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“Delito y margen social en Las fieras de

Roberto Arlt”

Stetzky, Silvio.

Profesorado en letras.

61.035/2

Martínez, María del Rosario


Roberto Arlt fue un rupturista en la literatura argentina. Si bien, lo dicho, no es ninguna novedad

el autor de “El juguete rabioso” inauguró nuevos caminos en la forma de escribir en argentina,

apartándose del criollismo, su obra es un cross a la mandíbula y sus personajes viven ese cambio

de la sociedad de las décadas veinte y treinta. Aunque Arlt fue un innovador esta ruptura no es

tan terminante, ya que, los escritores del grupo de Boedo incluían a delincuentes marginales

como personajes principales de sus novelas y cuentos. Pero no es nuestro objetivo establecer

comparaciones con los representantes de la literatura social u otro movimiento estilístico sino,

ver de qué manera se trastoca el orden en “Las fieras”1. Es necesario descatar que si bien aqui

estableceremos algunas comparaciones con algunos personajes “arltlianos”, no ahondaremos en

profundidad toda su producción, aunque si, nos interesa demostrar la innovación que

analizaremos, un nuevo modo de marginalidad y delito en “Las fieras”, donde se deja en segundo

plano los beneficios personales o el dinero, para mostrar otra cara de la delincuencia, tal vez la

mas ruin y cobarde, que incluye, abuso de menores, vejación y maltrato sin motivo ; De esta

manera queda establecida la hipótesis de lectura propuesta en el marco del trabajo “Delito y

margen social en Las fieras de Roberto Arlt”.

La violación, la pedofilia, el masoquismo, y la prostitución son los delitos calificados como más

bajos, incluso por los mismos delincuentes. Pero aquí esto parece no importarles a los

personajes, ya que, “los cobardes” nunca son juzgados así por sus pares. Estos actos cobardes

también es una manera de estar al margen, de delinquir y si bien hay delincuentes de todos los

estratos, nunca hay ningún tipo de reproche o mención negativa hacia aquellos que cometen los

crímenes poco valientes. Aquí los personajes tienen voces propias y cuentan sus propias

desventuras, el narrador devenido en un cafishio, delincuente de poca monta, que narra desde los

márgenes sociales: en este caso observa la realidad desde un café llamado “Ambos mundos”. No

resulta extraña la elección del lugar desde donde se contarán los hechos (no siempre ocurridos
1
Arlt, Roberto.”Las fieras” en El Jorobadito, Buenos Aires. Editorial Altamira.
ahí, sino que también se recurrirá a la memoria) Este marginal, describirá a otros de su misma

calaña, además, esta mirada incluirá a lo que están del otro lado de la vidriera del café, donde

pasan mujeres “honradas” tomadas del brazo de hombres “honrados”. La novedad pasa también

por el modo de narrar: en segunda persona. Donde el narrador desde esa mirada interna y

compulsiva realiza una confesión a una mujer a la que amó y se supone que perdió al hundirse

cada vez más entre los desclasados. “No te diré nunca cómo fui hundiéndome, día tras día, entre

los hombres perdidos, ladrones y asesinos y mujeres que tienen la piel del rostro más áspero que

cal agrietada.” 2

La existencia de esta mujer es conocida por el mote de Tacuara, una prostituta que trabaja para

el protagonista. Ese amor perdido es excusa para luego describir a las fieras -a las cuales también

pertenece Tacuara- esos personajes brutos, feroces, además de crueles e inhumanos.

Ahora, si el delito puede ser considerado el quebrantamiento de la ley, una falta grave que puede

generar culpa a aquel que la comete, aquí estamos también frente a una innovación. Según

Josefina Ludmer el delito es algo útil” Una frontera cultural que separa la cultura de la no

cultura, que funda cultura, y que también separa líneas en el interior de una cultura. Sirve para

trazar límites, diferenciar y excluir. Con el delito se construyen culpables y fabulas de fundación

y de identidad cultural”3 La novedad en las fieras está dada en el nuevo enfoque que se les da a

algunos de estos delincuentes y en un nuevo modo de ver la marginalidad y el delito en “Las

fieras”. En este cuento los delincuentes son delincuentes no solo por una cuestión de dinero sino

también, por aburrimiento y angustia ,y como dice Oscar Massota “la acción mala es

tonificadora es el aliento que ayuda a soportar la atmosfera interior es un respiro que separa de la

2
Arlt, Roberto. op. cit., p. 42.

3
Ludmer, Josefina.”El delito como instrumento critico” en El cuerpo del delito, un manual. Buenos Aires,

Libros Perfil.1999. Pág. 14.


tristeza que envuelve a la vida”4 Si bien ésta no es la novedad más importante, ya que, Silvio

Astier comete malas acciones sin la búsqueda de un beneficio personal, aquí algunos de los

personajes dañan a terceros, cometen delitos execrables, no por aburrimiento, sino que, los

delitos están envueltos de cobardía.

Estos marginales son incapaces de entablar una conversación, lo que reina en esa mesa de bar es

el silencio mirando a la gente que pasa a través del vidrio, como bien lo dice el narrador, ese

mutismo es el modo de comunicación por la cual el hastío pasa de alma a alma. “De un modo o

de otro hemos robado, algunos han llegado hasta el crimen; todos, sin excepción, han destruido

la vida de una mujer, y el silencio es el vaso comunicante por el cual nuestra pesadilla de

aburrimiento y angustia pasa de alma a alma con roce oscuro. Esta sensación de aniquilamiento

torvo, con las muecas inconscientes que acompañan al recuerdo canalla, nos pone en el rostro

una máscara de fealdad cínica y dolorosa”5. Todos han llegado hasta el crimen e incluso, todos

sin excepción han destruido la vida de una mujer. Ese “TODOS” es el gran factor del silencio y

de la comunicación y también de las historias que se cuentan. Esas historias están vinculadas a

delitos pero en las más destacadas, la cobardía y la falta de valor o quizás ese aburrimiento los

envalentona y aquí encontramos la novedad de estos delincuentes “Arltlianos” enmarcados en

“Las fieras”. Esa cobardía está claramente puesta de manifiesto en el trato que estas fieras les

dan a las mujeres y niños.

El narrador es un proxeneta que siempre vivió de las mujeres, oficio dentro de la delincuencia de

los más cobardes. Aunque aquí se lo podría poner un escalón por encima de los demás

delincuentes cobardes ya que lo podemos justificar diciendo que se trata de un trabajo, no lo

hace por placer, sino que obtiene una ganancia, un rédito económico. Antes habíamos hablado

de violación y pedofilia, delito que comete el personaje llamado Negro Cipriano, una de las
4
Massota, Oscar.”La plancha de metal” en Sexo y traición en Roberto Arlt, Buenos Aires, Jorge Álvarez

Editor.1965.Pág.40.

5
Arlt, Roberto. op. cit., p. 45.
fieras cobardes que viola a un muchacho maniatado por cinco ladrones. Es el hecho de ejecutarlo

en banda lo que resalta su falta de valor. Además, la violación no es el único delito que comete,

también se jacta de ser pedófilo, ya que si le dan a elegir prefiere mantener relaciones sexuales

con chicos antes que con mujeres. Otro de los criminales cobardes es el relojero y su delito es el

sadomasoquismo o también en estos tiempos llamada violencia de género. Éste personaje

disfruta de las violentas palizas que le da a su mujer por el hecho de estar aburrido. Guillermito

uñas de oro, también maltrata a una mujer (aunque esta se lo pidió) le atraviesa la mano con un

cuchillo y disfruta con el hecho.

Este nuevo modo de marginalidad y delito en “Las fieras”, donde se deja de lado los beneficios

personales o el dinero (no en todos los personajes del cuento claro está) pero si los antes

mencionados. Aquí solo importa ir hundiéndose cada vez más, como repite incesantemente el

narrador. Y así, fui hundiéndome día tras día, hasta venir a recalar en este rincón de Ambos

Mundos. En un momento dado afirma que por aburrimiento o por angustia se puede llegar a

cometer un acto infinitamente bellaco y ruin que no se condena. No hay culpa en esa falta de

valor, mucho menos alguien que juzgue o condene esa cobardía, ya que ninguno de estos nuevos

tipos de delincuente y marginales concebidos por Roberto Arlt en “Las fieras” está exento de

caer en esa falta de valor.


BIBLIOGRAFIA

Ludmer, Josefina.”El delito como instrumento critico” en El cuerpo del delito, un

manual. Buenos Aires, Libros Perfil.1999.

Massota, Oscar.”La plancha de metal” en Sexo y traición en Roberto Arlt, Buenos Aires,

Jorge Álvarez Editor.1965.

Arlt, Roberto.”Las fieras” en El Jorobadito, Buenos Aires. Editorial Altamira.

Jitrik, Noe.”Entre el dinero y el ser” en Memoria compartida. Buenos Aires. Centro

editor de América Latina.1976

Aira, Cesar.”Arlt” en Paradoxa Editora. Literatura/filosofía, n°7, Rosario, Beatriz

Viterbo Editora.1993.

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