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Logística Interna

Desde la aparición en 1985 del concepto de Cadena de Valor (Michael Porte - Harvard Business School); el
tema del flujo de información y materiales, como parte integral del sistema de agregado de valor sobre un
producto o servicio, se ha convertido en un deber ser de toda organización que desee ser exitosa. Bajo dicho
techo la logística interna, primera estación de la cadena, es pieza clave para iniciar la aplicación del sistema.
En este sentido la conciencia de que la información y los materiales son figuras complementarias y no
procesos aislados es una práctica de aplicación exitosa.

La logística interna, por lo tanto, se convierte en la gestión que agrupa las actividades que ordenan los flujos
descritos, coordinando demanda, recursos y suministros a fin de asegurar un adecuado nivel de servicio al
cliente, con el menor costo posible. Los flujos informativos permiten estudiar escenarios de movimientos,
consumos y distribución de los bienes. Derivado de esto se toman decisiones sobre el origen y destino de los
materiales. Como se intuye, esta planificación estructurada brinda la ocasión de ejecutar acciones con
conocimiento previo de los costos asociados.

El control de los niveles de inventario, los compromisos de pago por acción de adquisición de bienes e
inclusive servicios, la contratación del transporte, son solo algunos de los aspectos que una buena logística
interna ayuda a controlar. Por el contrario una mala praxis de la misma comprometerá el flujo de caja y hasta
el mismo capital de trabajo de la empresa.

A fin de ser consecuentes con el mantenimiento adecuado del nivel de costos, la logística interna de la
organización debe estar soportada por la práctica de programas gerenciales y organizacionales de primera
línea. Como puede ser el caso de la aplicación de un sistema de gestión integral de la calidad o un programa
de planificación para requerimiento de materiales y capacidades. También un sistema de planeación de
ventas y operaciones, un control de inventario bajo la figura del conteo cíclico (Proceso ABC), un sistema de
gestión de almacenamiento; son adiciones necesarias y de poderosa utilidad.

Sin embargo poco éxito se obtendría de estas herramientas sin conocer el estado de la logística interna de la
empresa. La determinación de dicho estatus permitirá plantear el orden de aplicación. El hecho de analizar los
procesos actuales y plantear el proceso deseado es primordial antes de escoger el camino a seguir. En este
sentido, es básico estudiar todo bajo un enfoque de procesos, ya que el análisis funcional poco aporta. En
especial cuando se requiere determinar dónde se ubican los “cuellos de botella”. La visión del proceso, como
tal, con sus entradas y salidas; permite cuantificar cómo implementar un cambio efectivo, elimiando el uso de
la anécdota como fuente única de información.

En ningún momento se debe perder de vista que la gestión de logística interna es un proceso integral y el
mismo necesita la adecuada atención, ya que de su éxito dependerá en gran porcentaje un alto índice de
satisfacción del cliente.
comprende operaciones de recepción, almacenamiento y distribución de las materias primas.

LOGISTICA EXTERNA

almacenamiento de los productos terminados y distribución del producto al consumidor.

Actividades asociadas a la recopilación, almacenamiento y distribución física del producto a los


compradores, como almacenes de materias terminadas,

manejo de materiales, procesamiento de pedidos y programación.

El modelo de Porter (1985) nos guía dentro de lo que hay que considerar para una gestión de
logística externa. Es la parte de la cadena de abastecimiento que concreta la acción de entregar el
producto al cliente. Por ser un proceso integral, el flujo de información debe tener muy en cuenta
este aspecto. Cómo está diseñado el producto y cuáles características debe poseer su empaque
influyen sobre la logística de entrega. Los medios de transporte y las vías de uso no son infinitos, y
el costo asociado con este traslado impacta. Solo basta hacer una abstracción de lo que podría
representar contratar una unidad de carga y que al llegar a las instalaciones, pues simplemente no
sirva para lo que se necesita, simplemente por error de información. De entrada el flete se ha
duplicado en costos.
Cuándo los documentos (flujo lógico) no corresponden con la mercancía despachada en
descripción, cantidades o precio; también se produce un impacto que en este caso estaría
asociado con un mayor tiempo de rescate de la inversión realizada, pues el cliente no honrará el
pago hasta obtener la documentación correcta.
Como puede inferirse la coordinación o mejor dicho los flujos de información y materiales deben
estar sincronizados desde la fuente de suministro hasta el retorno del capital invertido, y es allí
donde la logística externa soporta el proceso de manera determinante. Las organizaciones han
desarrollado modelos de aplicación exitosos, destacándose la planificación de recursos de
distribución (DRP: Distribution Requeriment Planning). La misma se basa en la integración total de
todos los flujos informativos y de materiales a fin de no dejar al azar aspectos claves del proceso,
como lo son: tiempo de preparación de pedidos, certeza de rutas de entrega, inventario actualizado
y exacto, documentación acorde con el despacho, tiempos de carga de unidades, seguridad de
traslado, recolección de pagos y otros de interés para la organización.
Con la alineación de estas acciones más una adecuada logística interna, la organización se ubicará
en una posición de mejor prestación de servicios al cliente y por ende una ventaja competitiva alta
con igual tenor en el valor agregado de sus productos.

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