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El espectáculo televisivo
UN ESPECTACULO DESCORPOREIZADO
La asombrosa capacidad de la TV para colmar la mirada del espectador tiene por
contrapartida la descorporizacion del espectáculo y, por tanto, descansa en una
estructural sobresignificacion de esa carencia.
La mirada solo encuentra unas huellas luminosas del cuerpo. El instante del suceso
irrepetible en que un cuerpo se encontrará con una mirada carece ya de sentido.
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Jesús González Requena
Por lo que respecta a la función referencial, ésta encuentra su lugar en el interior de cada
programa, lo que dota la programación de un panorama referencial que se pretende
totalizador del conjunto de la realidad y la experiencia humana.
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Jesús González Requena
Mientras que la función expresiva y conativa presupone una fuerte riqueza informativa
sobre la figura que dice hablar, la función fatica es la de contenido informativo mas
pobre: su código es el mas simple (sí/no, me oyes/no me oyes). La preeminencia de esta
función conduce a una insistencia redundante en la afirmación del contacto establecido.
Mientras la intensificación de las marcas del enunciador perfila la figura que dice tomar
la palabra; mientras la intensificación de las marcas del enunciatario perfila la figura de
aquel al que la palabra tomada pretende dirigirse; mientras la intensificación de las
marcas de ambos construyen los perfiles diferenciales de dos sujetos en una relación, la
intensificación de las marcas del enunciador y enunciatario sometidas a la preeminencia
de la función fatica tiende necesariamente a borrar todo perfil diferencial informando
tan solo de un contacto insistente como ámbito de dos sujetos fusionados en su
indiferenciacion.
El contexto que aquí predomina y que activa incesantemente las figuras de un proceso
de comunicación ahuecado, vaciado de su dimensión informativa es un contexto
espectacular.
Relato cinematográfico clásico: este relato conducía a la significación del espacio fuera
de campo homogéneo: el espacio que excede el campo visual de la imagen (limitado por
los 4 extremos y la profundidad) y que debe ser postulado como condición de la
verosimilitud del universo narrativo.
La única excepción de mirar a cámara era el plano subjetivo (no se lee como que mira al
espectador).
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Efectos:
1- El espectador es explícitamente interpelado por la mirada del actor
2- La autonomía del universo narrativa queda cuestionada; entra en crisis el efecto
de verosimilitud sustituido por el efecto de espectacularidad.
3- El universo espectacular se afirma sobre las cenizas del universo referencial.
Existe la tendencia a una cada vez más explícita puesta en evidencia de la tramoya
escenográfica en cuadro (cámaras, mics, monitor). Esto evidencia el carácter artificial
de los decorados, la mostracion al desnudo de los platos. Todo aquello resquebraja todo
universo ficcional y deniega explícitamente todo espacio off homogéneo.
MUNDOS OFRECIDOS
Algunos datos para mostrar el paso a primer plano del contexto comunicativo sobre el
referencial:
1- La existencia de fragmentos de continuidad informan del mantenimiento del
contacto espectacular, reactualizando la promesa de una ininterrumpida
prolongación del estimulo espectacular.
2- El incremento progresivo de programas que no conceden lugar al contexto
referencial constituyen universos espectaculares cerrados indemnes a cualquier
relación con una realidad extracomunicativa.
3- La elección de los participantes en los programas concursos en función a su
rendimiento espectacular.
4- La inscripción de espectadores invitados que actúen como representantes
escenografitos de los telespectadores. Estos representantes actúan como
explícitas inscripciones de la figura del enunciatario y prefiguran las conductas
que se esperan de los telespectadores reales.
5- La conversión de los entrevistados en espectadores escenografitos que se ven
obligados a permanecer como espectadores del resto del programa y, así,
sancionarlo.
6- La vedetizacion de la figura del entrevistado.
7- La progresiva evolución de los concursos hacia la creación de formatos que
incorporan características espectaculares y en los que los concursantes y
entrevistados son compelidos a asumir roles espectatoriales.
8- Aquellos géneros poco espectaculares son objeto de un tratamiento que conduce
a su espectacularizacion.
9- La tendencia a la desaparición del teatro porque le es imposible competir en
términos espectaculares.
10- El video clip es un ejemplo de cómo el espectáculo televisivo se apropia de un
fenomenito exterior y lo somete a su lógica. Las relaciones entre música e
imagen se invierten a favor de la segunda.
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AUTORREFERENCIALIDAD
El predominio de la función fatica y del contexto espectacular, en el marco de la
emisión ininterrumpida e incesante, conduce a una progresiva autorreferencialidad: el
discurso televisivo dominante tiende a no hablar de otra cosa que de si mismo. Los
programas remiten unos a otros en citas internas. Los contenidos de la información
tienden a convertirse en acontecimientos televisivos (media events), acontecimientos
que nacen directamente vinculados a los medios y que se producen en y para los
medios. Las horas de máxima audiencia son ocupadas por segmentos que tienen por
único objeto publicitar los programas que serán ofrecidos a lo largo de la semana.
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Jesús González Requena
No se ofrece info alguna sobre el mundo sino solo sobre la propia TV constituida en
referente absoluto. Pero ni siquiera info rea sobre el contenido de los programas sino
una ensalada de trozos, de fragmentos incitantes pero vaciados semánticamente. Todo
se agota en la promesa de la prolongación incesante del contacto espectacular.
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LA ESCENA TELEVISIVA
ABOLICION DE LA INTIMIDAD
Regla de percepción visual: la atención tiende a dirigirse hacia allí donde mas
intensamente se renueva la estimulación visual los sujetos atienden a la vez a dos
fuentes de comunicación heterogéneas y su mirada se escapa hacia la TV.
El espectáculo televisivo se inserta en las relaciones y los ritos familiares hasta llegar a
ser unos elementos necesarios.
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Uno de los momentos más recurrentes en que reina la farsa de la intimidad y en los que
se acumulan gestos de familiaridad consiste en la falsa sorpresa: el presentador finge
que algo inesperado, imprevisto en el guión sucede y le sorprende. Se trata de la puesta
en escena de la naturalidad a través de la representación de la emergencia de lo
imprevisto. Pero es evidente que se trata de una representación, de un truco
espectacular. La torpe interpretación del presentador lo subraya. Hay fingimiento del
fingimiento de la sorpresa. El animal televisivo no finge sino que finge que finge: nada
real se afirma, nada se pretende convincente, salvo el esfuerzo de ofrecerse como
espectáculo hueco para una mirada.
Es, desde este contexto, desde donde contempla la abigarrada ensalada de fragmentos de
mundo que, si bien reconoce como reales, los percibe como dotados de un estatuto de
realidad esencialmente mas bajo que el de los objetos y sucesos que tienen lugar en su
contexto domestico. Tales objetos y sucesos, aun en su insignificancia, forman parte del
contexto en cuyo interior el sujeto se encuentra; los otros, en cambio, forman parte de
un contexto totalmente heterogéneo, extraño, procedente de universos a los que el sujeto
no tiene acceso. La articulación del contexto de la escena espectacular
(descorporeizada) con el contexto del universo (corporeizado) tiene por efecto irrealizar
los universos referenciales de la info televisiva, es decir, dotarlos de un estatuto
imaginario.
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Las miradas a cámara de los locutores se agotan en sus gestos amorosos, se manifiestan
vacías, huecas. Se consumen en su ser mero vínculo espectacular ininterrumpido:
hipertrofia de la función fatica que apunta hacia la fusión absoluta entre enunciador y
enunciatario.
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LA INTERPELACION PUBLICITARIA
El spot publicitario se caracteriza por le reinado de lo imaginario y la primacía de la
función fatica que anula toda dialéctica informativa para encerrarse en la relación dual.
No hay lugar para el espacio fuera de campo homogéneo; todas y cada una de las
imágenes que el spot ofrece son magines ofrecidas para la mirada de quien ocupa e
contracampo heterogéneo, por eso todas se configuraran como planos subjetivos de
quien, desde el contracampo heterogéneo las mira.
El enunciatario es así interpelado por el actor que le mira o por la voz en off agotando
todos los registros de la complicidad, pero incluso por el objeto (gran 1º plano). El
objeto publicitario se hallara exento de todo azar, toda eventualidad propia de lo real.
Emergerá siempre como categoría visual, como imagen puramente imaginaria del deseo
del sujeto.
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Eclipse de la narratividad
IDENTIFICACION NARRATIVA
El relato es una historia narrada de una serie de acontecimientos que afectan a un grupo
de personajes. Contiene una trama, un entramado en que esos acontecimientos y esos
personajes se ligan en términos de conflicto. Y también un lector (espectador) que se
reconoce en ese conflicto, que lo toca, lo afecta, le pertenece.
Media el inconciente, por eso el lector sigue expectante aun cuando en el fondo ni el
final será sorpresivo.
Fingimos no saber para poder gozar del relato. Si este nos atrae y nos afecta es porque
nuestro inconsciente lo reconoce como propio. Este reconocimiento por el que la trama
nos atrapa y que llamamos identificación narrativa, escapa a la conciencia.
Cuando un film nos ofrece una historia 100 veces contada, nuestra conciencia la
reconoce solo en su superficie pero no sabe que ella ofrece la metáfora de los conflictos
inconscientes del sujeto; esto es, lo que mantiene al lector junto al relato: el inconsciente
del sujeto se reconoce en la metáfora narrativa.
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Solo la actuación del inconsciente en la relación del espectador con el relato puede
explicar la movilización emocional que éste suscita en aquel. Y es que el inconsciente
desconoce toda diferencia entre realidad y ficción.
2-Una trama de deseos en conflicto en la que el inconsciente del sujeto puede reconocer
la metáfora de los conflictos que lo escinden (emotivo).
Solo allí donde el deseo y la red de significante se atraviesas e el hombre, éste puede
reconocerse en lo simbólico.
b)para que el relato pueda desempeñar su función simbólica, es necesario que posea un
fin, pues solo entonces los actos y los conflictos alcanzan su significación emblemática.
El fin, el cierre, la clausura o la muerte cristalizan los actos y los dotan de sentido.
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TV Y ECLIPSE DE LA NARRATIVIDAD
Estas dos condiciones entran en contradicción con la lógica del discurso televisivo, un
discurso que no tolera ninguna demora y exige un constante e inmediato bombardeo de
estímulos o fragmentos visuales; un discurso que se afirma en la promesa de un
contacto ininterrumpido que rechaza toda clausura y un discurso que tiende a supeditar
toda dimensión semántica a un dispositivo de oferta espectacular, seductora.
Este proyecto de infinitud se realiza a través del agotamiento de todas las posibilidades
combinatorias tanto en lo tocante a la trama como al diseño de los personajes.
Trama: todas las combinaciones posibles entre los personajes tanto en términos
positivos (alianzas) como negativos (conflictos)
Personajes: sometimiento a todo tipo de transformaciones para facilitar las
combinaciones anteriores. Y cuando sea necesario también mutación absoluta vía crisis
psicológica, renacimiento tras una muerte casi definitiva.
Nos encontramos ante una perversión cancerigena del relato: todas las combinaciones y
todas las transformaciones posibles son tendencialmente realizadas. Pero aun precio
alto: el agotamiento de las elecciones narrativas posibles vacía cada gesto, cada acto y al
personaje de todo sentido. Abolido el sentido, el culebrón se vacía de todo valor
informativo: solo queda el contacto periódico, infinito entre el espectador y ese universo
vacío.
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El universo del culebrón es antes que nada un universo familiar. Las relaciones
familiares permiten mantener lazos estables entre los personajes que eviten la lógica
dispersión que los intensos conflictos que los oponen debieran generar.
Las redes familiares introducen una tensión centrípeta que frena las tensiones
centrifugas que los conflictos debieran generar y hacen posible, paradójicamente, una
permanente e indefinidas producción de nuevos conflictos.
Aun cuando los personajes estén entrelazados en una red familiar esta habrá de
constituirse inevitablemente como resultado de la lógica interna de la estructura misma
de su formato: tendencia a agotar todas las combinaciones posibles entre sus personajes.
Y esta misma lógica tiende a convertir el universo del culebrón en un universo familiar
incestuoso. Es siempre en el interior de un tejido intrafamiliar donde lo económico y lo
sexual tienen lugar.
No hay lugar para el sentido: solo dos fetiches, dinero y sexo, dos significantes
ahuecados y cerrados sobre si mismos, reinan como simulacro del sentido abolido. Y
por su calidad de fetiches tienden a afirmar su identidad en una inevitable fusión
incestuosa.
Estos dos significantes ordenan todos los espacios. Hay dos espacios ejemplares: las
casas familiares y los rascacielos de las empresas. Estos son ámbitos de lucha, de
conflicto. Son dos polos opuestos que dan suceso a sucesos indiferenciados: en ambos
se rompen, traicionan y establecen alianzas, económicas y sexuales). Las reuniones
familiares y los consejos de administración tienden a identificarse.
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En las cabeceras del culebrón, los personajes son presentados uno a uno con sonrisas
plenas, inverosímiles, sobreactuadas que remiten al contracampo heterogéneo en el que
se encuentra el espectador.
Sonrisas y gestos seductores que se ofrecen directamente al espectador. Es inevitable la
referencia a la publicidad: inverosimilitud, sobreactuación, forzosidad expresiva, poses,
gestos de seducción, oferta exhibicionista dirigida a la mirada del espectador.
Vaciados de cualquier otra significación, estos gestos ofrecen alimento imaginario para
la mirada de un espectador.
Es que le culebrón en sí no pretende decir nada. Sus pretensiones son entretener, lo mas
posible, el mayor tiempo posible (prolongar contacto) y alcanzando la máxima
rentabilidad. Se afirma como mera mercancía cifrado en su capacidad de atrapar el
deseo del espectador. No hay comunicación solo contacto infinito y vacío (kitsch).
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