, pero la
aplicación del art. 17 surge que dicha tipicidad puede provenir de los
usos sociales.
Para calificar un contrato como típico o no debe tenerse en cuenta mas que lo
que han expresado las partes, la finalidad de este, por lo tanto si concuerdan
los elementos de este con las características de los legislados estamos en
presencia de un contrato típico.
Cuando las parte han celebrado un contrato atípico y se han procurado por medio
de la autonomía de la voluntad reglar sus diversos aspectos no hay inconveniente
para su eficacia, pero si solo han reglado la parte principal del contrato, el
problema consiste en que normas se aplicarán, aparte de los preceptos generales.
La doctrina nacional dice que se deben aplicar las normas de aquellos contratos
típicos a los que se parezca más.
Es preciso no confundir los contratos atípicos puros con los atípicos mixtos o
con los llamados aparentemente atípicos.
En las llamadas uniones de contratos no existe combinación de distintos tipos de
contratos, sino distintos tipos de contratos celebrados por las partes.
Esta unión de contratos puede ser externa o unión de contratos con dependencia
entre si, sea unilateral, bilateral o alternativa. La externa los vincula por
alguna causa no inherente al contrato mismo, como puede ser un documento,
tiempo, etc. En la unión con dependencia un contrato influye sobre el otro, si
hay dependencia reciproca estamos frente a una dependencia bilateral, si solo
uno depende del otro es unilateral, o dependencia alternativa cuando existe de
por medio una condición, que según se cumpla queda concluida una u otra
convención.
En los contratos atípicos mixtos no hay pluralidad de contratos, sino una
unidad, un contrato en concreto que contiene elementos pertenecientes a otros
tipos de contratos. La doctrina los subdivide en:
ü Gemelos o combinados: un contratante se obliga a muchas
prestaciones, pertenecientes a distintos tipos contractuales, mientras
la otra parte a una sola. (contrato de hotelería).
ü Mixtos en sentido estricto: son los que contienen un elemento
de otro tipo contractual. (una compraventa a precio vil que equivale a
una venta con donación).
ü Dúplices o de doble tipo: el total contenido del contrato
encaja en dos tipos contractuales distintos, apareciendo como de una u
otra especie. (contrato de portería, se puede considerar contrato de
locación o contrato de trabajo).
Con respecto a la disciplina jurídica de estos, existen tres teorías distintas:
1. La de la absorción: todo contrato atípico tiene algún elemento de uno
típico y se debe aplicar dicha normativa.
2. La de la extensión analógica: primero se aplican las generales a todo
contrato y luego por analogía las del contrato que más se asemeja.
3. La de la combinación: se descompone el contrato atípico y se aplica a
cada elemento la normativa de un contrato con esos elementos, es muy
engorroso. (cada contrato típico se puede desglosar, y luego se desglosa
en atípico).
Contrato aparentemente atípico: aquel que consta de un tipo básico con una o más
prestaciones accesorias, subordinadas que pertenecen a otros tipos
contractuales, (locación con servicios).
• Conmutativos y Aleatorios: nuestro CC no realiza explícitamente la
distinción, pero surge del Título XI y XII, Sección Tercera del Libro
Segundo. (De los contratos aleatorios. Del juego, apuesta y suerte; Del
contrato oneroso de Renta Vitalicia). Podemos decir que el contrato
aleatorio es aquel en el cual la entidad del sacrificio, puesta en
relación con la entidad de la ventaja no puede ser conocida y apreciada en
el acto de la formación del contrato, sino que se revelará a continuación,
según el curso de los acontecimientos. En los conmutativos las partes
pueden conocer, al momento del perfeccionamiento el sacrificio y la
ventaja que el negocio comportará.
En los aleatorios este acontecimiento futuro puede depender o no de las partes
(contrato de lotería). Esta condición no afecta al contrato en si, como en los
contratos condicionales, solo afecta el resultado. En la condición propiamente
dicha la incertidumbre es objetiva, en los contratos aleatorios esta puede ser
subjetiva.
La doctrina clasifica a los aleatorios en dos grupos:

1. Por su naturaleza: el contrato de juego, azar o destreza física (art.


2052); en contrato de apuesta (art. 2053); el contrato de rifa (art.
2069); en contrato de renta vitalicia (art. 2070).

2. Por voluntad de las partes; la compraventa de la esperanza (art. 1404), de


la cosa esperada (art. 1405) y de la cosa sometida a riesgo (art. 1332),
la compraventa a todo riesgo, con renuncia a la garantía de evicción y
vicios redhibitorios (art. 2098), el contrato de cesión de herencia dudosa
o incierta (art. 2061 a 2063).
En los contratos aleatorios se recibe un alea (chance), en los conmutativos algo
real. La doctrina se divide entre los que consideran que todo contrato
conmutativo es aleatorio por el hecho de tener siempre un alea; y los
contratitos que dicen que en todos los aleatorios se tiene certeza de la chance.
En consecuencia en los contratos aleatorios la lesión no prospera. Pero la
excesiva onerosidad si prospera cuando se produzca por causas extrañas al riego
propio del contrato (art. 1198).
• Formales y no Formales: dice el art. 973 “… conjunto de las
prescripciones de la ley, respecto de las solemnidades que deben
observarse al tiempo de la formación del acto jurídico…”. Cuando no se
designa forma para algún acto jurídico estamos frente a un acto no formal,
susceptible de ser realizado de la manera que los interesados consideren
conveniente (art. 974).
Los contratos formales se subdividen en:
ü Formales para su validez (ad solemnitatem): cuando la forma es
constitutiva o sustancial. A su vez estos se dividen en solemnes absolutos
(cuando no se respeta la forma, acarrea la nulidad del contrato y solo
engendra obligaciones naturales art. 1044/1052) y solemnes relativos
(cuando la omisión de la forma vuelve a la declaración incapaz para dar
vida al negocio intentado, y a sus efectos específicos, pero idónea para
realizar otro negocio diferente con efectos parcialmente distintos
“conversión”.
ü Formales para su prueba (ad probationem): solo es requerida para
ser demostrada en juicio (no es constitutiva).

• Principales y Accesorios (art. 523 a 526): surge de normas que se


refieren a las obligaciones. Un contrato es principal cuando no depende
jurídicamente de otro. Un contrato es accesorio cuando depende
jurídicamente de otro, que es la razón de su existencia (el contrato de
fianza art. 1986).
• De disposición y de Administración: no receptado en el CC. Un contrato
es de disposición cuando disminuye o modifica sustancialmente los
elementos que forman el capital del patrimonio o lo comprometen por un
largo tiempo (compraventa, arrendamiento por más de seis años). Un
contrato es de administración cuando tiene por finalidad hacer producir a
los bienes los beneficios que normalmente pueden obtenerse de ellos
(locación por menos de seis años, venta de frutos).
• Constitutivos y Declarativos: los constitutivos son aquellos que crean
situaciones jurídicas nuevas y por ende producen sus efectos desde que se
realizan y para el futuro (la mayoría de los contratos). Los declarativos
presuponen la existencia de una situación o relación jurídica anterior y
de algún modo reconocen o definen no solo hace delante sino también
retroactivamente (transacción art. 836).
• Directos, Indirectos y Fiduciarios: directo es cuando el resultado
práctico o la finalidad económica se obtiene inmediatamente (compraventa).
Indirecto es cuando para llegar a un resultado se elige un medio
transversal, en lugar del que sería natural (donaciones indirectas, los
mandatos irrevocables con fines de garantía). El contrato fiduciario
determina una modificación subjetiva, con el fin de facilitar la
administración se transfiere un bien con la consiguiente obligación de
restituirlo con posterioridad o transferirlo a un tercero una vez cumplida
la finalidad. (venta con pacto de retrovende como garantía de operaciones
crediticias).

• Regulares e Irregulares (art. 2188/2189): ya sea que el contrato produzca


efectos conformes o disconformes a su naturaleza. Esta irregularidad puede
ser por la exclusión o inclusión de un elemento no esencial de un contrato
típico. (deposito de dinero y de cosas consumibles o fungibles, cuando se
autoriza el uso o no se toman las precauciones necesarias para ser
identificadas art. 2189).
Serían los irregulares subtipos o subespecies de los regulares.

 De ejecución inmediata y De ejecución diferida: en relación al momento en


el cual comienzan a producir sus efectos. Para diferir se utiliza el
plazo, este puede ser inicial o suspensivo; y final o resolutorio. Es
inicial cuando los efectos se producirán una vez cumplido el término. El
contrato de ejecución diferida es sujeto a término inicial.
Tendrá importancia la excesiva onerosidad sobreviviente que solo podrá aplicarse
en el contrato de ejecución diferida.

 De ejecución instantánea y De tracto sucesivo: esta distinción se refiere


al cumplimiento del contrato, ya sea que se realiza en un solo acto o en
diverso (tiempo de ejecución). Es de tracto sucesivo la locación, es de
ejecución instantánea la compraventa al contado.
No se podrá hablar de tracto sucesivo en los contratos por los cuales se promete
un resultado, ya que se considera su ejecución al momento de entregar la obra.

7- Clasificación de los contrato de acuerdo a sus funciones económicas y


sociales:

 Función de cambio: mediante la circulación de bienes, ya sea por


disposición o concesiones de uso temporáneo.

 Función de crédito: mediante todo tipo de prestamos (de consumo, de uso,


mutuo oneroso, etc.)

 Función de garantía: brindar seguridad con respecto al cumplimiento de


otro contrato (fianza, etc.).

 Función de custodia: cosa ajena que se entrega para su guarda o


conservación (deposito regular, atípicos de garaje, etc.).

 Función de cooperación: esta puede ser sobre el resultado, gestión o


intermediación de un resultado común (mandato, etc.); sobre la base del
trabajo personal (locación de servicios y contrato de trabajo); sobre
base de prevalencia del título gratuito (liberalidades, donaciones).

 Función de previsión: destinados a la prevención de riesgos (renta


vitalicia en el Derecho Civil y seguro en el Derecho Comercial).
 Función de recreación: no tiene fin económico, así el juego, azar,
destreza física, etc.
BOLILLA 2

Sección 1

1- Formación del contrato (manifestación negocial): El consentimiento (acuerdo


de voluntades) es junto con el objeto y la causa elemento del contrato. El
consentimiento es precedido por la manifestación negocial, que es el conjunto de
actos exteriores (declaraciones o comportamientos) dirigidos a la consecución de
un fin, e idóneos para producirlo.
La voluntad se manifiesta a través del consentimiento en el Derecho Romano
clásico ese consentimiento tenía relevancia de revestir las formalidades
requeridas, sin importar la animosidad. En el Derecho moderno ese consentimiento
tiene importancia cuando esta provisto de intención. La intención puede
definirse como la preordenación de un hecho voluntario, por el sujeto que lo
realiza, a la consecución de un fin.
Entonces solo podremos hablar de manifestación negocial cuando las voluntades
tengan una intención y haber sido exteriorizada. Esa exteriorización demuestra
la intención del sujeto. La ausencia de voluntad provoca la inexistencia del
negocio jurídico. Esta a su vez tiene elementos internos que son el
discernimiento (elemento intelectual, “saber lo que se quiere”), intención (es
el querer, “querer lo que se sabe”) y libertad (consiste en la falta de presión
externa); y un elemento externo que es la exteriorización.

2- Modos de manifestación negocial: siempre que la eficacia del contrato no


dependa exclusivamente de las formalidades admitidas por la ley, la declaración
de voluntad puede exteriorizarse de diversos modos (expresos o tácitos art.
1145), es expreso cuando se manifiesta verbalmente, por escrito o por cualquier
signo inequívoco; es tácito cuando resulta de hechos o de actos que presupongan
al consentimiento o que autoricen a presumirlo.
La moderna doctrina distingue la manifestación directa de la indirecta:

 Directa: cuando determinada intención negocial se desprende inmediatamente


de un comportamiento.

 Indirecta: cuando determinada intención negocial se desprende mediatamente


de un comportamiento, que considerado en si no tiene en fin de demostrar
dicha intención, pero por deducción sí.
Estas se realizan por medio de comportamiento declarativos, por medios orales,
gráficos o mímicos y por comportamientos no declarativos, la intención del
sujeto se exterioriza por actos de ejecución (directo o indirecto en ambos
casos).

 Declaración presunta por ley o presumida: se da cuando la ley le atribuye


a un acto una consecuencia prescindiendo de la real voluntad del
otorgante. Fundado en consideraciones de conveniencia, justicia y equidad.
El art. 1146 dice “el consentimiento tácito se presumirá si una de las
parte entregare y la otra recibiere la cosa ofrecida o perdida” y el art.
920 dice “La expresión de la voluntad puede resultar igualmente de la
presunción de la ley en los caso que expresamente lo disponga”.

3- El silencio como manifestación de voluntad: el art. 919 dice “El silencio


opuesto a actos, o a una interrogación no es considerado como una manifestación
de voluntad, conforme al acto o a la interrogación, sino en los casos en que
haya una obligación de explicarse por la ley o por las relaciones de familia, o
a causa de una relación entre el silencio actual y las declaraciones
precedentes”.
El principio consagrado en el texto sostiene que quien calla no dice nada. En
materia contractual tiene importancia el último renglón del art., cuando es
tomado (el silencio) como manifestación de voluntad a causa de la relación del
silencio actual y las declaraciones precedentes.

4- El consentimiento: el contrato es la resultante negocial de manifestaciones


provenientes de dos o más partes.
Consentimiento es el acuerdo de dos declaraciones de voluntad, que partiendo de
dos sujetos diversos se dirigen a un fin común fundiéndose. No es razonable
pensar que el acuerdo sobre una declaración de voluntad común importa una
concordancia plena sobre los elementos del contrato, sino también sobre el
significado y alcance del contrato.
Hay casos en que la voluntad declarada no concuerda con la real. Hay tres
teorías para decir cual de ellas importa:

1. Teoría clásica de la voluntad: la voluntad interna o real es la que


prevalece sobre la declarada. Tiende a proteger el elemento subjetivo
(Savigny).

2. Teoría moderna de la declaración: afirma que debe prevalecer la voluntad


declarada. Tiende a dar preeminencia al elemento objetivo, lo declarado
debe ser interpretado como lo harían dos personas razonables,
prescindiendo de las partes.

3. Teoría armónica o mixta: como regla general debe prevalecer la voluntad


interna, real y efectiva de las partes; pero excepcionalmente debe
prevalecer la declarada en dos caso:
ü Cuando la divergencia es imputable de culpa de quien emite
la declaración; se justifica, en base a esa responsabilidad, por
malicia o negligencia en el comportamiento (teoría de la
responsabilidad)
ü Cuando la parte destinataria de la declaración haya
procedido de buena fe y lo exija la seguridad del contrato,
tratándose de negocios onerosos (teoría de la confianza).

5- Gestación del consentimiento (iter contractus o iter consensos): esta


gestación comienza con el primer contacto entre quienes en el futuro serán
partes de ese contrato, y culmina con el logro del consentimiento.
La doctrina distingue dos modos de formación del consentimiento:

1. Formación instantánea: como puede se el contrato de adhesión.


2. Formación de tracto sucesivo. Este a su vez se subdivide en dos:
ü Período de ideación o de la elaboración del
consentimiento: es el comienzo en el cual las partes precisan los
puntos de discusión, fijan los elementos, y las cláusulas que
podrían integrar el futuro contrato. Esta no crea ningún vinculo, y
se tiene la facultad de apartarce, siempre que sea ejercida (esa
facultad) regularmente. La ruptura de las tratativas sin
justificativo, de manera irregular genera responsabilidad
precontractual.
ü Período de la concreción del acuerdo: a mérito de actos
que aún no siendo definitivos, son vinculantes para ambas partes en
cuanto no solo determinan los elementos del futuro contrato, sino
que también constituyen figuras negociales autónomas.
Otros autores consideran tres: período de ideación; período de la concreción de
la oferta o propuesta y período de la comunicación de la misma.
Dentro del primer período (de ideación; no vinculante) podemos mencionar:

 La carta de intención: la voluntad en ella exteriorizada se halla dirigida


a producir un efecto provisorio que se agota en la preparación del
contrato. No constituye un acuerdo ni obliga a quien lo emite
(presentación, propósitos, posibilidades, etc.).

 La invitación a ofertar: es la declaración unilateral de voluntad que no


engendra responsabilidad, ni vincula a quien la emite, porque este está
invitando a realizar una oferta, que puede ser aceptada o no (pedir
presupuesto).

 La minuta: son redacciones de las tratativas realizadas hasta el momento,


pueden predisponer el esquema del futuro contrato, hay algunos que
contienen el propósito de obligarse, a estas últimas se las llama
perfectas. Estas tienen importancia al momento de conocer la
responsabilidad precontractual de las partes.

 Teoría de la punktatión: esta teoría profesa que cuando aún estén


pendientes las cláusulas sobre cuestiones accesorias, el acuerdo será
vinculante para las partes. Puede resultar difícil saber cuales son los
puntos en discusión y frente a la minuta surge la duda acerca de si ya es
un contrato obligacional o un mero acuerdo no vinculante. Muchas veces la
omisión de puntos accesorios es suplida por la ley, como en los plazos.
En caso de duda se debe optar por vincular a las partes. Nuestro CC no la
recepta y en saso de duda se tiene por no concluido. La punktatión da por
realizado el contrato, no es que obliga a realizarlo.

6- La oferta o propuesta contractual: nuestro CC coloca a la oferta en la


génesis del consentimiento, ignorando las etapas anteriores, cuando en realizad
esta se ubica en la segunda etapa (concreción del acuerdo).

 Concepto: podemos decir que es “una proposición unilateral que una de las
partes dirige a la otra para celebrar con ella un contrato”. No es un acto
preparatorio del contrato, sino una de las declaraciones contractuales. Se
considera oferta al acto por el cual el contrato queda perfeccionado luego
de su aceptación.

 Requisitos:
1. Ser completa o autosuficiente, salvo que pueda ser integrada por la
ley.

2. Debe ser dirigida a persona o personas determinadas (art. 1148).


 La oferta al público: la moderna doctrina se inclina por admitir la
valides de la oferta hecha a personas indeterminadas, al público en
general o grupo de personas. La ley 24.240 obliga ha sostenerla a quien la
realice hasta que la revoque por los mismos medios.

 Especies (art. 1153):


1. Oferta alternativa: tiene por objeto uno entre varios contratos
(esto o aquello) cuya aceptación de uno de los términos basta para
perfeccionar el contrato.

2. Oferta conjunta: aparecen inseparables, se aceptan ambos o en caso


de aceptación parcial implica una contraoferta.

 Obligatoriedad (art. 1150): “las ofertas pueden ser retractadas mientras


no haya sido aceptadas, a no ser que el que las hubiese hecho, hubiere
renunciado a la facultad de retirarlas, o se hubiese obligado al hacerlas
a permanecer en ellas hasta una época determinada”. Por lo tanto en
principio puede ser retractada. La responsabilidad precontractual obligará
a quien retracta abusivamente la oferta a reparar los daños negativos
originados en la frustración del contrato y no los positivos o nacidos del
incumplimiento de un contrato válido. Por su parte el art. 1156 también
consagra responsabilidad precontractual.
En caso de que el plazo no este preestablecido y haya un litigio el juez
determinara cual es el plazo razonable.

 Caducidad: la oferta no es autónoma y depende de la suerte de las partes,


así el art. 1149 dice “la oferta quedará sin efecto alguno si una de las
partes falleciere, o perdiere su capacidad para contratar; el proponente
antes de haber sabido la aceptación y la otra antes de haber aceptado”.
El CC Alemán consagro la autonomía de la oferta.
La oferta caduca cuando termina el plazo, es revocada; pero que pasa si la
oferta no tiene plazo, nada dice el CC por lo tanto los jueces
determinaran en cada caso en particular cuando caduca.

7- La aceptación:

 Concepto: al igual que la oferta, es una declaración unilateral de


voluntad, recepticia, destinada al oferente y dirigida a la celebración
del contrato. La aceptación requiere la aceptación de todos los puntos, de
lo contrario importa una contraoferta (art. 1152).

 Modalidad: puede consistir en una exteriorización directa o indirecta,


mediante comportamientos declarativos o de hecho. Esa liberta de formas
puede ser limitada por el oferente (aceptación en forma escrita).
La doctrina discrepa acerca de cuando se entiende aceptada una oferta,
cuando a propuesta del oferente, la no contestación significa la
aceptación: Para una parte desde que llego la oferta; para la otra el
contrato se concluye en el momento y en el lugar en que ha comenzado la
ejecución, debiendo el aceptante, dar aviso a la otra parte (art. 1327 CC
Italiano).

 Obligatoriedad: la primer parte del art. 1155 dice que “el aceptante no
queda vinculado por su manifestación de voluntad, puede retractarse antes
que llegue a conocimiento del oferente (esto solo será posible en el
consentimiento entre ausentes); en el consentimiento entre presentes el
conocimiento de la manifestación es coetáneo al de su exteriorización. En
caso de que el oferente ya haya conocido la conformidad, el aceptante no
podrá anular el contrato.
Segunda parte art. 1155 “si la retractare después de haber llegado al
conocimiento de la otra parte, debe satisfacer a esta las perdidas y los
intereses que la retractación le causare, si el contrato no pudiese
cumplirse de otra manera, estando ya aceptada la oferta”

 Caducidad (art. 1154): la muerte o incapacidad del aceptante, una vez que
ha aceptado no tiene relevancia (no extingue dicha declaración).

8- Consentimiento entre presentes: se da cuando la situación les permite el


intercambio inmediato de la oferta y la aceptación (frente a frente, por
teléfono, etc.). Nuestro CC dice en el art. 1151 “cuando la oferta no se acepta
inmediatamente, esta es rechazada. Salvo que se hubiere pactado lo contrario.
En caso de la oferta por escrito entre presentes, algunos opinan que hay un
plazo implícito, pero la doctrina mayoritaria dice que hay que considerar el
caso concreto.
9- Contrato por teléfono: se considera entre presentes.

10- Consentimiento entre ausentes: cuando las partes que concurran a formar el
acuerdo sobre una declaración de voluntad común se hallan en distintos lugares,
imposibilitadas de intercambiar declaraciones sin que medie un espacio de tiempo
considerable.
El problema surge en lo relativo a la determinación del momento y lugar del
perfeccionamiento del acuerdo. ¿Qué ley es aplicable? ¿Desde cuándo se computan
los plazos? ¿Qué momento se toma en cuenta a los fines de la retractación de la
oferta o de la aceptación?
Métodos para intercambiar declaraciones:

 Por agente, nuncio o mensajero (art. 1151): el consentimiento se entiende


formado cuando el destinatario de la oferta manifiesta al agente su
aceptación. El agente es el encargado de llevar la oferta y traer la
aceptación.

 Por correspondencia epistolar. Hay cuatro teorías tendientes a resolver el


problema de cuando se perfecciona el consentimiento. Dos teorías extremas
y dos intermedias:

1. Cuando el destinatario de la oferta, la acepta, exteriorizando su


voluntad. Se denomina de la declaración o agnición.

2. Cuando la aceptación es enviada al proponente. Se denomina de la


expedición, emisión o envío.

3. Cuando el oferente recibe el documento donde consta la aceptación ya


declarada. Se llama de la recepción.

4. Exige el efectivo conocimiento de la aceptación por el oferente. Se


llama de la información o recognición.

Sistema adoptado por el CC: nuestro codificador adopto un sistema mixto,


sobre la base del sistema de emisión y el de la información.
El art. 1154 dice “La aceptación hace solo perfecto el contrato desde que
ella se hubiere mandado al proponente” (emisión). Con motivo de la
caducidad de la oferta por muerte o incapacidad del proponente se tomó en
cuenta el conocimiento de la aceptación (art. 1149) y otro tanto ocurre
en el caso de la retractación que es valida antes que la aceptación halla
llegado a conocimiento del oferente (art. 1155).

 Por telegrama: se supeditan al hecho de que el despacho se entregado a la


persona a la cual vaya dirigido, su agente o procurador. Se aplica la ley
750 art. 44 (reglamentaria de los teléfonos nacionales).

Sección 2

1- Contratos previos a otro futuro o definitivo:

 Contrato preliminar: aquel por el cual una de las partes o ambas se


comprometen a realizar un contrato definitivo.

 Contrato preparatorio: se realiza previendo la celebración de un contrato


o serie de contratos dando las bases, condiciones o modalidades de dichos
contratos.
Alguna doctrina considera que solo el preparatorio es precontrato.

2- El contrato de promesa: es el mas importante de los contratos preliminares


por el cual las partes se obligan a la celebración de u contrato futuro. La
mayoría de los contratos son susceptibles de un preliminar contrato de promesa,
de allí su ubicación en la parte general, así la promesa de compraventa,
denominada boleto.
Distintas variantes: distintas teorías

 Obligación de hacer un contrato futuro: las partes se obligan a prestar en


otro tiempo un nuevo acuerdo de voluntades, que en caso de ser incumplido,
se puede demandar judicialmente.

 Obligación de hacer que se resuelva en daños y perjuicios: ya que el hacer


es infungible (ya que no puede ser prestado por terceros ni
compulsivamente), el incumplimiento se traduce en una obligación de
indemnización de daños y perjuicios.

 Obligación de hacer el contrato de segunda grado o de cumplimiento: para


esta teoría el contrato de promesa es de primer grado o de obligación, ya
concluido obliga a celebrar el ulterior contrato de cumplimiento. En el
segundo contrato no hay una renovación del consentimiento, sino una
ejecución de lo ya convenido.

 Obligación de hacer que es cooperación o colaboración en el contrato


definitivo: (ambos contratos dan nacimiento a obligaciones) la promesa a
la vez que sienta las bases o directrices del contrato futuro, obliga a
cooperar en el contrato definitivo desarrollando esas bases, y este, el
contrato definitivo, produce sus efectos típicos. Por lo tanto el primero
no es autónomo sino preparatorio de una ulterior situación contractual y
el segundo no es en rigor otro contrato sino la ley contractual
complementada y desarrollada.
Mosset se adhiere a esta última, solo es posible en las promesas bilaterales.
Estos contratos preliminares solo son posibles frente a contratos consensúales
(venta, locación, permuta, etc.) pero su existencia no es jurídicamente posible
frente a los contratos reales, ni frente a los solemnes absolutos.

3- El contrato de opción: es un contrato preliminar por el cual una de las


partes se obliga ha celebrar el definitivo si la otra parte (optante) manifiesta
su voluntad de perfeccionarlo.
Es un simple pacto de “cláusula de opción” acoplada a un contrato definitivo
(compraventa y retroventa) o “una promesa de contrato” y así configurada (una
promesa unilateral de contrato).
En la cláusula de opción el optante haciendo uso de la facultad, si decide por
la efectividad del contrato futuro este queda perfecto, en este caso la opción
deberá ser notificada al concedente y el contrato definitivo queda en estado de
cumplimiento; en la promesa de contrato el ejercicio de la facultad solo
concluye de momento la promesa del contrato, las parte quedan obligadas a
celebrarlo (el definitivo), si el optante no ejerce su derecho en tiempo
determinado el precontrato y el definitivo devienen ineficaces.
Opción mediatoria: el optante puede designar a un tercero para que celebre el
contrato definitivo.

4- El contrato de prelación (preferencia): es aquel mediante el cual una de las


partes se obliga a contratar con una persona determinada en caso de querer
realizar dicho contrato. El promitente es libre de celebrar el contrato futuro,
pero en caso de hacerlo está obligado a realizarlo con dicha persona, en caso de
incumplimiento da lugar a daños y perjuicios, pero no anula el contrato
celebrado con terceros.
Nuestro CC art. 1368 “Pacto de preferencia es la estipulación de poder el
vendedor recuperar la cosa vendida, entregada al comprador, prefiriéndolo ante
que a cualquier otro, en caso de querer el comprador vender la cosa”.

5- Contrato reglamentario: es un contrato preparatorio. Con el fin de


reglamentar ciertos contratos particulares o celebrarse en el futuro,
estipulando las normas, principios a que deberán atenerse. Se trata de una
reglamentación de origen bilateral susceptible de ser modificada y destinada a
aplicarse en el futuro (se distingue de los contratos por adhesión).
No es necesario que contenga todos los elementos.
Las partes no se comprometen a contratar, sino solo en el caso de contratar, se
comprometen a basarse en líneas preestablecidas.
Estas pueden ser:

 Unilaterales: celebrado por ambas partes para reglamentar los futuros


contratos de una de las partes con terceros.

 Bilaterales: dan el esquema para futuros negocios entre partes.


Desde el punto de vista de la función se los denomina individuales o sociales,
ya sea que sean realizados entre partes o entre grupos de partes, estos
comprenden a todos los miembros.

6- El contrato normativo: es preparatorio. Son acuerdos celebrados para dar


origen a futuros contratos tipos, que por razones de orden público sus normas
son estipuladas con anticipación, pero además deben tener reconocimiento del
legislador (colectivo de trabajo).

Sección 3

1- Modalidades en la formación del consentimiento: el consentimiento que


aparecía como un destilado laborioso de una discusión de persona a persona,
resulta cada vez más, un recuerdo distante.
Por las necesidades del tráfico jurídico el consentimiento fruto de la libre
negociación entre personas de un similar período económico, es para un número
cada día mayor de contratos algo irreal, e impropio de la actual economía. Esto
ha traído aparejado para cierta doctrina la consecuencia de poner en tela de
juicio a tales acuerdos (contratos o no).
Por otra parte la autonomía de la voluntad ha perdido terreno en sus dos
postulados (libertad de contratar y libertad contractual).

2- El contrato por adhesión:

 Ubicación: no se trata de un tipo distinto de contrato, sino de una


modalidad distinta en la formación del contrato. La adhesión se vincula
con el consentimiento. La doctrina también lo llama “con cláusulas
predispuestas”, “celebrado sobre la base de condiciones generales de
negociación”, etc.

 Concepto: cuando la redacción de las cláusulas corresponde a una sola de


las partes (el predisponerte), mientras que la otra debe limitarse a
aceptarlas o rechazarlas, sin poder modificarlas (adherente).

 Naturaleza jurídica: al respecto hay tres teorías, dos extremas y una


intermedias:

1. Clásica o contractualista: postula la igualdad entre los demás


contratos en estudio y esta figura, a las que se los suele denominar
por contraste paritarios. Estos dicen que estos contratos también
nacen de la doble voluntad, y sus efectos están delimitados por la
voluntad de ambos. Ya que la sola voluntad del predisponerte no
alcanza para obligar a la otra parte.

2. Anticontractualista o denominada del acto unilateral: esta niega


naturaleza contractual a esta figura. Coinciden sus tratadistas en
afirmar que el llamado contrato por adhesión es un acto unilateral,
que beneficia o perjudica a quien se adhiere a él. Pero esta
adhesión está muy lejos de volverlo bilateral. Esta adhesión es un
requisito accesorio para que entre en vigor.
Este debate está superado por la realidad, ya que el tráfico
jurídico actual lo hace imprescindible.

3. Tesis intermedia: considera que es un negocio de base contractual y


de fondo reglamentario. Es un acto jurídico bilateral ubicado en el
medio del contrato, en el cual las parte libremente contraponen sus
obligaciones reciprocas y la institución en la cual el legislador
fija la nueva situación. Acá una de las partes impone su voluntad,
obligando al legislador a intervenir en protección del más débil
(ley 24240 de defensa del consumidor). El contrato por adhesión
(típico) se desnaturaliza cuando sus cláusulas se apartan del modelo
razonable. Las cláusulas esenciales deben seguir la vida del
contrato.

 Su razón de ser: es un resultado de las nuevas condiciones económicas, con


el fin de reducir el esfuerzo de las partes y las pérdidas de tiempo, son
para contratos en masa.
Los monopolios son los que imponen este tipo de contratos, ya que no hay
posibilidad de negociar las cláusulas, porque no hay competencia. O
en caso de oligopolio (acuerdo entre empresas).

 Ventajas:
ü Por la uniformidad permite conocer los derechos y
obligaciones de las parte en todos lo contratos.
ü La determinación más exacta de la responsabilidad de la
empresa permite reducir las tarifas.
ü La predisposición de los formularios contractuales elimina
etapas precontractuales, favoreciendo la rapidez del negocio.
ü Permite a la empresa uniformar el contenido jurídico de
sus relaciones contractuales.
ü Favorece la igualdad de trato entre la empresa y las demás
partes.

 Inconvenientes:
ü La redacción unilateral de las cláusulas, sin posibilidad
de modificarlas.
ü El predisponerte aprovechando su posición impone cláusulas
vejatorias.
ü Facilitan la comisión de fraudes, dada con la prisa que
suelen celebrase esos contratos.

 Las cláusulas vejatorias: las cláusulas de positivo beneficio para una de


las partes (el predisponerte) y correlativamente gravosas o vejatorias
para la otra (el adherente) no es sino la consecuencia de la redacción
unilateral y falta de discusión.
La lucha contra estas cláusulas puede darse desde distintos frentes:
ü El legislativo: prohibiciones sobre ciertas cláusulas o
sanción de ineficacia, cuando se hacen presentes.
ü El administrativo: encargado a comisiones especiales, que
detectan estas cláusulas en distintas áreas y alertan, estas
comisiones pueden ser formadas por consumidores, proveedores, etc.
ü El judicial: faculta a la justicia a declarar su
ineficacia, integrar el contrato, etc.
Las más comunes son:
ü Las cláusulas de limitación de la responsabilidad.
ü Prorroga de jurisdicción.
ü Caducidad.
ü Compromisoria, etc.

 La situación en nuestro Derecho: nuestro CC carece de normas expresas


sobre el particular, pero si es regulado por la Ley 24240 (defensa del
consumidor) que dispone en el art. 37 cuales son las cláusulas que “se
tendrán por no convenidas”:
ü Las que limitan la responsabilidad o desnaturalicen las
obligaciones.
ü Las que importan renuncia a lo derechos del consumidor o
amplíen los derechos de la otra parte.
ü Las que inviertan la carga de la prueba contra el
consumidor.
El art. 38 dice que los contratos por adhesión o en formularios no pueden
contener estas cláusulas.
También están las cláusulas contenidas en las condiciones generales, que
son cláusulas que se encuentran en otro documente distinto, que el del
contrato, solo válidas si se prueba el verdadero conocimiento de la parte
que adhiere.

3- El contrato colectivo: es aquel que liga a una colectividad, “abstracción


hecha del consentimiento individual, dado directamente de cada uno de los
miembros de esta colectividad”. En este caso las voluntades individuales no
serán obedecidas. Los que hayan dicho que no o nada hayan dicho quedan ligados
de la misma forma que los que digan si.
Los impugnadores de la naturaleza contractual de tal institución se basan en:

1. En su función creadora de normas jurídicas que conduce a


calificarlo como un acuerdo normativo.
2. En la posibilidad de que una voluntad pueda quedar ligada sin su
asentimiento, o lo que es peor aún contra su querer.
4- Contrato por concuerso: dos teorías:
1. Constituye una modalidad en la formación del consentimiento.
Oferta dirigida por quien tiene interés en el negocio, se promueve
una puja o concurso entre quienes tienen interés en aceptarla,
reservándose el oferente la facultad de elegir con quien realizará
el acuerdo.
2. Esta doctrina dice que en realidad es una declaración, por la
cual se invita a ofertar, reservándose el derecho a elegir la que
estima más conveniente (venta en pública subasta).

Sección 4

1- Vicios del consentimiento: más que hablar de vicios del consentimiento,


corresponde hablar de vicios de las voluntades individuales de los contratantes.
El art. 1157 dice “Lo dispuesto en el titulo; de los hechos; de este libro
respecto a los vicios del consentimiento, tiene lugar en todos lo contratos”.
Por lo tanto en codificador se remitió a los hechos y a sus principios generales
sobre vicios para considerar a los vicios del consentimiento, de donde se
desprenden (De los hechos producidos por ignorancia y error; De los hechos
producidor por dolo; De los hechos producidos por la fuerza y el temor;
respectivamente).
Los Romanos no consideraban a los vicios como obstáculo a la validez del
contrato, y eso por la fuerza del ritualismo que validaba el contrato por la
sola observancia de las formas prescriptas.
Por último consideremos que los vicios de la voluntad vulneran alguno de los
elementos internos de la misma (discernimiento, intención y libertad).

2- Ignorancia y error: son dos estados intelectuales distintos, la ignorancia


significa la ausencia completa de nociones sobre un punto cualquiera; el error
supone falsas nociones sobre él.
El error jurídico puede ser:

 Error vicio o motivo: que es la discordancia entre un dato determinado de


la realidad y la representación mental que el sujeto tenía de ese dato al
realizar un acto.
El error vicio puede ser de hecho o de derecho, es de hecho cuando el
error recae sobre un dato fáctico contenido en el negocio, es de derecho
cuando se refiere al Derecho aplicable en un caso dado, el art. 923
dispone que el error de derecho no excusa de las consecuencias de los
actos lícitos, ni de la responsabilidad de los ilícitos.

 Error obstativo que es la desarmonía objetiva entre la declaración de la


voluntad y la voluntad misma.
El CC distingue entre error esencial y error accidental; el primero es causa de
nulidad del acto (anulable), el segundo no ejerce influencia sobre la validez.
La doctrina clásica enumero como error esencial al que recae sobre:

 Sobre la naturaleza del contrato (art. 924)


 Sobre la persona (925)
 Sobre la causa (926)
 Sobre las cualidades substanciales de la cosa (926)
 Sobre el objeto (927)
La doctrina moderna determina lo esencial del error, de acuerdo a determinar si
sobre lo que se erró era fundamental en ese contrato determinado.
Además de esencial el error deber ser excusable, es decir cuando ha habido
razones suficientes para errar, la culpa de quien yerra quita la posibilidad de
invocar el error. En la doctrina moderna el requisito de excusabilidad, es
sustituido por el de la reconocibilidad del error, es error es reconocible
cuando una persona de normal diligencia lo hubiera podido advertir.

3- Dolo: acción dolosa para conseguir la ejecución de un acto es según el art.


931 “toda aserción de lo que es falso o disimulación de lo verdadero, cualquier
artificio, astucia o maquinación que se emplee con ese fin”. El dolo induce al
error.
La reticencia dolosa (art. 933) a diferencia de la acción dolosa, es un dolo por
omisión (cuando no se desengaña al contratante frente a un error reconocible) o
(no le suministra información, que de actuar de buena fe, debería).
Tanto la acción como la omisión dolosa violan la buena fe con que debe
celebrarse el contrato.
El dolo para que produzca la invalidez deber ser:
• Esencial, es decir, determínate para la realización del negocio, si el
negocio hubiese sido igualmente concluido, ese dolo es incidental, no
anula el acto, pero si da acciones por daños y perjuicios.
• Además el dolo debe ser grave (932 inc. 1) susceptible de engañar a una
persona medianamente prudente.
• Debe haber causado un daño importante (932 inc. 3).
• La persona que pide la nulidad no debe haber incurrido en dolo. El art.
932 inc. 4 niega la acción a quien también he incurrido en dolo.
El dolo realizado por un tercero lleva también a la nulidad del acto, sin
importar si era conocido o no por la otra parte, solo tendrá importancia en
cuanto a la responsabilidad, que será solidaria si lo conocía frente a las
acciones por daños y perjuicios.

4- Violencia: comprende la vis albsoluta (violencia física o material) y la vis


compulsiva (violencia mental, moral o psíquica).
El art. 937 dice “Habrá violencia moral o intimidación cuando se inspire a uno
de los agentes por injustas amenazas, un terror fundado de sufrir un mal
inminente y grave en su persona, libertad, honra o bienes, o en su cónyuge,
descendientes o ascendientes, legítimos o ilegítimos”. A su vez este art. se
completa con el art. 938 que dice “La intimidación no afectará la validez de los
actos, sino cuando por la condición de la persona, su carácter, habitudes o
sexo, puede juzgarse que ha debido hacerla una fuerte intimidación.
Entonces interesa la idoneidad de las amenazas para fundar temor, sin dejar de
tener en cuenta a la persona de la victima.
Esta puede provenir de una parte o de un tercero, en ambos caso trae aparejada
la anulabilidad, varía la responsabilidad según sea conocida o no por la parte.
En principio la amenaza del ejercicio de un derecho no se configura como
violencia, salvo el ejercido irregular de derecho.

5- Temor reverencial: es aquel que por las condiciones objetivas o impresiones


subjetivas de la victima, sin que coopere la voluntad de la persona temida, hace
nacer temor a la victima. El art. 940 dice “No es causa suficiente para anular
el acto”.
Alguna doctrina opina que si la parte temida se aprovecha se este temor para que
realice el contrato, este es anulable.

6- Estado de necesidad: el estado de necesidad coloca a la victima en la


disyuntiva entre dos males graves e inminentes. En materia de contratos podemos
ejemplificar con la penuria extrema que lleva a contratar en condiciones inicuas
o a no lograr satisfacer una necesidad punzante.
Para que se anule el acto deben ser muy duras y apremiante las circunstancias, o
que el beneficiario se aprovechara; es ese caso se produce la lesión.

7- La lesión subjetiva-objetiva: la doctrina discrepa sobre si esta vicia la


voluntad por falta de liberta o un vicio en el objeto o en la causa del negocio.
La mayoría se apega al vicio de la voluntad.
La lesión clásica entendía exclusivamente a la lesión objetiva (desequilibrio
entre las prestaciones). En este sistema se quitaba importancia a lo que había
llevado a la parte perjudicada a contratar.
Nuestro CC antes de la reforma de la Ley 17711 respondía a la lesión objetiva;
la tendencia subjetiva, predominante en la moderna concepción de la lesión se
inicia con el CC Alemán.
Para que haya lesión debe haber dos elementos, uno objetivo y el otro subjetivo:
• Objetivo: es una ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada y
sin justificación o bien con una notable desproporción en las
prestaciones.
• Subjetivo: está dado por la explotación de la necesidad, ligereza o
inexperiencia de la otra parte. Hay un aprovechamiento de la inferioridad
de la victima.
ü La necesidad se vincula al padecimiento de falta de
bienes.
ü La ligereza en el accionar de un prodigo, se vincula con
una debilidad mental.
ü La inexperiencia es la falta de conocimientos que se
adquiere con el uso y la práctica, linda con la ignorancia y el
error.
El aprovechamiento debe ser probado por quien alega le lesión cuando no es muy
evidente, pero cuando fuese notable se presume salvo prueba en contrario.
Para que la acción prospere es necesario que la desproporción se mantenga al
momento de la demanda. El perjudicado tiene dos acciones posible:

 Demandar la nulidad del acto (con las correspondientes devoluciones), pero


si el demandado ofrece un reajuste prospera este.

 Demandar un reajuste en las prestaciones, dirigido a volver equitativo el


contrato.
Los cálculos de la desproporción el juez los debe hacer remontándose al tiempo
de celebrado el negocio, sin la desproporción surge con posterioridad ya no hay
lesión, sino excesiva onerosidad sobreviniente, es preciso que el desequilibrio
también sea actual.
Esta acción solo es transmisible mortis causa.
Prescribe a los 5 años de celebrado el contrato; la doctrina opina que es muy
extenso.
No es válida la renuncia a la acción.
No debe confundirse lesión civil con el delito de usura del Derecho Penal.
Bolilla 3

Sección 1

1- Capacidad para contratar. Principios generales: la capacidad no es un


elemento del contrato, sino un requisito para la validez del consentimiento.
Para formar el consentimiento no es suficiente con la voluntad y la
exteriorización; sino que también es necesario que los sujetos del negocio
tengan la aptitud que se denomina capacidad.
Por lo tanto es consentimiento es un acuerdo sobre una declaración de voluntad
común de personas capaces.
Nuestro CC lo trata en el art. 52 y sig. “De las personas de existencia visible”
y luego confirmando lo absorbente de los contratos lo encontramos en la Sec. 3
del Libro 1 “De los que pueden contratar”.

2- Metodología: es defectuosa. Hubiese sido bueno que se exponga con motivo “De
los hechos y actos jurídicos”.
Quizás el método de Vélez es intermedio entre el de Freitas y el Francés (solo
en lo referente a la capacidad para contratar).

3- Capacidad jurídica y de obrar: la capacidad jurídica denominada general por


corresponder al estado de persona, es conocida como capacidad de derecho o de
goce.

La capacidad jurídica es la aptitud para ser titular de derechos y


obligaciones. La falta de aptitud para ser titular de derechos subjetivos y
deberes jurídicos es la incapacidad jurídica que en nuestro derecho es siempre
relativa, ya que la incapacidad absoluta de derecho significaría negar la
personalidad (esclavitud, muerte civil). Esas incapacidades dependen de la
especial relación de la persona con otra o con un objeto, que impiden establecer
una relación jurídica, esta debe estar establecida siempre por ley.
La capacidad jurídica admite ciertos grados, desde la mínima aptitud de las
personas por nacer (solo pueden adquirir derechos por donación o herencia),
hasta la máxima de las personas físicas, pasando por la intermedia o limitada de
las personas jurídicas sometidas al principio de la especialidad. Para la
doctrina nacional las personas jurídicas tienen una capacidad funcional, es
decir, atribuida en función y con arreglo a los límites del fin que es la razón
de su misma existencia.
Siempre en las limitaciones a la capacidad jurídica se halla interesado el orden
público.
La capacidad de obrar también denominada capacidad de hecho o de ejercicio, es
la aptitud de las personas físicas para ejercer por si los actos de la vida
civil. Se atribuye la capacidad de obrar solo a las personas visibles por
entenderse que las jurídicas no actúan por si mismas, sino que son dirigidas o
representadas por sus representantes.
La moderna doctrina divide a la capacidad de hecho en una capacidad general y
una especial; a su vez la capacidad general puede ser plena o atenuada. La que
se adquiere a los 21 años es la capacidad general plena; la capacidad del menor
emancipado, del inhabilitado, etc. Es una capacidad general atenuada; la
capacidad especial es la que se tiene frente a determinados actos, si como la
capacidad para actos del menor desde los 18 años.
La capacidad de obrar puede ser limitada, esta limitación tiene como fin la
protección del menor. Esta incapacidad puede ser absoluta o relativa, ya sea que
abarque todos los actos o solo una esfera de ellos; además puede ser plena
cuando no es posible el acto, o atenuada cuando requiere la intervención de un
tercero.
Son causas de incapacidad de hecho: minoridad, interdicción, inhabilitación.

4- Legitimación para contratar: la legitimación para obrar significa proporción


de idoneidad para un acto singular, conmensurado a favor de circunstancias
particulares del caso y distintas en cada caso.
Spota defina la legitimación para contratar como la posición en que una persona
se halla con respecto a un patrimonio ajeno, es cuya virtud la declaración del
voluntad de aquel sujeto tiene consecuencias jurídicas respecto al titular de
dicho patrimonio.
El mandato-representación brinda legitimidad para contratar.

5- Incapacidades enumeradas en el art. 1160 CC: este art. carece de relevancia


ya que no aporta nada nuevo en la materia. Siendo la capacidad para contratar la
regla, el texto en estudio se limita a enumerar quienes no pueden contratar;
comienza con lo incapaces por incapacidad absoluta (art. 54), continúa con lo
incapaces por incapacidad relativa en los caos en que les es expresamente
prohibido (el emancipado menor con título habilitante, el menor autorizado por
el padre, inhabilitados, ebrio consuetudinario, toxicómanos, disminuidos en sus
facultades mentales y pródigo), estos solo pueden celebrar contratos de
administración.
Continúa refiriéndose a los incapaces por incapacidad de derecho (prohibición
con personas y respecto de cosas determinadas):

 Los religiosos profesos: el art. 1160 se refiere a los que han realizado
votos solemnes (religiosos regulares y monjas). El CC suprime el régimen
de incapacidad relativa general y reduce la incapacidad del religioso
profeso al ámbito contractual, sin perjuicio de permitirle comprar bienes
muebles a dinero de contado o contratar por sus conventos. En los
proyectos se elimina este precepto.

 Los comerciantes fallidos: son aquellos que en virtud del acto declarativo
de la quiebra han sido desapoderados de pleno derecho de sus bienes
existentes a la fecha de la declaración de la quiebra y de los que
adquiera hasta su rehabilitación. El desapoderamiento impido que ejerza el
derecho de administración y disposición. El fallido no pierde su capacidad
jurídica ni su capacidad de obrar.
La doctrina discute sobre cual es la situación del fallido:
ü Para Freitas es una incapacidad relativa de hecho.
ü Para Saravia es una incapacidad de derecho.
ü Para algunos es una imposibilidad en razón del
desapoderamiento, mas que una incapacidad.
ü Finalmente Barbero dice que lo que no tiene es legitimidad
para ciertos contratos, producto de la quiebra.

 Los penados: el CP dispone que los penados a mas de tres años quedan
incapacitados para realizar actos de administración y disposición sobre
sus bienes, además de la patria potestad. Son incapaces de hecho relativos
y se rigen por el sistema de curatela del CC.

6- Capacidad para los pequeños contratos: el menor impúber, que para la ley
civil carece de toda capacidad de obrar, en la realidad de la vida celebra a
diario negocios jurídicos (compraventa, transporte, etc.). Celebra los
denominados pequeños contratos que son aquellos referidos a la adquisición de
bienes muebles destinados para alimentación o el vestido, además de los de
transporte y otros, siempre a dinero de contado.
Este negocio será valido, siempre que la parte capaz no se haya aprovechado.
Esta situación se salva a través de la figura del mandato tácito, ya que cuenta
con autorización tasita de su representante legal.

7- Nulidad por incapacidad: en el Cap. 2 “De los que pueden contratar” art.
1164/1165 se refiere a la nulidad de los contratos hechos por incapaces.
El art. 1164 dice “el derecho de alegar la nulidad del contrato hecho por
incapaces corresponde al incapaz, a sus representantes o sucesores, a los
terceros interesado y al Ministerio de Menores cuando la incapacidad sea
absoluta.
El art. 1165 dice “declarada la nulidad del contrato, la parte capaz no podrá
exigir la restitución de lo que hubiere dado o pagado o gastado salvo si probase
que existe lo que dio o que redundara en provecho manifiesto para el incapaz.
El art. 1166 dice “si el incapaz procedió con dolo para inducir a la otra parte,
no tiene derecho a pedir la nulidad, salvo que fuera menor el incapaz, o el dolo
haya sido ocultar su incapacidad.
Para saber cual es la sanción de los actos celebrados por incapaces es necesario
remitirse al Libro 2 Sección 2 Titulo 6 (De la nulidad de los actos jurídicos).
Este sistema se asienta sobre la clasificación doble de actos nulos y anulables,
actos de nulidad absoluta y relativa.
El contrato es nulo cuando su nulidad es manifiesta (opera de pleno derecho), el
art. 1038 dice “La nulidad es manifiesta cuando la ley expresamente lo ha
declarado nulo, o le ha impuesto la pena de nulidad.” Actos tales se reputan
nulos, aún cuando su nulidad no ha sido juzgada.
Es anulable cuando su nulidad por no ser manifiesta se halla pendiente de
juzgamiento.

 Son nulos los contratos otorgados por incapaces de obrar, absolutos o


relativos (art. 1141/1142). Son también nulos los celebrados sin
autorización del juez o representante necesario, cuando sea necesario para
tal acto. Los celebrados por quienes padecen de una incapacidad jurídica
también son nulos, excepto si se la desconocía, en este caso el acto es
anulable.

 Son anulables cuando sean celebrados por quienes padecen una incapacidad
natural o accidental, o los que, al momento de la celebración no se
conocía la incapacidad.
Los nulos son ineficaces desde su origen; los anulables desde la sentencia que
determina su nulidad.
Con respecto a la nulidad absoluta o relativa, el criterio de distinción se
asienta en el interés vulnerado, ya sea que sea el orden público o un interés
particular. Por lo tanto la nulidad relativa es confirmable, y susceptible de
prescripción, la nulidad absoluta no.
Generalmente cuando se celebra violando la prohibición legal, en los supuestos
de incapacidad de derecho serán de nulidad absoluta en razón del fundamento de
la incapacidad y del interés tutelado.
Cuando se trato de incapacidad de derecho la parte capaz es la legitimada para
pedir la nulidad.
Cuando es absoluta, la nulidad puede ser denunciada por cualquiera.
Efectos de la nulidad por incapacidad: el art. 1052 dice “La anulación del acto
obliga a las partes ha restituirse mutuamente lo que han recibido o percibido en
virtud o por consecuencia del acto anulado”. El art. 1165 establece una
excepción solo justificada si se refiere a los incapaces de hecho “Declarada la
nulidad de los contratos, la parte capaz para contratar no tendrá derecho para
exigir la restitución de lo gastado, salo si probase que existe lo que dio, o
que redundara en provecho manifiesta de la parte incapaz”.

Sección 2

1- La representación o poder de obrar: el poder se otorga por la ley o por el


interesado para cuidad intereses ajenos.
Los incapaces de obrar por si, reciben por voluntad de la ley un representante,
denominada necesario (padre, tutor, curador, sindico, administrador).
Pero también las personas capaces, por comodidad o conveniencia pueden designar
un representante, llamado voluntario.
Existe representación cuando una persona declara su voluntad en nombre y por
cuenta de otra.
Son dos los presupuestos de la representación directa:

1. Declaración en nombre ajeno: es decir hacer saber al tercero que quien


contrato no es el que adquiere los derechos y obligaciones (representado).

2. Actuar por cuanta ajena o en interés ajeno: significa actuar para


satisfacer fines o intereses ajenos.
La teoría de la representación se ocupa del vínculo entre el representado y el
tercero.
La actuación en nombre y por cuenta de un tercero se da en el supuesto de la
representación necesario y en el mandato definido en el art. 1869 “el mandato
como contrato, tiene lugar cuando una parte da a otra el poder, que este acepta,
para representarla al efecto de ejecutar en su nombre y de su cuenta un acto
jurídico”.
La doctrina discute si se puede llamar representación indirecta a la actuación
en nombre propia y en interés ajeno, es el supuesto del mandato oculto (art.
1929). La mayoría dice que no.

2- Origen de la representación: esta puede provenir de la voluntad del


representado o directamente de la ley.
La representación se funda en el poder o procura.
En la representación voluntario, cuya especie principal es el mandato, el
apoderamiento constituye un negocio jurídico unilateral, dirigido a los terceros
con quienes ha de contratar el apoderado, por el cual se autoriza a este a
actuar en nombre y por cuenta del representado.
La representación voluntaria puede nacer del contrato de mandato o de otros,
tales como la locación de servicios, de obra, etc.
El mandato regla la relación interna entre las partes, o sea el mandante y
mandatario.
Por lo tanto el poder es un negocio jurídico unilateral (perfecto con la
voluntad del poderdante), externo (dirigido hacia fuera, y a los terceros) y
abstracto (vive y produce efectos prescindiendo cual sea su causa fuente).
El mandato crea una relación bilateral, interna y causada.
En la representación legal el poder no es un hecho autónomo, sino un elemento de
una situación más compleja, constituida por la ley mediante la creación de un
oficio.
3- Efectos de la representación: el otorgamiento de una autorización al
representante para celebrar el negocio en nombre del representado (poder), debe
contar con las facultades conferidas y limites del mismo.
Los terceros con quienes pretende el representante contratar, pueden exigir la
presentación del poder. A su vez este debe ser otorgado con las mismas
formalidades, que el negocio encomendado a quien va dirigido.
El representante no queda obligado con los terceros con lo que contrató, ni
contra ellos adquiere derecho alguno (siempre que haya realizado el contrato
(negocio representativo) dentro de los límites del poder).

4- Exceso o abuso de poder: conferido el poder y sus límites, ya sea por la ley
en la representación necesaria, o por el poderdante en la representación
voluntaria, mas allá de las facultades otorgadas no existe representación y el
negocio celebrado pasando los límites del poder no obliga al representado (art.
1931), a menos que este lo ratifique (art. 1935/1936). La ratificación es un
negocio jurídico unilateral que otorga eficacia a lo actuado por el
representante mas allá de sus facultades, aprobando o aceptando los efectos
frente a terceros.
El abuso de poder se da cuando el representante actúa dentro de las facultades
otorgadas, pero fuera de sus límites. (Juan otorga un poder para que Pedro pida
$1000 a José, pero Pedro además pide $1000 a Raúl, en este caso el representado
que obligado frente a ambos ya que existió representación, sin perjuicio de
poder el representado exigir al representante la reparación del daño causada por
el desempeño abusivo del encargo).

5- Representación sin poder: puede existir una representación no atribuida por


el interesado, ni por la ley, ni por el juez, sino espontáneamente asumida por
quien se encarga de la gestión de negocio ajeno (art. 2288).
El gestor se propone hacer un negocio de otro y obligarlo eventualmente; y
cuando el negocio ha sido útilmente conducido, empleando la mayor diligencia, el
dueño del negocio queda sometido a las obligaciones que la ejecución del mandato
impone al mandante (art. 2297).
Por lo tanto el dueño del negocio debe librar al gestor de las obligaciones
contraídas respecto de terceros, que pueden haber sido asumidas a nombre del
dueño (art. 2305).
Tanto la gestión de negocio, como el mandato son especies de una categoría de
negocio jurídico denominada negocio de gestión.

6- Contrato a nombre de tercero sin su autorización: todo contrato celebrado a


nombre de otro, de quien no se tenga autorización o representación legal, es de
ningún valor y no obliga ni al que lo hizo. Esto no puede confundirse con la
gestión.
El representado (en apariencia) a quien el negocio interesa tiene un medio para
apropiárselo, y es la ratificación. La ratificación no es la convalidación del
negocio anulable, sino que es una autorización “ex post facto” que tiene el
mismo efecto que la autorización previa y le da derecho para exigir el
cumplimiento del contrato. La ratificación es un negocio integrativo.

7- Contrato por persona a designar: se configura este contrato, cuando una


persona que asume el rol de parte, manifiesta al concluir el negocio que lo
celebra por otra persona que ulteriormente ocupará su lugar y cuyo nombre se
reserva. Estamos en presencia de una representación, que la doctrina califica
como representación de persona innominada o de persona a nombrar.
Hasta que no se designe a la persona, y esta no acepte el negocio estará en
cabeza del quien lo celebro. La declaración y la aceptación so negocios
integrativos, interdependientes entre si. Este tendrá efectos retroactivos al
momento de la celebración del negocio.

8- Contrato consigo mismo: es aquel en el cual interviene para su formación una


sola persona. Esto no implica que no existan dos partes, para que esto sea
posible es preciso recurrir a la representación. Por lo tanto puede haber una
doble representación o simple.
Esta figura interesa a la doctrina en dos aspectos:
1. Estructural: acerca de la posibilidad de su formación por una sola
persona, respecto a la naturaleza jurídica del acuerdo así logrado.

2. Disciplinario: relativo a la posibilidad ética, atento al conflicto de


intereses que involucra todo contrato.
Con respecto a la estructura hay diversas opiniones, algunos como Mosset opinan
afirmativamente socorridos por la representación; otro opinan que es un acto
jurídico unilateral.
Con respecto al segundo punto, es difícil que una persona no favorezca a su
propio interés y sacrifique el ajeno.
En la representación legal se excluye la posibilidad de esta figura (bajo pena
de nulidad art.61/397/450 y otros, así también en el Cod. de Comercio).
Con respecto a la representación voluntaria hay diversas situaciones, con
variadas consecuencias:
 Doble representación: es totalmente válido cuando se le entreguen al
representante instrucciones precisas y detalladas que descartan la
posibilidad de deliberar. Si las instrucciones no han sido precisas es
posible pedir la nulidad por parte del dañado, por haber excedido los
límites del poder, así como también, una demanda por responsabilidad
contractual.

 Representación simple: es mas peligroso el abuso por parte del


representante, lo que en principio es factible pedir la anulabilidad del
contrato por parte del representado, excepto cuando:
ü Cuando ha habido autorización especifica por el
representado, o deriva de la ley dicha autorización (art. 1919).
ü La aprobación a posteriori por el representado, sobre lo
actuado por el representante.
La jurisprudencia ha dicho que este acto es valido para el representante
desde su origen, pero para el representado, la eficacia está condicionada
a la ratificación del acto, una vez ratificado es válido desde su origen.

Sección 3

1- El objeto del contrato: objeto, consentimiento y causa son los elementos


estructurales del contrato.
Nada sencillo ha sido para la doctrina determinar cual es el objeto del
contrato.

 Para una doctrina el contrato no tiene objeto, sino efectos, y esos


efectos consisten en obligaciones, y esta son las que contienen al objeto.
Sería ilógico identificar al objeto del contrato con sus efectos, así como
sostener que el objeto del contrato y de la obligación es el mismo. Por lo
tanto el contrato es fuente de obligaciones, estas pueden ser prestaciones
de dar, hacer o no hacer y estas tienen por objeto las cosas o servicios
debidos.

 Otros asimilan el objeto del contrato con el contenido, y se entiende por


este el que las partes han modelado en virtud de su libertad de
configuración interna, con las limitaciones conocidas. Otros se oponen a
esta y dicen que el contenido es el reglamento contractual y el objeto es
algo más restringido (las cosas o las prestaciones mediante las cuales se
realiza la función económica del contrato).

 Mosset piensa que el objeto del contrato es la operación jurídica


considerada, el contenido concreto e integral del acuerdo, variable hasta
el infinito gracias al principio consensualista. A su vez esto es asimilar
al objeto del contrato con el contenido, en cuyo caso otros autores
realizan un distingo y dicen que el contenido es la intención consiente de
un resultado (en la compraventa, el adquirir…).
La libertad de las partes para contratar sobre el objeto (operación
jurídica destina a la creación, modificación, transmisión o extinción de
relaciones jurídicas obligacionales) que mas convenga a sus intereses
(autonomía de la voluntad) se encuentra imitada, en consideración a los
particulares que concurren a la celebración del negocio y en atención al
interés de la comunidad. De ahí que se pueden destacar dos aspectos
salientes: el objeto fin individual y el objeto fin social.
Hay que tener cuidad de no confundir con la causa fin entendida como
motivo determinante.
El CC confunde al objeto de la obligación (prestación) con el objeto del
contrato (art.1168/1169).

2- Ilicitud del objeto: la operación jurídica que las partes quieran celebrar
puede ser lícita o ilícita, conforme con el ordenamiento jurídico o contrario a
el.
Si se piensa que el objeto del contrato es un bien o un comportamiento, la
ilicitud está impedida, ya que un objeto es neutro (sangre, mesa, pistola).
El contrato ilícito por razón del objeto comprende tres especies diferentes:

1. El contrato ilegal o contrario a normas imperativas (la herencia futura no


puede ser objeto de una operación jurídica contractual).

2. El contrato prohibido o contrario al orden público (cuando los principio


contenidos son contarios a los generales sobre los que descansa el
ordenamiento jurídico)

3. El contrato inmoral o contrario a las buenas costumbres (este se


identifica con la moral, puede ser un contrato usurario).

3- Posibilidad del objeto: hay que diferenciar nuevamente el objeto de la


obligación que deber ser materialmente y jurídicamente posible, con el objeto
del contrato que es la operación jurídica considerada, esta también puede ser
imposible, material o jurídicamente.

 Imposibilidad material: no se puede contratar sobre cosas inexistentes.


 Imposibilidad jurídica: imposibilidad de vender cosa ajena (art. 1583).
También el art. 3100 “las cosas muebles no pueden ser objeto de hipoteca”;
art. 1501 “las cosas fuera del comercio no pueden venderse, si dadas en
arrendamiento”.

4- Patrimonialidad del objeto: partamos de la idea de que nuestro codificador


planteó un contenido patrimonial a la prestación de obligaciones contractuales y
admitió contenido extramatrimonial a las extracontractuales.
Al señalar los caracteres del contrato como acto jurídico señalamos la
patrimonialidad del mismo.
El criterio de Vélez respecto a las obligaciones nacidas de los contratos es
claramente patrimonial.
Nuestra doctrina ampara siempre los intereses patrimoniales y extramatrimoniales
sobre la base de una prestación siempre patrimonial, esta es la razón que
determino la voluntad del otorgante. Esto es aplicable a todos los actos
jurídicos unilaterales y bilaterales; entre vivos y de última voluntad.
Bolilla 4

Sección 1

1- La causa del contrato: consentimiento, objeto y causa son elementos


estructurales del contrato. El Derecho Romano no hizo de la causa un elemento
del contrato.
Concepto: es la razón o motivo determinante del contrato. Entonces esta sería
subjetiva, concreta y variable en cada negocio jurídico.
• Subjetiva: se vincula a la finalidad que guía a los contratantes.
• Concreta: atiende a cada negocio en particular.
• Variable: porque el móvil que ha motivado a las partes será distinto en
cada caso.
El motivo determinante debe ser común a ambas partes. Este nace individual, pero
luego se lo bilateriza al declararlo.
Este sistema adoptó el CC. :

 Causa: es el motivo exteriorizado.


 Motivo interno (no exteriorizado): es irrelevante.

2- Causa del acto jurídico y de la obligación: más que hablar de causa del
contrato corresponde hablar de causa del acto jurídico.
Los art. 500/501/502 se refieren a la causa del contrato, es el lógico en el
sentido invasor del contrato en nuestro CC. Con respecto a la causa de las
obligaciones solo es factible hablar de la causa fuente, surge del art. 499, las
obligaciones no tienen causa fin.

3- Diferencia con los restantes elementos del contrato:

 Con en consentimiento: es la unión del querer de las partes, la causa es


el motivo determinante de ese querer, el porqué del querer. En el contrato
de donación la intención del donante (que integra el consentimiento) es la
de efectuar una liberalidad, dar algo por nada, las causa es la finalidad
buscada.

 Con el objeto: este es la operación jurídica considerada, la causa es la


razón subjetiva por la cual se la ha querido realizar (realizo una
compraventa porque necesito dinero)

 Con los motivos puramente personales: estos son infinitos y no son causa
en cuanto no están exteriorizados.

4- Evolución del concepto:

 La concepción clásica: surgió con Domat en el Siglo XVII, este se refirió


mas a la causa de las obligaciones que ha la de los contratos, distinguió
entre los contratos onerosos, reales y gratuitos.
ü Onerosos: la causa se halla en la obligación de la otra
parte.
ü Reales: la causa se halla en la entrega de la otra parte.
ü Gratuitos: la causa se funda en algo que ha hecho el
beneficiario; el solo placer de hacer el bien.

El CC Francés recogió las enseñanzas de Domat. Este en el art. 1108 exigió


como condición para la validez de la obligación una causa lícita, en la
obligación. Esta teoría se preocupó en distinguir la causa de los móviles
personales de los contratantes. La causa es igual en cada tipo de
contrato.

 El anticausalismo: expuesto por Ernst y dice “Si la causa en los contratos


onerosos, es lo que cada una de las partes debe respectivamente a la otra
se confunde con el objeto de la convención”; “Si en los contratos
gratuitos la causa reside en la liberalidad del benefactor, se consideran
motivaciones personales y tales no se pueden separar del donante”.
Los anticausalistas denominan falsa e inútil a la causa, y afirman que no
constituye un elemento distinto del consentimiento o del objeto.

 El neocausalismo: uno de los precursores fue Capitant, esta teoría se


ubica cerca de la tesis clásica, pero además de la causa propia de cada
contrato en particular, reconoce la causa como motivo determinante que al
declararse se vuelve común. Esta teoría a la vez se divide en:
ü Tesis objetiva: causa es la finalidad económico-social que
cumple cada contrato, es la misma en todos los contratos iguales.
ü Tesis subjetiva: solo da valor a la intención o motivo de
los contratantes, que puede variar en un mismo tipo contractual.
ü Tesis dual: es la finalidad o razón de ser del negocio
jurídico, entendida en el doble sentido; de la causa categórica de
la figura en cuestión y de los motivos psicológicos relevantes,
admisibles para el derecho, que en la hipótesis concreta hayan
impulsado a las partes a concluir el acto.

5- La causa en la doctrina nacional: en la doctrina nacional encontramos


enemigos de la causa-fin, partidarios de la tesis causalista clásica, así como
también neocausalistas.
El tema se puede analizar desde la interpretación de los art. 500/501/502 CC.
Hay quienes como Segovia y Llerena que dan a estos art. el mismo significado que
al art. 499 (causa fuente).
Otros como Machado hacen claramente la distinción entre el art. 499 (causa
fuente) y los otros (causa fin), pero entienden a la causa fin en el sentido
clásico de Domat.
Anticausalista son Salvat, Llambias, aunque este admita algo (esto no implica
que no pregonen un derecho finalista).
Entre los neocausalistas subjetivistas se encuentra Lafaille.
Entre los neocausalistas objetivistas está Fontanarrosa.
Borda por su parte se adhiere a la tesis dual y distingue los fines inmediatos,
entendido como el objeto del acto (que en el contrato queda comprendido como
causa) y los fines mediatos que son los motivos personales.

6- Presunción de la existencia de causa (art. 500): “Aunque la causa no este


expresada en la obligación, se presume que existe, mientras el deudor no pruebe
lo contrario”. Se refiere a la causa fin (motivo). La inexistencia del movil
(por error) entraña la nulidad del contrato por falta de causa.
Vélez en la nota dice que entiende por causa principal, el motivo que es el
objeto que nos propusimos en el acto, haciéndolo conocer a la otra parte. La
jurisprudencia lo entiende como las motivaciones determinantes.

7- Falsa causa (art. 501): “La obligación (acto jurídico o contrato) será valida
aunque la causa expresada en ella sea falsa, si se funda en otra verdadera”.
Esto interesa con respecto a la simulación.

8- Causa ilícita (art. 502): “La obligación fundada en una causa ilícita, es de
ningún efecto. La causa es ilícita, cuando es contraria a las leyes o al orden
público”.
Este motivo determinante puede ser ilícito por ilegalidad, contrario al orden
público o a las buenas costumbres (la donación no es validad si tiene por fin el
pago de un favor inmoral o continuar teniendo relaciones sexuales).
Puede ser el objeto lícito y la causa ilícita (venta o locación de inmueble para
la explotación del juego, casa de tolerancia, etc.). Pero también puede ser el
objeto ilícito y la causa licita (contratar sobre herencia futura, que puede
estar fundado en un fin de evitar dificultades o litigios entre los futuros
herederos).
Por estar de por medio un interés público la nulidad es absoluta, la finalidad
de descubrir la finalidad del contrato permite calificar al contrato de
anulable. La prueba debe ser suministrada por quien la invoca.

Sección 2

1- La forma del contrato. Concepto: es concepto de forma es susceptible de un


doble enfoque:

 Genérico: como traducción al mundo exterior de la voluntad del sujeto.


Presento en todo contrato necesariamente. La forma como exteriorización de
la voluntad es un elemento estructural del contrato, sin esta las
voluntades carecerían de relevancia jurídica por no ser conocidas.

 Restringido: como formalidad requerida por la ley para algunos negocios.


La forma como formalidad, puede ser libre o vinculada o también denominada
de contratos formales y no formales.
Actualmente la regla es la libertad de las formas. Pero la ley en consideración
a la importancia social de los actos, recurre a la formalidad (a mayor
importancia del acto mayor rigor de la forma).
En la antigüedad (Derecho Romano) la regla era la formalidad.

Ventajas Inconvenientes

Mayor reflexión de las consecuencias Lentitud en la conclusión de los


contratos

Mayor certeza de los hechos Mayor onerosidad

Asegura la prueba Nulidad pronunciada por incumplimiento


de formalidades

Uniforma los contratos


Actualmente se puede hablar de un resurgimiento del formalismo, pero este varía
en que no se atiende tanto al fin de la declaración, sino a la publicidad, y su
modo habitual es la inscripción registral. Así el art. 2505 sobre la adquisición
o transmisión de derechos reales sobre inmuebles.
El renacimiento del formalismo coincide con el opacamiento de la autonomía de la
voluntad, producto del intervencionismo estatal. Esto persigue fundamentalmente
la seguridad de los terceros (art. 10 ley 24240 sobre la forma escrita y los
requisitos que debe reunir para la venta de cosas muebles, en protección del
consumidor).

2- Contratos formales y no formales: Ya sea que la ley exija el cumplimiento de


ciertos requisitos al momento de celebración del contrato (art. 973, escritura,
testigos, ante escribano).Pero también la formalidad puede provenir de un
acuerdo previo, que las partes en ejercicio de la autonomía de la voluntad han
pactado como requisito para la validez del contrato, nunca podrá dejar de lado
una forma exigida por la ley. Pero cuando la ley nada dice juega el principio de
libertad de forma.

3- Conversión del negocio jurídico: en ocasiones que la ley exige una


determinada forma ad subsantiam (prescripta para la existencia de la
declaración) y si esta no se cumple, la ley puede disponer que ese negocio
viciado en su forma engendre otro parcialmente distinto. Para ello es necesario
que el primer negocio contenga los requisitos de fondo y sustancia del segundo
(elemento objetivo) y segundo que las partes no se nieguen a la conversión
(elemento subjetivo).
Esto se fundamenta en la buena fe, que preside la celebración, interpretación y
ejecución del contrato (art. 1198) y en la necesidad práctica del negocio
jurídico perseguido por las partes (art. 1185 “Los contratos que requieran ser
hechos en escritura pública, y se hagan en instrumento privado, se convierten en
contrato por el cual las partes se obligan a hacer escritura pública”; art. 1790
“Cuando se hace una donación condicionada al fallecimiento del donatario, será
nula como contrato y valdrá como testamento, si reviste las formalidades de
estos actos”; art. 515 “…obligaciones civiles que se convierten en naturales”;
etc).

4- El instrumento como concepto autónomo: el documento donde consta la


declaración es distinto de ella. Puede ocurrir que para algunos efectos basta la
declaración, cuando la ley no exige una determinada forma escrita, como en el
caso de la compraventa de cosas muebles. Cuando la declaración se plasma en un
documento hay documentación. Puede acontecer que para que la declaración tenga
validez se requiera la documentación, pera si esta no se puede presentar, se
puede probar por otros medios. Es lo que dispone el art. 1191.
Finalmente si la documentación es exigida ad probationen, solo se podrá probar
con estos. (art. 975/976977).

5- Formalidad del doble ejemplar: se da en los contratos bilaterales, tantos


ejemplares como partes con intereses distintos existan, tienen el fin de poner a
las partes en igualdad de condiciones respecto a la prueba del contrato (exigido
por el art. 1021). El art. 1023 dice que si hay defectos en la redacción de los
ejemplares pero se puede probar la existencia del contrato por otro medio, el
acto es válido. Por lo tanto que la formalidad es exigida ad substantiam, o sea
para la validez del contrato, pero probada la documentación puede probarse por
otros medios.
Omitido el requisito del doble ejemplar se vuelve ineficaz el documento único.
El contrato podrá probarse por otros medios, admitiendo la doctrina y la
jurisprudencia que el documento puede servir de principio de prueba por escrito.
Por lo tanto creemos que no es una formalidad ad probationem, puesto que se
puede probar por otros medios. Es una formalidad para que la declaración tenga
validez.

6- Clasificación de los contratos formales: partiendo de la idea de que los


contratos son formales cuando la ley exige ciertas formalidades en el momento de
su celebración, esta pueden ser:

 Ad probationem: tienen el fin de prueba (art. 1193 “el documento no puede


ser suplido por otro medio probatorio en los contratos por mas de
$10000”). No pueden ser probadas en juicio por otros medios.

 Ad solemnitatem: la forma es exigida para constituir el contrato, no su


prueba; su omisión implica privar al contrato de sus efectos propios. No
obstante la omisión, el contrato podrá convertirse en otro cuando esa
solemnidad es relativa (art. 1185), pero si es absoluta no tendrá efectos
civiles, sí naturales (art. 1810).

7- Contratos que deben celebrarse en escritura pública (art. 1184): este art.
menciona no solo contratos que deben hacerse por escritura pública, sino también
otros actos que no son contratos, y aclara como excepción a los que fuesen
celebrados por subasta pública.
1. Los contratos que tuviesen por objeto la transmisión de bienes
inmuebles, en propiedad o usufructo, o alguna obligación o gravamen sobre
los mismos, o traspaso de derechos reales sobre inmuebles de otro.
2. Las particiones extrajudiciales de herencia, salvo que mediare convenio
por instrumento privado presentada al juez de la sucesión.
3. Los contratos de sociedad civil, sus prórrogas y modificaciones.
4. Las convenciones matrimoniales y la constitución de dote.
5. Toda constitución de renta vitalicia.
6. La cesión, repudiación o renuncia de derechos hereditarios.
7. Los poderes generales o especiales que deban presentarse en juicio, y
los poderes para administrar bienes, y cualesquiera otros que tengan por
objeto un acto redactado o que deba redactarse en escritura pública.
8. Las transacciones sobre bienes inmuebles.
9. La cesión de acciones o derechos procedentes de actos consignados en
escritura pública.
10.Todos los actos que sean accesorios de contratos redactados en escritura
pública.
11.Los pagos de obligaciones consignadas en escritura pública, con excepción
de los pagos parciales, de intereses, canon o alquileres.
Para Mosset todas estas formas son exigidas como solemnidades relativas por
aplicación del art. 1185.

8- La obligación de hacer escritura pública (art. 1185): dice el art. “Los


contratos que debiendo ser hechos en escritura pública, fuesen hechos por
instrumento particular, firmado por las partes o que fuesen hechos por
instrumento particular en que las partes se obligasen a reducirlo a escritura
pública, no quedan concluidos como tales, mientras la escritura pública no se
halle firmada; pero quedarán concluidos como contratos en que las partes se han
obligado a hacer escritura pública”. De manera similar se expresa el art. 1188,
pero reduce a los contratos hechos de forma verbal, el efecto anteriormente
descrito.
La doctrina discrepa acerca de la naturaleza jurídica del contrato que obliga a
las partes a escriturar (conversión).

 Para algunos (Mosset) este (boleto, no la compraventa) es una promesa


bilateral de realizar el contrato definitivo. Uno es el contrato
preliminar y el otro el definitivo.

 Otros opinan que ese boleto es el contrato definitivo. Y que la obligación


de realizar la escritura pública es un contrato dispositivo complementario
(de segundo grado o de cumplimiento). Para esta tesis el boleto ya es la
compraventa.
Nuestro CC parece apegarse a la primera tesis. No obstante piensa Mosset que la
segunda tesis sería admisible en orden jurisprudencial para evitar abusos.
El incumplimiento de esta obligación de hacer da derecho a reclamar
judicialmente su cumplimiento (otorgar escritura pública) bajo pena de pago de
perdidas e intereses.
Por su parte la segunda tesis encuentra sustento en un párrafo que se incorporó
por la ley 17711 al art. 2355 “La posesión será legítima cuando haya sido
adquirido el inmueble de buena fe, mediando boleto de compraventa”; este art. se
contradice con el art. 1184.

Sección 3

1- La prueba del contrato. Concepto: probar un contrato es demostrar la


existencia de una relación jurídica entre partes; es también establecer la
naturaleza y el contenido exacto de los derechos y obligaciones emergentes del
mismo.
Se trata de averiguar primeramente que obligaciones se hallan incluidas en el
contrato y a continuación, las prestaciones que contiene cada una de esas
obligaciones. Luego determinar si las obligaciones contraídas son de medio o
resultado. Conocer el contenido del contrato resulta liminar para ubicar la
responsabilidad en que incurre el autor del daño, es el ámbito contractual o
extracontractual. Determinar la naturaleza de las prestaciones es fundamental a
los fines de la prueba.

2- Metodología: lo atinente a la prueba no se encuentra en la teoría del


contrato, ni en la de los actos o negocios jurídicos, sino al considerar la
tutela de los derechos en general, este sería el lugar más adecuado.
Vélez, siguiendo a Freitas incorporó a la teoría del contrato un capitulo
destinado a la prueba de los mismos (art. 1190 a 1194), además de estar en otros
lugares lo atinente a la prueba, y también en la reglamentación de cada uno de
los contrato típicos.

3- Medios probatorios: la falta de prueba no anula al acto, pero lo esteriliza,


quita eficacia civil, aunque no naturales.
El interés de probar se refleja en lo que se denomina carga de la prueba, y esto
se refiere a qué parte en el proceso tiene la obligación de probar. En materia
contractual se encuentra el principio clásico que dice que respecto a la
existencia del contrato es el demandante quien debe probar, en cuanto al
incumplimiento, el demandado debe demostrar los hechos en que se funda para
librarse, o porque no le es imputable.
En las obligaciones de resultado es el deudor el que debe demostrar el
cumplimiento, distinto es la posición con respecto a las obligaciones de medios,
paradójicamente debe probar el incumplimiento el acreedor, algo que resulta muy
difícil.
La doctrina procesal moderna dice que le corresponde probar a quien está en
mejores condiciones de hacerlo.
Los instrumentos aptos, en que las partes se apoyan para convencer al juez se
denominan medios probatorios.
El art. 1190 enumera de forma enunciativa los medios probatorios de los
contratos, no obstante respetando los modos en que los Códigos de Procedimientos
Provinciales lo dispongan:

 Por instrumento público. (*)


 Por instrumentos particulares firmados o no. (*)
 Por confesión de parte, judicial o extrajudicial. (excluye)
 Por juramento judicial. (excluye)
 Por presunciones legales o judiciales. (excluye)
 Pos testigos. (*)
La doctrina distingue entre los medios destinados a probar el contrato, como son
(*) y aquellos destinados a excluir la carga de la prueba como son los otros
tres.
Asimismo la doctrina se encarga de jerarquizar a los medios de prueba:

1. Los capaces de suministrar la prueba plena (documentos públicos o privados


reconocidos).

2. Los que vales como principio de prueba (art. 1192 “…cualquier documento
que emana del adversario que haga verosímil el hecho litigioso”).

3. Los que excluyen la prueba.


4. Los que invierten la carga de la prueba (presunciones iuris tantum).
Medios probatorios y excluyentes de la prueba:

 Instrumento público: pertenecen a la categoría de los medios


preconstituidos, cuyo fundamento está en la confianza, hacen plena prueba.
Su fuerza probatorio puede ser destruida por una acción civil o criminal
de falsedad, hasta tanto hacen plena fe de los hechos cumplidos por el
oficial público, entre parte y frente a terceros.

 Documentos privados: estos son también preconstituidos, pero su eficacia


probatoria está condicionada al reconocimiento de las firmas entre partes,
y para que tenga efectos frente a terceros, a la fecha cierta.

 Cartas misivas: su valor probatorio es muy variable, dependerá de sus


términos y de quien la haga valer que se podrá reputar como prueba plena.
Podrá presentarle cualquiera de las partes cuando estos son el autor y el
destinatario (propietario). Si el destinatario quiere hacerla valer en un
juicio frente a un tercero esta es similar a un testimonio; si esta es
confidencial es necesaria la autorización del autor (remitente).
El CC contempla que las cartas destinadas a terceros no pueden hacerse
valer en contra del remitente (art. 1036). Por otro lado nadie puede
valerse de una carta obtenida por medios dolosos o fraudulentos.

 Confesión de parte: es la declaración que una parte hace de la verdad de


los hechos, desfavorable a ella y favorable a la otra parte.
No crea el hecho, sino que lo reconoce o admite. Hay discusión doctrinaria
acerca de que si es un medio probatorio (doctrina clásica), o un medio que
excluye la prueba (doctrina moderna), puesto que en la confesión se
excluye la necesidad de probar de la otra parte.
Esta puede ser espontánea o provocada y también expresa o ficta.
La confesión extrajudicial es la realizada fuera del juicio a la otra
parte (por escrito o verbalmente), hace plena prueba siempre que sea
acreditada por medios establecidos por ley.

 Juramento judicial: constituye la reafirmación en forma solemne de lo


antes afirmado, por lo que al igual que a la confesión no se la
consideraría un medio probatorio, sino un modo de excluir la prueba.

 Presunciones legales o judiciales: presunción etimológicamente significa


“asumir antes”, dar por admitida la realidad de los hechos antes de
cualquier demostración. De allí que en cierta mediada excluyen la carga de
la prueba las presunciones iure et de iure, o modifican la carga
ordinaria, las iuris tantum.
En las presunciones judiciales es el juez sobre la base de cómo acaecen
ciertos hechos el que las realiza, sin aguardar la prueba.

 Los testigos: la demostración de la verdad queda encomendada a delicados


factores sensibles, aquí el juez deberá valorar el valor de tal prueba.
Por su inestabilidad debe ser tomada con cautela, por ello el CC la
elimina como prueba para demostrar la existencia de un contrato cuyo
objeto tenga un valor superior a los $ 10000; aunque tiene excepciones:
ü Ante la imposibilidad de obtener prueba escrita.
ü Que hubiese un principio de prueba por escrito.
ü Que el contrato tuviera un principio de ejecución.

 Otros medios probatorios: la mayoría de los Códigos de Procedimientos


incorporan otros medios probatorios tales como la pericia, la inspección
judicial, los informes, etc.
ü Pericia: realizada por especialista en la materia (no es
vinculante).
ü Inspección: puede tener por objeto lugares o cosas (puede ser
importante).
ü Informes: procederá únicamente respecto de actos o hechos que
resulten de la documentación, archivos o registros contables del
informante.
Otros pueden ser la fotografía, video, grabaciones de audio, etc.

4- La prueba de los contratos formales: la forma puede tener el fin de dar


validez al contrato o a probarlo.

 Cuando es ab substntiam, y no se han realizado las formas este es nulo,


por lo que no se requiere probar nada. Puede ocurrir que se hayan
realizado las formalidades, pero se extraviaron los documentos, en tal
caso probando la realización de las solemnidades se tendrá por realizado
el contrato.

 Cuando la forma es exigida ad probationem (art. 1193) su omisión impide


probar el contrato, pero en los siguientes casos se hace un excepción y se
admiten otros medios probatorios (testimonio, presunciones, etc):
ü Imposibilidad de obtener la prueba exigida por la ley (no
fue posible la forma).
ü Principio de prueba por escrito.
ü Principio de ejecución.

No es necesario probar la documentación, puesta esta hace a la


demostración y no a la valides del negocio.

5- Conflicto de pruebas. Instrumento público e instrumento privado: en el art.


996 Vélez dijo “El contenido de un instrumento público puede ser
modificado o quedar sin efecto por un contra-instrumento público o privado
que los interesados otorguen”. Los efectos de los contra-instrumentos
privados frente a los públicos solo son factibles frente a las partes, no
así frente a terceros de buena fe como los sucesores a título singular.
También el art. 1194 “El instrumento privado que alterase lo que se
hubiere convenido en un instrumento público, no produce efectos contra
terceros”.

Sección 4

1- La interpretación del contrato: la interpretación no es un tributo solamente


del contrato, sino de todos los actos jurídicos. Interpretar un contrato es
observar las manifestaciones negociales, las cláusulas o estipulaciones, para
determinar su sentido y alcance.
Las pautas o criterios de interpretación pueden existir o no en un CC, a falta
de estos se debe recurrir a principios más generales, como son los relativos al
respeto a la voluntad de las partes, la consideración de la buena fe
contractual, la conservación del contrato, su celebración para que sea cumplido,
la liberación del deudor, el equilibrio en los onerosos, etc.
Es importante no confundir la interpretación de la ley, con la interpretación
del contrato, en esta se excluye la interpretación evolutiva.

2- Criterio del CC: Vélez no estampó en el CC ninguna regla interpretativa, es


raro ya que en esa época era muy común. Pero en la reforma de la ley 17711 se
modificó el art. 1198 y expresa “Los contratos deben celebrarse, interpretarse y
ejecutarse de buena fe”. Así se incorpora la buena fe como norma fundamental de
la interpretación contractual, y acá la buena fe se entiende en los dos sentidos
(lealtad y creencia):

 Lealtad: cuando la ley da derecho a reclamar al deudor el cumplimiento de


la obligación, o cuando la ley libera a un deudor que por el cambio de
circunstancias le resulta imposible cumplir.

 Creencia: cuando se protege a quien no puede advertir un error no


reconocible, cuando el contrato produce los efectos que las parte
declararon y no los internos.
Pensamos que es así como debe interpretarse el art. 1198, y además de acuerdo
con lo que verosilmente las partes entendieron o pudieron entender obrando con
cuidado y previsión.

3- Las reglas del Código de Comercio: en virtud de lo que expresa el art. 16 del
CC, en el cual expresa que a falta de normas del CC se aplicará la de otros
Códigos, o principios generales, etc.
Son aplicados los art. 217 y 218 del Código de Comercio, referentes a la
interpretación de los contratos.

 Interpretación filosófica (por la expresión literal): el art. 217 dice


“Las palabras de los contratos y convenciones deben entenderse en el
sentido que les da el uso general, aunque el obligado pretenda que los ha
entendido de otro modo” y es completado por el art. 218 “El uso y práctica
generalmente observado en el comercio, en caso de igual naturaleza y
especialmente la costumbre del lugar donde debe ejecutarse el contrato
prevalecerán sobre cualquier inteligencia en contrato que se pretenda dar
a las palabras.”

Reproduce así la cuarta regla de Pothier sobre la interpretación.


El proyecto del Ejecutivo introduce la regla “Salvo que ambas partes sean
por su profesión idóneos para dar un sentido técnico al
mismo”.
Con respecto a los contratos por adhesión, la ley 24240 establece que la
interpretación del contrato se hará de manera más favorable al consumidor.

 Interpretación contextual: el art. 218 inc. 2 del Código de Comercio dice


que las cláusulas equívocas o ambiguas deberán interpretarse en contexto
con los términos claros y previos empleados en otra parte del escrito.
Acá se traduce la sexta regla de Pothier sobre interpretación.
El proyecto del ejecutivo introduce una norma similar.

 Interpretación subjetiva (por la intención común): el art. 218 inc. 1


consagra para los supuestos de ambigüedad de palabras la denominada
interpretación subjetiva; “Solo opera cuando hay ambigüedad de palabras”.
Se busca la intención común de las partes, no las individuales, esta regla
debe interpretarse con el art. 1198. La intención común debe descubrirse
en los elementos intrínsecos o extrínsecos, en el conjunto del contrato,
en la voluntad de los contratantes, en el curso de las negociaciones o en
oportunidad de su cumplimiento.

 Interpretación fáctica: el art. 218 inc. 4 dice “Los hechos de los


contrayentes subsiguientes al contrato, que tengan relación con lo que se
discute, serán la mejor explicación de la intención de las partes al
tiempo de celebrar el contrato”. Solo se puede recurrir a estos elementos
extrínsecos frente a la ambigüedad de la letra del contrato.
Esta interpretación proviene de los hechos de los propios contratantes, ya
sean anteriores, simultáneos o posteriores a la celebración.

 Interpretación conservadora: el art. 218 inc. 3 dice “Las cláusulas


susceptibles de dos sentidos deben interpretarse por el que haga a la
validez del contrato”. “Si ambos hacen a la validez, debe entenderse de la
manera que mejor se ajuste al negocio y a las reglas de equidad”.
Esta es la segunda y tercera regla de Pothier.

 Interpretación a favor del deudor: el art. 218 inc. 7 dice “En los casos
dudosos, que no puedan resolverse según las bases establecidas, las
cláusulas ambiguas deben interpretarse siempre a favor del deudor, o sea
en el sentido de la liberación”.
Reproduce la séptima regla de Pothier.
Se podría decir que es en contra del acreedor por haber violado el deber
de claridad, principio fecundo en contratos por adhesión. La ley 19724
art. 14 dice “Los contratos serán redactados en forma clara y fácilmente
legible”.

4- La clasificación del contrato: consiste en determinar su naturaleza jurídica.


Es fundamental para:

 Clasificarlo entre las categorías jurídicas existentes.


 Acertar en su interpretación.
El nombre que las partes dan al contrato no lo desnaturaliza, ni impide que el
juez procese a su correcta calificación jurídica. La calificación resulta de los
hechos que el juez debe desentrañar y de las disposiciones legales que definen y
caracterizan la figura contractual.
Para conocer el sentido y alcance de un contrato, así como para interpretarle es
necesario integrarlo, es decir suplir por vacíos que las partes han dejado, ya
que hay obligaciones implícitas, que por más que se hayan omitido, están
presentes.

5- La integración del contrato: además de lo que las partes ponen en el


contrato, existen lo que ellos presuponen pero no expresan, ello no se encuentra
fuera de la voluntad, sino en el fondo. Además el legislador integra el contrato
con normas imperativas, pero además algunas supletorias; estas son destinadas a
completar las figuras típicas.
Las normas imperativas están siempre presentes, las supletorias pueden dejarse
de lado.
Tratándose de figuras atípicas los usos las integran con fuerza normativa (art.
17 CC).
Bolilla 5

Sección 1

1- Efectos de los contratos. Introducción: son sus efectos crear, modificar,


transferir o extinguir obligaciones, tanto civiles como comerciales.
El contrato es causa fuente de obligaciones, y las obligaciones otorgan los
medios necesarios para la satisfacción de sus derechos subjetivos. El contrato
como efecto inmediato tiene a la obligación, y como efecto mediato o indirecto a
las acciones requeridas para el cumplimiento de la obligación.
Los efectos pueden ser abordados desde dos puntos de vista:

1. Objetivo (en que consiste): la relación jurídica nacida encuentra


sustento en la autonomía de la voluntad y los efectos consagrados por el
ordenamiento jurídico.

2. Subjetivo (a quienes alcanza): solo a las partes, no pudiendo perjudicar a


terceros. Sí es oponible a terceros. Excepcionalmente pueden los terceros
aprovecharlos (contratos a favor de terceros; estipulación para otro)
Los efectos se traducen en el cambio de la situación jurídica preexistente.

2- La autonomía de la voluntad: el rol de la voluntad a lo largo de la historia


ha sufrido importantes mutaciones.
La libertad es autónoma cuando se gobierna a si misma; heterónoma cuando es
dirigida desde afuera.
Más allá de esto, debemos admitir que la autonomía de la voluntad nace de una
delegación de orden jurídico.
La autonomía de la voluntad se manifiesta en dos sentidos:

1. Negativo: nadie puede ser privado de sus propios bienes o constreñido a


ejecutar prestaciones a favor de otros contra su voluntad.

2. Positivo: las partes pueden, con un acto de voluntad, constituir, regular


o extinguir relaciones patrimoniales; es decir que pueden disponer de sus
bienes o pueden obligarse a ejecutar prestaciones a favor de otro.
Comienza con el formalismo germano, luego el dogma consensualista acuerda fuerza
vinculatoria a la palabra empeñada, y luego con la Escuela de la Glosa y
Posglosa, haciendo privar al aspecto ético o moral en el tráfico jurídico. Más
allá de ello, en aquellas épocas se preocupaban por la justicia y razonabilidad
del contrato (teoría de la usura).
La aceptación del principio consensualista se produce bajo la presión de las
ideas ético-religiosas del Derecho Canónico y mas tarde por la enseñanza del
Derecho Natural (Grocio, Putfendorf); de este modo se concibe al contrato como
una obra exclusiva de la razón y de la voluntad de las partes, y prescindiendo
del resultado justo o injusto del acuerdo.
Con la era de la codificación se plasmó al individualismo en los Códigos (1794-
1804).
Durante todo el Siglo XIX se creyó casi con ceguedad en la virtud de la famosa
formula “dejar hacer, dejar pasar”, en la convicción de que el orden económico
actuaba por si mismo, el Estado se limitaba ha asegurar la autonomía de la
libertad en sus dos expresiones (libertad de contratar y libertad contractual).
Los conceptos de orden público y buenas costumbres estaban muy limitados, la
ilicitud se configuraba exclusivamente por la ilegalidad.
Nuestro CC asimiló muy bien estas teorías y consagró la individualidad en él.
Pero la autonomía de la voluntad, aún en la concepción individualista receptada
por el CC tiene como límite a una prohibición de la ley, el orden público o las
buenas costumbres (art. 19/21/953).

3- La fuerza vinculatoria del contrato. Su fundamento: doctrinas diversas han


expuesto los más variados fundamentos:

 Derecho Canónico: priva un criterio de orden moral, quien falta a su


palabra viola una regla moral trascendente, cual es la obligación de no
mentir.

 Derecho Natural Laico (Grocio/Putfendorf): la obligatoriedad de los


contratos se fundaría en un supuesto convenio primitivo y por el cual los
hombres se habrían obligado a ser fieles a sus promesas (el pacto social;
“contrato social”).

 Para Kant: a la coacción exterior se la sustituye por la interior, por lo


tanto el hombre dicta sus propias leyes.

 Los utilitarios: lo justifican en un interés positivo, el hombre confía en


otro hombre porque sino el no sería confiable.

 Otros hablan de una utilidad social.


 Adam Smit dice que cada hombre busca sus intereses individuales y el
mercado es el encargado de regularlo y no un hombre en particular, por lo
tanto lo acordado es justo.

 Messineo desde el campo jurídico dice: la obligatoriedad del contrato


surge de que las partes han aceptado libremente el contenido del mismo,
aceptando también las respectivas limitaciones y además surge de la
confianza suscitada de cada contratante en el otro con la promesa que se
han hecho.

 Mosset dice que la fuerza del contrato surge de la regla moral que hace al
hombre esclavo de su propia palabra, pero además da fuerza la libre
aceptación de las cláusulas limitativas de su voluntad individual, y la
confianza mutua, así como en la satisfacción de los intereses colectivos y
del bien común que surgen de esta vía.

4- Efectos del contrato en el Derecho contemporáneo: el individualismo jurídico


plasmado a partir de la Revolución Francesa, que se transcribe en la frase “lo
libremente acordado, lo consentido, es justo” resulta cada día mas discutible.
Los económicamente fuertes (personas físicas; S.A.; consorcios, holding) dictan
su ley a los económicamente débiles en el ejercicio de verdaderos monopolio de
hecho o de derecho y estos solo podrán aceptarla o rechazarla, corriendo el
riesgo, en esta última hipótesis, de no lograr satisfacer sus necesidades mas
elementales.
Ya Ihering en 1875 se daba cuenta de la peligrosidad de este sistema.
Hoy en día la autonomía de la voluntad transita por un cause legal cada vez mas
estrecho.
No resulta exagerado afirmar que el contrato, al igual que la propiedad, está en
función social. Por lo tanto se pregona que para que haya un mínimo de libertad
es necesario un mínimo de igualdad de poder entre las partes.

5- El dirigismo contractual. La llamada crisis del contrato: el estado siempre


ha intervenido por medio del derecho en la economía, pero hoy en día ese
intervencionismo no solo tiene un fin económico, sino una idea más social; por
medio de esta intervención se quiere proteger a los económicamente débiles y
además realizar una mejor distribución de riqueza. Lo característico del
dirigismo es la calidad de las normas que lo componen, ya que son imperativas, y
las partes no tienen la posibilidad de desconocerlas.
Esta intervención es realizada por medio del legislador, pero además a través de
los jueces (facultados a revisar los contratos por lesión; abuso de derecho;
imprevisión).
Para Risolía en nuestro país la legislación intervencionista surge de tres
grandes fuentes:

1. La emergencia.
2. La justicia social.
3. La economía dirigida.
A la intromisión estatal se le imputa el sacrificio de la seguridad, de la
estabilidad de las relaciones privadas; el general la confusión, el desorden y
la desconfianza, paralizando la iniciativa y el tráfico regular de los
individuos.
Para Josserand “la intromisión de los poderes públicos en la vida del contrato
es intolerable en la medida en que atente contra las situaciones adquiridas,
relaje el lazo obligatorio, por lo tanto destruye esa confianza que hace la
fuerza de la ley y del contrato.
La Corte Suprema ha declarado que el principio de la estabilidad contractual
dejaría de ser fundamento de orden y bienestar general para convertirse en
amenaza si se pretendiera que lo contratado es de por si justo, pura y
exclusivamente porque ha sido contratado.

Sección 2

1- Efectos con relación a las personas: los efectos del contrato solo alcanzan a
las partes, por ello se denominan efectos relativos. La parte, como “centro de
interés”, puede estar compuesta por una o varias personas. Esta tesis no
considera la eficacia refleja del contrato que se especifica en la relevancia
externa del contrato como presupuesto de posiciones jurídicas respecto a
terceros y en la oponibilidad del contrato en conflicto con los terceros.
También hay que distinguir si la persona que reviste el rol de parte es esencial
o no, ya sea que ha sido escogida para contratar por sus cualidades personales o
no (mandato; compraventa de bienes consumibles).

2- Los herederos o sucesores universales (todo el patrimonio o cuata parte de


el): podemos decir que los herederos continúan la persona del causante, por lo
tanto no se transmitirán todas aquellas obligaciones que por ser inherentes a la
persona del causante, por la naturaleza del contrato, o que por ley o convención
expresa de las partes se estipula la no transmisibilidad (art. 3263 primer
parte dice “El sucesor universal es aquel a quien pasa todo, o una parte
alícuota del patrimonio de otra persona”.
Saber beneficio de inventario.

3- Los sucesores particulares o a título singular: por un lado están las partes
y los sucesores universales, por el otro los verdaderos terceros, pero por otro
lado existen dos categorías de personas que poseen vínculos con los obligados:

1. Los sucesores particulares o causahabientes singulares.


2. Los acreedores de las partes.
Sucesores singulares dice el art. 3263 segunda parte “es aquel al cual se
transmite un objeto particular que sale de los bienes de otra persona”.
Este puede a diferencia del sucesor universal provenir de un acto entre vivos,
pero también puede surgir de un acto de última volunta, por vía testamentaria,
ya que se legue un bien determinado o una porción alícuota del patrimonio del
causante. Entre el transmisor y el sucesor o entre el causante y el
causahabiente singular, no existe otra vinculación que la originada en virtud
del traspaso de un bien, permaneciendo independientes las personas y los
patrimonios de las partes.
El causahabiente singular no podrá beneficiarse o perjudicarse por las
obligaciones ajenas al derecho que se le ha trasmitido.
Un causahabiente singular puede aceptar siempre la carga de las obligaciones que
pesan sobre su causante y puede aceptar una estipulación a favor de terceros
hecha en su beneficio por su causante.
El problema se plantea con las obligaciones proptem rem, en cuyo caso el
causante no expreso nada en el momento de la transmisión. La doctrina se divide
con respecto a quien conciernen esos derechos u obligaciones. El art. 3266 dice
“que las obligaciones se transmiten al sucesor universal o singular”. Y por otro
lado el art. 3268 dice “El sucesor particular no puede pretender aquellos
derechos de su autor que, aun cuando se refieran al objeto transmitido, no se
fundan en obligaciones que pasen del autor al sucesor, a menos que en virtud de
la ley o de un contrato, esos derechos deban ser considerados como un accesorio
del objeto adquirido”. Estos textos se contradicen con el art. 497 “A todo
derecho personal corresponde una obligación personal. No haya obligación
personal que corresponda ha derechos reales”.
El principal carácter de las obligaciones reales es que se transmiten al sucesor
particular sin que sea necesario para ello convenio especial. Viajan en la cosa
a la cual acceden; por lo cual el crédito proptem rem debe ser considerado como
un accesorio del objeto adquirido.
En otros casos es la ley la que acuerda al contrato efectos frente a sucesor
particular, aún contra su voluntad; tal es el supuesto del adquirente de un
inmueble arrendado, obligado a respetar el derecho del locatario (art 1498).

4- Los acreedores de las partes: estos no son partes, pero tampoco verdaderos
terceros, ya que el patrimonio es la garantía común de estos, pero el hecho de
estar obligado el deudor, no le priva de administrar y disponer de sus bienes,
mientras actúa de buena fe. Pero cuando el deudor actúa de mala fe, los
acreedores tienen derecho a intervenir, para reservar la garantía de sus
créditos.
Josserand sostiene que los acreedores no son terceros ya que han estado
representados por su deudor, en la medida y razón de su derecho de prenda
general.
Por su situación peculiar la ley le otorga medios para defender sus derechos:

 Medidas precautorias: impiden al deudor actos que puedan afectar su


solvencia (embargo, inhibición general de bienes, anotación de litis,
prohibición de innovar e intervención en los juicios en que el deudor sea
parte).

 Acciones de integración y deslinde del patrimonio del deudor: tendientes a


establecer la verdadera composición de la garantía colectiva y su
identificación para evitar confusión con otras masas de bienes (acción
revocatoria, simulación, subrogatoria y la acción de separación de
patrimonios).

 Ejecución y liquidación de los bienes del deudor: estos procedimientos


judiciales pueden llevarse delante de manera individual o colectiva. Por
lo tanto puede ser vendido por los acreedores un derecho contractual de su
deudor (crédito).

5- Los verdaderos terceros (penitus extranei): los efectos del contrato no


alcanzan ha terceros, pero esto no implica que no les sea oponible. El contrato
es oponible erga omnes, su violación apareja siempre la responsabilidad del
tercero. Los terceros pueden invocar la existencia del contrato, las
obligaciones engendradas, su cumplimiento, etc. Y no tienen derechos a
desconocer tales vínculos, o pretender ignorarlos, etc.

6- Contrato a favor de terceros:

 Concepto: hay contrato a favor de terceros cuando una de las partes,


denominada estipulante, conviene en su propio nombre y a mérito de un
interés digno de tutela que la contraparte, llamada promitente, quede
obligada hacia un tercero, designado como beneficiario, a cumplir una
prestación que aceptada, se estabiliza a su favor.
Podemos decir que hay una parte, que estipula con otra (promitente) por el cual
este último tiene que cumplir una prestación a favor de un 3° si este la acepta,
además debe haber un iteres por parte del estipulante.
No obstante el principio de que los contratos no producen efecto contra
terceros, esta es una excepción.
Art. 504 “Si en la obligación (quiso decir contrato) se hubiese estipulado una
ventaja a favor de un tercero, éste podrá exigir el cumplimiento de la
obligación, se la hubiese aceptado y hecholo saber al obligado antes de ser
revocada”.

 Efectos: hay un doble juego de efectos, uno entre el estipulante y el


promitente y el otro entre el promitente y el tercero (o muchos terceros).
Es importante saber que el estipulante actúa en nombre propio y con interés
personal (para si mismo).
La estipulación a favor del tercero, nacida de la voluntad del estipulante, se
inserta en un contrato oneroso o gratuito que le sirve de base. La prestación
que debe realizar el promitente puede deberse al tercero o al tercero y al
estipulante; la obligación del estipulante tiene como acreedor al promitente; si
la estipulación es exclusivamente a favor del tercero, debe haber un interés
moral que justifique la intervención del estipulante. Si la estipulación se
inserta en un contrato gratuito funciona como un cargo a favor de terceros.
Es necesario que el tercero no sea heredero de las partes, puede ser persona
física, jurídica incluso una persona futura, cuando el beneficio se hiciere con
el fin de fundarla luego y requerir la competente autorización, además debe ser
determinada o determinable al día en que surta los efectos.
Por ser acreedor del estipulante y realizar la prestación, esto se constituye en
un pago, y si no se es acreedor del estipulante este se beneficiará con una
liberalidad.

 Naturaleza jurídica del derecho en favor del tercero: hay tres teorías:
1. Teoría de la oferta: según ella el contrato a favor de terceros es
siempre nulo, en cuanto tal, pero puede contener una oferta hecha al
tercero que cuando sea aceptada por este dará nacimiento a un nuevo
contrato, en virtud del cual el beneficiario adquiere un derecho
suyo o derivada; luego esta teoría se divide al respecto de quien
realiza la oferta. Para algunos primero el estipulante adquiere un
derecho frente al promitente, y lo ofrece al tercero. Para otros
ambos hacen la oferta (teoría totalmente abandonada).
2. La teoría de la gestión de negocios ajenos: tiende a suprimir el
principio de nulidad. Esta teoría es más práctica ya que los
derechos del tercero no pasarían por el patrimonio del estipulante.
Para estos el estipulante es un gestor de negocio que actúa en
nombre del tercero. El tercero al aceptar ratifica la gestión y
adquiere una acción contra el promitente. Para alguna doctrina esta
postura es la que adoptó Vélez. Cabe señalar que se diferencia de
esta figura ya que en la gestión no se contrata en interés propio.

3. Teoría del beneficio directo: el derecho del tercero surge cuando


ello ha sido la intención de las partes, del contrato celebrado
entre el estipulante y el promitente. Este surge de la autonomía de
la voluntad. Se le critica que no lo explica, solo comprueba un
resultado.

 La aceptación por el tercero: el art. 504 dice “la sola aceptación por el
tercero de la ventaja estipulada en el contrato a su favor, antes de ser
revocada, le dá derecho a exigir su cumplimiento, pero es necesario que la
aceptación se haya hecho saber al obligado, es decir al promitente”.
No obstante ello la doctrina considera que el derecho lo adquiere sin necesidad
de la aceptación. Las partes pueden convenir que el derecho nazca en el futuro.
La doctrina prefiere llamar a lo que denomina el art. 504 “aceptación”,
ratificación, esta le agrega estabilidad al contrato, ya que hace a esta
definitiva (irrevocable).
En caso de no aceptación del tercero, el derecho pasa al estipulante.

 Relaciones entre el tercero y el promitente: una vez aceptado el beneficio


por el tercero este tendrá contra el promitente todas las acciones que
tiene el acreedor contra el deudor. El promitente por su parte podrá
oponer al tercero todas las excepciones que podría hacer valer contra el
estipulante, nacidas del contrato del cual se originó el beneficio, pero
no aquellas excepciones fundadas en otras relaciones frente el
estipulante. (Puede oponerle el incumplimiento del estipulante. Por su
parte el estipulante también tiene derecho a exigirle el cumplimiento al
promitente).

 El art. 504 y los casos particulares: nuestro art. 504 se adapta a la


moderna teoría. En el siglo XIX fue esta figura de escasa importancia,
pero actualmente hay contratos que corresponden a esta figura, dentro del
CC. Así el art. 1862 sobre la donación con cargo a favor de un tercero
distinto del donante; el art. 2072 sobre la renta vitalicia en beneficio
de un tercero ajeno al constituyente. La doctrina nombra una muy común
como es el que hace la clínica (estipulante) con el medico (promitente),
en el cual el tercero es el paciente.

7- Contrato a cargo de tercero (promesa de hecho ajeno): existe cuando una de


las partes, promete a nombre propio el hecho de un tercero. El CC. Se refiere a
él en el art. 1163 “El que se obliga por un tercero, ofreciendo el hecho de
este, debe satisfacer perdidas e intereses, si el tercero se negara a cumplir el
contrato”.
Esta figura se diferencia claramente del contrato a nombre de un tercero si su
autorización, que no obliga ni al que lo hizo, en tanto el contrato a cargo de
tercero obliga al oferente.
La ratificación por el tercero fija las relaciones entre él y el acreedor de la
promesa “como si el contrato se hubiera ajustado directamente entre ellos”.
Al acreedor de la prestaciones del tercero se lo denomina estipulante, y
promitente a quien promete el hecho de un tercero.
La doctrina no es pacifica al respecto del cual es la promesa del promitente, si
la ratificación por parte del tercero o la realización de la prestación. El
anteproyecto de Bibiloni dice que en caso de duda sobre la promesa, se deberá
tener por realizada la menos gravosa.

8- La cesión del contrato: lo que se cede es la posición contractual, se


transfiere la cualidad de parte contratante en un contrato con prestaciones
recíprocas. Siempre que la persona del contratante no sea esencial (es decir que
pueda hablarse de impersonalidad del contrato).
Lo diferencia de la cesión de crédito y de deuda, primero que estas nacen del
contrato, y responden a solo uno de los elementos (activo o pasivo).
En nuestro derecho tiene legislación, pero se puede realizar en virtud del art.
1197 (autonomía de la voluntad).
Para explicar la naturaleza jurídica del contrato hay tres criterios, los tres
parten de la admisión de la cesión de deuda:

1. Teoría atomista de la descomposición: la cesión del contrato depende de la


cesión de crédito más la asunción de una deuda.

2. Teoría del negocio jurídico complejo: está constituido por lo diversos


mecanismos negociales, los correspondiente a la cesión de crédito y deuda.

3. Teoría unitaria; de la transferencia integral de los elementos activos y


pasivos: producto de un negocio único, traslado del complejo de las
relaciones jurídicas que lo constituyen.
Las partes de este contrato son el cedente y el cesionario, el cedido no es
parte, se limita a dar su asentimiento expreso o tácito; este asentimiento sirve
para hacer eficaz la cesión frente al cedido. Cuando el cedido realiza la
aceptación el cedente queda desligado, pierde sus derechos y se eliminan sus
obligaciones, pero si el cedido no acepta, quedan obligados frente a él, el
cedente y el cesionario, ya que el negocio ha tenido efectos entre las partes.
El cedente está obligado a responder, frente al cesionario de la existencia y
legitimidad del contrato cedido, no así de la solvencia del cedido, salvo que
sea anterior su insolvencia y fuera pública. (Ej. la cesión realizado por el
locatario).

9- El contrato derivado (o subcontrato): en este caso, el subcontratista


(causahabiente mediato) no integra la relación jurídica básica (como en la
cesión). Se originan dos situaciones jurídicas distintas. No es factible cuando
sea esencial la persona del contratante originario, o prohibición comercial o
legal.
El contrato derivado está condicionado a los efectos del contrato base. Los
derechos que puede adquirir el subcontratista son iguales o menores a los del
contrato base, pero nunca mayores. (Ej. locador y locatario/sublocador y
sublocatario).
Lo más relevante de esta figura es la acción directa que tiene el locador contra
el sublocatario y este contra el primero.

Sección 3

1- Revisión de los contratos: según la teoría clásica revisar los contrato era
imposible; hoy en día atendiendo mas a la función social del contrato, y en
consecuencia de la intervención estatal es común, ya sea por el Poder
Legislativo (a través de las leyes de emergencia) o por el Poder Judicial, esta
se realiza partiendo del abuso del derecho y en la excesiva onerosidad
sobreviviente.
En principio, solo las partes de común acuerdo pueden revisar el contrato (art.
1200). La revisión consiste en el análisis de las estipulaciones convenidas,
previa interpretación e integración, y luego concluir manteniéndolas o bien
modificarlas o aún extinguirlas.
Pero en determinadas circunstancias se podrá solicitar la revisión basándose en
principios de carácter general o en consideraciones de carácter concreto.
Entre los primeros está el abuso de derecho. (No así la lesión, ni el
enriquecimiento sin causa).
Como consideración de carácter concreto está el art. 2056, según el cual los
jueces podrán moderar las deudas que provengan de los juegos autorizados por
ley, y cuando ellas sean extraordinarias respecto a la fortuna de los deudores.
Y el art. 1198 autoriza a alterar los efectos del contrato a fin de mejorarlos
equitativamente o bien llegar a su resolución en caso de sobrevenir una excesiva
onerosidad.

2- Fundamentes de la revisión contractual: la intervención, para revisar el


contrato se fundamenta, tratándose de la excesiva onerosidad sobreviviente, en:
(hoy dos teorías bien distintas)
1. Teorías subjetivas:
ü La de la presuposición (la voluntad declarada se vicia).
ü La de la base del negocio jurídico (es lo que una de las
partes piensa respecto de la existencia, subsistencia, o aparición
de ciertas circunstancias).

2. Teorías objetivas:
ü La de la reciprocidad e equivalencia de las prestaciones.
ü La de la función económica y social del contrato (se
fundamenta el la conservación de la economía del contrato).

3- La excesiva onerosidad sobreviviente (teoría de la imprevisión): dice el art.


1198 segunda parte “en los contratos bilaterales conmutativos y en los
unilaterales onerosos y conmutativos de ejecución diferida o continuada, si la
prestación a cargo de una de las partes tornara excesivamente onerosa, por
acontecimientos extraordinarios e imprevisibles, la parte perjudicada podrá
demandar la resolución del contrato.
El mismo principio se aplicará a los contratos aleatorios cuando la excesiva
onerosidad se produzca por causas extrañas al riesgo propio del contrato.

“En los contratos de ejecución continuada la resolución no alcanzará a los


efectos ya cumplidos”.

“No procederá la resolución, si el perjudicado hubiese obrado con culpa y


estuviese e mora”.

“La otra parte podrá impedir la resolución, ofreciendo mejorar equitativamente


los efectos del contrato”.
(Esto se justifica en la teoría de base objetiva).

 Antecedentes: el CC de Italia, por su parte ni el anteproyecto de


Bibiloni, o el de 1954, le dedican art., nuestro CC receptó la formula
recomendad por el III Congreso Nacional de Derecho Civil.

 Ámbito de actuación: la revisión por excesiva onerosidad no alcanza a


todos los contratos; se aplica a los bilaterales, sean conmutativos o
aleatorios, y a los unilaterales onerosos, siempre que la ejecución sea
diferida o bien continuada.
Se excluyen los contratos gratuitos (liberalidades, donación, comodato,
depósito, fianza). También se excluyen los contratos de ejecución
inmediata, cuando esa ejecución sea a la vez instantánea.

 Requisitos: para que proceda la revisión judicial es necesario:


1. La concurrencia de acontecimientos extraordinarios y a la vez
imprevisibles; un hecho es extraordinario cuando se aparta del curso
natural y normal de las cosas, y a la vez no debe haber sido y/o
poder haber sido previsto por las partes empleando la debida
diligencia.

2. la incidencia sobre la prestación debida, tornándola excesivamente


onerosa en perjuicio de una de la partes. Determinar que es excesivo
es tarea del juez.

3. Por último requiere que la excesiva onerosidad no provenga de la


culpa del deudor, o que se encuentre en mora, es necesario
determinar si la mora no se originó en la excesiva onerosidad, ya
que en ese caso no existiría mora.

 Efectos: el art. 1198 da la acción a la parte perjudicada. La doctrina


señala que también puede actuar como excepción, además también dice que no
solo la parte perjudicada puede pedir la revisión, ni mucho menos que el
único remedio es la resolución, ya que también se puede solo modificar, y
regresar los efectos del contrato a la situación anterior de manera
proporcional.
Es importante señalar que la vuelta a la equidad no significa invertir los
roles de las partes, si no el retorno en lo posible al contrato original,
este se fundamenta en orden público.
La utilización del vocablo resolución es correcta ya que sus efectos son
retroactivos, excepto que ya se haya ejecutado una parte, en cuyo caso no
alcanzará a los efectos ya cumplidos.

 La cláusula de exclusión: se discute en doctrina si es válida la cláusula


por la cual se excluyen las partes la posibilidad de accionar por
revisión: (es necesario formular distingos)
ü Si las partes aluden concretamente a los hechos
desencadenantes de la excesiva onerosidad, estos ya no son
imprevisibles, por lo tanto no sería aplicable el art. 1198 y la
cláusula es válida.
ü Pero si las partes aluden genéricamente a los hechos
desencadenantes de la excesiva onerosidad; las cláusulas de
exclusión no serán validas.

Razones:
ü Lo dispuesto en la teoría general del contrato es de orden
público.
ü La situación es similar a la originada por la lesión.

Sección 4

1- Vicisitudes e ineficacia del contrato: las vicisitudes son aquellas


circunstancias que pueden influir sobre la suerte del mismo, ya sea coetáneas a
su nacimiento, ya sean sobrevivientes. Para otros las circunstancias que están
presentes desde el nacimiento que provocan inexistencia, nulidad, etc. no son
vicisitudes.
Un contrato es eficaz cuando surte los efectos propios.
Un contrato es ineficaz, cuando no surte los efectos propios del mismo.
Esa ineficacia puede surgir por invalidez del contrato como tal; también por la
falta de presupuestos o requisitos; o inclusive por la presencia de elementos
extraños a la estructura que afecta los efectos del mismo.
Se puede distinguir:

 Ineficacia por esterilidad: cuando proviene de la naturaleza o voluntad de


las partes.

 Ineficacia por caducidad del derecho: su causa es sobreviniente y


adquirida (transcurso del tiempo sin ejercer derecho).

 Ineficacia por revocación, resolución o rescisión.

2- Ineficacia por invalidez del contrato: constituye una sanción legal que
priva de sus efectos a un contrato en virtud de una causa existente al momento
de su celebración.
Es ineficaz un contrato nulo, pero no lo es frente a terceros adquirentes de
buena fe y a título oneroso, otras veces en la conversión al contrato se le
atribuye una eficacia distinta a la propia.
Hay discusión acerca de la cuestión de que si un contrato nulo es inexistente;
la mayoría está de acuerdo que en el nulo están todos los elementes pero
viciados, en el inexistente falta algún elemento.

3- Ineficacia por falta de presupuestos o requisitos: en este caso el contrato


es válido, pero por razones de hechos extraños a su estructura queda privado de
producir algunos de sus efectos o todos, entre las partes o bien respecto a
terceros.
El contrato anulable es ineficaz luego de la sentencia, pero también será eficaz
frente a terceros adquirentes de buena fe y a título oneroso.
La ineficacia puede provenir desde el momento de la celebración del contrato
(originaria) o de un hecho posterior (subsiguiente).
Los presupuestos o requisitos de eficacia pueden provenir de las parte
(condición, plazo, cargo) o de la ley (conditio iuris o condiciones jurídicas).

 Inoponibilidad: es el nombre que se le da a la ineficacia respecto a


terceros o determinados terceros. (Ej. La enajenación de una cosa
embargada, es valida entre las partes, pero no frente al embargante /
revocación / etc.).

 Suspensión: la eficacia puede estar suspendida por un tiempo, hasta que


por determinadas circunstancias se vuelva el contrato eficaz (plazo y
condición suspensiva). En el plazo la ineficacia se traduce en la no
exigibilidad; en la condición en el no nacimiento de la relación jurídica.

 Resolución: la ineficacia proviene de un hecho posterior a la celebración


del contrato. El hecho posterior pone fin al contrato, por su mera
concurrencia o por autoridad de una de las partes o por decisión judicial.
Cumplido el evento se resuelve el contrato retroactivamente, volviendo las
cosas a su estado primitivo, al menos entre partes y salvo en los efectos
ya cumplidos en los de ejecución de tracto sucesivo.
ü Circunstancias voluntarias aptas para producir la
resolución:
1. La condición resolutoria subordinada a un hecho futuro
incierto. La ocurrencia del hecho despliega la resolución de
pleno derecho. Esta opera retroactivamente, paro no afecta a
terceros adquirentes de buena fe y a título oneroso.
2. El plazo resolutorio subordinado a un hecho futuro y
necesario. El vencimiento del plazo pone fin a la
exigibilidad. Los efectos ya cumplidos quedan firmes, de allí
que la doctrina prefiera hablar de plazo extintivo y no
resolutorio, ya que no opera retroactivamente.
3. El pacto comisorio expreso: es la autorización a la parte
cumplidora para optar por la resolución del contrato ante el
incumplimiento de la otra, debe declararlo en tal sentido y
comunicárselo al incumplidor. Opera de pleno derecho desde que
se dio a conocer a la parte incumplidora, tiene efectos
retroactivos, salvo de los ya cumplidos, con respecto a
terceros se produce la resolución cuando estos conocían la
cláusula comisoria, no así frente a terceros adquirentes de
buena fe y a título oneroso.
ü Circunstancias legales para producir la resolución:
1. El pacto comisorio implícito o tácito: es igual que el
expreso, pero autorizado por ley. Para la resolución del
contrato se debe realizar alguno de estos procedimientos:
Ø Requerir al incumplidor el cumplimiento de su
obligación, en un plazo no inferior a 15 días, la que
operará de pleno derecho transcurrido dicho plazo sin
cumplimiento del deudor.
Ø Accionar judicialmente por resolución del
contrato. Opera con la sentencia. La sentencia tendrá
efecto al momento de la acción o excepción.

2. La imposibilidad de cumplimiento, que resulte de un hecho


posterior al contrato y no imputable a las partes, produce la
resolución del contrato.
3. Arrepentimiento: es la facultad que tiene quien dio una
seña para retirarse del contrato y no ejecutarlo, o quien la
recibió para devolverla y no ejecutarlo (art. 1202).

4- Vicisitudes extintivas: son aquellos hechos que ocurridos durante la vida del
contrato producen su destrucción, por voluntad de una o ambas partes.

 Revocación: pese a que el art. 1200 habla de revocación por voluntad de


ambas partes, la doctrina dice que la característica de la revocación es
la voluntad de solo una parte, quien revoca retracta su voluntad
originaria, y ocasiona la cesación de los efectos ex nunc (hacia el
futuro). Es más común en los negocios unilaterales (revocación de oferta,
poder, de la estipulación a favor de terceros).

 Rescisión: es la posibilidad de extinguir un contrato existente por un


nuevo contrato, sin alterar los efectos ya producidos. Solo es posible en
contratos de ejecución diferida (cuando aún no se hay producido) o de
ejecución periódica (aún no agotados). Al lado de esta rescisión por mutuo
acuerdo la doctrina ubica a la rescisión unilateral en los casos que la
ley lo permite o las partes así lo han estipulado de modo expreso al
contratar. La ley lo autoriza (unilateral) en los art. 1602/4 (locación de
cosa, mal uso) y art. 1638 (locación de obra, en caso de disentir el dueño
de la obra).
Bolilla 6

Sección 1

1- Responsabilidad Civil: el concepto de responsabilidad en el derecho civil es


único, no obstante surgir de fuentes distintas. “Es el conjunto de normas que,
como sanción, obligan a reparar las consecuencias dañosas emergentes de un
comportamiento antijurídico que es imputable, física o moralmente, a una
persona”.

2- Fuentes de responsabilidad: el CC tiene normas aplicables a todas las


especies de responsabilidad (art. 896 a 943), normas generales para la
responsabilidad contractual y para la emergente de actos ilícitos y finalmente
normas especificas para la responsabilidad de contratos específicos y de
determinados actos ilícitos.
Cuando por un ilícito haya incumplimiento contractual, las acciones son
excluyentes entre si, pero si el ilícito, está tipificado en el Derecho Penal,
operará la extracontractual.
Sin embargo la responsabilidad nacida del incumplimiento contractual y la de
actos ilícitos no es la única, también hay responsabilidad por:

 Violación de obligaciones legales (rendición de cuentas por el tutor,


prestación de alimentos entre parientes).

 No restitución del enriquecimiento injustificado.


 El incumplimiento de una obligación nacida de la voluntad unilateral.
 La que incumbe al gestor de negocio ajeno y al dueño del negocio.
 Razones de equidad.
 Ejercicio abusivo de derechos.
Pensamos que es mas correcto afirmas que nuestro CC no ha distinguido la
responsabilidad en contractual y extracontractual si no en aquella nacida de
incumplimiento de obligaciones y la nacida de actos ilícitos.

3- Presupuestos de la responsabilidad civil: no obstante las distintas especies


de responsabilidad, los presupuestos son comunes a todas.

 Antijuridicidad: es necesaria una conducta antijurídica, es decir


contraria al derecho, esta puede darse de modos muy diferentes, puede ser
el incumplimiento del deber de no dañar, o como en la responsabilidad
contractual, en la cual el deudor incumple su obligación, por lo que viola
el derecho subjetivo del acreedor, este incumplimiento puede ser total,
cumplimiento defectuoso o cumplimiento tardío. El incumplimiento además de
hacer responsable al autor, es motivo para que la otra parte pueda
resolver el contrato.

 Imputabilidad: el comportamiento antijurídico debe ser atribuible a


alguien. Esa atribución puede ser subjetivo (por dolo o culpa de su autor,
como en la concepción clásica) y objetiva (es la posibilidad de imputación
material, si es responsable sin culpa).
La imputabilidad subjetiva se basa en la previsión (dolo) o la posibilidad
de haberlo previsto (culpa).
El dolo es el incumplimiento a sabiendas.
La culpa está dada por la negligencia, imprudencia e impericia.
Antes de la reforma de la ley 17711 eran contados los casos de
responsabilidad sin culpa (la falta de discernimiento del menor de 10
años, o del demente no constituyen hipótesis de inimputabilidad / la
responsabilidad del principal por los hechos de sus dependientes / la de
los dueños de hoteles / capitanes de buques / la del dueño o guardián del
animal).
La ley 17711 lo amplió y así es responsable el dueño de la cosa por el
riesgo o vicio de la misma / el resarcimiento a favor de la víctima de
daño causado por personas privadas de voluntad.
La responsabilidad contractual se funda en la imputabilidad subjetiva,
pero hay supuestos de responsabilidad contractual sin culpa (el enajenante
responde de los vicios redhibitorios aún cuando ha obrado de buena fe).
La concepción subjetiva se complementa con la clasificación de la culpa en
grados: grave, leve y levísima, y con la exigencia de mayor diligencia
según los casos.
Con respecto a quien debe demostrar el incumplimiento es el acreedor; se
critica en la obligación de medios. La imputabilidad surge del
incumplimiento en principio por culpa, el acreedor debe probar si hay
dolo.
La corriente procesalista mas avanzada alude a que debe probar quien está
en mejor situación de hacerlo, por su profesión, situación, etc.

 Dañosidad: es necesario que ese comportamiento antijurídico e imputable


cause un daño, ya sea un menoscabo material o moral, de no ser así no hay
responsabilidad civil (sanción reparadora).
Es necesario que no solo se pruebe el incumplimiento, si no también el
daño (ya que el incumplimiento puede ocasionar beneficios).
Por otra parte es necesario que ese daño sea injusto. Si el comportamiento
dañoso no es antijurídico no se genera la responsabilidad de resarcir, por
excepción el juez fundado en razones de equidad, en caso de estado de
necesidad, puede dictar la indemnización por el beneficiario. Es daño
injusto aquel que lesiona un bien merecedor de tutela, tenga o no carácter
de derecho subjetivo, consagrado en una norma legal.
Se deben indemnizar los daños presentes y los futuros ciertos.
 Causalidad: es necesario una relación causal entre la conducta
antijurídica y el daño, es decir que este sea consecuencia de aquella. Ya
que un hecho puede desencadenar múltiple consecuencias, es preciso
determinar frente a cuales será responsable el actor.

Teorías:
1. La de la equivalencia de condiciones: (conditio sine quanon) la
causa del daño es cualquier hecho sin el cual el daño no se hubiera
producido. Esta hace al autor responsable de consecuencias muy
alejadas, hasta remotas.
2. La de la causa eficiente: esta evalúa cualitativamente cual ha
sido la causa que da origen al daño.
3. La de la causa próxima: estima que solo la causa más próxima es
la relevante.
4. La de la causa adecuada: “la medida del resarcimiento se extiende
a todo daño que guarde conexión causal adecuada con el hecho
generador de la responsabilidad civil” (admitido por el art. 906
CC). No es suficiente una relación necesaria entre el hecho y el
resultado, si no que para que sea adecuado debe haber sido
previsible por el agente, en condición a los hechos que conocía o
podía conocer en el momento de actuar.
ü Responsabilidad contractual: por las consecuencias
inmediatas (si media culpa), pero además por las mediatas si
hay dolo.
ü Responsabilidad extracontractual: se responde por
las inmediatas y mediatas.

4- Consecuencias de la responsabilidad civil: la consecuencia es la reparación


del daño causado, esa reparación puede ser en especie o en dinero.
La reparación en especie consiste en el caso de incumplimiento de la obligación,
a la realización de la prestación esperada; en el caso de incumplimiento al
deber de no dañar en la reposición de las cosas a su estado anterior.
Con respecto al incumplimiento de la obligación el art. 505 autoriza al acreedor
a disponer de los medios legales, a fin de que le procure aquello a lo que se ha
obligado, o lo haga realizar por un tercero a costas del deudor.
Medios compulsivos: astreintes, cláusula penal, interés punitorio, derecho de
retención, la excepción de incumplimiento.
El art. 1083 prevé “El resarcimiento del daño consistirá en la reposición de la
cosa a su estado anterior, excepto si fuera imposible, en cuyo caso la
indemnización se fijará en dinero. También podrá el damnificado optar por la
indemnización en dinero”.

5- Ambito de la responsabilidad contractual:

1. Debe existir un contrato: desde su nacimiento hasta su extinción.


2. Un contrato válido: no debe ser nulo, si podrá ser anulable.
3. Del cual nació la obligación incumplida: es necesario establecer cuales
son las obligaciones, ya sea que lo estipularan expresamente, pero además
con las obligaciones que nacen de la integración, con las obligaciones que
nacen de la ley o de la costumbre.
La mera existencia de un contrato entre víctima y victimario no alcanza
para establecer que es responsabilidad contractual.

4. Incumplida por un contratante en perjuicio de otro: el incumplimiento


debe surgir del deudor, de sus dependientes o auxiliares, pero además
puede provenir de un tercero si es cómplice con el deudor, es este último
caso el deudor será responsable por responsabilidad contractual y el
tercero por responsabilidad extracontractual.

6- Responsabilidad precontractual: cualquiera de las parte puede incurrir en


esta responsabilidad civil.

 Extensión del período precontractual: para algunos comienza desde la


oferta. Pero la mayoría entiende que comienza desde las primeras
tratativas, que este período se puede dividir en dos, tomando como
división el momento de la oferta, esto tendrá relevancia con respecto al
quantum de la indemnización. Esto es lo que entendemos, no obstante la
falta de regulación expresa.

 Fundamento de la responsabilidad:
Hay diversas doctrinas:

1. contractual: esta admite que previo al contrato definitivo, hay un


acuerdo tácito, por el cual las partes se obligan a obrar con
diligencia. Por lo tanto se atiene a una figura fáctica (ficción).
Por ello el incumplimiento de este ficticio acuerdo traería
responsabilidad contractual.

2. Acto ilícito: opina que la libertad de contratar no es absoluta, y


quien retracta ilegítimamente una oferta, cometió un ilícito o
también quien se aparta de las tratativas. Por lo tanto la
responsabilidad será extracontractual.

3. Ejercicio abusivo de derecho: en concreto, del derecho ha apartarse


de las tratativas, del derecho a retractar una oferta no
obligatoria. Por lo tanto se cometería un abuso de derecho cuando
esa retractación es injusta (carente de motivo legítimo). Pensamos
junto a Spota que esta es la teoría a la que se apega nuestro CC
(art. 1071) y coloca a la buena fe como pauta para juzgar el
ejercicio de un derecho.
Nuestro CC también admite casos de responsabilidad precontractual
fundad básicamente en la ley (art. 1156) “La parte que hubiese
aceptado la oferta, sin conocer la retractación de la oferta, muerte
o incapacidad del oferente, y que hubiese hecho gasto al respecto,
tiene derecho a una indemnización”. En este caso ninguna de las tres
teorías mencionadas valdría. Solo la ley.

 Presupuestos de la responsabilidad:
1. Antijuridicidad: quien se aparta en forma arbitraria e intempestiva
de las tratativas, o quien retracta una oferta sin permitir a la
otra parte su diligente consideración, se comporta de un modo
contrario al derecho.
La doctrina dice que se violan deberes jurídicos que nacen de la
buena fe – lealtad (no de las partes o la ley). (Ej. deberes de
aviso, custodia, secreto, etc.).

2. Imputabilidad: la doctrina discute si la imputabilidad surge por


factores objetivos o subjetivos. La mayoría apunta que no es preciso
demostrar la culpa o dolo de quien se abre de las tratativas.

3. Dañosidad y causalidad: para que haya responsabilidad precontractual


es preciso que aquella conducta antijurídica e imputable produzca un
daño material o moral en relación de causalidad con aquel
comportamiento.
Para Ihering la parte perjudicada por la no formalización de un contrato
válido, por retractación de oferta, nulidad o anulación, tiene derecho a
una indemnización cuyo quantum está dado por lo que denomina “interés
negativo”, consiste en el daño sufrido a raíz de haber creído en la
validez del negocio, y que no hubiera padecido de haber sabido que no
prosperaría. Esta se contrapone a lo que denomina interés positivo, que es
todo lo que el acreedor tendría si el negocio fuera válido (este interés
es exigible solo frente a la validez del contrato).
Ihering clasifica las causas de invalidez en tres:

I. La capacidad del sujeto.

II. La capacidad del objeto.

III. La certeza de la voluntad.


En todos los casos el culpable de la invalidez debe resarcir los daños
sufridos por la parte no culpable.
Sobre el alcance de los interese negativos no hay acuerdo; para algunos
solo el daño emergente, para otros también el lucro cesante. En nuestro
derecho, según el art. 904 se es responsable por el daño emergente, pero
también por el lucro cesante cuando lo hubiera previsto, o debería haberlo
previsto empleando la debida atención.
Son resarcibles no solo los daños materiales, si no también morales, que
tengan relación con la causa adecuada.

7- Responsabilidad poscontractual: creemos que el fundamento de esta es


nuevamente el ejercicio irregular de un derecho (contrario a la buena fe, moral
y buenas costumbre) Ej. el ingeniero que por su relación conoce las formulad de
algo, y al cambien de fabrica se las revela a su nuevo empleador.
Con respecto al alcance de la relación causal, es preciso aplicar la teoría de
la causa adecuada (emergentes y además previstos o previsibles).

Sección 2

1- La excepción de incumplimiento contractual:

 Noción: es consagrada en el art. 1201 “En los contratos bilaterales una de


las partes no podrá demandar su cumplimiento, si no probare ella haber
cumplido u ofreciere cumplirlo, o que su obligación es a plazo”.
El art. 510, referido a las obligaciones dice lo mismo, también el art.
1418, referido a la compraventa “autoriza al vendedor a no entregar la
cosa si el comprador no ha pagado el precio”, esta está de más, ya que con
la del art. 1201 basta (parte general).

 Fundamento: el fundamento, en cualquiera de sus modalidades,


incumplimiento total o parcial, se encuentra en la interdependencia o
conexión de las obligaciones emergentes de los contratos bilaterales. Solo
es aplicable a los contratos bilaterales.
En la bilateralidad se funda el principio de ejecución simultánea de las
prestaciones. Pero las partes pueden convenir lo contrario, por ejemplo
que las obligaciones se cumplan de manera sucesiva.

 Naturaleza jurídica: es una verdadera y propia excepción de derecho


sustancial.
De esto se desprenden dos corrientes:
ü Como requisito esencial para la acción, ya que no se puede
demandar sin antes cumplir. (Texto que se apoya en la interpretación
literal del art. 1201).
ü La que la considera como una verdadera defensa, que debe
oponerla el demandado, pudiendo el actor guardar silencio sobre su
obligación.
Predomina la consideración del instituto como una excepción sustancial o
de Derecho sustantivo, cuya cualidad propia es la de ser un derecho
contrapuesto al pretendido por el actor, un contraderecho.
El derecho del actor no es negado, queda subsistente, pero se le opone
otro derecho que lo torna total o parcialmente ineficaz.
En cambio la excepción procesal excluye el derecho invocado.
No obstante su índole de excepción sustancial dilatoria, la doctrina y
jurisprudencia nacional admiten que puede ser opuesta por vía
reconvencional, motivando una contrademanda destinada a que el actor haga
efectiva su prestación incumplida.

 Requisitos: para que proceda la excepción es necesario:


1. Que las obligaciones de autor y demandado sean de cumplimiento
simultaneas; no existe simultaneidad cuando la obligación a cargo
del autor está sujeta a un plazo o a una condición suspensiva.
2. Que el incumplimiento del actor revista gravedad; esto nos lleva
a distinguir entre cumplimiento total y parcial; nuestro CC nada
dice de esto respecto al incumplimiento parcial, por lo tanto el
juez debe hacer proceder la excepción en caso de que el
incumplimiento sea grave, no hay reglas para determinar la gravedad,
(el juez debe fundarse en la buena fe, lealtad, buenas costumbres,
usos y costumbres, etc.).
Recordamos que quien demanda el cumplimiento tiene expedita la
acción no obstante no haber cumplido, cuando ofreciese cumplir con
la obligación a su cargo.
3. Que no pueda imputarse incumplimiento al excepcionante, este es
el caso de quien opone la excepción pero el incumplimiento de la
otra parte se ha debido por su culpa.

 Efectos: el que demanda por incumplimiento debe acreditar haber cumplido


con su prestación. Quien opone la exceptio non adimpleti, debe acreditar
exclusivamente la existencia del contrato productor de obligaciones
reciprocas. En caso de que el demandado oponga la excepción por
incumplimiento parcial, la demostración del hecho está a su cargo.
El juez tendrá la opción de:
ü Rechazar la acción, esto no implica que no pueda hacer
valer su derecho en una demanda posterior una vez cumplida su
prestación.
ü Acoger la acción, previo pago de las prestaciones
pendientes a cargo del actor.
La primera es la solución más común en nuestra jurisprudencia.

Sección 3

1- El pacto comisorio: (elemento natural del contrato)

 Noción: el pacto comisorio autoriza a quien ejecuté o estuvo dispuesto a


cumplir las obligaciones a su cargo, a tornar ineficaz el vínculo nacido
del contrato (resolución), a desvincularse de él ante la inejecución del
deudor. La resolución torna ineficaz el vínculo nacido del contrato
(obligaciones) y por ende el contrato mismo. El acreedor, además puede
reclamar daños y perjuicios.

 Fundamento: es innegable que los contratos se hacen para ser cumplidos,


frente al incumplimiento, se puede demandar a la parte incumplidora, para
que lo haga, pero muchas veces, esta acción no brindará al acreedor la
satisfacción de su derecho subjetivo (insolvencia del deudor, ejecución
tardía, etc.) de allí que el derecho le concede la posibilidad de optar
por el cumplimiento o resolución, y siempre con la posibilidad de
adicionar los daños y perjuicios emergentes del incumplimiento. Está
implícito.
La doctrina entiende que el pacto comisorio opera, a menos que las partes
hayan convenido lo contrario, por lo tanto esta institución está implícita
en todos los contratos bilaterales.

 Naturaleza jurídica: se trata de una medida de autodefensa, dirigida, al


igual que la exceptio non adiplenti contractos, a tutelar la condición de
respectiva igualdad o paridad entre las partes, salvaguardando el
equilibrio contractual. La resolución por pacto comisorio no es una
sanción por incumplimiento. Ya que en los casos como el art. 888 (“La
obligación se extingue cuando la prestación que forma la materia de ella,
viene a ser física o legalmente imposible sin culpa del deudor”) no da pie
al reclamo, además opera de pleno derecho.
Según Pita es una ineficacia sobreviviente.

 Ambito de actuación: el art. 1204 dice “en los contratos con prestaciones
recíprocas”, usado como sinónimo de contrato bilateral, es la posición de
la doctrina tradicional. La nueva también atiende a la figura del contrato
bilateral, pero sin dejar de lado el llamado “simalegma funcional” en
donde al lado de la independencia y reciprocidad de las obligaciones se
coloca la conexión e intercambio de ventajas, de prestaciones y
atribuciones que las partes se hacen mutuamente. Por lo tanto reciprocidad
resultaría una figura hibrida de bilateralidad y onerosidad. Esta nueva
concepción permite extender el pacto comisorio implícito a los contratos
reales onerosos (mutuo oneroso, renta vitalicia) que son unilaterales
onerosos.
Una tercer corriente equipara el contrato con prestaciones recíprocas al
contrato oneroso.
Con respecto a los contratos plurilaterales nuestro CC dice que frente al
incumplimiento de uno de los socios, se disolverá, a menos que quieran
continuarlo, pero este socio será excluido (art. 1773)(no funciona).

 Requisitos para su ejercicio: son dos


1. Que quien la invoca haya cumplido u ofrezca cumplir la prestación a
su cargo.

2. Que el incumplimiento sea importante. Este es un nuevo problema, ya


que queda al arbitrio, para determinar que es incumpliendo es
importante o no. Hay dos criterios para juzgar sobre la importancia
o gravedad:
ü Subjetivo: acuerda el derecho a la resolución,
cuando de haber previsto el incumplimiento de la otra parte no
hubiese contratado.
ü Objetivo: consiste en tomar como base el contrato en
cuestión, y juzgar si la interdependencia funcional entre las
prestaciones correlativas se han visto perturbadas por el
incumplimiento hasta el extremo de disminuir el interés del
acreedor. En la interpretación objetiva no se tiene en cuenta
a la imputabilidad moral del deudor. Pero si se tendrá en
cuenta a los fines de indemnización, originada en la
resolución.
No hay incumplimiento cuando el acreedor impidió por su comportamiento el
cumplimiento del deudor, en este caso este debe poner a mora al acreedor.
Tampoco hay incumplimiento computable si el deudor no ha sido puesto en
mora.
En caso de que ambas partes sean culpables de incumplimiento, el juez
apreciará la importancia de las prestaciones insatisfechas de una y otra
parte, para decidir si entre ellas existe un nexo causal y la relación de
proporcionalidad necesaria para hacer lugar o no a la resolución y en su
caso, poner dicha resolución a cargo de uno u otro contratante.

 Especies de pactos comisorios. Expresos e implícitos: el art. 1204 luego


de la reforma de la ley 17711 introduce el pacto comisorio implícito en
los contratos con prestaciones reciprocas, pero además las partes pueden
convenir que frente ha determinado incumplimiento las partes pueden
resolverlo, este debe ser expreso. La importancia de este pacto expreso ha
perdido relevancia por el implícito. Tendrá importancia en los
unilaterales onerosos. Este derecho que surge del expreso no puede ser
ejercido abusivamente, este se limita por la buena fe, moral y buenas
costumbres. El acreedor que opta por la resolución pactada, además tiene
derecho a reclamar daños y perjuicios.
La resolución opera de pleno derecho, desde que se notificó
fehacientemente al incumplidor.
La cláusula resolutoria tácita conduce a la extinción del vínculo
contractual por un doble camino:
1. Por autoridad del acreedor, sobre el procedimiento (plazo (mas de
15 días) o pacto en contrario para el cumplimiento; opera de pleno
derecho). La resolución por autoridad del acreedor requiere la
intimación al cumplimiento y un plazo de 15 días para el mismo,
salvo que el uso o pacto impusiera uno nuevo. El plazo es impuesto
por el acreedor, teniendo en cuenta el tiempo que lleva el
cumplimiento, se comienza a computar desde que se notificó al
deudor, este lo puede impugnar, y ello sería resuelto por el juez.
2. Por sentencia judicial. La demanda por resolución debe expresar
con claridad la voluntad de concluir la relación, pudiendo
promoverse por vía de acción o reconversión. La notificación de la
demande implica la puesta en marcha del derecho del acreedor a la
resolución, sin importar si posteriormente el deudor cumple.

 El jus variandi: es la posibilidad que tiene el acreedor de demandar por


la resolución del contrato, luego de haber hecho la demanda por
incumplimiento, esta dice la doctrina, podrá hacerse hasta que se dicte
sentencia sobre la acción por incumplimiento. Pero si primero demando por
resolución, luego no puede pedir el cumplimiento.

Sección 4

La señal o arras:

 Noción: es la dación o entrega de una cosa mueble, que puede ser dinero o
no, que una de las partes contratantes realiza a favor de la otra u otras,
que tiene como finalidad:
ü Reforzar el cumplimiento, ejerciendo presión o coacción
sobre ambas partes, tanto sobre quien lo da, como sobre quien lo
percibe.
ü Permitir el arrepentimiento de cualquiera de los
contratantes, el retiro unilateral, actuando como indemnización de
daños y perjuicios.
El momento de realizar la seña es el de la celebración del negocio, o
posterior, pero siempre antes del cumplimiento.
Esta figura puede ser incorporada a los contratos bilaterales y
plurilaterales, pero además a los contratos preliminares.

 Especies: confirmatorias y penitenciales: son confirmatorias cuando están


dirigidas a reforzar el cumplimiento, son penitenciales cuando tienen como
fin permitir el arrepentimiento.
Una corriente, la de Pothier, que no fue receptada por nuestro CC dice que
las señas dadas antes de la configuración del acuerdo son penitenciales, y
las realizadas con posterioridad, pero antes del cumplimiento son
confirmatorias.

 Las arras penitenciales en el CC: en el art. 1202 se consagran estas, por


lo tanto pueden arrepentirse las partes y perder el valor de lo que
entrego cuando se arrepiente este, o el valor de lo recibido mas el mismo
importe debe entregar quien lo recibió y se arrepintió, nuestro CC no da
importancia si fueron entregadas antes o después de la celebración del
acuerdo.
El importe de los daños por arrepentimiento queda limitado al importe de
lo entregado para uno y el doble para quien la recibió.
Por lo tanto esto conformaría un pacto de displicencia, que autoriza a
ambas partes ha arrepentirse y privar al contrato de sus efectos.

 Las arras confirmatorias en el Código de Comercio: el art. 475 del Código


de Comercio dice que “Las cantidades que se suelen entregar en concepto de
arras en las ventas, se entiende siempre que han sido por cuenta del
precio y en signo de ratificación del contrato, sin que pueda ninguna de
las partes retractarse, perdiendo el arras”. En la segunda parte dice que
las partes por una cláusula pueden dar carácter de penitencial a las
arras, lo que les permite arrepentirse y dejar de cumplir el contrato.
Por lo tanto la seña excluye toda posibilidad de arrepentimiento, se
computará por cuenta del precio, si fuera de la misma especie; en caso de
arrepentimiento, con respecto a las arras confirmatorias, se podrá
demandar el cumplimiento más daños, o aplicar el pacto comisorio
implícito, y pedir la resolución más daños.

 El arrepentimiento en las arras penitenciales: en principio este no tiene


formalidad alguna, pero es necesario que se haga una manifestación, además
debe ser hechas en un tiempo hábil. Si las partes lo estipularon este será
el tiempo hábil, pero si no, la facultad puede hacerse valer:
ü Hasta la constitución en mora.
ü A falta de mora, y mediando demanda por cumplimiento has
la contestación.
Es obstáculo al arrepentimiento el haber optado por la ejecución de las
prestaciones a su cargo. (Se entiende por ejecución al acto de una de las
partes posterior a la entrega de la seña que inequívocamente demuestre la
voluntad de llevar adelante el contrato).

 La cláusula “como seña y a cuenta de precio”: literalmente y jurídicamente


es una contradicción al principio de el arras penitencial, ya que si es a
cuenta de precio, se estaría ejecutando el contrato, por lo que se vedaría
la posibilidad de arrepentirse, por lo tanto la jurisprudencia,
entendiendo el uso erróneo que se le ha dado, la ha aceptado, u le ha dado
una doble función, primero hasta la ejecución vale como arras, (como pacto
de displicencia) en cuyo caso se pierde o doblada para la otra parte; pero
luego de ejecutarse vale como parte de pago, a cuenta de la prestación
debida.

Sección 5

1- Responsabilidad por evicción y vicios redhibitorios. Saneamiento: todo


enajenante es responsable, cuando la enajenación es a título oneroso, frente al
adquirente, de las consecuencias dañosas emergentes de la evicción y de los
vicios redhibitorios.
Tanto los vicios redhibitorios como la evicción se fundan en una causa (vicio)
anterior o contemporánea a la negociación misma. El vicio desencadena la
responsabilidad del enajenante. La razón de la responsabilidad es la falta de
legitimidad en el contrato, por la existencia de un vicio en el derecho
(evicción) o en la materialidad de la cosa (vicios redhibitorios).
Esta es una responsabilidad objetiva. La culpa o el dolo solo tendrán como
consecuencia agravar el daño resarcible.
Por evicción se entiende la turbación o privación que sufre el adquirente en
todo o en parte del derecho trasmitido a título oneroso.
Por vicio redhibitorio el defecto grave u oculto que se encuentra en la
materialidad de la cosa adquirida a título oneroso.
Saneamiento, tiene diversos significados jurídicos, el mas importante es el de
acción y efecto de sanear un derecho viciado o un objeto viciado.

2- Evicción. Concepto y campo de aplicación: una noción moderna denomina


evicción a cualquier turbación, privación o pérdida que sufra el adquirente en
el derecho transmitido.
Funciona en todos los contratos traslativos a título oneroso; incluso en la
donación gratuita cuando es de mala fe (el donante sabía que el bien era ajeno).
Velez la ubicó dentro de los contratos en particular, los anteproyectos lo
ubican dentro de las obligaciones o en los contratos onerosos.

 Modificaciones a la responsabilidad por evicción: la responsabilidad por


evicción, nacida de la falta de legitimidad en el derecho transmitido, sea
un derecho creditorio, real o intelectual, por la inexistencia total o
parcial de dicho derecho o bien por la existencia en menor medida, con
restricciones o cargas que lo limitan. En nuestro CC es expuesto como una
teoría general y luego se legisla en particular con distintas figuras
contractuales.
Por ser una responsabilidad que no compromete el orden público puede ser
excluida, disminuida o aumentada, por acuerdo de las partes. En caso de
que las partes nada digan tiene lugar, por ser un efecto natural de los
contratos onerosos.
ü Excluidas: dice el art. 2100 “la exclusión o renuncia de
cualquier responsabilidad no exime de la responsabilidad por
evicción y el vencido tendrá derecho a repetir el precio que pagó al
enajenante, aunque no los daños e intereses”. Pero a continuación el
CC menciona tres hipótesis distintas:
1. Si el enajenante expresamente excluyó su responsabilidad de
restituir el precio, o si el adquirente renuncia expresamente
a repetirlo.
2. Si la enajenación fuera a riesgo del adquirente. Acá se
configura un contrato aleatorio, y no tendrá lugar la evicción
cuando el alea recae, por acuerdo de las partes, en la
existencia, plenitud o ejercicio (legitimidad) del derecho
adquirido.
3. El conocimiento del adquirente sobre el peligro que
sucediese la evicción.

ü Restrictivas: tienden por lo común a excluir la


responsabilidad en ciertos casos concretos o limitan el importe del
resarcimiento.
ü Extensivas: extienden la obligación que nace de la
responsabilidad por evicción; podría ser aquella que fija
anticipadamente el importe de los daños y perjuicios.

 Requisitos para el funcionamiento de la responsabilidad: la evicción es


concebible en los actos de transmisión de un derecho (art. 2089). No así
donde se reconocen o declaran derechos que fueron ignorados por el
legislador.
Es preciso que el adquirente haya recibido un derecho del enajenante a
título oneroso. Requisitos para que funcione:
1. Privación o turbación de un derecho: este puede ser real,
creditorio o intelectual. Este puede originarse en la carencia total
o parcial del derecho que se dijo transmitir; en consecuencia el
derecho no fue transmitido o lo fue de manera menos plena.
Puede ocurrir no obstante tratarse de una turbación de derecho, no
engendra responsabilidad civil cuando:
ü Proceda de la ley (supuesto de tener que dar paso a
una heredad encerrada).
ü Fuere establecida de una manera aparente por el
hecho del hombre (art. 2091). En caso de que un tercero
utilice el bien, pero no perturbe el derecho, en tal caso el
propietario debe apoyarse en la ley y expulsarlo, no
evicción).
2. Causa anterior o contemporánea: si la causa no existía desde el
tiempo del contrato, siendo posterior a él, ninguna responsabilidad
puede imputársele al enajenante, quien transmitió el derecho sin
vicio alguno.
Pero el art. 2095 ha dividido a la doctrina y dice “cuando el
derecho que ha causado la evicción es adquirido posteriormente a la
transmisión de la cosa, pero cuyo origen era anterior, los jueces
están autorizados para apreciar todas las circunstancias y resolver
la cuestión. Por lo visto nuestro CC toma una decisión intermedia al
respecto (de acuerdo con las circunstancias del caso).
3. Sentencia judicial: para que sea factible la acción por evicción
es necesario que el derecho sea privado o turbado por una sentencia
judicial, que se ha acogido a la pretensión de un tercero
reclamante. Para Josserand también habrá evicción cuando el
adquirente para poder conservar el derecho debe consentir un
sacrificio suplementario, sin necesidad de derrota judicial. Ej. el
adquirente compró nuevamente el derecho al tercero que lo pretendía,
en este caso debe reclamar al primer vendedor, podrá debatir un
juicio con este sobre la legitimidad del derecho transmitido. Otro
ejemplo es el pago de hipoteca para evitar las acciones de un
tercero sobre el bien.
Por otro lado el simple temor de evicción, por fundado que sea, no
obliga al enajenante, el único derecho del adquirente será el de
suspender el cumplimiento de las contraprestaciones a su cargo (art.
1425).

 Entre quienes existe la responsabilidad: hay lugar a la acción entre el


enajenante, con sus sucesores universales, y frente está el adquirente,
con sus sucesores (universales y particulares), estos sucesores
particulares, según el art. 2096 tienen que ser a titulo oneroso, pero
sucede que cuando se transmite un derecho (como en la donación)se trasmite
con sus accesorios, por lo tanto este podrá accionar contra el antecesor
de su antecesor, es decir el primer enajenante, no así contra el donante.

 Obligaciones del enajenante:


1. No turbar al adquirente: obligación negativa (abstenerse). La
excepción de evicción, es la que tiene el adquirente frente al
intento de perturbar su derecho por parte del enajenante, esta
excepción de garantía alcanza también a sus herederos. Esto surge
del art. 2107, que dice que puede demandarse y oponerse por evicción
a los herederos del enajenante; y el art. 2108 dice que el
enajenante debe salir en defensa de su adquirente frente al ataque
de un tercero sobre el derecho adquirido. Por lo tanto sería
inadmisible que lo deba defender pero lo pueda atacar.
2. Defensa en juicio. Citación de evicción: obligación positiva. Si
el adquirente es demandado, por un tercero con un supuesto mejor
derecho, el adquirente tiene que llamar en causa al enajenante, caso
contrario las consecuencias caería sobre el. El enajenante citado
por evicción puede comparecer o no. Si no lo hace el juicio
proseguirá frente al adquirente. Las consecuencias de la sentencia
alcanzarán al citado, sin perjuicio de establecer su responsabilidad
en el juicio que corresponda, si el enajenante se presenta luego,
podrá retomar la causa en el estado en que se encuentre.
Si el citado compareciere podrá asumir dos posiciones:

I. Tomar el rol de parte, ya sea como


litisconsorte, ya sea de manera excluyente asumiendo la defensa
exclusiva.

II. Permanecer como tercero, limitándose a


controlar la marcha del proceso.

3. Indemnizar los gastos y perjuicios: obligación positiva. Será la


obligación que resulte de la evicción consumada. Esta obligación
varía según la evicción sea total o parcial (art. 2093).
El adquirente vencido en juicio tendrá derecho a indemnización por
los daños sufridos, y además a la repetición de lo invertido en el
juicio. En caso de ganar el juicio no tendrá derecho alguno contra
el enajenante.

 Cesación de la responsabilidad. Diversas causas: el CC enumera, en los


arts. 2110 a 2113 las causas de cesación de la responsabilidad del
enajenante; todas se fundan en la culpa del adquirente.
Art. 2110 “Si el adquirente no cumple con su obligación de citar al
enajenante y luego es vencido en juicio, cesa la responsabilidad, o lo
cita fuera de termino”. Este art. no se aplicará si prueba que era inútil,
para el juicio citar al enajenante.
Art. 2111 “Si el adquirente continúa en la defensa del pleito y por dolo o
negligencia dejo de oponer las defensas convenientes”.
Art. 2112 “Si no apeló la sentencia de primer instancia o no prosiguió la
apelación”. Excepto que pruebe la inutilidad de apelar.
Art. 2113 “Cuando el adquirente, sin consentimiento del enajenante,
comprometiese el negocio en árbitros y estos leudasen contra el derecho
adquirido”.

3- Vicios redhibitorios. Concepto (art. 2164): son vicios redhibitorios los


defectos ocultos en la cosa, cuyo dominio, uso o goce se trasmitió por título
oneroso, existentes al tiempo de la adquisición, que la hagan impropia para su
destino, si de tal modo disminuyen el uso de ella que al haberlos conocido el
adquirente, no la habría adquirido, o habría dado menos por ella.
Son Requisitos:
ü Que se trate de un defecto oculto.
ü Que sea grave.
ü Que fuera existente al tiempo de la adquisición.

 Campo de aplicación: al igual que la garantía por evicción funciona la


responsabilidad por vicios redhibitorios en los contratos onerosos, sea
que tengan por objeto transmitir el dominio o simplemente el uso y goce de
la cosa. No comprende a los gratuitos.
En cuanto a la disminución de precio solo es factible cuando las partes
son comprador y vendedor. Pero el art. 1525 sobre la locación de cosas
autoriza al locatario a solicitar la disminución en el precio por vicios o
defectos graves de la cosa arrendada, que impiden el uso de ella (la
disminución del precio o la rescisión del contrato).

 Modificaciones a la responsabilidad: en principio debemos afirmar que


constituye una responsabilidad objetiva, que obliga al enajenante a
restituir las cosas a su estado primitivo, sea o no de mala fe.
Dice el art. 2176 “Si el vendedor conocía o debía conocer, por razón de su
oficio o arte, los vicios o defectos ocultos de la cosa y no los manifestó
al adquirente, responde además por los daños y perjuicios ocasionados si
optare por la resolución del contrato”.
Por su parte si el adquirente conocía los vicios o debía conocerlos por su
profesión o arte u oficio, libra al enajenante de toda responsabilidad.
Mas allá de esto las partes pueden ampliar, restringir o renunciar su
responsabilidad por los vicios redhibitorios (art. 2166). Esto no libera
si el enajenante actuó de mala fe.
Por el acuerdo de las partes se pueden crear responsabilidad para los
denominados vicios redhibitorios convencionales, que son aquellos que no
consisten en verdaderos vicios, esta garantía tiene lugar cuando el
enajenante afirmó que la cosa estaba exenta de defectos o que tenía cierta
calidad. (Ej. es el defecto de calidad, no es un vicio redhibitorio en si,
pero convencionalmente puede asumirlo).

 Requisitos:
1. Que se trate de un defecto oculto: es oculto cuando no existe
posibilidad de descubrirlo sin ensayo o prueba de la cosa, o bien
solo puede ser advertido por expertos o propietarios diligentes.
Son defectos ocultos, la falta de poder germinativo de una semilla,
las vigas carcomidas de una construcción, los caños interiores
picados, pero no lo son aquellos que pueden ser reconocidos por una
asistencia técnica, por falta de conocimiento.
Esto se desprende del art. 1198, que exige el comportamiento
diligente.

2. Que sea grave: es grave cuando el vicio hace a la cosa impropia para
su destino o importa una disminución en el uso de ella, que de
haberlos conocido el adquirente no la habría adquirido o hubiera
dado menos por ella (art. 2164).

3. Existente al tiempo de la adquisición: el vicio debe existir al


momento de la adquisición (art. 2164). Excepcionalmente, en la
locación de cosas, son vicios redhibitorios los sobrevinientes en el
curso de la locación: (Ej. volverse la casa oscura por
construcciones vecinas).
Incumbe al adquirente demostrar que el vicio existía al tiempo de la
adquisición.

 Efectos de los vicios redhibitorios: los vicios originan dos acciones:


1. La redhibitoria: que priva al contrato de sus efectos al provocar
la rescisión.
2. La quanti minoris: para la compraventa, que consiste en reducir
el precio, de conformidad con el art. 2175 (“El comprador puede
intentar cualquiera, pero una excluye a la otra”).
En principio la acción redhibitoria y la quanti minoris no apareja la
reparación de daños. Solo es posible si demuestran la mala fe del
enajenante.
Bolilla 19

Sección 1

1- El cuasicontrato. Antecedentes: en principio Gayo solo admitía como fuente de


obligaciones a los contratos y a los delitos. Luego Justiniano en un principio
hace una clasificación tripartita de las fuentes, agregando a las anteriores las
obligaciones que nacen de varias figuras jurídicas, luego el mismo Justiniano en
el Digesto e Institutas, enumera cuatro fuentes, el contrato, el delito y
aquellas en cuya virtud los deudores parecen estar obligados como por un
contrato (cuasicontrato) o como por un delito (cuasidelito).

2- Su noción: es muy difícil llegar a una definición, ya que sus elementos


pueden variar muchísimo, por lo que es más factible definirlo negativamente.
Para unos es “un hecho lícito que nos obliga en virtud de un consentimiento
tácito o presumido”.
Para Pothier “se llama cuasicontrato al hecho de una persona, permitido por la
ley, que hace nacer obligaciones sin que en ello intervenga convención alguna”.
Otros los definen como “un hecho producido en circunstancias tales que hubiera
podido ser materia de un contrato, si en esas mismas circunstancias el
consentimiento fuera posible; de no haber mediado la ausencia en la gestión de
negocio; el defecto de inteligencia en la tutela; o el error de una de las parte
en el pago indebido”.
Se ha llegado a la siguiente definición, pero siempre negativamente “En los
cuasicontrato la obligación se origina fuera del consentimiento y al margen de
una culpa del deudor”.

3- Críticas a la figura: para la mayoría debe desaparecer del vocabulario


jurídico, ya que es una figura carente de sentido, no es factible que sea casi
un contrato cuando no tiene uno de sus elementos esenciales (consentimiento).
Los Cod. modernos ya no lo nombran, reagrupan las figuras romanas bajo “las
restantes fuentes de obligaciones”.

4- Situación en el Derecho Argentino: el CC apartándose del Francés, no definió


la figura en estudio, ni se ocupó de ella; se limitó a regular dos figuras
cuasicontractuales clásicas, la gestión del negocio ajeno (arts. 2288 a 2305) y
el empleo útil (arts. 2306 a 2310) ubicándolo luego de los contratos típicos.
Para alguna doctrina estas figuras están fundadas en el enriquecimiento sin
causa.

Sección 2

1- La gestión de negocios ajenos. Concepto: habrá gestión de negocio ajeno


cuando una persona se encargue voluntariamente de conducir o llevar adelante un
asunto ajeno, sin estar a ello obligada por ley o contrato, ni autorizada al
efecto.
El gestor es libre de intervenir o no. El gestor asume la paternidad del
contenido del negocio jurídico y moldea su total configuración según su propia
apreciación acerca de se conveniencia.
Esta conducción del negocio está limitada por:
1. La utilidad inicial.
2. la continuación hasta concluirlo.
3. la prudencia y diligencias exigidas en su actuar.

2- Origen Romano: nació como la tutela de lo ausentes citados a juicio, que


podía ser asumida su representación ante el juez por cualquier amigo o pariente.
Lo que era relevante era la imposibilidad del interesado, que para evitar un mal
inminente el derecho autorizaba la gestión de un tercero.

3- Fundamentación: el instituto es intermedio entre dos cuestiones:

1. No permite la intervención ajena en nuestro patrimonio.


2. Lo que justifica la intromisión esta fundado en solidaridad, para evitar
un daño
Esta institución permite al tercero intervenir, pero también al administrado le
es permitido reaccionar frente a intervenciones superfluas o culposas.

4- Naturaleza Jurídica: descartada la posibilidad de considerarla cuasicontrato


a esta fuente de obligaciones.
El art. 2289 “Para que haya gestión de negocio es necesario que el agente se
proponga hacer un negocio de otro y obligarlo eventualmente”.
Objetivamente: es necesario el negocio ajeno.
Subjetivamente: intensión de obligarlo, intensión de hacer un negocio ajeno.
El gestor de negocio ajeno queda comprometido personalmente por los contratos
que realiza con terceros, aún si los hace a nombre del dueño del negocio, si
este no ha ratificado la gestión.
Hay discusión doctrinaria sobre que actos puede realizar el gestor (de
administración / de disposición). Nuestro CC solo admite de administración.
Por lo tanto en ocasiones la gestión consistirá en el cumplimiento de hechos
materiales, en otras será un acto jurídico (contratos con terceros).

5- Presupuestos:

 El gestor debe ser capaz (las obligaciones que emergen de la obligación


resultarán de un hecho voluntario del gestor). El gestor por lo común
actúa en su propio nombre, quedando personalmente obligado.

 El dueño no se debe oponer a la intervención del gestor. Solo es factible


en este caso si el gestor tiene un interés legítimo. También si el dueño
se enriquece por la acción de este, esto le da derecho a repetir.

 Es preciso que el negocio exista, no sea creado por el gestor.


 La ausencia del dueño del negocio (también se refiere a la imposibilidad
de llevarlo delante).

6- Requisitos de la gestión:

1. Dar aviso al dueño.


2. Utilidad de la gestión.
3. Continuar y acabar el negocio. El abandono de la gestión responsabiliza al
gestor por los daños producidos, inclusive debe continuarlo por más que
muera el dueño.

7- Efectos:

 Obligaciones del gestor: son actuar con diligencia y prudencia, rendir


cuentas al dueño del negocio al final de su intervención.

 Obligaciones del dueño del negocio: tiene que rembolsar al gestor todos
los gastos necesarios y útiles, más intereses y librarlo o indemnizarlo
por las obligaciones contraidas con terceros.

8- Conclusión de la gestión: la gestión puede concluir de manera:

 Normal: al acabar el negocio.


 Anormal: cuando el dueño se hace cargo de sus asuntos, estando presente,
recuperada su capacidad de administrar o superado el impedimento que
obstaba a su actuación.

Sección 3

1- Enriquecimiento sin causa: hay discusión sobre esta figura, para algunos es
una figura que encierra una idea social, al atenuar injusticias, sin inclinarse
ante el hecho consumado y una idea moral al condenar la causa ilícita o
insuficientemente justificada.
Para otros es denominada como el cancer del derecho, se teme que destruya los
principios fundamentales del derecho. “Cuando alguien, sin causa jurídica, se
enriqueciere injustamente, con detrimento de otro, deberá en la medida de su
beneficio restituirle el valor en que le hubiere empobrecido”.

2- Fuente de obligaciones. Diferencia con las restantes fuentes: en el derecho


moderno tiene ganado un sitio entre las fuentes obligacionales. Aquel a quien el
desplazamiento patrimonial ha favorecido (el enriquecido) debe restituir el
valor de ese provecho a la victima (el empobrecido) que se convierte así en
acreedor.
El hecho determinante puede ser voluntario o involuntario, provenir del
empobrecido, de un tercero o de la naturaleza.
Por lo tanto la acción in ren verso requiere para prosperar un provecho final, a
diferencia de la gestión que requiere una utilidad inicial.

3- Presencia en el CC: el CC no concibió la figura como un principio general,


pero si, a semejanza del Derecho Romano, se limitó a efectuar aplicaciones
particulares de la misma.
Su ámbito se halla en la zona extranegocial, pero la discusión se plantea con el
pago indebido, que para la mayoría acuerda una acción de restitución derivada
del enriquecimiento sin causa; para otro sector, el pago indebido se corrige con
el sistema de las nulidades, ya que en el estaría viciada la causa.

4- Presupuestos:
1. Ausencia de toda otra acción: nacida de la ley, contrato, acto ilícito,
gestión de negocio, voluntad unilateral o ejercicio abusivo de un derecho.

2. Falta de título convencional o legal: que legitime el enriquecimiento.

5- Requisitos:

1. Un hecho determinante de un desplazamiento patrimonial (enriquecimiento


por un lado y empobrecimiento por otro).

2. Que apareja enriquecimiento por un lado (todo provecho o beneficio que una
persona recibe, sea moral o patrimonial, directo o indirecto, se trate de
aumento de activo o disminución de pasivo).

3. Que trae aparejado empobrecimiento por otro lado.

6- Subsistencia del enriquecimiento al tiempo de la demanda: es necesario.

7- Mala fe en el enriquecimiento: en este caso, la regla anterior no se aplica,


pero además incurre en mora desde que conoció la situación, la mala fe debe ser
probada por el empobrecido.

8- Buena fe en el empobrecido: es necesario que no haya culpa del empobrecido.


No es factible la acción in ren verso para corregir las consecuencias de la
propia torpeza.

9- Límites de la acción de restitución: la obligación del enriquecido no puede


superar el beneficio, y el límite a la acción del empobrecido es determinada por
la suma total o hasta el valor del beneficio del otro.
Esta deuda es en dinero, salvo que sea posible restituir las cosas a su estado
original.

10 – Empleo útil: regulado en el CC (art. 2306 a 2310), después de los


contratos. Art. 2306 “Cuando alguno sin ser gestor de negocio, ni mandatario
hiciese gastos en utilidad de otra persona, puede demandarlos a aquellos en cuya
utilidad se convirtieron”. El art. 2309 dice que los gastos también se reputan
útiles cuando aumentan “el precio de cualquier cosa de otro, o de que le resultó
una ventaja, o mejora en sus bienes”.
La doctrina y jurisprudencia opina que este es una de las aplicaciones legales
del enriquecimiento sin causa.
José Boaglio

You might also like