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Medicina y ambiente
Bolcato regresó a Puerto López en octubre del 2000 para averiguar más sobre el palo santo en la
cultura local. “Hablé con cerca de 700 personas, entre ellos muchos chamanes y curanderos, para
que me indicaran los usos de esta madera”, señala este italiano, quien en sus ocho años en el país
dice sentirse orgulloso de haberse radicado en Puerto López con el propósito de desarrollar
productos medicinales directamente obtenidos del aceite esencial del árbol, el cual es extraído con
un proceso de destilación por vapor y sin químicos.
Para ello se recolectan los maderos de los árboles que han muerto de manera natural. ¡No se
cortan las plantas ni se promueve la deforestación!, aclara. Es más, la fundación ha sembrado en el
transcurso de este año unas 5.000 plantas de palo santo en su programa de reforestación, y en
febrero próximo espera comenzar la siembra de igual número en las provincias Manabí, Guayas y
Santa Elena.
Labor social
Sin embargo, esta iniciativa no apunta solamente a los aspectos medicinal y ambiental. Su labor
brinda trabajo a jóvenes de escasos recursos dentro de la fundación Deltatau, término científico
que en griego significa ‘más o menos’.
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21/01/2011 eluniverso.com - Palo santo, remedio di…
Lázaro Chila es un joven de 23 años que ha laborado en la fundación desde sus inicios. “Comencé
haciendo jardinería, arreglando el patio y luego Dante me enseñó a trabajar con las esencias y a
hacer los productos. Hoy soy un artesano completo que ama su trabajo”, señala este nativo de
Puerto López, quien hoy estudia para terminar el colegio, para lo cual también recibe ayuda de la
fundación.
Mauricio Milligan, de la misma edad, también aprendió a elaborar los productos. “Buscaba trabajo y
Lázaro me dijo ‘aquí hay’. Hablé con Dante y comencé a aprender el oficio; me gusta todo, desde
hacer velas hasta sacar las esencias”, señala este muchacho que ahora es uno de los socios
artesanos de la fundación, junto con los ecuatorianos Lázaro Chila, Linda Rodríguez, Rocío Loor y
Rafael Mendoza. Además laboran siete personas en Olón (haciendo las cajas de palo de balsa para
los productos), seis en La Pila (trabajan en cerámica y elaboran inciensos), seis en Jipijapa
(recolectan árboles muertos de palo santo), tres en Portoviejo (limpian los árboles recolectados),
cuatro más que atienden en el local del malecón de Puerto López, además de una veintena de
mujeres que elaboran incienso de enero a mayo.
“La mayoría son jóvenes de escasos recursos que buscan superarse y madres solteras que quieren
aprender el negocio de la artesanía”, explica Dante, quien aspira a que el próximo año la mayoría de
sus colaboradores tenga talleres en sus respectivas casas.
El italiano Michele Bovo trabaja en la comercializaión de los productos dentro y fuera del territorio
nacional. Han vendido este año 20 litros de aceite esencial en Estados Unidos, 4 en Italia, 3 en
Venezuela, 4 en Argentina y 5 en Brasil, entre otros países, en una venta que apenas comienza, ya
que el interés de esos mercados apunta a crecer al haberse comprobado la eficacia de estos
productos como componentes de cremas para la piel, champús, jabones y hasta en el tratamiento
de medicinas contra la psoriasis y hongos. “En Italia están experimentando incluso en casos de
sida”, dice Bolcato, quien tiene 55 años y dos hijos manabitas.
Y si tales usos potenciales no son suficientes para que el palo santo se abra campo en el mercado
mundial... no olvidemos que también espanta a los mosquitos.
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