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Jornadas SAM 2000 - IV Coloquio Latinoamericano de Fractura y Fatiga, Agosto de 2000, 505-512

ESTIMACIÓN DE LA RESISTENCIA A LA FATIGA DE ALTOS


CICLOS EN ACEROS

M.D. Chapetti

INTEMA (CONICET-UNMdP), J.B. Justo 4302, (7600) Mar del Plata


E-mail: mchapetti@fi.mdp.edu.ar

RESUMEN
En este trabajo se presenta una metodología de análisis para la estimación de la
resistencia a la fatiga de alto ciclos en aceros. En el análisis se asume que la vida total a fatiga
es igual a la vida a la propagación de fisuras por fatiga, despreciándose la etapa de nucleación
de las mismas. La metodología se basa en la evidencia experimental de que el límite de fatiga
representa un umbral de propagación de fisuras, y que tanto el límite de fatiga como la
resistencia a la fatiga dependen de la resistencia de las barreras microestructurales que tienen
que ser superadas por las mismas.
El método es aplicado en la estimación de la vida a fatiga de altos ciclos de un acero
estructural JIS S10C, obteniéndose una subestimación de aproximadamente un 40% la vida a
fatiga en todo el rango analizado. Esto corresponde a una subestimación del nivel de tensión
al cual el material soporta una determinada cantidad de ciclos de carga de menos del 5%. La
subestimación del límite de fatiga se encuentra en alrededor del 3%.

Palabras claves
Fatiga, Mecánica de Fractura, Propagación de Fisuras, Microestructura

INTRODUCCIÓN
El proceso de iniciación y propagación temprana de fisuras por fatiga está fuertemente
influenciado por la microestructura y el tamaño de grano, y parece estar relacionado con el
límite de fatiga de los metales [1-8]. Tanto el límite de fatiga como la resistencia a la fatiga
dependen de la resistencia de las barreras microestructurales que tienen que ser superadas por
las fisuras. Las barreras potenciales son los bordes de granos, los bordes de sub-granos,
segundas fases, etc.. Cada una de estas barreras tiene una dimensión característica y un rango
de tensión crítico requerido para superarla. El límite de fatiga está dado por la resistencia de la
barrera microestructural más fuerte, ya que generalmente esta resistencia es mayor que la
resistencia a la iniciación de una microfisura [2]. Por otro lado, por encima del límite de
fatiga, para cada barrera hay asociado un número específico de ciclos y un determinado nivel
de tensión crítico. El control de estas barreras (en término de su posición, tamaño y
resistencia) por medio de tratamientos termomecánicos permitiría obtener materiales de alta
resistencia a la fatiga.
Debido a que generalmente la barrera microestructural con mayor resistencia a la

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propagación de fisuras por fatiga se encuentra a una cierta distancia d de la superficie del
material, una fisura cuya longitud fuera menor que esta distancia no influiría sobre el límite de
fatiga [1,2]. Si la longitud de la fisura es mayor que esta distancia d, el límite de fatiga
decrece con el aumento de dicha longitud. El efecto de la longitud de la fisura sobre el límite
de fatiga puede ser analizado convenientemente por medio del diagrama de Kitagawa y
Takahashi, el cual presenta el umbral de propagación de fisuras en función de la longitud de
las mismas (Figura 1). Para fisuras microestructuralmente cortas (FMEC – de longitud
comparable con las dimensiones microestructurales), el límite de fatiga para un material sin
concentradores de tensiones, ∆σe0, define el rango de tensiones nominal que debe ser
superado para propagar dichas fisuras hasta la rotura. Si el nivel del rango de tensiones es
menor que dicho límite, las fisuras serán arrestadas por barreras microestructurales.
Por otro lado, el umbral de propagación de fisuras largas (FL), es definido por el rango
del factor de intensidad de tensiones umbral ∆Kth0 [6,7]. En este caso, las fisuras propagan si
el rango del factor de tensiones aplicado ∆K es mayor que el umbral ∆Kth0. Recordemos que
∆K está dado por la siguiente expresión:
∆ K = ∆σ n π a (1)
donde ∆σn es el rango de tensiones nominal aplicado y a es la longitud de la fisura.
En el rango de fisuras mecánicamente cortas (FMC), el cual corresponde a la transición
entre fisuras microestructuralmente cortas y fisuras largas, el umbral de propagación se
encuentra por debajo de ∆σe0 y ∆Kth0. En este régimen el umbral de propagación está
influenciado por el desarrollo del efecto de cierre prematura de la fisura [5]. El límite entre los
regímenes FMEC y FMC es definido por d, mientras que el límite entre los regímenes FMC y
LC está dado por l (ver Figura 1). Para un acero típico de bajo carbono, los valores de d y l se
encuentran en el orden de 0.05 mm y 0.5 mm, respectivamente [1-6].
Rango de Tensiones, log ∆σ

Límite de Fatiga, ∆σe0

∆Kth
∆Kth,

d1 d2 d L0 l
Longitud de Fisura , log a
Figura 1. Umbral de propagación de fisuras por fatiga.

UMBRAL DE PROPAGACIÓN
A fin de obtener una expresión que describa el umbral de propagación de fisuras por
fatiga en los regímenes FMC y FL, es necesario considerar el desarrollo del efecto del cierre
prematuro de las mismas. Existen expresiones semi-empíricas que modelan el desarrollo del
cierre prematuro. McEvily and Minakawa [6] propusieron la siguiente:

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∆KC = ∆KC0 (1 − e−ka ) (2)

donde ∆KC0 es el nivel del cierre prematuro de la fisura para una fisura larga, k es una
constante del material, y a es la longitud de fisura expresada en mm.
De acuerdo a la expresión (2) el desarrollo del efecto de cierre prematuro es definido
por k. Su valor se obtiene experimentalmente, analizando para cada material el desarrollo del
efecto de cierre prematuro en función de la profundidad de la fisura. Sin embargo, es posible
estimarlo definiendo la profundidad de fisura a la cual el efecto de cierre prematuro se ha
desarrollado totalmente, y a partir de la cual comienza el régimen de fisuras largas. Tokaji y
colaboradores [8] encuentran que esta profundidad puede estimarse como igual a 3M + 0.15
mm, donde M es la dimensión microestructural característica (tamaño de grano, etc.). A esta
profundidad de fisura la componente del cierre prematuro tendría que haberse desarrollado
por completo, o estar muy cerca de hacerlo. En la expresión 2, ∆KC0 es igual al 63% del
máximo cuando el exponente del exponencial es igual a -1. Si tomamos conservativamente a
este valor como el correspondiente a una profundidad igual a 3d + 0.15 mm, nos queda
entonces que k = a/(3d+0.15).
Ahora bien, a la componente de cierre prematura de la fisura ∆KC es necesario sumarle
el rango del factor de intensidad de tensiones definido por la resistencia intrínseca del material
a la propagación de fisuras, ∆Kth,eff. Esta resistencia ha sido considerada por diferentes
autores como el umbral efectivo a la propagación de fisuras largas por fatiga, definido como
la diferencia del ∆K aplicado y la componente de cierre prematuro ∆KC0 [5] De esta manera,
se considera que el valor de d (posición de la máxima resistencia a la propagación de fisuras
por fatiga), queda definido por la intersección de las rectas dadas por ∆Kth,eff y ∆σe0, como
puede apreciarse en la Figura 1.
En trabajos anteriores realizados por Chapetti y colaboradores [4,9], se ha analizado la
ocurrencia y naturaleza de fisuras arrestadas por barreras microestructurales justo por debajo
del límite de fatiga, en presencia de entallas suaves. Se mostró que la barrera que ofrece la
mayor resistencia a la propagación de fisuras por fatiga define el límite de fatiga en ausencia
de concentradores de tensiones, y que la sensibilidad a la presencia de concentradores suaves
se encuentra definida por la distribución y resistencias de las primeras tres o cuatro barreras
microestructurales. De acuerdo a estas conclusiones, en el presente trabajo se toma como dato
entonces la posición de la barrera microestructural más resistente, y con el valor del límite de
fatiga en ausencia de concentradores de tensiones, se encuentra un umbral de propagación
efectivo, definido como ∆Kd de la siguiente manera:
∆K = ∆σ
d πde0
(3)

La componente ∆KC0 queda definida entonces como:


∆ K C 0 = ∆ K th 0 − ∆ K d (4)

La curva de resistencia del material quedaría entonces expresada por un umbral de


propagación definido por la siguiente expresión:
 a −d

∆K th = ∆K d + (∆K th 0 − ∆K d ) 1 − e 3 d + 0 .15  (5)
 

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al valor de a en el exponente del exponencial se le resta el valor de d, a efectos de considerar


que el efecto del cierre prematuro comienza a desarrollarse a partir de esta profundidad.
La Figura 2 muestra esquemáticamente la curva de resistencia a la propagación de
fisuras en función de la profundidad de la fisura. Los datos necesarios para obtenerla son
∆σe0, d y ∆Kth0. La influencia de la relación de carga R se encuentra implícita en la ecuación
(5) a través de la dependencia de R de ∆σe0 y ∆Kth0.

∆σ
Rango de tensiones σ, MPa

∆σth

∆σe0

bordes de
∆Kth0
grano
d ∆Kd

Longitud de Fisura a, mm
Figura 2. Fuerza conductora ∆σ y umbral de propagación ∆σth en función de la profundidad
de la fisura, definidas por las ecuaciones (7) y (5), respectivamente.

FUERZA CONDUCTORA APLICADA A LA FISURA


Guiu y Stevens [10] mostraron que la fuerza de extensión para la nucleación y
crecimiento de fisuras proviene de la carga externa aplicada (fuerza externa de extensión de la
fisura), y de la energía de deformación acumulada en forma de campos de tensiones internos
generados por deformación plástica cíclica (fuerza impulsora local). La acumulación de
energía de deformación debida a fatiga es la consecuencia de la ocurrencia de deformaciones
inhomogéneas debido a la irreversibilidad de deformaciones locales de corte. Un ejemplo es
la formación de bandas de deslizamiento permanentes (PSBs) [11].
Relacionado con el desarrollo de la fuerza impulsora local, se encuentra entonces el
fenómeno de concentración de tensiones superficial. Los granos favorablemente orientados
experimentan una cantidad mayor de deformación superficial y por lo tanto una mayor
concentración de deslizamientos, permitiendo la formación, por ejemplo, de bandas de
deslizamientos permanentes. H. Abdel-Raouf y colaboradores [12,13], encontraron que las
deformaciones locales en granos superficiales orientados favorablemente son mucho mayores
que la deformación nominal cíclica aplicada. Por otro lado, en el interior del material los
grano se soportan unos a otros y de esta manera la fuerza de extensión de fisura local decrece
a medida que nos alejamos de la superficie, alcanzando el rango de deformaciones nominal
aplicado. Los autores expresaron a la concentración de tensiones por medio del factor de
concentración de deformaciones inherentes, Qε, definido de la siguiente manera [13]:

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∆ε α a
Qε = = 1 + q exp −  (6)
∆ε  M 
n
donde q es una constante, a es la profundidad de la fisura, M es el parámetro microestructural
que controla el gradiente de deformación, α es una constante que también controla dicho
gradiente (igual a 0.6 para aluminio 2024 T3 [13]), y ∆ε y ∆ε n son los rangos de deformación
cíclica local y nominal, respectivamente.
En la superficie libre, para la cual a = 0, Qε vale 1 + q = 6.3 para el grano orientado más
favorablemente para la ocurrencia de deslizamiento en materiales cristalinos [13]. De esta
manera, la constante q de la ecuación (6) toma el valor de 5.3.
Finalmente, usando la expresión (1) y (6), el rango del factor de intensidad de tensiones
que tenga en cuenta tanto la fuerza de extensión de fisuras externa como la fuerza de
extensión local, puede ser obtenido de la siguiente manera.
 αa  πa
∆K = ∆σ 1+ 5.3exp−  (7)
  M  1000
donde el término entre paréntesis tiene en cuenta el efecto de concentración superficial de
tensiones.

ESTIMACIÓN DE LA VIDA A FATIGA DE ALTOS CICLOS


La vida a fatiga de materiales, componentes y estructuras se divide generalmente en dos
fases: la iniciación de una fisura y la propagación de la misma hasta provocar la falla del
componente o estructura. Esta división necesariamente infiere que la “iniciación” no se asocia
con la “propagación”, y es en parte histórica. Nuevas evidencias y modelos [1-6,9] muestran
que la iniciación de fisuras por fatiga ocurre inmediatamente en casi todos los casos prácticos
a niveles de tensiones por encima y justo por debajo del límite de fatiga, y que éste límite
puede ser definido con mayor precisión como aquel por debajo del cual las fisuras iniciadas
por fatiga son arrestadas. De esta forma, el límite de fatiga es definido como un umbral de
propagación de fisuras.
En el régimen de fatiga de altos ciclos, la etapa de propagación de fisuras hasta la rotura
predomina respecto de la etapa de iniciación de dichas fisuras. Si despreciamos esta etapa de
iniciación podríamos estimar conservativamente la vida a fatiga de altos ciclos de un
componente calculando el número de ciclos necesarios para propagar una fisura de longitud
definida por la posición de la barrera microestructural más resistente, hasta la longitud que
define la fractura del componente analizado.
Un análisis cuantitativo del crecimiento de fisuras por fatiga requiere de la utilización
de una relación constitutiva que relacione la tasa de crecimiento de fisura, da/dn, y el rango
del factor de intensidad de tensiones aplicado, ∆K (fuerza impulsora). Paris y Erdogan [14],
mostraron que da/dn puede relacionarse con ∆K a través de la siguiente ecuación:

da
= C (∆ K )m (8)
dn
donde C y m son constantes que dependen del material y del medio.
A esta expresión es necesario agregarle el umbral de propagación dado por la resistencia

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efectiva del material a la propagación de fisuras por fatiga. Una de las ecuaciones propuestas
a tal fin es la siguiente [15]:
= C * (∆ K − ∆K th )
da m
(9)
dn
donde C* y m son nuevamente constantes experimentales que dependen del material y del
medio.
Finalmente podemos obtener la vida a propagación de fisuras por fatiga entre dos
profundidades de fisuras definidas, integrando la expresión 9 y considerando a ∆K y ∆Kth
dadas por las expresiones 7 y 5, respectivamente.

EJEMPLO DE APLICACIÓN
A efectos de aplicar la metodología de análisis desarrollada, se utilizaron datos
experimentales de la bibliografía. Tokaji y colaboradores [16] estudiaron las características de
crecimiento de fisuras cortas por fatiga de probetas de flexo-rotación ( R = -1) de acero
estructural de bajo carbono con un tamaño de grano promedio de 24 µm. El acero utilizado
(JIS S10C) tiene la siguiente composición química (wt%): 0.11C. 0.20Si, 0.38Mn, 0.013P y
0.019S. Las propiedades mecánicas son: 286 MPa de tensión de fluencia, 433 MPa de tensión
de rotura, 33% de elongación y 70% de reducción de área. Debido a que la relación entre
da/dn y ∆K, así como también el umbral de propagación de fisuras largas ∆Kth fue obtenido a
una relación de carga R = 0.05, los valores de las constantes C* y m y el umbral ∆Kth para el
material considerado fueron obtenidos de la referencia [17] para R = -1.
De acuerdo a las ecuaciones a utilizar, se utilizaron los siguientes datos: ∆σe0 = 440
MPa, d = 0.024 µm, ∆Kth0 = 13.5 MPa m1/2 , C* = 4.11 10-9 mm/ciclo, m = 3.71. La Figura 3
muestra la vida a fatiga estimada junto con datos experimentales obtenidos del trabajo de
Tokaji y colaboradores. Puede observarse que los valores obtenidos subestiman en
aproximadamente un 40% la vida a fatiga en todo el rango analizado. Esto corresponde a una
subestimación de menos del 5% del nivel de tensión al cual el material soporta una
determinada cantidad de ciclos de carga. La subestimación del límite de fatiga se encuentra
en alrededor del 3% (15MPa). Recordemos que el límite de fatiga es definido para este trabajo
como el nivel de tensiones aplicado para el cual la probeta supera los 10 millones de ciclos sin
romperse.
Si bien podría pensarse que la estimación del límite de fatiga se realiza utilizando a
dicho límite como dato, la importancia radica en la posible aplicación del modelo al análisis y
definición de la vida a fatiga de componentes en presencia de concentradores de tensiones
suaves o agudos, a la estimación de la vida a fatiga en presencia de cargas variables, tensiones
residuales, etc., si se conoce cómo influye cada uno de estos factores en el comportamiento a
propagación de fisuras por fatiga en todo el rango de fisuras analizado. Es bien conocido que
todos estos factores desplazan la curva σ-N, y en general hacia niveles de tensiones menores.
Es importante mencionar además que el presente modelo incluye el régimen de fisuras
mecánicamente cortas, el cual insume gran parte de la vida a propagación de fisuras por fatiga
cuando las fisuras iniciales tienen longitudes comparables con las dimensiones
microestructurales. La curva estimada y presentada en la Figura 3 supone una longitud final
de 2 mm de longitud. Si incrementamos esta longitud a 3 mm (50% mayor), la vida a fatiga se

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incrementa en menos del 0.5%.

700 Datos
Tensión Nominal, ∆σe Experimentales [17]
Modelo
600

500
∆σe0

400

300
1E+4 1E+5 1E+6 1E+7 1E+8
Número de ciclos, N
Figura 3. Resistencia a la fatiga en función del número de ciclos a rotura.

CONCLUSIONES
Se desarrolló una metodología para la estimación de la resistencia a la fatiga de alto
ciclos en aceros. En el análisis se asume que la vida total a fatiga es igual a la vida a la
propagación de fisuras por fatiga, despreciándose la etapa de nucleación e iniciación de las
mismas.
Se definió una curva de resistencia a la propagación de fisuras por fatiga para
profundidades mayores que la dimensión microestructural que define la posición de la barrera
microestructural con mayor resistencia efectiva.
Se definió además, la fuerza conductora de la fisura en función de la profundidad de la
misma, compuesta por una fuerza conductora local cuyo alcance no supera tres o cuatro veces
la dimensión microestructural característica, y una fuerza externa definida por el rango del
factor de intensidad de tensiones aplicado.
La diferencia entre la fuerza conductora total y la resistencia del material a la
propagación de una fisura define la fuerza efectiva aplicada a la misma. Conociendo la
velocidad de propagación de una fisura en función de esta fuerza efectiva aplicada, es posible
estimar la vida total a fatiga para un intervalo dado de fisura. La fisura inicial estará dada por
la dimensión microestructural característica si el material está libre de defectos, o por el
tamaño de defecto máximo estimado. La longitud de fisura final estará dada por aquella que
defina el límite de la vida útil del componente analizado.
El método fue aplicado en la estimación de la vida a fatiga de altos ciclos de un acero
estructural JIS S10C, obteniéndose una subestimación de aproximadamente un 40% en todo
el rango analizado. Esto corresponde a una subestimación del nivel de tensión al cual el
material soporta una determinada cantidad de ciclos de carga de menos del 5%. La
subestimación del límite de fatiga se encuentra en alrededor del 3%.

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El presente método puede ser aplicado conservativamente, despreciando la etapa de


iniciación de fisuras, solo en casos de vida a fatiga de altos ciclos, para la cual la etapa de
propagación es predominante, y la propagación de fisuras en todo el rango analizado puede
ser modelado utilizando la mecánica de fractura lineal elástica.
La metodología podría utilizarse para el análisis y definición de la vida a fatiga de
componentes en presencia de concentradores de tensiones suaves o agudos, estimación de la
vida a fatiga en presencia de cargas variables, tensiones residuales, etc., si pudiera explicarse
cómo influye cada uno de estos factores en el comportamiento a propagación de fisuras por
fatiga en todo el rango de fisuras analizado.

AGRADECIMIENTOS
Al CONICET, la UNMdP, y al PICT’98 12-04585.

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