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Departamento de Derecho Internacional Público,

Relaciones Internacionales e Historia del Derecho

LA PERSPECTIVA DEL SISTEMA-MUNDO EN LA TEORÍA


DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES: REVISIÓN Y
REIVINDICACIÓN

DANIEL CUBILLLEDO GOROSTIAGA

ENERO/2011

TEORÍA DE LAS RELACIONES INTERNACIOANLES

PROFESOR: KEPA SODUPE

MASTER EN ESTUDIOS INTERNACIONALES


Índice

1. INTRODUCCIÓN................................................................................................................................................3
2.2 LA PERSPECTIVA DEL SISTEMA-MUNDO EN EL CONTEXTO DE LA TEORÍA DE LAS
RELACIONES INTERNACIONALES................................................................................................................7
3. CONCEPTOS FUNDAMENTALES DEL ANÁLISIS DEL SISTEMA-MUNDO............................................9
3.1. Economía-mundo, sistema-mundo e imperios-mundo.......................................................................................9
3.2. HEGEMONÍA Y TRANSICIONES HEGEMÓNICAS..................................................................................10
3.3. LA GEOCULTURA........................................................................................................................................12
4. CUESTIONES INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEAS BAJO LA PERSPECTIVA DEL SISTEMA-
MUNDO..............................................................................................................................................................14
4.1. LA GUERRA FRÍA.........................................................................................................................................15
4.2. LA CAÍDA DE LA URSS Y LA CRISIS DE LA HEGEMONÍA DE EEUU................................................17
5. CONCLUSIONES..............................................................................................................................................20
ANTECEDENTES Y GÉNESIS..............................................................................................................................5
BIBLIOGRAFÍA.....................................................................................................................................................23
La perspectiva de análisis del sistema-mundo..........................................................................................................5

2
1. INTRODUCCIÓN
El siguiente ensayo tiene como objeto de estudio una perspectiva teórica conocida como
análisis de sistemas-mundo que examinaremos, fundamentalmente, a través de la obra de
Inmanuel Wallerstein. Por otro lado, es preciso aclarar que una de las cosas que no es ni
pretende ser este ensayo, es un análisis exhaustivo de dicha perspectiva. Sin menospreciar
el interés de dicha empresa, las propias limitaciones de este ensayo nos lo impiden, siendo
nuestras aspiraciones, por otro lado, mucho más modestas. Lo que pretende este trabajo es
una revisión y reflexión crítica, de cómo desde la perspectiva de análisis de los sistemas-
mundo, se han analizado algunos acontecimientos o temáticas del pasado siglo, que aún
suscitan interés entre académicos de diferentes corrientes teóricas.

Los temas abordados serán: el periodo de la Guerra Fría; los acontecimientos


comprendidos entre 1989 y 1991, que supusieron el final de dicho periodo con la disolución
de la URSS, y “los comunismos” de la Europa oriental; y la situación del orden internacional
posterior a dicho periodo, así como sus posibles evoluciones. El motivo que justifica la
elección de estas cuestiones, así como el interés particular que puede tener examinarlos
desde la óptica del análisis de los sistemas-mundo, se fundamenta en las siguientes
razones.

La primera de ellas es el propio potencial que desde el punto de vista subjetivo de quien
escribe este ensayo, supone la perspectiva del sistema-mundo para interpretar las
relaciones internacionales y las dinámicas mundiales actuales. Dicho interés cobra aún más
sentido, cuando la revisión crítica de dicha perspectiva pretende ser realizada a través de
temáticas que, habitualmente, no son consideradas como centrales en esa perspectiva
teórica, o sugieren acontecimientos que, a simple vista, podrían parecer incómodos de
digerir por la perspectiva que tratamos, debido a las tradiciones teóricas de las que bebe.

La segunda razón de estudiar esta perspectiva es quizá una reivindicación, que tiene que
ver con la posición marginal que ocupa en la disciplina. Si bien durante los años setenta, se
hizo más visible junto con la teoría latinoamericana de la dependencia y otros enfoques de
corte estructuralista, posteriormente, fue desvaneciéndose paulatinamente en el contexto del
tercer debate de las relaciones internacionales, por no presentar un cuestionamiento directo
al paradigma estatocéntrico, lo cual puede deberse por su relación más estrecha con la
Economía Política1. La razón, por lo tanto, de elegir dicha perspectiva, es precisamente
revisar la bibliografía de sus representantes más relevantes, para ver en qué medida,
cuestiones más vinculadas con las relaciones internacionales han ocupado un lugar en sus
escritos y en qué forma lo han hecho, qué explicaciones han dado y qué pueden aportar los
análisis realizados.

1
Sodupe, K., La teoría de las relaciones internacionales a comienzos del siglo XXI, Leioa, Servicio Editorial de la
UPV/EHU, 2003, p. 54.
3
El ensayo está dividido en cuatro capítulos. En el primero de ellos, trataremos de
contextualizar la perspectiva de análisis de sistemas-mundo atendiendo a sus antecedentes
teóricos, génesis e influencias. Asimismo, trataremos de situar la perspectiva dentro de la
disciplina de las relaciones internacionales.

En el siguiente capítulo, expondremos algunas cuestiones teóricas básicas de la


perspectiva para que podamos interpretar más claramente las cuestiones abordadas
posteriormente. Más que una definición exhaustiva de conceptos o teorías particulares,
expondremos lo que hemos denominado tres vectores básicos que atraviesan los análisis
sobre la realidad internacional que veremos. La noción de sistema-mundo (economía-mundo
e imperio-mundo); la teoría de los ciclos hegemónicos y el concepto de geocultura.

Posteriormente, revisaremos los análisis realizados por los autores de esta perspectiva
en torno a los siguientes temas: el sistema de la Guerra Fría, la caída de la URSS y los
comunismos de Europa oriental y el nuevo escenario internacional y su posible evolución.

Para terminar, en el último capítulo, expondremos las conclusiones más relevantes que
hayamos alcanzado, después de todo el camino recorrido a lo largo del trabajo.

4
2. LA PERSPECTIVA DE ANÁLISIS DEL SISTEMA-MUNDO

2.1. ANTECEDENTES Y GÉNESIS


El análisis de sistemas-mundo es una perspectiva surgida a principios de la década de
los setenta. Según I. Wallerstein, cuatro fueron los debates que, desde 1945 a 1970,
abonaron el terreno para su surgimiento:

“el concepto de centro-periferia desarrollado por la Comisión Económica Para América Latina de
las Naciones Unidas (CEPAL) y la elaboración subsiguiente de la ‘teoría de la dependencia’; la utilidad
del concepto marxista de ‘modo asiático de producción’, debate que tuvo lugar entre los académicos
comunistas; la discusión entre los historiadores de Europa occidental acerca de ‘la transición del
feudalismo al capitalismo’; el debate acerca de "la historia total" y el triunfo de la escuela historiografía
de los Anuales en Francia y en distintas partes del mundo después.”2

En efecto, si rastreamos los orígenes de la perspectiva estudiada, la obra de Raúl


Prebisch y de la escuela de la CEPAL es uno de los antecedentes fundamentales,
concretamente, por la importancia de los conceptos relacionales centro-periferia.

El estructuralismo de Raúl Prebisch debe de ser enmarcado dentro del estudio del
desarrollo en los países periféricos, el cual estuvo dominado por la teoría de la
modernización. Dicha teoría, en su formulación más célebre elabora por W. Rostow en su
Las etapas del crecimiento. Un manifiesto no comunista, establecía un modelo lineal de
desarrollo económico aplicable indistintamente a todos los países, en cualquier momento
histórico. Por el contrario, la teoría estructuralista elaborada por Prebisch, advertía una
estructura económica mundial desigual que condicionaba el desarrollo de los países menos
industrializados. De manera simple podemos decir que, por un lado, estaban los países del
centro donde se hallaban localizados los procesos productivos más avanzados
tecnológicamente y, por el otro, los países de la periferia, normalmente productores de
materias primas, cuya relación con los países del centro venía dada por una posición
subordinada para negociar los términos del intercambio. Lo llamarían el intercambio
desigual.3

2
Wallerstein, I., Análisis de sistemas-mundo, México, Siglo XXI, 2005, pp. 25-26. El eje debate sobre “el modo
de producción asiático no lo abordaremos por ser demasiado tangencial a nuestros propósitos. Puede verse en:
Wallerstein, I., op. cit., pp. 27-28
3
Ibídem, p. 26.
5
El estructuralismo de Prebisch y otros intelectuales de la CEPAL fue una contribución
decisiva para los académicos del Tercer Mundo4 que dio lugar a una serie de estudios sobre
el desarrollo y el subdesarrollo desde una perspectiva latinoamericana.

La perspectiva estructuralista, formuló una alternativa práctica para ser aplicada en los
países latinoamericanos más conocida como modelo ISI (Industrialización por Sustitución de
Importaciones) sin demasiado éxito. Al mismo tiempo, esto hizo evolucionar los desarrollos
teóricos para llegar a la teoría de la dependencia.5

Los “dependentistas” introdujeron una nueva visión que, fundamentalmente, era una
crítica hacia los países del centro, los cuales eran los responsables del subdesarrollo. Según
la expresión de A. Gunder Frank “el desarrollo del subdesarrollo”, la tesis sostenida era que
el subdesarrollo de los países periféricos se debía a las dinámicas del sistema capitalista
impulsadas desde los países centrales.6 Esta cuestión, planteó el debate sobre la alternativa
revolucionaria como la única vía para salir de la dependencia y el subdesarrollo, lo cual no
era aceptado por los partidos comunistas latinoamericanos fieles a Moscú.

Entre algunos de los teóricos más destacados dentro de la corriente “dependentista”


están Fernando H. Cardoso, Enzo Faletto, Paul Baran, A. Gunder Frank, Ruy Mauro Marini,
Celso Furtado, Theotonio Dos Santos, Osvaldo Sunkel y Samir Amín.7

Otro debate importante para el surgimiento de la perspectiva del sistema-mundo fue el


que transcurrió en torno a la obra del historiador marxista Maurice Dobb, la cual fue
cuestionada por Paul Sweezy. El debate giraba en torno a la explicación de la transición del
feudalismo al capitalismo. Mientras Dobb daba explicaciones endógenas, Sweezy
argumentaba que dicha transición se debía a los flujos comerciales. Ésto originó una
corriente de estudios históricos, principalmente por la escuela historiográfica francesa de los
Annales, que tendría gran influencia en la perspectiva que estamos estudiando. La
perspectiva de la historia total8, que sugería romper las barreras que separaban las
disciplinas de la economía, la historia, la sociología, etc. es un rasgo también visible en el
análisis de sistemas-mundo.

Efectivamente, la influencia de Fernand Braudel es importante en la perspectiva del


sistema-mundo, al menos en dos aspectos. El primero, precisamente, la unidad de análisis
que planteaba su clásico estudio sobre el Mediterráneo en el siglo XVI que había estudiado

4
Ibídem.
5
Para una revisión de las diferentes perspectivas que surgieron véase: Preston, P.W., Una introducción a la
teoría del desarrollo, México, Siglo XXI, 1999.
6
Wallerstein, I., Análisis de sistemas mundo, op. cit., p. 26.
7
Para una crítica y clasificación de estos autores dentro de las diferentes perspectivas véase: Hettnne, B.,
Development Theory and the Three Wolds, London, Longman, 1990; Larraín, J., Theories of Development:
Capitalism and Dependency, Londos, Polity Press, 1989; Lehmann, D., Democracy and Development in Latin
América, London, Polity Press, 1990. Para un contra-crítica, véase: Frank, A. G., El subdesarrollo del desarrollo.
Un ensayo autobiográfico, Caracas, Nueva Sociedad, 1991.
8
Wallerstein, I., Análisis de sistemas-mundo, op. cit., p. 30.
6
como una economía-mundo. El otro gran aporte, fue el de introducir en la noción de escalas
temporales el tiempo cíclico o de medio plazo y el tiempo estructural o de larga duración.
Sobre esta cuestión podemos leer que,

“Este concepto [tiempos sociales], favorecido en especial por Fernand Braudel sugiere que el
analista debe concentrarse en diferentes temporalidades que reflejan diferentes realidades sociales.
[…]Él [Braudel]prefería otros dos tiempos sociales a los que consideraba más básicos: el tiempo
estructural que era de larga duración y reflejaba la continuidad (pero no la eternidad) de las realidades
estructurales, y que denominaba longite duréey [larga duración] y el tiempo cíclico de los altibajos que
ocurren dentro del marco de un tiempo estructural.”9

Todos estos antecedentes teóricos quedaron patentes tras la publicación en 1974 del
clásico de Wallerstein The Modern World System.

2.2. LA PERSPECTIVA DEL SISTEMA-MUNDO EN EL CONTEXTO DE LA


TEORÍA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES
Tras contextualizar la perspectiva del sistema-mundo a través de sus antecedentes y
herencias teóricas, situaremos tal perspectiva en el contexto del desarrollo de la teoría de
las relaciones internacionales.

Como mencionamos más arriba, la “obra fundadora” de la perspectiva del sistema-mundo


se publicó en 1974. Situándola en el contexto de la teoría de las relaciones internacionales,
la década de los setenta y los ochenta estaba protagonizada por lo que se conoce como
tercer debate de la disciplina o debate inter-paradigmático de las relaciones internacionales,
denominación que generalmente es atribuida a M. Banks.10 Este debate estuvo marcado por
la influyente obra de Thomas Kuhn La estructura de las revoluciones científicas, publicada
en 1962, pero cuya difusión generalizada e influencia en la disciplina no se hizo manifiesta
hasta mediados de la década de 1980.11

La perspectiva del sistema-mundo en el contexto del debate inter-paradigmático, puede


ser enmarcada dentro del paradigma estructuralista, frente al estatocéntrico y globalista. Sin
embargo, como aseguran algunos especialistas,

“Es posible afirmar que dicho debate tuvo como protagonistas al paradigma estatocéntrico[…] y al
globalista. Hubo realmente un nivel de discusión muy bajo entre estatocentrismo y estructuralismo o
entre globalismo y estructuralismo.”12

Uno de las causas que puede explicar tal situación es su origen, más cercano a la
Economía política que a las relaciones internacionales.13

Sin embargo, es importante diferenciar que, dentro del paradigma estructuralista donde
pudiéramos enmarcar la perspectiva del sistema-mundo, coexisten varias corrientes
9
Ibídem, p.138. El concepto de la larga duración fue aplicado originalmente por Braudel en su clásica obra:
Braudel, I., El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, México, Fondo de Cultura
Económica, 1980, 2 tomos; tomo 1.
10
Sodupe, K., La teoría de las relaciones internacionales… ,op. cit., p. 33.
11
Ibídem.
12
Ibídem, p. 54.
13
Ibídem.
7
difícilmente de clasificar. Aún y todo, Inmanuel Wallerstein es reconocido como uno de los
representantes de una de las distintas corrientes del estructuralismo denominada por
algunos autores como “Análisis del sistema mundial”14 cuya cercanía con temáticas más
afines a la disciplina de las relaciones internacionales es mayor que en el caso de los
teóricos de la dependencia.15

14
Brown, C., “Development and Dependency”, en M. Light and A. J. R. Groom (Eds), International Relations: A
Hanbook of Current Theory, London, Frances Pinter, 1985.
15
Sodupe, K., Las relaciones…,op. cit., p. 54.
8
3. CONCEPTOS FUNDAMENTALES DEL ANÁLISIS DEL SISTEMA-MUNDO
Como expresamos en la introducción del presente ensayo, no está entre nuestras
pretensiones realizar una exposición sistemática y exhaustiva de la perspectiva del sistema-
mundo. Sin embargo, antes de exponer cómo desde esta perspectiva se abordan e
interpretan ciertos acontecimientos o temáticas contemporáneas, más cercanas al terreno
de lo que entendemos propiamente por relaciones internacionales, pensamos que es
necesario exponer algunos conceptos fundamentales.
Tras una revisión bibliográfica de las principales obras de Wallerstein y Arrighi, en la que
nos hemos centrado en aquella bibliografía en la que se trataran temas más cercanos a la
realidad actual o de las últimas décadas, hemos decidido seleccionar tres vectores básicos
de su perspectiva del sistema-mundo que, bajo nuestro punto de vista, vertebran sus
principales interpretaciones sobre las temáticas que, posteriormente, expondremos.

Estos vectores los conforman los conceptos interrelacionados de economía-mundo,


sistema-mundo e imperios-mundo; el concepto de hegemonía, y lo que puede denominarse
teoría de los ciclos hegemónicos; y por último el concepto de geocultura.

3.1. ECONOMÍA-MUNDO, SISTEMA-MUNDO E IMPERIOS-MUNDO


Como mencionamos brevemente en los antecedentes y génesis, uno de los conceptos
clave introducidos por Fernand Braudel fue el de economía-mundo, que fue como
conceptualizó el Mediterráneo del siglo XVI haciendo de él un objeto de estudio. Al mismo
tiempo está la noción de sistema-mundo que da nombre a la perspectiva de análisis e
incluso, como veremos, la de imperio-mundo y mini-sistemas-mundo. En palabras del propio
Wallerstein:

“Un sistema-mundo no es el sistema del mundo sino un sistema que es un mundo y que puede
ser, y con mucha frecuencia, ha estado ubicado en un área menor a la totalidad del planeta. El análisis
de sistema-mundo arguye que las unidades de realidad social dentro de las que operamos, y cuyas
reglas nos constriñen, son, en su mayoría, tales sistemas-mundo (distintos que los ahora extintos y
pequeños minisistemas que alguna vez existieron sobre la Tierra). El análisis de sistema-mundo
arguye que siempre han existido sólo dos variedades de sistema-mundo; economías-mundo e
imperios-mundo. Un imperio-mundo (como lo fuera el Imperio romano o la China de Han) es una
enorme estructura burocrática con un centro político y un eje de división de trabajo pero culturas
múltiples.”16

16
Wallerstein, I., Análisis del sistema-mundo…, op. cit., p. 126.
9
Y más adelante:

“Este libro sostiene que una economía-mundo debe ser necesariamente capitalista, y que el
capitalismo sólo puede existir dentro del marco de una economía-inundo. Por ende, el sistema-mundo
moderno es una economía-mundo capitalista.”17

Para Wallerstein, el moderno sistema-mundo que conocemos hoy en día surgió hacia
finales del S. XV como consecuencia de la expansión de las potencias coloniales
europeas18. Como vimos más arriba, un sistema-mundo no tiene por qué abarcar toda la
zona geográfica mundial; cuando se configuró el moderno sistema-mundo éste no tenía una
extensión geográfica global, sino que abarcaba zonas de Europa y de América. Pero este
sistema-mundo moderno, que es una economía-mundo capitalista, se expandió
paulatinamente en diferentes ciclos expansivos hasta abarcar todo el globo. Para poner las
cosas en claro,

“Una economía-mundo es una gran zona geográfica dentro de la cual existe una división del
trabajo y por lo tanto un intercambio significativo de bienes básicos o esenciales así como un flujo de
capital y trabajo. Una característica definitoria de una economía-mundo es que no está limitada por
una estructura política unitaria. Por el contrario, hay muchas unidades políticas dentro de una
economía-mundo, tenuemente vinculadas entre sí en nuestro sistema-mundo moderno dentro de un
sistema interestatal. Y una economía-mundo comprende muchas culturas y grupos (que practican
múltiples religiones, hablan múltiples idiomas y son diferentes en sus comportamientos cotidianos).[…]
Lo que unifica con más fuerza a la estructura es la división de trabajo constituida dentro de ésta.”19

Según Wallerstein, nos encontramos en un sistema capitalista “sólo cuando el sistema da


prioridad a la incesante acumulación de capital”20, que no significa otra cosa que el hecho de
que las personas y las compañías acumulan capital para acumular más capital, de forma
continuada. El autor aclara que con “prioridad” quiere decir que existen “mecanismos
estructurales mediante los cuales quienes actúan con alguna otra motivación son, de alguna
manera, castigados, mientras que quienes actúan con la motivación apropiada son
recompensados y, de tener éxito, enriquecidos”.21

3.2. HEGEMONÍA Y CICLOS HEGEMÓNICOS


Las concepciones que hemos expuesto anteriormente, cobran un mayor sentido con la
conceptualización de los ciclos hegemónicos o transiciones hegemónicas, que son las
diferentes estructuras que han existido en el moderno sistema mundial. De este modo, si el
moderno sistema-mundo en un proceso enmarcado en la larga duración, los ciclos
hegemónicos, serían las variaciones estructurales enmarcadas dentro del tiempo cíclico. En
esta escala temporal pueden enmarcarse también las ondas largas de Kondratief, que
marcan los ciclos de expansión y contracción económica de medio plazo.

Volviendo a los ciclos hegemónicos, veamos lo expresado en la siguiente cita:

17
Ibídem.
18
Para una crítica sobre el origen del sistema-mundo moderno, véase: Frank, A. G., Re-Orientar. La economía
global en la era del predominio asiático, Valencia, Universitat de València, 2008.
19
Ibídem, p. 40.
20
Ibídem.
21
Ibídem, pp. 40-41.
10
“hay dos modos muy diferentes en los que un estado puede intentar convertirse en dominante.
Uno es transformar la economía-mundo en un imperio-mundo. El segundo es obtener la hegemonía
en el sistema-mundo. Es importante distinguir entre estas dos modalidades, y entender por qué ningún
estado ha sido capaz de transformar el sistema-mundo moderno en un imperio-mundo sino que varios
estados han alcanzado, en diversos momentos, la hegemonía.[…] Por otro lado, tres poderes han
alcanzado la hegemonía, aunque sólo por periodos relativamente breves. El primero fueron las
Provincias Unidas (lo que hoy conocemos como los Países Bajos), a mediados del siglo XVII. El
segundo fue el Reino Unido a mediados del siglo xix, y el tercero fueron los Estados Unidos a
mediados del siglo xx. Lo que nos permite denominarlos hegemónicos es que por un periodo
determinado fueron capaces de establecer las reglas del juego en el sistema interestatal, en dominar
la economía-mundo (en producción, comercio y finanzas), en obtener sus objetivos políticos con un
uso mínimo de la fuerza militar (de la cual contaban en abundancia), y en formular el lenguaje cultural
mediante el cual se discutía el mundo.”22

Wallerstein expone, que en el moderno sistema-mundial no han logrado perdurar los


imperios-mundo por el hecho de que una autoridad política única, restringiría la expansión y
acumulación del capital, como expusimos anteriormente. Por otro lado, la explicación de que
las hegemonías hayan existido pero no perdurado indefinidamente, se explica por lo
siguiente. Según el autor, los intereses de las empresas capitalistas están entretejidos con
los de los estados ya, que les proporcionan amparo y estabilidad para la acumulación de
capital. Este proceso hace que, al calor de varios estados que compiten entre sí, se
concentren las empresas capitalistas que, durante su expansión competitiva con el resto,
algunas de ellas adquieren ventajas competitivas en las esferas productiva, comercial y
financiera, bajo el amparo de un Estado, que empieza a ser hegemónico. Esta fase suele
terminar en una gran guerra después de la cual se consolida la hegemonía política y
económica de uno de los Estados. Sin embargo, dicho triunfo sienta las bases de su propia
derrota ya que el poder hegemónico necesita desviarse en funciones políticas y militares. La
tecnología se difunde más allá de las fronteras del estado hegemónico, las rentas de los
trabajadores del Estado hegemónico aumentan, y esto lo debilita, haciendo que las
empresas capitalistas pierdan su eficiencia productiva, que es donde descansa la
hegemonía. De nuevo surge una expansión competitiva tras la cual surgirá un nuevo Estado
hegemónico.

Giovanni Arrighi realiza, sin embargo, una crítica al modelo de los ciclos hegemónicos de
Wallerstein objetando lo siguiente:

“Los bloques particulares de agencias gubernamentales y empresariales devienen hegemónicas


en el transcurso de expansiones competitivas en virtud de la eficiencia de sus acciones con respecto a
las de todos los demás bloques en competencia. Las acciones relativamente más eficiente
constituyen, sin embargo, un simple reflejo de propiedades estructurales del sistema-mundo
capitalista, sobre las que no tienen ninguna influencia. Son tan solo productos, y en absoluto
productivas.”23

Como podemos ver, la crítica que subyace contra la teoría de Wallerstein, para explicar la
transición de una hegemonía a otra, es de cierto determinismo. Este punto resulta
especialmente interesante ya que plantea el debate sobre la relevancia de las unidades –los

22
Ibídem., pp. 83-84.
23
Arrighi, G. y B. Silver, Caos y orden en el sistema-mundo moderno, Madrid, Akal, 2001, pp. 31-33.
11
estados y los sistemas de estados, así como las instituciones, empresas, etc.- y su
capacidad transformativa sobre el sistema. Arrighi plantea lo siguiente:

“En qué medida los procesos que tienen lugar a escala de las unidades –como la formación de
determinados bloques de agencias gubernamentales y empresas y sus acciones- tan sólo representan
un guión dictado por las propiedades del sistema en su totalidad, o bien lo escriben por sí mismos
dando así forma al sistema y transformándolo, es una cuestión que […] solo puede zanjar sobre bases
histórico-empíricas”.24

La obra citada de Arrighi, tiene como objetivo dilucidar tal cuestión. Sus conclusiones
serán que, el ascenso hegemónico de las potencias, lejos de ser un mera reflejo de las
propiedades del sistema –aunque limita y condiciona la elección de qué Estados pueden
aspirar a ser hegemónicos-, supone una reorganización fundamental del sistema y un
cambio en sus propiedades.

3.3. LA GEOCULTURA
“La geocultura se refiere a las normas y modos discursivos generalmente aceptados
como legítimos dentro del sistema-mundo.[…] Una geocultura no aparece automáticamente
con la implantación de un sistema-mundo.”25 En su libro Geopolítica y Geocultura Wallerstein
señala a la Revolución francesa como un acontecimiento mundial-histórico que supone una
maduración cultural de un sistema de valores muy en consonancia con la acumulación del
capital. Así, los acontecimientos de 1789 y 1815 transformaron las conciencias políticas
imperantes, e impusieron en la mentalidad general la noción de la normalidad del cambio y
de que cabía esperar una progresión continua de los mecanismos políticos del sistema.26
Tras dichos acontecimientos, aparecieron tres ideologías en el siglo XIX según Wallerstein
expresadas en el liberalismo, el conservadurismo y el socialismo, donde el liberalismo
emergerá como ideología dominante del sistema-mundo moderno.

Es interesante el planteamiento que realiza el autor al afirmar que tanto el wilsonismo


como el leninismo son dos versiones del liberalismo universalizador que permitió la
connivencia entre la URSS y EE.UU. durante la Guerra Fría. Esta cuestión explica –prosigue
el autor- la facilidad con la que La Revolución de 1968 cuestionó las verdades liberales en
todas sus manifestaciones: desde la autoridad del Estado como árbitro que expresa la
voluntad colectiva, hasta los movimientos antisistémicos tradicionales de la “vieja
izquierda”.27Para el autor los acontecimientos de 1968 suponen una ruptura fundamental con
la geocultura del sistema-mundo capitalista, es decir, con sus premisas intelectuales. Los
autores del sistema mundo consideran estos acontecimientos, junto con la crisis del petróleo
y el modelo productivo de la década de 1970, e incluso la caída de la URSS, como el inicio

24
Ibídem, p. 33.
25
Wallerstein, I., Análisis…, op. cit., p. 128.
26
Wallerstein, I., Geopolítica y Geocultura, Barcelona, Editorial Kairós, p. 19.
27
Ibídem, p. 22.
12
del declive de la hegemonía de EE.UU.28 y el inicio de un periodo de caos sistémico, que
romperá con la larga duración, es decir, no ya con el tiempo cíclico de la hegemonía de
EE.UU. sino con el moderno sistema mundial capitalista. Sin embargo, las características
del nuevo orden son imprevisibles, y la transición podría durar varios lustros.

28
Para ver una explicación más detallada del declive de la hegemonía de EE.UU., comparándola con el declive
de la hegemonía británica, véase: Arrighi, G., B. Silver, Caos y orden…, op. cit., pp. 86-103.
13
4. CUESTIONES INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEAS BAJO LA
PERSPECTIVA DEL SISTEMA-MUNDO
En este capítulo trataremos de exponer algunas interpretaciones y acercamientos desde
la perspectiva del sistema-mundo, sobre algunas temáticas contemporáneas de interés que
han sido abordadas por estos autores.

Hemos decidido escoger dos grandes temáticas muy relacionadas, que han supuesto
dentro de la teoría de las relaciones internacionales, tanto el pasado siglo como incluso el
actual, un centro de interés sobre el cual se han desarrollado múltiples reflexiones desde
corrientes teóricas diferentes. Por otro lado, hemos considerado adecuado ver qué
interpretaciones existen desde la perspectiva del análisis del sistema-mundo, o cómo dichos
temas o acontecimientos, eran enmarcados dentro de perspectiva teórica.Como dijimos en
la introducción los temas que tratáremos serán: el significado e interpretación de la Guerra
Fría y la caída de la Unión Soviética y “los comunismos” de Europa oriental.

Hemos de decir que si bien estos temas los trataremos de manera diferenciada, existen
dos ejes transversales que los atraviesan; el ciclo hegemónico de Estados Unidos y el futuro
de dicha hegemonía así como del futuro orden internacional.

También queremos expresar que la elección de dichas temáticas nos han resultado
especialmente sugerentes, por el interés que suscita ver, cómo una perspectiva de análisis
como es la de los sistemas-mundo, heredera de las teorías del subdesarrollo y la
dependencia, que entroncan con la tradición marxista, interpretan algunos hechos que,
quizá podrían interpretarse como difíciles de digerir por tales teorías.

14
4.1. LA GUERRA FRÍA

Como expresamos en el capítulo anterior, una de las estructuras básicas del sistema –
mundo moderno consiste en el ascenso y la decadencia cíclicos de las hegemonías dentro
del sistema inter-estatal mundial. Para los analistas del sistema-mundo, la cuarta hegemonía
–tras la genovesa, holandesa y británica- es la estadounidense, que comienza a ascender
en 1873 con el inicio de la Gran Depresión que, por otro lado, supone el fin de la hegemonía
británica. La competencia en el siglo XX comenzaría librándose entre EE.UU. y Alemania.

El autor realiza una comparación entre el último asalto para alcanzar la hegemonía entre
Gran Bretaña y Francia en el siglo XVII y entre EE.UU. y Alemania en el siglo XX. Para
Wallerstein hay importantes semejanzas geopolíticas aunque una gran diferencia
geocultural: ambas contiendas fueron ganadas por potencias marítimas y ambas
necesitaron el apoyo de una potencia terrestre poara alzarse con la hegemonía. En el caso
de Gran Bretaña requirió la ayuda de Rusia; lo mismo que EE.UU. en la II Guerra Mundial.
La diferencia cultural es que Alemania no contaba con una revolución cultural
universalizadora como fue la Revolución Francesa de 1789. Pudo haberla tenido, si la
revolución que triunfó en Rusia en 1917 hubiese triunfado en Alemania. Esta cuestión es de
gran importancia para Wallerstein ya que daría lugar a una situación curiosa y ambivalente.29

Como dijimos, para Wallerstein 1917 es un momento de gran importancia ya que dio
origen a la entrada en escena de dos grandes ideólogos del siglo XX: Woodrow Wilson y
Nicolai Lenin. Mientras “Wilson creo el americanismo o la oferta de ‘crear un mundo seguro
para la democracia’[… ] Lenin difundió el comunismo, o la propuesta de llevar al poder a la
clase obrera de todas partes como clase universal”30. En lo que puede ser una de las tesis
más atrevidas de nuestro autor, ambas ideologías que se presentaron como ideologías
alternativas y antagónicas tenían, sin embargo, mucho más en común de lo que se trataba
de mostrar.

“Ambos compartían la herencia de la Ilustración y la creencia de que la humanidad podía construir


nacional y deliberadamente la buena sociedad. Compartían la creencia de que el estado constituía un
elemento clave en esa construcción[…]una visión secular de futuro[…] Y en cuanto a los pueblos
periféricos del mundo, compartían el ideal de la ‘autodeterminación de las naciones’ que eran ‘iguales’.
Por último eran teleológicas. Compartían una visión de que la historia avanzaba inevitable[…] hacia
sus ideales universalizadores.”31

Retomando la importancia de 1917, ésta se debe a que, desde 1917 hasta 1945, el
antagonista para EE.UU. era Alemania y de hecho requirió de la ayuda de Rusia para su
derrota. La contradicción en ese periodo era doble: para EE.UU., ¿cómo combatir el
leninismo si su participación en la guerra era fundamental para derrotar a Alemania? ¿Y
para la URSS, cómo continuar aplicando el “leninismo revolucionario” y proclamar la
revolución comunista mundial, cuando se necesitaba a EE.UU. para frena la amenaza que
29
Wallerstein, I., Geopolítica…, op. cit., p. 14.
30
Ibídem.
31
Ibídem.
15
suponía Alemania? Además hay que añadir el hecho de que la URSS tenía como modelo
tecnológico a EE.UU, ilustrado en la famosa frase de Lenin “El comunismo es igual a los
soviets más electricidad”.

Dichas cuestiones, resultaron determinantes desde la postura de Wallerstein, para


entender el origen y verdadero significado del periodo de la hegemonía fuerte de EE.UU.
(1945-1973). Para Wallerstein, la construcción de esta hegemonía tuvo dos pilares: la OTAN
y el acuerdo político-económico que subyace bajo el equilibrio europeo de 1945-1989. Para
nuestro autor, más allá del cambio de retórica respecto a la Guerra Fría de Roosvelt a
Truman, existe una continuidad en la política exterior norteamericana, a pesar de que haya
quedado velada por la enorme atención pública que han acaparado los componentes
militares entre Estados Unidos y la URSS.

“EE.UU. era partidaria de una URSS estalinista dotada de un mini-imperio siempre que se
mantuviera básicamente dentro de los límites de 1945-1948. El estalinismo le brindaba a EE.UU. una
justificación ideológica y una consolidación de su hegemonía en el sistema-mundial.[…] El estalinismo
garantizaba el orden en una tercera parte del mundo y podía considerarse que la URSS[…]
desempeñaba para Estados Unidos el papel de una potencia subimperialista”. 32

Por otro lado el “imperio” creado por la URSS después de 1945 respondía, en primer
lugar, a sus intereses inmediatos de cobrar las indemnizaciones de la guerra. En segundo
lugar, cumplía un papel estratégico de vigilar un posible resurgimiento de Alemania o un
ataque de EE.UU. Además, nuestro autor argumenta que la URSS temía el surgimiento de
movimientos comunistas autóctonos y, de esta manera, se aseguraba gobiernos satélites en
Polonia, Rumanía Bulgaria, Hungría, Checoslovaquia y la República Democrática Alemana,
como consecuencia de las victorias militares del Ejército Rojo, y no por una voluntad
popular. Este último factor, es remarcado por Wallerstein como el más relevante a largo
plazo, ya que permitía a la URSS mantener bajo su control las tendencias socialistas
revolucionarias que surgieran en la mencionada Europa Orienta, pero también en Europa
occidental y en el resto del mundo.33 Éste papel de contención revolucionario lo ejerció
mediante la Tercera Internacional, aunque fue motivo de la escisión sino-soviética y de
distintos movimientos nacional-populares en Asia y América.

Además, desde el punto de vista de la expansión económica inmediata de la economía


mundial el bloque soviético no jugaba un papel relevante, si tenemos en cuenta las
posibilidades que en este sentido suponía la reconstrucción de Europa occidental y Japón.

“Un discurso ideológico alimentaba al otro, y ninguno resultaba verosímil sin el otro. La
Guerra Fría permitió que cada bando, en nombre del americanismo y el leninismo,
mantuviera un orden estricto dentro de sus respectivos campos”.34

32
Ibídem. pp. 128-129.
33
Ibídem. pp. 16-17.
34
Ibídem. pp. 18.
16
4.2. LA CAÍDA DE LA URSS Y LA CRISIS DE LA HEGEMONÍA DE EEUU

¿Cómo se interpreta desde la perspectiva de análisis de los sistemas-mundo los


inesperados acontecimientos que supusieron las caídas de los regímenes ‘comunistas’ de
Europa oriental a finales de los ochenta, y el colapso final de la URSS en 1991? Si bien es
cierto que dichos acontecimientos no fueron pronosticados, no es menos cierto que, a la
vista de los acontecimientos actuales, las tesis que sostiene Wallerstein sobre el significado
y alcance de dichos acontecimientos resultan sugerentes y no del todo desacertadas. A
continuación, reproduciremos algunas interpretaciones sobre dichos acontecimientos del
autor que estamos estudiando. Es importante saber, que dichas ideas están escogidas de
textos del autor escritos antes del desmoronamiento final de la URSS.

Para Wallerstein, el fin de “los comunismos” es parte de un proceso más amplio que es
el fin de la era de la hegemonía estadounidense en el sistema mundial. En este sentido el
autor expresa en la introducción de Geopolítica y Geocultura:

“Aunque muchos comentaristas hayan aclamado 1989 como el comienzo de la pax americana, la
tesis del presente libro sostiene que, al contrario, marca el fin de la pax americana. ¡La guerra fría era
la pax americana! La guerra fría ha terminado; por consiguiente, la pax americana ha tocado ya a su
fin”.35

El momento más amplio del fin de la hegemonía de EE.UU., viene dado


fundamentalmente por dos acontecimientos de gran significación. El primero de ellos se
refiere a los movimientos de 1968 que son interpretados como una “verdadera revolución
cultural mundial o revolución de la ‘geocultura’ del sistema-mundo”.36 Las repercusiones de
esta revolución mundial de la geocultura, supondrá una revolución de diversas estructuras
de producción cultural que abarca esferas como las del “sistema de saberes” o la
modificación de la cultura política de los movimientos antisistémicos. Esto se debe a que
uno de los temas recurrentes en casi todos los movimientos del segundo lustro de los años
sesenta ha sido el de la crítica directa de los movimientos anteriores prosoviéticos de la
“vieja izquierda”.37

El otro gran vector que hay que tener en cuenta para enmarcar el fin de los comunismos
y el declive de la hegemonía de EE.UU. es la dinámica del medio plazo o tiempo cíclico. Si
el periodo que comprende lo que la sociología francesa denominó los “Treinta Años
Gloriosos” del capitalismo, adquiere sentido, en la terminología de la perspectiva estudiada,
la fase ascendente de un Kondratiev, la crisis de 1973 será el punto de inflexión de este
ciclo, que indica el comienzo de una época de transición hegemónica. En este sentido,
Wallerstein plantea, que los posible aspirantes a disputarle dicha hegemonía a EE.UU.
pueden ser Europa occidental o Japón, que al calor de la propia expansión económica de
EE.UU. instrumentada en parte por el Plan Marshall y el apoyo a Japón como nuevo socio,
35
Ibídem, p. 11.
36
Aguirre Rojas, J. A., I. Wallerstein: Crítica del sistema-mundo capitalista, México D.F., Icaria, 1997, p. 66.
37
Ibídem.
17
adquirieron cierta autonomía política y también un crecimiento de sus economías que les
permitió alcanzar una eficiencia competitiva capaz de plantar cara a las empresas
capitalistas de Estados Unidos. Luego volveremos sobre el alcance en la larga duración que
surge, de la combinación de la crisis de la geocultura que significó 1968, que rompía con el
consenso liberal y cultural del moderno sistema-mundial y, al mismo tiempo, las limitaciones
que enfrenta la economía-mundo capitalista para resolver la expansión del capital a nuevas
esferas que, según los autores del sistema-mundo, ha llegado a su límite sistémico.

Retomando el hilo de las caídas de “los comunismos”, enmarcadas en esta crisis de


hegemonía de EE.UU. y crisis sistémica –como expondremos más tarde-, veremos qué
significado tiene para Wallerstein las experiencias socialistas y el discurso leninista a la luz
de su desmoronamiento. ¿Qué ha sucedido finalmente con el proyecto socialista?, se
planeta el autor.

Para el autor las experiencias socialistas inspiradas en el marxismo-leninismo, más que


fracasadas, mostraron simplemente sus límites en el sistema-mundo capitalista en el cual se
desarrollaron. Según Wallerstein, las experiencias socialistas fueron un fenómeno pasajero
dentro del desarrollo del sistema mundial moderno que, no pueden ser consideradas como
fracasadas, pues el fracaso supone que había alternativas históricas posibles. Lo cierto es,
que la perspectiva del análisis mundo en cuanto a la concepción del moderno-sistema
mundial surgido en el siglo XVI, como una economía-mundo donde las distintas hegemonías
en cada largo siglo, expresan las variaciones del sistema en sus tiempos cíclicos, las
experiencias socialistas iniciadas en 1917 no suponían una alternativa histórica. Esto se
debe a que la aspiraciones, al menos teóricas, del marxismo-leninismo original suponía la
transformación del capitalismo, es decir, de la economía-mundo capitalista, en un sistema
nuevo, socialista o comunista, no regido por la acumulación de capital y reproducción de la
plusvalía.

Wallerstein afirma, que tanto la socialdemocracia en los países occidentales, como el


marxismo leninismo que pretendió como mínimo la URSS y China, ni los movimientos de
liberación nacional del Tercer Mundo suponían alternativas reales. Las tres variantes eran,
en el fondo, una misma estrategia de “utilizar el poder del Estado para ‘desarrollar’ el país.
Tales alternativas –continúa el autor- eran impracticables, “pero no era posible apreciarlo en
1873 ni en 1945. No se les debería recriminar a los movimientos ser producto de sus propias
limitaciones históricos de su momento.”38 El autor, sin embargo, distingue al marxismo-
leninismo que funcionó, después de todo, más como una ideología del desarrollo nacional
enmarcado en la tradición liberal de la Revolución francesa, del marxismo, el cual no inició
su andadura como una ideología de desarrollo nacional y no está condenado a interpretarse
en el sentido más restringido.39
38
Ibídem., p. 136.
39
Ibídem., p. 138.
18
Por otro lado, el autor distingue que, en el momento actual, la situación es diferente
porque nos encontramos frente a una crisis sistémica del moderno sistema mundial
capitalista, lo cual no sitúa en un periodo de transición sumamente inestable, que supone
una bifurcación histórica, aún por determinar.

19
5. CONCLUSIONES
Tras la introducción, en la que planteamos las líneas generales por las que transcurriría el
ensayo, contextualizamos la perspectiva del sistema-mundo de acuerdo a sus antecedentes
teóricos. Como vimos, sobresalían fundamentalmente dos: la escuela de la dependencia
latinoamericana y los teóricos del Tercer Mundo, y la escuela historiográfica francés de los
Annales. Ésta última, marcaría especialmente tanto la perspectiva histórica como los
fundamentos metodológicos, ontológicos y epistemológicos que supone considerar la unidad
de análisis al sistema-mundo y considerar, por otro lado, la “historia total”, es decir, cruzar
las barreras creadas entre las diferentes disciplinas como la economía, la sociología, la
historia, etc. Igualmente, situamos el análisis de sistemas-mundo dentro de la teoría de las
relaciones internacionales. También destacamos los tiempos sociales de Braudel de la larga
duración y los tiempos cíclicos.

Posteriormente, expusimos algunos conceptos fundamentales, organizados y orientados


al posterior análisis. Destacamos tres vectores teórico-conceptuales: sistema-mundo (y su
variantes, economía-mundo e imperio-mundo), la teoría de los ciclos hegemónicos y la
geocultura. De esta manera, tratamos de generar una visión más o menos articulada de la
perspectiva teórica estudiada.

El origen del sistema-mundo moderno como una economía-mundo capitalista, inició un


cambio sistémico en la historia dentro de la larga duración; en vez de los imperios-mundos,
que habían dominado en el anterior sistema, empieza a emerger un sistema de estados,
sobre el empuje de la expansión geográfica del capital que impulsa la acumulación. Esto
crea diferencias de poder entre diferentes unidades políticas bajo las cuales se concentran
el capital, lo que da lugar a una competencia competitiva por logar la hegemonía, esto es,
una ventaja en los terrenos del comercio, las finanzas y la industria además de en el terreno
militar, que garantice la expansión. Sin embargo, una vez alcanzada la hegemonía, el capital
concentrado bajo el estado hegemónico, va perdiendo eficiencia competitiva por el
desdoblamiento de funciones del estado para mantener su posición: el estado hegemónico
entra en declive y otro Estado ocupará su lugar tras una nueva reordenación y
concentración del capital. Las diferentes hegemonías, por lo tanto, expresan los cambios
estructurales del sistema-mundo moderno en el tiempo cíclico.
20
Este esquema teórico que esbozamos de manera sintética, lo vimos aplicado después en
los análisis realizados sobre el periodo de la Guerra Fría y la caída de la URSS y los
comunismos de Europa oriental.

Una de las primeras conclusiones es que, si bien la perspectiva del sistema-mundo, parte
de una unidad de análisis muy amplia, que en un principio parece difícil de aplicar para
acontecimientos o periodos situados en una escala de tiempo más corta, hemos visto, sin
embargo, que este análisis es realizable y sus resultados son, cuanto menos, interesantes.

Uno de los puntos centrales del análisis sobre el periodo de la Guerra Fría que queremos
destacar, es el lugar que, bajo el análisis del sistema-mundo, ocupa la URSS. Desde la
perspectiva de Wallerstein, la URSS nunca planteó una amenaza a la hegemonía de
EE.UU., ya que la misma URSS era en el fondo un proyecto desarrollista, fundamentado en
premisas no tan lejanas del liberalismo, que estaba integrado en el sistema-mundo. Es más,
podríamos concluir que la existencia de la URSS, en base a un consenso implícito con los
EE.UU., sirvió para que EE.UU. expandiera, desarrollara y concentrara el capital, debido a
los imperativos sistémicos, con más éxito y magnitud que en ningún otro periodo del
sistema-mundo. Sin embargo, dicha expansión tocó techo en 1968 y 1973, por los límites
que alcanzó la expansión del capital del estado hegemónico, que empezó a encontrar
dificultades, y competidores que habían crecido bajo su amparo. Particularmente las
empresas japonesas empezaron a tomar la delantera en algunos sectores clave.

Según la perspectiva de Wallerstein, tanto los acontecimientos de la “Revolución cultural”


de 1968, la crisis productiva de 1973 como el derrumbe de la URSS se enmarcan dentro del
periodo de declive de la hegemonía de EE.UU. y que también supone el inicio del cambio
sistémico en la larga duración.

Consideramos que este marco teórico que hemos visto de forma teórica pero también
aplicado a una realidad más concreta, ofrece una perspectiva particular y con potencial
explicativo. Sin embargo, aunque hemos hablado a veces de teoría, hemos utilizado a lo
largo del trabajo la palabra “perspectiva” del sistema-mundo o “análisis” de sistemas-mundo.
Efectivamente, como así lo afirman sus representantes dicha perspectiva no es una teoría.
Más bien diría que dicha perspectiva ofrece un marco general interpretativo, con base
histórica y hasta cierto punto empírica que nos puede servir para interpretar y redimensionar
los sentidos de hechos concretos, particulares, considerando que se enmarcan en procesos
más amplios con escalas temporales diferentes.

Particularmente, estoy bastante de acuerdo con interpretar el proyecto “socialista” de la


URSS con un proyecto esencialmente desarrollista, limitado por el propio sistema-mundo.
¿Fue en algún momento posible una transformación sistémica bajo los parámetros de este
proyecto desarrollista? Lo cierto es que la estrecha relación entre el poder de los estados y
una economía que es una sola economía-mundo, suponen límites sistémicos para una
21
transformación en un momento en el que la hegemonía de EE.UU. aún no había rebasando
sus límites (1945-1973). En este sentido, una trasformación del sistema-mundo en los
parámetros del modelo de la URSS –concibiéndolo como esencialmente desarrollista y con
un discurso no revolucionario desde tiempos de Stalin- tenía muy estrecho margen.

Pensamos que el propio recorrido que ha supuesto la elaboración de este ensayo, nos ha
permitido revisar y descubrir un tipo de análisis desde esta perspectiva, quizá poco visible
en la panorámica de las teoría de las relaciones internacionales. Particularmente, tras los
acontecimientos turbulentos de la primera década de 2000, creemos beneficioso para el
debate académico recuperar y reivindicar la perspectiva del sistema-mundo y sus
potencialidades.

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BIBLIOGRAFÍA

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1997.

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