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Para construir la parte de presa que está en el cauce, es preciso desviar el río para trabajar en seco.
Hay dos formas de dejar en seco la zona de obra:

Æ Desviando el río totalmente por un cauce artificial.

Æ Dejando en seco sólo una parte del cauce y concentrando el paso de la corriente por el
resto, ejecutando así de forma sucesiva la obra.

El problema fundamental es el caudal tope que vamos a desviar; la determinación del mismo ha de
hacerse sobre el siguiente dilema:

Æ Si nos quedamos cortos, las avenidas superiores a la capacidad del desvío verterán por la
obra de derivación y pasarán por el antiguo cauce natural, inundando la obra que estamos
haciendo.

Æ Si, para evitar esto, hacemos un desvío muy amplio, su coste puede ser excesivo.

El criterio suele dar al desvío una capacidad suficiente para que pasen por él las avenidas normales
durante el período más delicado de la obra, a sabiendas que, si durante ese plazo se presenta una
mayor, la inundará. Es un riesgo que hay que correr. Podemos conocer la probabilidad de cada
crecida, pero es difícil saber los daños que puede producir en la obra; evidentemente, no son iguales
los daños que tendrían al inundarse unos bloques de hormigón, que el terraplén de una presa de
materiales sueltos.

De todas formas se aconseja hacer el desvío más bien amplio, pues las perturbaciones que sufre la
obra compensan, en general, un mayor coste del desvío.

Lo difícil suele ser estimar la crecida máxima a prever para el aliviadero; en cambio, las crecidas que
se presentan con frecuencia anual son perfectamente conocidas e incluso las de frecuencia de 2 a 5
años.

El problema de la fijación del caudal máximo suele influir más en los desvíos totales que en los
parciales.

Todos estos matices hay que tenerlos en cuenta al fijar el caudal a desviar. Con el objeto de fijar
ideas, damos a continuación algunas reglas prácticas.

Æ Si la obra es de hormigón, puede ponerse la avenida probable durante su período de


construcción con un margen del 20%, o bien hacer el desvío para un caudal del orden de 5
a 10 veces el medio del río, según lo largo que sea el período de construcción.

Æ Si se trata de una presa de materiales sueltos, el caudal probable durante el período de


construcción se aumentará en un 50% y hasta un 100%, dependiendo de la importancia de
los daños posibles.

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Consiste en la ejecución de un cauce artificial, para lo cual hay que hacer una presa provisional que
produzca el remanso suficiente para que el agua entre por el nuevo cauce, que es una conducción
que transporta el agua desviada hasta un punto agua abajo de la obra.

La presa provisional de desvío se llama ataguía. A veces es necesario hacer otra agua abajo de la
obra a proteger, para evitar que las aguas desviadas puedan inundar aquella por retroceso. Esta
segunda presa se llama contraataguía o ataguía agua abajo.
En cauces de bastante pendiente, ésta puede hacer innecesaria la contraataguía, pero cuando la
pendiente es suave es inevitable.

La conducción de desvío se hace en presión o sin presión.

La ataguía es un azud de corta altura que debe estar previsto para verter los caudales que no
quepan por la conducción. El caudal previsible de vertido ha de ser, obviamente, bastante mayor que
el del desvío. En los casos en que la ataguía es fácil de reparar o reconstruir y entonces se puede
disponer sólo para un vertido mínimo o nulo.

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Si el túnel va en presión siempre, ha de salir al río en un punto D por debajo de él, para lo cual,
después de la toma habrá un tramo de fuerte pendiente, seguido de otro normal y terminando en otro
en contrapendiente. Así queda asegurado el régimen en presión para todos los caudales, evitando el
cambio de presión a lámina libre. A cambio, la obra resulta un poco más complicada, al estar el túnel
más bajo que el río y, además, el túnel puede llenarse de acarreos, prácticamente imposibles de
limpiar.

La sección del túnel viene determinada por la velocidad elegida para el caudal máximo. Esta
velocidad puede ser elevada, pues como la obra es provisional no importa su deterioro, mientras
dure el plazo requerido.

La máxima economía de un desvío es función a la vez del coste de la ataguía y de la conducción.


Esta es tanto más económica cuanto mayor sea la velocidad máxima; una velocidad pequeña
permitirá una ataguía baja, pero la conducción será mas cara, ocurriendo a la inversa con una
velocidad grande.

Además de la altura necesaria para V2/2g, es necesario prever un suplemento del 30-50%, y no
menos de 0,5-1,0 m., para las pérdidas de carga en la entrada que suelen ser fuertes en estas obras,
pues por ser provisionales, se hacen más burdamente. En cualquier caso se recomienda huir del
optimismo en la determinación de rugosidades y pérdidas, y dimensionar la ataguía con un margen
de prudencia para asegurar el paso del agua en las condiciones habituales de este tipo de obras.

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Para evitar los defectos antes señalados, se puede hacer el desvío con régimen de lámina libre. Es
indiferente que la conducción sea en túnel o exterior, pues el funcionamiento hidráulico sólo depende
de que la lámina esté en contacto con la atmósfera.

En la ataguía se produce la altura necesaria para V2/2g. Para pasar de la velocidad pequeña en el
remanso producido por la ataguía a la importante en la conducción, puede hacerse un tramo corto
inicial con fuerte pendiente o dejar que ese tránsito se produzca naturalmente por medio de la
pendiente superficial.

Este último procedimiento tiene el inconveniente de desconocer el sitio donde se formará el régimen
crítico y, por tanto, la forma de la lámina.

Aquí, las advertencias sobre la altura de la ataguía para lograr la velocidad supuesta y lo razonado
de la variación del coste con la velocidad, son iguales que en el supuesto anterior.

El desvío en lámina libre tiene sobre el que va en presión, tiene como ventajas, mayor facilidad de
construcción, menor peligro de aterramientos y menor dificultad para su limpieza y extracción;
además, de tener mayor elasticidad de desagüe frente a crecidas mayores a la supuesta, pues una
sobreelevación pequeña de nivel influye muy poco en el desagüe de una conducción en presión y
bastante en una de lámina libre.
La mayor parte de los desvíos se proyectan en lámina libre.

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Cuando el cauce es ancho y los caudales elevados costaría mucho construir un cauce artificial; por
otra parte, la amplitud del cauce permite estrecharlo accidentalmente durante el período de obra.

Se empieza construyendo un recinto, a cuyo resguardo se hace la primera zona de la presa hasta
alcanzar una altura suficiente. Después o al tiempo, se hace la zona opuesta (la otra orilla), haciendo
la segunda zona de la presa. Conseguidas ya dos zonas firmes, se apoya en ellas el tercer recinto
haciéndose la zona central de la presa.

Es obvio que este sistema ha de aplicarse a presas de hormigón.

Los recintos pueden ser de cualquier forma en planta, con alineaciones rectas o curvas; esta última
es muy usada cuando se utilizan tablestacas, pues la forma circular ayuda a la resistencia contra el
empuje del agua. En cuanto a número, los recintos pueden ser 2, 3 ó más según los casos.

Exige una planificación completa y detallada, para organizar sin fallos las distintas fases de la
operación.

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Son azudes vertederos, pero provisionales y destinados a dar servicio sólo por un corto período (1-4
años).

Pueden ser totalmente de fábrica o estar formadas por una sola zona de vertedero en hormigón y el
resto con un dique de material suelto. En este caso, este dique ha de tener sólo la consolidación que
exija su misión provisional. La impermeabilización del dique se puede lograr atravesándolo
posteriormente con tablestacas. La zona de vertedero se hace con un perfil Creager. No es necesario
siempre cimentarlos en roca, bastando que aguanten los vertidos sin arruinarse. La única
observación importante respecto a ese punto es pensar bien que influencia puede tener el azud en la
seguridad del personal.

Los recintos se pueden hacer también con terraplén impermeabilizado con tablestacas o con pilotes
o inyecciones.

Las contraataguías presentan normalmente muchos menos problemas que las ataguías, ya que
tienen los siguientes atenuantes funcionales:

Æ Su altura ha de ser la estricta para contener la lámina de agua que pueda llegar a formarse
agua abajo, a la salida del túnel de desvío.

Æ Al ser de una altura menor, se simplifica no sólo su construcción, sino su función de vertido.

La contraataguía puede no ser necesaria cuando la pendiente del cauce sea suficiente para que el
agua siga por el cauce con una cota máxima de lámina inferior al nivel del cauce en el lugar de
trabajo. También puede ocurrir esto con pendiente suave, cuando el túnel de desvío reintegra el agua
al cauce en un punto muy alejado del lugar de la obra.

Tanto la ataguía como la eventual contraataguía han de calcularse teniendo en cuenta la excavación
a realizar, pues es obvio que ésta puede influir de forma decisiva en su estabilidad.

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Si el túnel está suficientemente alto sobre el río, puede perforarse sin cuidado especial. Únicamente
habrá que estar atento a posibles crecidas de cierta entidad que, al elevar el nivel de agua, pudieran
inundar las obras. Según los casos, la frecuencia de tal posibilidad o los daños previsibles, se
adoptarán unas u otras medidas de precaución.

Si el túnel se proyecta en presión, su trazado irá casi totalmente por debajo del nivel del río. Para
perforarlo habrá que utilizar galerías de ataque inclinadas por ambas bocas. Estas galerías pueden
ser en algunos casos los mismos tramos de entrada y salida, aunque entonces será preciso proceder
a un retoque posterior. Como esos retoques son difíciles de hacer o incluso, imposible utilizar como
ataques la entrada y salida definitivas, es muy frecuente utilizar galerías de ataque auxiliares
independientes de la entrada y salida definitivas. Son túneles inclinados cuya traza se sitúa en la
forma más apta para lograr la mínima longitud compatible con la pendiente y un buen lugar de
emboquillamiento, y suficientemente alto y con buen acceso.

A veces hay que acudir también a estas galerías de ataque auxiliares en túneles de desvío sin
presión, aunque entonces son más cortas, dado el mayor nivel del túnel.

Los túneles de desvío sólo se revisten en los casos en que resulta necesario en función a la
resistencia a la erosión del agua. Cuando el revestimiento es preciso, hay que hacer ataguías de
protección, normalmente con sacos en forma parasemicircular, y que como son de poca duración, no
tienen grandes exigencias.

Las bocas, particularmente la de salida cuando está por bajo del río, son obras dificultosas y, como
su objeto se ciñe a la duración del desvío, tampoco hay que hacerlas perfectamente. La voladura
final de una de estas bocas se hace de golpe.

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Es una operación delicada y difícil, por lo que hay que desechar toda idea de perfección; eso sí, debe
preverse todo cuidadosamente y después ejecutarlo con orden y sobre todo, con rapidez en sus
últimas fases.

La evolución normal suele ser así:

Æ Se perfora y reviste (si es necesario) el túnel de desvío y sus bocas, si el nivel de éstas
respecto al río lo permite.

Æ Si las bocas están bajas, se hacen posteriormente, previa protección con ataguías ligeras
eventuales o por medio de voladuras.

Æ Si la boca de entrada está baja, al hacer su voladura, el agua del río penetra en el túnel, y si
también está perforada la boca de salida, el río quedará desviado, al menos parcialmente.
Si la boca de entrada está alta, no pasará el río por ella hasta que la ataguía del cauce haya
llegado a un nivel suficiente.

Æ La ataguía de la presa, salvo que esté reducida a su mínima expresión, no es una obra fácil
de ejecutar mientras el río pase por el cauce. Por ello, se suele hacer parcialmente, según lo
permita el río, hasta que la última parte resulte imposible sin desviarlo.

Æ Una vez hecho el desvío del río, puede procederse al cierre final de la ataguía. Consiste, en
general, en echar al río lo más rápidamente posible, escollera, gaviones o piedras para
obstruir su paso por el portillo que quede en la ataguía. La operación ha de estar preparada
y debe ser rápida, pues sino, el río acabará arrastrando las piedras y materiales echados y
habrá fallado la operación. Hay que intentar echar elementos grandes para dificultar su
arrastre. También se pueden hincar previamente perfiles metálicos en los acarreos para que
ayuden a sujetar las piedras que echamos después; o incluso mallas metálicas. Esta
operación será tanto más fácil cuanto más bajo esté el umbral de entrada del túnel.
Æ Una vez conseguido el cierre provisional, se procede a su afianzamiento, para lo que
pueden echarse elementos de tamaño decreciente con objeto de que vayan penetrando en
los huecos del tapón. Hay que contar con la necesidad de disponer bombas de agotamiento
agua abajo de la ataguía.

Æ Desviado el río y reducidas las filtraciones, se puede terminar la ataguía, si aún falta
recrecer su altura o reforzar las inyecciones de consolidación...

Para mayor facilidad de las operaciones más delicadas (2 y 5), se planea hacerlas en el período de
aguas bajas, porque el resto del año resultarían más costosas o incluso imposibles.

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Gracias a tener desviado el río se pueden realizar las cimentaciones de la presa y avanzar en su
ejecución. Pero en cuanto ésta llega a una cierta altura, el desvío puede no ser ya necesario. Y lo
más tarde, cuando la presa está ya terminada, hay que cerrar el desvío.

Esta operación tiene también cierta dificultad, por ello es forzoso prever la operación desde el
principio y proyectar las obras de desvío de manera que el cierre sea más fácil.

Para cerrar el desvío debe contarse previamente con unos desagües en la presa. Elemento
fundamental para ello es el desagüe de fondo. Éste desagüe permite hacer pasar el agua por él
mientras que se cierra el desvío. También facilita el cierre definitivo de la presa, pues basta operar la
válvula o compuerta correspondiente.

En la operación de cierre hay que distinguir tres casos:

1.- Hay túnel de desvío:

Æ Con el desagüe de fondo en la presa.

Æ Con el desagüe de fondo en el mismo desvío.

2.- El desvío se hace por recintos y el desagüe de fondo está en la presa.

3.- El desagüe de fondo es independiente de la presa y del desvío.

S S S S  S S  , se puede cerrar de dos formas:

c Dejando previstas en algún sitio donde se puedan hormigonar bien, dos o más ranuras verticales en
las que se puedan alojar unas compuertas deslizantes elementales. Teniendo previstas estas
ranuras, resulta bajar esas compuertas (ataguías) en el momento deseado. Conviene que sean al
menos dos en serie, pues la primera probablemente no cerrará del todo, pero cortará al menos el
caudal importante. La segunda compuerta es más fácil de bajar, a pesar de que la filtración de la
primera sea notable.

c Colocando unos tubos horizontales y longitudinales se puede ir echando hormigón de forma que el
agua siga pasando por ellos, pero taponando así gran parte de la sección. Después es más sencillo ir
taponando los tubos uno a uno por medio de piezas troncocónicas que encajen en la entrada de
cada tubo.

Desde el mismo momento en que el desvío está cerrado, aunque sea imperfectamente, el agua se va
acumulando detrás de la presa. Y cuando llega al nivel del desagüe de fondo, sale por él
controlándose así su nivel hasta que se decida proceder al embalse normal (cerrando el desagüe de
fondo).
S S S S  S S    S , puede hacerse de manera
similar si colocamos ese desagüe en un túnel algo más alto que el desvío. Mientras el agua pasa por
el túnel inferior, puede ejecutarse con toda comodidad la obra en el túnel superior.

Hay veces en que el desagüe de fondo se hace en el mismo túnel de desvío. Esto lleva siempre a
una mayor dificultad en su ejecución, por el hecho de que el agua ha de seguir pasando. Para
resolver este problema puede dejarse en la presa un portillo o hueco provisional; el desvío se cierra
por medio de unas ataguías y el agua remansa un poco y sale por el portillo de la presa. Se hace la
obra e instalación de las compuertas de desagüe de fondo y, cuando está terminada, se vuelven a
levantar las ataguías del desvío y el agua vuelve a pasar por él a través ahora, de las válvulas del
desagüe de fondo y puede ya cerrarse el portillo provisional de la presa. Terminado éste, se pueden
cerrar las válvulas del desagüe de fondo y comenzar el embalse.

S S    , en algunos de los bloques de la presa hay que dejar hecho
el desagüe de fondo. Por éste pasará el agua a partir de un cierto momento de la construcción.
Cuando se decida pasar al embalse definitivo, se cierran las válvulas o compuertas de este desagüe.

Puede haber una fase intermedia en la que subsistan simultáneamente el desagüe de fondo, ya
instalado, y un portillo en la presa que luego hay que cerrar.

S S  S S S  S  S  S S , se puede ir
construyendo e instalando con total desconexión con el resto de la obra. Y realizar el cierre final con
él, como siempre, utilizándolo también como alivio del agua mientras se procede al cierre del desvío
provisional, sea éste por túnel, recintos o portillo en la presa. Funcionalmente, es la mejor solución de
todas.

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