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¿PARA QUÉ SIRVE LA SOCIOLOGÍA?

Capítulo 2 (por Bernard Lahire):


Utilidad: entre sociología experimental y sociología social

Sociología y sociologías

Entre sociología social y sociología experimental

Bernard Lahire nos tratá de explicar desde su punto de vista la utilidad de la


sociología. Para ello explica primero los dos tipos principales de sociología: la
sociología social y la sociología experimental.

El autor se apoya para la distinción de estas dos sociologías, en la oposición ideal


típica en el campo del arte entre “el arte social” y “el arte por el arte”. De esta
manera, la sociología social centra sus trabajos en temas de luchas sociales, morales,
culturales, ideológicos, etc; mientras que la sociología experimental se pone ella
misma su objeto de estudio y no permite que cualquiera le imponga otros, algo
erróneo según la sociología social, ya que esta considera inconveniente, inmoral, etc.
ocuparse de temas sociales menores mientras existen problemas sociales de una
mayor importancia.

Sin embargo, las dos comparten algo en común. Según el sociólogo social,
porque perdió toda versatilidad al ponerse al servicio de los poderes, y segñun el
sociólogo experimental porque perdió toda autonomía científica y toda perspectiva de
conocimiento para convertirse en un “hombre de acción”, el sociólogo de institución
es esas dos corrientes.

Así mismo, las dos sociologías critican la sociología del “gran público” o
“comercial” que halaga los gustos de la mayoría con temas de actualidad, éxito, etc
(por ejemplo: las revistas).

Aunque en este argumento se distinguen estas dos sociología en el hecho de que


la primera solo rechaza las producciones comerciales de naturaleza conservadora,
mientras que la segunda también engloba en su crítica las producciones comerciales
de la sociología social.

También comparten las dos un distanciamiento hacia la “sociología académica”


(políticamente conservadora y demasiado distanciada de unas partes de las realidades
sociales según la sociología social, totalmente desprovista de audacia y de inventiva
teóricas y metodológicas y demasiado respetuosa de las fronteras disciplinarias para la
sociología experimental) ya que termina por perder todo contacto, no sólo con la
realidad social, sino con la realidad de las investigaciones empíricas contemporáneas.

La tensión entre una sociología social y una sociología experimental se parece a


aquella que existe entre el arte social y el arte por el arte, entre la voluntad de decir
“cosas importantes” sobre el mundo social (con el riesgo de abandonar totalmente la
forma) y la búsqueda pura de la estética, el estilo, la forma (con el riesgo de no decir
ya nada del mundo).

Indignaciones y compromisos: ¿de qué naturaleza es su utilidad?

Sin embargo en materia de indignación y compromiso, según Bernard Lahire


podemos observar que sin ser del todo incompatibles ambas sociologías entran en
tensión puesto que para un sociólogo experimental estos dos puntos son ante todo
científicos mientras que para el militante político se trata de algo esencialmente social
y político. Como dice Bernard: “Abrazar la causa de la ciencia para los primeros, la
de los dominados para los segundos”.
Seguidamente nuestro autor nos muestra un comentario de la primera actitud, la
sociología experimental de Jean-Claude Passeron, el cual distingue entre “indignación
lógica”
Así a la pregunta: “¿Para qué sirve la sociología?”, el sociólogo responde
entonces: “Nada más que para producir verdades científicas sobre el mundo social”.
El sociólogo no está al servicio de nadie (algo que parcialmente admite el sociólogo
social que admite más o menos a los sociólogos “aplicados” que sirven a los poderes
políticos, económicos…) está unicamente al servicio de la verdad, pero claro está sin
despreocuparse de compromisos éticos, políticos o sociales.

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