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Las ideas socialistas en Colombia GAITAN UN MITO FUNCIONAL Mil Imagenes, Un Hombre Desde hace treinta arios no ha pasado un dia en que no haya otdo hablar de mi padre, Jorge Eliécer Gaitdn, sorprendiéndome siempre por la diversidad variopinta con la que cada quien lo recuerda o lo interpreta. Exis- ten mil versiones sobre su significado historico y otras tdntas explicaciones sobre las razones que le permitie- ron conmover multitudes y provocar con su asesinato, el quiebre definitivo de la historia de Colombia. Es natural. Esto sucede con todo hombre transfor- mado en mito, como con toda divinidad transformada en causa de devocion. En este orden de ideas podemos hacer un intento de clasificar “‘la imagen” que de Gaitdn se tiene, no par- tiendo de Gaitdén mismo, sino de la persona que recrea al lider, con sus ideas y prejuicios, con su peculiar for- ma de ver el mundo y con la necesidad imperiosa de enmarcar la historia dentro de su ideologia y sus inte- reses partidistas y personales. Por ello Gaitén, como Bolivar, como Sandino, como Marti, como el propio Jestis, son —tomando una expresién acertadisima de Marco Palacios— ‘‘mitos funcionales”. El propio Gaitdn decta al hablar del recuerdo: ‘“‘Con esto de los recuerdos sucede igual que con los cuerpos llamados cataliticos; su fuerza, mds que en sf mismos, ° se expresa en otros que reciben su influencia. Como hay téntos hombres en la vida de un hombre, es poco menos que imposible lograr que el hombre de hoy in- terprete con fidelidad la fuerza de la pasion, la calidad de la idea o la indole de la voluntad del hombre de ayer, de antier o de mas atrds. Si —por ejemplo— yo quisiera decir a usted algo de mi nifez o de mi adoles- cencia, tan sdlo lograria relatarle el juicio que me mere- ce, con mi criterio y mis ideas actuales”. De modo que al interpretar hoy a Gaitén, este juicio de valor se hace con los criterios y las ideas actuales ta- mizadas —oigase bien— con la deformacién de los re- latos, eriticas y peculiares transmisiones del recuerdo que hicieron los ‘‘testigos” de la época, que juzgaron a Gaitdn a través de sus prejuicios —favorables o desfavo- rables— o sus limitaciones o posibilidades teéricas, ideoldgicas, conceptuales, culturales, epistemoldgicas. Por lo tanto, nieljuicio de hoy, proferido por las gene- raciones que no le conocieron y solo pueden remitirse a los testimonios escritos o relatados por los adultos de la época, ni los testigos que ‘‘conocieron de cerca” al lider popular, pueden ser referencia inequivoca de su papel como hombre publico o como pensador acadé- mico, ya que de estos ultimos, a quienes se les confiere el papel de testigos indiscutibles, por haber vivido el momento, sdlo se puede decir que, al igual que los contempordneos de Galileo, Gauguin y Copérnico, no fueron sus jueces mds objetivos como nunca son bue- nos jueces quienes conviven con aquellos hombres excepcionales que, por su propia genialidad, se colocan adelante de su tiempo. De aht la importancia que adquiere este libro Las Ideas Socialistas en Colombia que al igual que su tesis de post-grado ‘‘Criterio Positivo de la Premeditacién” en el delito, se constituyen en los dos tinicos textos 8 analiticos que fueron escritos sistematicamente, sin pa- sar por las deformaciones de transcripcidn, versiones period tsticas o hilacién de discursos, cuya misma técni- ca rifie con el desarrollo orgdnico de un plan de temas. Acercarse a Las Ideas Socialistas en Colombia es poder ir al texto mismo de lo escrito por Gaitdn a los 26 anos. Es poder descubrir la forma como estructura- ba su pensamiento y el orden del sentido que a sus ideas le daba a través de una formacion filosdfica que le sirvid de trama, no solo a sus posiciones como pensador e idedlogo, sino a la gestacidn de unas tdcticas que fue- ron muy suyas, muy pecuiiares, nunca estudiadas y mucho menos continuadas por nadie mds en Colombia. Llegar a Gaitdn ‘a partir”, “desde” y “en” el propio texto y contexto de sus ideas es la posibilidad que nos ofrece esta valiosa obra para interpretar a un hombre que marcé el rumbo de la historia de Colombia. Si quisieramos hacer interpretaciones, incurriendo en la inevitable y forzosa subjetividad que esto conlleva y que hemos querido relievar, podriamos decir que al escribir su obra Gaitdn tuvo en mente afianzar el derro- tero de su vida, afirmando la viabilidad de las ideas socialistas en Colombia en el aspecto econdémico y social, defendiendo las ideas liberales en lo que a la politica se refiere y respetando la cultura o “quiste sicolégico’’, como él lo denominara, cuyo conoci- miento y andlisis le permitid obrar de modo que con- movio al pais, llegando a doblegar a la oligarquia libe- ral y conservadora, en una gesta que tampoco nadie ha podido repetir. Estos tres elementos que le sirven de tripode al dis- currir de su vida como conductor de multitudes (ideas socialistas en lo econdmico y lo social, ideas liberales 9 en to potitico y conciencia del valor de la cultura colec- tiva en la tdctica) se esboza cldramente en esta, su tesis de grado como estudiante de derecho de la Universidad Nacional de Colombia, principios que reafirmard anos mds tarde cuando su figura ya tenta calado nacional, demostrando ast la continuidad de su pensamiento y la constancia y firmeza en su ideologia y en su practica: “En lo econémico y social somos integralmente so- cialistas yy andan equivocados todos los que pretenden establecer incompatibilidad entre el liberalismo y el so- cialismo colombianos. Por el contrario, son movimien- tos que deben fundirse y luchar al unisono. Digo mas: son una sola y poderosa fuerza, a cuyo vértice afluye la doctrina de los principios democrdaticos, de las liber- tades humanas, eso que en los partidos no puede ser olvidado ni despreciado, o sea el sentimiento, el pano- rama sicoldgico en el que se refleja la vida”. Algunos hechos que no hacen Historia Es dificil encontrar un libro de historia colombiana contempordnea sin que se mencione a Gaitdn. No pasa un mes sin que los periddicos recuerden su nombre. La imagen mas generalizada: un fogozo luchador, un orador incomparable, un agitador populista, un hom- bre sin profundidad ideoldgica. Siempre me he pregun- tado como puede la gente, ante esta pobre imagen de clisé, pensar que fue un grande hombre. Tal vez su mar- tirio y su incondicional fe en el pueblo es lo que los ha- ce admirarlo, porque inclusive (como lo hiciera hace poco con frio desconocimiento de los hechos, Alfredo Vasquez Carrizosa) se le tacha de haberse doblegado a la oligarquia liberal, olvidando que fue todo lo contra- rio, ya que Gaitdn se convirtié en jefe unico del Partido Liberal cuando derrot6é en forma aplastante al ‘‘oficia- lismo” liberal que lideraban Santos, Lopez y Lleras, en 10 unas elecciones donde el gaitanismo barrid con la mayoria de las curules en todos los cuerpos colegiados. Qué mas podria hacer la oligarquia sino someterse a la voluntad de las urnas entregdndole a Gaitdn la jefatura tunica del Partido Liberal? Vasquez Carrizosa califica esta imposicion del pueblo gaitanista como una claudi- caci6n igual a la de Luis Carlos Galdn olvidando que Eduardo Santos al dia siguiente de su estruendosa de- rrota electoral, le envio a hurtadillas a Gaitdn las llaves de la Direccién Liberal y se marché a Parts declarando que hacia un receso en la politica esperando mejores momentos. Lopez viajé a Londres y Lleras a Washing- ton, los ministros liberales del gabinete de Ospina re- nunciaron iamentandose por ei resuiiado de ias urnas y los manzanillos de todas las horas se acercaron a Gai- tdn a felicitarlo y a ponerse a sus drdenes. No hubo reunion de canapé entre el ex-jefe de una disiden- cia y un ex-embajador venido del Vaticano. Fue el triunfo del pueblo en las urnas y la aplastante victoria del ala revolucionaria del liberalismo contra el dominio de la oligarquta. Si algunos izquierdistas de hoy a éso no lo denominan victoria popular y derrota de la pluto- cracia, solo puede comprenderse porque la distorsién de la lucha polttica ha hecho creer que solo hay triun- fos cuando hay armas de por medio o que, si bien es cierto que Gaitdn se sentd a dialogar con sus adversarios derrotados en las urnas (Guillermo Herndndez Rodri- Suez, que hasta ese momento era turbayista, como Pli- nio Mendoza Niera y Jorge Padilla), es porque Gaitdn pensd que también podian presentarse didlogos (con- vergencias, 0 como se las denomine hoy), con la tinica diferencia de que Gaitdn era el jefe indiscutible del Par- tido Liberal y el gaitanismo dominaba en el parlamento, las asambleas y los concejos. Estas condiciones le otor- gaban a Gaitdn una indiscutible ventaja, porque cuando de didlogos se trata el que termina por imponerse es aquel que ademds de sus ideales, detenta instrumentos reales de poder politico. 11

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