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considera que los hechos sociales consisten “en una manera de pensar, de obrar y de
sentir externos al individuo, y dotados de un poder coercitivo, en cuya virtud se le
impone”.
Detengámonos en dos aspectos de esta definición: en que son externos y en que son
coercitivos.
Durkheim busca las características de los hechos sociales en dos criterios objetivos:
exterioridad y coerción. Y ello está en relación con otra distinción conceptual del
mismo autor, que son la conciencia colectiva y la conciencia individual, que le sirven
para delimitar entre el objeto de la Sociología y el objeto de la Psicología.
Estas maneras de obrar, de sentir, etc., son externas a las personas, por cuanto que los
sujetos las han recibido desde fuera (a través de la socialización).
Hay que tener presente, además, que la conciencia colectiva no se impone con la misma
fuerza a todas las personas, ya que dependerá del grado de autonomía que permita cada
sociedad. Pero cualquiera que sea el grado de coacción ejercido, la conciencia colectiva
se caracteriza por el hecho de ser siempre coercitiva o coactiva.
Partiendo de esa definición, podemos establecer tres criterios para determinar el carácter
mental de la acción:
1º) Las personas deben tener en cuenta el comportamiento de los demás, como también
la presencia o existencia de los otros. Es decir, no hay acción social sin que haya una
cierta relación entre las personas (p.e., dos personas juntas leyendo cada una un libro.
No hay en este caso acción social).
2º) La significación que el sujeto da a su acción. Ej.: dos personas conocidas que se
topan y uno extiende su mano. Es un gesto con sentido, que en otras culturas no lo tiene.
3º) Las personas implicadas en una acción social vienen influidas por la percepción que
cada una de ellas tiene de la significación de la acción de los demás. Es preciso que los
sujetos comprueben con su comportamiento que han comprendido las expectativas de
los demás, y que aceptan responder, o no, a las mismas.
Durkheim, al partir de una tradición positivista, quiere demostrar que los fenómenos
sociales pueden estudiarse objetivamente como los fenómenos de la naturaleza. Por eso
dice que los fenómenos sociales son “cosas”, y como tales han de ser tratados.