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1.- PRESENTACION
Es imposible resumir en unas cuantas hojas los dos mil años de vida por los que ha trascurrido la Iglesia
funda por Nuestro Señor Jesucristo. Estos renglones, por lo tanto, no constituyen una historia completa de la Iglesia.
Únicamente presenta algunos de los más importantes causes por los que han caminado los seguidores del
Carpintero de Nazaret de veinte siglos a la fecha.
El autor desea que los lectores, observando el desarrollo del la vida cristiana, conozcan y amen más al Señor
Jesús, a los cristianos, conozcan amen más al Señor Jesús, a los cristianos, antepasados nuestros y que, amando así a
la Iglesia de hoy y siempre, adquieran nuevas fuerzas para vivir en Evangelio con sus hermanos, el mensaje de fe,
esperanza y amor que nos hará libres.
2.- DIVISIÓN
Esta sinopsis de la vida eclesial puede ser dividida de diversas maneras. Para una mejor compresión de
sucesos tan variados y complejos es útil separar la narración según los correspondientes veinte siglos que encierran
estas hojas.
SIGLO I
3.- JESUCRISTO
Los cuatro Evangelio narran la vida de Jesús el Señor. El nació en Belén, en un establo, de María Virgen,
esposa de S. José, por obra del Espíritu Santo.
El año de nacimiento de Jesús dio inicio al cómputo de nuestra era.
Hacia los treinta años de edad empezó su predicación del mensaje enviado por Dios. Recibió el bautismo de
Juan. El Espíritu Santo posó sobre el en forma de paloma. Jesús se retiro al desierto para orar y ayunar durante
cuarenta días. Allí fue tentado por Satanás.
Escogió, después, a doce seguidores, los apóstoles. Recorrió Judea, Galilea, Samaria, etc., curando enfermos
y anunciado la salvación. Estableció los siete sacramentos.
Su palabra encontró fuerte oposición, especialmente en los fariseos, que practicaban la religión de la
hipocresía. Pagaron treinta monedas a Judas Iscariote, uno de los apóstoles, para que traicionara a su Maestro. Los
soldados lo apresaron en el Huerto de Getsemaní. Fue juzgado por Anás, Caifás, Herodes y Pilato. Lo coronaron de
espinas y lo azotaron.
Cristo murió en la cruz el viernes santo a las 3 de la tarde y fue enterrado en el sepulcro de José de Arimatea.
Al amanecer del domingo resucitó. Cuarenta días después ascendió al Reino de los Cielos, cumplido así la
misión conferida por el Padre: redimir al género humano. Tres años había durado su predicación, en los cuales había
fundado su Iglesia.
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La liturgia de Santiago era usado en Jerusalén y en Antioquía. La de San Marcos, en Egipto. La autoridad
eclesiástica estaba constituida. Las comunidades cristianas tenían sus respectivos obispos, sacerdotes y diáconos.
Muertos el primer Papa, San Pedro, le sucedieron San Lino, San Anacleto, San Clemente, San Evaristo, etc.,
en sucesión ininterrumpida que llega hasta el actual Pontífice Juan Pablo II, el 265° Vicario de Cristo.
La Iglesia había trascurrido su primer siglo. Empezaba su lento enraizamiento en el mundo conocido
entonces.
Además de Roma, donde vivía el Papa, fueron importantes centros cristianos Alejandría, Antioquía,
Constantinopla.
Del Papa San Clemente (a.100) nos queda su Carta a los Corintios, que escribió para exhortarlos a poner fin a
las divisiones que los perturbaban.
El año 92 el emperador Domiciano decretó una persecución contra los que profesaban el nombre de
cristianos.
SIGLO II
9.- CRISTIANOS Y PAGANOS
Las comunidades de creyentes vivían su fe en un ambiente mayoritariamente pagano.
Durante la segunda centuria, sobresalieron los llamados Padres Apostólicos. Fueron hombres que
transmitieron y adaptaron la fe recibida a las circunstancias de su tiempo.
Los Padres Apologistas, por su parte, defendieron el mensaje de Cristo ante ciertas desviaciones que lo
impugnaban.
Los paganos no veían con buenos ojos a los cristianos. Los calumniaban, atacaban y despreciaban. Les
achacaban asesinatos de niños o crímenes similares.
Trajano (+ 117) dejó como testamento varias cartas. San Ignacio de Antioquía (+ 202) puso su pluma a favor
de la fe contra el gnosticismo (ver núm. 11).
Policarpo (+ 180), que conoció al apóstol San Juan, es autor de una Carta a los Filipenses.
Papías (+ 154) fue oyente de San Juan y San Policarpo, y escribió la obra llamada Explicación de las Palabras
del Señor.
SIGLO III
12.- LA CRISIS DE ROMA
La Iglesia, fieles y jerarquía, iniciaron el siglo en un ambiente oficial y popularmente hostil. Los cristianos, sin
embargo, daban viciado de los últimos y decadentes decenios del Imperio Romano.
Esta entidad política sofría una gran inestabilidad. Los militares se habían adueñado del poder. Las crisis
económicas y las convulsiones sociales eran endémicas. Las tribus bárbaras se acercaban cada vez más a las
fronteras romanas.
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13.- LOS BARBAROS
Los cristianos vivían en silencio y humildad. Los Papas tuvieron que defender a la Iglesia de la espada hostil y
de la herejía interna, ayudados por los obispos, sacerdotes y diáconos.
Los vándalos habían llegado desde el siglo primero. Los godos y alamanos arribaron a principio de éste; los
francos hacia el año 240 y los burgundios en 277.
La Iglesia, gobernada desde Roma por el Vicario de Cristo, guardaba la unidad de fe, extendida en el mundo
conocido: norte de África, Siria, Alejandría, en donde existían iglesias locales.
14.- HEREJES
Los cristianos estudiaron el misterio de la Trinidad, en su intento de seguir ahondando en el conocimiento de
la Persona de Jesucristo. Como fruto de estas consideraciones se dio el caso de cristianos que se apartaron de la
unidad de la fe.
Algunos negaron la divinidad de Cristo. Afirmaron que Jesús era Hijo adoptivo de Dios, corriente a la que se
llamó adopcionismo. El Verbo de Dios, que habitaba en Jesús –decían– no era una Persona sino un tributo de Dios.
Pablo de Samosata, principal defensor de esta tesis, fue condenado en el Concilio de Antioquía (a. 268).
No faltó quien sostuviera que el Padre y el Hijo eran tan diferentes, que en realidad eran dos dioses distintos.
Sabelio, que vivió en los comienzos del siglo, negó la Trinidad. Afirmaba que al Padre se le llamaba Hijo en
cuanto se había encarnado. A esta teoría se le dio el nombre de modalismo. También sostenía que el Espíritu Santo
era sólo una modalidad de Dios.
El monarquismo, el patripasianismo (el Padre se encarnó y padeció), fueron tendencias de pensamiento
semejantes a las anteriores.
El monaquismo (Mani –+227– fue fundador) tuvo una amplia difusión. Insistía, como los gnósticos (ver núm.
11) en la existencia de dos principios supremos: la Luz y las Tinieblas. La Luz había creado el alma y todos los seres
buenos. Las Tinieblas crearon por su parte, el cuerpo y las cosas materiales que, por tanto, eran consideradas malas.
De ahí que estimaron al matrimonio, a la propiedad, etc., como actos malos.
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Inició la sexta el emperador Maximiliano el Trecio (+ 238) que desterró o asesinó a los cristianos,
principalmente a los sacerdotes, y derribó los templos.
La séptima estuvo a cargo de Decio, en 251, que torturó y mató a quienes no ofrecieran sacrificios a los
dioses. Orígenes sobrevivió a los tormentos que sufrió.
Valeriano (+ 260) siguió el ejemplo de los anteriores emperadores luego de haber sido afecto a los
seguidores de Jesús durante los primeros años de su mandato. San Lorenzo murió en 258.
Desde el primer Papa, hasta San Marcelino, fallecido en 308, casi todos murieron martirizados.
SIGLO IV
17.- LA PAZ OFICIAL
El siglo cuarto proporcionó la paz oficial de la Iglesia. Sobre la Institución fundada por Cristo, sin embargo se
cernieron graves peligros de índole diversa.
El gobierno romano pretendió manejar los asuntos eclesiásticos para su conveniencia política. El dogma fue
puesto nuevamente en peligro, tanto por estas intervenciones, como por nuevas teorías que florecieron.
Como en toda época, la Providencia designó a los hombres que supieron evitar que la barca de San Pedro
encallara.
El siglo cuarto empezó con una gran persecución, la novena, decretada por el emperador Diocleciano, en el
año 303. Entre las regiones que más sufrieron podemos enumerar a España, por una parte, y a Italia y África.
Galerio, perseguidor también de cristianos, dejó de lado esta política en 311.
En 312 Constantino venció a Majencio en la disputa que sostenían ambos por apoderarse del Imperio. El
hecho tuvo lugar en le celebre batalla de Puente Milvio. El 13 de junio de 313, Constantino permitió oficialmente la
existencia de la religión cristiana.
Constituido emperador, reparó o construyó iglesias confiscados por sus antecesores.
A su muerte, Juliano, emperador de 361 a 363, trató vanamente de restablecer el paganismo.
La Iglesia quedó reconocida y protegida. Pero ello trajo consigo que muchos quisieran ser admitidos en ellas
más por conveniencia que por convicción, lo que, sin duda, acarreó lamentable descenso en la práctica fervorosa de
los preceptos evangélicos.
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En los siguientes siglos fue introduciéndose la costumbre de bautizar a los niños, como reacción en contra de
la herejía pelagiana (ver núm. 27).
A partir del Concilio de Elvira (España), en el año 306, fue extendiéndose por la Iglesia de occidente la
costumbre de que los sacerdotes fueran célibes para entregarse de lleno a su misión.
Si bien en los primeros tiempos las confesiones y las penitencias eran efectuadas públicamente, al terminar
el presente siglo empezó a prevalecer la práctica del rito privado.
Otros bárbaros, los hunos, se asentaron en el Imperio, a partir del año 365.
SIGLO V
23.- CAIDA DEL IMPERIO ROMANO
El siglo quinto está caracterizado por el incontenible avance de los bárbaros que derrumbaron al Imperio
Romano y, también, por las luchas teológicas que rompieron la unidad cristiana.
Las fronteras del Imperio no resistieron el asedio de los nuevos pobladores, que penetraron los diversos
territorios que hoy forman parte de Europa.
Mezclados con lo romanos y las diversas razas existentes, producirán los futuros reinos medievales.
El emperador romano Teodosio había dividido en dos partes al Imperio en el año 394: oriente y occidente.
Alarico, godo, en 410 y Genserico, vándalo, en 456, cayeron sobre Roma. Odoacro, jefe de los hérulos,
destituyó a Rómulo Augústulo en 476, quien fue, así, el último emperador romano en accidente.
La parte oriental del imperio siguió subsistiendo con el nombre de Imperio Bizantino.
El papa San León I impidió que Atila saqueara Roma en 452.
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una persona humana y la divinidad, Nestorio rechazaba que la Virgen fuera Madre de Dios. Sólo era Madre de Cristo,
decía. La Virgen había dado a luz un hombre –afirmaba– al que se había unido el Verbo.
Patriarca de Constantinopla, fue refutado por Cirilo de Alejandría y por el Papa Celestino, así como por el
Concilio de Éfeso en 431 (ver núm. 28)
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SIGLO VI
30.- REACOMODOS SOCIALES
El mundo que habitaba la Iglesia era ya distinto, desde que la avalancha de los bárbaros fue incontenible. El
Imperio había desparecido. Estaba gestándose una nueva época. Los antiguos bárbaros habían ocupado el Imperio
Romano, mezclándose con los distintos habitantes de esos sitios e intercambiando con ellos sus costumbres.
Todavía en 568, por el reacomodo que habían las distintas tribus en los territorios ocupados, se produjo la
invasión de Italia por los lombardos.
El Imperio Bizantino, en cambio, en cambio, resistió victorioso el empuje bárbaro, conservando su antigua
idiosincrasia. El emperador Justiniano (+ 565), gran organizador del imperio, construyó Santa Sofía (la sabiduría de
Dios) (ver núm. 97).
33.- LITURGIA
Una vez que los invasores fueron aceptando la religión católica se formaron los ritos litúrgicos propios de
cada nación: la liturgia romana y la ambrosiana, usadas en Italia; la galicana, en Francia; la visigótica, en España.
Por estos tiempos empezaron a editarse los Libros Penitenciales que ayudaban al sacerdote y al penitente en
la confesión.
SIGLO VII
34.- EL IMUPULSO DE SAN GREGORIO
En el cruce de los siglos sexto y séptimo (590-603) gobernó la Iglesia San Gregorio Magno. Lograr la completa
conversión de los pueblos bárbaros fue uno de los desafíos más importantes que supo afrontar.
Envió a San Agustín de Canterbury a predicar en Gran Bretaña, en donde estableció siete obispados. Procuró,
asimismo, que los francos y lombardos fueron catequizados. Logró que los visigodos dejaran el arrianismo (590) a
ejemplo de su rey Recaredo (ver núm. 25).
San Gregorio escribió varios libros morales, cuidó de la ciudad romana azotada por las pestes y la invasión
lombarda. Reformó también el rito de la misa, introduciendo el rezo del Señor ten Piedad, el Aleluya, el Padre
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Nuestro. Fundó el Canto Gregoriano, que se difundió rápida y ampliamente. Conformó, también, el Canon de la
Misa.
35.- BIZANCIO
El imperio de Oriente fue amenazado por los persas, los ávaros y los árabes, que cercaron sus fronteras. No
pudieron vencerlo.
El emperador Heráclito (610-641) atacó y venció a los persas en su propio territorio. Rescató la Santa Cruz
que los persas habían confiscado.
Los cristianos de este imperio estaban muy divididos en la fe, porque interpretaban diversamente el Concilio
de Calcedonio.
El patriarca Sergio de Constantinopla, en su deseo de lograr restablecer la unidad, provocó el monergismo y
el monotelismo.
El monergismo sostenía que en Cristo sólo había una energía o actividad, la divina. El patriarca Sergio
concluyó que Cristo sólo tenía una voluntad, la divina.
San Sofronio y San Máximo se encargaron de atacar este error.
El tercer concilio celebrado en Constantinopla, VI Ecuménico, en 680, definió la existencia en Cristo de dos
voluntades y de dos actividades.
SIGLO VIII
38.- LA EDAD MEDIA
La Edad Media fue gestándose desde el siglo V, como hemos visto, y duró hasta los siglos XII-XIV. Fue la
época de la Europa feudal. Carlomagno trató de restaurar el Imperio Romano de Occidente.
La Iglesia quedó situada tanto en el continente Europeo como en el Imperio de Bizantino de Oriente. Los
árabes se apoderaron de una parte de este oriente y avanzaron por el norte de África con el intento de adueñarse de
Europa. España cayó en su poder (ver núm. 36).
39.- ESPAÑA
En el año 586 España, con su rey Recaredo, abandonó el arrianismo e ingreso a la Iglesia Católica (ver núm.
34). El reino, sin embargo, fue invadido por los musulmanes en 711, excepto en su parte norte.
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El cristianismo pudo seguir existiendo pero no sin innumerables penalidades y aun vacilaciones que tuvieron
que padecer los fieles. Recaredo, obispo de Córdoba, en cambio, encabezo la tendencia opuesta.
SIGLO IX
44.- NUEVOS REINOS
Muerto Carlomagno (+ 814), le sucedió su hijo Ludovico Pío. Al fallecer éste, los sucesores repartieron el
Imperio Carolingio por medio de Tratados de Verdún (843).
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Luis el Germánico gobernó el oriente o se Baviera, Alemania, Sajonia; Lotario, el centro: Países Bajos, Suiza,
Italia. Carlos el Calvo reinó sobre Francia.
La Europa así dividida sufrió las invasiones de los hombres del norte, llamados normandos o escandinavos o
vikingos, que asolaron Francia, España y el Mediterráneo.
Los sarracenos penetraron a saco en Roma en el año 846.
Mientras tanto, el Emirato de Córdoba cobró grande esplendor. Con todo, en España empezaron a
configurarse las regiones políticas de Cataluña. Aragón, Castilla y León.
La Heptarquía anglosajona fue unificada con el nombre de Reino de Inglaterra por Egderto (+ 838). A Rusia
empezó a darle unidad Rurik (+ 879).
Juan Escoto Eurígena, irlandés (+ 981), pensador de grande influencia, dirigió la Escuela de París. Rabanco
Mauro (+ 856) discípulo de Alcuino, propició en Alemania el movimiento de renacimiento cultural (ver núm. 41).
46.- FOCIO
En 869 fue celebrado el IV Concilio de Constantinopla, octavo ecuménico, siendo papa Adriano II.
Fue convocado en parte para dirimir quien era Patriarca de Constantinopla, Ignacio o Focio, pues ambos
detentaban el puesto, validos de diversas razones.
El concilio instaló al Patriarca legítimo, Ignacio, y reafirmó la legitimidad del culto a las imágenes. Por sus
escritos y por su actuación, antes y después del concilio, Focio preparó mucho el terreno para el rompimiento
posterior que tendrá lugar entre Bizancio y Roma (ver núm. 53).
SIGLO X
48.- EL FEUDALISMO
En esta época estuvo vigente en Europa el sistema económico, político y social llamado feudalismo.
La unidad europea soñada por Carlomagno despareció. Europa se dividió en multitud de reinos, principados,
ducados, etc. El cargo de emperador resultaba, salvo excepciones, nominal.
Las tierras no pertenecían a los campesinos, sino a los señores, para quienes los campesinos las trabajan.
Las clases sociales estaban bien diferenciadas. La nobleza disponía de todos los privilegios económicos,
sociales y políticos. Los siervos y los villanos eran subordinados inermes.
Los pontífices de esta centuria, impuestos por los feudales, fueron o mediocres o indignos.
El Imperio Germánico de Occidente, en cambio, empezó a cobrar fuerza a partir de Otón el Grande (+ 973),
coronado por Juan XII. La injerencia en los emperadores y de los diversos señores feudales, especialmente italianos,
volvió a crecer nuevamente. Quisieron poner y deponer papas a su antojo, aun valiéndose del asesinato, por ejemplo
el cometido contra Benedicto VI en 974.
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Tales eran los tiempos tenebrosos que vivía Europa entonces, al llegar el primer milenio de haber sido
predicado el Evangelio y ni el mismo clero había podido escapar a una muy generalizada y extendida relación de
costumbres.
Con todo, la fundación de la Orden de Cluny, establecida el 11 de septiembre de 910, será de importancia
esencial. San Bernon (+ 928), su primer abad, y los siguientes, contribuyeron a la reforma de la Iglesia mediante el
número importante de monasterios que erigieron. (Ver núm. 50).
SIGLO XI
50.- VIDA RELIGIOSA
Dos nuevas órdenes aumentaron la vitalidad renovadora de la vida religiosa que tan necesaria se hacía en
estos tiempos a la Iglesia.
San Romualdo fundó la Orden de la Camáldula en 1018.
San Bruno (+ 1101) estableció la Cartuja, para que sus miembros dedicaran su vida a la oración en silencio.
Cluny, miembro tanto, llegaba al apogeo de su esplendor (ver núm. 48).
53.- BIZANCIO
Las relaciones de oriente y occidente habían quedado muy debilitadas, según recordamos (ver núm. 46). La
ruptura formar entre Bizancio y Roma tuvo efecto en 1054, a causa de la mutua intransigencia.
El patriarca Miguel Cerulario no acepto la costumbre occidental de consagrar panes ázimos (sin levadura) en
la misa. Después de unas pláticas con los alejados del Papa León IX, encabezada por el cardenal Humberto, el
desacuerdo fue completo.
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Miguel Cerulario fue excomulgado. Los legados volvieron a Roma. Empezó la separación de Bizancio,
Bulgaria, Rumania y pueblos eslavos. La excomunión fue levantada, de manera solemne, únicamente hasta el
Concilio Vaticano II (ver núm. 170).
SIGLO XII
56.- EL ESPLENDOR MEDIEVAL.
A partir del siglo XII y del modo especial en el XIII, la Edad Media llegó a su esplendor. Fue entonces –en
contraste con la precariedad de los siglos antecedentes- cuando realizó su mejor producción cultural.
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En España vio la luz la Orden de Alcántara en 1154, la de Calatrava en 1157, la de Santiago en 1170 y otras
más.
58.- LA CULTURA
Los estudios, tan descuidados hasta la fecha, a causa de las sombras que envolvían a la Europa, cobraron
nuevo desarrollo. Las escuelas monacales salvaron de la hecatombe a la sabiduría.
Las materias enseñadas en aquellas aulas eran gramática latín, retórica y dialéctica, por una parte, y
aritmética, geometría, astronomía y música por otra, así como teología.
Aparecieron también las escuelas episcopales, anexas a las catedrales (ver núm. 41).
San Anselmo (1033-1109) sobresalió por la renovación que empezó en el campo teológico, cuyo fruto
posterior será la maduración de la teología escolástica. San Anselmo introdujo en buena medida la razón en el seno
de la fe.
Ideó el argumento ontológico para demostrar la existencia de Dios, fundado en la noción misma del ser.
Este, decía, es impensable si Dios no existiera. También fundamentaba su prueba en la noción de perfección, que
implica la existencia, puesto que lo perfecto, si no existiera, sería por ello mismo imperfecto.
Pedro Lombardo (+ 1160), llamado el Maestro de las Sentencias, escribió el libro que lleva este nombre,
texto teológico generalmente usado en aquella época.
Recopiló en él la enseñanza relativa a Dios, la Creación, el Retorno a Dios (encarnación, moral), los
Sacramentos, la Resurrección y el Juicio.
Sobresalió también Abelardo (+ 1142), hombre de pensamiento tan renovado cuanto azarosa vida.
Fue partidario de la crítica racionalista. Quería buscar con precisión la traducción de la Biblia y de los textos
de los Santos Padres. Propugnaba porque los contextos fueran debidamente estudiados. Su libro acerca de la
Trinidad fue quemado. Escribió un Tratado de Teología, nombre éste al que consagró.
Sus enseñanzas morales fueron tachadas de subjetivas. Optó por recluirse en un monasterio, para terminar
sus días dedicado a la oración.
La enseñanza de Pedro de Bruys y de Enrique de Lausana fue condenada en el Segundo Concilio de Letrán,
como veremos adelante (núm. 60).
Un discípulo de Abelardo, Arnoldo de Brescia (+ 1055) atacó la legitimidad de las propiedades eclesiásticas y
del poder temporal de los papas y negó el valor de los sacramentos. Sus seguidores transmitieron estas doctrinas a
los valdenses (ver núm. 66).
Importante teólogo y maestro de la vida espiritual fue San Bernardo de Claraval (+ 1153), cuya enseñanza
sintetizaba él mismo en su célebre frase: “La medida del amor a Dios consiste en amar a Dios sin medida”.
Su influencia ha llegado a nuestros días principalmente a través de San Francisco, Kempis e Ignacio de
Loyola. San Bernardo propagó notablemente la devoción a Nuestra Señora la Virgen María.
SIGLO XIII
62.- MOMENTO CRUCIAL
Llegamos al grado máximo de esplendor de la cultura forjada lentamente durante el Medioevo. Después de
estos resplandores, contemporáneos el paulatino declive de la Edad Media.
63.- PAPAS Y EMPERADORES
Inocencio III gobernó –desde los 37 años de edad- la nave de San Pedro, del año 1198 a 1215.
Inteligente y joven, decidió llevar a cabo el ideal de una sociedad política religiosa medieval, realiza en
plenitud en la supremacía papal.
Numerosas y complicadas fueron sus intervenciones en los reinos de Inglaterra, Francia, Sicilia y en el mismo
Imperio.
Inició la cuarta cruzada, luchó contra los valdenses y cátaros y convocó el cuarto Concilio de Letrán.
El intuyó el beneficio tan amplio y renovador que reportarían a la Iglesia los espíritus de Francisco de Asís y
Domingo de Guzmán.
Después, Federico II, descendiente de Barbarroja, que tuvo un largo reinado (1212 a 1250) disputó la
supremacía tanto con el Papa Honorio III (+ 1227), sucesor de Inocencio, como también con el Papa Gregorio IX (+
1240) y con Inocencio IV (+ 1254), mediante repetidas guerras.
Inocencio IV optó por trasladar la sede pontificia a Lyon, reino de Francia, para gozar la protección del rey
San Luis IX.
A la muerte de Federico, las facciones interesadas en nombrar a un emperador de acuerdo a su propia
política, provocaron el largo Gran Interregno Imperial, de 1254 a 1273.
Rodolfo, de la familia de Habsburgo, nuevo emperador en 1273, dio por terminado el poderío de la familia
de los Federico Hohenstaufen.
Caso notable fue el del Papa San Celestino V, piadosísimo asceta, nombrado Papa a fines de 1294. Renunció
a los pocos meses, considerando que no tenía las cualidades necesarias de gobierno que le exigía el puesto.
64.- CRUZADAS
El siglo XIII añadió cinco cruzadas a las tres realizadas antes. La cuarta (1202-1204), que tenía como fin
levantar la fuerza del Reino Franco establecido en Tierra Santa, que ya agonizaba, fracasó (ver núm. 61).
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Los jefes de la expedición deseaban atacar Egipto. El ejército, en cambio, pretendía avanzar sobre Palestina.
Venecia quiso utilizar las fuerzas para su provecho, con el fin de enseñorearse del territorio húngaro.
Los cruzados, por fin, penetraron en Bizancio, depusieron al emperador Alejo V y coronaron a Balduino de
Flandes. Bizancio quedó convertido en feudo papal, hasta 1260.
En la quita cruzada (1217-1221), Andrés II de Hungría obtuvo únicamente avances precarios.
La sexta cruzada (1228-1229) fue capitaneada por el emperador Federico II. Mediante alianzas habilísimas,
propias de su genio político, y sin recurrir a acciones bélicas, instauro en Jerusalén una política de tolerancia
religiosa.
La séptima (1248-1254) tenía como fin recobrar nuevamente Jerusalén, que había caído en el poder turco
en 1244. Los cristianos se habían replegado a unas cuantas fortificaciones, como San Juan de Arce y Antioquia.
San Luis IX de Francia respondió al llamado de Inocencio IV. Pero los desastres sufridos por la vanguardia,
comandada por el conde de Artois, hermano de San Luis, la fiebre que azotó al ejército, y la prisión del mismo rey,
inutilizaron la empresa.
La octava y última cruzada (1270) fue llevada a cabo por el mismo San Luis, en renovado intento de contener
el avance turco que proseguía continuo.
Antes de partir hacia Jerusalén, se apoderó de Túnez, en el norte de África. Allí murió, víctima de la
disentería.
No se hará otro intento más para reconquistar la Tierra Santa. Dentro de la misma Europa de la misma
Europa, en cambio, hubo tres cruzadas.
74.- LA INQUISICIÓN
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El Papa Gregorio IX, en 1232, organizó el Tribunal de la Inquisición para reprimir herejías, sacrilegios,
brujerías y delitos morales.
Tratándose de los delitos mayores, los apresados que no se arrepentían de sus actos eran relajados al brazo
secular, o sea a la autoridad civil, para que les infringiera el castigo correspondiente, previa tortura física en unos
casos, castigo éste que era usado comúnmente en aquel tiempo.
La inquisición inició sus actividades tratando de extirpar los restos del movimiento albigense. El Tribunal, que
cohesionó la sociedad, fue no pocas ocasiones manipulado por la autoridad civil, para sus propios fines políticos.
En los siglos posteriores fue atacada su fundación y existencia. Duró hasta principios del pasado siglo.
SIGLO XIV
80.- BONIFACIO VIII
Desde fines de siglo XIII (1294) hasta 1303, el Papa Bonifacio gobernó la Iglesia.
Deseando erradicar definitivamente la injerencia laica en los asuntos eclesiásticos, publicó en 1296 la bula
Clericis Laicos. Prohibió cualquier uso de bienes eclesiásticos a los laicos.
El rey francés Felipe el Hermoso respondió prohibiendo a su vez que saliera de su reino cualquier dinero con
destino a Roma. Bonifacio mitigó el alcance de su bula en 1297.
Enfrentó al mismo tiempo la sublevación de la familia Colonna opuesta a la política papal en la península
italiana.
La erección de una nueva diócesis en Francia revivió la pugna entre el rey y el Papa en 1301 pues el obispo
designado fue apresado por el rey. El rompimiento entre ambos fue absoluto.
Bonifacio publicó la bula Unam Sanctam. Recordaba la doctrina del Primado Pontificio y concluía en la
superioridad de la potestad espiritual sobre la temporal. Los Colonna y Felipe hicieron causa común y sitiaron al
pontífice en el Palacio de Anagni en 1303.
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¿Por qué estos Papas abandonaron Roma? La inestabilidad de península los persuadió a ello, así como el
deseo de alejarse de los emperadores, si bien cayeron bajo el dominio del rey francés.
Durante la estancia de los Papas en Francia fueron elevados y aumentados los cobros que efectuaba la Santa
Sede en los diversos reinos. La protesta fue general, agria y perdurable.
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Gerardo de Groot (+ 1384) inició la Devoción Moderna, movimiento espiritual nacido en los Países Bajos.
Deseó reformar al clero y a los fieles mediante el retorno a la sencillez del Evangelio.
SIGLO XV
91.- LA TERMINACIÓN DEL CISMA DE OCCIDENTE
La cristiandad empezó el siglo herida de la manera que hemos visto descrita (núm. 88).
Gregorio XII y Benedicto XIII hicieron un intento de acercamiento en 1407, con objeto de renunciar
mutuamente a su oficio, pero no llegaron a un acuerdo.
Finalmente, algunos cardenales de Gregorio XII y de Benedicto XIII convocaron a un Sínodo en la ciudad de
Pisa, en 1409. Ambos Papas fueron declarados herejes y cismáticos y por lo tanto desposeídos de sus cargos.
Los cardenales eligieron a Alejandro V para que ocupara la silla de Pedro, pero ni Gregorio ni Benedicto
renunciaron a su título y, en vez de dos, la cristiandad contó al término del Sínodo con tres Papas.
Muerto Alejandro V en 1410 fue nombrado para sucederle Juan XXIII. Este inauguró el Concilio de Constanza
en 1415. Fue apresado y obligado a renunciar. Gregorio XII hizo lo mismo. Benedicto XIII se negó a imitarlos pero fue
cesado por el Concilio.
Este, en 1417, eligió a Martín V legítimo sucesor de Pedro y nuevo único Papa. Con ello terminó la más aguda
crisis que había sufrido la Iglesia. Sobrevivió el Papado.
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Fue ordenada la reunión periódica de estas Asambleas, para lograr la reforma de la Iglesia. La corriente
conciliarista trató de convertir a la Iglesia en una Monarquía Constitucional Parlamentaria.
El siguiente, XVII Ecuménico, se inició en Basilea, en 1431, continuó en Ferrara en 1438, pasó a Florencia en
1439 y terminó en Roma en 1445. Lo convocó el Papa Martín V, que murió antes de la apertura. La Asamblea
reafirmó las tesis conciliaristas de Cosntanza.
Trasladados los participantes a Ferrara, desautorizaron lo dicho en la sesiones de Basilea.
En Florencia, y después en Roma, las nuevas sedes, fueron acogidos los bizantinos, con quienes se firmó una
unión que no produjo resultados concretos. (Ver núm. 53).
93.- JUAN HUSS
Huss (+ 1465) heredó la enseñanza de Wyclef y la predico en Bohemia (ver núm. 87). Allí, los checos y los
eslavos vivían oprimidos socialmente por los alemanes. Las protestas checas se habían dejado escuchar claramente.
Huss reclamaba al alto clero –alemán- su vida poco evangélica. Atacó la propiedad y la autoridad. Los checos
vieron poco en él a su caudillo, más aún cuando la represión aumentó.
El arzobispo de Praga excomulgó a Juan Huss. Lo mismo hizo el antipapa Juan XXIII (eran los tiempos de tres
papas, debido al cisma). Huss no se reconoció súbdito más del Concilio y de Jesucristo.
En 1414 se presentó en el Concilio de Constanza. Este anatemizo a Wyclef y por tanto a Huss, que fue
condenado a morir. Bohemia protesto airada. Los seguidores de Huss, los husitas, se levantaron en armas.
Martín V y el emperador Segismundo de Luxemburgo enviaron contra ellos un ejército que perdió frente a
Ziska, dirigente de los checos y jefe de los taboritas, ala extrema del husismo.
Los taboritas negaban los sacramentos y la autoridad. Propugnaban por la igualdad de clases.
Avanzaron desde Bohemia hasta el Mar del Norte.
Los husitas fueron invitados por el emperador Segismundo a presentarse en el Concilio de Basilea en 1439.
Reclamaron libertad para predicar y cáliz para los seglares (era partidarios de la comunión bajo las dos especies).
Por otro lado, exigieron que se prohibiera al clero la posesión de bienes y que todo pecado mortal fuese
castigado. Su postura fue aceptada con variantes.
Para concederles el cáliz, debería quedar claro que Jesucristo está presente en cada una de las dos especies.
Sólo los sacerdotes tendrían libertad para predicar. Únicamente los pecados mortales y públicos serían los castigados
por la autoridad. El clero podía poseer bienes pero tenía la obligación de administrarlos escrupulosamente.
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Murad II (+ 1451) decidió avanzar sobre Europa (ver núm. 90). Conquistó Albania (1422) y Serbia (1435). En
Salónica derrotó al bizantino Juan VII (1439).
Los griegos comprendieron lo desesperado de su posición y pidieron ayuda al Papa. Una comitiva se
presentó en el Concilio de Ferrara a solicitar la formación de una nueva cruzada.
En Florencia, donde prosiguió el Concilio, los griegos firmaron la unión en Roma (1439). Juan VII, sin
embargo, ni publicó el documento en Constantinopla. Pretendió hacerlo sucesor, Constantino XII, en vano (ver núm.
92).
El sucesor de Murad, Mahoma II, entró a saco en Constantinopla (1453). Convirtió a Santa Sofía en una
mezquita (ver núm. 30). A la postre toleró a la Iglesia griega, pero la mantuvo en estado de postración.
La península Balcánica fue presa de Mahoma (tomó Atenas en 1458, Bohemia en 1464).
El siglo XVI presenciará horrorizados los siguientes avances otomanos, hasta que serán detenidos en la
Batalla de Lepanto (ver núm. 111).
98.- EL RENACIMIENTO
Dos hechos más resultaron más de la caída de Constantinopla. La Iglesia ortodoxa rusa tomó el lugar de la
bizantina. Los sabios bizantinos –huyendo del turco- llegaron a Roma para entregar la herencia cultural heleno-
bizantina, lo que promovió de manera notable el movimiento renacentista.
En realidad, éste había empezado antes del siglo XV (ver núm. 87). Los intelectuales europeos estudiaron la
cultura pagana de los griegos y romanos. Los adelantos científicos de la época promovieron los cambios culturales. El
sistema económico del feudalismo decayó dando paso a un incipiente capitalismo.
La imprenta inventada por Juan Gutenberg revolucionó la vida intelectual. El primer libro que salió de sus
manos (1455) fue la Biblia. En adelante, en vez de que la lectura de los manuscritos –de larguísima preparación-
fuera un privilegio reservado a los eruditos, la producción escrita empezó a llegar cada vez a mayor cantidad de
personas.
La técnica de los viajes marítimos fue usada y perfeccionadas principalmente por los portugueses.
La nueva concepción de las relaciones políticas tuvo su exponente en Maquiavelo. La teología, en Erasmo. El
renacimiento habido durante el siglo XV y XVI prosiguió la obra precursora de Federico II, de Dante, de Petrarca,
Boccaccio, Occam, Scotto y muchos más.
Los episodios de Anagni, la promulgación de la Bula de Oro, el florecimiento de la Edad Media al
Renacimiento.
Sin negar a Dios, los fervientes partidarios del humanismo eran adoradores de lo humano. (Ver núm. 101).
Príncipes y Papas rivalizaron en el papel de Mecenas. Una pléyade de latinistas, helenistas, pintores (Fra
Angélico, Filipo Lippi), escultores, artistas integrales (Da Vinci, Miguel Ángel) desarrollaron lo más preclaro de su
producción gracias a este patrocinio.
Entre los pintores precursores sobresalen Fra Angélico (+ 1455), que supo expresar la felicidad de la fe y la
dulzura y beatitud de los elegidos. Se conservan sus frescos del Convento de San Marcos, en Florencia, y el Triunfo
de la Virgen, en Louvre.
Admiración de sus contemporáneos fue Juan Pico de la Mirándola (+ 1494), talento universal que conoció
toda la sabiduría de su época. Representa, con otros más, al humanista surgido en estos tiempos, al hombre ávido de
estudiar lo antiguo y lo nuevo.
Así nacieron las Academias que acogían a los estudiosos reunidos para comentar las obras producidas por la
imprenta.
El Papa Martín V (+ 1431) inició la serie de Pontífices protectores del cambio cultural. Nicolás V (+ 1455)
patrocinó la traducción de los autores griegos al latín. Sixto IV mandó construir la Capilla Sixtina (1475).
Así como en el siglo XIII la moda había sido estudiar el pensamiento de Aristóteles, el Renacimiento
privilegió a Platón. La Escolástica recibió burlas despectivas (ver núm. 77).
Si bien algunos autores hablan de una grave inmoralidad general a lo largo del Humanismo, es difícil precisar
si la hubo en grado mayor que en épocas anteriores y posteriores.
Sea lo que resultare, la opción por la virtud hecha por innumerables cristianos es también un hecho
innegable, al igual que antes y después de esta encrucijada dela historia.
Con todo, el boato propiciado por el Renacimiento se adueñó de la Curia Romana, especialmente con Sixto
IV (+ 1448). Inocencio VIII (+ 1492) y, sobre todos, Alejandro VI (+ 1503), quienes propiciaron o permitieron el
nepotismo, los escándalos financieros, acumulación de beneficios, proliferaron de espectáculos escandalosos,
ejercicios de políticas de expansionismo y poca afición a las virtudes ascéticas.
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99.- LA ESPIRITUALIDAD
Entre las voces alzadas contra la carencia de brújula de la jerarquía sobresale la de Jerónimo Savonarola,
dominico, predicador de fuego.
Desde joven mostró desprecio por la ruina moral que abarcaban amplios sectores de la Iglesia. Su
personalidad fulguró desde 1491 cuando Prior San Marcos en Florencia. Laceró pecados y pecados (ver núm. 87).
Al año siguiente predijo el castigo que caería sobre la Iglesia, necesitaba del mismo para su renovación. En
1494 se convirtió en el dirigente indiscutido de Florencia.
Estableció una especie de teocracia democrática social. En efecto, la sociedad tendría como fundamento la
ley divina. En el Consejo tuvieron cabida todas las clases sociales. El objetivo era la impartición de la justicia para
todos.
Savonarola persiguió además a todos los vicios, a grado tal que, como hará Calvino en el siglo siguiente, la
práctica de la virtud campeó públicamente en sus dominios (ver núm. 104).
Alejandro VI prohibió a fray Jerónimo que predicara. El desobedeció alegando –como Huss- (ver núm. 93),
que obedecía los designios de Dios. La agitación política creció, azuzada por los anteriores intereses establecidos,
que el dominico había destruido. Al fin preso, fue quemado en 1498.
San Vicente de Ferrar (+ 1419), dominico español, fue un predicar popular de notable importancia en
Europa. Se conservan sus Sermones y Tratados de la Vida Espiritual, en que muestra su ansia de reformar las
costumbres en la Iglesia a la que, con todo y sus defectos, tuvo una firme adhesión.
Juan de Gerson (+ 1428), eminente teólogo y maestro de la vida espiritual, actuó de manera relevante en la
liquidación del Cisma de Occidente (ver núm. 91). Promovió la devoción a San José y la fe en la Inmaculada
Concepción de María (ver núm. 87 y 147). Fue partidario de que los fieles comulgaran frecuentemente (ver núm.
156). Favoreció la misión de Juana de Arco (ver núm. 95).
Pase a la importancia de sus cargos, no desdeñaba predicar al pueblo sencillo o dar catecismo a los niños.
También perteneció al movimiento de la Devoción Moderna (ver núm. 86), Tomas de Kempis (+ 1471). Su
obra más conocida es la Imitación de Cristo, en la que comunica a los lectores un ferviente aprecio por la vida
interior y un profundísimo amor a Cristo.
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SIGLO XVI
101.- HOMBRES DE RENACIMIENTO
Así las cosas, iniciaba la Iglesia su decimosexto siglo de vida. Es verdad que no hay un solo siglo en la historia
de la humanidad que no sea importante (porque los siguientes no se explicarían sin él). Algunos, sin embargo,
resultan de mayor trascendencia que otros.
El XVI es crucial por la reforma protestante, por el Concilio de Trento, por los descubrimientos, por la era
misional abierta en Asia y América, por los santos que iluminaron a la Iglesia, por las obras artísticas producidas, por
el avance científico que empezó a abrirse paso cada vez más decididamente.
Detengámonos brevemente en contemplar algunos prototipos del Renacimiento, que siguió floreciendo en
Europa.
Nicolás Maquiavelo (+ 1527) historiador, literato y político nacido en Florencia, escribió El Príncipe. Estudió
como debe comportarse un gobernador: déspota, refinado, astuto, sin escrúpulos, asesino o clemente, según su
interés, el cual sería la única norma moral de sus actos.
Según el autor, el hombre es esencialmente malo e incapaz de reformase por sí mismo. Únicamente las leyes
aplicadas de manera despótica pueden someterse. Como el que gobierna es quien dicta las leyes, los actos de los
gobernantes son buenos.
El Príncipe, por tanto, debe gozar de poder ilimitado. La guerra es necesaria para vigorizar la nación porque
la paz causa la ociosidad, el desorden y la ruina de los estados. En adelante, se llamó maquiavelismo a la política de
carácter doble e inmoral.
Nicolás Copérnico (+ 1543) revolucionó los conocimientos científicos de la época. Afirmó este canónigo
polaco que el centro del sistema planetario no era tierra –como se creía- sino el sol (ver núm. 126).
Tres artistas, entre otros, sobresalieron por su genio.
Rafael (+ 1516) es el pintor de los estados suaves del alma. Por orden del Papa Julio II trabajó los frescos
llamados “La disputa del Santo Sacramento”, “La Escuela de Atenas”, “El Parnaso”, “Atila detenido por el Papa León”,
etc. León X le encargó que pintara las logias del Vaticano. En 52 frescos representó las grandes páginas de la Biblia.
Después terminó. “El Pasmo de Sicilia” y la “Trasfiguración”.
Leonardo Da Vinci (+ 1519) artista y científico de insaciable ansia de sabiduría, destacó en pintura, escultura,
arquitectura, música, ingeniería, física, geología, astronomía, matemáticas. Intuyó la posibilidad de la aviación y de la
navegación submarina. Sus obras pictóricas principales son “La Cena”, “La Virgen con Santa Ana”, “La Virgen de la
Rocas”, “La Gioconda” (esposa de Francisco del Giocondo), llamada también “Mona Lisa”.
Miguel Ángel (+ 1564), por último el genial escultor (pintor y arquitecto por complacer a los papas y poetas
por afición), esculpió “La Piedad”, “David”, “Moisés”. En la Capilla Sixtina dejó los frescos que representan “La
Creación”, “El Diluvio”, “El Juicio Final”. Construyó la cúpula de San Pedro en el Vaticano.
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Lutero añadió dos consideraciones más: la Iglesia es una sociedad invisible, de la cual puede apartar el
pecado, no el castigo de la autoridad jerárquica. León X ordenó en 1518 que Lutero fuera sometido a juicio, que fue
llevado a cabo por el cardenal Cayetano.
Protegido por Federico, príncipe de Sajonia, Lutero negó el Primado Pontificio y la infalibilidad de los
concilios.
Juan Eck polemizó con Lutero en 1519. Este reafirmó sus posiciones. Pidió que se borrara la diferencia entre
sacerdote y legos y que todo cristiano tuviera libertad para interpretar la Escritura.
Enderezó sus ataques contra el celibato, misas de difuntos (ver núm. 87), legislación eclesiástica. Negó
también la transubstanciación eucarística y la misa como sacrificio. Afirmó que la salvación proviene de la fe, no de
las obras ni de repetición de los sacramentos. Para Lutero no existe el libre albedrío sino que la concupiscencia es
invencible.
Añadamos algunos aspectos más de sus teorías. En el libro La Cautividad de Babilonia, Lutero criticó los
sacramentos, pidió el matrimonio de los clérigos y el establecimiento del divorcio.
En su publicación A la Nobleza Cristiana de la Nación Alemana, rechazo la autoridad del Papa y la jerarquía,
sostuvo la inutilidad de sacerdocio como orden y afirmó que a los fieles correspondía interpretar libremente las
Sagradas Escrituras. Rechazó el Magisterio de la Iglesia.
En la Libertad del Hombre Cristiano, enseño que la fe en Jesucristo, la ilimitada confianza en su misericordia,
no las obras, proporcionaban la salvación.
Antes del pecado original, el hombre era santo e inocente. Después, quedó incompleto, sin fuerzas ni
libertad. Por ello, con sus faltas mancha todos sus actos. Todos los actos son, por tanto, pecaminosos. De este
laberinto, el hombre sólo puede salir teniendo una fe intensamente sentida en Jesucristo. El hará que al ser humano
no se le imputen sus actos pecaminosos. Esta es la teoría de la justificación por la fe.
Lutero terminó admitiendo únicamente dos sacramentos, el bautismo y la eucaristía. Rechazó el culto a la
Virgen, a los santos, el uso de latín para las ceremonias religiosas.
León X (1521) excomulgó al autor de las sentencias anteriores. Carlos V lo citó a Worms para que explicara su
pensamiento, tratando desesperadamente de evitar las consecuencias políticas que surgirían en un sisma religioso.
El emperador no obtuvo resultados favorables. Lutero se refugio en los territorios de Federico.
Falleció, en tanto, León X y fue electo Adriano VI (último Papa no italiano hasta Juan Pablo II, ver núm. 168),
que murió a los pocos meses. Clemente VII tomó las riendas de la Iglesia (+ 1533).
El movimiento luterano produjo el matrimonio de los sacerdotes, de las monjas, la quema de santos, la
confiscación de bienes eclesiásticos.
En 1524 estalló la guerra de los campesinos, que exigía reivindicaciones sociales contra los señores. Fueron
sofocados por los atemorizados propietarios, apoyados por Lutero.
En 1530 citó Carlos V a la Conferencia de Augsburgo para lograr la unidad rota. Acudieron Melanchton,
Zwinglio. No hubo acuerdo alguno.
Surgió de Augsburgo la Liga Esmalcalda o unión de ejércitos protestantes para luchar contra los imperiales de
Carlos V. La Paz de Augsburgo, hasta 1555, consagró jurídicamente la escisión religiosa irremediable para entonces.
107.- LA TEOLOGIA
La Universidad de Salamanca contó entre sus maestros a los dominicos Francisco de Victoria (+ 1546), uno de
los padres del Derecho Internacional, a Melchor Cano (+ 1560), y a Domingo de Soto (+ 1560).
En España y Portugal descolló, asimismo, el jesuita Francisco Suárez (+ 1617) que desarrolló el Derecho de
Gentes y del Derecho Público.
En 1536 había fallecido Erasmo de Rotterdam, sacerdote y humanista, que atacó vigorosa e irónicamente la
decadencia de la Escolástica, pero se mantuvo ligado a la doctrina católica.
En El Elogio de la locura denunció las taras de la vida religiosa de su época y reflejó un evangelismo
reformista, que a unos pareció posición ambigua. Atacó también a Lutero. Editó el Nuevo Testamento y diversos
textos de los Padres de la Iglesia. Escribió obras de pedagogía, literatura y luchó por la ilustración de la mujer.
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108.- LA VIDA ESPIRITUAL
Varios españoles legaron preciosas obras de espiritualidad: Juan de Ávila (+ 1569), San Francisco de Borja (+
1572), fray Luis de Granada (+ 1588), San Pedro de Alcántara (+ 1562), fray Luis de León (+ 1591).
Fueron insignes San Juan de la Cruz (+ 1591) y Santa Teresa de Ávila (+ 1582) cumbres de la literatura
hispana y reformadores de la Orden del Carmen (ver núm. 73).
109.- ORDEN RELIOSAS
Fray Mateo de Basci fue fundador de los Capuchinos en 1535. Santa Ángela de Merici estableció las Ursulinas
(1537), San Felipe de Neri el Oratorio (1563) y San Ignacio de Loyola al Compañía de Jesús (1540).
Estas comunidades religiosas renovaron firmemente la práctica del Evangelio desde entonces, según su
carisma propio.
La Compañía creció notablemente desde su primer inicio y se constituyó en baluarte firme del catolicismo
(ver núm. 106). Su apostolado abarcó la conversión del prójimo mediante los Ejercicios Espirituales, la enseñanza en
Universidades y colegios, las misiones, la investigación cultural y la pastoral en general.
Mediante un cuarto voto de obediencia al Papa, San Ignacio puso a su grupo en manos del Pontífice.
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La organización eclesiástica americana fue calcada de la española y de la Iglesia universal (institución de
cabildos, seminarios, Inquisición, etc.) Excepto al principio, la Inquisición no juzgaba a los indígenas. En Nueva España
relajó 43 reos y 30 en Perú, hasta su extinción a comienzos del siglo XIX (ver núm. 74).
SIGLO XVII
120.- GUERRAS EUROPEAS
Las Guerras de los Treinta Años (1618-1648) fue causada por una complicada mezcla de intereses políticos-
religiosos: los rescoldos de los conflictos religiosos de la centuria pasada, unidos a las miras políticas de cada una de
las naciones en pugna.
La Defenestración de Praga fue la señal de rebelión contra el emperador Matías (extendida luego a su
sucesor, Fernando, católicos ambos) para apoyar, en cambio, a Federico V, calvinista, que no pudo conservar la
ventaja obtenida en la lides militares.
En el segundo período intervino Cristián IV de Dinamarca, ayudado por Inglaterra y Holanda. El ejército de
Wallenstein los derrotó.
Actuó, entonces (tercer período), Gustavo Adolfo de Suecia cuyos primeros triunfos fueron opacados por las
derrotas siguientes. Por último, Richelieu envió sus tropas, que se adueñaron del Imperio.
Mazarino, sucesor de Richelieu (ver núm. 124) dirigió la firma de los Tratados de Westfalia, repetición tardía
de la Paz de Augsburgo de 1555 que no había dado el resultado apetecido (ver núm. 103).
Los tratados reconocieron nuevamente la libertad de cultos católico y protestante, no para los individuos
sino para las regiones: quien tenía el gobierno de la religión, tenía también el cuidado de la religión.
Esta guerra había cubierto de sangre a Europa desde España hasta Polonia.
121.- EL ANGLICANISMO
Inglaterra quedó asentada en la vía anglicana, como vimos (núm. 104). Oliverio Cromwell (+ 1658) que
destronó a Carlos I, quiso imponer el calvinismo puritano, hasta que, a su vez, fue derrotado.
Carlos II (+ 1685) toleró el catolicismo y él mismo murió en el seno de esta religión. Jacobo II fue derrocado
en 1688 por favorecerla.
Después de la familia Estuardo, reinó la casa de Orange. Desde Guillermo III (+ 1702) los católicos volvieron a
ser relegados. Unos de ellos pasaron al Nuevo Mundo y fundaron Maryland en 1634.
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También vivieron en Pennsylvania, Virginia, territorios evangelizado por jesuitas ingleses y franceses.
123.- EL JENSENISMO
Cornelio Jansen (+ 1638) escribió el Augustinus, publicado después de su muerte, en el cual discurría acerca
de los candentes asuntos de la predestinación, la gracia y la libertad (ver núm. 119).
Negaba la libertad y el mérito personal. Afirmaba que el ser humano no era capaz de rechazar la gracia.
Señalaba que la redención de Cristo tenía efecto en unos cuantos, no todos los hombres.
El Papa Urbano VIII y el Papa Inocencio X no aceptaron sus tesis. Tanto más que la moral jansenista era –
como la puritana- rigurosísima y asfixiante: a cada paso el pecado mortal acechaba a los cristianos, que debían
purificarse luego con confesiones escrupulosas y sin fin, amén de que debían practicar grandes penitencias. La
preparación que antecedía a la nada frecuente comunión era larguísima y dificultosa en extremo.
La abadía francesa de Port Royal difundió con entusiasmo el jansenismo. Los jesuitas fueron los principales
opositores de este sistema. La abadesa Angélica Arnauld era erigida espiritualmente por Juan Duvergier de
Hauranne.
El ataque contra los jesuitas fue implacable: los acusaron de sostener una moral que llevaba a la relajación.
Los jansenistas quisieron diluir la condena de Inocencio X, diciendo que los errores por él rechazados no
estaban contenidos en el Augustinus.
Blas Pascal (+ 1662), insigne científico y pensador religioso pero jansenista convencido, publicó sus Cartas a
un Provincial, en que defendía la concepción de gracia de Jansenio y arremetía contra la que a él le parecía laxitud
jesuita. Escribió también sus Pensamientos o Apologías de la Religión.
La disputa saltó las bardas teológicas y se internó además en el campo político.
125.- EL QUIETISMO
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Esta corriente espiritual estuvo de moda en los decenios que estamos considerando. Fue inspirada por el
español Miguel de Molinos (+ 1696).
San Ignacio de Loyola había enseñado que el ser humano tiene que llegar a adquirir la indiferencia total
acerca de todas las cosas creadas con el fin de inclinar su voluntad única y decididamente a seguir la voluntad de
Dios.
Buda, centurias antes, había predicado el Nirvana o estado de total extinción de todo deseo, para no aspirar
a nada.
Molinos pedía una unión del alma con Dios, tal que sólo deseara entregarse a Dios para que El entrara en el
alma y actuara por ella. El alma debía llegar al estado de absoluta pasividad, como un cadáver, decía. Molinos fue
condenado a prisión perpetua en un convento.
127.- AMERICA
Construida durante el siglo XVI, alejada del primer plano de los conflictos religiosos de Europa, la Iglesia
Católica americana prosiguió su labor de evangelización.
En México nuevos pueblos fueron conquistados para la Iglesia. Los franciscanos avanzaron hasta Nuevo
México, hoy Estados Unidos. Los jesuitas tomaron camino rumbo al noroeste de la nación: Sinaloa, parte de
Coahuila, Durango, Chihuahua, Sonora, Baja California y suroeste de Estados Unidos.
Entregaron a los habitantes de aquellas regiones la enseñanza religiosa y realizaron ensayos sociales, por
demás interesantes, de notables frutos en la promoción de la justicia social.
Los franciscanos Laicos. Margil de Jesús y los jesuitas Salvatierra, Kino, Ugarte, Pérez de Rivas son dignos de
recuerdo por sus hazañas apostólicas.
En las Reducciones de Paraguay, sin dejar de entrar a extranjeros, los jesuitas organizaron a los indígenas,
aprovechando las categorías culturales de estos. Cultivaron la tierra y trabajaron en incipientes industrias. La
organización social que resultó produjo frutos abundantes. Pero los jesuitas fueron acusados de crear cotos cerrados
que atentaban contra la autoridad real (ver núm. 114).
SIGLO XVIII
131.- JANSENISMO SOBREVIVIENTE
Pascasio Quesnel (+ 1719) era nuevo guía del jansenismo. Profesaba también la teoría galicana. Su libro
Reflexiones Morales sobre el Nuevo Testamento fue condenado por Clemente XI en 1713.
Agrias disputas a favor y en contra de la sentencia caldearon los ánimos entre los católicos franceses más de
lo que ya lo estaban. La fidelidad al Papa sufrió también serios resquebrajamientos (ver núm. 104). El Pietismo de
Felipe Jacobo Spencer (+ 1705) acentuaba la experiencia religiosa personal, en oposición a la práctica rutinaria de los
valores evangélicos. Fundó pequeñas comunidades –ecclesiola in ecclesia: iglesia en la iglesia- para que sirvieran
como levadura al pueblo en general.
Los cuáqueros de Fox (+ 1691) crecieron en Estados Unidos guiados por Guillermo Penn, principalmente en
Pennsylvania. Fox y sus seguidores se distinguían por su exaltación religiosa, su sencillez y su austeridad de
costumbres. Cristo decían, ilumina directamente al alma y le proporciona el conocimiento de las verdades religiosas.
Los sacramentos, por tanto, resultaban inútiles. Los cuáqueros rechazaban el servicio militar, el juramento, el
diezmo, el teatro, el baile y todas las diversiones mundanas.
Por otro lado, los hermanos Juan y Carlos Wesley fundaron el Metodismo (+ 1738), separándose del
anglicanismo. Insistieron en la libertad del ser humano, en el carácter universal de la redención y en la llamada a
todos a la perfección de la caridad (ver núm. 153).
133.- EL PENSAMIENTO
El siglo XVIII, llamado el Siglo de las Luces, produjo una filosofía que, si admitía la experiencia de Dios, negaba
su actuación en la vida de Dios, negaba su actuación en la vida humana.
Este sistema defendía que cada hombre debía dar culto a Dios en la forma que lo considerara conveniente,
sin sujetarse a ritos eclesiásticos. Propugnaba por una actitud propugnaba por una actitud de benevolencia hacia el
prójimo, filantropía. Negaba a cualquier Iglesia el derecho de proclamar dogmas y rechazar la Revelación de Dios a
los hombres.
Voltaire (+ 1778) lanzó tremendos ataques en contra de la Iglesia Católica a la que llamaba la Infame y a la
que pretendía destruir. Es de notar que este autor fue especialmente rechazado en la católica América Latina.
Rousseau (+ 1728), por su parte, escribió el Contrato Social, en el que proclamó la igualdad de derechos de
todos los ciudadanos, en contra de la rígida división de clases establecidas por las monarquías.
Montesquieu (+ 1755) en sus Cartas Persas censuró el estado de la Iglesia en Francia. En El Espíritu de las
Leyes defendió la teoría de la separación de los poderes políticos –legislativo, ejecutivo y judicial- para evitar la
arbitrariedad de los reyes absolutistas.
Descendientes de los anteriores son los enciclopedistas, Diderot, D’Alembert, etc., que ni admitían la religión
ni las antiguas instituciones políticas y, en cambio, deseaban romper con el pasado. Fueron los padres intelectuales
de la Revolución Francesa (ver núm. 138).
El matemático y filosofo Leibniz (+ 1716) fundo el cálculo infinitesimal, al igual que Newton, publicó su
doctrina filosófica, basada en la armonía preestablecida, intentando explicar el origen del conocimiento. Admitía la
existencia de un elemento nuevo, la mónada, intermedio entre el espíritu y la materia, entre el átomo y la idea. La
mónada perfecta y central es Dios, que ha predestinado a cada cosa a contribuir en la armonía prefijada de
antemano.
134.- LA MASONERIA
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En este siglo XVIII la masonería obtuvo un gran desarrollo. A fines de la centuria llegó incluso a América
Latina.
Su origen es muy anterior –Edad Media- cuando nació entre los albañiles constructores de las catedrales
góticas que, agremiados, guardaban sus secreto profesional celosamente (ver núm. 78).
La organización actual data de 1717 año en que los masones se constituyen en Londres. En plena época de
las luces, los adeptos eran, por lo general, deístas, protestantes y burgueses.
Su influjo llegó también a los países católicos, pero Clemente XII, en 1738, y Benedicto XIV, en 1751,
execraron la agrupación.
En México la masonería cobró auge desde 1821. La Logia Escocesa se dividió en dos: escoceses y yorquinos.
De esta rama surgió el Partido Liberal, de la primera el Conservador. A mediados del siglo los liberales serían
marcadamente anticlericales.
135.- EL JOSEFINISMO
Basándose en las teorías galicanas (ver núm. 124) y conciliaristas (ver núm. 94), el obispo de Tréveris, Juan
Nicolás de Hontheim –que usaba el seudónimo de Febronio- llevó hasta el imperio las tesis de la supremacía estatal
sobre la Iglesia.
José II, el emperador (+ 1790), las puso en práctica. Instauró la censura de los documentos pontificios, erigió
seminarios y parroquias, dictó disposiciones rituales pormenorizadas.
El Patronato español seguía practicando los mismos usos y aun fueron aumentados en tiempo de Carlos III
(ver núms. 100 y 112).
La Iglesia de Italia quiso imitar los ejemplos. El sínodo jansenista de Pistoya (1786) fue condenado, sin
embargo, por Pío VI.
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Catalina II impuso como rey de Polonia a Estanislao II Poniatowski, en 1764. Como los polacos se rebelaron,
fueron bárbaramente sometidos por las armas. Con pretexto de evitar nuevos desórdenes Polonia pereció,
temporalmente, dividida (en 1772, 1793 y 1795) entre Rusia, Prusia y Austria.
Antes que en Francia, las ideas de Montesquieu y de Rousseau habían sido puestas en práctica en Estados
Unidos que, sublevados contra la tiranía inglesa, obtuvieron su independencia en 1783.
Estados Unidos instauró como régimen político la República democrática, otorgó a los ciudadanos la libertad
de conciencia y estableció la separación de la Iglesia y del Estado.
Inglaterra, sin embargo, consolido sus posiciones canadienses, así como también, en el continente asiático, la
de la India.
SIGLO XIX
140.- PIO VIII Y FRANCIA
El pontificado no murió con Pío VI (ver núm. 138). Le sucedió Pío VII cuyo reinado duró de 1800 a 1823.
Napoleón solicitó al Papa que firmaran un acuerdo para arreglar los asuntos eclesiásticos en Francia. Ambos
signaron el Concordato de 1801 que reconoció la libertad al culto católico (con la salvedad de que no atentara contra
el orden).
Napoleón añadió que designaría a los obispos y que el Papa los erigiría canónicamente, que el clero juraría
fidelidad al régimen y que la Santa Sede renunciaría a recobrar los bienes eclesiásticos.
Además, de manera subrepticia, Napoleón incluyó otros puntos, los llamados Artículos Orgánicos: la censura
a los documentos pontificios, a los sínodos, a la enseñanza en los seminarios, a los catecismos y sermones. Sujetó a
sueldo estatal al clero. El galicanismo exacerbado quedó aprobado como ley (ver núm. 124).
Pío VII hubo de resolver el espinoso problema de la composición del episcopado francés.
Según las reformas napoleónicas, quedarían 60 prelados de los 135 que había. Pío VII pidió la renuncia a
todos, para nombrar el nuevo cuerpo. Se opusieron 38 por cuanto creían conforme a derecho su nombramiento
anterior. La solución a este problema quedó temporalmente suspendida.
Por otro lado, Pío VII reconoció los matrimonios contraídos por los clérigos durante la persecución religiosa.
El Papa, por último, se vio obligado a asistir a la coronación de Napoleón como emperador en 1804. El
pueblo francés recibió de manera triunfal al pontífice.
Napoleón le exigió que invalidara el matrimonio de Jerónimo Bonaparte. El Papa no condescendió. El
emperador, entonces, penetró diversos territorios pontificios y se apoderó de Roma. Pío VII excomulgó a Bonaparte
en 1809. Este respondió apresando al Pontífice (1809-1812). El Emperador urgió al Papa que nombrara los obispos.
Pío VII se negó a hacerlo mientras permaneciera sin libertad.
El Emperador repudió a su esposa Josefina. Queriendo contraer nupcias con la princesa austriaca María
Luisa, logró que la Curia de París nulificara su boda anterior. El Papa protestó. En represalia, Napoleón decretó que
los Estados Pontificios pertenecerían a su hijo.
Napoleón insistió en el problema del nombramiento de los obispos. Convocó un Concilio en París (1811), el
cual publicó que si el Papa no confería el orden a los candidatos en un plazo de 6 meses, podía hacerlo el
Metropolitano.
El Emperador, en tanto, invadió Rusia y sufrió allí decisiva derrota. Bonaparte devolvió entonces los Estados
Pontificios a Pío VII (1814).
Vuelto a Roma, tuvo que salir nuevamente de ella por el peligro de otra invasión napoleónica. Pero “el más
bárbaro de los tiranos”, como entonces se llamaba a Napoleón en nuestro país, perdió la batalla de Waterloo (1815)
y fue despojado del trono.
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Don Carlos, hermano de Fernando VII se sublevó contra Isabel. A los carlistas se unieron los partidarios del
absolutismo. A Isabel los liberales. Ambas facciones se enfrentaron en armas. La guerra produjo diversos ataques
contra el clero. Mendizábal decretó, en 1836, la desamortización de bienes eclesiásticos.
Portugal se dotó de una constitución liberal, mientras los reyes habían ido a vivir a Brasil (1802-1822)
huyendo de la invasión napoleónica. Juan VI volvió a Lisboa. Su hijo Pedro, como vimos, reinó en Brasil (núm. 143).
Al morir Juan VI en 1826, los absolutistas optaron por el hijo de don Pedro, llamado Miguel, y los liberales
eligieron a la hija de don Pedro, María (1826-1828 y 1834- 1853).
A fines de la década de los treintas, la Iglesia sufrió la supresión de monasterios y la desamortización de sus
propiedades.
Célebres son las dos heroicas sublevaciones (1831 y 1863) que realizó el pueblo polaco -sin éxito-, para
sacudirse del yugo extranjero que, inútilmente, pretendió también extirparle la fe católica (ver núm. 139). Chopin (+
1849) inmortalizó el valor de sus compatriotas en las Polonesas.
Para la Iglesia de Inglaterra fue muy importante el Movimiento de Oxford.
Entre los años 1833 y 1845 una corriente interna de la Iglesia Anglicana, promovida por John Henry
Newman, Pusey y Keble estudió y revalorizó la doctrina y liturgia católica.
Newman, pastor anglicano, se convirtió al catolicismo (1845), fue ordenado sacerdote en roma (1847) y
nombrado cardenal en 1879. Sus escritos, su predicación y su actuación fomentaron grandemente el crecimiento de
la Iglesia.
Pío IX había establecido la jerarquía eclesiástica al nombrar arzobispo a Wiseman (+1892) y Vaughan (+
1903).
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tampoco era aceptable la Revelación. De su pensamiento derivará el protestantismo liberal y el modernismo católico
(ver núm. 156).
Según Federico Hegel (+ 1831) la idea –sustancia de las cosas- se desenvuelve a través de los tres caminos de
una especie de sucesión continua de dialéctica: tesis, antítesis, síntesis. Consideró la humanidad como la
manifestación del espíritu divino. Exaltó al Estado.
La corriente llamada tradicionalismo negaba a la razón individual la posibilidad de llegar a la verdad. Sólo la
sociedad podría explicitarla y lo había logrado en la Edad Media.
El racionalismo y el semirracionalismo tratara de entender y explicar las verdades sobrenaturales conocidas
por la revelación y, de no ser posible, las negaban.
Hermes (+ 1851) dudaba en teología de lo que la razón no podría conocer. Gunther (+ 1863) introdujo en la
teología la filosofía de Hegel. Paulus (+ 1863) por su parte, leyó los evangelios desde un punto de vista
antisobrenatural.
Jaime Balmes (+ 1848) releyó la escolástica en el contexto de la época moderna.
Lamennais (+ 1854) en su Ensayo sobre la Indiferencia en Materia de Religión, presentó a la Iglesia como
depositaria de la verdad natural y sobrenatural. Con Montalembert y Lacordaire fundó el periódico católico liberal
L’Avenir. Defendían la separación de la Iglesia y el Estado, que pondría fin al galicanismo. Gregorio XVI no aceptó sus
posiciones.
Antonio Rosmini (+ 1855) y otros, profesaron el sistema filosófico llamado ontologismo, según el cual Dios es
el objeto primero de la inteligencia y por tanto el ser más inteligible. En el cual y por el cual es posible conocer los
demás seres. Rechazó la opinión de Kant acerca del conocimiento humano.
El francés Augusto Comte (+ 1857) ideó el sistema llamado positivismo. Negó todo conocimiento que se
elevara sobre la experiencia natural y la observación de los hechos positivos. Dios quedaba excluido el dominio del
pensamiento y quedaba negada la religión. Gabino Barreda introdujo la sociología económica positiva en México, en
tiempo de Porfirio Díaz: los pobres tienen que servir a los ricos para que progresen los países, afirmaba.
Lacordaire (+ 1861), excelente orador, Ozanam (+ 1853) fundador de las Conferencias de San Vicente de
Paúl, para que la burguesía ayudara a la clase menesterosa, fueron sobresalientes en su tiempo.
Asimismo lo fueron Montalembert, que en L’Univers, de Luis Veuillot, llevó a cabo una cruzada periodística
para obtener en Francia la libertad de enseñanza.
Dedicados a los estudios bíblicos, Strauss (+ 1874) y Baur, creyeron encontrar mitos en los Evangelios.
Carlos Roberto Darwin (+ 1822) escribió el Origen de las Especies. Las especies vegetales y animales se
trasforman y perpetúan por herencia los cambios que logran. Los seres vivos se derivan unos de otros y sostienen
una terrible lucha por sobre vivir. Perecen los débiles y perduran los fuertes. Estos, a su vez, siguen evolucionando
(ver núm. 165).
Las obras principales salidas de la pluma de Carlos Marx (+ 1883) son La Sagrada Familia, El Manifiesto
Comunista y El Capital.
Marx opinaba que Dios no es más que una idea formada en la imaginación de los seres humanos, por el
juego de sublimación de las fuerzas exteriores que lo dominan (la naturaleza, el mercado con sus oscilaciones
imprevisibles, el estado).
Marx aprovechaba la enseñanza de Hegel acerca de la existencia de conceptos contrarios, de los positivo y lo
negativo, cuyo choque produce un estado superior.
Según Hegel, cada concepto tienen su contrario, cada afirmación tiene su negación: el frio y el calor, el ser y
el no ser, la vida y la muerte. Del movimiento o choque entre afirmación (tesis) con la negación (antítesis), surge una
nueva afirmación que es la síntesis o estado superior, que a su vez es tesis del siguiente movimiento dialéctico.
Marx consideró que el proletariado era el elemento negativo en el orden social existente. El positivismo era
el capitalismo. Del choque surgiría una fase superior de la vida social.
Los cambios sociales no son producidos sino por la violencia. Marx estableció su teoría de la lucha de clases.
Una clase social es el conjunto de individuos que desempeñan un determinado papel en la producción. La clase
obrera es el conjunto de personas cuya fuente principal de ingresos es su salario. Los capitalistas son aquellos cuya
fuente de ingresos proviene del provecho, del interés o de la renta. Ambas clases son puestas. Conforme crece la
conciencia de clases del proletariado de que se encuentra oprimido, aumenta la lucha de clases.
Mientras las clases capitalistas quieren mantener el orden social existente, porque se beneficia de él, el
proletariado desea establecer un orden nuevo.
Triunfará, por fin, la clase obrera que establecerá la dictadura del proletariado. Los obreros serán dueños del
capital y la trabajará para sí mismo. Desaparecerán entonces las clases, concluye el autor.
44
Marx afirmó que la riqueza es producida por el trabajo. El salario que recibe es inferior a la riqueza que él
produce. La diferencia es la plusvalía o ganancia que va aumentar la riqueza del banquero, terrateniente o
comerciante.
El problema crece con la aparición de la máquina. Cuanto menos trabajo representa la producción de
mercancías, menos valor tienen éstas. La maquinaria abarata los precios de los productos. Pero también resulta que
cuanto menos trabajo representa una mercancía, menos será la plusvalía.
Como ello surge la producción en serie. Sólo los grandes capitalistas pueden lograr la producción en grande,
lo cual aplasta a los pequeños productores. El abismo entre las dos clases crece. Unos cuantos poderosos concentran
la riqueza. La gran masa no tiene para vivir más que su fuerza de trabajo. La lucha de clases, por tanto, es mayor y
cuando la contradicción es insostenible, explotará irremediablemente en violencia, que destruirá la clase capitalista
(ver núm. 159).
Ernesto Renán (+ 1892) en Vida de Jesús negó la divinidad de El a partir de una posición positiva al servicio
del realismo.
Federico Nietzsche (+ 1900), solitario revolucionario, atacó la moral tradicional para crear al superhombre,
exento de trabas religiosas, dispuesto a sobreponerse por la fuerza y la audacia, para situarse más allá del bien y del
mal. Con ello fundamentó las teorías racistas del nazis (ver núm. 162).
Varias revistas eclesiásticas, que todavía circulan, dedicadas a la investigación, empezaron a ser leídas, como
la Civiltá Cattolica (1850), italiana; Etudes (1856), francesa; la Revue Biblique (1892), la Ciencia Tomista, etc.
45
154.- MISIONES
Si puede hablarse de una cierta disminución misionera durante el siglo pasado, en el XIX cobró auge esta
actividad eclesial.
Con todo, en la India los ingleses sofocaban la predicación católica. En la entonces llamada Indochina
(Birmania, Siam, Malaca, Tonkin, Conchinchina) a un período pacífico siguió una persecución de 1885 a 1886.
En China el avance de las conversiones fue lentísimo. En Corea resultó constante la persecución del
cristianismo.
Turquía publicó un edicto de tolerancia en 1856, pero en 1860 fueron muertos cristianos en Líbano y Siria.
En el Cairo y Beirut los jesuitas pudieron establecer colegios.
Japón proclamó la libertad de cultos en 1884 y en 1890 León XIII erigió la diócesis de Tokio.
En Austria funcionó la diócesis de Sydney desde 1842.
En África fue predicado el evangelio principalmente en Argelia, Marruecos, Sudán, Sierra Leona, etc.
SIGLO XX
155.- PROBLEMA SOCIAL
La industrialización de los países capitalistas produjo graves desequilibrios sociales desde el siglo XIX.
Aumentó el número de habitantes de las ciudades a donde los campesinos iban en busca de trabajo. Las
urbes no pudieron cubrir todas las necesidades que representaba el aumento de la población.
El trabajador no estaba protegido por las leyes. Ganaba un salario insuficiente y carecía de seguridad y
prestaciones. La explotación que los industriales hicieron del trabajo de mujeres y niños fue inhumano.
Lentamente fue apareciendo la solidaridad entre el proletariado y éste fue obteniendo el uso de sus
derechos individuales y sociales por medio de huelgas u otros mecanismos de defensa.
156.- PÍO X
Canonizado en 1954, José Sarto es el único Papa que ha llegado a los altares desde Pío V, muerto en 1572
(ver núm. 106). Actualmente han sido introducidas las causas de Pío XII y Juan XXIII. El último Papa canonizado antes
de San Pío V había sido San Celestino V (+ 1296). Entre estos dos pontífices hay otros dos que son beatos: Benedicto
XI (+ 1304) y Urbano V (+ 1370). Después de San Pío V hay un beato: Inocencio XI (+ 1689).
Sin bien el cardenal Rampolla era tenido en opinión de muchos como plausible sucesor de León XIII,
Francisco I de Austria vetó su nombramiento. El primer acto de Pío X fue excomulgar a quien realizara nuevas
tentativas de este género en el futuro.
Pío X se consagró a conservar la fe y la disciplina. Ordenó la revisión de la Vulgata (1909), fundó el Instituto
Bíblico (1909) fomentó la comunión asidua (1910), reorganizó la Curia, inició la redacción del Derecho Canónico.
Fomentó asimismo la Acción Popular Cristiana. En 1906 escribió a los católicos franceses (Vehementer Nos),
condenando la separación de la Iglesia y el Estado violada sin previo acuerdo y protestando por la confiscación de los
bienes eclesiásticos.
En 1910 felicitó al pueblo mexicano con ocasión del primer centenario de su independencia (ver núm. 143).
Durante su pontificado hizo crisis el modernismo. Este fue el intento de varios teólogos de relacionar la fe
con los adelantos modernos (históricos, psicológicos, sociológicos, científicos). Terminaron la intervención
trascendental de Dios en la historia y dieron a los dogmas una interpretación cambiante según los tiempos y las
circunstancias.
Condenado ya por Pío IX en el Syllabus (ver núm. 147), mereció dos nuevos reproches de Pío X, mediante el
decreto Lamentabili (1907) y la encíclica Pascendi Dominici Gregis (di.).
De la crisis modernista surgió el integrismo o conjunto de católicos conservadores, defensores a ultranza de
la integridad de las fórmulas, sin preocuparse de los nuevos contextos culturales en que ella debían ser presentadas.
El francés Alfredo Loisy (+ 1940) profesaba, como historiador, la independencia de la crítica en relación a la
revelación y a los dogmas; como filósofo, sostenía que las ideas religiosas no eran más que metáforas. Privado de su
cátedra en 1893, se consideró aludido en el decreto Lamentabili y en la encíclica Pascendi. Replicó en su obra
titulada Reflexiones, que le acarreó la excomunión en 1908.
Pío X trató en vano de impedir la Primera Guerra Mundial, al inicio de la cual falleció.
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157.- LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
En Europa no había ningún conflicto bélico desde 1870 en que había tenido lugar la guerra franco-prusiana
(ver núm. 147).
Pese a las alianzas hechas para cuidar la paz, las potencias se aprestaban a la guerra. Francia deseaba vengar
la derrota sufrida frente a Prusia en 1870. Rusia quería adquirir el paso para el Mediterráneo. Inglaterra desconfiaba
del auge alemán y de su avance imperialista. Austria había tomado Bosnia y Herzegovina, que eran reclamadas por
Serbia. Las potencias, además, tenían puesto los ojos en el Imperio Turco.
En junio de 1914 fue asesinado el príncipe heredero del Imperio Austro-Húngaro, Francisco Fernando.
Austria culpó a Serbia y le declaró la guerra. Se le unieron Alemania, Turquía, Bulgaria.
En el bando opuesto quedaron unificados Francia, Inglaterra, Rusia, Japón, Italia, Rumania, Portugal y, hacia
el final, Estados Unidos.
Alemania violó la neutralidad de Bélgica e invadió Francia pero fue detenida en el Río Marne. Los
contendientes se atrincheraron en los terrenos que pisaban.
Alemania y Austria vencieron a Rusia a los ejércitos del Zar. Caído éste, en el gobierno se retiró de la guerra
(ver núm. 159). Alemania invadió Italia, Inglaterra sublevó a los árabes contra Turquía.
Estados Unidos reforzó a Francia y aliados. Triunfaron éstos en 1918. Vencedores y vencidos firmaron el
tratado de Versalles. El Imperio Austro-Húngaro desapareció. Surgieron los Estados de Polonia (que sobrevivía
heroicamente, ver núm. 145), Hungría, Checoslovaquia (con Bohemia), Yugoslavia (con Serbia), Finlandia, Letonia,
Estonia y otros.
Los triunfadores se apoderaron de las colonias de los derrotados y los obligaron, además, a pagar enormes
indemnizaciones. Para evitar más guerras fue instituida la Sociedad de Naciones, con sede en Ginebra.
158.- BENEDICTO XV
Puso decidido empeño en que finalizara la guerra aunque sus esfuerzos resultaron vanos y los dos bandos lo
acusaron de favorecer al respectivo enemigo.
Con todo, mitigó cuanto pudo los dolores causados por el conflicto. En 1914 publico Ad Beatissimi
Apostolorum Principis, acerca de los honores de la guerra; en 1918, Quod lam Diu, acerca de los niños hambrientos
en Europa central; en 1920, Pacem Dei, sobre la restauración de la paz, y ese mismo año, Annus lam Plenus, en que
pidió ayuda para los niños de las naciones en sangrentadas.
En 1917 promulgó el Código de Derecho Canónico, empezado a redactar en 1904, (ver núm. 156). Canonizó a
Santa Juana de Arco (ver núm. 95).
159.- RUSIA
En febrero de 1917 fue derrocado el zar de Rusia. Asumió el mando Kerensky, pero en octubre la revolución
socialista encabezada por Lenin y Trotsky les dio a éstos el poder (ver núm. 150).
Después de vencer la resistencia del ejército zarista, Lenin gobernó de 1917 a 1924. Stalin dirigió su país de
1924 a 1953.
Trató de aniquilar todo vestigio de religión. Monseñor Budkiewicz fue ejecutado en 1923. Monseñor
D’Herbigny S.J. ordenó en secreto a cinco obispos rusos.
160.- PIO XI
Promovió la actividad de los laicos dando impulso a la Acción Católica. Entre 1922 y 1933 firmó numerosos
concordatos.
Con la Italia de Mussolini suscribió las Tratados de Letrán (1929) y un concordato. El Vaticano fue reconocido
como estado soberano. Castelgandolfo y diversos edificios gozaron también de extraterritorialidad. Pío XI renunció a
las antiguas posesiones pontificias (ver núm. 151).
Escribió importantes documentos: Rerum Ecclessia (1926), sobre el desarrollo de las misiones; Casti Connubi
(1930), acerca del matrimonio; Quadragesimo Anno (1931), en torno al problema social (ver núms. 149 y 167).
Dirigió tres a México acerca de la persecución religiosa desatada en el país: Iniquis Afflictisque (1926), Acerba
Animi (1932).
Escribió una contra Alemania nazi: Mit Brennender Sorge (1937) y uno contra el comunismo, Divini
Redemptoris (1937), en que se refería a Rusia, México y España.
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161.- ESPAÑA
La guerra española (1936-1939) que llevó al poder al general Franco, estuvo precedida de un violento ataque
de los anticatólicos contra la institución eclesiástica.
163.- MÉXICO
Durante la primera década del siglo, jerarquía y los fieles católicos habían desarrollado una intensa labor
social en contra de las injusticias sociales producidas en los campos y en las fábricas, conforme a las enseñanzas de la
encíclica Rerum Novarom de León XIII.
Caído el dictador Díaz (1911), dirigentes católicos fundaron el Partido Católico Nacional, que conquistó
espectaculares triunfos en las elecciones de ese año, los cuales aterraron a los anticlericales (ver núm. 143).
Esta facción impuso artículos restrictivos de la libertad religiosa de la Constitución de 1917, contra lo que
protestó la jerarquía.
Diversos atentados contra templos tuvieron lugar durante el gobierno de general Obregón (1920-1924), que
expulsó al Delegado Apostólico, monseñor Fillipi en 1923 por colocar la primera piedra del monumento a Cristo Rey
en el cerro del Cubilete.
Calles (1924-1928), reglamentó el número de sacerdotes que podían ejercer en cada diócesis (1926), medida
que rechazaron las autoridades religiosas, las cuales clausuraron el culto público en toda la República. Calles intentó
establecer una Iglesia Nacional (ver núm. 94). Las torturas y asesinatos de sacerdotes y fieles fueron numerosas.
Los cristeros –católicos principalmente de occidente- organizaron una guerrilla que fue adquiriendo poderío
creciente.
Portes Gil –interino al ser asesinado Obregón que se había reelegido- firmó con los obispos Ruiz y Flores –
también Delegados Apostólicos-, y Pascual Díaz S.J., los llamados arreglos, que pusieron fin a la guerra cristera y al
cierre de templos, pero que amargaron a quienes preferían la continuidad de la lucha. De los cristeros que
depusieron las armas, muchos fueron asesinados.
Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez –presidentes al servicio de Calles- mantuvieron el estado de
persecución, al igual que Cárdenas durante la primera parte de su sexenio. Este, expulso del país a Calles.
En 1937 dio comienzo el Seminario de Moctezuma, en Estados Unidos, dirigido por la Compañía de Jesús,
ante la imposibilidad de abrir ninguno en México, En 1972 pasó a Tula, Hgo., y en 1979 clausuró sus actividades.
A partir del gobierno de Ávila Camacho, las relaciones de la Iglesia y el Estado han sido pacificas. Siendo
Presidente Luis Echeverría, visitó al Papa Paulo VI en el Vaticano.
Juan Pablo II llegó a México para inaugurar la III CELAM, en 1979, acontecimiento importante en la historia
de México porque el pueblo mexicano lo recibió con tal entusiasmo como no se había visto antes.
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Terris (1963), dirigida a todos los hombres de buena voluntad (favoreció la paz entre las naciones, fundada en la
verdad, justicia, caridad y libertad) que mereció alabanzas universales.
Antes de inaugurar el Concilio fue a orar al pueblecillo que vio hacer a San Francisco de Asís (ver núm. 71).
Los italianos se volcaron a lo largo del trayecto para saludar al primer Papa que dejaba el encierro del Vaticano
provocado por la pérdida de los Estados Pontificios (ver núm. 146).
El 11 de octubre de 1962 Juan XXIII inició el Concilio Vaticano II, ante la expectación mundial. A la ceremonia
asistieron representantes de 79 nacionalidades.
Más de 2,500 participantes, llegados de los cinco continentes, empezaron las deliberaciones (1ª sesión) que
finalizaron el 8 de diciembre para dejar paso a la intercesión. La segunda sesión fue convocada para el 29 de
septiembre.
No pudo asistir a ella Juan XXIII. El 3 de junio falleció. La humanidad sufrió la perdida del Papa al que amaba.
167.- PAULO VI
El 21 de junio de 1963 Juan Bautista Montini fue electo sucesor de Juan XXIII.
Gravísima carga recayó sobre sus hombros porque de tal magnitud era la crisis de crecimiento por la que
estaba pasando la Iglesia.
Paulo VI decidió que el Vaticano II continuara. Bajo su pontificado tuvieron lugar las sesiones 2a. (29 de
septiembre a 4 de diciembre de 1963), 3a. (14 de septiembre a 21 de noviembre de 1964) y 4a. (28 de octubre de
1965 a 8 de diciembre).
El Concilio escribió cuatro constituciones, 10 decretos y dos declaraciones: La Constitución sobre la liturgia,
la Iglesia, la revelación y la Iglesia en el mundo. Los decretos trataron de los medios de comunicación, las iglesias
orientales católicas, el ecumenismo, el cargo pastoral de los obispos, la renovación y la adaptación de la vida
religiosa, la formación de los sacerdotes, la educación cristiana, el apostolado de los seglares, la acción misionera de
la Iglesia, el ministerio y la vida de los sacerdotes. Las declaraciones se refirieron a las relaciones de la Iglesia con las
religiones no cristianas y la libertad religiosa.
El Papa escribió las encíclicas Ecclesiam Suam (1964), sobre la toma de conciencia de la Iglesia de su misión y
el diálogo con el mundo; Mysterium Fidei (1965), acerca de la doctrina eucarística, que era criticada por algunos;
Sacerdotalis Coelibatus (1967), para reafirmar el celibato, igualmente atacado por determinados sectores; Humanae
Vitae (1968), en torno a la regulación de la natalidad (que provocó numerosas polémicas); Octogesima Advenies
(1971), para explicar la Doctrina Social de la Iglesia (ver núm. 160); Evangelii Nuntiandi (1975), en que abordó el
tema de la evangelización.
En agosto de 1968 Paulo VI inauguró la II CELAM, en Medellín, Colombia, (ver núm. 165) de donde salió un
impetuoso movimiento para promover la justicia en el continente secularmente explotado, así como la Teología de
la Liberación, de Gustavo Gutiérrez.
La represión emprendida por los Regímenes de Seguridad Nacional, disfrazados o no, ha costado la vida de
numerosos sacerdotes, religiosos y fieles del continente.
167.- PAULO VI
El 21 de junio de 1963 Juan Bautista Montini fue electo sucesor de Juan XXIII.
Gravísima carga recayó sobre sus hombros porque de tal magnitud era la crisis de crecimiento por la que
estaba pasando la Iglesia.
Paulo VI decidió que el Vaticano II continuara. Bajo su pontificado tuvieron lugar las sesiones 2a. (29 de
septiembre a 4 de diciembre de 1963), 3a. (14 de septiembre a 21 de noviembre de 1964) y 4a. (28 de octubre de
1965 a 8 de diciembre).
El Concilio escribió cuatro constituciones, 10 decretos y dos declaraciones: La Constitución sobre la liturgia,
la Iglesia, la revelación y la Iglesia en el mundo. Los decretos trataron de los medios de comunicación, las iglesias
orientales católicas, el ecumenismo, el cargo pastoral de los obispos, la renovación y la adaptación de la vida
religiosa, la formación de los sacerdotes, la educación cristiana, el apostolado de los seglares, la acción misionera de
la Iglesia, el ministerio y la vida de los sacerdotes. Las declaraciones se refirieron a las relaciones de la Iglesia con las
religiones no cristianas y la libertad religiosa.
El Papa escribió las encíclicas Ecclesiam Suam (1964), sobre la toma de conciencia de la Iglesia de su misión y
el diálogo con el mundo; Mysterium Fidei (1965), acerca de la doctrina eucarística, que era criticada por algunos;
Sacerdotalis Coelibatus (1967), para reafirmar el celibato, igualmente atacado por determinados sectores; Humanae
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Vitae (1968), en torno a la regulación de la natalidad (que provocó numerosas polémicas); Octogesima Advenies
(1971), para explicar la Doctrina Social de la Iglesia (ver núm. 160); Evangelii Nuntiandi (1975), en que abordó el
tema de la evangelización.
En agosto de 1968 Paulo VI inauguró la II CELAM, en Medellín, Colombia, (ver núm. 165) de donde salió un
impetuoso movimiento para promover la justicia en el continente secularmente explotado, así como la Teología de
la Liberación, de Gustavo Gutiérrez.
La represión emprendida por los Regímenes de Seguridad Nacional, disfrazados o no, ha costado la vida de
numerosos sacerdotes, religiosos y fieles del continente.
Importante testimonio de espíritu cristiano estaban ofreciendo junto con miles más, monseñor Helder
Camara, Brasil, la Madre Teresa, en la India, que recibió el Premio Nubel de la Paz en 1979.
Los esfuerzos del Paulo VI, guía de 700 millones de católicos, se encaminaron a llevar a cabo las decisiones
conciliares, a obtener una mayor justicia social en el mundo, a promover la paz entre las naciones (afectada en el
Congo, Vietnam, Sudán, Nigeria, Biafra, Irlanda, India, Pakistán, Medio Oriente) y a promover el diálogo ecumenico.
El Papa viajó 130 mil kilómetros. Visito Italia, Tierra Santa, Fátima, Estambul, Colombia, Uganda, Cerdeña,
Teherán, Manila, Samoa, Sydney, Yakarta, Hong Kong, Colombo.
Recibió a tres presidentes de Estados Unidos, al Presidente del Soviet Supremo, Podgorny, al yugoslavo, Tito,
al de Egipto, Sadat, a la Primera Ministra de Israel, Golda Meyer, entre numerosos gobernantes más.
Reformó, asimismo, la organización de la Curia. Permitió que religiosas o seglares trabajaran en ella.
Canonizó a 84 santos y realizó 59 beatificaciones. Estableció nuevas normas para la eleccion de los papas,
impidiendo el voto de los cardenales mayores de ochenta años.
Convocó al Año Santo en 1975 y congregó multitudes en Roma a donde fueron a orar. Llevó a cabo, por
indicación del Concilio, los sínodos episcopales mundiales: 1967; Revisión del Derecho Canónico, Seminarios,
Liturgia, Ateísmo, Matrimonios Mixtos; 1969: Relaciones de las Conferencias de las Conferencias Episcopales con la
Santa Sede y relaciones entre ellas; 1971: Justicia y Sacerdocio Ministerial; 1974: Evangelización; 1977: Catequesis.
(En 1980 Juan Pablo II convocó el Sínodo que trató Los Deberes de la Familia Cristiana en la Actualidad).
Algunos pusieron en tela de juicio las doctrinas y prácticas tradicionales durante el pontificado del Paulo VI,
como consecuencia de la crisis de valores culturales que experimentaba el mundo.
En la liturgia se introdujeron abusos. Los consejos de disciplina y deber fueron revisados. Las vocaciones
descendieron. El número de sacerdotes, religiosos y religiosas que obtuvieron dispensa de sus obligaciones fue
grande.
Lefevbre, por otro lado, desobedeció al Papa en nombre de la ortodoxia.
Algunos clérigos tomaron las armas en favor de los desposeídos del Tercer Mundo, como había ocurrido con
motivo de las independencias latinoamericanas a principios del siglo pasado (ver núm. 143).
El Papa sorteaba estos y parecidos escollos con prudencia, pese a que no faltaban quienes lo tachaban de
indeciso o débil. Paulo VI fue pacificador y custodio.
Pese a su cada vez más quebrada salud, llevó a cabo una transformación gigantesca en las estructuras
eclesiales. Supo llevar la nave de Pedro de las costas de un mundo que moría, a las playas del Nuevo Mundo que
estaba gestándose.
Hombre santo, el Papa fue respetado en todos los rincones de la tierra, excepto por extremistas o
caprichosos. Pero al morir, también éstos reconocieron la habilidad suprema con que había dirigido a la Iglesia en
uan época por demás difícil. Falleció el 6 de agosto de 1978.
51
En su discurso ante las Naciones Unidas abogó por un orden mundial justo y pacifico. En su alocución ante la
OEA condenó los regímenes de Seguridad Nacional que oprimen a los pueblos latinoamericanos.
A través del Documento de Puebla, elaborado por obispos de este continente, aprobó el trabajo
evangelizador que ha de realizar nuestra Iglesia para cooperar con el pueblo en su proceso de liberación.
Si bien las autoridades que ofrece en el Vaticano son sumamente concurridas, el Pontífice ha viajado en
frecuentes ocasiones por el territorio italiano y ha realizado numerosos viajes al extranjero, en los cuales ha visitado
Santo Domingo, México, Polonia, Irlanda, Estados Unidos, (y ahí las Naciones Unidas), Turquía (en 1979); Zaire,
Congo, Kenya, Ghana, Alto Volta, Costa de Marfil (del continente africano), Francia (donde habló en la UNESCO) y
Brasil (en 1980).
Las multitudes han estado presentes a su paso. Al verlos han sufrido el impacto de su personalidad.
Su sonrisa y simpatía, la manifestación de su corazón, su dinamismo y fortaleza física, su espontaneidad y
excepcionales cualidades para enfrentarse a las muchedumbres, causan en el corazón de los presentes un misterioso
y todavía no evaluado impacto.
Poeta, actor, filósofo, teólogo políglota, catedrático, obrero, pastor de almas, constructor de la nueva
sociedad polaca, Juan Pablo II no ha salido de Roma para enfrentarse al mundo sino para dirigirlo.
En Estados Unidos escuchó la oposición que produjeron sus palabras en algunos secretos. Acudió a una
Irlanda convulsionada por la violencia y atacó allí mismo el uso de la violencia injusta. Penetró en un Harlem
tradicionalmente hostil a los visitantes y al salir llevó consigo el mejor sentimiento de sus moradores.
Su visita conmocionó a México, robusteció la fe en Polonia y obligó a Estados Unidos a efectuar un examen
de conciencia.
En Turquía, de minoría católica, fomentó al diálogo ecuménico y con otras religiones. en África se pronunció
contra la vida materialista y pidió respeto por la cultural africana. En Francia habló a los obreros acerca de la
dignidad del trabajo, criticó tanto al progresismo como al integrismo, apoyo la internacionalización dela ciudad de
Jerusalén, urgió el complimiento de la moral cristiana en la vida sexual, yla llamó la atención sobre el riesgo de una
posible autodestrucción del mundo (ver núm. 171).
Vuelto al Vaticano, fue visitado por el Presidente Carter. En Ucrania que estudiaron los problemas de esas
comunidades, retiró el nombre de teólogo católico a Hans Kung, conversó con Lefebvre en busca de una solución al
problema de su cisma. En su documento Inestimabile Donum pidió se frenen los abusos litúrgicos.
En marzo de 1980 fue asesinado monseñor Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de El Salvador, defensor de su
pueblo oprimido.
170.- ECUMENISMO
Si bien durante los siglos pasados hubo intentos de unir a los cristianos, en el actual ha cobrado mayor
impulso el movimiento que tiende a lograr la unidad en la fe y de comunión entre las comunidades cristianas
divididas, escándalo para el mundo actual.
En 1910, en la ciudad de Edimburgo, tuvo lugar la primera conferencia misionera universal entre hermanos
separados. En 1922 fue fundado el Consejo Internacional Ecuménico de las Misiones.
En 1948 nació el Consejo Ecuménico de las Iglesias en Ámsterdam. En su conferencia realizada en Nueva
Delhi (1961) admitieron a las Iglesias ortodoxas.
52
Si bien el cardenal Mercier había dialogado en Malinas con los anglicanos en 1925, y otros católicos habían
hecho esfuerzos al ecumenismo notables, fue Juan XXIII quien dio decidido impulso al ecumenismo al fundar el
Secretariado para la Unidad, bajo la presidencia del cardenal Agustín Bea, en 1960.
El Concilio, por su parte, aprobó el documento llamado Unitatis Redintegratio a favor de la conversión
ecuménica (ver núm. 167).
El doctor Fischer, arzobispo anglicano de Canterbury visitó a Juan XXIII en 1960, y el doctor Craig,
presbiteriano, lo hizo en 1962 y el doctor Ramsey -sucesor de Fischer- dialogó con Paulo VI en 1966.
Al Concilio asistieron observadores de la Iglesia luterana, reformada, metodista, congregacionalista,
cuáquera, etc.
Paulo VI se reunió también con el Patriarca Atenágoras en 1963. Roma y Constantinopla se levantaron
mutuamente (1965) sus anatemas lanzadas en 1054 (ver núm. 53).
En cada uno de sus viajes, Juan Pablo II acostumbra orar en común con representantes de hermanos
separados. En Ghana recibió al arzobispo de Canterbury, doctor Roberto Runcie y, en el Vaticano, a Elías II, Patriarca
ortodoxo de Georgia. De fines de mayo a principios de junio de 1980 ser reunieron representantes de ortodoxos y
católicos en Patmos, Grecia.
En Taizé, el hermano Rogier Schutz ha fundado una comunidad de oración cuya luz ha inundado a la
cristiandad entera.
53
Fomentó el odio entre los seres humanos he hizo que los gobiernos gastaran incalculables cantidades de
dinero en armamento en vez de haberlos usado en educación, alimentos y medicinas.
Estados Unidos y Rusia han retornado a la senda del ataque, de la enemistad y de la desconfianza mutuas, en
vez de mejorar sus incipientes buenas relaciones. Preparan ejércitos, estrategias y armas.
La repartición de la producción mundial del petróleo y la lucha para lograr la propia supremacía, han
exacerbado el ímpetu imperialista de las potencias a costa de la paz mundial y de la felicidad de los países, la cual
debería estar fundada no en el terror sino en las relaciones internacionales de justicia.
En varias regiones encontramos además, conflictos violentos -Afganistán, El Salvador, entre otros- que en
medida más limitada tiene capacidad de reproducir negativamente en otras zonas del mundo.
Los dirigentes mundiales vuelven a preferir el uso del cañón en vez del diálogo.
Estas actitudes desquician el desenvolvimiento de la historia y detienen el progreso de la humanidad.
La cultura mundial, posible a partir de la coexistencia pacífica, rueda, así, al precipicio. Porque los cañones y
las bombas destruyen la risa de los niños y la vida de las flores.
Tal es el mundo en el que el mensaje de Cristo debe ser fermento que redima.
Practicado por los cristianos, el evangelio salvará a la cultura urbano-industrial que contiene los adelantos
científicos más depurados y la miseria de seres humanos oprimidos.
Cristianos y hombres de buena voluntad trabajan juntos para lograr que los hombres vuelvan a ser hermanos
y alaben todos al único Dios verdadero y a su Hijo Jesús.
SIGLO XXI
172. BENEDICTO XVI
En el año 2005 el Papa Benedicto XVI inicio su labor dirigiendo a la Iglesia enfrentando los retos que se le
presentan en la sociedad actual y dando un rumbo a seguir en esta misma aclarando y enseñando organizando y
planeando.
Cuando era perpecto de la fe, Ha participo en algunos documentos importantes como Dominus Jesus
algunas
Encíclicas que ha escrito son las siguientes: Deus Caritas Est, Spe Salvi y Caritas in Veritate.
El futuro de la Iglesia se presenta con grandes retos y grandes oportunidades es un tiempo donde la Iglesia
tendrá que inculturarse como en las primeras comunidades.
Renato Leduc # 231 Col. Toriello Guerra, Del. Tlalpan C.P. 14050, México, D.F.
Tel. 5 665 53 79 Fax 5 665 47 93
3.- En cada tema se te indica la forma de trabajar, se trata de contestar algunos cuestionario, completar algunos cuadros, o
realizar algunos resúmenes.
5.- Es importante que antes de empezar la lectura de alguna lección, consultes lo que se te pide realizar. Esto te ayudará a poner
más atención en lo importante del capítulo.
6.- Los trabajos, incluyendo los cuadros, hay que realizarlos en las mismas hojas que te envío.
7.- Próximamente te enviaré el repaso final (examen) para que lo contestes y envíes.
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RECOMENDACIONES:
1.- Debes leer detenidamente cada tema ( si es necesario dos o tres veces).
2.- Al empezar tu lectura, es común que te encuentres palabras que no entiendas. Para superar esto, es necesario que preguntes
a un sacerdote cercano, si tienes posibilidad, escríbeme manifestando tus dudas. No te quedes con dudas, pregunta siempre.
3.- Hay que tener paciencia con uno mismo, ya que en ocasiones no se tiene el hábito de lectura y de comprensión
rápida. Pero debes estar consciente que nadie nace sabiendo. Hay que luchar por adquirir el hábito de lectura. Y esto se
consigue intentándolo todos los días.
BIBLIOGRAFÍA:
90 Muy bien
80 Bien
70 Regular
60 Suficiente
50 No aprobado
EVALUACIÓN
Las tareas y trabajos de cada tema valen 8 puntos. En esta materia hay 10 lecciones, quiere decir que si se entregan todos los
trabajos, bien hechos, se tendrá = 80
El repaso final 20 puntos = 20
Buena presentación de tus trabajos 10 puntos = 10
_ _______
110*
* Hay 10 puntos extras, de tal forma que tienes más posibilidades de adquirir tu 100 de calificación, ánimo.
Actividades a realizar:
Lección 1: Siglo I y Siglo II
Lee las páginas 11-18 y contesta las siguientes cuestiones:
3.- ¿Qué libro de la Biblia nos narra los primeros años de la vida de la Iglesia?
4.- Presente el texto Bíblico donde se eligió a los siete primeros Diáconos
7.- ¿Cómo se llamó el primer Concilio que existió en la Iglesia y en que año se realizo?
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8.- Menciona algunos lugares donde se expandió el cristianismo en el siglo I
13.- ¿Quiénes fueron los Padres Apologiítas, menciona dos que se destaque en el siglo II?
Lee con atención las páginas 19-25 y contesta las siguientes cuestiones:
1.- En este siglo los Papas tuvieron que defender la Iglesia de la espada hostil y de la herejía interna. ( )
58
2.- ¿ Qué es el Maniqueísmo?
7.- ¿Qué aspectos positivos y negativos crees que se dieron en este siglo con la libertad de culto que decretó
Constantino?
11.- ¿En qué año se realizó y qué proponía el concilio ecuménico de Nicea?
12.- ¿En qué año se realizó y qué proponía el concilio ecuménico de Constantinopla?.
59
13.- Menciona algunos Padres de la Iglesia que sobresalen en el siglo IV
16.- A partir de qué concilio se fue extendiendo la costumbre de que los sacerdotes fueran célibes.
LECCIÓN 3 Siglo V y VI
2.- Menciona algunas conversiones de algunos pueblos al cristianismo que se dieron en el siglo V
.
60
10.- ¿En que año y que afirmaba el concilio de Éfeso?
12.- Menciona algunos padres de la Iglesia del siglo V, así como algunas de sus obras.
14.- Habla de la vida monacal del siglo VI y quién se destaca como ejemplo de vida monacal en este siglo.
1.- Menciona 2 órdenes que aumentaron la vitalidad renovadora de la vida religiosa de la Iglesia en el siglo
XI.
10.- Habla un poco de San Anselmo, Pedro Lombardo, Abelardo, Pedro de Bruys, Enrique de Lausana y San
Bernardo de Claraval.
62
11.- ¿Quién atacó la legitimidad de las propiedades eclesiásticas y del poder temporal de los Papas y negó
los sacramentos?
63
7.-En qué año y qué propuso el II concilio de Lyon?
9.- Qué importancia crees que tiene el franciscanismo para la Iglesia de este tiempo
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11.- Algunas comunidades religiosas que surgieron en este siglo fueron:
15.- ¿Quién fue Santo Tomás de Aquino? Presenta algunas de sus obras
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18.- Por qué en este siglo los Papas abandonaron Roma y fueron a aviñón?
(
)
2.- Presenta algunos autores del renacimiento (menciona algunas de sus obras).
3.- ¿En qué año se realizó y qué propuso el quinto concilio de Letrán?
67
4.-Explica cuáles fueron las causas por las que Martín Lutero se separó de la Iglesia.
5.- ¿En qué cosas Martín Lutero estuvo en contra de la Iglesia Católica?
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13.- ¿Cuáles fueron las tres primeras congregaciones que llegaron a América?
20.- ¿Quién fue Miguel Bayo y cuál era su postura entre la naturaleza y lo sobrenatural
69
LECCIÓN 9: Siglo XVII y siglo XVIII
1.- Respetando los subtítulos haz un resumen de 3 páginas sobre el siglo XIX
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Contesta las siguientes cuestiones:
6.- Menciona algunas obras y documentos importantes del Papa del Papa Pio XI
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8.- Elabora un resume de la Segunda Guerra Mundial
Pio XII
Juan XXIII
Paulo VI
72
Juan Pablo I
Juan Pablo II
73
INDICE
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Lección 1: Nociones generales
Siglo I………………………………………………………………………………………………………………………………………………… 3
Siglo II………………………………………………………………………………………………………………………………………………. 5
Cuestionario: ……………………………………………………………………………………………………………………………………………… 71
76