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Alumno: Exequiel Figueroa

Matrícula: 4616

MIOMAS UTERINOS: UNA ENFERMEDAD QUE


AFECTA A MILES DE MUJERES

Los miomas uterinos son masas anormales de tejido muscular liso que se
localizan en y alrededor del útero y ocasionalmente en el cuello uterino.
Estos miomas se originan de las células de músculo liso que existen en el
miometrio o pared del útero. En la mayoría de los casos son múltiples, pero
ocasionalmente pueden ser únicos. Otros términos por los que se suelen
denominar a estas lesiones son leiomiomas o fibromas uterinos.

Los miomas uterinos son tumores benignos de músculo liso de la pared


uterino. Aparecen habitualmente en mujeres en edad reproductiva. En
muchas ocasiones son asintomáticos, sin embargo pueden provocar
hemorragia uterina anormal, dolor pélvico o abdominal, sensación de
presión, abortos o infertilidad.
La probabilidad de que se desarrolle un cáncer en un mioma uterino es
extremadamente rara.

Incidencia:

Se estima que una de cada cuatro o cinco mujeres presenta miomas


uterinos. Habitualmente suelen ocurrir en mujeres entre los 30 y los 50
años y normalmente disminuyen de tamaño después de la menopausia.
Frecuentemente no requieren tratamiento. Sin embargo, pueden ser causa
de hemorragia uterina excesiva, dolor, sensación de presión, infertilidad,
aborto y parto prematuro. El tratamiento quirúrgico, normalmente puede
corregir estos problemas, sin embargo hay que tener presente que
existe la probabilidad de que vuelvan a aparecer.

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A medida que aumenta la edad, aumenta el número de mujeres con miomas
y cuando se llega a la menopausia suelen disminuir por falta de estímulo
hormonal.
La mayor incidencia ocurre entre los 35 y los 49 años de edad, pero
aproximadamente
un 20% de las mujeres presentan miomas entre los 20 y 30 años, un 30%
entre los 30 y 40, y un 40% entre los 40 y 50 años.
En las mujeres de raza negra, los miomas son de 3 a 9 veces más frecuente
que en las de raza blanca. Parece ser que el factor genético juega un papel
importante en el desarrollo de los mismos.

Causalidad:

La causa exacta de los miomas uterinos no está bien establecida. Pero hay
evidencias que sugieren que requieren de los estrógenos para su
crecimiento.
El factor hereditario, puede ocasionalmente influenciar la aparición de los
miomas uterinos.

Tipos de miomas:

Los miomas se encuentran habitualmente en el cuerpo uterino, aunque en


ocasiones pueden aparecer en el cuello uterino. Se suelen dividir en tres
categorías, según su localización: subserosos, intramurales y submucosos.
Aproximadamente el 55% de los miomas son subserosos, un 40% son
intramurales y un 5% son submucosos.

Sintomatología:

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Muchos miomas uterinos no presentan sintomatología alguna. Sin
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diagnosticadas de mioma uterino, presentan una masa abdominal, una
hemorragia uterina anormal, sensación de presión o
dolor en la pelvis o en el abdomen bajo.
El síntoma más frecuentemente asociado a la aparición de los miomas es la
hemorragia uterina anormal.
Ocasionalmente pueden contribuir a un problema de infertilidad. Aunque
hay que tener en cuenta que como causa única de infertilidad solamente
aparecen en el 2 al 3% de pacientes infértiles.
También se han relacionado con abortos de repetición.
En la inmensa mayoría de los casos estos miomas son tumores benignos,
aunque las estadísticas indican que aproximadamente una de cada 10.000
pacientes con miomas presentarán un tumor maligno, que se denomina
leiomiosarcoma. En estos casos el crecimiento del mioma suele ser rápido
y esto hay que tenerlo especialmente presente en pacientes post-
menopáusicas.

Situaciones que requieren asistencia médica

Se debe buscar asistencia médica si se presentan cambios graduales en el


patrón menstrual (flujo más abundante, aumento de los cólicos, sangrado
entre los períodos) o si se siente llenura o pesadez en la parte inferior del
abdomen. Esta condición se asocia frecuentemente con presión o molestia y
en ocasiones interfiere con la frecuencia urinaria normal.

Diagnóstico:

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El diagnóstico puede ser relativamente sencillo y en muchas ocasiones tan
sólo se requiere de un simple examen pélvico manual por parte del
ginecólogo.
Otros métodos que se pueden emplear y se emplean habitualmente en el
diagnóstico de estas lesiones son: la ecografía pélvica (el método más
altamente fiable en el diagnóstico de estas lesiones), la tomografía axial
computerizada o comúnmente denominado scanner, la resonancia
magnética, la histeroscopia o la laparoscopia diagnóstica.

Tratamiento:

Aquella mujer que se diagnostica de mioma uterino no necesariamente


precisa cirugía. Si el mioma es asintomático, en la inmensa mayoría de los
casos tan sólo se requerirá un examen periódico, generalmente mediante
examen pélvico manual y/o ecografía para el control del crecimiento o
cambios significativos en el tamaño del mioma. En muchísimas ocasiones
una vez llegada la menopausia, estos miomas tienden a disminuir
significativamente de tamaño y en algunos casos eventualmente llegarán a
desaparecer.
En caso de crecimiento, miomas grandes o sintomatología acusada,
requerirán tratamiento. Este tratamiento puede ser mediante un tratamiento
médico o mediante
tratamiento quirúrgico.

1. Tratamiento medicamentoso
2. Tratamiento quirúrgico

Tratamiento Medicamentoso

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Consiste en un tratamiento hormonal, de diferentes tipos, incluidos los
medicamentos agonistas de la GnRH. Con este tratamiento se reduce el
tamaño de los miomas, pero tiene el inconveniente de que cuando se
interrumpe el tratamiento los miomas vuelven a crecer. Por lo tanto se suele
utilizar sólo temporalmente hasta
que se decida la solución definitiva.

Tratamiento Quirúrgico

Existen diferentes tipos de cirugía:

Miomectomía: consiste en la extracción de uno o más miomas a través de


cirugía abriendo el abdomen, o a través de un pequeño orificio
(laparoscopia).
Este tratamiento tiene la desventaja, de que en un 35% de las pacientes
vuelven a aparecer los miomas. Por otra parte, la paciente es sometida a
una cirugía y por lo tanto el periodo de recuperación después de la
operación es largo. Otras complicaciones que pueden producirse son la
formación de adherencias entre los órganos de la pelvis (trompas, ovarios,
útero e intestinos), que pueden llegar a provocar dolores.
También hay que decir que a veces durante este tipo de cirugía hay que
acabar quitando todo el útero, debido al tamaño del mioma, a problemas de
sangrado durante la cirugía...

Resección histeroscópica: este tipo de intervención se realiza es el ideal, en


los casos de miomas submucosos.
Tiene la ventaja de que la recuperación es muy rápida, no se quita el útero
y no se suele hacer con anestesia general.

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Histerectomía: consiste en extraer el útero totalmente (cuerpo y cuello) o


parcialmente (sólo el cuerpo). Se puede hacer abriendo el abdomen
(histerectomía abdominal) o a través de un orificio (histerectomía
laparoscópica).
Algunas veces también se extraen los ovarios y trompas (histerectomía
total con
anexectomía bilateral).

Pronóstico y complicaciones:

Antes de la menopausia, los miomas suelen crecer lentamente. Sus


principales complicaciones son:
- Infertilidad por problemas en la implantación del huevo.
- Sangrado importante que precise cirugía de urgencia.

EMBOLIZACIÓN DE MIOMAS UTERINOS

La embolización consiste en interrumpir el flujo sanguíneo de las arterias


que alimentan los miomas. Con este procedimiento se detienen las
hemorragias, y se reduce el tamaño de los miomas. Por otra parte, se evitan
procedimientos más agresivos, como la miomectomía (cirugía para extraer
los miomas) o la histerectomía (extirpación del mismo útero). La parte sana
del útero seguirá recibiendo sangre por otras arterias.

Realización

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La paciente es valorada en primer lugar por un ginecólogo, que es el que
hace la sospecha diagnóstica. A continuación, se le realiza una ecografía
y/o Resonancia magnética, para definir bien el número de miomas, su
tamaño y la localización; así como una analítica de sangre de rutina.
La embolización es realizada por el radiólogo intervencionista, en una sala
de Vascular que dispone de un equipo de Rayos X especial.
La paciente es ingresada el mismo día del procedimiento, y una vez en la
sala de Radiología Vascular, se realiza una venoclísis en el brazo por donde
se le irán suministrando los sedantes y analgésicos que sean necesarios.
También se le coloca una sonda vesicañ, para que se vaya eliminando el
contraste que se va introduciendo y no interfiera en la visualización del
radiólogo mientras está realizando la intervención.
Aunque este procedimiento se realiza sin anestesia general, siempre hay un
anestesista presente que es el que va controlando los medicamentos que se
vayan requiriendo.

Catéter en la arteria uterina derecha. Se introduce contraste por el catéter y


se delimitan dos miomas de gran tamaño. La intervención se lleva a cabo, a
través de la ingle por donde pasa la arteria femoral común. Después de
desinfectar la zona con un antiséptico, se inyecta un anestésico local con
una aguja fina. Al cabo de un minuto, la piel está anestesiada y se procede a
hacer la punción arterial con una aguja más gruesa. Una vez dentro de la
arteria, se introduce un catéter, y se va navegando hasta llegar a las arterias
que llevan la sangre al útero y a los miomas.
Todo esto se hace guiándose a través de una televisión conectada al equipo
de Rayos X.
Una vez con el catéter en su sitio, se introducen unas partículas de muy
pequeño tamaño, que van cerrando las arterias que alimentan a los miomas.
Terminado el procedimiento, se quita el catéter y se hace una compresión

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local. Después de esta compresión, la paciente es llevada a su cuarto, donde
deberá permanecer ingresada durante unas 18-24 horas. Después de dormir
una noche en la clínica, al despertar por la mañana, en general la paciente
ya se encuentra en
condiciones de ser dada de alta.

Anestesia y tratamiento del dolor

La embolización se realiza con anestesia local en el lugar donde se


introduce el catéter. En la mayoría de las pacientes, en las horas siguientes
al procedimiento, e incluso en los primeros días después de ser dadas de
alta, sufren dolores cólicos en el bajo vientre, semejante a los dolores de la
menstruación. Esto es debido al súbito corte en el
abastecimiento sanguíneo de los miomas.

Complicaciones

La embolización es un procedimiento mínimamente invasivo, pero aun así


sujeto a algunas complicaciones:
Hematoma en la ingle, en el sitio de la punción, que no suele requerir
ningún tratamiento y desaparece en unos días.
Como consecuencia de la embolización, en las 48 horas siguientes la
paciente suele presentar malestar y dolor en el bajo vientre, a veces
acompañado de fiebre (síndrome postembolización). Normalmente cede
con tratamiento médico, pero a veces persisten días o incluso semanas
después del procedimiento, y excepcionalmente pueden requerir
intervención quirúrgica para quitar el útero.

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¿Qué éxito tiene la embolización?

Ha quedado demostrado en diferentes estudios que la embolización de


miomas uterinos es una buena alternativa a otro tipo de tratamientos más
agresivos y con más complicaciones como es la histerectomía. Se está
viendo que esta nueva técnica se está implantando cada vez más en los
países de nuestro entorno por los siguientes motivos:
El 87-90% de las mujeres embolizadas cesan de sangrar y les desaparecen
los otros síntomas acompañantes, como dolor, sensación de opresión.
Las pacientes se recuperan pronto y pueden reanudar sus actividades
diarias en un
mínimo de tiempo.

En una única sesión se pueden tratar todos los miomas a la vez.


La embolización se considera un tratamiento poco traumático ya que no se
pierde el útero.
La embolización de miomas uterinos no impide que la paciente se someta
después a otras intervenciones, en caso de que la embolización no resuelva
los problemas (5-10% de los casos).

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ANEXOS

Gráfico de ubicaciones miomatosis Miomatosis en ecografía

Fig 1

Imágenes en embolización
a) ecografía uterina muestra
mioma dominante
hipoecogénico;
b) angiografía digital pre-
embolización que muestra el
mioma hipervascularizado
irrigado por la arteria uterina
derecha;
c) angiografía postembolización:
arteria uterina derecha (flecha)
con devascularización completa
a d
del mioma (asterisco);
d) ecografía uterina, dos años
después del tratamiento: sólo se
observa una cicatriz cálcica sin
evidencia de miomas.

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BIBLIOGRAFIA

1. Consulta bibliográfica en Internet:


http://www.hemodinamiadelsur.com.ar/journals/journal_055.asp
2. Consulta bibliográfica en Internet:
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000914.htm
3. Consulta bibliográfica en Internet:
http://www.mujeressinfronteras.com/msf/content.php?id=200
4. Consulta bibliográfica en Internet:
http://www.planetamama.com.ar/view_pregunta.php?id_pregunta=270&id_etapa=1
5. Consulta bibliográfica en Internet: http://riie.com.ar/?a=25486
6. Ginecología de Gori 2ed

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