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CONCEPTO

Pragmatismo: doctrina filosófica desarrollada por los


filósofos estadounidenses Charles S. Peirce, W. James y
otros, según la cual la prueba de la verdad de una
proposición es su utilidad práctica; el propósito del
pensamiento es guiar la acción, y el efecto de una idea
es más importante que su origen
En su libro Pragmatismo, James contrapuso el
pragmatismo al racionalismo señalando que mientras
que los racionalistas creen que la realidad es
inmutable y eterna, para el pragmatismo está aún
constituyéndose y aguarda del futuro parte de su
fisionomía. Las Formas no existen, puesto que el
Universo está evolucionando continuamente; la
verdad no puede ser algo estático, sino que es un
proceso en eterna evolución. La idea verdadera de la
que James hablaba no era absoluta, sino relativa a
cada individuo
Para el hombre pragmático es en la práctica donde se pone a
prueba el valor de las cosas, en la actuación es donde se evalúa si
una actividad es correcta o incorrecta. No hay nada que sea
siempre bueno o algo que sea siempre malo. De modo que, el
Pragmatista asume que los juicios éticos no deberían sustentarse en
la acción que se ejecuta sino en los resultados de dicha actuación.

Es posible que un hombre pragmático sea pacifista (creyendo que


siempre es malo matar), mas, si un Pragmatista en particular
pensara que matar siempre es malo, sería porque ese individuo
consideraría que matar siempre conduce a peores consecuencias
que cualquier otra acción que pudiera ejecutarse y no debido a
pensar que matar fuera intrínsecamente malo.

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La moralidad de una persona habitualmente se refleja en su accionar público.
Alguien que es amable actuará amablemente en una variedad de
circunstancias. Pero, existen quienes presumen de ser gentiles o ¨ buenos¨
sólo en ciertas situaciones. Estos o son unos mentirosos o tiene una fantasía
con las buenas intensiones. El pragmático valora sólo las actuaciones reales.

La valía de cualquier cosa está determinada solamente en términos de su


utilidad para lograr un fin determinado. Al responder a la pregunta ¿Esto
es bueno?, un Pragmatista posiblemente replicaría ¿Bueno para qué?
Debido a esto es que se dice que la ética pragmática es relativista, pues es
relativa al fin que se persigue. El Pragmatista sostiene y defiende la creencia
de que el fin justifica los medios. Esto es, si algo me ayuda alcanzar un
deseo o una meta, entonces es bueno. Lo malo, para el Pragmatista, es lo
que es contraproducente, es decir lo que no produce absolutamente nada
útil.
La ética pragmática busca crear una guía colectiva. Sin basarse en
ningún principio moral ya establecido, sino sustentada en la idea de
la utilidad de las cosas, fundamentada en que el valor de las cosas
reside en los resultados que ésta pueda ofrecer. La razón de esto es
metafísica: la realidad es experiencia, pero es la experiencia
de todos. Para el Pragmatista, el todo es más que la suma de las
partes.

Además, un hombre pragmático dará


fundamento a sus juicios morales en lo
que es mejor para el mayor número de
personas. Esto significa que el Pragmatista
intenta lograr ´el mayor bien para la
mayoríaµ. La paz, la prosperidad, la
armonía y la felicidad de una sociedad
sólo se logran con una práctica correcta
de normas morales.
CRITICA
La demoledora crítica que William James realiza en contra
del oprobioso y asfixiante monismo racionalista
oponiéndole, a manera de alternativa, la frescura y
sanidad de un amable pluralismo, es, sin duda, una de las
notas más atrayentes de sus opiniones filosóficas. La
enorme validez que otorga a la experiencia práctica, a la
práctica sentida y vivida, en cuanto piedra angular del
cúmulo de verdades individuales coexistentes en una
sociedad y épocas determinadas, podría considerarse
como el basamento del pragmatismo por él impulsado.
Admitiendo la existencia de una pluralidad de verdades y,
por ende, enfrentando la idea de la existencia de una sola
verdad, discurren las ocho conferencias que conforman la
obra que aquí publicamos.
La teorización ética se inicia cuando nos ponemos a pensar
sobre cómo debemos vivir. Muchas personas echan mano de
diversos recursos para encontrar un criterio moral: como una
lista de reglas o principios que nos permitan distinguir entre lo
bueno y lo malo, entre lo correcto y lo inapropiado, o una
lista de virtudes que debemos inculcar. Los utilitaristas no
dicen que debemos promover la mayor felicidad al mayor
número de gentes. Los contractualistas indican buscar un
criterio que emerja de un convenio o acuerdo, real o
hipotético. Los kantianos recomiendan que tratemos a los
otros como ´fines en sí mismosµ y no solo como medios. Los
teóricos de la ´palabra de Diosµ insisten en seguir las órdenes
del Señor.

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