Professional Documents
Culture Documents
INTRODUCCION
El cordón umbilical sufre cambios desde el momento del parto, en que se liga y se secciona, hasta su caída.
El proceso de momificación o gangrena seca que experimenta se ve facilitado por su exposición al aire; lo que
determina su caída entre el día 5 a 15 de vida; proceso mediado inmunológicamente, y basado en la
migración de leucocitos hacia su base (1).
La estructura a la que finalmente llamamos “ombligo” corresponde a la cicatriz gruesa cubierta de peritoneo y
piel que queda en el sitio donde estuvo el cordón (1).
A nivel fisiológico, la piel del recién nacido es estéril, pero a las 48 horas de vida el 99% ya la tiene colonizada
(1,2). Los microorganismos que colonizan su piel dependen de las condiciones ambientales que lo rodean; así
el “in-rooming” (que el recién nacido comparta la misma habitación que la madre en la maternidad), el
contacto temprano piel a piel, y la lactancia materna favorecen que la colonización ocurra por flora materna
poco agresiva y no por microorganismos del hospital (1).
Entre las principales complicaciones que afectan el ombligo de los recién nacidos nos referiremos a las
infecciones y granulomas, dado su frecuencia y potencial severidad.
ONFALITIS
Clínica:
Las onfalitis se caracterizan por la presencia de signos inflamatorios en la zona del cordón umbilical, que
aparecen los primeros 2 a 3 días de vida. Es característico el eritema, edema, y el aumento de temperatura
local en forma de “rodete” en la piel que circunda el cordón. Puede acompañarse de sangrado y secreción de
aspecto purulento y maloliente.
Los síntomas sistémicos, como fiebre e irritabilidad, no siempre están presentes y su aparición es bastante
tardía (1).
No existen estudios que evalúen el valor predictivo, sensibilidad o especificidad de los signos del examen
físico para el diagnóstico de onfalitis.
Manejo:
El manejo de las onfalitis requiere hospitalización, tratamiento antibiótico agresivo y seguimiento estricto; por
lo tanto nuestra principal intervención en atención primaria es su prevención. El manejo limpio y el aseo del
cordón son las medidas más efectivas para prevenir sus infecciones (1).
Existen múltiples estudios que evalúan el mejor cuidado del cordón umbilical. Los estudios en países
desarrollados han demostrado que el uso de antisépticos locales sobre el cordón umbilical disminuyen su
colonización por microorganismos; sin embargo, no se conoce la repercusión clínica de éste hecho, ni si se
asocia a menores tasas de infección (2).
Existe una revisión sistemática (2) que compara el “manejo seco del cordón” (que consiste en el lavado con
agua y jabón, permitiendo el secado al aire del cordón umbilical); y el uso de antisépticos locales versus
placebo; en ella se concluye que hay evidencia insuficiente para establecer si el uso rutinario de antisépticos o
antibióticos tópicos tienen una ventaja adicional sobre mantener el cordón limpio y seco (2).
Es muy importante destacar que los estudios abarcados por esta revisión fueron realizados en países
desarrollados; por lo que no necesariamente se aplican a nuestro medio.
No existen estudios de adecuada calidad metodológica que evalúen el cuidado más adecuado del cordón
umbilical en entornos como el nuestro.
Las recomendaciones basadas en la experiencia local indican que, previo a la manipulación y aseo del
cordón, debe hacerse un lavado de manos adecuado. Para un aseo correcto del cordón lo más recomendado
es el uso de alcohol (generalmente se indica usar alcohol de 70°, sin embargo no es fácil de encontrar en
farmacias, lo que puede generar confusión y preocupación en los padres. Por esto, pudiera elegirse cualquier
alcohol entre 70° y 90°). La técnica consiste en el uso de tórulas pequeñas de algodón remojadas en
abundante alcohol y con éstas limpiar la base del cordón donde se une al abdomen (no la piel circundante);
moviendo el cordón para llegar a las áreas más escondidas.
No se recomienda el uso de povidona, otras formas de alcohol u otras mezclas de antisépticos.
Es muy importante recordar que el cordón debe quedar afuera del pañal para no ensuciarse.
GRANULOMA UMBILICAL
El granuloma umbilical es una anormalidad benigna de la cicatrización del ombligo, que consiste en la
presencia de tejido de granulación hipertrófico en la zona donde estaba inserto el cordón umbilical. No está
presente desde el nacimiento, sino que aparece una vez caído el cordón (3, 4).
Clínica:
Clínicamente aparece como una pequeña masa rojiza, de aspecto húmeda y suave; que puede presentar una
secreción serosa escasa (4).
La presencia de esta masa debe guiar los siguientes diagnósticos diferenciales (4):
Manejo:
Existen diferentes enfrentamientos para el manejo del granuloma umbilical (3, 5, 6). No existen estudios que
evalúen la evolución natural de los granulomas, pero los expertos refieren que es una condición autolimitada
(4) y que el manejo pudiera depender de su tamaño (6, 5).
El manejo conservador consiste en aseo local con agua o antisépticos y mantener seco el ombligo (3, 5).
Otras opciones son la cauterización con nitrato de plata, la ligadura del granuloma, o la escisión quirúrgica (3,
5, 6). No hay estudios que comparen estas intervenciones.
El uso del nitrato de plata es bastante habitual en los centros de atención primaria de Chile, pues sólo
requiere de una barra de nitrato de plata y conocer la técnica de “tocar” con ésta el área del granuloma.
Aunque pudiera parecer bastante sencillo y barato, es importante recalcar que hay reportes de quemaduras
periumbilicales profundas por el uso de este cáustico (5, 6). Por este motivo se sugiere que el procedimiento
lo realice personal del centro de salud con experiencia en su manejo.
CONCLUSIONES
El cordón umbilical sufre un proceso de momificación fisiológico, con el que se inicia su caída.
Es básico conocer la evolución natural del cordón y sus tiempos, para reconocer anormalidades como
infección y granulomas.
No existen estudios en nuestro medio que evalúen el cuidado más adecuado del cordón umbilical; por lo que
las recomendaciones se basan en revisiones internacionales y en la experiencia local.
BIBLIOGRAFIA