El origen del método se encuentra en la lógica, el análisis geométrico y el álgebra;
el defecto de la lógica de Aristóteles es su incapacidad de invención. Descartes busca reglas fijas para descubrir verdades.
Encontramos que el primer momento del método es el análisis, donde teniendo el
planteamiento de un problema su es considerable dividirlo en tantas partes hasta que nos encontremos con los elementos de éste. Para utilizar el análisis se parte de la duda metódica, la cuál es un procedimiento dialéctico de investigación que nos sirve para hacer desprender la primera verdad evidente.
La facultad de juzgar y distinguir lo verdadero lo llamamos buen sentido o razón,
que es naturalmente igual en todos los hombres.
La costumbre y el ejemplo nos persuaden más que un conocimiento cierto.
La multitud de leyes sirve muy a menudo de disculpa de los vicios, siendo un
Estado mejor regido cuando hay pocas, pero estrictamente observadas (haciendo referencia a que las cosas por lo general se encuentran mejor hechas cuando las realiza una sola persona), así también, en lugar del gran número de preceptos que encierra la lógica, creí que me bastarían los cuatro siguientes:
- No admitir como verdadera cosa alguna, como no supiese con evidencia
que lo es; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mí espíritu, que no hubiese ocasión de ponerlo en duda. - Dividir cada una de las dificultades, que examinare, en cuantas partes fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución. - Conducir ordenadamente mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, hasta el conocimiento de los más compuesto, incluso suponiendo un orden entre los que no preceden naturalmente. - Hacer en todo unos recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que llegase a estar seguro de no omitir nada.
Se establece la duda metódica para poder llegar a la verdad, pero el explica en la
tercera parte que mientras se dedica a dudar de todo por lo que tuvo que arreglarse una moral provisional que rija su vida, que consistía en tres máximas:
- Seguir las leyes y las costumbres de mi país. Porque habiendo comenzado
ya a no contar para nada con las mías propias, puesto que pensaba someterlas todas a un nuevo examen, era mejor seguir las de los más sensatos. - La segunda fue la de ser en mis acciones lo más firme y resuelto que pudiera y seguir tan constante en las más dudosas opiniones. Muchas veces las acciones de la vida no admiten demora, es verdad muy cierta que si no está en nuestro poder el discernir las mejores opiniones, debemos seguir las más probables. - Procurar siempre vencerme a mí mismo antes que a la fortuna, y alterar mis deseos antes que el orden del mundo, y generalmente acostumbrarme a creer que nada hay esté enteramente en nuestro poder sino nuestros pensamientos.
El primer principio de la filosofía es “yo pienso, luego soy”, ya que queriendo
pensar que todo es falso, era necesario que yo pensaba, fuese alguna cosa; y observando ésta verdad, por el cuál se establece la existencia de Dios.
El segundo argumento parte de nuestra propia imperfección, puesto que, si
nosotros que conocemos lo que es perfecto , nos hubiésemos creado a nosotros mismos como seres perfectos. Por lo tanto se requiere un creador de nuestro se, que tiene en sí esas perfecciones, Dios, del cual todo depende y sin el cual nada podría existir.
La razón no nos dice que lo que así vemos o imaginamos sea verdadero; pero nos dice que todas nuestras ideas o nociones deben tener algún fundamento de verdad.
Lo que logra Rene Descartes con su Discurso del Método es la creación de un
nuevo método que uniría todo el saber. Mediante un método de investigación que reunía las ventajas de varias ciencias tales como las del análisis geométrico y del álgebra, pero sin sus defectos que es lo complejo que pueden llegar a hacer. El Discurso nos describe la vida que llevo su autor para lograr descubrir. En la segunda parte de El Discurso donde menciona que es difícil tener una razón como cierta ya que debido a que se tiene influencia según las creencias a las que nos han educado, por lo que es necesario deshacerse de esa “programación” para empezar a buscar nuestras propias razones.