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El incremento de la acuicultura en el Perú trae consigo una mejora en los ingresos de los productores, mayor
disponibilidad de pescado para la población, más puestos de trabajo y una gran expectativa para nuevos
microempresarios que buscan invertir en negocios rentables.

A partir de esto se incrementa la demanda de pescado en los diferentes mercados y los productores tienen
que incrementar el número de estanques o jaulas, la densidad de cultivo, la cantidad de alimento balanceado,
entre otros.

Los peces al encontrarse en altas densidades y encontrarse más próximos, llegan a competir por espacio,
oxígeno y alimento; incrementando los niveles de metabolitos y desechos de la respiración, alimentación y
otras funciones vitales, afectando la calidad del agua, y es desde este momento que se incrementan los niveles
de estrés, causando una reducción de la inmunidad pudiéndose presentar lesiones e infecciones a causa de
agentes biológicos (bacterias, hongos y virus), químicos (insecticidas, fármacos, contaminantes varios) y físicos
(material disuelto, clavos, espinas, entre otros).

Los productores al presentarse peces muertos o con lesiones recurren a emplear antibióticos disponibles en
tiendas agroveterinarias, que muchas veces son poco específicos para los agentes biológicos, que son
costosos, que deben ser administrados normalmente en el alimento, y que deben ser recetados por un
profesional sanitario luego del diagnóstico del agente infeccioso y de identificar el antibiótico correcto.

Un síntoma común en peces enfermos es la pérdida de apetito, y si se medica por medio del alimento, el
resultado es la pérdida de alimento y el antibiótico dosificado que finalmente llega a dispersarse en los
cuerpos de agua donde existen peces silvestres o que escaparon del cultivo y a canales para el uso agrícola,
para la alimentación de animales de consumo o para la bebida de las personas.

En el esquema se puede observar la administración de alimentos balanceados con antibióticos en una jaula de cultivo, quedando parte
sin consumir formando parte del fondo o siendo aprovechado por otros peces que son capturados por pescadores artesanales.
Entre los agentes infecciosos bacterianos de peces se tien Aeromonas hydrophila, Aeromonas salmonicida,
Edwarsiella tarda, Pasterurella piscida, Vibrio anguillarum y Yersinia ruckeri, muchos de los cuales desarrollan
resistencia a los antibióticos como las sulfas, tetraciclinas, amoxicilina y quinolonas.

Se ha encontrado que muchos antibióticos causan resistencia en bacterias que no afectan a los peces y que se
encuentran en sedimentos, estanques y jaulas de cultivo; asi como en contenidos intestinales de peces
silvestres y algunos que escaparon del cultivo, ubicados en los alrededores de los centros de cultivo.

Las bacterias resistentes pueden transferir genes de resistencia a otras bacterias de peces, de otros animales y
de humanos, incluyendo a Vibrio cholerae, causante del cólera y a Escherichia coli, causante de cólicos y
diarreas severas en personas.

Adicionalmente los peces acumulan en sus tejidos pequeñas cantidades de antibióticos que terminan
finalmente como parte de la dieta de las personas. Es por ello que cuando se exporta pescado algunos países
realizan un análisis de antibióticos y otras sustancias prohibidas, que si son detectadas podrían causar que el
lote completo sea declarado como no apto para el consumo y finalmente incinerado, causando pérdidas para
los comercializadores y productores de peces, afectando la reputación del país de origen.

La prevención es la mejor opción para evitar pérdidas por infecciones bacterianas en peces, como las
siguientes acciones:

-Ê Œeducir diversos factores que reduzcan las defensas de los peces de cultivo.
-Ê Œetirar peces muertos a primera hora del día.
-Ê Œeducir el estrés de cultivo.
-Ê Œealizar un ayuno de 24 horas previamente a las actividades de traslado, selección, inventario y
cosecha.
-Ê No alimentar cuando el agua de cultivo se encuentre turbia, o en tiempo de oleaje excesivo en jaulas
de cultivo.
-Ê Œealizar limpieza de las redes de cultivo y de los ingresos de estanques para favorecer la oxigenación y
la salida de residuos de fondo.
-Ê Albergar peces de tallas y pesos similares apoyados mediante la actividad rutinaria de selección.
-Ê Mantener densidades de acuerdo a las instalaciones de cultivo.
-Ê Alimentar en la cantidad adecuada de acuerdo a tablas de alimentación recomendadas.
-Ê Emplear alimentos balanceados de alta digestibilidad que reduzcan los desechos, que reducen la
calidad del agua.

No es recomendable emplear antibióticos de manera rutinaria sin la intervención de un veterinario puesto que
podemos causar resistencia en bacterias que afecten a peces y humanos, contaminamos al medio ambiente y
si nuestro producto tiene como destino la exportación y se detecta residuos de antibióticos todo el lote es
declarado como no apto para consumo humano e incinerado.

Œeferencia:

Angulo, F. Agentes antimicrobianos en acuicultura: impacto potencial en la salud pública. Enfermedades


Infecciosas y Microbiología. Volumen 20 Número 6 Noviembre ʹ Diciembre, 2000.

Fortt, A. Uso y abuso de antibióticos en la salmonicultura. Documento 23 Enero 2007. Oceana.

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