El sistema rural campesino como realidad histórica se torna complejo.
Convergen en él aspectos que tienen que ver con la cultura, la ciencia, la
tecnología, las redes Sociales, las mediaciones políticas y los procesos productivos entre otros aspectos que hacen compleja esta realidad. Son múltiples los actores y procesos que se articulan en este sistema para que el Mismo adquiera los referentes de sentido que lo ubican en un contexto de importancia para el desarrollo de la sociedad y el país. Es por ello que debemos centrar la atención en el papel que juega la educación y en particular la educación rural cálida en el desarrollo social, cultural y productivo del sistema rural campesino en contextos geográficos y productivos particulares. La educación como estrategia de formación humana ha cumplido en la sociedad un papel importante en razón a que contribuye a dotar el individuo y la comunidad de una concepción del mundo, de su organización ética, política y económica, asimismo proporciona las competencias y habilidades para el trabajo productivo a través del cual se reproducen las condiciones de la vida social. La educación básica rural en Colombia genera condiciones que contribuyen al logro de aprendizajes escolares que permiten mejorar las oportunidades de los niños y jóvenes para un desarrollo humano integral y así una participación activa en la sociedad. Bajo los programas planteados y dirigidos por parte del Ministerio de Educación Nacional se ha generado unos cuadernillos (guías de Escuela Nueva)y material pedagógico de trabajo destinados a contribuir a una educación eficaz y practica en la primera fase de la educación básica. Es conveniente preguntarse, en medio de la gran expansión educativa que ha tenido el país en los últimos 50 años, para qué sirve la escuela rural, cual son sus funciones fundamentales en la sociedad colombiana. Para aproximarse a una respuesta es necesario tener en cuenta que la escuela ha llegado a convertirse en un fenómeno universal, la cual adquiere sentido y se define en las circunstancias particulares en que se desarrolla, lo local y lo regional. El problema central que aborda este trabajo es el de la educación rural en el contexto del desarrollo rural. En torno a este se interroga sobre los aspectos relacionados con la función diaria de las labores realizadas por los estudiantes, acompañada de su compromiso frente a la escuela y su actividad educativa. Para esto es necesario buscar la fusión entre la vida Campesina y su rol de estudiante; con este planteamiento se busca que el estudiante genere Micro – empresa acompañado un conocimiento técnico y tecnológico brindado en la escuela. La escuela rural está llamada a promover, orientar y desarrollar las capacidades intelectuales, morales y técnicas de los niños campesinos. Debe prepararlos para encarar, entender y resolver los problemas concretos que, tanto en su comunidad de origen como cuando emigran a las ciudades, obstaculizan el mejoramiento de sus condiciones de vida. Las desventajas en que se encuentran la población rural con respecto a la urbana se ven reflejadas en la problemática en materia de educación con las siguientes características: * Los estudiantes no disponen de suficientes materiales y textos. *La falta de educación de los padres y el no-acceso a servicios públicos aparecen a bajos niveles de rendimientos. *La enseñanza no acude al conocimiento previo de los alumnos, es decir el que les brida su entorno. *Existen malas condiciones materiales de las escuelas. Es por ello que para lograr cumplir con los objetivos de una enseñanza con calidad debemos tener en cuenta lo siguiente: a) Respetar y valorar la lengua, costumbres y particulares formas de conocer de los niños campesinos, incorporándolas en los contenidos y metodologías escolares. Lo cual exige dejar de considerarlas como expresiones de atraso que hay que desterrar. La experiencia escolar diaria formará en el respeto hacia la diversidad cultural, como una riqueza que hay que aprovechar y no como una expresión de subdesarrollo a eliminar. b) Respetar, valorar e incorporar las experiencias domésticas y productivas de los niños campesinos, en el desarrollo de los programas escolares. Estas experiencias deben ser aprovechadas como punto de partida para nuevos. c) Revalorar el entorno natural y las prácticas sociales, económicas y culturales de la comunidad rural local. Debe conocer y utilizar su potencial educativo, incorporándolo a los procesos de aprendizaje. El medio y la forma de vida de las familias campesinas serán apreciados en lo que tienen de positivo y aprovechados para desarrollar un conocimiento crítico de los alumnos sobre su propia realidad. Todo aprendizaje debe orientar hacia realizaciones concretas que contribuyan a mejorar las condiciones de vida. d) Utilizar, ampliar y desarrollar en la labor educativa, las experiencias y habilidades ya adquiridas por los niños en su familia y comunidad. Asimismo, se intentará que las actividades escolares puedan ser aprovechadas para solucionar problemas que se presenten en la vida diaria. La educación escolar, entonces, formará a los niños en la búsqueda de alternativas concretas frente a problemas igualmente concretos. e) Incorporar en el contenido y el método de la enseñanza, las relaciones existentes entre la sociedad local y su medio ambiente. Para cumplir con el programa escolar se elegirán ejemplos y actividades que promuevan actitudes respetuosas hacia la naturaleza, basadas en el conocimiento de la complementariedad vital entre los seres humanos y los recursos naturales. El medio ambiente y sus distintos elementos son el contexto de la vida humana, y la única posibilidad de bienestar y desarrollo de las familias campesinas de hoy y de mañana. La escuela rural deberá, entonces, formar en el conocimiento, protección y uso adecuado de estos recursos. La mejor forma de conocer los problemas del propio medio ambiente y la importancia que adquieren en la vida cotidiana de cada comunidad es ampliar el espacio educativo al entorno escolar. El profesor buscará oportunidades para explorar el entorno, valorar y comprender sus problemas, y mostrará las posibilidades de intervenir para solucionar los problemas que se detecten f) Incentivar y orientar el trabajo colectivo, la responsabilidad social, la cooperación, la solidaridad y la satisfacción individual en el marco del desarrollo del grupo. Para cumplir con estos objetivos será de gran utilidad incorporar las prácticas de cooperación y reciprocidad existentes en las propias comunidades y en las que los niños son iniciados por sus padres y parientes. De esta manera, la escuela rural formará sujetos solidarios y participativos, que sepan respetar y valorar la diversidad de cualidades humanas y las utilicen en la búsqueda de un beneficio común. Pero es de vital importancia hablar acerca del maestro de la zona rural pues desde diferentes puntos de vista, la escuela rural tiene una importancia fundamental para el desarrollo. En esto coinciden expertos y autoridades educativas y las mismas comunidades campesinas. Sin embargo, las condiciones concretas en que los maestros rurales realizan día a día su tarea docente, se caracterizan por sus limitaciones y carencias. Los maestros se sienten impotentes para superar por sí mismos los problemas que afectan a la escuela rural y a su propio desempeño. Las dificultades que deben enfrentar generan actitudes pesimistas, que, involuntariamente, contribuyen a una rutina educativa que produce limitados resultados pedagógicos. Para superar los problemas es imprescindible adoptar un enfoque renovado. Una manera de ver y entender la enseñanza del niño campesino que se adapte a sus necesidades reales y que dé al profesorado las soluciones necesarias y factibles. Entonces podemos preguntarnos ¿Cuál debe ser la metodología de enseñanza en la escuela rural? Como bien sabemos, se requiere una transformación de la escuela rural. Sobre todo, debe haber un cambio en su orientación, sus contenidos y su metodología. Estos tres aspectos están estrechamente vinculados entre sí, a tal punto que no se puede modificar uno sin tocar los otros. En la escuela rural, un cambio en la metodología de la enseñanza supone la existencia de una estructura curricular adecuada a las características del medio. Si se ha logrado adecuar los contenidos y objetivos, será más fácil aplicar una metodología activa, capaz de conseguir que los niños trabajen con interés y entusiasmo. Si no se los ha adecuado, sólo queda el camino de la explicación verbal y la imposición de tareas poco motivadoras. Cuando el currículo es el que conviene a la realidad rural, se abren nuevos cauces para la metodología de enseñanza y será más fácil aprovechar el potencial educativo del medio, conseguir la participación activa de los alumnos y abrir las puertas a la participación de la comunidad. La necesidad de emplear una metodología diferente, que no sea meramente verbal, responde a la forma de concebir el acto de aprender y enseñar. Si se entiende que enseñar es que el profesor transmita un conocimiento y que aprender es recibir y guardar ese conocimiento, entonces puede bastar con la explicación oral, apoyada, si es posible, con material audiovisual. Pero esto no es así: el aprender es algo más que estar atento a la voz del profesor. El aprender es el resultado de un esfuerzo por conocer y comprender el objeto que se estudia. Consiste en acercarse a la realidad, observarla, examinarla, escuchar las explicaciones del profesor, elaborar ciertas conclusiones, contrastar las conclusiones propias con las conclusiones de los otros, leer los textos que se refieren al tema. Así se conseguirá, por obra de ese esfuerzo, un conjunto organizado de conceptos sobre aquello que se está estudiando. En la escuela, la observación es acompañada. Es una observación que el alumno realiza con otros que comparten la misma tarea, que se han propuesto lograr el mismo resultado. Y en este sentido, el principal acompañante es el profesor. Él es quien diseña las actividades de aprendizaje, orienta su desarrollo y dirige finalmente la sistematización de los resultados. En una metodología renovada, lo que cambia es el rol del profesor. No es que se prescinda de él: es que asume tareas diferentes. Cuando la metodología lleva a tomar contacto con la realidad, cuando es necesario operar sobre ella para conocerla, el profesor se convierte en el orientador de la tarea. Asume el rango original de "pedagogo", término que, según sus raíces griegas, significa "el que conduce a los niños", el que los orienta en su trabajo. En esta concepción, el profesor ya conoce lo que buscan los niños, pero no tiene prisa en decirlo. El les propone un problema, los orienta y los interroga para guiar su observación, incluso para que discutan sus resultados parciales. Y, cuando es necesario, les proporciona la información que requieren o les da las pistas para encontrarla. Es evidente que las conclusiones logradas por los niños son elementales, incipientes, apenas germen de un conocimiento más elaborado. Frente a esto, el profesor asume otra faceta en su papel. Sobre la base de lo que han conseguido los niños, él se encarga de organizar y completar la información de manera tal que, luego de su intervención, los alumnos vean enriquecidos sus hallazgos. En este sentido, no es simplemente un facilitador, una persona que conduce el diálogo y permite que los niños expongan lo que saben. Visto en forma panorámica, el trabajo escolar durante un cierto período -un bimestre, por ejemplo-, no es una sucesión de actividades fuera del aula ni una cadena de trabajos en grupo o tareas individuales. El trabajo escolar está formado por una serie de momentos en los que se alternan la explicación del profesor con actividades ejecutadas por los alumnos, pero en las cuales sigue presente el profesor. Este nuevo rol supone una actitud distinta hacia los niños. Es importante no considerarlos como un grupo de seres ignorantes de la materia, a quienes se debe tener quieto para que aprendan. Esto es frecuente en la ciudad, pero lo es más en el campo, donde pueden intervenir los prejuicios que algunos profesores tienen sobre los niños de sectores pobres. Es por ello que se debe concebir al alumno de la escuela rural como una persona capaz de aprender, con las mismas potencialidades que los niños del medio urbano, aunque con experiencias diferentes. En efecto, el niño campesino conoce en detalle la realidad rural y la conoce porque transita y trabaja en ella. Por esa razón, la comprensión que el niño campesino tiene de la naturaleza es amplia y profunda. Para él, la naturaleza no es sólo un paisaje: es su lugar de trabajo. El conocimiento del niño campesino debe ser valorado y, a la vez, considerado como la base para el aprendizaje. Es a partir de ese conocimiento que se va a construir otro que será, en cierto modo, su prolongación. La educación rural cuenta con el apoyo del estado o por lo menos eso es lo que se puede evidenciar en los siguientes artículos de la Ley General de la Educación: EDUCACIÓN CAMPESINA Y RURAL ARTICULO 64. Fomento de la educación campesina. Con el fin de hacer efectivos los propósitos de los artículos 64 y 65 de la Constitución Política, el Gobierno Nacional y las entidades territoriales promoverán un servicio de educación campesina y rural, formal, no formal, e informal, con sujeción a los planes de desarrollo respectivos. ARTICULO 65. Proyectos institucionales de educación campesina. Las secretarías de educación de las entidades territoriales, o los organismos que hagan sus veces, en coordinación con las secretarías de Agricultura de las mismas, orientarán el establecimiento de Proyectos Institucionales de Educación Campesina y Rural, ajustados a las particularidades regionales y locales. Los organismos oficiales que adelanten acciones en las zonas rurales del país estarán obligados a prestar asesoría y apoyo a los Proyectos institucionales. ARTICULO 67. Granjas integrales. Según le disponga el plan de desarrollo municipal o distrital, en los corregimientos o inspecciones de policía funcionará una granja integral o una huerta escolar anexa a uno o varios establecimientos educativos, en donde los educandos puedan desarrollar prácticas agropecuarias y de economía solidaria o asociativa que mejoren su nivel alimentario y sirvan de apoyo para alcanzar la autosuficiencia del establecimiento. ARTICULO 73. Proyecto educativo institucional. Con el fin de lograr la formación integral del educando, cada establecimiento educativo deberá elaborar y poner en práctica un Proyecto Educativo Institucional en el que se especifiquen entre otros aspectos, los principios y fines del establecimiento, los recursos docentes y didácticos disponibles y necesarios, la estrategia pedagógica, el reglamento para docentes y estudiantes y el sistema de gestión, todo ello encaminado a cumplir con las disposiciones de la presente ley y sus reglamentos. El Gobierno Nacional establecerá estímulos e incentivos para la investigación y las Innovaciones Educativas y para aquellas instituciones sin ánimo de lucro cuyo Proyecto Educativo Institucional haya sido valorado como excelente, de acuerdo con los criterios establecidos por el Sistema Nacional de Evaluación. En este último caso, estos estímulos se canalizarán exclusivamente para que implanten un proyecto educativo semejante, dirigido a la atención de poblaciones en condiciones de pobreza, de acuerdo con los criterios definidos anualmente por el CONPES Social. PARAGRAFO. El Proyecto Educativo Institucional debe responder a situaciones y necesidades de los educandos, de la comunidad local, de la región y del país, ser concreto, factible y evaluable. Decreto 1860 del 3 de Agosto de 1994 ARTICULO 14. Contenido del Proyecto Educativo Institucional. Todo establecimiento educativo debe elaborar y poner en práctica, con la participación de la Comunidad Educativa, un Proyecto Educativo Institucional que exprese la forma como se ha decidido alcanzar los fines de la educación definidos por la Ley, teniendo en cuenta las condiciones sociales, económicas y culturales de su medio. Aunque al momento de entrar en contacto con la realidad nos encontramos múltiples dificultades las cuales hacer que el quehacer pedagógico del los maestros se convierta en una verdadera odisea.