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Johan Sebastian Betancourt

Teorías Modernas
Profesor: Fernando Urrea

Wright Mills, La Imaginación sociológica.


Capítulo 1 La promesa
Mills da inicio a su capítulo mencionando cuan confusa e incomprensible se hace la vida
de los hombres en la actualidad en la medida en que esas incomprensiones se presentan
como dificultades para un desarrollo “pleno” de su vida y para los cuales no existen
soluciones sino sola y únicamente en el ámbito personal, desconociendo así el trasfondo de
y los diferentes factores que componen la realidad. “No poseen la cualidad mental esencial
para percibir la interrelación del hombre y la sociedad, de la biografía y de la historia, del
yo y del mundo” pp. 23. Una perspectiva similar a la de Durkheim en donde el individuo
poco o nada tiene la capacidad para ejercer cambios en la estructura social. No se trata de
aceptar o no esta posición, Mills pretende más allá de que los individuos cambien la
estructura social, que sean conscientes de ella de los factores que confluyen en ella.
La imaginación sociológica, en una sociedad sobrepasada por la historia misma y que le
plantea tanta dificultad comprensiva a los hombres, le permitirá comprender su posición
histórica y social en medio de la muchedumbre o, en términos marxistas, sobreponerse a la
ideología y crear una consciencia de la clase. Podría decirse que en estos términos Mills es
un revolucionario si se diera lo que le “pide” a los individuos en cuanto a comprender la
sociedad; quizá las instituciones dominantes históricamente como la iglesia o el estado
“serian” puestas en tela de juicio, aunque es solo especular, como Mills dice “No
conocemos los límites de la capacidad humana (…)” pp. 25.
No es solo conocer la historia y la biografía, dice Mills, es comprender la relación que
existe entre ellas. La imaginación sociológica permite realizar un tipo de inquietudes que
para el hombre de a pie o “normal” se quedan en la simple incomprensión y en la
justificación naturalizada del “porque si”.
Mills recurre a una serie de ejemplos para exponer la diferencia, entre la relación
existente entre inquietudes “personales” y problemas sociales, que comúnmente no son
diferenciadas y que la imaginación sociológica permitiría comprender mejor. Expondré un
ejemplo que a mi parecer complementaria un poco de cara a lo que creo sería una dificultad
para alcanzar esa imaginación sociológica. La educación o mejor el Acceso a la educación
es una inquietud en cuanto a quienes no tienen como acceder a ella, es decir, en la
particularización de un problema que puede entenderse en un marco mucho más amplio
cuando se da respuesta a solo no tener recursos para acceder a ella, como la
mercantilización de la educación, la situación económica de un país en un mundo
globalizado y dominado por el capital y la especulación financiera, el desempleo, o la
historia una nación, entre otra cuantas que afectan. Podemos hablar de problemas para
acceder a la educación en un país como Colombia con alrededor de 46 millones de
habitantes en donde su cobertura no alcanza el 50%. ¿Todo se mueve en el ámbito
económico? No, pero resulta fundamental comprender ese aspecto y su historia. Es la
imaginación sociológica quien nos ayudara en ese proceso comprensivo revolucionario.
Lo que sucede en la sociedad responde a lo que la estructura misma con el paso de la
historia ha hecho que los individuos mismos se acomoden a las circunstancias. Para lo cual
Mills recurre a explicar por medio del malestar y la indiferencia que se despierta en unos
individuos y no en otros que nuevamente se explica con base en la estructura y la biografía
de los individuos. Todos los individuos no presentan las mismas circunstancias en sus vidas
puesto que la historia se ha encargado de generar infinitamente procesos de diferenciación
al punto de la necesidad de pensarse, según Mills, si puede existir algo llamado vida
personal. La promesa consiste pues en permitirle conocer la realidad utilizando la
imaginación sociológica a los individuos, denominándola, según Mills, como la cualidad
mental más necesaria.
En este punto Mills empieza a hablar de la ciencia como el elemento por excelencia
utilizado por el hombre a lo largo de la historia para conocer un mundo aún desconocido
por él. Lastimosamente se convierte en un elemento que puede servir cualquier tipo de
intereses puesto que no tiene intrínsecamente un deber ser, donde precisamente esos
procesos de diferenciación en el interior de la sociedad son los que lo permiten y sustentan
el uso indiscriminado de la ciencia. Lo que pretende con el libro, dice Mills, es redefinir el
significado de las ciencias sociales como a lo largo de la historia lo han hecho los “padres”
de la ciencia social y que los científicos actuales parecen “comprender” mas no tienen
intención alguna en trabajar por coadyuvar a esa promesa que otorga la imaginación
sociológica.
“Unos estudian estrictamente ambientes en pequeña escala con la esperanza de
armar después con esas piezas concepciones de estructuras mayores; otros
examinan las estructuras sociales en que tratan de “situar” muchos medios
pequeños. Unos olvidando por completo los estudios comparativos, estudian solo
una pequeña comunidad en una sociedad y en un tiempo; otros trabajan
directamente y de un modo plenamente comparativo las estructuras sociales de las
naciones del mundo. (…)” pp. 40.
Aquí Mills nos habla de una especie de tarea que los investigadores sociales tienen y que
han olvidado casi en su totalidad. No creo que sea posible germinar la semilla de la
imaginación sociológica en la vida de los individuos “normales”, es decir, a diferencia de
los científicos sociales. Mills plantea esa cualidad mental como fundamental en los
individuos para una comprensión de su vida de acuerdo con la historia aunque esa mirada
atrás se torna turbia si es que aparece en algún momento en sus vidas. Lo que quiero decir
es que la vida tiende a normalizar todo, a consumir la vida de los individuos sin que estos
mismos se den cuenta de ello; pero no es la “vida” tal como suena y como todos la ven en
su imaginario, es una estructura social, es el sistema capitalista. La ideología que en todos
y cada uno de los individuos ha decidido implantarse de forma casi perpetua. El que la
imaginación sociológica sea una tarea de los científicos sociales no cambia en nada
absolutamente la realidad social o ayuda a los individuos “normales” a entenderla, a no ser
el caso de dirigir dichas investigación de la mano de un ideal revolucionario. Antes,
considero yo, sin el ánimo de desprestigiar la labor científica desarrollada, considerarla solo
como eso, salvo cierta cantidad de excepciones que no pienso nombrar aquí, solo
conocimiento científico que por supuesto puede ser utilizado para tales fines pero por el
contrario se ha hundido en un mar de mezclas y confusiones al punto de ser inentendible
para la sociedad. En otras palabras, y creo que gracias a la misma dificultad que la
estructura social genera sobre la vida individual y colectiva, el fruto de esa imaginación
sociológica se ha perdido en la historia y en los beneficios que entrega la producción
científica en una sociedad dominada por el capital. Por tanto, creo yo, no es suficiente la
imaginación sociológica para comprender la realidad histórica y social por parte de los
científicos. Es necesario entonces llevar esa posibilidad a toda la sociedad por imposible
que parezca.

Theodor W Adorno y Max Horkheimer, La dialéctica del iluminismo.


Este texto resulta a mi parecer demasiado complejo para la temática que desea tratar de
manera que hablare del texto de la manera más práctica y sencilla posible sin pretender
ahondar en sus planteamientos para concluir con una opinión al respecto.
Los planteamientos de Weber sobre la ciencia y su deber ser pueden ser retomados aquí.
Lastimosamente la ciencia no tiene esa cualidad, no tiene una serie de objetivos que
cumplir respecto a la sociedad, esta está al servicio del poder y condenada con el paso del
tiempo a continuar con su servicio al poder.
¿Dónde quedaron los ideales del iluminismo que buscaban la luz de la inteligencia sin
los mantos que impedían una visión clara de la realidad? Bueno, del medioevo a la
actualidad no hay mucha diferencia en términos ideológicos en cuanto a la ciencia al
servicio del poder y la dominación. Todo se resume en esa incapacidad para ver nuestra
realidad de la mano de la historia pero no por parte de los científicos sino del pueblo en
general que queda resumido a simples objetos de estudio como ratones de experimento. A
quien en la historia se le puede reclamar el hecho de estar como estamos en guerra,
mentiras, política, religión, individualismo, a nadie en particular porque de alguna manera u
otra todos son culpables. Los individuos y las sociedades perpetúan el sistema en el que se
encuentran porque sencillamente no es fácil decirle no al sistema y si al olvido de la historia
misma. La realidad queda entonces subsumida así a la subjetividad de cada quien, donde
hay un solo patrón como modelo de vida ejemplar en pro de la carrera por el poder y el
prestigio donde no importa nada más y donde queda el olvido se convierte en la
herramienta fundamental para alcanzar dicho objetivo.
Buscábamos en la ciencia cierta emancipación, pero es tan cómodo no estar emancipado
mucho menos hacer algo para lograrlo. La obra de Adorno y Horkheimer goza de cierto
negativismo producto de la instrumentalización inconsciente de la ciencia cuando deja de
buscar esos ideales críticos con los cuales nació para convertirse en un instrumento al
servicio de la realidad. ¿Ahora cuál es la esperanza del hombre olvidada la ciencia? No en
términos tan estrictos, puesto que no se puede echar a la basura y condenar toda la
producción científica a la superfluidad. Decía un profesor a manera de crítica que el
accionar el movimiento estudiantil, basándose en la futura politización de sus integrantes
era débil e inconstante, decía: espere a que se gradúen… y triste pero efectivamente es así,
la familia, la salud, el bienestar y el “progreso” aunque van de la mano de la revolución,
priman en la vida individualizada. El sistema apaga la luz del iluminismo o pasa a utilizarla
a su favor mientras los individuos inconscientes siguen su vida particularizada, es decir,
como dice Adorno y Horkheimer, firma su propia sentencia.
El texto trata pues ese proceso histórico olvidado y perpetuó de la modernidad y el
sacrificio de la ciencia “el iluminismo” por los hombres mismos describiendo los diferentes
momentos cruciales en la historia para iluminar la realidad e intentar comprender en cierta
medida el detrimento actual de la sociedad y la ciencia misma.

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