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¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.

¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.

Alejandro G Miroli

FCE/UBA –USAL – Instituto de Profesorado A-1390 “Alfredo L. Palacios”

Resumen: En este trabajo se aborda el concepto de ciudadanía


universal/multicultural. La tesis que proponemos sostiene que el
concepto de ciudadanía multicultural es inconsistente dado que habría
una tensión no resoluble entre la noción de soberanía traslaticia y la de
protección multicultural –ambas componentes de la ciudadanía
multicultural. Primero se hace un recorte del concepto de ciudadanía,
se señala que es una categoría dependiente de la existencia de un
sistema de toma de decisiones públicas; luego se analizan dos versiones
del concepto de ciudadanía: ciudadanía universal y ciudadanía
multicultural. Se analizan diversas maneras de elucidar la noción de
protección multicultural y se señala que todas ellas generan conflictos
no resolubles en modo consistente con la exigencia de soberanía. Por
último se ofrece algún comentario a favor de la noción de ciudadanía
universal.

§1 Ciudadanía.

El concepto de ciudadanía es un concepto central en los diseños


institucionales de la Modernidad cuyo contenido se puede determinar a
partir de dos dimensiones:

(i) Pertenencia a una entidad política que determina el estatuto


político del portador de ciudadanía; se corresponde con diseños
institucionales que incluyen competencias y sistemas de
administración pública.

(ii) Permisiones y obligaciones imputadas y requeridas al portador de


ciudadanía en dicha entidad política; se corresponde con el
reconocimiento o la imputación de conjuntos de permisiones y
prohibiciones a agentes sociales de diverso tipo.

En una perspectiva histórica se pueden distinguirse al menos dos tipos


de ciudadanía que pueden llamarse ciudadanía antigua y ciudadanía
moderna, no como tipos excluyentes sino como polos en un eje, ya que
de alguna manera las formas de ciudadanía realmente existentes
2
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.
combinan rasgos de ambas (la noción de ciudadanía moderna tendría un
antecedente en los cambios que sufridos por la noción romana de
ciudadanía que pasa de ser una virtud fincada en la pertenencia urbana
con origen temporal, a una investidura jurídica de cualquier habitante
del Imperio sin importar la densidad de su arraigo temporal. Un
bosquejo mínimo de ambas ciudadanías es el siguiente:

Ciudadanía antigua: Es un tipo de ciudadanía que se define por


contenidos sustantivos, y tiene una implantación temporal
estricta; ser ciudadano implica algún tipo de exclusión o límite
absoluto entre ciudadanos y no ciudadanos en función de la
trayectoria temporal de cada colectivo y alguna relación de linaje
o pertenencia genealógica o estamental –del cual es un ejemplo el
criterio de ius sanguinas -, concomitantemente la portación de
ciudadanía crea competencias diferenciales en la provisión de
magistrados y los ámbitos de protección –los fueros. Es el tipo de
ciudadanía propia de las ciudades estados del amplio arco que
comienza en el Neolítico mesoriental asiático y en las ciudades
estados de Mesoamérica.

Ciudadanía moderna: Es un tipo de ciudadanía que forma parte de la


tradición central del liberalismo político v.g. John Locke (1632-1704),
James Madison (1751-1836), el barón de Montesquieu (1689-1755),
Immanuel Kant (1724-1804) y John Stuart Mill (1806-1873) –y se
manifestó fácticamente en los procesos informados por la Revolución
emancipadora de las colonias inglesas en América del Norte (1776) y por
la Revolución antimonárquica de los Estados Generales en Francia
(1789) y. Se define como una noción procedimental que tiene
implantación espacial -del cual es un ejemplo el criterio de ius soli - y
entraña la existencia de entidades políticas espaciales y la subsiguiente
existencia de un sistema de administración y toma de decisiones
públicas moralmente justificado; en ella se pueden reconocer cuatro
rasgos básicos:

CU1 Igualdad formal de cada portador de ciudadanía en cualquier


respecto (emancipación temporal estricta);

CU2 Existencia de un conjunto de derechos individuales (v.g. la


libertad negativa, autonomía) que posee cada portador de
ciudadanía por separado;

CU3 Existencia de una propiedad- soberanía- emergente de CU2


que opera como instancia nuclear en la justificación de la pirámide
normativa política.

CU4 Condición emergente de la relación del portador de


ciudadanía con una entidad política espacial.
3
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.

Aquí hallamos las dos dimensiones citadas previamente: la dimensión de


las permisiones y obligaciones (CU1-2) y la dimensión de la pertenencia
(CU3-4) como inseparables. A diferencia de la noción de persona moral
que es irrevocable y no trasladable, la condición de ciudadano es
trasladable e incluso revocable; CU3 supone que la soberanía propia de
cada portador le es “trasladada” a otro –un magistrado- de tal modo que
las decisiones de dicho magistrado adquieren validez normativa porque
se atiene a un proceso regimentado de trasmisión de dicha soberanía.
Por ello esta noción de soberanía es una noción de soberanía
traslaticia, o sea que porque somos titulares de soberanía titulamos
traslaticiamente a los magistrados que llevan a cabo la administración
y decisión públicas. Esta soberanía translaticia supone necesariamente
la existencia de un sistema institucional (en adelante SDP)- en el cual los
magistrados toman sus decisiones subrogando a los ciudadanos.

§2. Ciudadanía universal.

El concepto de ciudadanía moderna da origen a un principio filosófico


político: el Principio de Ciudadanía Universal. Este principio entraña que
en las sociedades de agentes con soberanía traslaticia la transferencia
de soberanía debe ser igualitaria o sea que cada portador de soberanía
tendrá diversos conjuntos de intereses/preferencias personales1 (CI/P)
más o menos heterogéneos e inconmensurables entre sí, de mayor o
menor valor intrínseco, que insumirán más o menos recursos, sin que
esto afecte la igualdad de transferencia de soberanía traslaticia ya que
cada portador de ciudadanía trasmitirá la misma cuota parte de
soberanía que cualquiera otro. Esto significa que los CI/P diferentes
serán considerados de igual manera formal y que las consideraciones
particulares solo serán admitidas si su admisión no viola la exigencia de
igualdad de los demás ciudadanos.

El Principio de Ciudadanía Universal reposa sobre un supuesto


antropológico: la partición de cada agente social entre su identidad
idiosincrática –sus CI/P propios en tanto agente corpóreo- y su identidad
genérica o todo-social –sus CI/P en tanto pertenece a una clase
normativa específica. Y la decisión pública será el resultado de un

1
En adelante y en el contexto de la noción de ciudadanía hablaremos de conjuntos de
intereses/preferencias; esta noción supone en modo esencial CU2 i.e. el agente tiene
que poder realizar al menos algunos de sus elecciones personales y planes de vida
elegidos por sí. Si se hablara de meros intereses objetivos, el análisis podría prescindir
de la noción de ciudadanía, y daría lugar a otro tipo de justificación política.
4
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.
trade off2 entre CI/P de cada agente social en tanto idiosincrático y CI/P
en tanto llevado a cabo en el seno del SDP.

Estrictamente CU1 exige que SDP considere exclusivamente CI/P del


todo social. Esta cuestión está en la base de la famosa réplica de
Edmund Burke “El Parlamento es la asamblea deliberativa de una nación
con un interés –el del todo- que no puede ser guiada por ningún
propósito, prejuicio o interés local, sino por la razón general y el bien
común de todos. Se elige un miembro, es cierto, pero cuando se lo ha
elegido, él no es miembro de Bristol, sino miembro del Parlamento. Si
el componente local tiene algún interés, o conforma una opinión
precipitada, evidentemente opuesta al bien real del resto de la
comunidad, el representante parlamentario por dicha comunidad tendría
que ser como cualquier otro <parlamentario> que quiera implementar
cualquier proyecto.”3. En este párrafo Burke defiende la representación
política fiduciaria como la forma de representación política que permite
trascender el límite de los intereses/preferencias particulares, los cuales
quedarían limitados con la representación política mandataria, la que no
podría ejercer ningún trade off al no poder asumir CI/P genéricos. De
aquí se siguen ciertas consecuencias del principio de ciudadanía
universal. La primera es que la soberanía traslaticia exige una
representación política fiduciaria y también exige el trade off entre lo
personal y lo genérico. Segundo que los CI/P genéricos no se pueden
considerar por separado –al modo de las teorías políticas holistas- sino
en relación con CI/P particulares, de otro modo se renunciaría a la
justificación de la decisión pública por medio de la noción de soberanía.

Elegido administrativamente en una circunscripción electoral dada, el


magistrado representa al pleno social, o sea representa el sistema
completo de CI/P (cualquiera que sea su arquitectura lógica interna) en
su relación con los CI/P de los ciudadanos que les transfieren soberanía
traslaticia. El representante recibe soberanía traslaticia de ciertos
agentes –sus electores- pero solo considerará sus CI/P particulares desde
el trade off con los CI/P del todo social.

La ciudadanía universal se instancia en un SDP democrático-republicano


caracterizado por los siguientes elementos mínimos4:

2
El concepto de trade off –central en el análisis económico- supone una situación que
involucra arbitraje de renuncias/pérdidas de calidad o cantidad de algún parámetro,
como contraparte de ganancias/aceptaciones de cantidad o calidad en otro parámetro,
lo que exige un conocimiento completo de ambas dimensiones –de pérdida y ganancia-
de cada decisión pública o privada
3
Cfr. Speech to the Electors Of Bristol At The Conclusion Of The Poll, 1774.
4
Seguimos –con algunos cambios y simplificaciones-la definición mínima que
proporciona el artículo “Democracia” en Axël Gorlitz (ed.) Diccionario de Ciencia
Política, Alianza Editorial, Madrid, 1980.
5
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.
(D1) Algún sistema de elección de magistrados que reciben
soberanía traslaticia y que por ese acto ejercen una representación
fiduciaria de cada agente –de la cuota parte de sus
intereses/preferencias genéricas.

(D2) Algún sistema que permite la composición de decisiones


públicas como resultado del trade off entre conjuntos de
intereses/preferencias particulares y de intereses/preferencias del
todo social.

(D3) Algún principio de administración ejecutiva que lleve a cabo


y garantice el efectivo cumplimiento de las decisiones públicas (SDP).

(D4) Algún sistema de protección de los derechos (CM2) de los


agentes, tanto protecciones pétreas como protecciones
instrumentales5.

D1-D4 son requisitos procedimentales que definen el sistema


democrático-republicano; sistema que de hecho ha adquirido diversas
formas en la historia y presente políticos v.g. parlamentarismo,
presidencialismo, sistemas mixtos, constituciones rígidas o flexibles,
sistemas en mayor grado unitarios o federales, diversos sistemas y tipos
de competencias, etc. En cada caso será necesaria una investigación
específica para ver cuánto y cómo tales instancias preservan la
ciudadanía universal, y explorar la existencia de conflictos escondidos –
los llamados efectos perversos de un sistema administrativo.

§3. Multiculturalismo.

Los sistemas políticos fácticos fundados en PCU tienen que garantizar la


efectividad de los procesos de trade off en los que están expresados
todos los ciudadanos, de modo que todo CI/P particular pueda ser
considerado y arbitrado en modo equivalente. Más específicamente
PCU da lugar a una ingeniería constitucional e institucional que –en
palabras de Will Kymlicka6- conforman una ethnicity blinded
constitution. Si reemplazamos ethnicity por peculiaridad idiosincrática,
CM 1-4 dan lugar a un derecho público ciego respecto de cualquier
característica idiosincrática de cualquier grupo o asociación de
portadores de ciudadanía; dicho de modo simple el todo social viz a viz
cada ciudadano por separado.
5
Esta restricción impide que aplicaciones de la regla de la mayoría que sean auto
violatorias, v.g. impide que se elija democráticamente a un partido que se proponga
imponer la esclavitud.
6
En este trabajo elegimos el encuadre básico que hace Will Kymlicka para el problema,
pero no es un análisis de la obra de este autor, ni el argumento supone una revisión de
ella.
6
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.
Es posible argumentar que el proceso ciego de trade off por parte de
magistrados neutrales es un ideal extremo, que impone condiciones
imposibles de realización en los sistemas políticos fácticos; de hechos
estos han fracasado sistemáticamente en el fin predicho. Una crítica
posible es afirmar que el encuadre de CU1-CU4 tiene un carácter
ideológico, que enmascara un sistema de administración y decisión
pública no neutral sino sesgado por en beneficio de CIO/P sectoriales.
Otra crítica posible sería aceptar parcialmente el encuadre de CU1-CU4,
pero reconocer que dicho encuadre es insuficiente ya que habría CI/P
que no podrían ser expresados en el proceso de trade off, y por ello las
decisiones ejecutivas que no los consideren dañan a dichos agentes
sociales, y violan la soberanía traslaticia de estos agentes, con la
consiguiente carencia de legitimación de las decisiones ejecutivas. Ese
daño es una consecuencia de la trayectoria temporal que han tenido
tales agentes sociales; de ese modo podemos decir que el daño
sistemático de ciertos agregados de agentes sociales es una función de
lo que llamaremos la sombra del pasado. Precisamente la
reparación del daño público provocado por la sombra del pasado es la
demanda central de un vasto movimiento de ideas: el multiculturalismo.

Millares de páginas se han escrito sobre el multiculturalismo lo que hace


inabordable una caracterización mínima; una estrategia posible es
considerar al multiculturalismo como una noción derivada de otra
básica: la noción de comunidad. Siguiendo la tesis de Amitai Etzioni7
podemos una comunidad será un agregado de individuos que cumple las
siguientes condiciones:

• Co1: Dicho agregado tendrá una implantación temporal, espacial y


personal de alcance mesosocial8 (= dependencia funcional)

7
Cf. La Tercera Vía hacia una buena sociedad. Propuestas desde el comunitarismo,.
Editorial Trotta, Madrid, 2001
8
Las categorías microsocial, mesosocial y macrosocial son relativas: no denotan lo
mismo si se aplican a una sociedad de cazadores recolectores Selk´nam (pueblo
originario de Tierra del Fuego) que si se aplican a la sociedad china en el tercer
milenio. si el nivel macrosocial es la consideración de la sociedad como una totalidad
-agregativa o distributiva- y el nivel microsocial es el individuo corpóreo, podemos
constar podemos construir un vector de socialización que determine el nivel
mesosocial a través de tres parámetros:
(i) Espacial: qué espacios y distancias vamos considerar como integrados en la
dimensión social del individuo v.g. solo su espacio de desplazamientos
diarios, o espaciados, los contactos que tiene en cada desplazamiento etc.
(ii) Temporal: qué relación tiene el individuo con las tradiciones que se van a
considerar, y qué papel tiene ella y cuantas generaciones están
involucradas, si esta presencia traspasa el solapamiento intergeneracional o
no, etc.
(iii) Personal: qué conjunto de relaciones familiares, y de grupos de referencia se
consideran como constitutivos o determinantes.
7
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.
• Co2 Dicho agregado “<proporciona> lazos de afecto que
transforman grupos de gente en entidades sociales semejantes a
familias amplias <con vínculos intra e inter generacionales de lealtad,
obediencia, y solidaridad electivos o coactivos reforzados por
mecanismos de peer pressure>.

• Co3... Dicho agregado < trasmite> una cultura moral compartida:


conjunto de valores y significados sociales compartida que caracterizan
lo que la comunidad considera virtuosos frente a lo que considera
comportamientos inaceptables y que se trasmiten de generación en
generación, al tiempo que se reformula su propio marco de referencia
moral día a día.”

Co1-Co3 son el efector primario de los comportamientos de los agentes


que integran tales agregados. El multiculturalismo afirma que ciertas
comunidades tienen un rol particular en el análisis político al proveer de
una herramienta para la corrección del problema de la inexpresión de
ciertos CI/P; entre tales comunidades se deben incluir los siguientes9:

1. Minorías inmigrantes

En esta categoría se incluyen aquellos residentes permanentes


que poseen su(s) propio(s) idioma(s) y cultura(s), distintos de
los de la sociedad anfitriona. La categoría también incluye a los
descendientes de inmigrantes que continúen identificándose
con su cultura ancestral.

2. Personas que buscan asilo

Refugiados y residentes con permiso de residencia temporal, bajo


el régimen de convenciones internacionales de asilo..

3. Trabajadores migratorios

Esta categoría incluye a los trabajadores que no tienen


intenciones de residir en forma permanente en el país, y cuyo

Es respecto de este entramado de relaciones espaciales, temporales y personales que


los actores se comportan, justifican, intercambian y ejercen su intencionalidad. Es por
esta relación constitutiva básica entre el entramado de relaciones y la subjetividad que
la categoría de implantación temporal, especial y personal mesosocial refiere a
una dependencia funcional del individuo corpóreo respecto de alguna configuración
de dichos parámetros. (En general los sociólogos sostienen que los procesos de
modernización y urbanización tienden a deteriorar los vínculos tradicionales y por
extensión las relaciones comunitarias como serían las estructuras de clan, pero esto
está discutido en la literatura sociológica más reciente).
9
Clara M. Chu, Ekaterina Nikonorova, Jane Pyper “Definiendo “Multiculturalismo”; en
http://archive.ifla.org/VII/s32 Revisado el 12/08/2010; el punto 5 no es considerado por
las autoras.
8
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.
status legal es el de residente temporal, así como a quienes que
dependen de ellos. Eventualmente pueden convertirse en
residentes permanentes (categoría 1), dependiendo de las
políticas de sus países de residencia y de sus propios deseos.

4. Minorías nacionales

Se trata de grupos indígenas o largamente establecidos en el país,


con una identidad étnica, lingüística o cultural secular de larga
trayectoria y distinta de la de la mayoría. Pueden usar el lenguaje
oficial del país de residencia (como los Suecos de Finlandia) o
haberlo adoptado sustancialmente (como los Galeses o los Nativos
Norteamericanos). Las minorías nacionales pueden compartir su
lenguaje o cultura con mayorías de países vecinos, o pueden estar
confinadas al territorio en el cual son minoría.

5. Minorías de orientación genérica.

A partir del movimiento sufragista la identidad de género aparece


como una variable central en las demandas políticas y de
reconocimiento –v.g. de discriminación inversa. Si este proceso
comienza en el sufragismo, en el curso del siglo XX este proceso
se extiende en la medida que diversas comunidades de identidad
de género diferente exponen las mismas demandas.

Es precisamente el fracaso los diseños institucionales ciegos como


herramientas de integración de los CI/P multiculturales lo que motivo
una crítica política, cuya lógica de acción no era la acción integradora,
sino la acción disruptiva de una unidad considerada hegemónica –
coactiva y no democrática- y al mismo tiempo promotora de los factores
idiosincráticos que impedían la integración.

En ese sentido –y siguiendo una caracterización de Peter Lamborn


Wilson- el Multiculturalismo supone la diferenciación de un particular
segregado respecto de un universal hegemónico que puede verse
(positivamente) como una etapa superadora de exclusiones –que se
manifiestan en forma de diferente acceso a bienes públicos o privados.

§4.Ciudadanía comunitaria - ciudadanía multicultural.

Las demandas multiculturales plantean un problema para la noción de


ciudadanía universal: Si efectivamente las comunidades multiculturales
son incapaces de acceder a bienes públicos o privados que se suponía
9
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.
eran accesibles en el trade off fundado en la soberanía traslaticia será
necesaria una agenda de reforma radical del SDP ya fin de generar
ciertas protecciones específicas.

Will Kymlicka ha defendido la posibilidad de una ciudadanía multicultural


como herramienta para la promoción de las comunidades
multiculturales, noción que incluirá una serie de derechos que las
minorías reclaman en forma creciente: los derechos colectivos, que
difieren de los derechos individuales de la tradición liberal clásica, de
ese modo podemos caracterizar la noción de ciudadanía multicultural:

CM1 Igualdad formal de cada portador de ciudadanía en algunos


respectos (emancipación temporal limitada)

CM2 Existencia de un sistema de derechos combinado que


contiene (i) un conjunto de derechos individuales de marco (v.g. la
libertad negativa, autonomía limitada) que se poseen por separado
& (ii) un conjunto de derechos colectivos que se poseen por
pertenencia comunitaria i que incluyen:

CM2a “Self government (the delegation of powers to nation


minorities, often through some form of federalism);

CM2b “Polyethnic rights (financial support and legal


protection for certain practices associated with particular
ethnic or religious groups);

CM2c Special representation rights (guaranteed seats for


ethnic or national groups within the central institutions of the
larger state).

CM3 ≈ CU3 con restricciones provenientes de CM2 –el sujeto


puede trasladar parte de la soberanía individual, siendo el resto
limitado por los derecho colectivos

CM4 ≈ CU4 con restricciones que provienen de un SDP con


arbitrajes sesgados

El objetivo de esta noción de ciudadanía multicultural es una


representación política diferenciada –que está fundada en una soberanía
traslaticia diferenciada- con la consiguiente jerarquización de los CI/P
comunitarios respecto de los CI/P personales. Esta soberanía no será
equivalente para cada individuo; sino que variará dadas sus diferentes
pertenencias comunitarias, ya que estos derechos emergen de estas
pertenencias a comunidades multiculturales. Estos derechos colectivos
10
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.
operan como restricciones protectoras de las decisiones públicas contra
las decisiones públicas que los involucran sin reconocer sus CI/P. CM2
contiene una tensión entre derechos que se tienen por separado y
derechos que se tienen por pertenencia pues existen problemas de
jerarquías e incompatibilidad v.g.la exigencia de autogobierno
comunitario y la exigencia de libertad negativa sin mediación.

La existencia dicha tensión lleva a Kymlicka a considerar una distinción


entre dos tipos de protecciones, en tanto los derechos colectivos
involucrados “… could refer to the right of a group to limit the liberty of
its own individual member’s in the name of group solidarity or cultural
purity ( Internal protections'); or it could refer to the right of a group to
limit the economic or political power exercised by the larger society over
the group, to ensure that the resources and institutions on which the
minority depends are not vulnerable to majority decisions ('external
protections')…”. De esta distinction Kymlicka reconoce la presencia de
un conflicto que surge entre la postulación indiscriminada de derechos
colectivos y la existencia de un sistema institucional que contenga
ciudadanía universal y SPD, i.e. “I will argue that the latter need not
conflict with individual liberty. Indeed, what distinguishes a liberal theory
of minority rights is precisely that it accepts some external protections
for ethnic groups and national minorities, but is very skeptical of internal
restrictions.”10

Dicho de otro modo, la noción de ciudadanía multicultural que propone


este autor sería una noción débil, y desde este punto de vista, una
noción amplia de ciudadanía multicultural sería palmariamente
inconsistente: en efecto afirmaría la segregación total ya que impediría
que las protecciones individuales fueran un límite para decisiones
ejecutivas no justificables. En algún sentido la noción de ciudadanía
multicultural debería preservar la condición de soberanía traslaticia,
pero ahora dependiente no solo de un paquete de derechos individuales
sino de un combinado de derechos individuales y derechos colectivos.

§5.Ciudadanía y decisión pública.

Las magistraturas multiculturales intervienen en el proceso de trade off


para ejercer un sistema de veto/sesgo de algunos resultados de dichos
arbitrajes. En ese sentido los magistrados multiculturales ejercen un
tipo de representación política mandataria, definida por el sistema de
derechos colectivos que fijan competencias.

10
Will Kymlicka: Multicultural Citizenship. A Liberal Theory of Minority Rights, Oxford,
Clarendon Press, 1995, ISBN 0-19-827949-3; ps. 5-6.
11
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.
Desde el punto de vista genérico, los CI/P comunitarios - derechos
poliétnicos o lazos de afecto y peer presure-son asimilables a CI/P
personales. Pero en ese caso, el SDP fundado en la ciudadanía
universal aplanará los CI/P multiculturales, considerando los rasgos
colectivos como un tipo de rasgos individuales, lo que reproduce el
problema del daño y mantiene el problema que originó PCM.

PCM supone una tensión teórica

(i) porque CM2 contiene dentro de sí elementos que prima facie son
heterogéneos;

(ii) porque se renuncia a cualquier proceso de arbitraje entre


exigencias de derechos contrapuestos –arbitraje que por
definición es ciego respecto del resultado- ;

(iii) porque se afirma un tipo de representación política que se


justifica por razones independientes a la soberanía traslaticia.

Y estos resultados ponen en crisis la misma noción de soberanía


traslaticia. Podemos expresar esta tensión por medio de un dilema: Si
los valores comunitarios impiden el logro de bienes públicos distribuidos
por un SDP fundado en la ciudadanía universal/soberanía
traslaticia/representación fiduciaria, entonces:

(1) O se renuncia a los valores comunitarios y se preserva el


SDU/CU previamente existente.

(2) O se reforma el sistema SDU/CU y se imponen distribuciones


diferenciales, que se justificaran en los valores comunitarios
multiculturales.

Y dado el fracaso de la alternativa 1 –la integración- debido a lo que


llamamos la sombra del pasado, entonces es necesaria una reforma
de SPD, y del principio de trade off entre CI/P personales y CI/P
genéricos. La aceptación de esta alternativa tiene dos formas: posibles:
una supondría mantener la principalidad de la ciudadanía universal con
restricciones, y la otra supone la superación de dicha principalidad–y la
posible denuncia del carácter ideológico de la ethnicity blinded
constitution. Examinemos cada una de estas alternativas.

Solución 1: Enclaves normativos (Ciudadanía multicultural débil)

Si se acepta la principalidad de la ciudadanía universal, habría que


determinar los ámbitos de protección –v.g. religión, educación,
costumbres matrimoniales, relaciones contractuales privadas, entre
12
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.
otros- sobre los que los magistrados comunitaristas podrían imponer
veto/sesgo justificados en la soberanía traslaticia comunitaria En este
caso ese caso, la reforma de SDP implica la preservación de los valores
comunitarios (C2-CM2) y de ciertos derechos colectivos que les estén
ligados.

Esta es la razón para que Kymlicka haya introducida la representación


diferenciada (CM3) que permitiría efectivizar la protección externa.
¿Cuál sería el contenido y las competencias de dicha representación
diferenciada? O sea ¿quién fija la lista de valores y derechos que
recibirían tratamiento diferencial? Esta lista puede ser
heteródetermianda o autodetermianda. Examinemos cada una de las
alternativas.

Heterodeterminación:

Si la decisión sobre el paquete de derechos colectivos cae en el


SDP fundado en la decisión pública, el problema del aplanamiento
se reproduce y se genera un regreso al infinito, en general
cualquier hetero determinación será posible solo si se decide
desde un punto de vista neutral, pero si dicho punto de vista
neutral puede seleccionar dicho paquete de protecciones,
entonces puede expresar los derechos colectivos en cada
individuo y en ese caso la misma noción de CI/P multicultural se
torna vacía e inútil.

Peor aún. Supongamos que hubiera algún medio para hetero-


decidir que no fuera completamente neutral y que tomara en
cuenta la sombra del pasado, si es una hetero determinación, esa
decisión sería una decisión tomada desde un punto de vista
genérico, pero desde allí los CI/P comunitarios son asimilables a los
CI/P personales con sombra del pasado. Pero si CI/P personales =
CP/P comunitarios, se produce lo que Peter Lamber Wilson llama la
consecuencia negativa del multiculturalismo i.e. terminaría
ofreciendo simulacros de autonomía mientras que serían
funcionales a la enclavización de las minorías socialmente no
interesantes en guetos. Y en ese caso la justificación de la
representación diferenciada que llevaría a cabo la protección
externa (CM3) tendría muy serios problemas, en particular porque
la misma noción de soberanía multicultural sería ella misma una
soberanía de gueto11.
11
Un ejemplo de ello son los sistemas electorales –como el sistema iraní- que impone
cuotas de representación para minorías religiosas y étnicas: en el Majlis hay un
diputado por los iraníes de religión judía, de religión y lengua armenia, de religión
zoroastriana y de religión cristiana siríaca y lengua asiria. Sin embargo el poder de
estos representantes está fijado por la mayoría chiita, con lo cual estas minorías son
enclaves normativos que gozan de liberad interior pero sujeción externa.
13
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.
Autodeterminación.

En este caso es la comunidad multicultural por medio de cierto


procedimiento administrativo sui géneris, cual es el paquete de
valores/derechos que van a requerir de protecciones especiales
respecto de las decisiones del SDP fundado en PCU; pero con esta
solución parece que la distinción entre protección interna y
protección externa se torno por lo menos difusa.

En efecto la protección interna supone nociones de pureza,


superioridad o ventajas de ciertas prácticas o estilos de vida
reforzados por los lazos de afecto y la cultura compartida
reforzados por mecanismos de peer pressure. Si estas nociones
no colisionan con los derechos individuales de cada agente, la
cuestión se torna ociosa en el sentido que no hay razones para
exigir la existencia de derechos protectores en la medida que un
derecho colectivo a comportarse de modo compatible con los
derechos básicos = un derecho a comportarse de acuerdo con los
derechos básicos. En todo caso la cuestión abierta sería examinar
en cada caso si efectivamente hay o no hay colisión, dado que los
derechos y su interpretación son fenómenos sistémicos y
dinámicos.

Pero el problema aparece cuando la comunidad multicultural


selecciona por sí, ciertos derechos como candidatos a protección
que entran en colisión directa con el paquete de derechos
individuales del cual emerge la soberanía traslaticia de cada
miembro de la comunidad multicultural. O sea que con el objetivo
de proteger de ciertas decisiones ejecutivas que lo perjudican por
no estar plenamente expresados –en forma igual a la mayoría de
la sociedad- sus CI/P, se coarta aún más la participación de los
ciudadanos multiculturales en aquellos procesos. Para
protegerlos de daño se refuerza la situación que los daña.

O sea que aparece la situación que Kymlicka quiso preservar


cuando distinguió entre protección interna y protección externa.
Y en ese sentido la comunidad multicultural se convierte en un
enclave con su propio sistema de derechos y garantías,
independiente de aquel que informa el SDP genérico.

Ya sea la hetero-determinación o la auto-determinación el resultado es


un enclave normativo en el que la comunidad multicultural o es
delimitada o se le permite limitarse a los alcances de las decisiones
públicas. Pero esto tiene como consecuencia inmediata que los CI/P de
cada agente no estarán expresados en los procesos de arbitraje, en la
medida que el enclave normativo supone la incapacidad de expresar los
CI/P en el SDP. Y ello porque la ciudadanía multicultural impone una
14
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.
representación política mandataria que por definición se excluye de los
procesos de trade off.

En cualquiera de los casos la ciudadanía multicultural parcial se sustrae


de los procesos de arbitraje que quedan bajo su competencia y por ello
dan lugar a una situación paradojal advertida por Peter Lamborn
Wilson12, que refuerza la noción de segregación, pues el
multiculturalismo promovería al mismo tiempo:

(I) Conciliación: Thus multiculturalism is seen in the first place to


propose both universalism <el sistema nuclear SDP fundado en
la ciudadanía universal> and particularism at once - in effect, a
totality.

Pero dicha totalidad no es en rigor una totalidad –una sociedad-


operativa sino que disgregada pues al mismo tiempo es

(II) Segregación: multiculturalism is not just a false totality or


unification, but also a false separation. The "minorities" are told
in effect that no common goals or values could unite them,
except of course the goals and values of the consensus
<fundado en CI/P genéricos y por ende externos a la agenda
multicultural>”.

El autor es terminante respecto al resultado de la ciudadanía


multicultural débil: “The multicultural paradigm presupposes a false
totality within which are subsumed a set of false particularities. These
differences are represented and packaged as "lifestyle choices" and
"ethnicities", commodities to appease the genuine passion for genuine
difference with mere "traces" and images of "dignity" and even of
"rebellion".

Solución 2: Inter-comunalismo13 (Soberanía multicultural


estricta).

Otra solución sería considerar a todos los agregados sociales como


comunidades con prescindencia de la cuestión numérica o de la
influencia pretérita y rechazar toda pretensión de neutralidad del SDP.
En ese sentido no habría una situación de centralidad vs comunidades
multiculturales sino que todo agregado social sería una comunidad
Cf. “Against Multiculturalism” en http://hermetic.com/bey Consultado el 14/08/2010.
12

13
En este punto retomo algunas consideraciones hechas en “¿Lleva el comunitarismo a
una buena sociedad? Una respuesta a Amitai Etzioni” Agora Philosophica VII (2006) 61-
72 (ISSN 1515-3142).
15
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.
multicultural y la sociedad política sería considerada como un sistema
de comunidades de diferente densidad demográfica y económica. Esto
supone afiramr SDP intercomunitarista. Pero con un SDP intercomunal ,
aparece el problema que hemos llamado la aporía liberal del
comunitarismo: si aceptamos que cada agente comunitario está
caracterizado por los valores comunitarios, desde la perspectiva cada
comunidad es una estructura en sí misma, pero considerada desde la
perspectiva macrosocial intercomunal, las comunidades son actores
individuales de segundo grado: cada una será un actor que defenderá
sus intereses, lo que generará problemas de administración de segundo
grado lo que presentará un problema de ciudadanía de segundo grado y
en ese sentido parece inevitable consagrar una ciudadanía universal de
segundo grado, que permita instancias de trade off entre los CI/P de
cada comunidad por separado y del todo inter-comunitario por otro lado.
Y esto impone la existencia de un SDP de segundo grado fundado en la
misma ciudadanía universal que previamente ese había rechazado ya
que si no fuera así se repetiría el problema diagnosticado por los
teóricos multiculturales, habría agregados beneficiados –no ya
ciudadanos universales.

En este escenario el SDP de segundo grado deberá ser neutral respecto


a cualquier comunidad o sea que deberá dar lugar a una ethnicity
blinded constitution de segundo grado; y en cada caso las razones
que alegue una comunidad deberán ser razones neutrales respecto a
cualquier rasgo o valores particulares de dicha comunidad, razones que
puedan ingresar en el proceso de trade off neutral; de lo contrario, dado
que los afectos y fines comunes de cada comunidad pueden ser
inconmensurables entre sí, la ausencia de un SDP ciego respecto de
particularidades lleva inevitablemente a relaciones contenciosas de
defensa y ataque14; ese liberalismo de segundo grado supondrá un
sistema de comunidades pluralista incompatible con cualquier
pretensión de protección interna. En resumen que esta alternativa llega
a ofrecer un argumento contra PCU que lo refuerza, lo que supone una
contradicción.

§6. A modo de conclusión.

Cada una de las alternativas anteriores lleva a la siguiente situación: o el


propio proceso de afirmación de la ciudadanía multicultural supone su
negación –al afirmar la necesidad de alguna instancia que afirma una
14
Un ejemplo de ello son las relaciones que las distintas comunidades teocráticas
tienen entre si, en una sociedad en la que ninguna tiene el monopolio del estado,
precisamente el valor de la tolerancia, como eje de las relaciones que mantengan entre
sí las comunidades teocráticas, solo se puede precisar en el liberalismo de segundo
grado que señalamos.
16
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.
soberanía traslaticia estricta- o supone la renuncia o el debilitamiento de
la soberanía ya restringida que se trasladaría a los magistrados que
ejerzan las opciones de veto/sesgo sobre las decisiones ejecutivas
surgidas del proceso generalizado de trade off. Y en ambos casos la
cuestión surge de la idea que se deben proteger implantaciones
temporales, de cualquiera densidad temporal. Es esta la clave de la
limitación de la apelación a una supuesta ciudadanía multicultural. Pero
esto no supone renunciar a la idea de reparación de agregados sociales
dañados por alguna instancia fáctica de un SDP fundado en PCU.

No existe un argumento que concluya en la necesidad de la ciudadanía


universal; y hay buenas razones para sospechar que esa noción es
ideológica. No menor es CU1, pues bajo ciertas condiciones la igualdad
formal será una igualdad vacía –si bien la conversa no es válida, pues
cualquier noción de igualdad sustantiva debe preservar el núcleo de la
igualdad formal que reside en la neutralidad-En particular la noción de
soberanía traslaticia aparece como una noción metafísica, como el
flogisto o los espíritus naturales.

Es claro que es posible defender –y de hecho la concepción liberal lo


hace- la noción de soberanía traslaticia a partir de la noción de derechos
del agente: si el agente es un individuo aislado, ahistórico serán
derechos de un individuo aislado, ahistórico, si el agente es una
comunidad multicultural, serán los derechos colectivos o los derechos
individuales localizados. Y existen numerosas políticas públicas –acción
afirmativa y discriminación inversa, que se fundan en estas nociones.

Pero de acuerdo con la tesis que expusimos, cualquier política que se


funde en alguna consideración de aquello que llamamos sombra del
pasado, deberá prescindir de la noción de soberanía traslaticia.
Cualquiera que sea el ropaje retórico que tengan las políticas públicas
fundadas en la ciudadanía multicultural, no podrán justificarse en
ninguna noción de soberanía, ya que hemos señalado que las nociones
de soberanía traslaticia y de ciudadanía multicultural con implantación
temporal son incompatibles con la propia idea de trade off entre lo
particular y lo genérico.

El problema no es solo un problema prudencial, o de pendiente


resbaladiza. En efecto uno podría sostener que si se atienden a ciertas
particularidades, por más delicadas y dignas de atención, a partir de
consideraciones temporales, no habrá forma de restringir esto, pues
todo agente social tiene una trayectoria temporal, o sea que en última
instancia todos tenemos sombra del pasado y toda situación de mayor o
menor diferencia relativa es –en último término- resultado de nuestras
trayectorias temporales de cualquier densidad. Pero si esto es así,
entonces se puede transformar cualquier argumento que se funde en la
sombre del pasado, en una cuestión distributiva temporalmente ciega
17
¿Es posible una ciudadanía multicultural? Una respuesta negativa.
(ya que en último caso toda miseria es miseria actual no importa cuan
pretérita haya sido). Y si es así, entonces la cuestión se podría tratar
como una cuestión distributiva a partir de criterios e instituciones de
justicia distributiva los cuales se pueden entender como cuestiones de
arbitraje entre componentes genéricos y componentes personales
incluyendo en lo genérico las consideraciones de justicia distributiva.

El problema es a mi juicio más radical: cualquier consideración temporal


o de privilegio temporal es incompatible con cualquier noción de
soberanía porque la propia noción de soberanía traslaticia es una noción
espacial y prospectiva. No solo en el sentido señalado recién que la
implantación temporal hace imposible la neutralidad del trade off
particular-genérico; sino en otro sentido más radical: la decisión pública
ocurre exclusivamente en tiempo real y tiene un carácter contra-
temporal –dicho de otra manera dada la historicidad de la sociedad, el
estado presente de cualquier variable social que se considere no es
una función del pasado; si aceptamos esto, o sea si aceptamos la
historicidad de la realidad social, necesariamente tenemos que acepar
que la decisión pública es contra-histórica. Y en modo conexo lo será
cualquier noción de soberanía que permita justificar moralmente un SDP
(esta es la razón por la que el presupuesto base cero es moralmente
más justo que el presupuesto incremental, y los subsidios explícitos son
moralmente más justos que los subsidios cruzados).

En esta dirección –y solo a título exploratorio- se puede decir que la


ciudadanía multicultural no es el único medio de promoción de sectores
sociales cuyas demandas de bienes públicos no son satisfechas por
políticas de integración clásicas en el marco de SDP fundados en la
ciudadanía universal. Es posible que una combinación de herramientas
de justicia distributiva y de políticas espaciales –v.g. la inversión de la
pirámide fiscal, la generación de competencias locales y las formas de
gobierno local-logren los objetivos de acceso irrestricto y equivalente a
los bienes públicos, en un SDP que preserve la noción de soberanía.

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