Professional Documents
Culture Documents
OBJETIVO. Conocer las 8 etapas del desarrollo humano que propone Erik Erikson para
poder comprender nuestro propio caminar en la maduración propia y de nuestros hijos e
hijas.
INTRODUCCION: En los temas de Ser Cristiano Hoy, hemos visto cómo Jesús viene a
mostrarnos que Dios es nuestro Padre y un Padre que nos ama incondicionalmente, es un
Padre que quiere vernos libres de todas nuestras ataduras y quiere que todos tengamos la
vida plena y vida en abundancia.
Ahora vamos a tratar de conocer las etapas que pasamos en la vida para ver cómo hemos
vivido cada etapa y lo que en cada una hay que lograr para crecer plenamente y así poder
acompañar a nuestros hijos e hijas.
Tal vez encontremos que en nuestras propias vidas ha habido algunos vacíos o ataduras que
quedaron por no haber vivido plenamente alguna de estas etapas, ahora se trata de darnos
cuenta para poner remedio.
1. VER
Trabajo personal: en 5 minutos cada persona reflexiona las siguientes preguntas:
a) ¿Cuáles crees tú que son las etapas de la vida de una persona humana?
b) ¿Cuál es la característica principal de cada una de esas etapas?
c) ¿Cuáles son las principales necesidades de cada una de esas etapas?
d) ¿Cuáles son las principales dificultades que tenemos las mamás y papás para educar
a nuestros hijos e hijas en las primeras etapas de su vida?
2. PENSAR
Ahora vamos a ver las etapas de la vida que nos propone un señor llamado Erik Erikson.
PRIMERA ETAPA: Infancia hasta los 2 años. En esta etapa está en juego lograr una
confianza básica o por el contrario una desconfianza básica. La virtud que necesitamos
promover en esta etapa es la esperanza. En esta etapa de la vida es muy importante la figura
de la mamá, la forma de relacionarse, la actitud con el bebé, cómo lo trate, lo atienda, la
cercanía física, las palabras que le dice, los gestos, las caricias...
SEGUNDA ETAPA: Niñez 2 – 3 años. En esta etapa está en juego la autonomía o por el
contrario la duda, la vergüenza. La virtud que se necesita promover en esta etapa es la
voluntad. En esta etapa es muy importante la relación con el papá y la mamá.
2
TERCERA ETAPA: Edad del juego 3 – 5 años. En esta etapa está en juego la iniciativa o
por el contrario la culpa. La virtud que hay que promover es el propósito. En esta etapa es
importante la relación de la familia.
CUARTA ETAPA: Edad escolar 6 – 12 años. En esta etapa está en juego la industria
(habilidad) o por el contrario el sentido de inferioridad. La virtud que hay que desarrollar es
la competencia (ser competente). Aquí las relaciones se amplían a los vecinos y a la
escuela.
SEXTA ETAPA: Principio de la edad adulta o juventud 19 – 35 años. En esta etapa está en
juego la capacidad de intimidad o por el contrario el aislamiento. La virtud que hay que
desarrollar es el amor. Aquí es importante la pareja, los amig@s, compañeros de trabajo,
soci@s.
SEPTIMA ETAPA: Edad adulta 36 – 65 años. En esta etapa está en juego la generatividad
(tiene que ver con la procreación, la creatividad, ser productiv@, la realización) o por el
contrario el estancamiento. La virtud a trabajar es la solicitud, ser dinámico, buscarle a la
vida. Aquí es importante que cada quien encuentre según sus capacidades su forma de
trabajar
OCTAVA ETAPA: Vejez 66 años en adelante. En esta etapa está en juego la integridad, la
plenitud o por el contrario la desesperación. La virtud a desarrollar es la sabiduría. En esta
etapa de la vida es importante la humanidad entera.
A lo largo de los siguientes temas vamos a ir profundizando cada una de las etapas.
ACTUAR: Ubica en que etapa está cada miembro de tu familia y descubre cómo está
actuando.
.ORACION:
V E R:
1. Comparte con el grupo, de forma espontánea, distintas experiencias de confianza
o de desconfianza que has vivido.
2. ¿Qué nos pasa cuando hay confianza?
3. ¿Qué nos pasa cuando hay desconfianza?
4. ¿Con qué colores identificas a una y a otra?
5. ¿En qué parte de tu cuerpo sientes la confianza y en cuál la desconfianza?
Dinámica:
a) Se piden 4 voluntarios, (si no se completan, sólo 2 personas harán la dinámica)
b) Sin que los demás escuchen, se les explica por parejas qué van a hacer.
c) Una de cada pareja se va a vendar los ojos por turnos.
d) La compañera de la primera pareja se va a guiar por la voz.
e) La compañera de la segunda guía llevando de la mano a la que está vendada.
f) La compañera de la tercera la guía tomándola de los hombros.
g) La compañera de la cuarta la conduce abrazando a la que está vendada.
PENSAR/JUZGAR:
1. Comenta en el grupo si es importante o no el contacto de los padres (hombres) con sus
bebés y por qué.
2. Lee el siguiente texto:
¿Qué tan importante es el amor del padre?
Aunque el cuidado y el amor de la madre son de crucial importancia durante la infancia,
los bebés también necesitan que el padre los cuide y los toque. Sin embargo, con
frecuencia los padres tienen dificultad para interactuar con un infante. El padre promedio
interactúa con su bebé durante los primeros meses de vida de éste solamente entre dos y
siete veces al día con un promedio de 37.7 segundos. Cuando los padres tienen poca o
ninguna oportunidad para interactuar con su bebé y establecer un lazo entre ellos, puede
darse el establecimiento de un lazo "anormal", como lo es la alta incidencia de conductas
incestuosas que se dan entre los padrastros que nunca tuvieron oportunidad de establecer un
lazo con sus hijastras durante la infancia de éstas. Otros estudios acerca de la ausencia
4
del padre reportan efectos perjudiciales que van desde altas tasas de delincuencia y bajos
puntajes en las pruebas de inteligencia hasta el embarazo pre-nupcial.
Pero cuando los padres interactúan con sus infantes, éstos sobresalen. Investigadores de
Yale estudiaron a 17 bebés entre dos y 12 meses de edad cuyos padres se quedaron en su
casa para criarlos mientras sus madres trabajaban. Cuando se les hicieron pruebas para
compararlos con los bebés que permanecieron en casa con sus madres, resultó que los que
habían sido criados por el padre mostraron una ventaja de entre dos y 12 meses en su
capacidad para la solución de problemas y de entre dos y 10 meses en cuanto a su destreza
social: Estos niños que se quedaron en casa con sus padres se desarrollaron tan rápido
debido a que, a diferencia de lo que sucede con muchos padres que trabajan, sus madres
desarrollaron un fuerte lazo con estos bebés interactuando con ellas cuando regresaban del
trabajo. Así, estas criaturas crecieron rodeadas del amor de ambos padres en vez del de uno
solo. Cuando se les sometió de nuevo a pruebas psicológicas dos años después, la tasa de
desarrollo de estos niños no se había vuelto más lenta.
Comentar la lectura:
¿Dice algo de nuestra experiencia?
Leer Lc. 1, 39-45 y comenta qué nos dice la Palabra de dios sobre la vida humana antes
del nacimiento.
ACTUAR:
1. Busca tener momentos de contacto corporal con tus hijas e hijos. Dales caricias
positivas.
2. Comparte con tu espos@ la lectura de hoy,
ORACION:
PENSAR: Lee
Puesto que en aquella época mi imagen de Dios se parecía a la del buen tío Jorge,
pensé “Dios probablemente enviará a tu hijo al infierno”. Pero no deseaba decírselo
a Hilda. Me dio gusto que mis años de estudios de teología me hubieran enseñado
qué hacer cuando no sé como contestar una pregunta difícil: preguntar a la otra
persona “¿Qué piensa?”
7
“Bueno -contestó Hilda-, pienso que cuando mueres, te presentas frente al tribunal
de Dios. Si viviste una vida buena, Dios te mandará al paraíso. Si viviste una vida
mala, Dios te mandará al infierno”. Tristemente, concluyó: “Puesto que mi hijo
vivió una vida tan mala, llegara a morir sin arrepentirse, Dios seguramente lo
mandará al infierno”.
Aunque tendía a estar de acuerdo con ella, no deseaba decir: “¡correcto, Hilda! Tu
hijo probablemente será enviado al infierno.” De nuevo agradecí mi entrenamiento
teológico que me enseñó una segunda estrategia: cuando no sepas cómo solucionar
un problema teológico, entonces deja que Dios lo resuelva. De manera que dije a
Hilda: “Cierra los ojos. Imagínate sentada al lado del tribunal de Dios. Imagina
también que tu hijo murió con todos estos graves pecados y sin arrepentirse. Acaba
de llegar ante el tribunal de Dios. Aprieta mi mano cuando lo hayas podido
imaginar.”
Algunos minutos después Hilda apretó mi mano. Me describió toda la escena del
juicio. Entonces le pregunté: “Hilda ¿cómo se siente tu hijo?” Hilda contestó: “Mi
hijo se siente muy solo y vacío”. Pregunté a Hilda qué le gustaría hacer. Me dijo:
“Deseo abrazar a mi hijo”. Levantó los brazos y empezó a llorar al imaginarse
abrazando fuerte a su hijo.
Finalmente, cuando dejó de llorar, le pedí que mirara a los ojos de Dios y viera lo
que Dios deseaba hacer. Dios bajó del trono y, al igual que ella, abrazó al hijo de
Hilda. Y los tres, Hilda, su hijo y Dios, lloraron juntos estrechándose entre sí.”
¿Nos amará Dios de la misma manera que esta madre ama a su hijo?
A C T U A R:
- Descubre y goza las caricias que Dios te hace para mostrarte su amor.
- Muestra a tus hijos el mismo amor que Dios siente por ti.
MATERIAL:
º Grabadora y música suave.
º Plastilina
º Cartulina con la frase bíblica.
8
NEXO: ¿Cómo descubrimos las caricias que Dios nos hace para mostrarnos su
amor?
V E R:
Dios nos ama como la mejor de las madres
Aunque nuestra experiencia humana con las personas nunca podrá hacernos extraer
la naturaleza de Dios, el director espiritual jesuita, Tony de Melo, dice que si vamos
a hacer a Dios una persona, necesitamos hacerlo por lo menos tan bueno como el
mejor de nosotros. Dios es más padre que el mejor padre humano, más madre que
la mejor madre humana. El 10 de septiembre de l978, hablando públicamente, el
Papa Juan Pablo I, dijo:
Somos objeto de un amor que nunca falla por parte de Dios. Sabemos que El
siempre tiene los ojos abiertos para nosotros, aunque parezca ser de noche. El es un
padre, y más que eso, es una madre. No tiene la intención de hacernos daño alguno;
El quiere sólo el bien para todos nosotros.
Juan Pablo I habla de Dios como padre y como madre. La encíclica “Rica en
Misericordia”, escrita por su sucesor, Juan Pablo II, expresa esto cuando habla de
la misericordia divina de Dios, diciendo que ésta tiene dos aspectos, descritos por
dos palabras hebreas. Hesed, que significa la felicidad de Dios, el amor paternal de
dios, en el cual Dios es fiel a sus promesas porque es fiel a Sí mismo. Y Rahamim
9
(compasión) viene del sustantivo hebreo rehem, que significa matriz o útero. Así, la
tierna compasión de Dios es como la tierna unión entre una madre embarazada y la
criatura que ésta protege y alimenta en su seno. Juan Pablo II dice que este aspecto
de Dios como madre quizá está mejor expresado en Isaías 49:15: “¿Acaso olvida
una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus extrañas? Pues
aunque éstas llegasen a olvidar, yo no te olvido.”
Judith MacNautt nos contó una historia acerca de cómo experimentaba ella este lado
maternal de Dios. Judith había batallado muchos años con el miedo y la
desconfianza hacia Dios. Cuando nació Raquel, la hija de Judith, ésta se sintió
abrumada de amor por Raquel. Un día que estaba cargando y amamantando a
Raquel, Judith empezó a llorar con reverencia y júbilo por el amor que sentía por
Raquel. Y luego Judith escuchó a Dios decir: “La amas de veras, ¿no es así?”. Judith
respondió: “Sí, muchísimo”. Entonces, Dios dijo: “Yo te amo más”. Judith contestó:
“No, no me amas más”. Dios le dijo: “Sí, te amo más y siento aún más júbilo
cuando te cuido a ti del que tú sientes al amamantar a tu hija”. Judith nos dijo que
en ese momento se curó del miedo que le tenía a Dios, como “si algo muy profundo
se hubiera roto dentro de mí. Dios tuvo que darme un hijo para que yo pudiera
comprender su amor”. Así, Dios se reveló a Sí mismo a Judith como una madre
mejor que las madres humanas”.
PENSAR:
Lee:
Oración de curación en Belén
“Así fue como yo me curé. Yo no podía dejar que la gente me tocara. Cada vez que
lo intentaba, sentía como si en mi interior se prendiera una alarma contra incendios
y yo quisiera decir: “Puedes guardar tu distancia. No quiero que me pongas encima
tus garras sentimentales”. Sabía que necesitaba curación, pero durante todos mis
años de psicoanálisis no fui capaz de descubrir por qué me resistía a que me
tocaran. Un día, una amiga estuvo de acuerdo en rezar conmigo y en pedirle a Jesús
que me mostrara el recuerdo. Estuvimos diez minutos en silencio y luego, cuando
compartimos entre nosotras lo que habíamos visto, las dos habíamos tenido la
misma imagen. Las dos vimos a una bebita de seis meses. A quien cargaban en
Belén. Durante varias semanas, en mi oración regresé muchas veces a esta imagen.
No parecía saciarme de que José y María me cargaran siendo una criatura de seis
10
meses. Pensé que debería ser más pequeña, ya que en Belén, Jesús era recién nacido.
Pero si trataba de encogerme, en cuanto me concentraba en absorber amor y me
olvidaba de mi tamaño, crecía de nuevo hasta la edad de seis meses. Después de
varias semanas de oración, me di cuanta de que podía dejar que los niños me tocaran
sin sentir que se estaba prendiendo una alarma contra incendios en mi interior.
Cuando fui a casa a visitar a mi madre le dije: “No entiendo por qué estoy orando de
esta manera. ¿Qué me pasó cuando tenía seis meses?” Mi madre me contestó:
“Cuando tenías seis meses tuviste una erupción y estabas cubierta de ampollas.
Durante varias semanas no te pude cargar. Era algo tan doloroso que no te
podíamos vestir, no te podíamos bañar, nadie te podía tocar en absoluto.” Entonces
supe por qué en mi oración tenía que tener seis meses. Fue a los seis meses cuando
escuché por primera vez el mensaje, “tocar es doloroso” y fue en esa época cuando
más necesitaba absorber amor.
Luego San José me toma entre sus brazos y me pone a repetir hasta que me
quedo confiadamente dormida en sus brazos. El me besa y luego me recuesta
en el pesebre calientito y se queda ahí mirándome con gran cariño.
A C T U A R:
Ve a Belén a platicar con María y con José. Lleva el pesebre a cada una de
tus hijas y de tus hijos, especialmente aquellos con quienes más trabajo te cuesta la
comunicación. Haz oración con ellos mirando su fotografía o, simplemente, su nombre
escrito.
EVALUAR: ¿Estos temas nos ayudaron a darnos cuenta que tanto confiamos o
desconfiamos?
¿Nos ayudaron a crecer en la confianza? ¿Cómo nos ayudaron?
¿Qué recuerdos aparecieron?
12
OBJETIVO: Comprender que, entre el año y medio y los tres años de vida, se empieza a
desarrollar la autonomía de las personas y aparece la vergüenza y la inseguridad.
VER:
a) Reúnete con un pequeño grupo y juntos vean qué es lo que sucede entre el año y
los tres años de vida.
En una hoja pinten a una persona de esta edad y anoten, junto, los nuevos
aprendizajes y descubrimientos que se hacen en esta etapa.
b) Comenta con los demás las diferentes reacciones que podemos tener las
personas adultas ante los aprendizajes y descubrimientos de las niñas y los niños
en esta etapa y anótalas en la hoja.
c) Piensa y siente los sentimientos que pueden generar en las niñas y los niños cada
una de esas reacciones y anótalas en otro espacio de la hoja.
PENSAR:
1. Lee:
La experiencia de Luis y Mary
“Cuando nosotros tres visitamos la casa de Luis y Mary por primera vez, ellos nos
prepararon una barbacoa en el jardín e invitaron a dos amigos nuestros para unirse al
festejo. Mientras estábamos sentados alrededor de la mesa del jardín, nos dimos cuenta
de que Alicia, la hija de cuatro años de Luis, estaba en cuclillas en un rincón del patio.
Cuando se percató de que la estábamos viendo, su cara se sonrojó de vergüenza. Por su
postura y su cara supimos que estaba mojando el pantalón. Alicia supo que nosotros
sabíamos. Luis, calmadamente nos dijo: “Ella tiene en estos momentos una regresión.
No está acostumbrada a ver tanta gente nueva en su casa al mismo tiempo.” Luego, Luis
cargó a Alicia y suavemente la llevó adentro de la casa. Unos cuantos minutos después,
la volvió a llevar afuera. La había lavado y le había puesto un vestido limpio, un vestido
especialmente lindo y femenino. Luis sabía que el miedo de Alicia la había hecho tener
una regresión emocional temporal de la edad de cuatro años a la de dos años y que ella
se sentía muy avergonzada de su conducta inmadura. A él le preocupaba más ella que
lucir bien delante de las visitas por tener una hija “perfecta”. En vez de explotar su
vergüenza regañándola por haberse orinado, el amoroso cuidado de Luis le decía a
Alicia: “Tú sigues siendo mi hija linda y yo te amo, a pesar de lo que sea.”
Ser una persona autónoma significa que la persona misma va descubriendo las propias
normas y leyes que favorecen la vida. Va descubriendo sus propios deseos y voluntad
sin necesidad de depender de los deseos o de la voluntad de otras personas.
Ser una persona dependiente o heterónoma, significa ser una persona que no tiene
capacidad para decidir por sí misma sino que necesita que las demás personas le digan lo
que tiene que hacer. Significa también que depende de normas y leyes que le vienen de
fuera sin suficiente capacidad para discernir lo que ella misma, como persona, quiere o
puede hacer.
Ser una persona teónoma significa que, siendo una persona autónoma, con capacidad de
decidir sobre su propia vida, ha elegido vivir de acuerdo al querer de Dios que ama la
vida. Tiene a Dios y el Evangelio como punto de referencia que le ayuda a tomar las
decisiones más adecuadas para su vida y para la vida de las demás personas.
Si las niñas y los niños no cuentan con una guía amorosa, se puede explotar su capacidad
para sentir vergüenza, duda e inseguridad.
La vergüenza aparece cuando las niñas o los niños eligen su propia voluntad pero
experimentan la decepción de su mamá o de otras personas porque no actúan de acuerdo
a sus expectativas.
4. Mira nuevamente la lista de las reacciones que tenemos frente a los aprendizajes y
descubrimientos de esta etapa y los sentimientos que estas reacciones generan. Junto a cada
sentimiento anota una A si favorecen la autonomía o una V si favorecen la vergüenza.
ACTUAR
Comparte lo que aprendiste hoy con tu pareja y tu familia.
14
OBJETIVO:
Reconocer que existen modos de actuar, costumbres, que condicionan
nuestras reacciones frente a los aprendizajes y sentimientos de los niños y las niñas
en su infancia.
V E R:
PENSAR- JUZGAR:
“Es importante aprender a identificar los estereotipos y a darse cuenta de que ésta es una
forma de crearnos una idea irreal o poco objetiva de las situaciones.
...Tenemos diferentes ideas acerca de lo que el hombre y la mujer deben hacer. Estas ideas
se nos han transmitido a través de nuestros padres, amigos, maestros y de los medios de
comunicación masiva: La T:V:, el cine, los libros.
Algunas de estas ideas nos presentan una imagen tradicional y fija de lo que se espera del
comportamiento de un hombre y una mujer. A estas ideas se les llama estereotipos
sexuales.
15
Por ejemplo, hay quienes piensan que los hombres deber ser siempre fuertes y las mujeres
siempre tiernas, suaves y débiles.
Los estereotipos van guiando nuestra forma de pensar y de esta manera empezamos a actuar
de acuerdo con lo que los demás esperan de nosotros, sin pensar en lo que nosotros
realmente queremos.
Ideas como éstas hacen que muchas mujeres no trabajen fuera del hogar, por temor a que se
las considere madres o esposas irresponsables; y que algunos hombres no expresen sus
sentimientos de tristeza o lloren, porque temen ser juzgados como débiles y poco varoniles.
Todos, de una manera u otra, nos dejamos influenciar por estereotipos, sin pensar si son
adecuados o no.
En muchas ocasiones, el cine y la televisión nos enseñan mujeres rubias, altas y delgadas y
hombres de éxito altos, atractivos y elegantes como los modelos ideales.
Esta manera de presentarnos a las personas, hace que de alguna forma empecemos a no
valorar y respetar a la gente que no tiene esas características, a discriminarlas y a no
colaborar con ellas.
No hay una diferencia real entre el hombre y la mujer que les impida hacer las mismas
cosas y procurar utilizar y desarrollar todas sus habilidades, haciendo lo que a cada uno le
gusta y desea hacer.
Igualmente, todas las personas somos diferentes y por tanto, tenemos cualidades y defectos,
capacidades y limitaciones que nos hacen valiosos e importantes: seamos ricos o pobres,
altos o bajos, blancos o negros, feos o bonitos, hombres o mujeres.
Lo importante es que empieces a aceptar a cada persona tal como es, independientemente
del estereotipo que exista acerca de ella. Así mismo, debes reconocer lo que tú quieres
hacer o ser, ajeno a aquello que los demás esperan de ti.”
Lee los siguientes comportamientos, actividades o características. Coloca una “F” frente a
aquéllos adjudicados al sexo femenino y una “M” frente a aquéllos generalmente
adjudicados al sexo masculino.
__ Cocinar __ Barrer
__ Ser fuertes __ Limpiar el polvo
__ Ser gerentes de una empresa __ Cambiar pañales
__ Estudiar __ Lavar el carro
__ Pagar los gastos del hogar __ Ir al mercado
__ Bailar ballet __ Vestir a los hijos
__ Ser elegante __ Usar pantalón
__ Ser inteligente __ Levantar cajas
Compara tus respuestas con las de tus compañeros(as) e intercambien sus opiniones.
A C T U A R:
Hacer una lista de las ideas fijas que tenemos de lo que debe hacer un hombre y lo
que debe hacer una mujer.
17
NEXO: Compartir la lista de las ideas fijas que tenemos de lo que debe hacer un hombre y
de lo que debe hacer una mujer.
OBJETIVO:
Identificar y expresar diferentes sentimientos que son normales en todas las
personas y así evitar que se bloqueen en las niñas y en los niños pequeños.
V E R:
Dinámica
a) Pedimos la colaboración de cinco voluntarias y, a parte del grupo, les explicamos que
cada una tiene que hacer gestos con sus caras que expresen los sentimientos sin decir
una palabra. Cada una expresará un sentimiento distinto: tristeza, alegría, cólera, miedo,
sorpresa.
b) En el grupo explicamos que vamos a fijarnos en las caras de las compañer@s para
descubrir qué sentimientos traen dentro de ell@s.
c) Se realiza la dinámica y se trata de descubrir los sentimientos de las compañer@s ¿En qué
los descubrimos?
d) Hacemos un rato de silencio y algún ejercicio de relajación. Después vamos a ir
nombrando sentimientos. Cada un@ tratará de reconocer alguna experiencia en la que
haya tenido ese sentimiento. Si nos fijamos bien, podemos reconocer ese sentimiento
reflejado en alguna parte de nuestro cuerpo.
α Siento alegría
α Siento cansancio α Siento confianza
α Siento contento α Siento vergüenza
α Siento coraje y rencor α Siento gratitud
α Siento angustia α Siento dolor
α Siento paz α Siento compasión
α Me siento traicionad@
α Siento depresión
_ Entrañas _ Hígado
_ Corazón _ Rodillas
_ Garganta _ Hombros
_ Vísceras _ Espalda
a) Lee:
Cómo sentimos al ir creciendo
PENSAR- JUZGAR
Lee:
Todas las personas tenemos sentimientos
Hay diferentes tipos de sentimientos: alegría, coraje, tristeza, amor, miedo, dolor, cariño,
confianza, sorpresa, compasión, ternura y otros.
19
No hay sentimientos malos: llorar, tener miedo, sentir coraje, son sentimientos normales en
todas las personas.
Las niñas, los niños, las mujeres, los hombres, los jóvenes y los viejos sienten lo mismo.
Así como pueden sentir miedo también pueden sentir alegría.
Cuando no sabemos qué es lo que nos pasa, podemos hablar con alguien de confianza para
que nos ayude a aclarar nuestros sentimientos.
A veces es más fácil hablar de los sentimientos agradables como de alegría, amor o ternura,
pero eso no significa que no se deba hablar de los sentimientos desagradables.
Piensa que si por ejemplo, no sintiéramos miedo, no nos defenderíamos de los peligros.
Es muy importante decir lo que sentimos en forma clara y directa para lograr que los demás
nos entiendan y nos puedan ayudar cuando lo necesitamos.”
Comenta la lectura.
a) Las personas adultas, además de bloquear nuestros sentimientos, podemos bloquear la
expresión de los sentimientos de las niñas y los niños. ¿Por qué lo hacemos? ¿Cuándo
lo hacemos?
b) ¿Qué consecuencias puede traernos el bloqueo de los sentimientos?
Mira en los evangelios los diferentes sentimientos que expresó Jesús y comentar las
lecturas: Mc. 3, 1-6; Mc. 6, 34; Lc. 10, 21; Jn. 11, 32-36; Mt. 26, 38-39.
A C T U A R:
V E R:
1. Equipos:
a. Hacer una lista de las pequeñas decisiones que hacemos diariamente.
b. Reflexionar y compartir sobre:
¿Cómo aprendimos nosotras a decidir?
¿Qué cosas es importante tomar en cuenta antes de tomar una decisión?
¿Quién o quiénes nos enseñaron a decidir?
Sociodrama:
Pedimos la ayuda de dos voluntarias. Aparte les explicamos que una va a
representar a la mamá y la otra a una niña de 3 años. La niña quiere agarrar un cuchillo o
unas tijeras u otra cosa peligrosa y la mamá, enojada, la regaña.
Después de presentar esta escenificación, compartimos en el grupo lo que vimos y
reflexionamos sobre la manera de educar la voluntad de nuestros hijos e hijas en un caso
como éste.
V E R: Lee:
CRECIENDO Y DESARROLLÁNDONOS
¿Qué aprendizajes nos han ayudado, cuáles nos han estorbado? Escribe uno o dos.
En grupos compartan las reflexiones anteriores y hagan una lista de las decisiones que ya
pueden tomar las niñas y los niños cuando tienen 2 o 3 años de edad.
NEXO: Que descubrimos durante la semana acerca de las enseñanzas que damos sobre el
bien y el mal y cómo lo hacemos.
VER:
Reflexionar personalmente:
* ¿Qué sucede en nosotras(os) cuando nuestras hijas e hijos eligen algo distinto a lo
que nos gustaría que eligieran?
* Identificar nuestros sentimientos, actitudes, acciones.
Poner en común.
OBJETIVO: Recordar nuestra niñez, identificar las personas que nos ayudaron a desarrollar
nuestra autonomía y reconocer las heridas que ahora nos estorban en la educación de
nuestras hijas e hijos.
VER
Recuerda, mira la imagen de las personas o la persona que te expresó y te ayudó a expresar
las emociones y sentimientos positivos y negativos. Míralas despacio, reconoce sus gestos,
sus palabras, su contacto corporal contigo. Ahora recuerda en la memoria de tu corazón a la
persona o las personas que, de una manera amorosa te pudieron decir “sí” y “no”. Identifica
tus sentimientos y emociones al recordar a esas personas.
Ahora, piensa en una foto de cuando eras pequeña, ¿qué recuerdos te trae la expresión de tu
cara?... Si no tienes fotos, imagínate a ti misma de dos años, aventando comida, tirando la
leche, rompiendo algo o pegándole a otro niño. Ahora imagina a tu papá o a tu mamá y la
manera como reaccionaba ante tu comportamiento.
Aunque no recuerdes hechos reales, los sentimientos y las actitudes que experimentes al
imaginar estas cosas, son reales y expresan la forma en que tu corazón recuerda lo que
puede haber olvidado tu mente consciente.
Pregúntate cómo reaccionas ahora cuando una criatura de dos años avienta la comida, tira
la leche, le pega a otro niño. ¿Qué le dices? ¿Qué haces?.
Si reaccionas con afirmaciones como: ¡Ten más cuidado! O ¡Dios te va a castigar! O ¡Va a
venir el coco por ti! O ¡La señora te va a llevar! O ¡Qué vergüenza me das!, pregúntate a ti
misma quién te pudo haber gritado a ti algo parecido.
Ahora regresa poco a poco al salón, mueve las manos y abre los ojos.
PENSAR
Reflexiona personalmente:
a) ¿Cuál es tu recuerdo más lejano de haber sido corregida o castigada?
b) ¿De qué persona de tu familia te sentías más distante?
c) ¿Cuál es la primera vez que recuerdas haberte sentido infeliz?
No tenemos que descubrir las heridas más profundas, sino simplemente dejar que el amor
de Jesús toque el dolor de cualquier experiencia dolorosa que todavía lastima.
ORACION DE CURACION
Cierra tus ojos y cierra tu mano derecha. Siente ahí la tensión y pídele a Jesús que te
muestre alguna herida de tu vida que quieres cambiar. Deja que Jesús también mire tu
herida, y ve, en los ojos de Jesús cómo él también siente tu dolor.
Ahora, escucha atentamente la lectura de Mc. 1, 40-41. Imagínate que tú estás ahí, en
medio de la gente. Ves de lejos a Jesús y te das cuenta que él te ha mirado con cariño. Poco
a poco te acercas, sabes que estás enferma, que hay una herida que te está lastimando y que
él puede curarte. Dile, con todo tu corazón: Si tú quieres, puedes curarme. Cuéntale
despacito eso que más te duele en el corazón, deja que revise tu herida, siente el dolor que
genera. Permite que la acaricie con cariño, que la desinfecte, que la alivie. Repite con todo
tu corazón: Si tú quieres, puedes curarme.
Deja que Jesús te diga, con mucho amor: sí quiero, queda curada. Escucha una y otra
vez cómo repite en tu corazón: Si quiero, queda curada… Mientras escuchas estas palabras
de Jesús y sientes todo su amor, ve abriendo poco a poco tu puño y deja que salga todo el
dolor que traes dentro… respira profundo repitiendo: Sí quiero, quedas curada y, al exhalar,
deja salir todo tu dolor…
Ahora, poco a poco, vuelve a respirar profundo, siente tus labios y, ve abriendo los ojos.
ACTUAR
VER:
1. Anota las características que ves en las niñas y los niños de 3 a 5 años de edad
2. La imaginación es una de las claves más importantes para comprender esta etapa:
Vamos a hacer un ejercicio de imaginación y a ver qué dirías y harías tú en una situación
semejante.
Después de un breve ejercicio de relajación:
“Imagínate a ti misma de tres años de edad y que estás en la cocina. ¿te acuerdas de la
mesa de tu cocina? Súbete a ella ¿Qué tan alto le llegas a la mesa de la cocina? ¿te da al
nivel del cuello, o está un poco más alta, un poco más baja?
Luego, mira la alacena. Imagina que en la alacena están escondidos unos dulces. Quizá tu
madre los escondió para tu próxima fiesta de cumpleaños o para la Navidad. Todas las
madres tienen lugares secretos para esconder cosas que sólo conocen los niños. Acercas un
banquillo (quizá el banquillo sea de tu misma estatura) Luego te subes en él. Mientras te
equilibras en la punta de los pies, te sostienes de la alacena con una mano y alcanzas los
dulces con la otra. Imagina que al agarrar los dulces le pegas accidentalmente con tu mano
a la mejor taza de tu madre. La taza se estrella en el suelo y se hace añicos.
¿Qué pasa ahora? ¿Qué haces con los dulces que traes en la mano? ¿Y con la taza? ¿Cómo
decides manejar la situación con tu mamá? ¿Cómo reacciona ella?
3. Comparte lo que imaginaste que harías en una situación semejante: recuerda que te
estás poniendo en el lugar de una niña de tres años.
VER:
1. Lee:
La imaginación de Lucía
“Si eres como yo, probablemente no te comiste los dulces y trataste de limpiar el
estropicio para que tu madre no se diera cuenta. No sólo puse los dulces en el mismísimo
lugar como los había encontrado, sino que recogí los pedazos de taza y los eché hasta el
fondo del bote de basura. Luego me salí y empecé a jugar en el patio. Muy pronto oí a mi
madre llamarme: “Lucía”. Para prepararme para esta emergencia, había cortado un ramo de
dientes de león. Mientras se lo entregaba, puse cara de inocente y le pregunté sorprendida:
¿Qué, mamá?. Ella me dijo: “Lucía, ¿qué están haciendo aquí estos pedazos?” (¿Cómo es
que siempre hay evidencias que sólo una madre puede ver?) De modo que le dije: “Mamá,
yo quería darte una taza de te. Cuando abrí la alacena, se cayó la taza”. Y luego ella dijo:
“Lucía, ¿qué debes hacer cuando se rompe algo?”. (Esa es una pregunta de madre que uno
no contesta. Simplemente pones cara de sorpresa) “Lucía, cada vez que rompas algo, se
supone que debes venir conmigo y avisarme. Ahora, ¿qué vas a hacer si algo se rompe otra
vez?” “Vendré y te lo diré, mamá”. Y finalmente me la imaginé a ella diciendo: “Lucía,
27
quiero que seas más cuidadosa con mis platos. Si puedes ser realmente cuidadosa, me
gustaría que ahora mismo me ayudaras a poner la mesa”. Y yo me dije a mí misma: “Guau,
se acabó la presión. ¡Pondré todas las mesas que quieras!”
3. Comenta el texto y comparte alguna experiencia vivida en la que creas que se desarrolló
en ti el sentimiento de culpa.
PENSAR
De este modo puede darse un sentimiento de culpa enfermizo o paralizante cada vez que
los niños perciban que la crítica o el castigo signifiquen que ellos mismos son malos. Un
sentimiento de culpa enfermizo o paralizante se da no nada más cuando el niño odia el
pecado (esto es, hacer que se rompa la confianza de su madre por no haberle dicho
honestamente que había roto una taza), sino también al pecador (esto es, el niño se odia a sí
mismo); mientras que un sentimiento de culpa sano se da cuando el niño detesta el pecado
pero ama al pecador. Que me digan que soy un “niño malo” junto con una paliza para
enfatizar ese punto puede hacer cambiar mi conducta y me puede mantener alejado de la
alacena y también impedir que rompa otra taza. Pero mientras que el miedo al castigo y el
disparo de un sentimiento de culpa enfermizo pueden cambiar la conducta de un niño (o de
cualquier persona sobre la cual tengamos influencia), ese miedo y esa culpa no pueden
hacer cambiar al niño, al menos no al punto de que éste se vuelva amoroso. Únicamente el
amor puede hacer amoroso a un niño. Si a través del castigo me percibo a mí mismo como
una persona mala o desagradable (esto es, me siento enfermizamente culpable de ser quien
soy), el uso continuado de un castigo de este tipo probablemente provocará que me odie a
mí mismo y hará de mí una persona desagradable.
ACTUAR
A lo largo de la semana, registra las ocasiones en las que, con tus reacciones
alimentas el sentimiento de culpa en las personas que te rodean y las veces en que alimentas
el sentimiento de estima hacia ellas.
29
VER
Lee:
La etapa del juego
“En la etapa del juego, los niños pueden ser lastimados profundamente por heridas que
ahogan su iniciativa para explorar: pasar demasiado tiempo mirando la televisión, cambios
de residencia que dejan sin raíces, hospitalizaciones, ser herido por el bravucón del
vecindario o por un perro y por cualquier cosa que provoque pesadillas. Cualquier cosa que
provoque sentimientos de culpa (como por ejemplo, experiencias sexuales o ser incapaz de
resolver conflictos familiares) también ahoga la iniciativa.
importantes, esto le da esperanzas al sueño que está detrás de todas las iniciativas de juego
del niño en esta etapa: la esperanza de convertirse en un adulto exactamente igual a mamá o
a papá”.
PENSAR
Eva empezó a verse ella misma a la edad de tres años, en la época en que su padre sufrió
un infarto Eva visitaba todos los días a su padre, quien estaba hospitalizado, en estado de
coma, y se aferraba de su mano. Como su madre abusaba de ella, el padre de Eva era la
única fuente de amor en su vida. Finalmente, un día se le dijo a Eva que se sentara en el
vestíbulo mientras los doctores corrían a la habitación de su padre. Pronto, su madre salió
intempestivamente del cuarto y arrastró a Eva por el corredor. Eva dijo: “Le quiero decir
adiós a mi papi”. Su madre le pegó y le gritó: “Nunca volverás a ver a tu padre. Esta
muerto. Si alguna vez te veo llorar o te vuelvo a oír hablar acerca de él, te pegaré”. Así, Eva
se tragó sus lágrimas, su ira y su soledad, y regresó a casa con su madre, quien tiró todas las
cosas de su papá.
Eva le preguntó a Judith: “¿Tú crees que éste podría ser el recuerdo de cuando empezó
mi enfermedad?” Judith asintió y le dijo: “Eva, ¿puedes verte otra vez sentada en esa silla
en el vestíbulo?” “Sí” “¿Te sientes como una niña de tres años?” “Sí” “Ahora ve si puedes
ver venir a Jesús al vestíbulo.” Después de un minuto, Eva dijo:”Sí, él está entrando en el
vestíbulo”. Luego su cara se iluminó y Judith simplemente la dejó estar en silencio con
Jesús varios minutos.
Después, Eva le contó a Judith lo que había sucedido. Jesús vino por el corredor del
Hospital y dijo: “Hola, ¿cómo estás?” Eva le contestó: “No muy bien. No me dejan entrar
ahí”. Jesús dijo: “Bueno, a mí no me van a detener.” Así, Jesús tomó a Eva de la mano, la
condujo a la habitación, despertó a su padre y le puso a Eva en los brazos. Eva derramó las
lágrimas que había contenido y le dijo a su padre todas las cosas que nunca le había dicho y
se regocijó con sus abrazos y sus besos. Luego, Jesús le dijo a Eva: “Sabes, me gustaría
llevarme a tu papi a estar con mi papi”. Eva le preguntó: “¿Cómo es tu papi?” Jesús le
respondió: “Es igualito a mí”. Jesús miró a Eva con tanto amor en los ojos, que ella supo
que su papi sería verdaderamente amado si estuviera con un padre tan amoroso. Como una
criatura de tres años, Eva preguntó: “¿Dónde vive tu papi?” “No lejos” “¿Puedo ir a visitar
a mi papi?” “No, pero algún día podrás venir. Yo mismo vendré por ti” “Está bien”. Luego
31
Jesús dijo: “¿Por qué no abrazas a tu papi y le dices adiós ahora?” Eva abrazó a su papi y le
dijo: “Adiós, nos vemos después”. Luego, Jesús la llevó afuera del cuarto.
Eva regresó al hospital para enfermos mentales. Unas cuantas semanas después le llamó
a Judith y le dijo: “Cuando volví al hospital, ellos se dieron cuenta de inmediato que algo
era diferente. Me hicieron pruebas varias veces, me dijeron que estaba perfectamente
normal ¡y por fin me liberaron!. Eva sigue todavía libre de todos los síntomas que sufrió
durante cerca de 40 años.”
ACTUAR
NEXO: Compartir cómo nos relacionamos con nuestras heridas durante esta semana.
¿Aparece el sentimiento de culpabilidad?
VER
Reflexiona en tu vida e identifica alguna situación que haya generado en ti un sentimiento
de culpabilidad.
1. Reconoce ese sentimiento.
2. ¿En qué parte de tu cuerpo lo sientes?
3. Cuando te sientes culpable ¿qué te pasa?
PENSAR
Comenta en grupo la afirmación de W.W. Dyer:
Lee y comenta:
¿Te sientes culpable?
“No todo sentido de culpa es malsano. Los psicoanalistas advierten que ya en los
primeros días de nuestra vida, antes de tener conciencia del bien y del mal, de la
prohibición y de la transgresión, brota en todo ser humano el germen de un sentido de
culpa, que puede ser fecunda, constructiva y sana o, por el contrario, infecunda, destructiva
y malsana”
ACTUAR
Te vamos a proponer dos maneras de trabajar el sentimiento de culpabilidad, según se
trate de un sentimiento sano o de un sentimiento malsano.
1. Lee cuidadosamente el siguiente texto y subraya aquello que para ti sea más
importante:
5. Mirar más allá de ti misma hacia la tarea de cuidar y alimentar la propia vida y
de generar una convivencia armónica con quienes te rodean.
NEXO: ¿Qué ejercicios hicimos para empezar a manejar nuestros sentimientos de culpabi-
lidad? ¿Qué resultados alcanzamos?
OBJETIVO: Hacer un ejercicio que nos ayude a superar posibles sentimientos de culpabi-
lidad y a reforzar nuestra autoestima.
VER
El camino para crecer, aprovechando nuestros errores y para cambiar el sentimiento
de culpa, es el perdón a mí mismo(a). Para esto necesito dar algunos pasos:
1. Darme cuenta que Dios me perdona desde antes. Con Dios no hay
problemas. El me ama incondicionalmente y me perdona. Leer la Parábola
del Hijo Pródigo, Lucas 15, 11-32.
2. Examinarme de qué soy realmente culpable. Tomar en mi mano la culpa.
3. Reconocer mi culpa, aceptarla.
4. Comprenderme a mí mismo(a). Responderme la siguiente pregunta: ¿A qué
se debió que actúe así?. Auto-comprenderme.
5. Aprender del error cometido. Preguntarme: ¿Qué aprendí de mi error? ¿Qué
enseñanza me deja este error?
6. Decidirme a perdonarme.
7. Volver a confiar en mí mismo(a). Perdonarme de corazón.
REFLEXIONA
ACTUA
Al terminar, rezar el Padre Nuestro tomadas de la mano, y al llegar a la frase que dice:
“Perdónanos como también nosotros perdonamos a nuestros hermanos” repetir tres veces:
“Perdónanos como también nosotros nos perdonamos y perdonamos a nuestros hermanos”
ACTUAR
Durante la semana trata de confirmar el perdón que te diste y realiza el premio que te
concediste.
ETAPAS DEL DESARROLLO HUMANO
NEXO: ¿Cómo nos vamos sintiendo con nuestros sentimientos de culpabilidad? ¿Hicimos
algún ejercicio que nos ayude a manejarlo? ¿Te diste el premio?
OBJETIVO: Distinguir los valores personales de aquellos que la sociedad nos enseña,
como recurso que nos ayude a discernir cuándo un sentimiento de culpa es
sano o malsano.
VER:
Con otras dos compañeras haz una lista de las afirmaciones que aprendimos y que
comienzan con la palabra “debes”, “deberías” o “tienes que”. Para hacer este ejercicio tal
vez también te ayude recordar cuándo les dices a tus hijas e hijos que “deben” hacer algo o
que “deberías ser” o que “tienen que ser o hacer…” de determinada manera.
AFIRMACIONES: “DEBES” O “DEBERIAS” . VALOR . RoT
PENSAR:
Comparte en grupo el trabajo de los equipos
- ¿Por qué las mujeres tenemos más sentimientos de culpa?
Lee:
“La familia y la religión son, sin duda, fuentes fecundas de valores y principios sanos,
sabios y prudentes, pero también pueden serlo de culpabilidades malsanas, sin que
necesariamente medie mala intención por parte de los culpabilizadores…
Cuenta un autor la historia de Susana, cuya madre, cuando la niña rompía algo o sacaba
malas notas, le decía: “¿Por qué me haces a mí esto?”, como si lo hiciera a propósito para
herirla. La madre, que habría perdido tempranamente a su marido y no se había vuelto a
38
casar, solía quejarse de la dificultad para una mujer de criar sola a una hija y de lo cruel que
el destino había sido con ella. Se sentía víctima y, de alguna manera, transmitía a su hija la
idea de que era ella la culpable de su desgracia. La culpabilizaba echándole en cara
cualquier cosa, como mancharse la blusa, o llegar tarde a comer, o hacer demasiado
ruido… Y su abuelo, pastor protestante fundamentalista, complicaba las cosas insistiendo
una y otra vez en la necesidad de considerarse sucios pecadores de pensamiento, palabra y
obra delante de Dios.
El resultado de esta educación culpabilizadora –nunca cuestionada y, por lo tanto, nunca
resuelta- fue que Susana llegó a los treinta años sintiéndose profundamente indigna,
descontenta e infeliz. El psicoterapeuta le ayudó a ver que su triste situación se debía a que,
en su madurez, no se había encarado valientemente con esas enseñanzas culpabilizadoras
de su infancia ni las había cuestionado rigurosamente con la razón ni contrarrestando con la
conducta.
La sexualidad es un campo abonado en el que ciertas creencias religiosas han causado
verdaderos estragos psicológicos de culpabilización malsana… Temas estos que, por un
lado, no se podían discutir abiertamente en aquellos centros y, por otro, se suponía que
conllevaban inevitablemente determinadas prácticas inmorales, prohibidas y merecedoras
de castigo.
Afortunadamente, las actitudes y enseñanzas referidas a la sexualidad han cambiado,
para bien, en muchos centros religiosos de educación; pero todavía quedan residuos de los
antiguos criterios, sobre todo en personas que estuvieron expuestas a ellos en su juventud y
no han conseguido liberarse en su madurez…
La mente infantil es fácilmente susceptible de ser “programada” por los mensajes que le
llegan de personas significativas para el niño; mensajes que, si son negativos –como por
ejemplo: “Debería darte vergüenza hacer eso…”; “Si no me obedeces, mamá no te querrá”;
“Si te tocas, Dios te castigará”… y otros por el estilo-, pueden generar sentimientos de
culpabilidad malsanos y persistentes, mientras no se confronten y se desenmascaren con el
rigor del pensamiento y la contundencia de una conducta adecuada.
En el proceso de la ecuación familiar y religiosa de un niño, fácilmente se le inculca a
éste un buen número de “deberías” que, si no se ventilan a su debido tiempo, pueden
condenar al joven y al adulto a vivir insatisfecho bajo la “tiranía de los ‘deberías”. Por
ejemplo “Deberías esforzarte por complacer a tus padres”; “No deberías rechazar ninguna
petición de ayuda”; “Deberías estar siempre dispuesto a sacrificarte por los demás y
olvidarte de tus deseos y necesidades”; “Deberías obedecer sin protestar las decisiones de
las autoridades competentes”; “No deberías comer dulces ni helados, para no engordar”;
etc., etc. Y cuando obramos contra esos imperiosos “deberías”, no podemos menos de
sentirnos culpables.
No todos los “deberías” que se nos inculcan de niños son malsanos: “Deberías
asegurarte de que el semáforo está en rojo, antes de cruzar la calle”, por ejemplo, es un
consejo sumamente saludable. Tampoco queremos decir que no tengamos el deber de hacer
ciertas cosas que forman parte de nuestro sistema de valores, aunque en un momento dado
no nos apetezca, como podría ser el defender a una persona tratada injustamente.
Únicamente queremos decir que a lo largo de nuestro desarrollo se acumulan bastantes
“deberías” infundados que nos tiranizan y culpabilizan innecesariamente”.
ACTUAR:
Haz un esfuerzo por utilizar la palabra “prefiero” o “me gustaría” en vez de “deberías”
para comunicar a tus hijas y a tus hijos aquellas cosas que para nosotras son un valor.
Haz una lista de los motivos que nos hicieron utilizar la palabra “deberías” y la palabra
“prefiero” o “me gustaría” a lo largo de la semana.
ETAPAS DEL DESARROLLO HUMANO
NEXO: ¿Te diste cuenta en qué ocasiones usaste las palabras “deberías” o “tienes que…”?
¿Pudiste cambiar por “me gustaría” o “prefiero que…”?
OBJETIVO: Conocer los sistemas de leyes que hay en la Biblia y que han influido mucho
en nuestras vidas.
VER
La llamada Ley de Dios o Diez Mandamientos de los catecismos forma parte del sistema
de prohibiciones que existían, en la sociedad de Israel, como existen en cualquier sociedad,
destinadas a permitir que reine un cierto orden entre la gente, entre las familias; su objetivo
se puede definir así: tratan de evitar, en la medida que sea posible, una cierta “violencia”
que amenaza con degradar cualquier formación social, llevándola al caos y a la muerte.
Nos interesa captar algunos de los problemas que hoy se nos plantean con una
perspectiva diferente de aquella, moralista y represiva, que todavía actúa sobre nuestra
sociedad.
Más que de violencia, debemos hablar de violencias, ya que hay dos tipos de violencia
presionando sobre cualquier sociedad: La violencia de la enfermedad que produce la muerte
natural y otra violencia: la de la agresividad, de la injusticia, del asesinato. Una tiene la
finalidad de mantener la vida y el otro de mantener la vida digna, que no haya pobres en
medio del pueblo. En Israel a ambos tipos de violencia corresponden dos sistemas
diferentes de prohibición y de reglas; a uno de ellos lo llamaré el sistema de la mancha y al
otro el sistema de la deuda (o del pecado). Ambos sistemas están organizados alrededor de
tres centros: la mesa de la comida israelita, su “casa” (en el sentido de parentesco, de
familia) y el templo del culto religioso.
EL SISTEMA DE LA MANCHA
40
El primero de ambos sistemas, tal vez el más antiguo, puede caracterizarse por el tipo de
violencia que intenta erradicar que es la violencia de la muerte. De hecho, si intentamos
analizar las leyes de los libros bíblicos antiguos, encontraremos una serie de ellas que hacen
referencia a la muerte. Por ejem. alrededor de la “mesa”, la prohibición de comer ciertas
categorías de animales considerados impuros, manchados. Un ejem. conocido de esto, ya
que los árabes aún hoy mantienen esa prohibición, es la prohibición de comer carne de
cerdo. Otra prohibición es la de comer la sangre de los animales. ¿Qué indica esto? Que
comer animales, igual que vegetales, es comer cadáveres que están sujetos a la
podredumbre de la muerte; es precisamente porque hay una amenaza para la vida de los que
comen, y que comen para evitar la muerte por lo que existen leyes reglamentando,
procurando contener esa amenaza permanente (esta explicación solo se refiere a la
existencia de esas leyes, no a la razón de ser de ésta o aquélla). Igualmente en función de la
muerte (del aparato digestivo, diríamos hoy), se consideran impuros, manchados, los
excrementos, que son también elementos de podredumbre. La clave de estas leyes es que se
trata de evitar la muerte, por eso se trata de evitar todo contacto con todo lo que se pudre:
excremento, cadáveres, sangre…
En torno a la “casa”, el parentesco, se procura sobre todo erradicar la violencia del sexo,
como G. Bataille ha demostrado en un célebre ensayo sobre el erotismo ligado a la misma
violencia de la muerte. La prohibición fundamental es la del incesto, según el principio de
que el hombre no puede unirse a la carne de sus parientes porque es su propia carne y una
sola carne no se fecunda a sí misma.
En una economía de base familiar, parece claro que este impedimento es condición del
mismo “trabajo”: la violencia sexual está en el seno de la unidad familiar, es necesario
evitar esa violencia para permitir la producción. (sea dicho de paso que las comunidades de
vida cotidiana que se intentan constituir hoy día no sobrevivirán mucho tiempo si, “dentro
de ellas”, no hay un cierto “impedimento del incesto” que evite el “comunismo sexual”).
Otros impedimentos como el de la homosexualidad y el de la bestialidad (relaciones
sexuales con animales), erradican la violencia sexual, en un tipo de sociedad donde el sexo
está orientado predominantemente a la procreación. También los cadáveres humanos están
manchados y no pueden tocarse sin volverse uno impuro durante un cierto número de días;
el leproso es impuro y vuelve impuro al que lo toca; la sangre femenina, tanto de la
menstruación como del parto, vuelve a las mujeres y a los que las tocan impuros por un
cierto espacio de tiempo, aquí está bien claro que es la violencia del sexo en su relación con
la muerte la que se pone en cuestión; también el esperma derramado mancha, etc. Todos
estos impedimentos hacen referencia al “cuerpo” y vuelven intocables a los cuerpos
manchados: existe una estricta frontera establecida entre cuerpos puros y cuerpos impuros,
como en las enfermerías de contagiosos, y así se crea un cierto orden, un cierto tipo de
segregación social. De esta misma forma procede una sociedad que aísla a las mujeres
considerándolas “peligrosas”, cerrándoles las puertas de las casas “respetables”, creándoles
barrios propios, (zonas rojas).
sacerdotales. Y los sacerdotes que sean ciegos, cojos, leprosos, raquíticos, etc., pueden
comer la carne de las víctimas, prohibida al ignorante; pero no pueden subir al altar de los
sacrificios (se es sacerdote por ser hijo de sacerdote). Por otro lado, la “sangre” de las
víctimas de los sacrificios, impura por definición, como hemos visto, por ser la señal de la
muerte conseguida, realizada, esa sangre en el altar sirve para purificar al que está impuro.
Vemos aquí algo fundamental en el sistema de la mancha: en el corazón de la pureza, de la
vida, está la misma muerte, íntimamente ligadas, conjugándose en su mayor intensidad, del
mismo modo que el sexo (donde el paroxismo de la vida que él representa se resuelve en un
estado de pérdida de sí, violenta, el orgasmo, una especie de muerte en la médula de la
vida). Según Bataille, de forma general, la vida es un lujuriante consumo de energías,
llevadas a un exceso que se vuelve muerte y renacimiento de vida.
El mismo Dios, llamado Yavé, se concibe unido a este sistema, en la medida en que ver
a Dios es morir, en varios de los textos más antiguos del Antiguo Testamento (Jacob,
Moisés, Elías). El mismo hecho de ver a Dios, suprema vida, provoca la muerte, lo que
demuestra claramente la conjugación de la vida y de la muerte en lo más íntimo del sistema
de la mancha. Existe una contradicción entre vida y muerte, que nosotros tenemos también,
a la que se procura evitar, legislar mediante el sistema de prohibiciones de la mancha.
PENSAR
Lee y comenta:
ACTUAR
Durante la semana trata de ver las normas, que recibiste en tu familia o en la sociedad,
que más te hacen sentir culpable.
42
NEXO: ¿Qué normas o leyes descubriste que están influyendo más en tu vida diaria?
¿Cuáles te ayudan a sentir una culpabilidad sana y cuáles una culpabilidad
malsana?
OBJETIVO: Conocer los sistemas de leyes que hay en la Biblia y que han influido mucho
en nuestras vidas.
VER:
Ahora conoceremos otro sistema de leyes que está en la Biblia y que fue muy importante
para mantener la igualdad entre las personas y evitar que hubiera pobres en el pueblo.
EL SISTEMA DE LA DEUDA
El otro tipo de violencia que afecta a cualquier sociedad, y por lo tanto también a la
sociedad de Israel, es la violencia de la agresión, cuyo caso típico es el “asesinato”. Muerte
en un caso, asesinato en otro, son las dos caras de una misma violencia, o dos violencias
fundamentales de una sociedad humana. Las prohibiciones que se encuentran comprendidas
en el Decálogo, en los llamados Diez Mandamientos, en la Biblia están todas ligadas al
impedimento de la violencia de la agresión. Y así como el sistema de la mancha prohíbe la
mancha para que se afirme la pureza, también aquí se prohíbe la deuda (el pecado), para
que se afirme el “don”-
Así, por ejem. en torno a la mesa se puede analizar una serie de preceptos legislativos
que implican que se dé a los pobres la décima parte de aquello que se recoge durante tres
años; que los pobres tengan derecho a recoger trigo o uvas o lo que sea de los campos de
los otros, pero solo en la medida de lo que puedan comer en el lugar, sin que puedan llevar
nada para casa. Existe de este modo un conjunto de reglas que lleva al israelita que trabaja
y que tiene una mesa abundante, a extenderla, a repartir con el que tiene necesidad. Así
como él está saciado debe ayudar a saciar a los que no lo están. A esta dimensión, don,
distribución de la saciedad, corresponde una restricción: la del robo: no robarás. O sea, no
tomarás de los demás “aquello de lo que tienen necesidad para vivir”, aquello que
constituye su vida (ya que los pobres pueden tomar lo que sobra a los afortunados, como
43
hemos visto). No se trata por lo tanto de defender la propiedad de los ricos, sino al
contrario, de defender la vida de los pobres.
A este don de las mujeres corresponde el impedimento del “adulterio”: la mujer, dada al
marido en posesión, el adulterio se convierte de este modo en un robo. Igualmente la
procreación se busca como una bendición fundamental en el israelita, que quiere tener
muchos hijos, en el sentido de que su “casa” pueda siempre prolongarse y que su nombre
perdure de generación en generación. En sentido contrario a este “don” de la vida en la
procreación y en la prolongación del nombre de la “casa”, actúan dos impedimentos: el del
“asesinato” (procrear es dar vida, asesinar es quitarla) y el de la “difamación” (semejante a
los sentimientos clásicos “del honor familiar”, proteger la fama de la casa).
Todo el conjunto de las “casas” de Israel forma una sola “casa”, la “casa de Israel”, que
también vive bajo una ley, en este momento la de la endogamia, que excluye el casarse con
los paganos, con los extranjeros, de cara a que la “casa de Israel” crezca y se vuelva grande
y pura de contaminaciones de sangre impura de otros pueblos.
Por fin en torno al “Templo”, el sistema de la deuda (además de preservar el tiempo del
sábado y de la fiesta como tiempo “dado” a Yahvé) caracteriza al culto como “don”, como
gasto gratuito, ofrecido a Dios (las víctimas de los sacrificios, la décima (el diezmo), etc.).
44
¿Por qué? Se trata de una sociedad que ha sido nómada, patoril, que se sedentariza y vive
por lo tanto de la fecundidad de los rebaños y de la tierra, de la agricultura. Ahora bien en
un país muy caliente y en parte desértico, la lluvia es un elemento decisivo desde el punto
de vista económico, es lo que fecunda la creación y los campos; pero la lluvia viene de lo
alto, del cielo, y, por eso se considera que Dios está en los “cielos” y da la lluvia (igual que
el sol) para fecundar la “tierra”. Esta pareja cielo-tierra, constituyen el lugar de Dios y el
lugar de los hombres.
Porque es Dios quien “da” la lluvia y fecunda los campos y los ganados, también el
hombre israelita debe “dar” lo que tiene; del mismo modo que Dios lo hacía, él debe saciar
a su prójimo. O sea, el sistema del don-deuda se entiende como regulador de la sociedad
israelita de tal manera que el que recibe como don la abundancia en su mesa y en su casa
debe dar, compartir la mesa y la casa con el que está privado de abundancia. Recibe por un
lado y da por otro, como condición básica de la concepción de la vida en la ideología de
Israel.
PENSAR
ACTUAR
OBJETIVO: Conocer los sistemas de leyes que hay en la Biblia y que han influido mucho
en nuestras vidas.
VER
Ya hemos visto los dos sistemas de leyes en el Antiguo Testamento y ahora vamos a ver
las consecuencias que trae el cumplir o no estas leyes:
BENDICION Y MALDICION
En la medida que la maldición cae sobre cierta persona en su mesa o en su familia, sobre
cierta región o sobre su santuario, la maldición aparece como contagiosa y puede, igual que
la lepra, ganar a unos y a otros, esparciéndose por el país, entonces se hace necesario
invocar la bendición mediante los sacrificios del culto mediante la oración. Esta ida y
vuelta constante entre bendición y maldición está presente en toda la historia de Israel, es
ella la que abre el lugar para que los profetas clamen que si Israel está sujeto a la maldición,
es porque no obedece las leyes del sistema de la deuda que le fueron dadas por Yahvé a
través de Moisés.
46
PENSAR:
Leer: Juan 9
Preguntas:
- ¿Cuál era la causa de la ceguera según los judíos y los fariseos?
- ¿Cuáles pensamos que son las causas de nuestras desgracias y de nuestras
enfermedades, de la pobreza?
- ¿De qué nos sentimos culpables?
- ¿Cuál es la actitud de Jesús ante la ley?
EJERCICIO:
ACTUAR
Durante la semana:
- Trata de descubrir en qué momentos la gente habla de maldición o bendición en tu
familia, con la gente con la que tratas.
47
OBJETIVO: Aclarar por qué los sentimientos de culpa que nos tiranizan generan en
nosotros la imagen de un Dios tirano y castigador.
VER:
Lee la historia de:
El buen tío Jorge
“A veces crecemos con una imagen de Dios que se parece al buen tío Jorge, como lo
describe Gerard Hughes:
Dios era un pariente de la familia, muy admirado por mamá y papá, que lo describían
como un ser muy amoroso, gran amigo de la familia, muy poderoso e interesado en todos
nosotros. Con el tiempo nos llevaron a visitar al “buen tío Jorge”. Vivía en una mansión
formidable, tenía barba, era rudo y amenazante. No podíamos compartir la admiración que
profesaban nuestros padres a esta joya de la familia. Al final de la visita, el tío Jorge se
dirigió a nosotros: “Ahora escuchen, queridos -empezó con un aspecto severo-, deseo
verlos aquí una vez por semana, y si dejan de venir, permítanme mostrarles lo que les
sucederá.” Entonces nos guió al sótano de la mansión. Estaba oscuro, se volvía cada vez
más caliente a medida que bajamos, y empezamos a escuchar gritos sobrenaturales,
aterradores. En el sótano había puertas de acero. El tío Jorge abrió una. “Ahora vean en el
interior, queridos”, dijo. Vimos una imagen de pesadilla, un grupo de hornos llameantes
con pequeños demonios en espera, que lanzaban llamas a hombres, mujeres y niños que no
visitaron al tío Jorge y que no actuaron de una manera que él aprobara. “Y si no me visitan,
queridos, es ahí a donde irán con toda seguridad, dijo el tío Jorge, después, nos llevó
escalera arriba con mamá y papá. Cuando fuimos a casa, tomados fuertemente de una mano
de papá y de la otra de mamá, ella se inclinó hacia nosotros y dijo: “Y ahora, ¿no aman al
tío Jorge con todo su corazón, su alma, mente y fuerza?” y nosotros, aborreciendo al
monstruo, dijimos: “Sí, lo amo”, porque decir cualquier otra cosa sería unirnos a la fila que
esperaba para entrar al horno. A una tierna edad se ha instalado la esquizofrenia (tener dos
personalidades diferentes, dos formas de actuar muy diferentes) religiosa y no dejamos de
repetir al tío Jorge cuánto le amamos y cuán bueno es y que sólo deseamos hacer aquello
que le complazca. Obedecemos lo que se nos dice que desea y no nos atrevemos a admitir,
ni siquiera a nosotros mismos, que lo aborrecemos.”
48
- Comenta en el grupo:
a. ¿Qué cosas de nuestra vida cotidiana nos recuerdan esta historia?
b. Recuerda alguna experiencia que viviste y que te ha dejado la imagen de
un Dios tirano y castigador.
c. También tú haces o dices cosas que hacen sentir culpables a los demás,
merecedores del regaño de Dios castigador. ¿Puedes recordar algunas de
esas cosas?
PENSAR:
Leer: Lucas 15, 11-32
¿Cómo es el Dios que nos muestra Jesús?
ACTUAR:
Durante la semana date cuenta cuando has hecho algo positivo por tu familia o
vecinos, ¿lo has hecho por amor o por temor?
VER:
PENSAR:
Leer: Mateo 18, 21-22 y Lucas 17, 3-4
- ¿Cuántas veces te perdonas tus culpas?
EJERCICIO:
Este ejercicio de REFLEXION, VISUALIZACION Y ACCION puede ayudar a superar
posibles sentimientos de culpabilidad y a reforzar la autoestima.
“En un ambiente, en una postura y en un momento que faciliten la serenidad mental y
corporal:
REFLEXIONA
Recuerda una acción propia que todavía suscita en ti sentimientos de culpabilidad
que desearías eliminar o, por lo menos aliviar. Remóntate al momento en que tomaste la
decisión de hacer lo que hiciste.
Intenta reconstruir mentalmente lo que pensabas y sentías justo antes de decidir. Si
tenías idea del dolor que iba a causar tu decisión, ¿cómo superaste el dolor?... Considera
también la fuerza de la necesidad que sentías y cómo influyó en tu decisión. Pregúntate: si
pudieras volver a aquel momento, a aquella situación, con las mismas necesidades,
información, etc. que entonces tenías, ¿obrarías hoy de manera diferente?... Compréndete a
ti mismo(a), ¿a qué se debió que actuaste como actuaste?... ¿Qué aprendes de tu error?
Habiendo aclarado la dinámica de tu decisión, habiéndote responsabilizado y
habiendo asumido las consecuencias dolorosas de tu acción y teniendo en cuenta, si es el
caso, la inevitabilidad de alguna acciones desacertadas, haz un esfuerzo sereno y deliberado
de perdonarte a ti misma con la magnanimidad con que te perdonaría una buena amiga, o
con la que tú la perdonarías en tales circunstancias.
VISUALIZA:
Relájate… y visualiza con todo detalle el lugar donde ocurrió el episodio
culpabilizante, a las personas que intervinieron y a ti misma (tu rostro, tu expresión, lo que
sabías de la situación, lo que hiciste, lo que dijiste…) antes del episodio en cuestión.
Mientras respiras pausada y acompasadamente, repite, en sincronía con tu
respiración, una breve frase, cuidadosamente escogida por ti misma… que, reconociendo tu
responsabilidad, alivie tu culpabilidad, como por ejemplo: “Fulano(a) (tu propio nombre),
te perdono de todo corazón”; “Soy nada más y nada menos que un ser humano limitado”;
“Puedo aprender de mis errores”; “Soy una persona buena que ha cometido una acción
mala”; “Me perdono por no ser perfecta”… u otra frase que te parezca más convincente.
ACTUA
Compórtate, aunque al principio te cueste, como una persona que, habiéndose
perdonado de corazón, volviendo a confiar en sí misma, se reconoce digna del respeto
propio y ajeno y merecedora de disfrutar los gozos y las alegrías que la vida le ofrece. Y,
para comenzar, concédete un premio, haz algo que especialmente te satisfaga, que te
entretenga, que te encante, que te guste a ti –y no disguste a otros, ya se entiende-,
precisamente por ser quien eres, no por el desacierto que cometiste”
51
ACTUAR:
Durante la semana trata de captar cuáles son las culpas que no has podido superar o
perdonarte.
ETAPAS DEL DESARROLLO HUMANO
NEXO: ¿Pudiste darte cuenta de qué culpas no has podido superar o perdonarte?
OBJETIVO: Conocer los pasos que necesitamos dar para regalarnos a nosotros mismos el
perdón o regalárselo a otros.
VER:
El perdón es rehacer una relación que por algún motivo se rompió o dañó, ya sea por el
error de alguna de las dos partes o por las dos partes. El perdón, también, es recobrar la
confianza en mí mismo y en la persona a la que ofendí o me ofendió.
Perdonar es volver a confiar.
El perdón es algo que yo doy, es un regalo que consiste en restablecer la confianza.
El fruto del perdón es restablecer, rehacer el vínculo con la otra persona a la que ofendí
o me ofendió. También es liberarme del resentimiento, es volver a encontrar la paz, es
liberarme de mis amarguras, resentimientos, odios.
El perdón es, a fin de cuentas, una manera de manifestar el amor a mí mismo, a los
demás, a Dios.
No se puede llegar al perdón si no es dentro del ambiente del amor a mí mismo, a los
demás, a Dios.
La primera condición para empezar el camino del perdón es tener la experiencia de
amar. El perdón solo se da como una expresión, como un regalo del amor.
Otra condición es que termine la agresión (No puedo empezar a perdonar si me estás
golpeando).
Otra condición es tener deseo de liberarme de mis resentimientos, odios, amargura,
querer vivir mi vida con libertad.
Si quiero perdonar a otras personas necesito otra condición: perdonarme a mí mismo,
cuando alguien nos ofende o daña solemos echarnos alguna culpa (esto me pasa por buena
gente, por amar tanto, por tonto, por ingenuo…).
PENSAR:
1. Darme cuenta que Dios me perdona desde antes, que el amor de Dios hacia mí es
incondicional (Lc. 15, 11-32 El hijo pródigo). Lee y ponte en el lugar de un hijo o
del otro y trata de sentir el amor del Padre.
2. Examinar de qué soy realmente culpable, ya que a veces o nos echamos culpas que
no son nuestras o agrandamos nuestras culpas, nuestros errores, o inventamos
culpas que no son nuestras (nos culpamos hasta del color de la piel que tenemos). Se
trata de tomar en nuestras manos nuestra culpa real, con su verdadero tamaño, ni
más grande, ni más chica de lo que es. Puede ser que al llegar a este paso te des
cuenta de que no hay culpa y que no tienes nada de qué perdonarte.
3. Una vez que ya reconozco cuál es mi culpa se trata de reconocer mi error, aceptar
mi error, responsabilizarme de mi error, quiere decir que si causé algún daño físico
necesito curar a la persona que dañé, si causé algún daño emocional necesito pedir
disculpas, necesito hacerme cargo de los daños que causé.
4. Es muy importante que comprendamos a qué se debió que cometimos ese error,
necesitamos comprendernos a nosotros mismos, darnos cuenta qué pensábamos, qué
sentíamos, qué necesidades experimentamos, a qué se debió que actuamos como
actuamos.
5. Ahora se trata de aprender del error, sacarle experiencia al error que cometimos, si
le sacamos algún aprendizaje o experiencia a nuestro error, podremos dar el paso al
perdón. (Por ejemplo: sé que siempre que tomo me da por golpear, si no quiero
golpear no tomo. Sé que si me junto con fulanita vamos a hacer chismes, entonces
aprendo que cuando hable con ella invite a otra amiga para no hacer chismes. Me
sentí culpable de embarazarme y entonces aprendo que no basta usar un solo
método, es necesario combinar dos o tres métodos).
6. Si ya comprendí a qué se debió mi error, si ya le saqué experiencia, lo que me falta
es decidirme a perdonarme, necesito volver a descubrir que mi error no borró mi
dignidad, reconocer que mi error no me quitó mis capacidades, mi valor. Se trata de
distinguir que soy una persona buena que a veces comete errores. Es el momento de
darme el perdón, de volver a confiar en mí, de reconocer mi dignidad, mis
capacidades y mi valor. Dejar el error ya en la historia.
ACTUAR:
53
NEXO: Compartir cómo nos fue en nuestro esfuerzo por superar el sentimiento de
culpabilidad.
VER:
Lee y comenta la siguiente historia:
“Hace algunos años, presentamos algunas de las ideas de este libro a un grupo de
monjas católicas romanas que ya eran ancianas y estaban retiradas. Una de las hermanas
levantó la mano y dijo: “¿Pero qué hay acerca de la historia de las ovejas y las cabras? En
ella se dice que las ovejas van al paraíso y las cabras al infierno.”
Dennis contestó preguntando a todo el grupo: “¿Cuántas de ustedes, por lo menos una
vez en su vida, hicieron lo que Jesús pide al principio de ese pasaje y alimentaron a una
persona hambrienta, vistieron al desnudo, o visitaron al que está en la cárcel?” Todas las
monjas levantaron la mano. Dennis dijo: “Es maravilloso. Todas son ovejas”. Después
preguntó: “¿Cuántas de ustedes, por lo menos una vez en su vida, ignoraron a una persona
hambrienta, no vistieron a una persona desnuda o no visitaron a alguien en la cárcel?”.
Lentamente, todas las monjas levantaron la mano. Dennis dijo: “Qué pena, todas son
cabras”.
Esa monja lo había comprendido. Comprendió que el lenguaje acerca del paraíso y el
infierno es un lenguaje simbólico. El paraíso y el infierno no son lugares geográficos
específicos. Son símbolos de realidades internas, de estados del ser. Todos los que nos
hemos sentido angustiados, perturbados, no amados, apachurrados por la vergüenza o
impotentemente atrapados en un vicio, sabemos lo que es estar en el infierno. Y todos los
54
que hemos sido acogidos en casa, que hemos visto nuestra bondad reflejada en los ojos
aprobadores de otras personas, o que hemos sido amados durante nuestra recuperación,
sabemos lo que es estar en el paraíso. Todos tenemos en nosotros trigo y cizaña, ovejas y
cabras. El reino de Dios está en nosotros, y todos somos buenas cabras”.
La lectura “al pie de la letra” de los pasajes acerca del castigo vengativo
nos puede volver locos.
“Cuando comprendí más claramente el peligro de leer literalmente los pasajes de castigo
vengativo en la Biblia fue cuando me llamaron a un hospital para enfermos mentales para
ver a mi amigo Juan. Los guardias me escoltaron a su habitación. Las manos de Juan
estaban encadenadas a su cama y tenía una venda sobre el lado derecho de su cara. Aquella
mañana había intentado sacarse el ojo derecho. Cuando le pregunté por qué, me mencionó a
Mateo 5, 29 “Por tanto, si tu ojo derecho te fue ocasión de pecar, sácalo, y échalo de ti; que
mejor te es que se pierda uno de tus miembros, que no todo tu cuerpo sea echado al
infierno”.
Todos sabían que Juan había actuado como un loco por tomar tan literalmente la primera
parte de ese pasaje. “Si tu ojo derecho te fuere ocasión de pecar, arráncalo y échalo.” Pero
me daba cuenta de que Juan no estaba más loco por tomar la primera parte de ese pasaje
literalmente que yo por tomar de la misma manera la segunda parte creyendo que Dios
vengativamente me lanzaría al infierno.
Juan no estaba más loco que yo cuando siendo adolescente caminaba por una estación
de gasolina y vi un calendario con la fotografía de una mujer desnuda. Pensé: “Ahora que
cometí un pecado mortal, si después de salir de aquí tengo un accidente de coche y muero,
iré directamente al infierno.” Y Juan no estaba más loco que muchos padres que he
escuchado decir a sus hijos: “Más vale que te comportes porque si no Dios te castigará”.
PENSAR:
Lee y comenta el siguiente texto:
Dios es un Padre; más que eso, Dios es una Madre (Juan Pablo I)
Para volverme una persona más equilibrada, necesitaba desarrollar mi lado femenino, y
para desarrollarlo era necesario conocer a Dios como Madre. Todo el lenguaje utilizado
para Dios es un ejemplo que nos dice más; Dios no es literalmente un padre. Pero si Dios es
55
como un padre, entonces Dios es también como una madre. Hombre y mujer, madres y
padres amorosos reflejan para nosotros de la misma manera la imagen de Dios (Gn1, 27).
¿Por qué es esto tan importante?.
Así como llegamos a ser como nuestros padres humanos, también nos volvemos como el
Dios al que adoramos. Si sólo fuimos criados por un padre humano y nunca tuvimos una
madre, es probable que nuestro lado femenino este poco desarrollado. De la misma manera,
si sólo conocemos a Dios Padre y no a Dios Madre, es probable que nuestro lado femenino
esté poco desarrollado y que nuestra vida emocional y espiritual tenga un arraigo
masculino, como la mía.
Pero estoy cambiando porque personas como Carmen e Hilda me introdujeron al lado
femenino de Dios. Al abrazar a su hijo no arrepentido, Hilda personificó para mí a lo que
Juan Pablo II hacía referencia con rahamim, o la dulce compasión que viene del lado
materno de Dios. La raíz de rahamim es el nombre hebreo de rehem, que significa ‘vientre’,
‘útero’. Este amor del vientre materno de Dios se expresa en Isaías 49, 15 “¿Se olvidará la
mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque
olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti”. Este amor femenino es energía de sus entrañas. No
filtrada por la cabeza, no tiene nada que ver con la decisión o el mérito. Como en el caso de
Hilda, proviene de una necesidad interior; una verdadera madre “no puede evitar amar al
hijo malcriado”. En otras palabras, así como Dios es más padre que cualquier padre, Dios
es también más madre que cualquier madre.
Cuando no tengo ambos lados de Dios, fácilmente me quedo fijo en una manera de ser
masculina. Un síntoma de esta fijación sería pensar que Dios ciertamente enviaría al hijo de
Hilda al infierno. Este pensamiento atribuye a Dios mi excesivo énfasis masculino del
domino, el control y la competencia, en las que claramente hay ganadores y perdedores.
ACTUAR:
Reflexionar Isaías 49, 13-15
1. En un ratito de silencio trata de descubrir ese amor de Dios en tu corazón.
2. Pon una sonrisa en tu cara que corresponda a ese amor.
3. Sonríe a una persona que te ama y permítele que a su vez te sonría.
“Acoger la sonrisa de alguien que nos ama es muy simple y puede ser una de las cosas
más curativas de nuestra vida. La sonrisa de un amigo puede sanarnos si sabemos que Dios
nos ama, por lo menos tanto como la personas que más nos ama”.
NEXO: Recordar las etapas de la vida en las que hemos profundizado e introducir la edad
escolar:
Vimos:
- La etapa de la confianza – desconfianza
- La etapa de la autonomía – vergüenza
- La etapa de la iniciativa – culpa
VER:
En un clima de silencio y recogimiento, recuerda cuando tenías entre seis y doce años e
ibas a la escuela. Imagínate entrando en ella, recuerda sus espacios, sus olores, sus
colores… Entra en tu salón de clases y siéntate en tu viejo mesa-banco. ¿Te acuerdas cuál
es? ¿Quién se sentaba atrás y quién delante de ti? Recuerda a tu maestra o a tu profesor:
Mira a tu maestra y observa cómo se fija en ti para hacerte una pregunta. ¿Te sientes capaz
de responder o te sientes asustada, inferior? ¿Cómo contestas a su pregunta? ¿Cómo
reaccionan tus compañeras y compañeros? ¿Cómo reacciona la maestra? ¿Cómo te sientes
tú?
Edad escolar
“Erikson cree que durante la etapa de la industria (la edad escolar, de los 6 a los 12
años), los niños se enfocan principalmente a sentirse competentes al aprender y hacer bien
las cosas, o a sentirse inferiores si fracasan. En ésta, como en todas las etapas, nosotros
creemos que la verdadera tarea es descubrir una nueva manera de dar y recibir amor de los
57
demás. Así, la escuela no es sólo un lugar para adquirir competencia a través de los
conocimientos y destrezas, sino más bien la oportunidad de experimentar la intimidad del
aprendizaje compartido con los compañeros y los maestros.
En esta etapa, los maestros tienen un gran poder para hacernos sentir competentes o
inferiores. En un experimento llamado “La profecía que uno mismo cumple”, los
investigadores les dijeron a maestros de primaria: “Vamos a realizar pruebas a sus alumnos
para descubrir a los estudiantes que sobresaldrán, a los que florecerán este año”. Después
de realizadas las pruebas, le dieron a cada maestro una lista de los estudiantes que
sobresaldrían. Al final del año volvieron a realizar pruebas a los alumnos y encontraron que
en cada salón los cinco estudiantes que habían sido designados como sobresalientes habían
avanzado lo correspondiente a tres años en un solo año, y sus puntajes de coeficiencia
intelectual se habían elevado entre 12 y 36 puntos. Los maestros estaban extasiados y les
pidieron a los investigadores que regresaran cada año para identificar a los que
sobresaldrían. Los investigadores contestaron algo así como “en realidad ustedes no nos
necesitan. Nosotros simplemente tomamos cinco nombres al azar. Ustedes pensaron que
esos cinco serían sobresalientes, de modo que les brindaron una atención especial. Ustedes
tenían una expectativa más positiva cada vez que les hacían una pregunta, de modo que
ellos contestaron de forma que satisficiera sus expectativas. Cada uno de los alumnos es
moldeado de acuerdo con las expectativas de ustedes.”
Los estudiantes tienen también un gran poder para moldear las reacciones no sólo de sus
compañeros de clase, sino incluso de los maestros. Los alumnos de una clase de psicología
decidieron programar a su maestro. El grupo se puso de acuerdo para ignorar la enseñanza
del maestro hasta que éste caminara hasta la puerta. Cuando se acercó a la puerta, todas las
cabezas se levantaron atentas. El maestro pasó el resto del semestre dando clase desde la
puerta, sintiéndose competente al estar parado ahí en vez de sentirse inferior.”
PENSAR:
Comparte en grupo:
1. ¿Qué significa sentirse inferior a otras personas?
2. Cuando en un grupo hay hombres, ¿las mujeres nos sentimos inferiores, iguales o
superiores a ellos? ¿Por qué?
ACTUAR:
58
Durante la semana registra los momentos en los que te sientes inferior a otras personas y
los momentos en los que te sientes capaz de hacer las cosas bien.
NEXO: Compartir los momentos en que nos sentimos inferiores a otras personas y aquellos
en que nos sentimos que sí somos capaces de hacer bien las cosas.
Leer:
Los datos que recogemos sobre la realidad de las mujeres, aunque incompletos, buscan
expresar una de las formas en que se manifiesta la dominación de los hombres sobre las
mujeres y, en el caso que nos ocupa, a través de la manipulación de nuestro cuerpo y
nuestra sexualidad.
Antes de comenzar queremos recordar que las características físico-biológicas de
nuestro cuerpo, por ejemplo la fuerza física, la inteligencia…, se han utilizado para
justificar con ‘causas naturales’ el reparto del trabajo según el sexo y la desigualdad entre
los sexos. La comprensión tan limitada que los hombres y las sociedades tienen de nuestro
cuerpo femenino, ha hecho de él un instrumento que sirve para encubrir los mecanismos de
dominación patriarcal y para continuar en la historia una forma de relación en la que los
hombres someten a las mujeres, controlan sus conciencias y sus relaciones interpersonales,
y establecen el papel que debemos jugar en nuestra historia.
Esta forma de dominación patriarcal ha sido aprendida por nosotras como algo bueno y
conveniente, gracias a los medios que controlan nuestra manera de pensar, para justificar
nuestra manera de comportarnos y de actuar.
Las relaciones de dominación se viven de diferentes maneras, según el espacio en que se
desarrollan.
59
PENSAR:
Leer: Lucas 7, 36-50
- ¿Cómo fue el trato de Jesús a la mujer?
Comparte en grupo:
1. ¿Por qué la opresión genera en las mujeres sentimientos de inferioridad?
2. ¿Sabemos por qué, en general, los hombres oprimen a las mujeres?
ACTUAR:
Durante la semana registra las situaciones de opresión que vives y las situaciones en que
te sientes tratada en condiciones de igualdad.
NEXO: Compartir las diversas experiencias de opresión y de igualdad que vivimos durante
la semana.
OBJETIVO: Comprender que la opresión de los hombres sobre las mujeres es fruto del
sistema patriarcal de relaciones que aprendemos desde antes de nacer.
VER:
Comenta en el grupo:
a. Normalmente, ¿quién es jefe de familia? ¿quién es jefe de estado? ¿quién es jefe del
comité de vecinos? ¿quién es jefe de la Iglesia?
b. ¿De qué sexo son? ¿Por qué?
c. ¿Podemos las mujeres ocupar esos puestos y prestar esos servicios? ¿Por qué?
Todas las sociedades para poder existir, construyen complejos sistemas de relaciones
que norman el comportamiento social e individual. Así se fue construyendo el sistema
patriarcal, producto del desarrollo económico, político y social de los pueblos.
Los orígenes del patriarcado se pierden en la historia. Existen muchos estudios que
buscan encontrar el cuándo, el cómo y el por qué de esta construcción humana tan
generalizada. De esos estudios han surgido diferentes explicaciones que nos sugieren
posibles respuestas a estas preguntas, tan importantes para las personas que luchan por una
sociedad justa en todos los sentidos.
61
El patriarcado, aunque se funda en el dominio de los hombres sobre las mujeres, explica
también el dominio sobre los más jóvenes, los más débiles y las minorías sociales porque
construye un sistema de relaciones desiguales de dependencia donde unas personas quedan
bajo el dominio de otras.
El patriarcado no se expresa sólo en sí mismo sino que siempre se presenta articulado
con otros poderes opresivos. Por eso el poder patriarcal también es clasista, racista, etc.
Según Marcela Lagarde, además de las mujeres, son sujetos de la opresión masculina los
niños, los jóvenes, los ancianos, los homosexuales, los discapacitados, los enfermos, los
obreros y campesinos, los indios, los analfabetas, los gordos, feos, chaparros, oscuros…
La oposición entre los géneros que convierte a los hombres y a las mujeres en
competidores, en que siempre sale ganando el hombre; esta competencia no se refiere a la
biología de cada quien, sino al papel que deben jugar en su comportamiento social. A esto
hay que añadir la opresión a las mujeres.
El patriarcado genera una visión del mundo en la que el centro es el hombre. Esta visión
excluye, como si no existiera, el punto de vista femenino de la realidad. Esto no se debe a
que las mujeres estén ausentes del quehacer histórico sino a que las mujeres no han
protagonizado esas acciones o no se ha reconocido su protagonismo.
El patriarcado genera enemistad entre las mujeres porque se basa en la competencia por
los hombres y por los espacios de vida que la sociedad les asigna como propios de su
condición.
Marcela Lagarde, al hablar del patriarcado, menciona tres puntos que es importante
destacar:
Los que ejercen la opresión patriarcal, en primer lugar, son los hombres. Esto por el sólo
hecho de ser hombres. Con conciencia o sin ella, con su voluntad o sin su voluntad, La
opresión también la ejercen las instituciones y las normas que las rigen. Pero, como el
poder patriarcal es delegado, no es extraño encontrar, además, que las mismas mujeres, que
son oprimidas por el sistema, oprimen a otras mujeres, a niñas, a enfermos, ancianos,
discapacitados, etc.
62
La opresión que sufrimos por ser mujeres, es la principal opresión entre todas las otras
opresiones que cualquier individuo pueda sufrir. El grado y el tiempo de la opresión
dependerá de la combinación con otras circunstancias sociales: clase, etnia, etc. La opresión
de género penetra toda la vida social.
Todavía no tenemos claro cómo y cuándo surge el patriarcado pero sí sabemos que es un
producto histórico y que, con diferentes características, existe en todas las sociedades
modernas.
Hay que reconocer que algunos principios patriarcales van disminuyendo con leyes que
dan más libertad a las mujeres. Hay avances y retrocesos, pero los adelantos no se quedan
solos. Mujeres, y algunos hombres en el mundo, han luchado contra este sistema de
opresión tanto de manera individual como de manera colectiva y organizada.
Cada vez se hace más necesario estudiar y poner bases sólidas en la crítica al patriarcado
para lograr quitar el velo de impunidad que lo cubre y convencer a hombres y mujeres del
daño que ha provocado y que sigue provocando en la mayor parte de los seres humanos.
Comenta:
1. ¿Qué nos llama la atención de este texto? ¿Qué aprendemos?
2. ¿Qué es el patriarcado?
3. ¿Cómo se relaciona el sistema patriarcal con el sentimiento de inferioridad de las
mujeres?
PENSAR:
ACTUAR:
En el grupo definan algo que todas podamos hacer durante la semana para ir cambiando
el sistema patriarcal.
63
NEXO: Compartir cómo pusimos en marcha lo que acordamos en el grupo para ayudar a
cambiar el sistema patriarcal.
VER:
Da ejemplos de cómo, las niñas y los niños en edad escolar, viven la competencia y la
cooperación.
Lee:
¿Fuiste sobredotado pero ignorado?
Por lo general elogiamos nada más a los pocos que están hasta arriba –al estudiante que
saca dieces, al equipo de básquetbol campeón del estado, a la reina que vuelve a casa- y a
los otros les decimos: “Qué mal que perdiste. Tal vez el siguiente año seas de los
primeros”. Este tipo de competencia le dice a la persona que ganó que es superior, pero a
todos los demás les dice que son inferiores. Los científicos sociales Roger y David Jonson
han demostrado que la competencia no es la mejor motivación para el aprendizaje. Ellos
han entrenado a los maestros de muchos distritos escolares en métodos que incluyen
pequeños grupos de aprendizaje cooperativo y donde no hay calificaciones individuales, en
esta atmósfera de cooperación, los niños aprenden mejor, se siente mejor con ellos mismos
y se relacionan mejor con los demás.
Tomás A. Edison, aun después de su intento número 2000 por inventar el foco, conocía
el valor de la continua cooperación. Su desmoralizado asistente se quejaba: “Todo nuestro
trabajo es en vano. No hemos aprendido nada”. Edison le respondió: “Hemos llegado muy
64
lejos y hemos aprendido mucho. Ahora sabemos que hay 2000 elementos que no podemos
utilizar para hacer un buen foco”. Cuando al fin tuvieron éxito al hacer un foco que Edison
pensó que podía funcionar, su nervioso asistente lo tiró. Trabajaron sin parar e hicieron
otro, y luego Edison se lo dio de nuevo a su tembloroso asistente para probarlo. Edison
sabía que era más importante arriesgarse a tirar otro foco que negarle a su asistente la
oportunidad de recuperar su sentido de competencia. Nuestras escuelas forjarán más Tomás
Edisons cuando enseñen a los alumnos la actitud que mostró éste ante la cooperación y la
competencia en vez de recompensar sólo a los que tienen mayor éxito.
Comenta la lectura:
- ¿Qué es la competencia?
- ¿Qué es la cooperación?
PENSAR:
Lee:
ACTUAR:
Registra las situaciones en las que vives la competencia y las situaciones en las que
vives la cooperación con otras mujeres.
65
NEXO: Compartir las situaciones en las que vivimos la competencia o la colaboración con
otras mujeres.
VER:
1. Introducción:
Las mujeres tenemos una gran necesidad unas de otras. Necesitamos el apoyo y el
permiso de las demás mujeres para lograr la autonomía y la autorrealización que
perseguimos. Nos necesitamos unas a otras para llegar a comprender las dificultades que
vivimos en tantos frentes de la vida. Necesitamos explorar los sentimientos que ahora están
ocultos, que se viven y se sienten calladamente, que están contaminando nuestras relaciones
con las demás mujeres. Si asumimos estos sentimientos, podremos preservar, mejorar,
alimentar y transformar aquellas relaciones que son de vital importancia para nosotras: la
amistad entre mujeres.
Partiremos de un hecho que tal vez nos cause gran alivio, esto es, aceptar sinceramente
que las mujeres tenemos sentimientos contradictorios hacia las demás mujeres,
sentimientos que nos causan dolor: dolor de los celos, dolor de la envidia, dolor de la rabia,
66
dolor de la competencia, dolor del abandono, dolor de la traición, dolor del deseo. Ante este
hecho nos surgen preguntas elementales: ¿Qué es lo que hace que la amistad entre mujeres
sea amarga y dulce a la vez? ¿Cómo es posible que las mujeres sintamos hoy lo precioso e
importante que es el apoyo mutuo y, mañana, la rabia, la envidia y la traición? ¿Cómo
comprender esa proximidad entre amigas íntimas y el amargo rechazo de esa relación
cuando se pelean?
Para responder a estas preguntas describiremos primero cómo son las relaciones entre
mujeres.
Las mujeres confían unas en otras con ingenuidad y con una tranquilidad que suele dejar
pasmados a los hombres. El compartir no es una lucha particularmente difícil, sino más
bien parte de la forma que tienen las mujeres de relacionarse entre sí.
La amistad femenina tiene una importancia inmensa, mucho mayor de la que podemos
imaginar. Desde la tierna infancia las mujeres han aprendido a escuchar atentamente y a dar
con generosidad apoyo, consuelo, simpatía y consejos.
Las amigas estimulan su confianza mutua y se ayudan a suavizar los difíciles momentos
emocionales de la vida cotidiana. Las relaciones amistosas íntimas son una sólida roca de
estabilidad en su vida, una intimidad exquisita caracteriza la amistad entre mujeres: al
compartir una experiencia, un riesgo, un desafío, cooperan y se ayudan unas a otras. La
amistad ofrece una seguridad distinta a la que existe en una relación sexual.
En las relaciones entre mujeres todavía no existe un marco aceptado para hablar de la
irritación, del enojo, de los celos, de la competencia… no ventilamos aún nuestros
sentimientos, por el contrario, intentamos esconderlos y los sufrimos solitariamente.
Comenta en el grupo:
1. ¿Qué aprendemos de este texto?
2. ¿Cómo podemos tener mayor amistad con otras mujeres?
67
Lectura bíblica:
- María e Isabel Lc. 1, 39-56
ACTUAR:
NEXO: Compartir la experiencia de valorar sus amistades y cómo fortalecieron esa amistad
VER:
Los listones se meten en una bolsa negra para que nadie vea qué rollito sacará, así,
cuando una compañera saque un rollito según el color dirá cuándo ha experimentado ese
sentimiento y cuándo ha percibido que otra tiene ese sentimiento con ella.
Por ejemplo, si saca uno amarillo, dirá cuándo ha sentido envidia y cuándo ha sentido
que le tienen envidia.
Después de hablar, aventará el rollito a quien ella quiera, sin que suelte la punta. La
compañera que recibe la otra punta del rollito responderá a su vez las mismas preguntas
sobre el mismo sentimiento.
Después otra persona sacará otro rollito. Así se hará hasta que han participado todas.
Esta dinámica tiene dos objetivos: darnos cuenta visualmente, con los rollitos, que las
relaciones entre mujeres están tejidas de distintos colores, de distintas emociones y
sentimientos, y darnos cuenta de que todas, sin excepción, hemos experimentado en mayor
68
El grupo se divide en tres equipos; uno tratará la envidia, otro la competencia y otro el
enojo. En cada equipo se responderán las siguientes preguntas:
1. ¿Cuáles son las causas de este sentimiento?
2. ¿Cómo nos sentimos ante este sentimiento?
3. ¿Tiene algunos aspectos positivos este sentimiento? ¿Cuáles? ¿Por qué?
La envidia puede considerarse como un indicador del deseo; no es algo que deba
reprimirse por insolidario hacia las demás, sino que es una respuesta emocional a tomarse
en consideración.
La envidia es un indicador del deseo. Bajo esta luz y pese a lo desagradable que estos
sentimientos pueden llegar a ser, podemos verla como una rebelión y como una forma de
resistencia frente a la privación y represión de nuestras necesidades; podemos verla como
los primeros intentos de manifestar el deseo, nuestros deseos, y de empezar a querer
satisfacer nuestras necesidades emocionales, económicas, políticas o sociales.
69
También podemos intentar luchar contra las voces interiores que sabotean la posibilidad
de realizar nuestros deseos.
Lectura Bíblica:
Agar y Sara Gn. 16, 1-16 y 21,1-21
¿Qué deterioró la relación entre estas mujeres?
ACTUAR:
Durante la semana detecta los sentimientos de envidia y busca la necesidad o los deseos
que hay detrás de esa envidia y qué hacer para satisfacerlos.
MATERIAL:
Rollitos de papel crepe: rojos, amarillos y verdes.
Una bolsa negra
Biblia.
70
OBJETIVO: Reflexionar en las causas que originan la competencia (ser más que…)
VER:
La semana pasada compartimos un poco en la competencia que se suele dar entre las
mujeres, hoy reflexionaremos un poco más sobre ello.
- ¿Qué recuerdan de lo que hablamos sobre la competencia?
- ¿Cuáles son los síntomas de alguien que entra en competencia?
- ¿Qué diferencia hay entre ser competente y ser competitiva?
(Competente = capaz Competitiva = luchar, rivalizar)
PENSAR:
Competencia
La competencia está relacionada a menudo con el deseo de ser reconocida. Cuando una
se siente relegada, inadvertida, pueden surgir sentimientos de competencia que representan
una lucha por la propia identidad, propia y separada de las/os demás. Una mujer quiere que
se adviertan sus éxitos, que se perciba su yo.
Los medios de comunicación, sobre todo la televisión y el cine, nos van presentando un
modelo de hombre o de mujer que anhelamos ser o que anhelamos poseer y no nos
conformamos con menos, y para ello entramos en competencia: tratamos de llenar los
requisitos del modelo y/o entramos en rivalidad (competencia) para lograrlo.
Comenta en grupo:
- ¿Qué aprendemos de este texto?
- ¿Es posible valorar los sentimientos de competencia? ¿cómo?
Cita Bíblica:
Rut 1, 11-17
Lc. 10, 38-42
72
ACTUAR:
NEXO: Comparte las ocasiones en que te sientes en competencia y las capacidades que has
hecho conscientes y desarrollado.
VER:
El coraje es uno de los sentimientos que nos pueden causar daño cuando no lo
manejamos, se nos escapa de control, nos puede producir úlcera, diabetes, alta presión,
enfermedades del corazón o del sistema nervioso; ya que produce una gran descarga de
adrenalina en nuestro organismo, esta produce mucha energía que hay que sacar de alguna
manera para que no nos haga daño. En realidad no es el sentimiento el que nos daña, sino la
gran cantidad de energía que se produce en nosotros.
Vamos a empezar haciendo un pequeño ejercicio, relajando todo nuestro cuerpo. Nos
ayuda respirar, poniendo atención en la nariz, observando cómo entra y sale el aire, sin
perder una sola respiración.
Después de unos minutos, pasamos a darnos cuenta cuándo nos enojamos, ¿qué nos
produce enojo?, recordamos algunos casos.
Luego volvemos a respirar y tomar conciencia de la paz en que nos encontramos en este
momento.
PENSAR:
Es necesario tomar en cuenta que nadie me puede hacer enojar. Yo soy la que me enojo
en el momento en que alguna actitud o modo de actuar de alguna persona, o algo que
sucede, me hacen sentir impotente o insegura, surge en mí el coraje, el enojo.
2.- El coraje nos lleva a sentirnos amenazadas, siento miedo a que crean que soy tonta o
incompetente.
3.- Ese miedo nos lleva a suponer que a lo mejor ya no van a tomarnos en cuenta o que nos
van a hacer a un lado.
4.- Esas suposiciones nos llevan a hacer una valoración de nuestra persona. Juzgamos que
no somos valiosas, que no servimos para nada, que somos inútiles.
5.- Esa devaluación de nuestra persona nos lleva a sentir más coraje.
Ya que entendimos lo que sucede cuando nos enojamos ahora vamos a ver qué pasos
vamos a dar para manejar nuestro coraje:
1.- Reconocer que yo soy la que tengo coraje, con lo que tú haces, con lo que tú dices o
con lo que hace o dice cualquier persona. O bien cuando sucede algo, se trata de darme
cuenta que yo soy la enojada y que no culpe a otro(s). Que no les de poder a otros sobre
mí.
2.- Buscar formas de expresar mi coraje, sin dañar a otros. Ejemplos: encerrarme en mi
cuarto o en el baño; dar golpes a una almohada, romper periódicos, retorcer el
trapeador o una toalla, gritar con una almohada en la cara, caminar o correr, etc.
Se trata de sacar la energía que produce el enojo.
3.- Darme cuenta del tamaño de mi enojo. Darme cuenta si es fuerte o solo un desacuerdo
o diferencia de opiniones.
4.- Localizar en qué me siento insegura o impotente ¿qué hace que me sienta insegura o
impotente?
5.- Tratar de reconocer si además del enojo hay otro sentimiento, por ejemplo: celos,
envidia, tristeza, orgullo, vergüenza, que están alimentando mi coraje.
6.- Si es impotencia lo que siento es muy importante darme cuenta que casi siempre es
mentira que no puedo hacer nada, se trata de calmarme, ver qué es lo que he querido
hacer que no funciona y buscar otro camino, otra forma diferente a la que he estado
usando. Siempre hay otras formas, otros caminos.
Ante la inseguridad, se trata de reconocer y valorar mis capacidades y mi dignidad.
74
7.- Si nos sentimos ofendidas por alguien se trata de otorgar y dar la confianza, o sea
perdonar. Primero perdonarme a mí misma y luego al otro.
Existen dos clases de perdón, el perdón intelectual y el emocional.
PERDON INTELECTUAL: Es el que hago con mi cabeza, conscientemente quiero
perdonar. Mi razón dice que devuelva mi confianza y mi cariño a la persona que me
ofendió, aunque mi corazón se sienta ofendido o tal vez con coraje.
PERDON EMOCIONAL: Es el que hago con el corazón. Vuelvo a sentir confianza y
cariño en la medida de lo posible hacia la persona que me ofendió. Solo hasta que
perdonamos podemos vernos libres de nuestro enojo que nos ata y hasta llega a
esclavizarnos.
Cita Bíblica:
Mc. 3, 1-6
ACTUAR:
NEXO: Comparte tu experiencia al tratar de seguir los pasos para manejar tus enojos.
VER:
Los sentimientos ordinariamente solo siguen dos caminos: o yo los manejo o ellos me
manejan y me destruyen, me enfermo.
En general no nos han enseñado a manejar nuestros sentimientos. Por ejemplo el coraje,
ordinariamente decimos: “me hicieron enojar”; o a veces decimos: “somos envidiosos”, sin
manejar lo que hay detrás de la envidia y satisfacer esos deseos o necesidades para superar
la envidia.
1.- Todos los seres humanos tenemos sentidos: tacto, olfato, oído, vista y el gusto. Por
medio de esos sentidos nos damos cuenta, percibimos, captamos lo que sucede, los hechos,
acontecimientos, actitudes de la gente, modos de actuar, conductas. Lo que sucede fuera o
dentro de nosotros estimula nuestros sentidos.
2.- Una vez que nuestros sentidos han percibido algo, han sido estimulados, lo que hacemos
enseguida, tan aprisa que no nos damos cuenta que lo hacemos, es pensar, juzgar,
interpretar eso que vimos, escuchamos, palpamos, olimos o gustamos. El modo como
pensamos, juzgamos, interpretamos es lo más personal que tenemos, es el fruto de todo lo
que hemos vivido, experimentado, estudiado desde que nos engendraron hasta ahora. Al
mismo tiempo que es lo más personal, es lo más inconsciente, necesitamos ir haciéndolo
consciente cada vez más.
3.- Según lo que pensamos, interpretamos, juzgamos nacen o brotan los sentimientos,
las emociones, como es el miedo, la alegría, la tristeza, la ternura, el cariño, el odio, el
76
rencor, etc. Por ejemplo: Pasa un amigo y nos mira, si esa mirada la interpreto como: “me
vio feo”, mi sentimiento será de tristeza o coraje. Si esa mirada la interpreto como: “trae un
dolor de estómago o de cabeza”, voy a sentir preocupación, compasión.
Otro ejemplo:
Yo antes estaba completamente sordo.
Y veía a la gente, de pie y dando toda
clase de vueltas. Lo llamaban baile.
A mí me parecía absurdo… hasta que
un día oí la música. Entonces comprendí
lo hermoso que era la danza.
4.- Otra fuente de nuestros sentimientos son las necesidades insatisfechas o satisfechas:
Panza llena, corazón contento. La soledad nos puede llevar a sentir tristeza o a la depresión.
La necesidad de tener un lugar en la sociedad me puede llevar a sentirme en competencia.
ACTUAMOS INTERPRETAMOS
JUZGAMOS, PENSAMOS
SENTIMOS
NECESIDADES
Es en esa parte de nuestro ser, en el modo de pensar, de interpretar lo que sucede, donde
nos podemos equivocar, donde de hecho nos equivocamos, donde amargamos nuestra vida
y acabamos por echarla a perder. Entre más positivos sean nuestros pensamientos y más
apegados a la realidad, tendremos más posibilidades de una vida feliz.
77
Es nuestro modo de interpretar el que nos hace muy malas jugadas y nos hace pasar la
vida muy difícil. Ejemplo: Tal vez cuando fuimos niños un día vimos que nuestro papá o
mamá hizo una caricia a nuestro hermano mayor y cuando menos acordamos ya estábamos
muy tristes, y cuando nos mandó a un mandado le rezongamos y no quisimos ir. ¿Qué fue
lo que pasó? Que sin darnos cuenta al ver a mi papá que acariciaba a mi hermano,
rapidísimamente pensé: “mi papá quiere más a mi hermano que a mí”. Fue tan rápido que
no me di cuenta de lo que pensé. Di como hecho real que mi papá no me quería y eso me
hizo sentir celos y tristeza y mi vida se obscureció y le rezongué y no quise hacer lo que me
mandó.
DINAMICA:
En silencio tratamos de recordar un sentimiento fuerte, o emoción que hayamos tenido
últimamente, ya sea positiva o negativa. Luego tratamos de recordar lo que pasó y
enseguida trataremos de descubrir lo que pensamos, interpretamos o lo que juzgamos de
eso que pasó y así entender la razón de nuestros sentimientos o emociones. Lo importante
es descubrir esos pensamientos, interpretaciones, esos juicios que despertaron a los
sentimientos, a las emociones.
Luego compartimos con los demás.
PENSAR:
Según lo que pensamos de nosotros mismos, de los demás, de la vida, del mundo y de
Dios; será nuestra vida plena, dichosa, o más o menos aburrida y sin sabor, o muy amarga.
ACTUAR:
Durante la semana darme cuenta cuando tengo algún sentimiento ¿Qué pensamiento,
juicio o interpretación ha provocado ese sentimiento?
78
NEXO: Comparte tu experiencia al observar tus sentimientos y ver qué pensamiento, juicio
o interpretación provocó ese sentimiento.
VER:
1.- Es muy importante tomar conciencia de nuestras emociones, darnos cuenta qué
sentimos, identificar bien los sentimientos, ponerles nombre: siento alegría, siento tristeza,
siento coraje, siento envidia… Aceptar el sentimiento, soy yo la que siente esto, siento
alegría, siento rabia.
2.- Localizar en qué parte de mi cuerpo se carga la energía, cuáles son mis sensaciones,
cómo se manifiesta. Por ejemplo: la energía de mi coraje la puedo sentir en los brazos, en
los puños, siento ganas de golpear. La tristeza o la angustia la puedo sentir en el pecho
como opresión…
79
3.- Expresa tu sentimiento, puede ser de manera verbal y en primera persona: yo siento
alegría, yo siento miedo…
Con una comparación: me siento como pez en el agua. Me siento acorralada. Me siento
hecha polvo.
O también en forma de acción: Si siento coraje golpeo una almohada o retuerzo un
trapeador. Si siento ternura hago caricias, doy un abrazo…
O puede ser verbales y actuadas: digo lo que siento y actúo, por ejemplo digo: estoy
contenta y salto. Digo: siento coraje y golpeo una almohada.
Al verbalizar, al expresar, sacamos la energía que generó la emoción y el sentimiento.
Al expresarlos necesitamos tener en cuenta el momento, la forma adecuada, y tener en
cuenta a la persona a la que queremos expresar nuestro sentimiento. Lo que no se vale es
reprimirlos o dejarnos llevar por ellos.
4.- Buscar el origen del sentimiento. Para esto nos ayuda el recordar los hechos, los
acontecimientos, lo que sucedió y luego preguntarme: ¿cómo interpreté, cómo juzgué o
cómo pensé eso que sucedió? Por ejemplo: el marido llega y da un portazo, la señora
interpreta: mi marido viene enojado, la señora puede sentir miedo, tristeza y hace como que
si estuviera muy ocupada. O puede interpretar: viene contento, con mucha energía y siente
alegría y lo recibe con un abrazo.
Si veo que mi sentimiento es inadecuado o me hace daño o hace daño a otros, si quiero
cambiarlo necesito cambiar la forma como pensé o interpreté lo sucedido. Necesito un
pensamiento alternativo, un pensamiento diferente para sentir de un modo diferente.
Cuando se trata de sentimientos que brotan de mis necesidades, necesito encontrar la forma
de satisfacer esas necesidades: Siento hambre, busco algo para comer.
El siguiente cuento nos puede ayudar a ver que siempre pude haber un pensamiento
alternativo:
Era una vez un sacerdote tan santo que jamás pensaba mal de nadie.
Un día, estaba sentado en un restaurante tomando una taza de café –que era todo lo
que podía tomar, por ser día de ayuno y abstinencia- cuando, para su sorpresa, vio a un
joven miembro de su congregación devorando un enorme bistec en la mesa de al lado.
“Espero no haberle escandalizado, Padre”, dijo el joven con una sonrisa.
“De ningún modo. Supongo que has olvidado que hoy es día de ayuno y abstinencia”,
replicó el sacerdote.
“No, Padre. Lo he recordado perfectamente”
“Entonces, seguramente estás enfermo y el médico te ha prohibido ayunar…”
“En absoluto. Estoy totalmente sano”.
Entonces, el sacerdote alzó sus ojos al cielo y dijo: “¡Qué extraordinario ejemplo nos
da esta joven generación, Señor! ¿Has visto cómo este joven prefiere reconocer sus
pecados antes que decir una mentira?.
PENSAR
ACTUAR
Durante la semana darnos cuenta cómo interpretamos los hechos, las conductas, lo que
sucede y darnos cuenta de los sentimientos que nos brotan. Luego tratar de ver qué otro
modo de interpretar puede haber.
NEXO: Compartir nuestra experiencia al darnos cuenta de cómo interpretamos los hechos,
las conductas, lo que sucede y los sentimientos que surgen. También los modos
diferentes que encontramos para interpretar lo que sucede.
OBJETIVO: Comprender que los seres humanos tenemos diferentes capacidades que son
igualmente positivas.
VER:
Durante la edad escolar, “aunque hubiéramos sido competentes a nuestra propia manera,
quizá no nos recompensaron. Aquellos que muestran ser competentes en el arte, la música y
el baile, por lo general no reciben los elogios que se les dan a los que son competentes en
lectura, escritura y matemáticas, las destrezas que se enfatizan más en la escuela. De igual
manera, las escuelas recompensan más a los pensadores que a los que sienten, los
sentidotes. Los pensadores valoran la búsqueda lógica de la verdad, mientras que los que
sienten le dan más valor a las relaciones interpersonales. En la libreta de calificaciones de
Juanito se le elogia por su 10 en el examen de matemáticas, pero ignora el hecho de que
empezó el semestre con un amigo y ahora tiene cuatro. Así, los artistas y los que sienten, a
menudo se sentirán incompetentes durante los años escolares, no porque no tengan dones,
sino porque sus dones no son afirmados en la escuela.
tarda tres segundos para darla, tres veces más. Muchos maestros no esperan tres veces más,
sino que catalogan al alumno sensitivo como “lento” y, por tanto, deciden preguntarle a
otro alumno”.
Comenta en el grupo:
- Cuando fuimos a la escuela ¿qué se nos facilitaba más?
- ¿Para qué éramos buenas, buenos?
- Nuestra sociedad ¿en dónde ubica a las mujeres y en dónde ubica
a los hombres? ¿por qué?
PENSAR:
ACTUAR:
Durante la semana registra en qué acciones te dejaste llevar más por el pensamiento y en
qué acciones te dejaste llevar más por el sentimiento.
ETAPAS DEL DESARROLLO HUMANO
NEXO: Comparte tus descubrimientos al observar en qué acciones te dejas llevar más por
el pensamiento y en qué acciones te dejas llevar más por el sentimiento.
VER:
1.- Recuerda algunas ocasiones en las que te han dicho que eres tonta o que no sirves
para nada.
2.- ¿Qué has pensado y qué has sentido en esas ocasiones?
3.- Ahora recuerda las veces en que tú has dicho lo mismo a tus hijas o lo has pensado
de otras mujeres.
4.- ¿A qué le llamamos tonta: a que mi pensamiento va más al fondo y el de la otra no
vale. A que la otra no piensa, o a que es más eficiente y me da envidia?
5.- ¿Realmente las mujeres somos tontas? ¿Por qué?
PENSAR:
Lee algunas de las causas por las que las mujeres creemos que somos tontas:
Primera causa:
Desde chiquitas nos repiten tanto que somos tontas,
que terminamos creyéndolo.
Cuando éramos niñas o más jóvenes,
y hacíamos algo mal hecho, nuestros papás
o el maestro nos decía:
Ah, pero tú eres una tonta.
De veras que eres tonta y no sirves para nada.
Y nosotras, de tanto oírlo, nos lo fuimos creyendo.
Años después, ya casadas,
cuando hemos hecho algo que no le gusta a nuestro esposo,
él, enojado, también nos ha dicho tonta
para regañarnos y humillarnos.
Y nosotras, al oírlo, sentimos que se nos encoge el corazón
o nos enojamos, pero también se lo creemos.
Segunda causa:
A veces nos equivocamos al hacer las cosas,
porque tenemos miedo.
Le tenemos miedo a nuestros padres,
miedo a los maestros,
miedo a los que tienen autoridad,
y a los que creemos que saben más que nosotras.
Y el miedo no nos deja pensar bien.
Entonces hacemos las cosas mal.
Es el temor el que nos hace equivocarnos.
Y no es porque seamos tontas.
Tercera causa:
La tercera causa
por la que a veces parecemos tontas,
es porque a nuestra mente le falta ejercicio,
le falta práctica.
Si nosotras nos amarramos un brazo
y no lo movemos durante un mes,
cuando lo soltemos va a estar débil,
aguado, sin fuerza.
No vamos a poder levantar ni una cuchara,
menos mecer al bebé.
Nuestros brazos, manos y piernas
85
Cuarta causa:
A veces hacemos las cosas mal, es cierto.
Pero a veces las hacemos mal
porque no sabemos cómo hacerlas bien,
porque nos faltan conocimientos
y no porque seamos tontas.
Una cosa es ser tonta
y otra es que a una le falten conocimientos.
Una persona tonta tiene una falta en su cerebro,
producto de un golpe o por sufrir desnutrición
y por eso tiene una mente limitada.
Nosotros tenemos un buen cerebro,
una mente sana, pero no hemos tenido la oportunidad
de adquirir nuevos conocimientos, que nos permitan
hacer bien las cosas.
Otras veces no ponemos cuidado a lo que estamos haciendo,
no nos esforzamos por hacerlo bien.
Ya sea porque estamos cansadas
o estamos enfermas.
- Comenta con el grupo con cual de estas causas te identificas más y lo que puedes hacer
para superarla.
ACTUAR:
Durante la semana date cuenta cuándo, ante qué, ante quién te juzgas tonta, trata de
buscar un pensamiento diferente que te explique realmente lo que sucedió, y así superar el
sentimiento de inferioridad.
NEXO: Compartir nuestra experiencia al darnos cuenta cuándo, ante qué o ante quién nos
sentimos tontas y cómo superamos el sentimiento de inferioridad al cambiar
nuestro pensamiento y explicarnos lo que realmente sucede.
VER:
Ahora vamos a hacer oración con nuestro sentimiento de inferioridad y dejar que Jesús
nos ayude a superarlo:
1.- Ponte en contacto con una experiencia dolorosa que hayas vivido entre los seis y los
doce años, especialmente una en la que te hayas sentido inferior. Puedes imaginarte
entrando a tu salón de clases como se sugirió al principio de esta unidad. Pregúntate a ti
misma cuándo te sentiste tonta e incapaz de hacer las cosas bien. Tal vez prefieras ponerte
en contacto con un momento de tu vida actual en que te hayas sentido incompetente, y
pídele a Jesús que te acompañe para descubrir dónde comenzó todo esto.
2.- Comparte brevemente lo que sientes más profundamente. No te preocupes por tener las
palabras “correctas”, sino únicamente trata de compartir tu corazón.
3.- Ahora, ponte en contacto con la respuesta de Jesús, ya que él te está hablando desde tu
interior. Puedes hacer esto preguntándote cuáles son las palabras más amorosas que quieras
que él te diga como respuesta: “No temas, porque yo te he rescatado, te he llamado por tu
nombre, tú me perteneces… tú vales mucho a mis ojos, yo te aprecio y te amo mucho… No
temas, pues, ya que yo estoy contigo” (Is. 43, 1.4.5) “¿Puede una mujer olvidarse del niño
que cría, o dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues bien, aunque alguna lo olvidase, yo
nunca me olvidaría de ti” (Is. 49, 15) “Ya no les llamo servidores, porque un servidor no
sabe lo que hace su patrón. Los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que
aprendí de mi Padre” (Jn. 15, 15).
87
4.- Escribe la respuesta de Jesús, tal vez ésta sea sólo una palabra o una oración. Puedes
estar segura de que cualquier cosa que escribas que te ayude a saber con más claridad que
eres amada, no sólo serán tus propios pensamientos o tu imaginación, sino lo que Jesús
realmente te quiere decir.
PENSAR:
Comenta en el grupo el siguiente texto:
“No sé quién nos puso este nombre, este nombre de “sexo débil”, pero creo que quien nos
lo puso y nos califica así es porque no nos conoce o se equivocó de calificativo.
Nos llaman el sexo débil, cuando muchas veces desde pequeñas somos capaces de asumir
una responsabilidad, somos capaces de trabajar, de cuidar, de dar amor, proteger y asumir
el papel de madres, cuando se nos encomienda la custodia de hermanos, sobrinos, vecinos,
siendo también nosotras necesitadas de cuidados.
Nos llaman sexo débil cuando tenemos capacidad de entrega y de hacer felices a los demás.
Nos llaman sexo débil, cuando somos capaces de llevar en nuestro seno durante nueve
meses a un nuevo ser, desorganizando esto el equilibrio de nuestro cuerpo, lo vivimos y
tenemos fortaleza para continuar.
Nos llaman sexo débil, cuando aún con llanto y con miedo somos capaces de vivir la
experiencia del parto.
Nos llaman sexo débil, cuando podemos enfrentar una enfermedad ajena desvelándonos,
privándonos de dormir y continuando nuestra vida ordinaria al día siguiente.
Nos llaman sexo débil, cuando el esposo emigra al otro lado y asumimos la responsabilidad
de sacar adelante el hogar, buscando el alimento, la ropa; soportando la soledad.
Nos llaman sexo débil, cuando nos levantamos a las 5 de la mañana, preparamos la comida
y nos vamos a trabajar y cuando regresamos el trabajo de la casa continúa.
Nos llaman sexo débil, cuando aun enfermas podemos continuar vendiendo por las calles,
trabajando en las casas, en una oficina, en el campo, en el molino y en nuestro hogar.
No obstante, con esto… y mucho mas… ¿por qué nos llaman sexo débil?”
ACTUAR:
Durante la semana date cuenta de cuál es la manera de sentir, de ver, de actuar del
hombre y cuál es la manera de sentir, de ver, de actuar de la mujer. Compréndete a ti misma
y comprende al otro, valórate a ti y valora al otro.
NEXO: Con el tema anterior terminamos la etapa de la edad escolar. Vamos ahora a
recordar brevemente las etapas que hemos visto:
PRIMERA ETAPA: Infancia hasta los 2 años. En esta etapa está en juego lograr una
confianza básica o por el contrario una desconfianza básica. La virtud que necesitamos
promover en esta etapa es la esperanza. .
SEGUNDA ETAPA: Niñez 2–3 años. En esta etapa está en juego la autonomía o por el
contrario la duda, la vergüenza. La virtud que se necesita promover en esta etapa es la
voluntad.
TERCERA ETAPA: Edad del juego 3–5 años. En esta etapa está en juego la iniciativa o
por el contrario la culpa. La virtud que hay que promover es el propósito.
CUARTA ETAPA: Edad escolar 6–12 años. En esta etapa está en juego la industria
(habilidad) o por el contrario el sentido de inferioridad. La virtud que hay que desarrollar es
la competencia (ser competente).
La etapa que vamos a empezar a ver en este tema es la de la Adolescencia.
VER:
En silencio, con los ojos cerrados, recuerda la etapa de tu adolescencia, cuando tenías
entre 12 y 18 años de edad. Piensa en las preguntas que te hacías:
- ¿Quién soy? ¿Cómo soy?
- ¿Qué estoy haciendo aquí?
- ¿Qué voy a hacer?
- ¿Qué quiero hacer de mi vida?
Recuerda los sentimientos más fuertes de esta etapa de transición entre la infancia y la
edad adulta.
En grupo comparte cómo viviste tu adolescencia.
89
PENSAR:
Marzo 15/94
Querido diario:
Hoy ha sido un día terrible. Desde que abrí los ojos todo empezó mal. Mamá gritaba
porque yo no me levantaba y se me había hecho tarde. Al entrar al baño y mirarme en el
espejo me vi más fea que nunca, no me cabía un barro ni una espinilla más. Lloré con
desesperación; pero, entre más lloraba, más fea me veía. No quería ir al colegio, pero
mamá insistió. Salí corriendo: apenas tuve tiempo de tomarme el jugo.
En clase no podía concentrarme, sólo pensaba en lo maravillosa que sería mi vida si el
profesor de matemáticas me pidiera ser su novia, pero ¡qué horror! Lo que me pidió en ese
momento, fue pasar al pizarrón; yo estaba tan distraída que apenas si entendía. Todos se
burlaban de mí; yo quería desaparecer. Al terminar, busqué a Patricia para contarle lo
que sentía pero ella había salido con Ana –ahora sólo quieren estar juntas y a mí me dejan
sola.
Estoy en mi cuarto, no quiero que nadie me hable, pero no tarda en llegar mi hermanita
y empezará mi suplicio. ¡Cómo quisiera que el día de ayer, cuando estaba tan feliz, no
hubiera terminado!
¿Qué me pasa? ¿Puedes tú, querido diario, responderme?
Ligia
ACTUAR:
90
Observa los modos de actuar de los adolescentes y anota los modos de ser propios de
esta etapa.
NEXO: Compartir los modos de ser, modos de actuar que observamos como propios de la
adolescencia.
VER:
a.- Personalmente, en media hoja tamaño carta, escribe tres de los cambios que
experimentaste durante la adolescencia. ¿Qué pensaste? ¿Qué sentiste?
b.- Dobla la hoja a la mitad y deposítala en la caja.
c.- En el grupo, por suerte, saca una hoja de la caja, lee su contenido y coméntalo con el
grupo.
“Los seres humanos, al igual que todos los seres vivos, sufrimos cambios a lo largo de
nuestra vida. Tal ves los cambios más importantes ocurren alrededor de los 12 años de
edad. En esta época, tanto los niños como las niñas atraviesan por lo que se conoce como
pubertad.
La pubertad se refiere a la época de la vida en que los cuerpos de los niños y de las niñas
empiezan a cambiar hasta convertirse en adultos.
Los cambios que ocurren durante la pubertad incluyen el crecimiento físico, el desarrollo
sexual y ciertos cambios sicológicos y sociales.
La mayoría de los cambios que ocurren durante la pubertad, pueden observarse a simple
vista y se relacionan con el desarrollo de las características sexuales secundarias.
Las características sexuales secundarias son aquellas que empiezan a aparecer durante la
pubertad y que permiten diferenciar físicamente a los hombres de las mujeres.
En las niñas se notan cambios como el crecimiento de los senos, la aparición del vello, la
menstruación y el acné.
92
En los niños son usuales el cambio de voz, el comienzo de las eyaculaciones nocturnas y la
erección, la aparición del vello, la producción de espermatozoides, la sudoración axilar y el
crecimiento del pene.
A medida que se producen los cambios físicos en el niño y la niña, éstos comienzan a
sentirse extraños con respecto a sí mismos y al cuerpo con el que han estado familiarizados
desde los primeros años de su vida.
En esta época, los niños y las niñas están más preocupados por su apariencia física que por
cualquier otra cosa de su vida, dado que ahora les preocupa atraer a personas del sexo
opuesto y sentirse aceptados por su grupo de compañeros o compañeras.
Por tal razón, los cambios normales del desarrollo, como los “gallos” en la voz, el acné, la
obesidad, suelen ser experimentados como lo más horrible que le puede suceder a un joven
o a una joven y producirle sentimientos de enojo, tristeza, soledad y rebeldía.
A medida que los y las adolescentes van madurando físicamente, empiezan también a
madurar en su forma de pensar. Todos estos cambios, por ser tan rápidos y nuevos, les
hacen sentir extraños, diferentes e inseguros.
Sin embargo, todo lo que les pasa, es completamente normal. Sus preocupaciones con
respecto a su apariencia física, sus sentimientos de no saber quiénes son en realidad, los
cambios en su manera de ser y de reaccionar, su deseo de adquirir mayores
responsabilidades se deben a que están madurando como personas.
Lo importante en esta etapa de la vida es que los y las adolescentes se sientan satisfechos
con su propio cuerpo, y toleren aquellos cambios que se pueden presentar, algunos de los
cuales son temporales, o podrán corregirse con el paso del tiempo, en la medida en que
cuiden su salud.
Este es el caso de molestias sencillas como el acné, la obesidad, la escasa musculatura, los
gallos de la voz, el busto pequeño.
Crecer y madurar les permitirá a los adolescentes asumir nuevas responsabilidades y tomar
decisiones que antes no podían tomar.
Así, es la hora de participar en grupos con un interés común: grupos deportivos, musicales,
sociales, religiosos, comunitarios; salir con su grupo de amigos; escoger su propia ropa, su
corte de pelo; asumir nuevas responsabilidades en el hogar; cuidar un hermanito, preparar
alimentos, servir su comida, escoger su música preferida, etc.
Pero sobre todo, esta mayor independencia la deben ganar con base en su responsabilidad y
respeto de las normas y deberes adquiridos.
Los adultos, basados en la conducta de los adolescentes, les iremos delegando nuevas
responsabilidades y guiando para que logren las metas que se hayan propuesto.
En este momento los adolescentes necesitan estar más seguros de sus capacidades y sus
habilidades para que les sea más fácil sobrellevar todos los cambios que implica madurar.
ACTUAR:
OBJETIVO: Aclarar mitos y conceptos erróneos relacionados con los cambios que suceden
durante la adolescencia.
VER:
Junto a las afirmaciones que aparecen a continuación escribe una “V” si crees que es
verdadera o una “F” si consideras que es falsa.
Discute, en grupo, sobre las afirmaciones en las que no tienen la misma respuesta,
identifiquen las diferencias en los puntos de vista.
PENSAR:
ACTUAR:
A los adolescentes que estén a tu alrededor explica con verdad los cambios de esta
época.
NEXO: Compartir cómo explicamos a algún/a adolescente la verdad sobre los cambios de
ésta época.
OBJETIVO: Aceptar que la adolescencia es una de las etapas de desarrollo del ser humano.
VER:
PENSAR:
97
“Cada etapa de la vida plantea al ser humano problemas propios y nuevas oportunidades
de participación en el mundo. La adolescencia constituye en nuestros tiempos, un período
de la vida donde con mayor intensidad que en otros, se aprecia la relación entre la
personalidad del individuo y las metas que la sociedad espera que alcance.
Sin embargo, la adolescencia no puede considerarse como una etapa del desarrollo
humano universal, es más bien un producto de circunstancias históricas y sociales, que sólo
comienza a reconocerse como tal desde finales del siglo XVIII. Antes de esto se hablaba
sólo de “niños” y “adultos” y la pubertad marcaba el límite entre ambas etapas.
En las sociedades modernas como la nuestra, ningún ritual señala el paso de la infancia
a la vida adulta pues las demandas del medio implican que haya un período llamado
adolescencia, en el cual los individuos alcancen su madurez sexual, elaboren su propia
identidad y se planteen un proyecto de vida personal.
La adolescencia es un período de la vida que requiere múltiples reajustes por parte de los
jóvenes antes de llegar a la adultez. Se caracteriza por una serie de cambios, los primeros de
los cuales son fisiológicos asociados a la madurez sexual y que podemos definir como
pubertad. El adolescente tiene que habituarse a estos cambios para comenzar a aceptar un
cuerpo renovado, y en consonancia con ello, integrarlos a la imagen que tiene de sí mismo.
Junto con estos cambios corporales aparecen, especialmente en las culturas industriales,
una serie de cambios a nivel sicológico y emocional. El adolescente comienza a
preocuparse por su identidad: ¿Quién soy? ¿Qué lugar ocupo en este mundo?; pero además,
le surgen inquietudes con respecto a sus creencias, valores, planes en la vida, tratando así
de lograr independencia con respecto a su familia y afianzando sus relaciones con su grupo
de amigos y con personas del sexo opuesto.
La adolescencia es, por tanto, una época en la cual el joven se prepara para el futuro
aprendiendo valores, habilidades, aptitudes y capacidades para enfrentarse a una variedad
de decisiones importantes en la vida como sus metas para el futuro, sus amistades, su rol a
nivel familiar, social y comunitario y su manejo de la sexualidad. Para superar en forma
exitosa esta etapa, es necesario que los adolescentes hayan hecho una serie de adquisiciones
a saber:
ACTUAR:
Durante la semana trabaja en aquel aspecto que sientes más débil en el paso de la
adolescencia a la adultez.
99
VER:
espera”. Recuerdo, por ejemplo, haber ido en un viaje de dos semanas. El primer día
paramos en una gasolinera donde exhibían un calendario que mostraba a Marilyn Monroe
con un pequeñísimo traje de baño. Después de mirar detenidamente la fotografía, me asusté
por haber cometido según yo un pecado mortal. Aquí estaba en este viaje, pasando dos
semanas en pecado mortal y esperando no tener un accidente automovilístico, pues si no,
moriría y mi alma iría al infierno. Siempre estaba preocupado por salvar mi alma. Más
tarde, mi creencia de que los sacerdotes tenían mayores probabilidades de salvar sus almas,
fue una de las razones por las que me uní a los jesuitas.
Aunque gran parte de mi crisis de identidad ocurrió porque sin cuestionármelos tomé
como míos los valores de los maestros y de las autoridades de la Iglesia, para otro
adolescente la crisis puede tomar la forma de salirse de la Iglesia y cuestionar todos los
valores de las autoridades. Pensando que todos los demás son “anticuados”, algunos
adolescentes desechan todos los valores de su familia y no tienen ningún ancla. En esta
etapa de “baja tolerancia”, los adolescentes se avergüenzan de sus padres y encuentran una
manera de rebelarse, como irse de la casa, alejarse de la Iglesia o, incluso, cometer suicidio.
Frecuentemente al rebelarse contra sus padres, se rebelan contra el Dios de sus padres.
Esto puede crear una crisis de fe. Aunque otras circunstancias, tales como una tragedia
súbita, pueden disparar una crisis de fe incluso en una familia sana, esas crisis ocurren con
menos frecuencia si los padres tienen tanto una imagen sana de Dios como una relación
sana con el adolescente. Cuando falta alguna de esas dos cosas, el adolescente a menudo se
siente alejado de Dios del mismo modo que de sus padres. Así, un adolescente puede
rebelarse contra un Dios que, como sus padres, siempre lo critica y nunca lo abraza, lo ama
más cuando tiene éxito o, como ocurre con su padre ausente, nunca se puede encontrar con
él. Los educadores religiosos han descubierto que un vínculo estrecho con los padres es una
base más importante para la fe que la educación religiosa. Así, un maestro de preparatoria
se llegó a frustrar tanto al tratar de enseñar religión a adolescentes en rebelión, que ahora
empieza el año con estas preguntas: ¿Cuándo me siento más cerca de mis padres? ¿de
Dios?, ¿Cuándo me siento más alejado de mis padres? ¿de Dios? ¿Qué aprendí de estas
preguntas?.
Con frecuencia es necesaria una crisis de fe para poder descartar la imagen de Dios que
tienen los padres y encontrar la propia. Una crisis de éstas a menudo causa serio conflicto
entre los padres y los adolescentes, pero puede ser sana porque ahora el adolescente se
puede comprometer con un Dios que actúa diferente de sus padres que pueden equivocarse
y que ama más de lo que sus padres nunca imaginaron.”
ACTUAR:
Durante la semana trata de darte cuenta lo que ha sido más valioso para ti y trata de ver
qué está siendo más importante para los adolescentes hoy.
NEXO: Comparte lo que has descubierto como más valioso para ti y lo más importante
para los adolescentes hoy.
VER:
Trabajo personal:
En una hoja, responde por escrito a las siguientes preguntas:
En grupo, recuerda la experiencia que vivió Daniel durante su adolescencia y que vimos la
semana anterior.
“Probé una serie de posibilidades en mi búsqueda por encontrar una forma de vivir que
me diera significado a mí mismo y a los demás. Primero probé con las calificaciones y me
102
gradué como el mejor de mi clase. Luego probé con el dinero y tenía una cuenta en el
banco más grande que nadie de mi edad. Por último, entré al seminario y así supuestamente
resolví lo que Erikson, acertada o equivocadamente, sugiere que es la causa primaria de
confusión en los adolescentes: “La incapacidad para establecerse en una identidad
ocupacional”. Probé muchas maneras de decir “esto es lo que soy”. Yo soy lo que sé, el
dinero que ahorro, el trabajo que hago, Pero seguía odiándome a mí mismo y odiando la
vida.
El rompimiento vino cuando tenía 18 años e hice una confesión general de todos los
pecados de mi vida. Llené ocho páginas, a espacio cerrado, de todas las cosas que odiaba de
mí mismo. Después que terminé mi lista, el sacerdote, que quizá para entonces estaba
totalmente exhausto, vino hacia mí y me abrazó. Fue la primera vez que un sacerdote me
abrazaba. Como yo juzgaba tan serios tantos pecados, esperaba el sermón común acerca de
cómo había decepcionado a Dios y necesitaba cambiar de forma de pensar y esforzarme
más, pues si no, finalmente tendría que sufrir las dolorosas consecuencias del infierno. Pero
en ese abrazo encontré a un Dios que amaba mi peor parte. Recuerdo que regresé a mi
cuarto llorando y sintiéndome como alguien que podía amar mucho porque se le había
perdonado mucho. En ese momento se me dio la identidad, como hermano, alguien que es
hermano de todos y que puede amar mucho porque se le ha perdonado mucho. Sigo
teniendo esa misma identidad”.
Comenta en grupo:
- ¿Por qué fue tan importante ese abrazo para Daniel?
Lee:
“La necesidad de recibir ayuda, comprensión y apoyo se hace más profunda durante la
adolescencia, época en la cual todo es nuevo. Los adolescentes están aprendiendo a vivir
con su nueva imagen, a ampliar su núcleo de relaciones, hay una intensa búsqueda de los
valores personales y un deseo de independencia, de sentirse amados, aceptados y
respetados.
Todo esto no es más que una muestra de lo que significa crecer y madurar.
Para poder satisfacer esta necesidad, que a veces los adolescentes no reconocen porque
piensan que son capaces de salir adelante por sus propios medios o porque piensan que sus
padres no son las personas adecuadas para guiarles, se requiere la comunicación. No se
puede esperar ayuda si no están dispuestos a recibirla.
Con frecuencia los padres, maestros, amigos, o su novia/o les invitan a dialogar
mostrándose dispuestos a ayudarles.
Muchas veces se les dice: ¿Te sucede algo?, ¿Puedo hacer algo por ti?, ¿Quieres que
hablemos?, ¿Qué te vas a poner?, ¿Quieres algo más?, ¿No te gustó lo que hice?, ¿Estás
molesto?
103
También todas hemos sentido la necesidad de compartir nuestros triunfos y alegrías para
sentirnos apoyadas y reconocidas”.
Compartir en grupo:
- ¿Por qué en la adolescencia cuesta trabajo reconocer que se
necesita ayuda?
- ¿Qué podemos hacer para crear un ambiente de confianza que
favorezca la comunicación con los y las adolescentes?
ACTUAR:
Durante la semana sigue haciendo oración con esta parábola y trata de comprender a los
adolescentes que tienes cerca.
104
NEXO: Compartir cómo nos fue en nuestra oración con la parábola del hijo, la hija pródiga.
VER:
Haz silencio interior y recuerda tu propia adolescencia. Mira si viviste alguna herida
profunda durante esta etapa.
“Entre las áreas que Erikson ve especialmente importantes durante la adolescencia están
el desarrollo sexual, el pertenecer a un grupo de amigos y formar uno sus propios valores.
Yo (Virginia) recuerdo cómo me hirió una experiencia de abuso sexual en las primeras dos
de estas áreas y cómo me desafió en la tercera.
Un hombre que vivía en nuestro barrio abusó sexualmente de mi justo antes de que yo
entrara en la adolescencia. Esta experiencia me afectó profundamente porque nunca le
hablé de ella a nadie hasta muchos años después, de modo que estuve enteramente sola con
los efectos traumáticos de ésta.
También, esto reforzó las heridas que tenía de etapas más tempranas provocadas por mi
situación familiar. En cualquier etapa del desarrollo, una herida no curada no sólo nos
afecta en esa etapa, sino que también nos debilita en todas las etapas futuras. Así, yo tenía
pocas reservas de emociones que me pudieran ayudar con los devastadores efectos del
abuso sexual.
Me aislé por completo de las relaciones con niños y, más tarde, con hombres jóvenes.
Esto no lo experimentaba como una elección consciente, sino más bien como una total
incapacidad para relacionarme con los hombres. Cada vez que estaba en presencia de un
105
PENSAR:
Vamos ahora a escuchar una lectura Bíblica, escuchando la Palabra de Dios dicha
expresamente para nosotros:
(Leer despacio)
“No temas, porque yo te he rescatado;
te he llamado por tu nombre,
tú me perteneces.
si atraviesas un río, yo estaré contigo
y no te arrastrará la corriente.
Si pasas por medio de las llamas,
no te quemarás,
ni siquiera te chamuscarás.
Pues yo soy Yavé, tu Dios,
el Santo de Israel, tu Salvador.
Para rescatarte, entregaría a Egipto
Etiopía y Saba, en lugar tuyo.
Porque tú vales mucho más a mis ojos,
Yo te aprecio y te amo mucho.
(Isaías 43, 1b-4a)
Ahora recuerda el momento en que te has sentido más culpable, avergonzada, sola… y
ve cómo Dios está presente, siente por unos momentos su presencia amorosa, cariñosa,
comprensiva, acogedora… ¿Qué te deja esa presencia?... Agradécela.
Comparte en grupo:
- ¿Qué puede ayudar a sanar una herida tan profunda como la de
Virginia?
“Cuando encontré la curación, fue a través de una comunidad amorosa y con la que
orábamos juntos.
Mientras amigos amorosos oraban conmigo, me invitaron a volver con mi imaginación a
la escena del abuso sexual y a invitar a Jesús a unírseme ahí, oramos muchas veces de esta
manera, durante un período de varios meses, lo cual a menudo es necesario cuando uno
hace oración por una herida profunda. En la experiencia de oración que mejor recuerdo,
Jesús entró en la escena y de inmediato intervino para detener el abuso. Me dejó bien claro
que no le gustaba lo que estaba ocurriendo y que estaba enojado porque me estaban
lastimando. Luego Jesús me levantó, me abrazó y me consoló hasta que se me fue el miedo.
Me hice consciente de la presencia de María en la habitación, y Jesús me llevó a María.
Mientras yo descansaba en los brazos de María y miraba a Jesús, El regresó junto al
hombre que había abusado de mí y le puso el brazo sobre el hombro. Jesús me mostró que
ese hombre me había lastimado tan sólo porque él mismo estaba profundamente herido.
En esta plegaria, Jesús hizo varias cosas para mí que fueron curativas. Primero, me hizo
saber que él estaba conmigo en la experiencia del abuso, esto fue curativo porque mucho
del poder destructivo del abuso sexual es su calidad de oculto, dejando a la víctima
sintiéndose sola con un oscuro y terrible secreto. Compartir la experiencia con aquellos que
oraron conmigo y haberse reunido Jesús conmigo en el recuerdo me ayudó a apartar de ella
esa calidad de oscura y secreta. En segundo lugar, Jesús intervino para protegerme y me
hizo saber que estaba enojado por lo que me habían hecho. Esto fue curativo porque las
víctimas del abuso sexual se sienten impotentes para protegerse y tienden a culparse a sí
mismas en vez de sentir una justa ira contra el abusador. Jesús me transmitió que El me
protegía y que, como El estaba enojado por lo que me había ocurrido, yo tenía derecho a
sentir ira también.
Luego, Jesús me abrazó y me consoló hasta que ya no tuve más miedo. En ese punto,
Jesús me estaba llenando con el amor que necesitaba en ese momento. Es significativo que
Jesús me demostrara su amor abrazándome, con lo que reemplazó la experiencia de que me
“tocaran mal” con la de que me “tocaran bien” y ayudándome así a restaurar mi confianza
en que el contacto físico es básicamente bueno. La manera como Jesús me entregó después
a María fue curativa porque yo necesitaba el amor de una mujer maternal tanto como el de
un hombre. Las niñas que han sufrido abuso sexual con frecuencia se sienten alejadas de su
madre, sintiendo vergüenza por haber deteriorado su calidad de mujeres, e ira porque su
madre no las protegió. Finalmente, Jesús me dio su comprensión y compasión por el
hombre que abusó de mí, lo cual me ayudó a perdonarlo. Tal vez una de las razones por las
cuales fue tan palpable para mí el amor de Jesús y de María en estas oraciones fue que el
amor de aquellos que oraban conmigo, especialmente las parejas, era muy palpable. Con las
heridas profundas necesitamos orar con amigos que encarnen el amor de Dios.
La oración de la imaginación creativa se basa en el poder de Jesús para curar los
recuerdos dolorosos llenándolos de amor. Curar los recuerdos no significa que ya no nos
acordemos del suceso doloroso, sino que ya no experimentemos el dolor u otros efectos
secundarios mutilantes.”
Comparte en el grupo:
- ¿Qué ayudó a esta persona a sanar?
- A ti ¿qué te llamó más la atención de esto?
ACTUAR:
Pon los medios necesarios para sanar alguna herida profunda que viviste durante tu
adolescencia.
ETAPAS DEL DESARROLLO HUMANO
NEXO: Compartir los pasos que hemos dado para comenzar a sanar alguna herida
profunda vivida en nuestra adolescencia.
OBJETIVO: Comprender que la dominación del hombre a la mujer es una forma de abuso
sexual y conocer la diferencia entre género y sexo.
VER:
En pequeños equipos comenta:
- ¿Cómo presentan los medios de comunicación a las mujeres?
(Carteles de publicidad, anuncios, comerciales, telenovelas,
fotonovelas, algunas películas)
- ¿Podemos decir que esta manera de presentar a las mujeres es
una forma de abuso sexual?
- ¿Qué significa abusar sexualmente de la mujer?
Comparte en grupo la reflexión de tu equipo.
Confundimos sexo y género porque hemos interiorizado tan profundamente eso que nos
dicen que debemos ser, es decir los roles para cada sexo, que llegamos a creer que nos
vienen junto con el sexo, que es “natural” que las mujeres actuamos de manera diferente a
la de los hombres, pero no es así.
El género es una construcción cultural, de nuestro modo de vivir. Entender esto nos
permite analizar lo que a los ojos de todas las mujeres y de los hombres ha pasado como
algo “natural”, “normal” y desapercibido.
El género, por ser una creación cultural, varía en las diferentes culturas, inclusive en
algunas culturas lo que aquí vemos como masculino allí es visto como femenino.
El género también evoluciona y cambia. Por ejemplo, antes en la sociedad mexicana era
impensable que una mujer asistiera a la universidad, lo que ahora es más común.
Decir femenino y masculino es referirnos al género, por lo tanto, lo que hace femenina a
una hembra y masculino a un macho, no es la biología o el sexo, sino la cultura y lo que a
cada sexo le señala.
Robert Stoller en su libro “Sexo y género” dice que la identidad de las personas
comprende, además del sexo biológico, una dimensión psicológica en cuyo proceso de
construcción se articulan tres elementos básicos:
1.- La asignación de género que se realiza en el momento en que nace el bebé, a partir de
que se reconocen sus genitales.
109
2.- La identidad de género que se establece cuando la niña o el niño adquieren el lenguaje
y es anterior a un conocimiento de la diferencia anatómica entre los sexos, de tal forma que,
la niña o el niño en cuestión, se va identificando a través de sentimientos o actitudes,
comportamientos y juegos, después de esta etapa, en que se establece la identidad de
género, todas sus experiencias van a pasar a través de este filtro que es lo femenino y lo
masculino y es muy difícil, casi imposible, cambiarla.
MUJERES: HOMBRES:
La mayoría de las mujeres son dulces y suaves. Los hombres son rudos y violentos
La mujer tiene que ser obediente y sumisa Son fuertes y agresivos
Las mujeres son coquetas y bonitas Son feos y conquistadores
Las mujeres son volubles e inconstantes Deben tener experiencias sexuales y todo
tipo de libertades.
A lo anterior se suman la represión o el estímulo que limitan a las personas por medio
del comportamiento que la sociedad le asigna a cada género.
El uso del lenguaje es un mecanismo muy efectivo para asumir el género y para reforzar
las identidades de cada género. La sociedad presenta frases que dicen representar a los dos
géneros pero que, en realidad, se refieren sólo al género masculino. Por ejemplo: “el
hombre fue creado”, “los derechos del hombre”, “la inteligencia del hombre”, “el trabajo
del hombre”, “el hombre común”, “a la medida del hombre”, “el hombre y la naturaleza”…
El lenguaje, en esta forma, sirve únicamente para hacer invisible la presencia y la acción
de las mujeres.
Saber que la forma de ser y de actuar de las mujeres y de los hombres no es parte de las
herramientas con las que nacemos sino que se adquiere en un proceso educativo, nos
permite analizar los modos que el patriarcado utiliza para mantener a las mujeres
subordinadas al poder masculino y empezar a definir unas nuevas identidades masculina y
femenina, más acordes al sistema de relaciones humanas igualitarias que queremos
construir.”
Comenta:
1. ¿Nos queda clara la diferencia entre sexo y género?
2. ¿En qué consiste?
PENSAR:
Comenta en grupo:
a. ¿Qué actividades asigna la cultura a las mujeres como algo propio y natural de
nuestro género y que son actividades que también los hombres pueden realizar?
b. ¿Cómo colaboramos las mujeres en la construcción de la identidad de género de
otras mujeres?
110
c. ¿Qué podemos hacer nosotr@s para construir una cultura más humana e igualitaria
para las personas de ambos sexos?
Lectura Bíblica: Lc. 13, 10 - 13
1. ¿Qué sucede con ésta mujer?
2. ¿Cómo está la mujer antes y después de la curación?
3. ¿A qué nos invita Jesús?
4. Escucha por unos momentos estas palabras de Jesús dirigidas a ti: “Mujer, quedas
libre de tu mal”. Y ahora enderézate y empieza a caminar erguida.
ACTUAR:
Durante la semana proponte hacer alguna actividad que ayude a construir una cultura
más humana e igualitaria para las personas de ambos sexos.
ETAPAS DEL DESARROLLO HUMANO
NEXO: Compartir cómo nos fue al realizar actividades que ayudan a construir una cultura
más humana e igualitaria para las personas de ambos sexos.
OBJETIVO: Reconocer que la pubertad es una etapa en que las relaciones sociales se dan
con los del mismo sexo, esto permite identificar las ventajas y desventajas
de ser mujer u hombre y analizar lo que esto significa en nuestra sociedad.
VER:
Vamos a crear dos historias, la de una mujer llamada Juana y, luego, la de un hombre
llamado Juan. Es importante hablar de personas comunes, lo más reales posible.
Quienes participan forman un círculo y van pasando la pelota a quien quieran, cada vez
que alguien toma la pelota debe decir algo imaginario de la vida de Juan o de Juana, de tal
manera que vamos a ir construyendo la historia de estos personajes.
Simultáneamente se van anotando en las cartulinas (rosa para Juana y azul para Juan) los
elementos más importantes.
Después de crear las dos historias se comparan los elementos de cada una, destacando y
diferenciando las características biológicas y las características del género. También hay
que identificar las características comunes a ambos.
Lee:
“Durante la pubertad nos gusta estar con amig@s del mismo sexo y generalmente
tenemos un amig@ especial, íntimo con quien compartimos todos nuestros secretos. Por tal
razón a la pubertad se le considera un período que se caracteriza precisamente por la
conformación de grupos exclusivos de hombres o de mujeres.
111
Con sus amigos o con sus amigas, los adolescentes comparten sus temores con respecto
a los cambios que experimenta, sus sensaciones al tocar su cuerpo, sus fantasías, sus
ilusiones o primeros amores y la información que tienen sobre aspectos sexuales.
Además con su grupo, ahora que están convirtiéndose en adultos, aprenden la manera de
relacionarse y comportarse con el otro sexo.
A veces quieren estar sólo con amigos del mismo sexo y estas experiencias pueden
producirles mucho temor de estar viviendo algo “anormal”. Pero vale la pena recordar que
precisamente estas amistades del mismo sexo les permiten entender lo que les está pasando,
adquirir seguridad en ellos mismos y aprender lo que significa ser hombre o mujer en
nuestra sociedad. Entonces la tendencia a estar con personas del mismo sexo nada tiene que
ver con la homosexualidad o atracción por el mismo sexo.
Este aprendizaje de lo que significa ser hombre o mujer les lleva muchas veces a
comportarse de una manera exagerada y extrema. Por ejemplo, los niños se preocupan por
demostrar que son fuertes, seguros, agresivos y que son los que tienen que proteger o
dominar a las mujeres. Estas mientras tanto, pueden mostrarse como personas indefensas,
indecisas, lloronas, capaces únicamente de cuidar la casa y la familia.
PENSAR:
En pequeños equipos piensa y anota las ventajas de ser hombre o mujer en la comunidad
a la que perteneces.
Reflexiona en grupo:
- ¿Quiénes tienen más ventajas?
- ¿A qué se debe que admitamos como normales estas diferencias?
Lee:
Más allá de los estereotipos
“El estereotipo es una construcción compuesta por creencias, mitos y prejuicios. Señala
los modos de comportamiento esperados de un sector de la sociedad, frente al resto de la
misma. Algunas de las ideas y creencias acerca de los estereotipos de mujer y de hombre
son las siguientes:
• Mujer que trabaja, igual a hijo abandonado.
• El hogar es el paraíso de la mujer.
• Las mujeres son envidiosas, celosas, conflictivas.
• La mujer que realiza su proyecto de vida fuera de la casa,
menosprecia y descuida a su familia.
• Los hombres son autónomos e independientes.
112
Estas creencias atrapan tanto a las mujeres como a los hombres y por tanto se hace
necesario profundizar sobre ellas.
Mujer que trabaja, igual a hijo abandonado. Cuando se afirma que por el hecho de
trabajar fuera del hogar, la mujer abandona a sus hijos, le están creando sentimientos de
culpa. En realidad, nadie puede permanecer siempre en un mismo sitio. El movimiento que
se da entre estar ausente y estar presente es parte de la condición humana, y separarse de los
hijos momentáneamente no equivale a abandonarlo.
El hogar es el paraíso de la mujer. Según los casos, esta afirmación puede o no ser
verdadera. El hogar es el paraíso para la mujer que elige como proyecto el permanecer en
su casa. Pero cuando las tareas domésticas son vividas como una imposición para lo cual no
hay salida posible, es muy difícil sentir la casa como si fuera un paraíso. Tal vez en esos
casos sea todo lo contrario.
El hombre debe ser exitoso, seguro, fuerte, valiente. Casi como un superhéroe de
historieta. Estos rasgos promueven un modelo de persona tal vez deseable, pero a todas
luces irreal. El éxito, la seguridad, la fortaleza y la valentía, coexisten en todo ser humano
-ya sea hombre o mujer- con la duda, la debilidad y el temor.
verdadera batalla entre lo que desean hacer y lo que creen que es su deber. Se sienten
juzgadas, e intentan adaptarse a un modelo con el cual no coinciden profundamente.
Los hombres no lloran. Esta forma de expresar el dolor, el sufrimiento o la alegría, les
está censurada. Este modelo marca al hombre que se expresa así, con el estigma de ser una
persona débil e incapaz de controlar sus emociones.
Ser madre, hija, esposa, trabajadora, funcionaria, artista, etc., son roles posibles con
relación a posibles experiencias.
Lectura Bíblica: 2, 23 – 28
- Para Jesús ¿qué es más importante: las leyes o el ser humano?
- ¿Qué hace Jesús con las leyes que no ayudan al hombre-mujer?
ACTUAR:
114
NEXO: Comparte si el hecho de ser mujer ¿influye en tu manera de expresar tus emociones
y sentimientos? ¿Por qué?
VER:
En grupo pequeño comparte las principales dificultades que tienes o has tenido en la
comunicación con tus hijas e hijos adolescentes.
PENSAR:
Organicen 4 parejas, en cada una de ellas, una persona representa al padre o a la madre y
la otra representa al hijo o a la hija adolescentes.
Cada pareja escenifica una de las siguientes situaciones:
1.- Tu padre te dice que no puedes salir con tu novio porque a él no le gusta ese muchacho.
2.- Tu madre te compra un vestido que no te gusta y te dice que es para que lo uses en la
fiesta de quince años que tienes el sábado.
3.- Como adolescente, estás cansada de levantarte temprano los sábados para ayudar a
116
arreglar la casa.
4.- Deseas conocer la opinión de tu hija sobre el matrimonio entre adolescentes.
ACTUAR:
Toma conciencia de las situaciones que se te presenten en la semana y cómo haces uso
de las recomendaciones para comunicarte con los y las adolescentes.
ETAPAS DEL DESARROLLO HUMANO
NEXO: Compartir las situaciones que se presentaron en la semana y en las que hicieron
uso de las recomendaciones para comunicarse con los y las adolescentes.
OBEJTIVO: Reconocer que la idea de la adolescencia tiene una carga negativa que impide
a los y las jóvenes controlar y decidir su vida.
Por otra parte identificar los aspectos positivos que los adolescentes pueden
aprovechar para darle sentido a sus vidas.
VER:
En pequeños grupos comparte tus frases y presenta en el grupo las características que, de
acuerdo a estas opiniones, tienen de los y las adolescentes.
La mayoría de las veces existe consenso entre los adultos con relación a lo que es el
adolescente. Lo describen como un individuo inmaduro, impulsivo, rebelde, irresponsable,
caprichoso, conflictivo, que tiene dificultades para comunicarse efectivamente,
indisciplinado, entre otras cosas.
117
Muchos adultos esperan con terror la llegada de esta etapa de la vida, y cuando ya se ven
enfrentados a los jóvenes no saben cómo tratarlos, cómo comprometerse con ellos y dan
como excusa que el comportamiento del hijo o del alumno obedece a la época de crisis por
la que éste atraviesa.
La idea de adolescencia está tan deformada en nuestro medio como la idea de feminidad
y masculinidad. Nos hemos acostumbrado tanto a pensar negativamente de los adolescentes
que los prejuicios y mitos al respecto, nos impiden rescatar lo positivo que tienen.
Los adolescentes, para que no se les considere “anormales”, a veces se adaptan y hacen
lo que no quieren y dejan en manos de los demás el control de sus vidas.
Por tal razón, los adultos interesados en el desarrollo humano han centrado sus estudios
en los problemas que una minoría de jóvenes presentan en esta época; problemas que van
desde embarazos no deseados, consumo de drogas y alcoholismo, hasta infecciones por
sida, perdiendo de vista que la adolescencia para la gran mayoría es un tiempo en el que:
PENSAR.
ACTUAR:
VER:
Los daños sexuales son uno de los muchos daños o heridas que se presentan en los
turbulentos años de la adolescencia. En una encuesta reciente, los adolescentes que iban a
un servicio clínico, enlistaron así sus heridas más comunes: tener malos resultados en sus
calificaciones (34%), discusiones entre sus padres (28%), enfermedades graves de algún
familiar (28%), rompimiento con novio o novia (24%), diferencias con los papás o tutores
(21%), pérdida de un amigo cercano (17%), y angustia por una enfermedad o daño personal
(16%). Muchos de los adolescentes tratan de calmar su dolor recurriendo al sexo, a las
drogas, al alcohol, sólo para meterse en más graves problemas; por eso, los accidentes,
homicidios y suicidios son las tres causas más claras de muerte entre los 15 y 19 años.
Cuando los adultos son interrogados sobre los momentos más difíciles o menos agradables
de sus vidas, generalmente se refieren a sus años adolescentes.
Pero la buena noticia radica en que la angustia de los años adolescentes puede ser sanada
para producir adultos maduros.
Cindy cuando tenía 15 años, se sintió tan desalentada por los problemas con sus padres y
su novio, que intentó suicidarse con una sobredosis de barbitúricos. Después de diez días
luchando entre la vida y la muerte en el hospital, Cindy se recobró pero para caer en una
depresión persistente. Oía voces, tenía alucinaciones, y se le diagnosticó esquizofrenia.
119
Estaba atascada en una confusión de identidad, incapaz de terminar sus estudios o continuar
en un trabajo.
Puesto que había tenido problemas con sus padres y su novio, ya sabía que la imagen de
Dios que Cindy tenía podía estar alterada, y podía necesitar alguna atención, antes de que
pudiésemos orar por su salud. Pero me dijo que recientemente había descubierto que su
visión confusa de Dios se resumía en dos signos: ‘no molestar’, y ‘no’ a todo; pero que esto
era cierto con respecto a sus padres, pero no a Jesús. Así, cuando terminó de contármelo, le
dije: “Cindy, ¿quieres orar por tu salud?” –Me contestó que sí, y entonces le pregunté,
“Cindy, ¿cuándo crees que Jesús se encontró con una persona como tú?”. Nos dimos cuenta
que la mejor escena era la de Jesús orando por la hija de Jairo (Lc. 8, 49-56).
Desde su intento de suicidio Cindy se había sentido como la hija de Jairo, muerta por
dentro y en necesidad de ser llamada a la vida. Cuando tomó mi mano, pedimos que sintiera
la fuerte mano de Jesús, que llamaba de nuevo a la vida, a la hija de Jairo. Entonces, una
vez que Cindy estaba segura de tocar la mano de Jesús, que la amaba sin condiciones en
cualquier circunstancia, entró en su peor momento: el recuerdo terrible de su sobredosis.
Tuvo que luchar mucho pues por momentos el miedo y el dolor parecían ahogarla más
profundamente que la realidad del amor de Dios. Pero mientras se agarraba con fuerza a la
mano de Jesús, supo que El nunca la soltaría, y sintió que la vida la inundaba de nuevo.
Cindy pudo experimentar el peor momento de su vida y conocer el amor de Jesús más
profundamente que cualquier miedo o dolor.
PENSAR:
ACTUAR:
PRIMERA ETAPA: Infancia hasta los 2 años. En esta etapa está en juego lograr una
confianza básica o por el contrario una desconfianza básica. La virtud que necesitamos
promover en esta etapa es la esperanza.
SEGUNDA ETAPA: Niñez 2 – 3 años. En esta etapa está en juego la autonomía o por el
contrario la duda, la vergüenza. La virtud que se necesita promover en esta etapa es la
voluntad.
TERCERA ETAPA: Edad del juego 3 – 5 años. En esta etapa está en juego la iniciativa o
por el contrario la culpa. La virtud que hay que promover es el propósito.
CUARTA ETAPA: Edad escolar 6 – 12 años. En esta etapa está en juego la industria
(habilidad) o por el contrario el sentido de inferioridad. La virtud que hay que desarrollar es
la competencia (ser competente).
OBJETIVO: Darnos cuenta cómo es la etapa del adulto joven y qué valores están en juego.
VER:
Recordar cómo vivimos o estamos viviendo esta etapa, qué es lo que consideramos más
valioso de esta etapa entre los 18 y los 35 años.
121
En la etapa del adulto joven la meta vital es compartir amorosamente con alguien más,
la amistad, la procreación y el trabajo. En estos años está en juego lograr la intimidad (con
la fuerza del amor expresado en abrazos, luna de miel y la participación profunda en todo),
o por el contrario experimentar el aislamiento, sentirse aislado.
“Ninguna persona es una isla. Las mariposas son libres pero las personas necesitamos
el corazón de otro, como un hogar para nuestro corazón. La persona plenamente viva tiene
el más profundo gozo y felicidad que se puede experimentar sólo en ese hogar.”
Escoger la intimidad da vida. Para descubrir quiénes son los más inmunes a las gripes,
los investigadores han examinado desde los tripulantes de un submarino, hasta los
constructores de grandes edificios. Con gran sorpresa encontraron que los más inmunes son
los lunamieleros. En la intimidad de una luna de miel, el profundo sí a la vida fortalece el
sistema de inmunidad, para luchar por más vidas. Los abrazos y los besos auténticos no
trasmiten los gérmenes sino que los matan.
Los abrazos restauran también el bienestar del corazón. La falta de abrazos e intimidad,
especialmente en situación de conflicto o de críticas puede propiciar ataques al corazón, al
subir la presión arterial entre un 40 a un 50%.
La edad de la que hablamos (la del adulto joven) es una de las más importantes épocas
de cambio, para bien o para mal. Si logramos la intimidad encontramos la felicidad, aunque
las etapas anteriores no hayan sido felices.
Entre mujeres y hombres puede establecerse una lucha diversa, en el paso del yo al
nosotros. Mientras que los hombres se pueden quedar atorados en el ‘yo’ de la identidad,
las mujeres pueden sacrificar su yo en aras del ‘nosotros’. Daniel Levinson descubrió que
en esta etapa los hombres se enfocan más a una carrera y buscan tanto un profesor como
una mujer especial que los ayuden a cumplir con sus sueños de lograr dicha carrera. Y
después entre los 28 y los 33 años revisan sus sueños, cambiando a veces de trabajo, de
profesor y hasta de esposa. Desafortunadamente, según este estudio de Levinson, los
hombres de empresa que logran más éxito, no tenían amigos o amigas cercanas. Los
hombres están pues tentados, frecuentemente, a dar más importancia al trabajo, que a la
intimidad. Y las mujeres, en cambio, aun cuando tengan una carrera, se enfocan
generalmente a una relación íntima dentro de su familia nueva, o en otra amistad. Por tanto,
las mujeres caen más fácilmente en la tentación de entregarse a otro, sacrificando así, a
veces, sus necesidades o sus sueños.
122
Claro que todo esto es una generalización, porque cada sexo puede perder de vista la
importancia de la intimidad, como se ve en la obra “El violinista en el tejado”: Tevye
pregunta a su esposa, ¿me amas? Y ella contesta recitando todas las cosas y fórmulas de los
últimos 25 años. Tevye le dice, “está bien, pero ¿me amas?”. La verdadera intimidad no
está en dar cosas, sino en darse a uno mismo. Y se presenta sólo cuando ambos sujetos
conservan su yo soñador, y su disponibilidad para permitir que este yo se convierta en un
nosotros, o sea cuando las dos personas conservan su yo, su propia identidad y se disponen
a soñar juntos, a realizar juntos sus sueños, cuando logran un proyecto común que englobe
sus sueños, tareas, objetivos establecidos en común.
Este florecimiento de nuestras realidades es un hecho entre nosotros tres: Dennis, Sheila
y yo (Matt). Por ejemplo Dennis es más optimista que yo. Cree que vivimos en el mejor de
los mundos posibles. Y creo que tiene razón. Cuando damos un retiro, Dennis se fija en los
rostros alegres y seguros de de las primeras filas. Yo me fijo en las caras tristes de los
últimos bancos, en los que se acaban una caja de pañuelitos de tanto llorar, en los que se
van o en los que se duermen. Dennis sabe lo que Dios está haciendo; y yo me fijo en lo que
le falta por hacer. Dennis tiene necesidad de mi don, como yo del suyo, si queremos ver la
realidad completa. Cuando amamos a alguien, sus dones se desarrollan, y a su vez, nosotros
nos desarrollamos gracias a esos mismos dones.
En cambio, Sheila, tiene también otros dones que yo necesito. Ella no se preocupa si una
sanación ocurre de inmediato o se toma su tiempo, porque cree que basta con que alguien
ame y apoye a una persona, para que ésta se desarrolle sanamente. Pero, a mi vez, yo creo
que también se necesita que se le pruebe. Por tanto, Sheila apoya el acompañamiento y yo
el poner a prueba. En una ocasión vivimos esta diferencia. Iba saliendo por una escalera
cuando descubrí un ratoncito que bajaba por ella. Lo miré fijamente y lo amenacé con mi
zapato. Al ver que alguien más fuerte lo probaba, se regresó corriendo. Cuando le dije a
Sheila que por poco mataba un ratón me miró horrorizada; entonces le pregunté: -“¿Qué
harías si encontraras un ratoncito bajando la escalera?”. Ella dijo: “-Bueno, le hablaría con
tranquilidad y le pediría que se fuera.” Insistí: -“¿Y si no te hace caso?”. Respondió: -“Lo
tomaría gentilmente de la cola, sin hacerle daño, lo bajaría y lo pondría fuera.” Como se
ve, es muy distinto, su modo de aceptar, apoyando, a mi modo de amar, retando.
La intimidad necesita del apoyo que afirma, que desarrolla los dones de cada uno y del
amor que reta, que empuja al desarrollo de nuevos dones. Para la intimidad necesitamos
tanto el amor comprensivo como el amor exigente; el primero porque impulsa los dones
que ya tenemos y el segundo porque nos reta a ensayar nuevos dones.
PENSAR:
ACTUAR:
Durante la semana trata de observar los momentos en los que sientes que logras llegar a
la intimidad.
VER:
PENSAR:
Ahora van a formar grupos de tres personas y cada una va a decir a las otras dos algo de
lo bueno que descubre en ellas. Intenten decirlo mirándose a los ojos.
Al terminar compartan cómo se sintieron con lo que pensaron y al escuchar lo que les
dijeron.
ACTUAR:
Durante la semana trata de ver lo positivo que hay en la gente que te rodea y házelo
saber de alguna manera.
VER:
Primer paso: Ver la bondad en nosotros mismos, lo que supone que ya hemos recibido
apoyo para afirmarnos. Si recordamos la narración de Tomás, vemos que debió haber
recibido el don maravilloso de conocer su propia bondad, ya que pudo pasar seis meses
viendo algo bueno en la mujer enferma.
El segundo paso para afirmar a alguien consiste en notar la bondad y amabilidad únicas
de esa persona, estando quietamente atentos a todo ello. Tomas, por ejemplo,
espontáneamente captó a la mujer enferma, notó su bondad y amabilidad únicas, y estuvo
quietamente atento a todo ello, meciéndose a su lado. Esta capacidad que mencionamos
supone un recogimiento interior, una gran tranquilidad y una capacidad receptiva para ver
la bondad en toda la creación. Si somos capaces de descubrir la bondad y amabilidad
únicas de una flor o de una gota de agua, lo seremos también para captar la bondad de una
persona.
El tercer paso es el gusto por la bondad de los demás, sin querer posesionarnos de ella o
cambiarla para satisfacer nuestras propias necesidades. Tomás es de nuevo el ejemplo,
126
porque le gustó mecerse junto a la mujer enferma, sin tratar nunca de cambiarla o de
forzarla a una respuesta. El gusto que tiente una persona, como Tomás, con sólo contemplar
la bondad de otra persona, supone una sana integración de todas las emociones. Con
cualquier emoción que reprimamos, todas saldrán fuera de balance. Así si reprimimos
nuestra pena, sentiremos menos alegría; y si lo hacemos con el coraje, probablemente
sentiremos menos gusto por la bondad de los demás.
En el último paso para afirmar a otra persona, dejamos que la alegría que sentimos por
su bondad, se exprese exteriormente, en especial, bajo formas no verbales. El uso de las
palabras representa sólo el 7% del impacto de nuestra comunicación efectiva. El otro 93%
viene del tono de la voz, de la expresión del rostro y de otras conductas no verbales. El
interés expresado en el rostro de Tomás, al acercar la mecedora, lo cálido de nuestras voces,
los abrazos y sonrisas espontáneas, etc. son algunas de las formas más sencillas, pero más
poderosas de afirmar a alguien y de favorecer la intimidad.
PENSAR:
Ahora, en un ratito de silencio, nos damos cuenta de cómo nos sentimos ante lo que
dijimos, ante lo que nos dijeron, ante lo que descubrimos.
ACTUAR:
NEXO: Qué cualidades descubriste en ti o en los demás que te hayan impresionado más.
VER:
Por ejemplo, en una ocasión Sheila reportó una molestia porque habíamos preferido
pasar la tarde escribiendo, más que atendiendo una invitación a cenar con una familia. Yo
había dicho que prefería mejor quedarme en casa a escribir, después de cuatro días de
intenso trabajo hacia el exterior. Al compartir estos sentimientos, nos dimos cuenta que
nuestras diferencias podían provenir de diferentes esquemas familiares. La perturbación
128
mental de la mamá de Sheila le impedía tener amigos que los invitaran, mientras que mis
mejores recuerdos eran las tardeadas familiares con invitados. Una vez que nos dimos
cuenta de nuestros diferentes esquemas de intimidad, nos arreglamos para poder respetar
las necesidades de todos. Y ahora, después de que durante cinco años hemos participado
diariamente de estos comentarios sobre nuestras altas y bajas (reconciliando malos
entendidos), comenzamos a experimentar lo que Erikson define como el compromiso
principal de la intimidad: “a veces podemos enamorarnos, o buscar ‘intimidades’, pero la
intimidad de la que hablamos es la capacidad para comprometerse en relaciones concretas
que nos pueden pedir significativos sacrificios y responsabilidades.” Por tanto, ‘intimidad’
no es sinónimo de expresiones sexuales o de implicaciones románticas, sino que se refiere a
una expresión personal y compartir mutuamente lo que vamos viviendo, ya sea con
amistades, familia, colaboración de trabajo, la comunidad, etc.
Cuando uno comparte consuelos y desolaciones, con respecto a lo que somos, desde
nuestras amistades hasta nuestro trabajo en común, crecemos por el conocimiento de
nosotros mismos y de los demás.
Al igual que nosotros muchas otras personas se dan cuenta que al compartir la intimidad,
recibimos nueva vida.
Si alguien tiene un amigo(a) con quien orar y compartir madurará, sin importar en medio
de qué problema se encuentre (a menos que también requiera ayuda profesional).
Y para las personas casadas, en principio, el compartir se da ante todo con el cónyuge.
PENSAR:
Mc. 6, 30-32
• En este pasaje ¿qué vemos necesario para la intimidad?
• ¿Qué tiempos y espacios te permites para la intimidad
contigo y con los demás?
ACTUAR:
Durante el día dedica un rato a darte cuenta qué sientes, cuáles son tus deseos más
profundos, tus satisfacciones, y compártelos con alguien.
129
Intenta dedicar un rato a hablar con tu pareja de lo que están agradecidos cada día.
NEXO: Comparte cómo te fue al ver tus sentimientos, deseos más profundos, satisfacciones
y si pudiste compartirlos con alguien.
Comparte, también, si lograste hablar con tu pareja sobre lo que estaban más agra-
decidos cada día.
VER:
Lee y comenta:
“Juanita es la mejor amistad que tengo. Prefiero ocupar mi tiempo con ella, platicándole,
o estando simplemente con ella, que con cualquier otra persona”. Erikson señala que las
dos primeras razones son la amistad y el gusto por el otro; y la tercera es el
compromiso. “El compromiso implica la disponibilidad de soportar infelicidad por algún
tiempo”, dijo una persona con más de 20 años de matrimonio, “yo no aguantaría años y
años si el matrimonio está echado a perder; pero no se pueden evitar los momentos
difíciles. No podemos ser felices uno y otro todo el tiempo. De allí que el compromiso sea
algo tan importante”.
La siguiente lista muestra las respuestas de las 300 parejas a la pregunta de lo que los
mantiene unidos. Hay que hacer notar que se comparte tanto en el matrimonio que incluso
las 7 primeras respuestas de cada columna son las mismas:
He aquí las respuestas que dieron maridos y esposas a la pregunta, en orden de
frecuencia: “¿Qué es lo que hace durar a los matrimonios?”
Hombres Mujeres
Si los esposos saben compartir mutuamente, sus hijos también crecerán en intimidad.
Otra cosa muy importante para mantenerse unidos es orar juntos y compartir los
sentimientos, las luces, ya que estos ratos ayudan a fortalecer la intimidad, sobre todo
cuando en estos momentos se comparte lo que el uno significa para el otro y cómo uno
anima al otro. Recordemos que la comunicación verbal es importante sin embargo hacen
falta las miradas, las actitudes de interés, de escucha, de cariño.
PENSAR:
Ahora reflexiona en silencio si los momentos felices que han vivido como
131
ACTUAR:
Durante la semana trata de compartir con tu pareja lo que has encontrado en esta reunión
y pídele que te platique por qué cree que han permanecido juntos.
VER:
Piensa un momento:
¿Cómo te das cuenta de tu intimidad con Dios, que te ama, que te afirma, que El y tú son
“nosotros”?.
Hasta hace 3 años, esta rigidez me cerraba a los demás, porque siempre me hacía
levantar mi índice amenazador hacia las otras personas. Recuerdo, por ejemplo, una
ocasión en que estaba muy enojado por la forma en que los agentes de vigilancia de la
frontera trataban a los mexicanos que cruzaban la línea fronteriza. Estaba con Sheila
escribiendo al aire libre cuando vimos que estaban a punto de capturar a cinco de ellos.
Buscando ayudarlos, entramos a casa y salimos con algunos panes para dárselos, en la
playa. Para entonces los mexicanos ya estaban con las manos en alto y eran registrados.
Como poco antes habíamos estado en México, conocimos sus dificultades para encontrar
132
trabajo y alimentar a sus familias, por lo que buscaban pasarse a Estados Unidos. Pero los
guardias los seguían tratando en forma impersonal, sin tratar de ver quiénes eran o por qué
salían de su país. Estaba tan enojado que, aunque los guardias trataron de hablarme varias
veces amablemente, yo me negué a dirigirles la palabra. Sólo ofrecía a los mexicanos los
panes y mis disculpas por la forma impersonal en que eran tratados.
De regreso a casa, olimos la sabrosa comida que Matt nos preparaba. Le contamos lo
sucedido y le preguntamos por qué no había ido. El contestó: “Dennis, estabas tan enojado,
que yo no hubiera arreglado nada contigo.” Y decía la verdad. Era justo que estuviera
enojado por la forma impersonal en que trataban a sus prisioneros. Pero me equivocaba al
hacer explotar mi enojo y tratar a los guardias en la misma forma impersonal que les
criticaba. Al rehusar comunicarme con ellos (aunque los guardias sí lo habían intentado con
amabilidad) cortaba toda posibilidad de influir en su conducta diaria represiva. Por tanto,
volvimos de nuevo con más panecillos; pero ahora fuimos hacia los guardias y nos
disculpamos por tratarlos en forma impersonal. Al comer los panecillos con ellos, también
llegaron a contarnos que no les gustaba su trabajo de capturar mexicanos, pero tenían que
hacerlo para alimentar a sus propias familias. Y mientras más intimidaba con estos
guardias, más vergüenza tenía por mi conducta rígida y santurrona que me había hecho
tratarlos tan mal. Cuando me volví a disculpar, los guardias fueron capaces de abrirse a
nuestras sugerencias para tratar mejor a los mexicanos.
Aunque oré mucho tiempo para sanar esta actitud mía, que me dificultaba la intimidad
con los demás, no fue sino hasta cinco años atrás que mi imagen de Dios fue sanada. Esto
aconteció cuando Hilda me pidió que orara, porque ella estaba preocupada ya que su hijo
Roberto tenía ideas suicidas. Para mi sorpresa no me preguntó: “¿Qué puedo hacer por él?”
(Poco después me ‘dí’ cuenta que Hilda ya estaba en tratamiento desde hacía algún tiempo
y se relacionaba sanamente con su hijo, aunque éste no siempre le correspondía). Su
pregunta más bien fue esta otra: “¿Qué pasará con Roberto si se quita la vida?”, y en ella se
reflejaba todo lo que Hilda sufría, sus miedos y sus desvelos. Por lo que yo le pregunté, a
mi vez, qué era lo que ella creía que iba a pasarle. Me contestó enumerando una larga lista
de los crímenes de Roberto, entre los que había droga y cosas graves, pero sobre todo lo
que a ella le parecía lo más terrible de todo, ‘no quería saber nada de Dios’. Y añadió:
“Puesto que su vida sólo pertenece a Dios, y como no tendrá tiempo de arrepentirse de sus
crímenes y de su suicidio, Dios seguramente lo condenará al infierno, y ya no podré hacer
nada más por él”.
No sabía qué decirle… A mí también me habían enseñado que si un pecador muere sin
arrepentimiento y con pecados graves, irremediablemente será condenado por Dios al
infierno. Entonces le dije que cerrara sus ojos y viera que su hijo sin arrepentirse acababa
de suicidarse. Y le pregunté qué era lo que veía. Contestó que veía a su hijo acercándose al
juicio de Dios, en donde San Pedro y Dios se apresuraban a condenarlo. Le pregunté si
podía sentir lo que su hijo sentía. “Roberto se siente tan acongojado. Ha pasado tantas
penas y sufrimientos”. Entonces le pregunté: “¿Qué quieres hacer cuando lo veas venir?”.
Hilda me contestó: “Quiero correr para abrazarlo y tenerlo siempre junto a mí”. Y al decirlo
extendió sus brazos como para rodearlo, y terminó llorando. Poco después le pregunté:
“¿Crees que Dios ama a Roberto, tanto como tú?”. Al asentir, le pregunté: “¿Entonces, qué
crees que hará Dios cuando lo vea llegar?”. Ella sonrió, y dijo “hará lo mismo que yo”.
133
Cerró entonces sus ojos y vio cómo Dios corría a recibirlo y lo abrazaba. Esto es
exactamente lo que pasó en la parábola del Hijo Pródigo, en la que el Padre corre para
encontrarse en la intimidad del abrazo con su hijo herido y apenado. La sagrada Escritura
nos cuenta varios recibimientos parecidos. Es el caso de Pablo, todavía no arrepentido, que
perseguía a los primeros seguidores de Jesús (Hechos 9, 1-10), o del poseso tan empecinado
que rogaba a Jesús lo dejara solo (Mc. 5, 7). En ambos casos, Dios rompe esas corazas y
llega al corazón, como también pasó con Roberto (Mt. 5, 43-46; Rom. 5, 7-8).
Me percaté que Dios deseaba la intimidad, y amaba a Roberto por lo menos tanto como
su mamá. Años más tarde me di cuenta que esta oración con Hilda me sanó radicalmente,
porque hizo cambiar totalmente mi imagen de Dios. Ahora veo que Dios quiere mi
intimidad, y me ama por lo menos tanto como la persona que más me quiere. Esto quiere
decir que Dios me tratará tan íntimamente y con tanto o más amor que Matt o Sheila, o
quien quiera que me ame mucho. Pero amar, por lo menos, como Hilda quería a Roberto o
como Matt y Sheila me quieren, significa que Dios nunca me juzgará con venganza, que
Dios nunca calculará mis méritos en base a mis pecados, y que Dios estará siempre
perdonándome, incluso antes de que se lo pida.
PENSAR:
Trabajo personal:
¿En qué momentos has sentido con más claridad esa intimidad con Dios, ese amor tan
personal a ti?
Cita Bíblica:
Hechos 9, 1-10
- ¿En qué momentos Jesús se le hace presente a Pablo?
- ¿Cómo logra Jesús esa intimidad con Pablo?
- ¿A qué se debería que después de ese encuentro, Pablo no se
siente culpable, sino lleno de entusiasmo?
- ¿Cuáles son los sentimientos más profundos que tengo yo en mi
relación con Dios?
ACTUAR:
Durante la semana dedica ratos a darte cuenta de esa Presencia amorosa con Dios.
134
OBJETIVO: Darnos cuenta que la Biblia nos manifiesta la intimidad y el amor incondicio-
nal de Dios.
VER:
Nuestra reunión de hoy va a ser una oración, vamos a iniciar haciendo algunas
respiraciones profundas, tratando de serenarnos y de relajar nuestro cuerpo, para esto lo
vamos a ir recorriendo lentamente, soltando confiadamente todos nuestros músculos.
Cuando hemos logrado esto nos disponemos a orar con las siguientes preguntas:
- ¿Has sentido alguna culpa que te haga pensar que Dios te va a
mandar al infierno?
- ¿A qué personas condenarías al infierno?
- ¿Cuál es el momento en que has sentido más cercano a Dios?
Ya que hemos reflexionado un ratito en estas preguntas rezamos juntos el Padre
Nuestro, lo vamos a hacer despacito, pensando en cada palabra.
PENSAR:
Ahora nos disponemos a escuchar con atención la siguiente lectura, que iremos leyendo
lentamente para ir reflexionando, al final guardaremos un ratito de silencio:
cuestioné: “¿Y entonces las Escritura que me dicen que castigas en el infierno a los
pecadores que no se arrepienten?”. Su respuesta me golpeó más fuerte: “Dennis, tienes que
dejar de leer las Escrituras”. - “Pero, ¿cómo voy a hacerlo, si las Escrituras son tu Palabra?”
– “De acuerdo; pero no en la forma en que las estás leyendo”.
Me pareció, a través de la oración de Hilda, que Dios me estaba invitando a leer las
Escrituras de un modo nuevo: escuchando a un Dios amoroso que usa el lenguaje de los
enamorados. Así, por ejemplo, me invitaba a fijarme cómo usan los enamorados un
lenguaje de castigo. No tenía problema para entender el ‘castigo’ de tipo terapéutico, como
la mamá que dice al niño ya cansado: “Si no paras de molestar, te mandaré a tu cama a
dormir”. Pero ¿cómo quería Dios que entendiese en lenguaje de enamorados un castigo
vengativo, como enviar al pecador no arrepentido al infierno?
Un día en que escuché a mi hermana, María Elena, usar este lenguaje vengativo y de
castigo con su hijo, David, pude entender la forma en que Dios usa el lenguaje de los que se
quieren. María Elena pacientemente esperaba a que David recogiera sus juguetes para
llevarlo de compras, ya que tanto le gustaba. Pero David, ansioso por salir, sólo había
recogido la mitad. Su mamá le dijo: “David, si no recoges tus juguetes, mamá se irá sin ti y
te quedarás solito en casa”. Entonces, David temeroso de que lo dejaran solo, terminó de
juntarlos, y pronto estuvo listo. Como María Elena quería realmente llevarlo, había usado
un lenguaje que si se hubiese entendido al pie de la letra significaría un rechazo (“si no
recoges tus juguetes, mamá te dejará solito”) y un lenguaje de castigo.
Pero como sabía lo mucho que María Elena quería a su hijo, sabía que nunca lo hubiera
dejado solo en la casa. Sin embargo, si María Elena, fuera de las que abusan de los niños, se
podrían tomar literalmente sus palabras de amenazas, pues las cumpliría dejando solo al
niño. Pero ni Dios ni María Elena son de ese tipo de personas. ¿Podría ser entonces que
cuando Dios, mi hermana, o un enamorado usa un lenguaje de castigo vengativo, dicha
amenaza no implica que la persona lo llevará a cabo, sino que únicamente indica lo
importante que es obedecer para que el amor mutuo aumente?.
La prueba que me pongo para saber si estoy entendiendo adecuadamente un pasaje de la
Escritura, es preguntarme: “¿Si una persona que me quiere me estuviera amando al
máximo, obraría así?. Si es que me quiere así, probablemente estoy entendiéndolo. Pero si
no, me estoy equivocando, porque tomo literalmente lo que se pretende más bien que sea
una imagen, una expresión de amor.
También a Jesús le pasó que tuvo que luchar mucho con los sacerdotes, escribas y
fariseos, para hacerles entender que la Escritura habla un lenguaje de enamorados,
malinterpretado por ellos al pie de la letra. Por ejemplo, fue constante su reproche hacia
ellos porque interpretaban literalmente la ley y sus castigos, en cosas tales como la
observancia del sábado a las reglas de purificación. Por eso tuvo que luchar con ellos, como
cuando curaba en sábado, o tocaba a un leproso no purificado. La historia de la mujer
adúltera es quizás el más claro ejemplo de que Jesús no tomaba literalmente la Escritura
que habla de castigo vengativo. (Jn. 8, 1-11). En ella, los Fariseos citan la ley de Moisés, y
exigen la interpretación literal que pide el castigo vengativo para la mujer sorprendida en
adulterio (Lev. 20, 10; Dt. 22, 21). Si Jesús hubiese leído literalmente, como los fariseos,
estos pasajes de castigos, se hubiera unido con ellos para apedrearla. Al invitarlos a dejar
las piedras, los invita también a leer estos pasajes de castigo vengativo como El lo hace, no
literalmente, sino como alguien que lee las palabras de un amante.
136
El juicio para el hijo de Hilda y para el Pródigo se sellaba más bien con un abrazo de
amor incondicional, de intimidad. Porque sólo en este abrazo de Dios, de verdad me doy
cuenta de la gravedad de mi único gran pecado –rechazar el amor de Dios
El juicio íntimo de Dios me capacita para arrepentirme y cambiar, (como el de las
personas que me aman), porque se me da por medio de un abrazo, que no permitirá que me
vaya sin importarle lo que vaya a hacer. Por tanto, el amor de Dios, no depende de que me
arrepienta, sino que me da el poder de arrepentirme e incluso de darme cuenta de faltas que
antes no podía ver. Este es el significado de I Jn 4, 19: “Amamos porque Dios nos amó
primero”.
La oración de Hilda me hizo cambiar no sólo mi idea del juicio sino también mi
pensamiento sobre el infierno. Pensaba que Dios enviaría al infierno a los ‘grandes’
pecadores. Pero al ver cómo abrazaba Hilda a su hijo impenitente, empecé a dudar. Ahora
creo que Dios en su abrazo, (como Hilda) tratará de probar todo, desde abrazos hasta
exorcismos, a fin de sanar a Roberto, la única forma de ser culpable para siempre en el
infierno, será el continuo decir ‘no’ a las iniciativas de Dios y a las de los que nos aman. Si
alguien permanece para siempre en el infierno, se debe a que él mismo cierra la puerta por
dentro y no porque Dios la mantenga cerrada por fuera. O sea, que si alguien está en el
infierno no es porque Dios lo haya enviado, sino porque dicha persona lo escogió en cuanto
que rechaza definitivamente el amor de Dios.
La Iglesia Católica acepta que el cielo existe y que algunos por lo menos (los santos) ya
lo habitan. Pero mientras también afirma que el infierno existe y que es posible ir a él, ni la
Iglesia, ni Jesús nunca han dicho que alguien esté allá. Lo que la Iglesia Católica dice es lo
mismo que Hilda me invitó a vivir: no juzgues quién está condenado (Mt. 7, 1-2), más bien
ora para que todos reciban el amor de Dios.
Probablemente cuando regrese el próximo año a México fronterizo, juzgue que los
guardias siguen tratando de forma impersonal a los mexicanos. Pero espero que mi juicio
no sea vengativo como antes, cuando me alejé de ellos y los rechacé por su conducta. Creo
que volveré a ofrecerles pastelillos y volveré a compartir con ellos, para que al contarles lo
sucedido el año anterior, se abran de nuevo a mis sugerencias de cómo tratarlos.
Lo que los guardias fronterizos e Hilda me enseñaron es lo siguiente: llegas a ser como
el Dios que adoras. Durante años adoré a un Dios vengativo, con su índice de fuego,
enviando pecadores al infierno. Y así como adopté a través de los años muchas
características de mis papás, también he adoptado las que creía eran de Dios. Pero, desde
que el Dios que adoro es un Dios íntimo que no levanta su dedo vengativo, yo también he
ido cambiando en esa línea. Debemos orar para recibir los dones de intimidad que Erikson
describe para esta etapa. Pero muchos como yo, sólo llegarán a intimar con los demás,
siguiendo la huella del Dios que adoramos.
Ahora vamos a continuar nuestra oración dando un paso más, vamos a buscar a otra
persona con quien sintamos confianza, y vamos a orar en pareja:
1. Trata de ver en qué necesitas la ayuda de Jesús.
2. Compártelo con la otra persona.
3. Primero una persona da la oración mientras la otra la recibe. Si tú la das, ponte en
contacto con tu amor y el amor de Dios para la otra persona. Que salga de ti (como Jesús
quiere sacarlo) para llenar a la otra persona de su amor durante unos cinco minutos. Ponte
137
en contacto con la otra persona ya sea poniendo las manos sobre su cabeza, sobre los
hombros, tomando sus manos, según lo sientas o lo quieras dar. La persona que recibe la
oración, simplemente aspira profundamente el amor, llenándose de él.
4. Después de los cinco minutos cambian.
(Si estás solo, imagina que tomas las manos de Jesús y las de una persona a quien amas.
Durante cinco minutos llénate de ese amor ofrecido. Pregunta entonces a Jesús qué necesita
la persona amada. Con Jesús (o María) otorga a la persona amada el amor sanador de Jesús)
ACTUAR:
Durante la semana trata de hacer la oración en pareja unos minutos cada día, sea con tu
esposo(a), o con otra persona con quien tengas confianza.
ETAPAS DEL DESARROLLO HUMANO
OBEJTIVO: Comprender que en esta etapa se trata de lograr salir de nosotros para cuidar
de los demás, dedicarnos a dejar un mundo más humano, amable para los que
vienen detrás de nosotros.
VER:
El lugar Sagrado
En tiempos pretéritos, cuando el mundo era joven, dos hermanos compartían un campo
de sembradío y un molino; cada noche dividían en partes iguales todo lo que lograban en
ese mismo día. Uno de ellos vivía solo; el otro tenía su esposa y muchos hijos. Un día el
hermano solitario pensó para sus adentros: “No es justo que dividamos las ganancias por
mitad. Yo soy solo, pero mi hermano tiene a muchos que alimentar”. Entonces, cada noche
empezó a llevar parte de su grano al depósito de su hermano, para que nunca le llegase a
faltar.
Pero el hermano casado un día pensó: “No es realmente justo que dividamos nuestras
ganancias por mitad, porque yo tengo hijos que cuidarán de mis necesidades cuando sea
viejo, pero mi hermano no tendrá a nadie. ¿Y qué hará entonces?”. Cada noche empezó
138
pues a llevar parte de todo esto. Cada uno de ellos encontraba que misteriosamente cada
mañana sus existencias de grano se rellenaban.
Pero sucedió que una noche se encontraron a la mitad del camino entre sus respectivas
casas, y se dieron cuenta de lo que habían estado haciendo; amorosamente se abrazaron con
cariño. La historia dice que Dios observaba la escena y proclamó: “Este es un lugar
sagrado, -lugar de amor- y aquí se construirá mi Templo”. Y así fue. El lugar sagrado en el
que Dios se manifiesta a su pueblo, es el lugar en el que los humanos descubrieron que se
amaban.
Preguntas:
- ¿Qué nos impacta más de este cuento?
- ¿Qué aprendo de este cuento?
PENSAR:
Ejercicio:
Un ejercicio que puede ayudarnos a descubrir el sentido de nuestra vida es pensar qué
nos gustaría que escribieran en nuestra tumba que resumiera nuestra vida. Escribe
brevemente lo que te gustaría que escribieran en tu tumba.
139
ACTUAR:
Durante la semana trata de descubrir tus grandes deseos, compartirlos con tus amistades,
con tu familia.
OBJETIVO: Descubrir y buscar caminos de solución a las crisis que se presentan en esta
etapa.
VER:
Lee y comenta el siguiente texto:
En esta etapa de la vida, así como tenemos grandes deseos, también se presentan
grandes crisis: el adulto se enfrenta a la pérdida de sus padres ancianos, a cambios de
trabajo o jubilaciones, a hijos problemáticos o que dejan el hogar, el alejamiento de los
hijos, a problemas conyugales o al divorcio, a sus cuerpos que envejecen o se enferman, a
problemas económicos, y en especial a la crisis de sentido (de la mitad de la vida), la
remoción de un pecho, la muerte de un ser querido… una crisis de sentido puede ocurrir en
cualquier edad, pero sin duda son más comunes a los cuarentas. Gandhi se preguntaba:
“¿Qué es lo que realmente tengo para dejar? ¿Qué más quisiera hacer antes de morir?”.
Estas preguntas surgen cuando ya no tanto crecemos sino envejecemos, y no sólo contamos
los cumpleaños sino cuantos años nos quedarán.
En esta etapa hay una buena noticia: todas las ‘crisis’ son ‘normales’; la mala noticia es
que ahora podríamos tener muchas horas ‘normales’.
Las crisis normales de esta edad serán, desde luego, diferentes en hombres y mujeres:
las mujeres pasan de tener cuidado de los demás (por ejemplo, criando a los niños) a tener
cuidado de sus propias necesidades (por ejemplo empezando una carrera o unos estudios,
140
ya que los niños han crecido). Los hombres, van más bien en dirección opuesta, primero
tienen cuidado de sus propias necesidades (por ejemplo pueden sacrificar amistades por
terminar su carrera) para preocuparse más tarde de las necesidades de los demás.
(NOTA: Las y los que no han llegado a esta edad, pueden compartir cómo han visto esta
etapa en sus familiares)
PENSAR:
Tanto los hombres como las mujeres resuelven sus crisis de la edad madura cuando
encuentran nuevas formas de cuidado de sí mismos y de los demás. Esta tarea del cuidado
debe encontrar el equilibrio entre la entrega a los demás (generatividad) y el recibir para
uno mismo. La persona que sólo dé a los demás corre el riesgo de ‘quemarse’, de sofocar a
los demás, y de vaciar su vida interior. Y el que sólo recibe arriesga egocentrismo,
indiferencia a los demás, dificultad para convertirse en un adulto generador de vida. Tal
como lo dijo Jesús el ideal radica en “amar al prójimo como a sí mismo”. (Mt. 22, 39).
Amarse a sí mismo significa darse tiempo para la vida interior en la soledad, en las
amistades íntimas; significa recreación, ocupaciones, retiros, oración, llevar un diario, un
nuevo aprendizaje, etc.
En esta etapa atendemos los aspectos que no habíamos tenido mucho en cuenta: los
hombres desarrollarán su lado femenino, desarrollándose un tanto en la cocina, siendo
receptivos de la música, y cariñosos con los niños y los nietos. Las mujeres, en cambio,
atenderán a su lado masculino para tener mayor formación académica, con más iniciativas,
siendo más directas en decir sus necesidades o al expresar sus opiniones y más seguras de sí
mismas.
Pero el cuidado de uno mismo es sólo la mitad de la solución, ya que puede convertirse
en una absorción de sí mismo, foco de estancamiento sin la generatividad que sale de sí al
cuidado de los demás. El ideal es: dedicación a sí mismo y dedicación a los demás. El
cuidado de sí mismo implica la presencia al menos de una amistad con la que
amorosamente se puede compartir los detalles de la vida; pero también es necesario que
además de amigos, las comunidades y familias cuenten con una o más personas difíciles,
que hacen que los demás maduren en un amor incondicional. En las Escrituras nos fijamos
que aparece unas 250 veces este amor difícil, incondicional, llamado ‘agape’ (amor hasta
para los enemigos).
141
Con frecuencia la persona más difícil de amar, es la más diferente a nosotros o la que se
parece más a nosotros en aquello que no aceptamos de nosotros mismos. Una comunidad o
familia, necesita tanto de los que preservan la tradición como de los que sueñan con
creatividad.
Una comunidad pasa por cuatro etapas: ‘Pseudo-comunidad’ en la que todos los
miembros pretenden que todo está bien y evitar el conflicto. ‘Caos’ cuando los miembros
expresan sus diferencias pero tratan de borrar las de los demás, o buscan un dictador que no
permitirá las diferencias. ‘Vaciedad’ cuando los miembros hacen a un lado sus ideologías,
prejuicios y expectativas para entender el mundo del otro. Y finalmente ‘la comunidad’ en
la que las personas con sus diferencias son aceptadas y amadas, aunque no siempre se
caigan bien. Si parece difícil, es porque realmente lo es, y es por esto por lo que debemos
estar llenos de amor, si no, no tendremos amor que darle a la persona difícil.
¿Pero cómo podemos guardar el equilibrio entre recibir amor de nuestros amigos y dar
amor a los que lo necesitan? Primero uno debe aceptar su propia identidad, aceptarnos
como somos y tener amistades profundas, antes de que esté uno listo para la generatividad.
ACTUAR:
Durante la semana observa cómo cuidas de ti mismo(a) y cómo cuidas de los demás.
142
OBJETIVO: Aprender a cuidar de los demás desde nuestras posibilidades y saber dejarlos
en libertad.
VER:
PENSAR:
Un día, estando lejos de las ciudades, Jesús se pasó el día hablando con la gente. En
la tarde los apóstoles se angustiaban y le dijeron a Jesús que mandara a la gente a buscar
comida. Jesús, tranquilo les dijo denles ustedes de comer, ellos dijeron ¿cómo darles si no
tenemos?, ni con 200 denarios les daríamos de comer, Jesús les dice: vean qué tienen y al
regresar le dicen: hay uno que tiene unos panes y unos pescados. Jesús entonces les pide a
143
los discípulos que hagan sentar a la gente en grupos y que compartan lo que traen.
Comieron todos, más de 5,000 y sobró comida.
Podemos ayudar a otros donde nosotros mismos hemos recibido ayuda. Por ejemplo
un papá que ha podido recibir ayuda para ayudar a un hijo drogadicto podrá ayudar a otros
que tienen problema de drogadicción. Una pareja que peleaba continuamente y lograron
recibir ayuda y superar sus conflictos pueden ayudar a otras parejas a superar sus
conflictos.
Al ayudar es importante hacer lo mejor que podemos hacer por los demás y luego
dejarlo en manos de Jesús y en manos de ellos mismos depositando toda nuestra confianza
en Jesús y en ellos mismos. Cuando no damos este paso solemos querer resolver los
problemas de los otros y vivir su vida. Pero Jesús quiere que hagamos lo más que podemos
por los demás y luego los liberemos en sus manos, que el resto se lo dejemos a El. Sobre
todo los papás necesitan hacer lo que puedan, y dejar que Jesús sane los errores que todos
los papás cometen. Lo que más daña al niño, no es el error, sino el no enseñarle a crecer
con todo y errores.
Para esto es necesario que los papás no estén solos frente a sus hijos. Si están solos
el niño los identificará como fuente de todo: como Dios. Los convertirán en ídolos que
deben ser adorados, en vez de sólo imágenes que significan la presencia de Dios. El niño
es incapaz de aceptar que no todo lo de sus padres es bueno. Pero, si sus padres introducen
al niño en el misterio de Dios, el niño descubrirá que sus padres no están solos, no son
todopoderosos. Que no son fuente primordial de vida; que tienen sus fallas. Entonces los
padres podrán pedir perdón a sus hijos cuando se equivoquen. Padres e hijos están juntos
ante Dios, como hermanos y hermanas, orando y pidiendo perdón juntos.
Para dar vida a los demás, necesitamos descubrir en dónde encontramos vida
nosotros, porque si no, ¿cómo podemos discernir en dónde nos llama Jesús a tener cuidado
de nosotros mismos o de los demás, de modo que encontremos nueva vida?. Generalmente
ahí donde encontramos vida nueva podemos renovar nuestra vida y ayudar a otros que están
en una situación similar a la nuestra.
En esta etapa en la que cuidamos de los demás es muy importante aprender aquella
enseñanza china: “Dale un pescado a una persona y comerá un día; enséñalo a pescar y
comerá toda la vida”. Esto quiere decir enseñarles de modo que desarrollen sus propios
dones y capacidades y ya no necesiten de nosotros.
Comenta en el grupo:
Con tus propias palabras explica los rasgos de una ayuda en libertad.
ACTUAR:
Tratemos de ayudar a la gente que nos rodea con esa libertad.
VER:
de Juan, mi hermano, hizo que mis padres abrieran sus corazones como para adoptar a mí
hermana Mary. Siempre parece que las grandes tragedias se vuelven fuente de crecimiento.
Pero, por otro lado, la tragedia lleva a la sabiduría y a la integridad, cuando logra
que alguien como Wild Bill empiece a dar un sentido a su vida. El decide que ‘va a amar a
cada una de las personas con quienes se encuentre, a ser un reconciliador’. Según Erikson,
para lograr tal sentido de la vida, debemos empezar por reconocer nuestras disminuciones o
deterioros, (perder su familia y su libertad), debemos perdonar a los demás (Nazis),
debemos perdonarnos a nosotros mismos (sus segundos deseos de odio), y así aceptar el
hecho de que la vida de cada uno es propia responsabilidad. Así, el don de la sabiduría y de
la integridad se logra cuando descubrimos el regalo y el significado, a veces muy profundo,
que está dentro de cualquier tragedia o experiencia vital.
PENSAR:
146
ACTUAR:
Durante la semana piensa y platica con tus familiares cómo quieres vivir tu vida, ya
sea pocos o muchos años que nos queden.
Pregunta a tu pareja o a tus hijos cómo quieren vivir su vida.
NEXO: Comparte tu experiencia al platicar con tus familiares cómo quieres vivir tu vida y
al escuchar cómo quieren vivir su vida tus familiares.
OBJETIVO: Aprender a descubrir los dones, los regalos que traen las enfermedades, el
deterioro, las grandes pérdidas.
VER:
Esta última etapa de Erikson nos reta (así como a Wild Bill y a los discípulos de
Emaús) no sólo a encontrar el don escondido en la muerte de los seres queridos, sino
también en nuestra propia muerte y en nuestro deterioro. Un estudio ordenado de los
traumas más frecuentes en la ancianidad pone en primer lugar, la muerte del cónyuge y
después, ser confinado a una institución, la muerte de un pariente cercano, un daño o
enfermedad grave, y finalmente perder una actividad y el divorcio. Erikson va ampliando
esta lista, cuando va describiendo cómo los ancianos sufren deterioros o disminuciones en
cada una de las ocho etapas de la vida. “Parecen lamentarse no sólo por el tiempo perdido,
o el espacio reducido, sino también… por la autonomía debilitada, iniciativas perdidas,
intimidad que extrañamos, generatividad recaída, -para no hablar ya de los potenciales de
identidad dejados de lado o que hemos limitado demasiado-”.
- El brillo de tus ojos, son los rayos del sol en tus bifocales.
- Te sientes como si hubieras trasnochado y no has ido a ningún
lado.
- Tu libro de direcciones contiene sólo personas con títulos
inexistentes hoy.
- Tus barajas están todas ajadas.
- Tus hijos empiezan a ser abuelos.
- Te inscribes en un deportivo, pero nunca vas.
- Una llave goteadora parece causar urgencias incontrolables de la
vejiga.
- Anhelas que ya llegue la tarde, pero ésta será aburrida.
- Necesitas lentes para encontrar tus lentes.
- Apagas las luces por cuestión de economía, más que por
romanticismo.
- Te sientas en una mecedora, pero no logras que puedas mecerte.
- Tus rodillas tiemblan, pero tu cintura no.
- Tu espalda sobresale más que tú.
- Tienes demasiados lugares por toda la casa, pero ya no en el
botiquín.
- Cuando clavas los dientes en lo que comes, allí se quedan.
- Sabes todas las respuestas, pero nadie te hace preguntas.
PENSAR:
ACTUAR:
OBJETIVO: Descubrir aquello que necesitamos hacer antes de morir y valorar nuestros
recuerdos positivos para vivir esta etapa con paz.
VER:
En la etapa de la integridad me enfrento al hecho de que yo, como Julio, algún día
moriré. Entonces es importante que haga todas las cosas implicadas en estas preguntas: “Si
llegara hasta la Navidad ¿qué haría? ¿qué es lo realmente esencial en mi vida? ¿qué
necesito hacer antes de morir?
Mientras más pronto me haga estas preguntas, más sentido daré a lo que me resta de
vida. Nunca es tarde para cambiar la dirección de la vida.
La mayor parte de la humanidad necesita hacer algo nuevo antes de morir en paz.
Erikson dice que en la etapa de la integridad hay una última crisis y la llama la crisis
‘del final de la vida’. Parece ser una nueva edición de las crisis de identidad, que podría
enunciarse de la siguiente forma: “yo soy lo que sobreviva de mí”.
149
En esta etapa, mientras más arreglemos los asuntos pendientes de nuestras vidas,
más daremos la bienvenida a nuestro mayor deterioro: la muerte; el momento de decir:
“Amo la vida y hay mucho que todavía me hubiera gustado hacer; pero he podido hacer lo
que realmente necesitaba hacer, ahora la muerte es bienvenida”.
En esta etapa vienen a la mente los recuerdos positivos. ¿No te has sorprendido
alguna vez de la facilidad de los abuelos para recordar con pelos y detalles acontecimientos
de hace 50 años, como si hubiesen ocurrido ayer? El psiquiatra Robert N. Butler, que ha
escrito mucho sobre los ancianos, cree que esta experiencia de revisar su propia vida es casi
universal entre las personas mayores. Dice que el recordar es tan característico de esta
época, como si este mirar hacia atrás nos animara a ir anhelando la muerte. Mientras que
algunas funciones se ven drásticamente disminuidas en esta edad (el razonamiento
abstracto en física y matemáticas), otras funciones de la mente se ven agilizadas, como la
habilidad de recordar y hacer sanos juicios basados en las experiencias vitales recordadas.
Es como si la naturaleza nos dotara para integrar la vida (recordando el pasado)
acumulando sabiduría en contra de la desesperación. Instintivamente los ancianos
reconocen la sabiduría de empezar con los recuerdos positivos ‘de los buenos tiempos
idos’, ya que los recuerdos negativos no cubiertos por el amor de los positivo, puede llevar
a la desesperación, la trampa de esta edad. Por eso, para cada una de las ocho etapas,
tenemos la tarea de acumular sabiduría e integridad, yendo siempre primero a los recuerdos
positivos antes de tratar de sanar los negativos.
Además de tener los recuerdos positivos de cada etapa, necesitamos también los
recuerdos positivos de ver a otros convertirse en ancianos. Debo preguntarme: ¿Quiénes
son los ancianos con más vitalidad que he conocido?. Basta con haber estado con ellos,
para que alejemos el miedo desesperado de envejecer.
Por último, “la sabiduría consiste en hacer lo siguiente que debemos hacer, con todo
el corazón y encontrando gusto en ello”. Teniendo presente que la sabiduría no viene solo
de la ancianidad, sino de toda una vida agradecida, y de abrazar cada momento de la vida
con una acción de gracias.
PENSAR:
Piensa un momento las siguientes preguntas y comparte tus respuestas con el grupo.
Cita Bíblica:
Jesús en la última cena, al despedirse, expresa sus preocupaciones y sus deseos y
dice lo positivo.
Juan 17, 1-26
- ¿Qué recuerdos tiene Jesús?
- ¿Cuáles son sus deseos?
150
ACTUAR:
NEXO: Comparte tu reflexión sobre lo que consideras más importante lograr en tu vida.
VER:
los veinte años de haber hecho los primeros como novicio jesuita. Busqué entonces una
manera de hacer mis votos finales mucho más significativos que los primeros. Decidí
entonces que pasaría el año anterior a los votos en continua acción de gracias por los veinte
años transcurridos. Al ir recordando agradecido los sucesos positivos (como el trabajo con
los indios Siux), y al ir sanando los negativos (como haber sido incomprendido) hasta poder
también agradecerlos, me iba llenando de nueva vida y energía. Por ejemplo, casi nunca
podía escribir más de dos horas seguidas, pero después de llenarme de gratitud por esos
veinte años, tenía suficiente energía para escribir varias horas, hasta pasada media noche.
Como veía con agradecimiento lo que Jesús había hecho por mí en el pasado y en el
presente, cuando llegó el día de los votos, reconocí la entrega de Jesús a mí, y me
comprometí con entusiasmo a una vida futura juntos.
Poco después de los votos mis amigos me comentaron: “Dentro de un mes vas a
cumplir los cuarenta años, ¿no es cierto?. Lástima que ya estás a la mitad de la vida. ¿Estas
preparado para cumplir cuarenta años?”. Me hablaron de las dificultades y dolores
padecidos después de los cuarenta, porque el cuerpo empezaba a declinar. De verdad
comencé a sentirme viejo y a pensar: “Ya no puedo recordar algunos nombres. Se me
olvida el español que aprendí. Mi cuerpo declina –me canso muy pronto y necesito
bifocales. Todo irá peor en adelante en vez de mejor”. Y al enfocarme en mis limitaciones,
se evaporó mi energía y perdí la creatividad para escribir por largo rato.
Entonces me detuve y pensé: “¿Qué me está pasando? Sólo han pasado tres meses
de mis votos y de que me sentía muy bien. La diferencia no está en la edad sino en la
actitud. Al hacer mis votos, estaba agradecido por la vida recibida, y sabía que Dios me
sería fiel en el futuro. Pero apenas cumplí los cuarenta, sólo me fije en mis limitaciones y
en lo que podía ir mal. Esa es la única diferencia”. Tan pronto como empecé a ver con
agradecimiento lo que Dios hacía o podía hacer en cualquier situación, surgió de nuevo la
vida en mí. Cada noche voy a la cama dando gracias por lo que pasó durante el día, y me
levanto con una nueva vida. Desde mis votos finales vivo con el siguiente versículo: “Estén
siempre alegres, oren sin cesar, y en toda ocasión den gracias a Dios: ésta es, por voluntad
de Dios, nuestra vocación de cristianos”. (I Tes. 5, 16-18). Y, por supuesto, la vida es mejor
después de los cuarenta.
ACTUAR:
Durante la semana descubre y agradece a Dios todos los regalos que recibes, aún en
los acontecimientos duros y difíciles.
NEXO: Comparte tu experiencia al agradecer a Dios todos los regalos que recibes, aun en
los acontecimientos duros y difíciles.
OBJETIVO: Darme cuenta a qué le llamo estar atorado en mi vida y cómo salir de la
situación que no me deja vivir.
VER:
Mientras los vientos helados soplan afuera, oigo también el rechinar de llantas de un
carro atascado, inútilmente resbalándose más y más. Mientras más trata el chofer de
sacarlo, más se hunden las llantas haciendo el hoyo más profundo y entrampándose más.
Finalmente viene un vecino y empuja el carro hacia atrás, sacándolo del pozo de nieve, y
haciéndolo bajar un poco en el declive de la calle. Entonces el conductor se echa un poco
más para atrás, toma impulso suficiente, otra vez, y ahora sí puede subir hacia la colina.
Al observar este drama, veo que no sólo los carros se atascan, sino que también las
personas. Si hemos sido muy dañados no basta con tratar una y otra vez. Nuestras ruedas
resbalan, mientras más nos desalentamos, cayendo en una trampa. Generalmente
necesitamos un buen vecino que amorosamente nos guíe de nuevo hacia la etapa de la
confianza. Retroceder, en especial a los recuerdos positivos, nos permite tomar nuevo
impulso para correr de nuevo a la colina. El tratar de hacerlo una y otra vez sólo funciona
en el grado en que se logre impulso a partir de la primera etapa de la confianza.
153
Quizá al recorrer las etapas de la vida han brotado recuerdos negativos, de los que
difícilmente podemos ver o celebrar algún provecho o maduración. Santo y bueno que esto
pase. Si alguien te roba o te golpea, tus primeras palabras seguramente no serán: ¡Bendito
sea Dios! Cuando sus perseguidores golpearon a Jesús, dijo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué
me has abandonado?”, pero no dijo: ¡Bendito sea Dios!. A veces cuando hemos sido
dañados emocionalmente, el proceso de sanación psicológica lleva algún tiempo, como
cuando nos hemos cortado y se necesita también un cierto tiempo para que se realice el
proceso fisiológico de curación. Pero si apresuramos el proceso, si quitamos la costra muy
pronto –si decimos, ¡Bendito sea Dios! muy pronto-… deberemos volver a empezar.
PENSAR:
Vamos a empezar por respirar profundo algunas veces, tomar conciencia de todo
nuestro cuerpo, en cada respiración y vamos a ir aflojando todos nuestros músculos:
nuestros pies… nuestras piernas… nuestro tronco… nuestras manos… nuestros brazos…
los hombros… el cuello… la cabeza… Y en este ambiente de paz, voy a ir repasando las
etapas de mi vida y descubrir:
- ¿Jesús qué actitud tomó ante esta situación difícil que vivió?
- ¿Qué hizo al final?
- ¿A qué me invita?
ACTUAR:
154
OBJETIVO: Conocer las etapas para ir pasando de una a otra y poder sanar heridas y/o
aceptar la muerte.
VER:
La Dra. Elizabeth Kubler Ross (en su trabajo con los moribundos) descubrió las
cinco etapas emocionales siguientes: negación, enojo, regateo, depresión y finalmente,
aceptación. Aunque la muerte es la herida más profunda, podemos encontrar también estas
mismas cinco etapas en la sanación de cualquier herida emocional, al tratar de perdonar a
quien nos hirió. Mientras yo daba clases en la Reservación Siux, aprendí cómo el hecho de
ir pasando por estas cinco etapas del perdón, facilita el proceso de sanación de una herida
emocional.
Un día se presentó en el salón un estudiante –Jack- completamente borracho, sin
saber dónde se encontraba. Era del doble de mi estatura. Apenas me vio, se me echó encima
con gran furia. Me levantó en peso, me azotó, me golpeó, me persiguió por el cuarto… Su
novia estaba en el salón y sabía que le iba a ir mal a Jack, por lo que vino a salvarme. Se
interpuso entre nosotros a pesar del peligro que esto representaba. De momento, Jack
tampoco la reconoció, e igualmente la arrojó por el suelo; pero ella siguió tratando de evitar
que me golpeara, pues sería expulsado de continuar golpeando a un profesor. Finalmente lo
controló y lo sacó del salón.
Aún después de que había salido, yo seguí temblando. Traté de salvar las
apariencias, frente a los alumnos, pretendiendo que no había pasado nada grave, pero no
155
pude ya dar clases en todo el día. Empecé por la etapa de Negación, sonriendo y diciendo
que no había sido herido. Sé que estoy en esta etapa, cuando apenas medio oigo y no
quiero sentir nada. Tapo mis sentimientos heridos trabajando duro, sin dejar tiempo
para estar solo o para orar. Por eso, esa tarde trabajé y trabajé, pero al final del día tuve
que hacer lo que ayuda a la etapa de negación.
Hay tres cosas que podemos hacer en cualquiera de las etapas: decidirnos a
perdonar, actuar de forma amorosa, y orar por el que nos hirió.
Cuando estamos en la negación, para decidirnos a perdonar, tenemos que
empezar por reconocer que necesitamos perdonar. Lo mejor para mí es sentarme, con
el Señor, y decir “¿De qué estoy agradecido hoy, y de qué no puedo darte gracias?”.
Entonces claramente me di cuenta que no daba gracias por lo que había pasado con Jack.
Sentí que había parecido como un loco cuando era perseguido por todo el salón. Tuve
miedo de que los estudiantes me perdieran todo respeto, y me sentí avergonzado.
Si puedo empezar a entender a una persona y a orar por ella con la oración de
Jesús, con frecuencia paso a la tercera etapa del perdón: el regateo. Regatear significa
que voy a perdonar a alguien sólo si hace esto o aquello. Estos regateos de que la otra
persona cambie son, con frecuencia, deseos apropiados que brotan de nuestro sentido
de integridad ultrajado por una injusticia, buscando además que no se vuelva a
cometer. Uno de mis regateos fue, por ejemplo, que perdonaría a Jack si me daba una
disculpa. Mi sentido de integridad me pedía que Jack se disculpara, porque sólo cuando lo
hiciera cambiaría su conducta violenta. Para pasar de esta etapa del regateo, no tuve que
renunciar a este deseo correcto de que Jack cambiara; sólo tuve que estar dispuesto a
perdonar, sea que Jack cambiara o no.
Tuve otros dos regateos. Lo perdonaría sólo si dejaba, primero, de beber; y segundo,
si reconocía que yo había manejado bien la difícil situación. Nuestros regateos se derivan
de nuestra fortaleza o de nuestra debilidad. El primero de estos dos regateos venía de mi
fortaleza: yo no tenía un problema de bebida. Si me lleno de orgullo y creo que lo logro por
mí mismo –si yo puedo, tú también- exijo que el otro haga lo mismo. Pero no me doy
cuenta de que mi exigencia no toma en cuenta que todo es un don de Dios.
En cambio, el segundo regateo –que había manejado muy bien la situación- se
derivaba de mi debilidad. Por este reconocimiento, que exigía a Jack, se cubriría mi
debilidad, por la que estaba muy avergonzado: el temeroso y cobarde perseguido por todo
el salón, y el volcán de ira que no pudo perdonar una vez que Jack hubo salido del salón.
Antes de perdonarlo, quería que él reconociese delante de mí, que había yo tenido mucho
valor y que había sabido controlar mi enojo. Quería cubrir esta debilidad, de modo que no
tuviese que cambiar mi enojo y no tuviese que enfrentar mi vergüenza. Sea que mis
regateos vengan de mi sentido de integridad, de mi fortaleza o de mi debilidad, necesito
ponerme bajo la cruz y decir: “Señor, ayúdame a perdonar a esta persona, no porque se lo
merezca, sino porque lo necesita”. Compartí, pues, con Jesús, mis regateos, diciéndole
cómo quería que Jack cambiara, antes de perdonarlo. Jesús me dijo que apreciaba que mis
regateos provinieran de mi sentido de integridad y justicia. Le pedí, entonces, Su Corazón
que perdonaba incondicionalmente a Jack, sea que cambiara o que no.
personas había contribuido al ataque de Jack, acepté cambiar. Como primer paso, empecé a
visitar a los estudiantes en sus casas, y abrí un hogar para estudiantes con problemas de
abuso de la bebida.
PENSAR:
ACTUAR:
Durante la semana reflexiona si hay algo que no has perdonado, trata de ver en qué
etapa estás, habla con alguien y haz oración para pasar a la siguiente etapa del perdón.
159