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INVESTIGADO POR 1

T.S.U JESÚS A. COVA G


C.I: 10.880.006
SECCIÓN. 02 DE ESTUDIOS JURÍDICOS
ALDEA BERMÚDEZ III
CARÚPANO, 22 de Abril de 2011

La modernidad modelo civilizatorio y visión del mundo

Es la concepción única según la cual nos encontramos hoy en un punto de llegada,


sociedad sin ideologías,, globalizado, universal, que hace innecesaria la política, en la
medida en que ya no hay alternativas posibles a ese modo de vida. Es La expresión
más potente de la eficacia del pensamiento científico moderno (especialmente en sus
expresiones tecnocráticas y neoliberales hoy hegemónicas) es lo que puede ser
descrito literalmente como la naturalización de las relaciones sociales, la noción de
acuerdo a la cual las características de la sociedad llamada moderna son la expresión
de las tendencias espontáneas, naturales del desarrollo histórico de la sociedad. La
sociedad liberal industrial se constituye desde esta perspectiva no sólo en el orden
social deseable, sino en el único posible La búsqueda de alternativas a la
conformación profundamente excluyente y desigual del mundo moderno exige un
esfuerzo de construcción del carácter universal y natural de la sociedad capitalista-
liberal. Esto requiere el cuestionamiento de las pretensiones de objetividad y
neutralidad de los principales instrumentos de naturalización y legitimación de este
orden social: el conjunto de saberes que conocemos globalmente como ciencias
sociales.
La Modernidad: Constituye la etapa de transición del feudalismo al capitalismo, tiene
como principal hecho la formación de los Estados Nacionales modernos, que su
ideología es el Estado Nación.
La colonialidad, Es un patrón de poder que emergió como resultado del colonialismo
moderno, pero en vez de estar limitado a una relación formal de poder entre dos
pueblos o naciones, más bien se refiere a la forma como el trabajo, el conocimiento la
autoridad y las relaciones intersubjetivas se articulan entre si a través del mercado
capitalista mundial y de la idea de raza.

Ciencias Sociales: saberes coloniales y eurocéntricos

Actualmente existe dificultades relacionadas a la formulación alternativas teóricas a


la primacía del mercado cuyo mayor defensor ha sido el concepto neoliberal. Sin
embargo, es común considerar al este último como una teoría económica más que lo
que en verdad es: un discurso hegemónico de un modelo civilizatorio ; es decir , una
síntesis de los supuestos y valores básicos de la sociedad liberal moderna en relación
al ser humano , la riqueza , la naturaleza , el progreso , el conocimiento y la buena
vida y por esto mismo no se puede buscar salidas en el campo se la economía ya que
esta como disciplina asimila los fundamentos de la mencionada cosmovisión liberal
cuya afirmación se basa en la naturalización d las relaciones sociales en donde las
características de la sociedad moderna son la expresión espontánea , natural del
desarrollo de la sociedad , el único posible. Su supuesta eficacia reside en que ha
salido victorioso a través de la historia , de ciertas oposiciones políticas tales como :
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el socialismo real , las organización y lucha populares anti-capitalistas en todas


partes del mundo. Para la búsqueda de alternativas se necesita cuestionar los
instrumentos de naturalización y legitimación del neoliberalismo reflejado en el
conjunto de saberes que hoy conocemos como ciencias sociales. Para ello los saberes
modernos que contribuyen al afianzamiento de la eficacia naturalizadora del
neoliberalismo se dividen en dos dimensiones : la primera , se refiere a los procesos
de separaciones o particiones del mundo de lo “ real” que se da históricamente en la
sociedad occidental y las formas de conocimiento que se construyen en base a esos
procesos.; la segunda, se refiere a la manipulación de los saberes modernos con la
organización del poder especialmente en las relaciones coloniales de poder
constitutivas del mundo moderno.

La primera separación de la tradición occidental es de carácter religioso .Ellos creen


al ser creado pro Dios posteriormente a la naturaleza y al ser sido elevado por sobre
las tras criaturas pueden disponer de la naturaleza como les parezca. Mas adelante , a
partir de la Ilustración de da la ruptura entre razón y el mundo esto quiere decir que
este ultimo no es un orden importante, esta videntemente muero. Entonces ya no era
importante estar en sintonía con el cosmos , el mundo es un mecanismo
desespiritualizado que puede estar regido por los preceptos de la razón. Por otro
lado la conquista ibérica del América es el momento de donde parten dos procesos
que se dan en la historia posterior: la modernidad y la organización colonial del
mundo. A partir del colonialismo en América se da conjuntamente la constitución
colonial de los saberes , de los lenguajes , de la memoria y del imaginario que finaliza
en los siglos XVIII Y XIX pero que tiene como supuesto básico el carácter universal
de la experiencia europea. Este universalismo no universal en que se niega todo
derecho diferente al liberal que esta sustentando en la propiedad privada individual.
El derecho de propiedad resulta no sólo del ejercicio de la propia disposición del
individuo sobre si mismo sino sobre la naturaleza ocupándola , trabajándola por lo
tanto ni hay cultivo ni cosecha la ocupación efectiva en el caso del continente
americano serviría para generar derecho y la población aborigen tendría a adaptarse a
tales conceptos por tener un estado que se califica como primitivo. Este
universalismo excluyente no considera los derecho de las grande masas , de las
naciones bárbaras porque ellos no son portadores históricos de la llamada razón
universal y por lo tanto carecen de soberanía y de autonomía. Es por ello que resulta
evidente que la Historia parece ir de Oriente a Occidente, siendo Europa el
Occidente absoluto, lugar en el cual el espíritu alcanza su máxima expresión.
Tras varias luchas civilizatorias en Europa se da la hegemonización del proyecto
liberal que tuvo como consecuencia la afirmación de las relaciones de producción
capitalistas y del modo de vida liberal que con el tiempo adquirieron el carácter de
formas naturales de la vida social. Y una dimensión colonial / imperial de
sometimiento de otro territorios ajenos a las potencias europeas. Pero esta afirmación
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no fue posible sin antes la oposición de generaciones de campesinos y trabajadores


que vivieron todas las trasformaciones y que luego conformarían la clase proletaria.
Es en esta derrota que se apoya las ciencias sociales , como condiciones históricas y
toma como ejemplo cinco países liberales industriales: Inglaterra , Francia , Alemania
, las Italias y los Estado Unidos , para proponer al neoliberalismo como única forma
de vida posible. Se dice que todas las culturas deben ir desde lo primitivo a lo
tradicional y es la sociedad industrial liberal el fin último de este recorrido. También
se plantea que se debe utilizar a la experiencia histórica europea como formas únicos
conocimiento o patrones para poner en práctica en todos los pueblos del planeta; Y
aunque esta es evidentemente una concepción eurocéntrica hay algunos que piensan
que se requiere de esa acción civilizadora , de quienes tienen un cultura superior,
para salir del primitivismo .Sin embargo existen otro grupo que sí considera la
especificidad histórico –cultural del continente americano y que platean un
desarrollo autónomo sin carácter imitativo.
En el pensamiento social latinoamericano ha surgido formas alternativas del
conocimiento que cuestionan justamente el carácter eurocéntrico del liberalismo
.Existen aportes importante de tres investigadores: Trouillot, Escobar y Coronil .
Troullit analiza el carácter colonial de la historiografía occidental tomando como base
el estudio de la revolución haitiana. Esta revolución fue impensable en su tiempo
porque reto las concepciones de la época sobre raza , colonialismo y esclavitud y de
allí su importancia . Arturo Escobar contribuyó a ala construcción de un marco de
referencia para la crítica cultual de la economía como una estructura importante en la
modernidad. Analiza el discurso de la post guerra que fue producido bajo condiciones
de desigualdad para afirmar la dominación del el Tercer Mundo. Todas estas ideas de
modernidad del liberalismo dan una falsa percepción de la idea de desarrollo. La
ciencia y la tecnología son concebidas como base del progreso material y sentido del
desarrollo y son solo los conocimientos de los expertos entrenados en la tradición
occidental los que se toman en cuenta como verdaderos . Coronil analiza las
separaciones de los saberes sociales modernos a partri de las implicaciones de la
exclusión del espacio y de la naturaleza que se ha dado e la historia de la sociedad
moderna. Es fundamental la construcción social del espacio como base para “ pensar
el espacio en términos que integren su significado con sus propiedades formales y
materiales.” El propone la reintroducción del espacio que porque permite ver al
capitalismo como proceso global mas que como proceso generado en Europa y por lo
tan permite también incorporar al campo de visión de la modernidades subalternas.

Es necesario desechar el carácter imitativo que está presente en la concepción de


desarrollo de nuestras sociedades . Considero que es falso que la eficacia de la
aplicación de ciertas medida en los países desarrollados puede darse también a
nuestras sociedades porque si esto seria cierto las sociedades latinoamericanas no
estarían dentro de la categoría de países del Tercer Mundo. En cambio creo que los
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gobernantes en vez de mirar a las grandes potencias y seguir al pie de la letra lo que
estas hacen deberían conocer la realidad y buscar de acuerdo a ella salidas que
beneficien a su pueblo . Desde ya hace mucho tiempo que no revaloramos lo que es
nuestro , es momento en que las personas empezando por los ciudadanos que no
están en cargos público hasta las que lo sí , y son de echo los que deberían estar más
interesado en el tema , admiren su propia historia , los vínculos a los que estamos
unidos por nacer en un mismo país y de este modo miren al futuro siguiendo el
camino de un desarrollo mas autónomo.

Saberes coloniales.
En los debates políticos y en diversos campos de las ciencias sociales, han sido
notorias las dificultades para formular alternativas teóricas y políticas a la primacía
total del mercado, cuya defensa más coherente ha sido formulada por el
neoliberalismo. Estas dificultades se deben, en una importante medida, al hecho de
que el neoliberalismo es debatido y confrontado como una teoría económica, cuando
en realidad debe ser comprendido como el discurso hegemónico de un modelo
civilizatorio, esto es, como una extraordinaria síntesis de los supuestos y valores
básicos de la sociedad liberal moderna en torno al ser humano, la riqueza, la
naturaleza, la historia, el progreso, el conocimiento y la buena vida. Las alternativas a
las propuestas neoliberales y al modelo de vida que representan, no pueden buscarse
en otros modelos o teorías en el campo de la economía ya que la economía misma
como disciplina científica asume, en lo fundamental, la cosmovisión liberal.
La expresión más potente de la eficacia del pensamiento científico moderno
-especialmente en sus expresiones tecnocráticas y neoliberales hoy hegemónicases lo
que puede ser descrito literalmente como la naturalización de las relaciones sociales,
la noción de acuerdo a la cual las características de la sociedad llamada moderna son
la expresión de las tendencias espontáneas, naturales del desarrollo histórico de la
sociedad. La sociedad liberal industrial se constituye -desde esta perspectiva- no sólo
en el orden social deseable, sino en el único posible. Esta es la concepción según la
cual nos encontramos hoy en un punto de llegada, sociedad sin ideologías, modelo
civilizatorio único, globalizado, universal, que hace innecesaria la política, en la
medida en que ya no hay alternativas posibles a ese modo de vida.
Esta fuerza hegemónica del pensamiento neoliberal, su capacidad de presentar su
propia narrativa histórica como el conocimiento objetivo, científico y universal y a su
visión de la sociedad moderna como la forma más avanzada –pero igualmente
normal- de la experiencia humana, está sustentada en condiciones histórico culturales
específicas. El neoliberalismo es un excepcional extracto, purificado y por ello
despojado de tensiones y contradicciones, de tendencias y opciones civilizatorias que
tienen una larga historia en la sociedad occidental. Esto le da la capacidad de
constituirse en el sentido común de la sociedad moderna. La eficacia hegemónica
actual de esta síntesis se sustenta en las tectónicas transformaciones en las relaciones
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de poder que se han producido en el mundo en las últimas décadas. La desaparición o


derrota de las principales oposiciones políticas que ha enfrentado históricamente la
sociedad liberal (el socialismo real, y las organizaciones y luchas populares anti-
capitalistas en todas partes del mundo), así como la riqueza y el poderío militar sin
rival de las sociedades industriales del Norte, contribuyen a la imagen de la sociedad
liberal de mercado como la única opción posible, como el fin de la Historia. Sin
embargo, la naturalización de la sociedad liberal como la forma más avanzada y
normal de existencia humana no es una construcción reciente que pueda atribuirse al
pensamiento neoliberal, ni a la actual coyuntura geopolítica, sino que por el contrario
tiene una larga historia en el pensamiento social occidental de los últimos siglos.
La búsqueda de alternativas a la conformación profundamente excluyente y desigual
del mundo moderno exige un esfuerzo de deconstrucción del carácter universal y
natural de la sociedad capitalista-liberal. Esto requiere el cuestionamiento de las
pretensiones de objetividad y neutralidad de los principales instrumentos de
naturalización y legitimación de este orden social: el conjunto de saberes que
conocemos globalmente como ciencias sociales. Este trabajo de reconstrucción es un
esfuerzo extraordinariamente vigoroso y multifacético que se ha venido produciendo
en los últimos años en todas partes del mundo. Entre sus contribuciones
fundamentales se destacan: las múltiples vertientes de la crítica feminista, el
cuestionamiento de la historia europea como Historia Universal, el desentrañamiento
de la naturaleza del orientalismo, la exigencia de “abrir las ciencias sociales”; los
aportes de los estudios subalternos de la India7; la producción de intelectuales
africanos como V.Y. Mudimbe, Mahmood Mamdani, Tsenay Serequeberham y
Oyenka Owomoyela, y el amplio espectro de la llamada perspectiva postcolonial que
encuentra especial vigor en muchos departamentos de estudios culturales de
universidades norteamericanas y europeas. La búsqueda de perspectivas del conocer
no eurocéntrico tiene una larga y valiosa tradición en América Latina (José Martí,
José Carlos Mariátegui), y cuenta con valiosas contribuciones recientes, entre éstas
las de Enrique Dussel, Arturo Escobar, Michel-Rolph Trouillot11, Aníbal Quijano,
Walter Mignolo, Fernando Coronil y Carlos Lenkersdorf.
Este texto se inscribe dentro de este esfuerzo, argumentando que es posible identificar
dos dimensiones constitutivas de los saberes modernos que contribuyen a explicar su
eficacia naturalizadora. Se trata de dos dimensiones que tienen orígenes históricos
diferentes, y que sólo adquieren su actual potencia naturalizadora por la vía de su
estrecha imbricación. La primera dimensión se refiere a las sucesivas s e p a r a c i o n
e s o p a rt i c i o n e s del mundo de lo “real” que se dan históricamente en la
sociedad occidental y las formas como se va construyendo el conocimiento sobre las
bases de este proceso de sucesivas separaciones. La segunda dimensión es la forma
como se articulan los saberes modernos con la o rganización del poder, especialmente
las relaciones coloniales/imperiales de poder constitutivas del mundo moderno. Estas
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dos dimensiones sirven de sustento sólido a una construcción discursiva


naturalizadora de las ciencias sociales o saberes sociales modernos.

Mitos de la modernidad.
El mio de la modernidad se caracteriza
a) La civilización moderna se autocomprende como más desarrollada, superior.
b) La superioridad obliga a desarrollar a los más primitivos, rudos, bárbaros, como
exigencia moral.
c) El camino de dicho proceso educativo de desarrollo debe ser el seguido por
Europa.
d) Como el bárbaro se opone al proceso civilizador, la praxis moderna debe ejercer en
último caso la violencia si fuera necesario, para destruir los obstáculos de la tal
modernización (la guerra justa colonial).
e) Esta dominación produce víctimas (de muy variadas maneras), violencia que es
interpretada como un acto inevitable, y con el sentido cuasi-ritual de sacrificio; el
héroe civilizador inviste a sus mismas víctimas del carácter de ser holocaustos de un
sacrificio salvador (el indio colonizado, el esclavo africano, la mujer, la destrucción
ecológica de la tierra, etcétera).
f) Para el moderno, el bárbaro tiene una "culpa" (el oponerse al proceso civilizador)
que permite a la "Modernidad" presentarse no sólo como inocente sino como
"emancipadora" de esa "culpa" de sus propias víctimas.
g) Por último, y por el carácter "civilizatorio" de la "Modernidad", se interpretan
como inevitables los sufrimientos o sacrificios (los costos) de la "modernización" de
los otros pueblos "atrasados" (inmaduros), de las otras razas esclavizables, del otro
sexo por débil, etcétera.

Eurocentrismo y América Latina.


El eurocentrismo es una ideología de la historia y de la evolución social, según la cual
se considera a Europa y su cultura como centro y motor de la civilización y se
identifica la historia europea con la Historia Universal. El eurocentrismo es también
un vicio cognitivo, que supone la existencia de experiencias históricas lineales
movidas por esquemas culturales fijos, correspondientes a los provistos por la historia
europea, considerando a las trayectorias no europeas como formaciones incompletas
o deformadas.
La civilización europea es la única que ha salido fuera de sí para conocer,
conquistar, explotar, y otras cosas peores, el mundo circundante; Europa ha creado un
sistema mundial de pesos y medidas intelectual, político, y moral; es el maître à
penser de gran parte de la humanidad.
El Viejo Continente se ha proyectado al exterior, básicamente, de dos maneras:
tratando de reproducirse a sí mismo, como ha hecho en América, norte y sur, y en los
establecimientos posbritánicos de Oceanía; y a través del colonialismo, en el resto del
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planeta. Como consecuencia de ello, aun los que se consideran sistemas alternativos
al occidental, notablemente, el Islam y un difuso y emergente neoconfucianismo en
Asia, deben utilizar en su diálogo con Occidente sus propios términos de referencia, y
se ven obligados incluso a definirse a sí mismos de acuerdo con una escala
conceptual que les es ajena.
La globalización en curso es, en primer término, la culminación de un proceso que
comenzó con la constitución de América y la del capitalismo colonial/ moderno y
eurocentrado como un nuevo patrón de poder mundial. Uno de los ejes fundamentales
de ese patrón de poder es la clasificación social de la población mundial sobre la idea
de raza, una construcción mental que expresa la experiencia básica de la dominación
colonial y que desde entonces permea las dimensiones más importantes del poder
mundial, incluyendo su racionalidad específica, el eurocentrismo. Dicho eje tiene,
pues, origen y carácter colonial, pero ha probado ser más duradero y estable que el
colonialismo en cuya matriz fue establecido.
Implica, en consecuencia, un elemento de colonialidad en el patrón de poder hoy
mundialmente hegemónico. En lo que sigue, el propósito principal es abrir algunas de
las cuestiones teóricamente necesarias acerca de las implicancias de esa colonialidad
del poder respecto de la historia de América Latina3.
Las diferentes vertientes principales del pensamiento que ha sido
históricamente hegemónico sobre y desde América Latina pueden ser caracterizadas
como colonial/eurocéntricas. Existe una continuidad básica desde las crónicas de
indias, el pensamiento liberal de la independencia, el positivismo y el pensamiento
conservador del siglo XIX, la sociología de la modernización, el desarrollismo en sus
diversas versiones durante el siglo XX, el neoliberalismo y las disciplinas académicas
institucionalizadas en las universidades del continente.
Más allá de la diversidad de sus orientaciones y de sus variados contextos
históricos, es posible identificar en estas corrientes hegemónicas un sustrato colonial
que se expresa en la lectura de estas sociedades a partir de la cosmovisión europea y
su propósito de transformarlas a imagen y semejanza de las sociedades del Norte que
en sucesivos momentos históricos han servido de modelo a imitar. Estas vertientes
dominantes del pensamiento latinoamericano han sido la expresión del imaginario de
la minoría, élites blancas, masculinas, generalmente urbanas, que han tenido -y
continua teniendo- una mayor identificación y convergencia de intereses con los
grupos dominantes en los centros metropolitanos que con las tradiciones culturales,
condiciones de vida y aspiraciones de la mayoría de la población. Incluso las
vertientes de orientación más transformadora del pensamiento latinoamericano han
enfrentado severos límites a su capacidad crítica, consecuencia de los supuestos
eurocéntricos que no han podido abandonar.
Globalización y desarrollo.
La primera parte, Globalidad y diferencia, está compuesta por cuatro escritos
cuyo eje es la discusión de los alcances y límites del proceso de globalización
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concebido dentro de una modernidad claramente europeizante que no alcanza a


dimensionar en su amplitud y heterogeneidad los procesos y realidades del llamado
Tercer Mundo. El anterior concepto es cuestionado abiertamente por el autor en el
sentido de que, como fruto de la modernidad, también ha inhibido el desarrollo de los
países que se han determinado en tal condición, a la vez que tampoco puede proveer
soluciones para sus diversas y complejas realidades. Por lo anterior, el autor postula
la urgente necesidad de construir un nuevo marco teórico que permita «imaginar y
percibir» la realidad más allá del Tercer Mundo, y que supere el paradigma de la
modernidad. En el momento actual de América Latina, es perceptible que
epistemológica y socio-políticamente estos procesos están en marcha y se avanza en
formas plurales de conocimiento y prácticas transformativas de la dupla
modernidad/colonialidad.
A nivel mundial la globalización (que el autor llama globalidad imperial), se
expresa en una expansión de la economía de mercado, que va aparejada con procesos
de violencia y exclusión. Y es precisamente en este aparte que el autor hace mención
al caso colombiano, particularmente a la situación del Pacífico colombiano, conocida
ampliamente por él, donde la articulación entre la economía y la violencia armada,
está desangrando la región y causando desplazamientos masivos de población
afrocolombiana e indígena que, además, son expresión de la incapacidad del modelo
moderno de fomentar un desarrollo acorde con las necesidades locales en términos de
equidad y convivencia pacífica.

El desarrollo sostenible: dialogo de discurso


Desarrollo sustentable es aquel que atiende a las necesidades de las
generaciones presentes sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones

Discurso liberal.
Se llama liberal porque el informe Brundtland parte de la realidad de la modernidad
occidental, cuya matriz ideológica fundamental está dada por el discurso liberal que
proviene desde la Ilustración. El discurso liberal del desarrollo sustentable tiene que
ver con una definida cultura económica. Para este discurso, la economía es autónoma,
es decir, es independiente de la política, de lo social, de lo cultural, etc.; la
erradicación de la pobreza dependería, entonces, exclusivamente del crecimiento
económico. Considera a la pobreza como causa y efecto de la degradación ambiental,
pero, sin embargo, no ha discutido la dinámica social inherente a la pobreza, la
exclusión y la miseria; culpa a los tercer mundistas por la crisis ecológica y no a las
grandes fuentes de contaminación como son las grandes empresas transnacionales ni
tampoco al modelo de vida de los países más ricos del planeta, causantes en gran
medida de la actual degradación y destrucción ambiental.
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Discurso Culturalista.
En estricto sentido no existe una propuesta definida en esta visión, sino más bien es
una crítica al discurso liberal del desarrollo sustentable. Es culturalista porque
considera que la cultura es la instancia fundamental de la relación de la sociedad con
la naturaleza. Cuestiona a la cultura economicista y científica de occidente. Sostiene
que en la cultura se origina la crisis ambiental, principalmente porque se trata a la
naturaleza como mercancía de enriquecimiento, ya que según el informe Brundtland,
lo importante es producir más a partir de menos. Los culturalistas no justifican que la
naturaleza sea vista en términos del enverdecimiento de la economía. Ven imposible
que se pueda proteger a la naturaleza desde el punto de vista económico. No
encuentra la forma de conciliar a dos enemigos: crecimiento económico y naturaleza
dentro del desarrollo sustentable.

Discurso Ecosocialista
Los representantes de esta corriente comparten algunas de las observaciones de los
culturalistas, critica a los liberales, y se diferencia de las anteriores por la mayor
atención que presta a la economía política reformada y centralizada en la "teorización
de la naturaleza del capital en lo que se ha dado en llamar su fase ecológica”.

De estas consideraciones se puede determinar que el desarrollo sustentable, partiendo


de que la visión liberal es la dominante de la ideología en donde nace la concepción
del desarrollo sustentable, está orientado al crecimiento económico mas no a la
preservación del medio ambiente, el ecosistema, la cultura, la naturaleza, etc., aunque
estos sean sus instrumentos, pero más bien solo servirían como pantalla del desarrollo
económico puro y simple. La visión no indígena del desarrollo sustentable tiene una
proyección economicista, sin embargo, dentro de este pensamiento hay muchas
corrientes de crítica al economicismo de la sustentabilidad.

Desarrollo endógeno sustentable.


es el que considera que éste no es una meta sino una interrogante, que se
pregunta permanentemente acerca de cuáles quehaceres sociales, que respetuosos de
las vocaciones y potencialidades del territorio y de las comunidades que hacen vida
en dicho territorio, pueden desplegarse de manera sostenida y en equilibrio con el
entorno.

La noción de desarrollo endógeno sustentable parte de la identificación,


apropiación y comprensión de un punto de inflexión histórico del concepto de
desarrollo. Punto que denota el cambio paradigmático y la superación de la dimensión
positivista del desarrollo, la cual puede resumirse en las siguientes características:
1. El desarrollo es un proceso lineal y predecible.
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2. Está condicionado por la imposición de valores asociados a un agente que


desarrolla y otro que se asume como el objeto del desarrollo.
3. Los resultados del desarrollo están condicionados y limitados a la relación causa-
efecto.

El poder superar esta forma de entender el proceso de desarrollo nos obliga a


concebir un proceso de aprendizaje y participación del ciudadano que contrasta con
las formas usualmente asociadas a las técnicas de planificación y desarrollo propias
de los procesos centrados en el mejoramiento del desempeño económico medido a
través de los agregados macroeconómicos (Meadows, 1975).
De este modo, se trata de la búsqueda de mecanismos que permitan descentralizar el
desarrollo con respecto a lo económico y formularlo en torno al hombre. Se postula
entonces, una concepción antropocéntrica del desarrollo, y en consecuencia, se
requiere atender el modo como se constituye histórica y culturalmente el sujeto del
desarrollo, en nuestro caso, el venezolano de comienzos del siglo XXI (Fuenmayor,
2000).

Desarrollo endógeno: Aprendizaje comunitario.


El Desarrollo Endógeno, tal como se ha señalado en otros artículos (Boisier,
2003; Pilonieta y Ochoa Arias, 2006), constituye en sí mismo un intento por iniciar
una crítica a los conceptos sobre los cuales se ha construido la noción de progreso y
crecimiento económico durante buena parte del siglo XX. En particular, se trata de
preguntar por otras formas de concebir lo que se puede denominar una sociedad en
proceso de incrementar su capacidad para tener acceso al bienestar. En este sentido, el
Desarrollo Endógeno plantea un proceso de enriquecimiento de la complejidad de la
sociedad donde este desarrollo se inserta, a través de la incorporación de nuevos
actores, del desarrollo de vínculos más estrechos y complejos entre estos actores, y
formas de aprovechamiento de los recursos naturales que garanticen su uso
apropiado, permitiendo no sólo su renovación en el caso que eso fuere posible, sino
además, el desarrollo de tecnologías sustentables para la sociedad y el espacio
geográfico que ésta ocupa. Los vínculos sociales se conciben, entonces, como formas
de consolidar redes complejas de interacción que trascienden los espacios de
conocimiento e intervención propios de la revolución industrial, los cuales siguen
siendo dominantes en el discurso contemporáneo sobre el desarrollo.
La diferencia entre el desarrollo endógeno y el crecimiento económico, estriba
fundamentalmente en que el primero busca hacer relativos y vinculados
estrechamente a la sociedad tanto la noción de bienestar como el modo para
alcanzarlo. En este sentido, la noción de Desarrollo Endógeno entendida como
«despliegue del quehacer social en armonía con el entorno» (Pilonieta y Ochoa
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Arias, 2006), hace hincapié en la condición propia de desplegar, tender en frente,


aquello que la sociedad hace en términos de darle sentido y significado a su
existencia.
El Desarrollo Endógeno comporta, así, una suerte de ruptura con el paradigma del
crecimiento fundado en la certeza de poder medir objetivamente, a través de
parámetros definidos en espacios de conocimiento previamente parcelados e
independientes, el desempeño de la prosperidad material de una sociedad. La
simplificación que supone el paradigma del crecimiento, va más allá de la definición
de indicadores precisos y objetivos de carácter material. Supone además una suerte de
plataforma ideológica, cultural, política e institucional que ve en ese criterio de
prosperidad material el único posible para su desempeño.

La historia misma del desarrollo como fenómeno y concepto técnopolítico ha ido


revelando la ineficacia e inexactitud de los indicadores de prosperidad material, y el
carácter encubridor que esos indicadores poseen cuando el proceso de evaluación
salta del plano cuantitativo al cualitativo y cuando las estadísticas no son vistas desde
la perspectiva macro de la economía, sino incluso de los niveles micro y meso de la
misma disciplina. El asunto se hace aún más crítico al momento de considerar, desde
otros campos del conocimiento y de la actividad humana, estos indicadores. La
respuesta ha sido la incorporación de nuevas dimensiones de variables de distintas
disciplinas para aproximarse a una concepción «más humana» del desarrollo. Esa
historia continua de sucesión de concepciones de desarrollo que buscan incorporar
más variables y elementos cualitativos, puede entenderse como una historia del
quiebre del paradigma del crecimiento. El nuevo paradigma, que entendemos pudiera
definirse como uno de aprendizaje (acaso es el único nombre posible a una propuesta
que busca subvertir un orden establecido por largo tiempo), posee un conjunto de
atributos, entre los cuales podemos identificar:
1. La aparición de formas de vinculación social comunicativas de carácter
cooperativo,
2. Vinculación de las formas de aprendizaje a contextos funcionales que se acercan al
modo cotidiano de vivir en el mundo,
3. Una concepción de la sociedad que reconoce su condición de riesgo, es decir,
aquella que procura la revisión crítica reflexiva sobre el avance sostenido de la
ciencia y la tecnología con énfasis en los efectos colaterales nocivos.
Aun cuando es demasiado prematuro para que estos elementos se hayan consolidado
en una forma determinada, es posible afirmar que la transición de la sociedad a
nuevos paradigmas para orientar sus acciones y de este modo, dirimir el sentido de la
sociedad, debiera tener como factor clave los procesos de aprendizaje que permitan la
definición de nuevos proyectos y horizontes, a partir del reconocimiento del carácter
contingente de lo alcanzado hasta ahora. Este carácter contingente, presupone algo
más que la revisión de la ciencia y su aplicación para el desarrollo de tecnologías.
INVESTIGADO POR 12
T.S.U JESÚS A. COVA G
C.I: 10.880.006
SECCIÓN. 02 DE ESTUDIOS JURÍDICOS
ALDEA BERMÚDEZ III
CARÚPANO, 22 de Abril de 2011

Supone, también, un aprendizaje que se formula preguntas inéditas y ensaya


respuestas para esas preguntas desde una posición crítica a las respuestas pre-
fabricadas del pasado. Es por así decirlo, un proceso de aprendizaje autopoiético, en
tanto que se crea y se recrea a sí mismo.
De esta forma, el aprendizaje no se limita a espacios confinados de entrenamiento
científico, tecnológico y disciplinario y se postula interrogantes sobre principios de
ordenamiento social, de vinculación entre las personas, de las racionalidades que
gobiernan el intercambio entre individuos y, finalmente, de los modos de asumir las
propias disciplinas y su dominio en el proceso de evaluar el desempeño de la
sociedad.
Ahora bien, el surgimiento del aprendizaje como paradigma supone la revisión de las
formas cómo se aprende, en colectivo, a interactuar unos con los otros. La tarea se
orienta entonces, a des-aprender, des-inventar y desenredar los mecanismos de
aprendizaje que tradicionalmente se han convertido en instrumentos de transferencia
de habilidades y capacidades, para que se conviertan en puntos de partida en la
reconstitución de la vinculación entre los actores del aprendizaje. Tal transformación
radical exige entonces el concurrir de la reflexión crítica-teórica sobre los modos de
aprendizaje y el intento por practicar formas de aprendizaje distintas en espacios
locales donde el tema del Desarrollo Endógeno se constituye en instrumento
fundamental de articulación de intereses, esfuerzos y proyectos.

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