You are on page 1of 8

CONCLUSIONES

Mesa de Moderación1

La inocultable realidad es que mientras en Colombia disminuyen los


secuestros, en Venezuela se incrementa el número de casos y el
delito se adentra en nuestro territorio hasta abarcar zonas urbanas.

1
La Mesa de Moderación estuvo integrada por los Dres. Lola Aniyar de Castro, Luis Cedeño y
Mónica Fernández, quien consignó las conclusiones del Seminario.
Las características del secuestro y la extorsión

El secuestro es una grave violación de Derechos Humanos. Es un delito


pluriofensivo, de tracto sucesivo, un acto terrorista, según lo han calificado las
organizaciones internacionales.

La extorsión también es un delito pluriofensivo, que no requiere del rapto o


privación de libertad, pero que afecta múltiples derechos y no sólo el patrimonial.
En la extorsión hay amenaza, coacción; constituye un acto de dominación.

El secuestro es un delito transnacional y la frontera es perfecta para formar una


guardia estratégica. Por eso, necesitamos que esa línea imaginaria, que es la
frontera, no exista para las autoridades.

Las organizaciones de secuestro son estructuras complejas, con tecnología


criminal, que va pasando de generación en generación. Son manejadas por
verdaderos expertos.

Desarrollo y evolución del secuestro y la extorsión

La evolución del delito en Latinoamérica es similar a la ocurrida en México: macro


secuestros, secuestros de empresarios importantes, de montos medianos, de
montos bajos, con modos de operación extraordinario, Express y Virtuales o
llamadas de extorsión.

Por eso, se dice que a pesar de las diferentes modalidades y pequeños detalles
que pueden llegar a variar, la ocurrencia de un delito en un país o en otro, así
como la estructura básica delictiva, vienen repitiéndose, como en el caso de las
mafias u otros delitos, inclusive, como el hurto y la violencia intrafamiliar. En todos

2
los países se encuentran estructuras similares, pero con características propias
que las diferencian, pero no de una manera estructural.

La delincuencia, como cualquier actividad humana, al encontrar que hay una


actividad productiva o que da resultados, la repite.

Factores que potencian la comisión del delito

La legislación limitada, la falta de continuidad de los programas de prevención y


represión, la existencia de bases de datos subutilizadas, la falta de coordinación
entre órganos de Justicia y la consecuente carencia de confianza de la ciudadanía
en sus autoridades, son la causa de la incidencia creciente de secuestros.

Efectos de los delitos de secuestro y extorsión

No se debe minimizar el daño patrimonial que produce el secuestro, pues atenta


verdaderamente contra el progreso económico individual y nacional, pues condena
a la ruina a las víctimas y sus familiares.

Tampoco puede minimizarse el impacto político del delito de secuestro, pues al


final pone en peligro, incluso, el principio de autodeterminación de los pueblos. La
independencia política se ve afectada, por ejemplo, forzando al despeje de
extensiones territoriales.

Las consecuencias del delito son económicas, psicológicas y sociales. En lo


económico, la delincuencia afecta en 15 puntos el producto interno bruto del país,
despoja de todo su patrimonio a empresarios, productores, trabajadores y familias,
además de torcer los objetivos de paz y progreso que se plantean las sociedades.

3
Errores en la lucha contra el secuestro y la extorsión

Las reformas legales y las dotaciones policiales son inefectivas en la lucha contra
este delito, si no se insertan dentro de una planeación estratégica. La mejor
práctica es la interacción ciudadanía-autoridad.

Aunque la primera reacción frente a hechos que afectan los intereses nacionales
es aumentar la pena del delito correspondiente, la verdad es que ello no atemoriza
al delincuente, porque el grado de impunidad es inmenso.

En Colombia se llegó a promulgar una ley, impulsada por iniciativa popular, que
aumentaba la pena a los secuestradores a hasta 60 años, además castigaba a los
negociadores y congelaba los bienes de las personas secuestradas. Este último
elemento tuvo un efecto perverso: no redujo el delito, pero sí las denuncias de las
víctimas.

Congelar los bienes de una familia, en un caso de secuestro, es someter a la


familia a un doble secuestro.

Es muy difícil que se disminuya el secuestro en un Municipio si no hay una


tendencia nacional que permita que se focalice la acción en un solo sitio.

Mejores prácticas en la lucha contra el secuestro y la extorsión

La condición segura contra el secuestro requiere de administración eficaz,


planeación estratégica y coordinar a una población que entienda sus riesgos y
tenga comportamientos seguros; implica combate especializado a la delincuencia
organizada, una legislación suficiente, personal profesionalizado, instalaciones y

4
equipos necesarios, información estratégica, instituciones fuertes, prioridad a la
prevención frente a la reacción.

Para combatir el secuestro hace falta dinero, ayuda internacional, capacitación de


funcionarios y constante estudio del delito, porque varían permanente los modos
de actuar.

La violencia tiene ciclos y los delincuentes se adaptan rápidamente a las nuevas


situaciones, por eso se requieren de nuevas inversiones, ideas creativas y mayor
ayuda internacional
.
La atención de las víctimas es medular, porque de ellas se recibe la información,
el conocimiento, la data sobre las estrategias de sometimiento de las víctimas que
utilizan los delincuentes, cuánto tiempo duran secuestradas y cuánto pagan por el
rescate.

En Colombia se desarrolló un Modelo Integral de Atención a la Víctima, contentivo


de principios, limitaciones y deberes. Los principios son: Confidencialidad,
Neutralidad, Gratuidad, Trabajo Multidisciplinario; la principal limitación es que no
interviene de manera directa, no lidera procesos de investigación; y el principal
deber es servir de puente entre las autoridades y las víctimas, porque una familia
que no trabaja con autoridades tiene un grado adicional de vulnerabilidad.

El trabajo de prevención de los delitos de secuestro y extorsión debe realizarse a


través de la movilización ciudadana, la recuperación de la verdad, fomentando
niveles de transparencia y legalidad, impulsando políticas de responsabilidad
social empresarial. Desde el entorno familiar es necesario evitar la ostentación e
identificar los riesgos de la zona donde se habita. Por su parte, las organizaciones
sociales han de propender al fortalecimiento del tejido social. Como también es
necesario asumir políticas de NO pago de secuestro y extorsión; y, finalmente,

5
desde el Estado se requiere fortalecer las condiciones sociales, jurídicas y
políticas que garanticen la protección de los derechos ciudadanos.

Se necesita un órgano rector para el diseño y aplicación de políticas públicas en


materia de seguridad ciudadana.

Los factores determinantes del éxito de un órgano rector de políticas de seguridad


son: un área de inteligencia para buscar y procesar la información; un área de
planes, operaciones y entrenamiento, conformada por equipos multidisciplinarios;
un área de administración del talento humano, para establecer un perfil
funcionarial con altos niveles de exigencia y retribuciones acordes con sus
responsabilidades; una logística fuertemente apuntalada en los adelantos
científicos y tecnológicos y un auténtico y sostenido apoyo internacional.

Lo más importante, del lado de la sociedad, es la prevención. No convertirse en


una víctima fácil y fortalecer la unidad y la solidaridad en la comunidad.

El secuestro y la extorsión en Venezuela

En Venezuela se padece el delito de secuestro desde hace 32 años. La extorsión


se practica en Venezuela desde los años 80. Es un impuesto a los ganaderos
mucho más fácil y menos riesgoso de cobrar. Hoy en día, la extorsión en la
frontera involucra hasta a los taxistas, a los bodegueros, pues ya la capacidad
económica no hace la diferencia.

Ya el secuestro no se circunscribe a los estados fronterizos, ahora se secuestra


prácticamente en todo el país y se incrementa la extorsión. En los secuestros
urbanos ocurridos en Venezuela, la mayoría de las víctimas se mantienen cautivas
dentro de la misma ciudad.

6
En Venezuela, más de 66% de los secuestros se resuelven por un pago de
rescate y en la mayoría no ha habido solución policial. Casi todos los
secuestradores andan libres, son muy pocos los que han llegado a purgar
condena.

La guerrilla colombiana secuestra y se hace pasar por delincuencia común y


viceversa, los paramilitares secuestran y se identifican como funcionarios
policiales y viceversa. Al final, no se sabe quién está cometiendo el delito.

El gobierno venezolano no tiene un interlocutor que hable con la sociedad, no hay


manera de denunciar. Es necesario depurar los cuerpos de inteligencia,
probablemente designar un tribunal especial, fuera del área donde se cometen los
delitos y un régimen legal especial para las fronteras.

El delito de secuestro, como las violaciones o el robo de carteras o celulares, tiene


muchísima cifra negra, ello, entre otros elementos de juicio, nos permite afirmar
que las estadísticas que dan cuenta de una disminución del delito en altos
porcentajes, simplemente no son ciertas.

El Secuestro Express tiene una elevadísima cifra negra, porque en él se manejan


costos pequeños.

El marco jurídico venezolano, no obstante las muchas reformas, es inapropiado


para el tratamiento del problema. Además, es preciso que exista una entidad
policial coordinadora y articuladora del esfuerzo institucional, capaz de vincularse
efectivamente con todos los organismos públicos y con la sociedad civil y muy
respetuosa de los Derechos Humanos.

7
En Venezuela se produjo una sentencia favorable a los secuestradores, ello en
paralelo a la falta de entrenamiento del personal policial y la ausencia de medidas
preventivas por parte de la ciudadanía, conforman el cúmulo de elementos que
propician el crecimiento y expansión de los delitos de secuestro y extorsión.

La dispersión legislativa en Venezuela favorece la comisión de delitos por parte de


grupos organizados, propicia entonces la impunidad frente al delito.

La omisión puede considerarse una auténtica política pública frente a los delitos
de secuestro y extorsión y eso es lo que hemos visto en Venezuela durante los
últimos años.

You might also like